En el estado de Guerrero, se tienen documentadas 4.3 millones de hectáreas de ecosistemas forestales (67 % del territorio estatal), 1.9 millones (30 %) corresponden a bosques templados propensos al ataque de insectos barrenadores, defoliadores, descortezadores, plantas parásitas y algunas enfermedades (Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible A. C., 2008). Para el caso de los barrenadores, la superficie afectada, hasta el 2020, era de 45.69 hectáreas (Conafor, 2021). Estos organismos incluyen numerosas especies de lepidópteros y coleópteros considerados de importancia económica para muchas especies forestales, en particular para los pinos. Con respecto a los lepidópteros nocivos, se citan a los tortrícidos incluidos en los géneros Apolychrosis (Amsel, 1962), Choristoneura (Lederer, 1859), Eucosma (Hübner, 1823), Retinia (Guenée, 1845) y Rhyacionia (Hübner, 1825) (Lepidoptera: Tortricidae); asimismo, especies como Synanthedon cardinalis (Dampf, 1930) (Lepidoptera: Sessidae) se han registrado solo para algunos estados de la república mexicana, aunque Cibrián et al. (1995) no les otorgan trascendencia económica.
En la citada entidad, las especies de barrenadores no se han identificado en su totalidad; la estimación de los daños tampoco ha sido documentada, pese a la relevancia de los pinos en las comunidades de la Montaña de Guerrero, donde sus habitantes aprovechan la madera para la construcción de viviendas y como combustible; además, con su comercialización obtienen un ingreso económico que contribuye a su economía familiar.
En la comunidad Plan de Guadalupe, municipio Atlamajalcingo del Monte, Guerrero se han observado larvas de un insecto que daña a los pinos, los cuales presentan marchitamiento y algunos de ellos mueren en pie; dicha situación ha inquietado a los pobladores de la localidad, debido a que están perdiendo cobertura vegetal. Por ello, el objetivo del presente trabajo fue identificar al insecto que ocasiona daños a los pinos, además de evaluar el nivel de infestación en fragmentos de bosque de la comunidad de estudio.
Plan de Guadalupe pertenece a la región de La Montaña, y se localiza a 2 050 msnm, entre los 17°10’ y 17°21’ N, y 98°30’ y 98°39’ O; colinda al norte con los municipios Malinaltepec, Copanatoyac y Xalpatláhuac, al este con Xalpatláhuac y Metlatónoc, al sur con Metlatónoc y Malinaltepec, y al oeste con Malinaltepec y Copanatoyac (Inegi, 2022) (Figura 1).
El tipo de clima en la comunidad es C(w2)(w) correspondiente al templado subhúmedo con lluvias en verano (INEGI, 2008). La vegetación predominante es bosque de pino-encino y encino-pino (Inegi, 2022).
Se seleccionaron tres áreas de muestreo en conjunto con las autoridades de la comunidad, con base en la presencia de pinos con follaje amarillento o seco, resina en los fustes y pequeños orificios. Los síntomas anteriores se presentan en manchones del bosque, por lo que las áreas de muestreo tuvieron diferente tamaño y forma: dos de ellas separadas solo por 50 m de distancia y la tercera a 2 km de distancia de las otras dos (Figura 1). En cada área se estableció un cuadrante de 400 m2, donde se llevaron a cabo tres muestreos en diferentes fechas (marzo, abril y septiembre de 2021), a partir de la propuesta metodológica de Pacheco-Flores et al. (2006).
Para la descripción y la determinación del nivel de infestación, se realizó el siguiente procedimiento: a) registro y marcado de los pinos dañados con base en la presencia de grumos sobre el fuste; b) conteo del número de grumos y altura a la que se ubicaron; y c) categorización del nivel de infestación, mediante la adaptación de la clasificación propuesta por Billings y Espino (2005) para insectos descortezadores:
Nivel 1. El árbol presenta la copa verde y grumos de resina fresca.
Nivel 2. El árbol se está infestado por larvas dentro de la corteza, y presenta la copa amarillenta con grumos secos y duros a lo largo del fuste.
Nivel 3. Se caracteriza porque el árbol presenta la copa rojiza o de color marrón, así como de árboles muertos y sin hojas.
Con base en la metodología propuesta por Márquez (2005), de los fustes afectados se extrajeron las larvas con un machete, se removió la corteza dañada para localizar su ubicación, se tomaron con una pinza para depositarlas en frascos transparentes y posteriormente se trasladaron al Laboratorio de Entomología de la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero (UIEG) para procesarlas y fijarlas en alcohol al 70 %. Además, se recolectaron pupas que se monitorearon cada tres días, hasta la emergencia del adulto en los meses de mayo y junio.
La determinación de la especie se se realizó utilizando material bibliográfico de Cibrián et al. (1995; 2015). Asimismo, los adultos criados en el laboratorio se compararon con la descripción de Beutelspacher (1983) y Hernández (1983). Los ejemplares recolectados se resguardaron en la colección biológica del Laboratorio de Entomología de la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero.
El insecto responsable de los daños en los pinos en la comunidad de estudio correspondió a S. cardinalis, comúnmente conocida como palomilla resinera o barrenador del pino. La especie se recolectó en el fuste de los árboles con presencia de grumos de resina de color rosa claro. Se observó que la larva al desarrollarse construye túneles en el floema y la zona del cambium (Figura 2). Las pupas son de color café rojizo, que en promedio miden entre 1.5 a 2.0 cm de longitud y 0.5 cm de ancho. Los adultos son palomillas de 2.5 a 3.0 cm de expansión; las alas presentan escamas de color naranja rojizo y la venación de color negro. Para el estado de Guerrero, es el primer registro de S. cardinalis como una especie plaga de importancia forestal.
En los sitios muestreados, se registró un total de 694 árboles de pino, 64 de los cuales tenían un barrenador (9.22 %). Asimismo, 59 (8.50 %) de estos individuos presentaron daño nivel 1, dos (0.28 %) nivel 2, y dos (0.28 %) nivel 3. En el sitio 1, que reunía 348 pinos, se contabilizaron 13 individuos dañados (3.73 %), siete en el primer muestreo, dos en el segundo y cuatro en el tercero. En el sitio 2, con un total de 111 pinos, 33 mostraron infestación (29.72 %), y fue en el primer muestreo cuando se reconocieron 32 individuos, mientras que en el tercero se sumó un caso más. En el sitio 3, hubo un total de 235 pinos y 18 infestados (7.6 %), en el muestreo 1 se registraron 16 individuos afectados (6.80 %), y en el último se agregaron dos pinos más.
Los grumos se detectaron a distintas alturas del fuste, en un intervalo de 0 a 2.5 m de altura sobre el nivel del suelo; sin embargo, los promedios muestran que en general estos se ubicaron entre 0.5 y 1.25 m de altura, sin llegar a infestar la parte media o alta del fuste (Cuadro 1).
Sitio | Promedio de altura (+1ES) de ubicación de los grumos (m) | Número de grumos por árbol (media+1ES) | Diámetro normal del hospedante (cm) |
---|---|---|---|
1 | 1.25 (0.102) | 1.75 (0.250) | 6.90 |
2 | 0.61 (0.096) | 3.76 (0.656) | 9.70 |
3 | 0. 53 (0.131) | 1.78 (0.374) | 11.28 |
ES = Error estándar.
Se observó que los árboles afectados por S. cardinalis tuvieron un promedio del número de grumos por árbol de 1.75 a 3.76 (Cuadro 1), lo cual puede designarse como una infestación relativamente baja. Excepcionalmente, se encontró un árbol con hasta 19 grumos en el sitio 2, dato que sin duda influyó en el promedio de ese sitio. El intervalo del diámetro normal de los individuos muestreados fue de 2 a 36 cm, con un promedio de 9.6 cm. Los promedios por sitio fueron 6.90, 9.70 y 11.28, respectivamente (Cuadro 1).
Cibrián et al. (1995) refirieron que S. cardinalis en México no es una plaga de importancia económica y la clasifican como una especie de barrenador secundario que no causa la muerte de los árboles, lo que coincide con los resultados de este estudio. Peralta-Méndez y Alba-Landa (2004) han documentado la muerte de pinos en el estado de Veracruz (Naolinco) causada por dicho insecto, pero en los sitios estudiados la mortalidad atribuida al mismo fue de solo 0.43 %. Sin embargo, Del Río (1990) señaló que los daños ocasionados por la larva de la palomilla resinera son el deterioro primario, y que bastaría que una palomilla hembra ovopositara en un individuo durante tres generaciones para que este muriera; por lo que es importante realizar su monitoreo, así como el de otros insectos en los bosques templados de la región de La Montaña.
En las áreas muestreadas de la comunidad Plan de Guadalupe, los árboles atacados presentaron resina seca y fresca de color rosado y rojizo. Del Río (1990) citó para la región forestal purépecha, estado de Michoacán, que S. cardinalis se manifiesta a lo largo del fuste a partir del suelo y se congrega en determinados sitios (alrededor de las ramas), similar a lo identificado en los pinos de la comunidad Plan de Guadalupe. Por otro lado, el intervalo (1 a 19) del número de grumos por individuos de Pinus pseudostrobus es semejante a lo referido por Ruíz-Montiel et al. (2018), quienes indican de 1 a 10 grumos para P. patula Schltdl. & Cham. en el centro de Veracruz. Además, registraron datos similares en P. rudis Endl. y P. teocote Schltdl. & Cham.
El promedio del diámetro de los arboles atacados fue de 9.6 cm, valor acorde a lo descrito por Ruíz-Montiel et al. (2018), quienes señalan que los árboles afectados por la palomilla resinera tuvieron diámetros menores a 10 cm.
La altura de los grumos registrados en los diferentes individuos estuvo entre 0 y 2.5 m; al respecto, Hernández (1983) consignó que los daños de S. cardinalis en P. montezumae Lamb. se presentaron en árboles de 10 a 59 cm de diámetro normal, con alturas de 7 a 12 m, mientras que en P. patula fue de 1 a 9 m de altura. Una posible explicación se refiere a que las hembras de S. cardinalis prefieren ovipositar en sitios con mayor actividad larvaria. Gentry y Wells (1982) documentan que la resina mezclada con heces de larvas (grumo) estimula a las hembras de este insecto a ovipositar, lo que indica que las especies del género Pinus son buenos hospedantes.
Los árboles revisados y cuantificados mostraron relictos de resina seca, además de alteraciones o deformidades en el fuste y resina fresca, lo que indica que la presencia previa de las larvas, que algunas emergieron y otras están en desarrollo.
En la comunidad Plan de Guadalupe no se estimó el impacto económico y, de acuerdo con su nivel de infestación, S. cardinalis se comporta como una plaga secundaria. No obstante, es necesario realizar el monitoreo en las áreas estudiadas y otras de la Región de la Montaña para conocer tanto la distribución del insecto como su dinámica.
El registro de S. cardinalis es el primero para el estado de Guerrero. Asimismo, los niveles de infestación en las áreas muestreadas confirman que, hasta ahora, no es una plaga de importancia económica en el área de estudio.