Introducción
Los árboles urbanos se definen como el arbolado de propiedad pública o privada que se encuentran dentro de un área urbana, y forman parte de la infraestructura (Akmal y Othman, 2012). Cabe indicar que, los árboles son los principales proveedores de servicios ecosistémicos en las zonas urbanas (Dobbs et al., 2011), al brindar diversos beneficios ambientales, sociales y económicos. Entre los ambientales: mejoran el microclima, almacenan dióxido de carbono, producen oxígeno, disminuyen la erosión del suelo, retienen partículas suspendidas, brindan refugio a diversas especies de fauna, entre otros (Niemelä et al., 2010; Escobedo et al., 2011). Los beneficios sociales comprenden el incremento de la salud física y mental, brindan confort a las personas que realizan actividades de recreación y esparcimiento en las áreas verdes (Jiang et al., 2014; Elmqvist et al., 2015). Mientras que, entre los económicos, se ha documentado que la presencia de áreas verdes arboladas puede aumentar la plusvalía de una zona residencial hasta 15 %, además de disminuir los gastos energéticos en enfriadores debido a su capacidad de regular la temperatura (Tovar, 2006; Egas, 2017).
Si bien, se reconocen ampliamente los beneficios que trae consigo el arbolado urbano; también si no se planea su plantación, generan problemas al entorno. Entre estos se pueden citar los costos por su establecimiento o mantenimiento (Tovar, 2006); los relacionados con la salud y bienestar de las personas, debido a que algunos taxones presentan atributos no deseables para el humano como la generación de sustancias volátiles, la presencia de compuestos tóxicos en semillas y frutos, las plagas y patógenos o aquellas especies que producen olores desagradables, por ejemplo los frutos en proceso de descomposición (Lyytimäki, 2017; Esquivel et al., 2021; Roman et al., 2021). Por otro lado, el polen y algunas semillas provocan alergias de tipo cutáneo o respiratorio que se agudizan en personas sensibles (Calaza e Iglesias, 2016; Lyytimäki, 2017).
Los problemas de tipo físico y mecánico generados por el arbolado urbano son los más reconocidos en trabajos previos. Los árboles representan un peligro al inducir daños visibles a la infraestructura urbana o a la integridad física de las personas (Tomao et al., 2015; Lyytimäki, 2017). Los principales de tipo físico se derivan del estado de físico del árbol y el entorno donde se desarrolla, o bien son derivados de algunos factores externos, como velocidad del viento, lluvia y nieve; lo que aumenta las probabilidades del colapso de un árbol o parte de él (Matheny y Clark, 2009; Roman et al., 2021).
Los problemas mecánicos responden a la interacción del árbol con el entorno en el que crece, son daños a la infraestructura, tuberías o inconvenientes con el cableado eléctrico, telefónico u otros (Calaza e Iglesias, 2016); los cuales disminuyen la seguridad de los peatones, ciclistas, automovilistas y hasta del mismo árbol, además de que reducen la estética de las áreas verdes y producen un gran problema económico para las administraciones, por los altos costos de reparación (McPherson, 2000; Roman et al., 2021).
Los daños a la infraestructura por el arbolado urbano, como el ocasionado a pavimentos, banquetas y jardineras se explican a partir de factores biológicos, sociales y ambientales. Dentro de los primeros, se han evaluado las variables de tasa de crecimiento, dimensiones del árbol, tipo de raíz y origen de la especie (Beltrán, 1979; Benavides et al., 2004; Akmal y Othman, 2012; Acosta, 2013; Rodríguez y Ferro, 2014; Giuliani et al., 2015; Alani y Lantini, 2020; Hilbert et al., 2020). Para los sociales, se han analizado las variables que describen al sitio en donde se encuentra el arbolado urbano, entre ellos: el historial de mantenimiento, uso de suelo y condición socioeconómica (Beltrán, 1979; Acuña, 1999; Akmal y Othman, 2012; Acosta, 2013). Los factores ambientales son los estudiados con más frecuencia, en función de variables como la precipitación, distancia a la infraestructura, condición del suelo y tipo de pavimento (Beltrán, 1979; Acuña, 1999; Benavides et al., 2004; Akmal y Othman, 2012; Giuliani et al., 2015; Alani y Lantini, 2020; Hilbert et al., 2020). Los estudios sobre este tema determinan las soluciones potenciales para disminuir dicha problemática, así como para mejorar las pautas de selección de taxones arbóreos en las áreas verdes urbanas.
Ante tal panorama, el objetivo del presente trabajo fue evaluar el daño al pavimento de los parques y plazas públicas de Puerto Vallarta, Jalisco causado por el tamaño y ubicación de los árboles; se identificaron los factores biológicos, sociales y ambientales que explican el nivel de daño a la infraestructura y se emitieron recomendaciones para evitarlos a largo plazo. Con base en el objetivo del estudio se propusieron tres predicciones relacionadas con los factores biológico, social y ambiental. Primero, se espera que los árboles con mayores dimensiones (diámetro del tronco, altura total y área de copa) causen un mayor daño a la infraestructura de los parques y plazas (Hilbert et al., 2020), debido a que dichos organismos requieren de más espacio para su desarrollo, el cual está restringido por una mala selección y planeación. Segundo, se espera que los individuos existentes en parques ubicados en zonas con una condición socioeconómica alta y media, presenten menor nivel de daño a la infraestructura, que los localizados en parques de zonas con una condición socioeconómica baja (Acuña, 1999); lo anterior, debido a que las autoridades o habitantes de zonas de alto y medio nivel socioeconómico tienden a reparar (o prevenir) en mayor medida los daños ocasionados a la infraestructura. Finalmente, se espera que a una menor distancia entre los árboles y la infraestructura se observará un mayor nivel de daño (Akmal y Othman, 2012; Alani y Lantini, 2020), porque el espacio requerido para el crecimiento de los árboles no es respetado, lo cual es crucial para evitar el daño.
Materiales y Métodos
Área de estudio
El área de estudio se ubica en Puerto Vallarta, municipio que se localiza en la región Costa Norte del estado de Jalisco, México (Figura 1). Limita al norte con Nayarit, al sur con el municipio Cabo Corrientes y Talpa de Allende; al este con San Sebastián del Oeste y Mascota y al oeste con el océano Pacífico (Semar, 2016). La ciudad de Puerto Vallarta se ubica geográficamente entre las coordenadas 20°28’ y 20°56 N, y 104°58’ y 105°20’ O, a una altitud de 2 m. Su extensión territorial es de 1 300.67 km2 (Semar, 2016). Puerto Vallarta tiene una población de 291 839 habitantes (Inegi, 2020).
La ciudad de Puerto Vallarta se encuentra rodeada de bosque tropical caducifolio y subcaducifilio (Ramírez-Delgadillo y Cupul-Magaña, 1999). Dentro de ella, se seleccionaron 14 áreas verdes como sitios de estudio, los cuales incluyeron parques y plazas públicas distribuidos a lo largo y ancho de toda la ciudad; áreas verdes con afluencia constante de habitantes locales, turistas nacionales y extranjeros, de libre y fácil acceso, pero sobre todo que se localizaran en partes de la ciudad que permitieran el trabajo en condiciones de seguridad (Figura 1).
Factores biológicos
En cada parque y plaza pública seleccionados, se censaron y midieron todos los individuos leñosos, palma o árbol, con un diámetro a la altura del pecho (( 6.37 cm (Perímetro = 20 cm), diámetro que asegura que el individuo se ha establecido y tendrá continuidad de crecimiento. La identidad de las especies y su nombre científico se corroboró en la base de datos global Tropicos (https://www.tropicos.org/home). Las medidas obtenidas fueron diámetro a la altura de pecho (cinta diamétrica Forestry Suppliers, IC 283D/5M), altura total (pistola Haga 1950) y área de copa (cinta Truper TFC-50ME). Para los individuos ramificados, se sumó el diámetro de todos los troncos. El área de la copa se obtuvo a partir de los dos principales diámetros de la copa, uno de norte a sur y otro de este a oeste.
Factor social
La variable para describir el factor social fue el mantenimiento de la infraestructura en zonas con diferente nivel socioeconómico, la cual ha sido considerada en otros trabajos y se ha relacionada con la posibilidad de reparación de los daños a la infraestructura (Akmal y Othman, 2012; Olivero-Lora et al., 2019). La reparación del daño puede ser por parte de las autoridades locales o de los usuarios. Esta variable se obtuvo a partir de la valuación por zona, se consideró como referencia el material y aspecto del pavimento (empedrado, concreto, adoquín, con baches o sin baches), presencia de comercio ambulante, cableado subterráneo o aéreo, casas de interés social, cercanía a zonas comerciales, entre otros.
Factor ambiental
Se representó con la variable de distancia a la infraestructura, interpretada como el espacio disponible del árbol para crecer; para ello, se midió el espacio entre la base del árbol y la infraestructura más cercana, como pueden ser una acera, banqueta, andador o bordes que delimitan una jardinera; la infraestructura estuvo elaborada, principalmente, por cemento adoquín (Acuña, 1999; Benavides et al., 2004).
Nivel de daño
Para cuantificar el daño causado por el tamaño y la ubicación del árbol, se consideraron e integraron dos variables: la condición de la infraestructura (pavimento) y el porcentaje de daño sobre la infraestructura. La primera se evaluó con la presencia o ausencia de daño a la infraestructura causado por un árbol, a partir del trazo imaginario de un círculo alrededor del individuo árboreo, con una medida estandarizada de un metro de radio, en el cual se categorizó su alteración y se le asignó un puntaje del 0 a 3 (Cuadro 1). El área estandarizada alrededor del árbol se estableció para comparar sistemáticamente a los individuos que generaron grietas y levantamiento del pavimento, independientemente, del registro de las variables relacionadas con los factores biológico, social o ambiental.
El porcentaje de daño sobre la infraestructura se evaluó a partir del daño visible alrededor del árbol o palma. Para fines de este trabajo, el daño sobre cimientos, drenajes, bardas o cualquier otro tipo de construcción no se consideró porque en las áreas verdes estuvieron ausentes. A partir del trazo imaginario de un círculo alrededor del individuo árboreo, con aproximadamente un metro de radio, se determinó el porcentaje de daño dentro del círculo, el cual correspondió a una de las cinco categorías ya establecidas y con un puntaje asignado (Cuadro 2).
Finalmente, para cada individuo, árbol o palma, se sumó el puntaje de las variables de condición de la infraestructura y el porcentaje de daño, el cual correspondió a un puntaje total y una categoría de daño (Cuadro 3). El nivel de daño se determinó en las especies con (10 individuos y presentes en cualquiera de todas las áreas verdes bajo estudio, para que los patrones identificados fueran representativos de las especies más abundantes o frecuentes.
Nivel de daño | Puntaje | Descripción | Color |
---|---|---|---|
Sin daño | 0 | Árbol o palma que no causa grietas ni daño a la banqueta o infraestructura. | |
Poco daño | 1-2 | Árbol o palma que puede presentar grietas leves y un porcentaje de daño sobre la infraestructura menor o igual al 20 %. | |
Daño moderado | 3-5 | Árbol o palma que puede presentar de grietas leves a grietas y levantamiento, y un porcentaje de daño sobre la infraestructura del 21 al 60 %. | |
Daño severo | 6-8 | Árbol o palma que puede presentar grietas y levantamiento severo y un porcentaje de daño sobre la infraestructura del 60 al 100 %. |
Análisis de datos
Se realizaron pruebas no paramétricas de Kruskal-Wallis (como valor de Chi-cuadrada; (2) para examinar las diferencias entre los niveles de daño al pavimento y las variables biológicas (diámetro de tronco, altura total, área de copa) y la ambiental (distancia a la infraestructura). Por medio de un análisis de contingencia (prueba de Chi-cuadrada; (2) se evaluaron las diferencias en el nivel de daño a la infraestructura y la variable social (condición socioeconómica). Para visualizar las similitudes en el nivel de daño a la infraestructura de las especies leñosas se realizó un escalamiento multidimensional no métrico (NMDS) mediante el índice de Bray-Curtis (Hammer et al., 2001) como índice de agrupamiento. Los análisis se hicieron con el programa JMP 8.0 (Proust, 2008) y el programa PAST ® 3.25 (Hammer et al., 2001).
Resultados
En los 14 parques y plazas públicas censados, se registró un total de 1 223 árboles o palmas pertenecientes a 36 familias, 78 géneros y 96 especies. De los 20 taxones más abundantes y frecuentes (Cuadro 4), Cocus nucifera L. (COCNUC) y Tabebuia rosea (Bertol.) DC. (TABROS) fueron los más abundantes (Figura 2); se cuantificaron 1 091 individuos, de los cuales 663 correspondieron a especies introducidas y 428 a nueve nativas.
Núm. | Especie | Código | Familia | Nombre común | O&D |
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1 | Adonidia merrilli Becc. | ADOMER | Arecaceae | Kerpis | I |
2 | Byrsonima crassifolia (L.) Kunth | BYRCRA | Malpighiaceae | Nance | N |
3 | Cassia fistula L. | CASFIS | Fabaceae | Lluvia de oro | I |
4 | Cocos nucifera L. | COCNUC | Arecaceae | Cocotero | I |
5 | Delonix regia (Bojer ex Hook.) Raf. | DELREG | Fabaceae | Tabachín | I |
6 | Dypsis lutescens Beentje & J. Dransf. | DYPLUT | Arecaceae | Areca | I |
7 | Enterolobium cyclocarpum (Jacq.) Griseb. | ENTCYC | Fabaceae | Parota | N |
8 | Ficus benjamina L. | FICBEN | Moraceae | Benjamina | I |
9 | Ficus insipida Willd. | FICINS | Moraceae | Higuera | N |
10 | Ficus lapathifolia (Liebm.) Miq. | FICLAP | Moraceae | Amate | N |
11 | Pithecellobium dulce (Roxb.) Benth. | PITDUL | Fabaceae | Guamúchil | N |
12 | Roseodendron donnell-smithii (Rose) Miranda | ROSDON | Bignoniaceae | Primavera | N |
13 | Roystonea regia (Kunth) O.F. Cook | ROYREG | Arecaceae | Palma real | I |
15 | Simarouba glauca DC. | SIMGLA | Simaroubaceae | Pistacho | N |
15 | Spathodea campanulata P. Beauv. | SPACAM | Bignoniaceae | Galeana | I |
16 | Swietenia humilis Zucc. | SWIHUM | Meliaceae | Caoba | N |
17 | Syagrus romanzoffiana (Cham.) Glassman | SYAROM | Arecaceae | Palma plumosa | I |
18 | Syzygium cumini (L.) Skeels | SYZCUM | Myrtaceae | Uvilla | I |
19 | Tabebuia rosea (Bertol.) DC. | TABROS | Bignoniaceae | Rosamorada | N |
20 | Terminalia catappa L. | TERCAT | Combretaceae | Almendro | I |
O&D = Origen y distribución; I = Introducida; N = Nativa.
Los individuos sin daño al pavimento por su ubicación representaron 83.5 % del total evaluado, 12.5 % alcanzaron el nivel de poco daño, 2.9 % daño moderado y 1.1 % se relacionó con daño severo (Figura 2). Las especies que provocaron daño moderado y severo fueron Enterolobium cyclocarpum (ENTCYC), Ficus lapathifolia (Liebm.) Miq. (FICLAP), Ficus insipida Willd. (FICINS) y Simarouba glauca DC. (SIMGLA). De acuerdo al nivel de daño ocasionado por los 20 taxones, se asignó una recomendación para su uso en distintas áreas verdes urbanas.
Seis grupos de especies se formaron de acuerdo con el nivel de daño asociado al pavimento (Figura 3). El análisis de escalamiento multidimensional no métrico (NMDS) mostró que uno de los grupos está conformado por 10 taxones, los cuales registraron abundancias intermedias, de 40 a 85 individuos, que suelen ocupar todas las categorías de daño. Otro de los grupos se conformó por las especies más abundantes: C. nucifera (COCNUC) y T. rosea (TABROS), para las cuales la mayoría de sus individuos no se relacionó con un daño. El resultado del NMDS mostró ser significativo con un valor de stress de 0.05.
Los colores representan a los seis grupos identificados. Las especies que se muestran con equis (x) tienen individuos que causaron daño severo. El nombre completo de la especie puede consultarse en el Cuadro 4.
Las variables biológicas, o dasométricas explican significativamente el nivel de daño al pavimento ocasionado por el tamaño y la ubicación de los individuos de árboles y palmas (Figura 4). El mayor nivel de daño lo generaron los individuos con un diámetro de tronco más grande ((2 = 36.82, p <0.001; Figura 4a), más altura ((2 = 33.33, p <0.001; Figura 4b) y mayor área de copa ((2 = 54.02, p <0.001; Figura 4c). La prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis evidenció diferencias en el nivel de daño a diferentes distancias de la infraestructura ((2 = 12.08, p = 0.0071; Figura 4d).
El nivel socioeconómico, como factor social, explicó significativamente la posibilidad de reparación del daño ocasionado por los individuos leñosos a la infraestructura (Figura 5). A partir del total de árboles y palmas por nivel socioeconómico, el mayor porcentaje de individuos que causaron daño severo se presentó significativamente en el nivel bajo (3 %), con respecto a los niveles medio (1.6 %) y alto (0.2 %; (2 = 83.1, p <0.001). En los parques y plazas localizadas en zonas socioeconómicamente altas, se presentó significativamente un mayor número de individuos no asociados a un daño (92.5 %), con respecto al medio (74.3 %) y bajo (84.9 %). Lo anterior se explica por la posibilidad de reparación de la infraestructura dañada, y aparenta una falta de daño por la mala ubicación de las especies arbóreas.
Discusión
El presente estudio mostró que los árboles y palmas más abundantes en parques y plazas públicas de Puerto Vallarta son principalmente especies introducidas y no causan algún daño a la infraestructura. Muchas de ellas fueron introducidas en América con el propósito específico de usarse como ornamentales por sus altos valores estéticos, y en consecuencia, se han plantado masivamente; por lo que es común encontrar más taxones introducidos que nativos en las ciudades de Latinoamérica.
Puerto Vallarta no es la excepción, ya que más de 60 % de los árboles y palmas censadas son introducidas; las más abundantes son T. catappa, C. nucifera, R. regia y F. benjamina, resultado similar al registrado por Román-Guillén et al. (2019), quienes destacan casi las mismas especies en su diagnóstico de árboles de alineación en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
A pesar de que la mayoría de especies e individuos observados en las áreas verdes evaluadas de Puerto Vallarta eran introducidas, los árboles, que por su tamaño y ubicación causaron un mayor nivel de daño, fueron los de origen nativo. Sin embargo, esta situación no es mala, sino al contrario, muestra que son árboles relictos, ejemplares que se encontraban en el sitio mucho antes de su modificación. Es posible que las construcciones de las plazas o parques estudiados respetaron y conservaron algunos individuos árboreos establecidos originalmente en los sitios; aunque no se les dio suficiente espacio para su posterior crecimiento y desarrollo.
Delonyx regia, E. cyclocarpum, F. benjamina, F. insipida, R. donnell smithii y S. glauca fueron de las más frecuentes en provocar daño al pavimento. Las tres primeras declaradas como no aptas para plantaciones en espacios reducidos (Acosta, 2013), ya que poseen raíces agresivas y de amplia extensión. En tanto que el daño causado por F. lapathipholia y F. insipida se explica porque son especies nativas que probablemente ya existían antes de la creación de dichas áreas verdes, y cuyo espacio requerido no se respetó. Además, estas especies crecen de forma silvestre en las montañas aledañas a Puerto Vallarta. Roseodendron donnell-smithii y S. glauca raramente se citan en estudios de daño a la infraestructura; por lo que este estudio constituye el primer registro sobre el particular.
Cabe resaltar, que los individuos de A. altilis y F. elastica causaron, por su ubicación, un nivel grave de daño al pavimento; sin embargo, no se tuvo el número mínimo de individuos para incorporarlas en el análisis. En el Cuadro 5 se exhiben las especies arbóreas responsables de mayor daño a la infraestructura y se indican cuáles se documentan en estudios realizados en zonas tropicales.
Especies | Autores | ||||
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Presente estudio | Vargas, 2010 | Román-Guillén et al., 2019 | Acosta, 2013 | Benavides et al., 2004 | |
Enterolobium cyclocarpum (Jacq.) Griseb. | * | * | |||
Ficus benjamina L. | * | * | * | * | |
Terminalia catappa L. | * | ||||
Artocarpus altilis (Parkinson) Fosberg. | * | ||||
Delonix regia (Bojer ex Hook.) Raf. | * | * | * | * | |
Ficus insipida Willd. | * | ||||
Ficus laphatifolia (Liebm.) Miq. | * | ||||
Ficus elastica Roxb. ex Hornem. | * | * | * | * | |
Spathodea campanulata P. Beauv. | * | * | * | ||
Dypsis lutescens Beentje & J. Dransf. | * | * |
La identificación de seis grupos de especies, a partir de los datos de nivel de daño y abundancia, permite transmitir mensajes más claros sobre su utilización a los tomadores de decisiones. En especial, se agruparon aquellos taxones que causaron mayor daño y que no son de las más abundantes en los parques y plazas públicas de Puerto Vallarta. Asimismo, con un análisis estadístico robusto se presenta lo que perciben los habitantes de Puerto Vallarta; es decir, que C. nucifera (COCNUC) y T. rosea (TABROS) son las más abundantes y no causan daño al pavimento, información que coincide con lo indicado en otros estudios (Bueno et al., 2021).
El uso del análisis de escalonamiento multidimensional no métrico (NMDS) probó ser una herramienta efectiva y útil para agrupar especies que causan similar nivel de daño a la infraestructura; cabe señalar que hasta ahora no se ha usado en la literatura publicada.
Los árboles que indujeron daño moderado a severo a la infraestructura (pavimento) fueron los de las mayores dimensiones, lo que correspondió a 4 % del total. La hipótesis planteada se cumplió, la cual planteaba que los árboles con diámetro a la altura del pecho, altura total y área de copa mayores, así como su ubicación causaron el mayor daño a la infraestructura (pavimento); lo anterior concuerda con el estudio de Hilbert et al. (2020). Los árboles entre más grandes requieren de más disponibilidad de espacio para desarrollarse, sin importar el tratamiento de poda que se aplique en las áreas verdes urbanas.
Con respecto a la predicción sobre que a menor distancia entre los árboles e infraestructura se observaría un mayor nivel de daño, se determinó que la mayoría de los árboles causantes de daño moderado y severo, se localizaban a menos de 2 m de distancia a la infraestructura (pavimento). Lo anterior fue un resultado generalizado, y solo algunos individuos de A. merrilli, con diámetro a altura del pecho de 6.4 a 20.2 cm y altura total entre 3 y 11 m no provocaron ningún tipo de daño al pavimento; a pesar de encontrarse a una distancia de cero metros a cualquier edificación. Esto muestra que un atributo importante por considerar es la distribución del crecimiento de la raíz, ya que no es lo mismo plantar, a igual distancia de la infraestructura, un tabachín (D. regia) que posee raíces superficiales y agresivas; una palma real (R. regia) cuyas raíces son fibrosas; o una rosamorada (T. rosea) de raíz pivotante y con pocas laterales (Esquivel et al., 2020).
De la misma forma, para el factor ambiental es importante considerar, en próximos estudios, el tipo de pavimento aledaño a los arriates de los árboles, ya que según Beltrán (1979) y Giuliani et al. (2015) existen menores probabilidades de daño, si la infraestructura más cercana al árbol es de concreto hidráulico, pues su composición es más dura y con menos porosidad. Este dato puede explicar, en parte, los resultados obtenidos con el factor social, en el cual se planteaba que las zonas con bajo nivel socioeconómico presentarían mayor evidencia de daño a la infraestructura, debido a la menor posibilidad o disponibilidad de repararla por parte de las autoridades locales o usuarios cercanos al área verde; también puede deberse a una mala planeación inicial, un insuficiente recurso para el establecimiento y mantenimiento de los árboles, o un nulo interés por parte de las autoridades municipales para la reparación del daño (Tovar, 2006). Con base en lo anterior, el tipo y calidad del pavimento es una característica que varía entre zonas socioeconómicas.
Conclusiones
En los parques y plazas públicas de Puerto Vallarta, la mayoría (85 %) del arbolado y palmas se ubican a una distancia que no causará daño considerable al pavimento. Las especies que por su porte en estado maduro se les asocia con un daño a la infraestructura de moderado a severo son: E. cyclocarpum, F. benjamina, F. laphatifolia, F. insipida y S. glauca; cuatro de ellas, son nativas que posiblemente ya se encontraban antes de la creación de los parques y plazas públicas, y cuyo espacio requerido para su desarrollo no se respetó.
Los factores biológicos, ambientales y sociales evaluados explican, de forma significativa, la asociación del daño a la infraestructura, destaca el tamaño de los individuos. Para disminuir el daño por parte de los árboles y palmas a la infraestructura, se recomienda seleccionar adecuadamente las especies por usar y, sobre todo, conocer sus atributos biológicos y requerimientos ecológicos para darles el espacio suficiente para su desarrollo.