Desde hace ya más de 20 años el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA, España) y la Fundación Gego de Caracas mantienen una muy buena relación de colaboración. Ésta nació de un primer contacto en el año 2000, cuando realizamos en el MACBA Campos de fuerza, exposición comisariada por Guy Brett, que proponía un recorrido transversal por un periodo de la historia del arte comprendido entre 1920 y 1970. La Fundación prestó entonces gran cantidad de obras de la artista. Pocos años después, en 2006, el MACBA organizó una exposición antológica, comisariada por Manuel Borja Villel y Bartomeu Marí: Gego. Desafiando estructuras, la cual reunió más de 130 piezas realizadas por la artista entre 1958 y 1988 (Bois, Amor, Brett y Peruga, 2006). Fruto de la buena relación institucional se hizo al MACBA un generoso depósito de obras de Gego por parte de la Fundación.
Durante estos últimos 20 años, el reconocimiento internacional de la figura de la artista ha sido cada vez más significativo. El fondo de obras depositadas en el MACBA nos ha acompañado, ya sea en exposiciones en nuestro museo o en préstamos para otras instituciones nacionales e internacionales. A lo largo de este camino, y desde el punto de vista de conservadores-restauradores, nos hemos ido acercando a comprender mejor el mundo creativo de Gego.
Con motivo tanto de la exposición Gego: Midiendo el infinito en el Museo Jumex en la Ciudad de México (19 de octubre de 2022-5 de febrero de 2023), comisariada por Pablo León de la Barra y Cindy Peña, como de su posterior itinerancia al Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, Gego: Measuring Infinity (31 de marzo-10 de septiembre de 2023), los organizadores solicitaron al MACBA varias de las obras de Gego que tenemos depositadas en nuestra colección (González y Peña, 2022)..
El placer de visitar la exposición de Gego en el Museo Jumex nos hace reflexionar sobre el mundo que se desarrolla detrás de ella. ¿Cómo llega la obra a su exhibición? ¿Qué recorrido hacemos con ella hasta abrirla al público?
Para la exposición del Museo Jumex el MACBA ha prestado un total de 12 obras de la artista, pertenecientes al citado fondo que la Fundación depositó en nuestro Museo.
En este artículo pondremos dos ejemplos de manipulación y exposición conservativas de sendas obras de Gertrud Goldschmidt, conocida como Gego (Hamburgo, 1912-Caracas, 1994).
El equipo de conservadores-restauradores del MACBA realizó una serie de acciones conservativas para que las obras de la artista viajaran acompañadas desde su salida en Barcelona hasta su llegada a la Ciudad de México, y para su posterior instalación en el Museo Jumex.
En general, las esculturas de Gego están compuestas de líneas, redes y mallas gravitacionales que se entrecruzan en el vacío y modelan estructuras espaciales, cuya fragilidad, aunado al hecho de que siempre requieren un cuidado especial, dificulta su traslado e instalación.
En primer lugar exponemos las características de Reticulárea cuadrada, obra formada por tres elementos (de 95 x 95 x 366 cm de alto): una base cuadrada de hierro pintado de negro mate, un cuerpo de alambres creando planos paralelos que se deposita sobre la peana original negra y, encima de este cuerpo, uno más, de mayor longitud y misma estructura de alambres, suspendido del techo en cuatro puntos (Figura 1).
Cada cuerpo viaja en una caja propia, y en en la parte inferior de una de ellas se transporta también la base negra de hierro.
Las cajas están diseñadas con un travel-frame interior, o jaula, donde los cuerpos van suspendidos con cinta de algodón para evitar daños irreparables en su estructura. La parte de esta obra que tiene la mayor longitud siempre está almacenada en posición vertical en la jaula, pero cuando viaja en carga aérea se tiene que cambiar su posición debido a los requerimientos de las naves aéreas, que en lo que se refiere a altura tienen un límite en las bodegas de transporte. Una vez que la obra llega a destino es importante volver a colocar la caja en posición vertical y esperar de 24 a 48 horas para abrirla. Así evitamos cualquier choque térmico y dejamos que los alambres regresen a su posición original (Figura 2).
Para la instalación de esa obra en la sede de destino siempre tenemos que dar instrucciones previas. En este caso, como la Reticulárea cuadrada no tiene un peso elevado, no es necesario reforzar techos para instalarla, siempre y cuando éstos ofrezcan garantías de soportar de 50 a 100 kg. En el Museo Jumex se hicieron agujeros en el techo de placa de yeso laminado y se pusieron unos ganchos (“angelitos”) para después poder pasar los hilos de náilon. Al estar sujeta al techo en cuatro puntos, la mejor opción para nivelar la obra es poner algún tipo de stopper tocando el techo, para conseguir una posición horizontal perfecta en esos puntos de sujeción (Figura 3).
Por lo general, todos los objetos tridimensionales de tamaño medio y grande van colgados del techo con hilos de náilon, tipo hilo de pescar, o hilo de acero trenzado muy fino.
Si bien es importante seguir las indicaciones previas en cuanto a los puntos seguros de sujeción de esas obras en el techo o pared, la dificultad en su instalación viene dada por su manipulación. Así pues, en el caso de la instalación de la Reticulárea cuadrada, primero se retira la jaula de madera del interior de la caja y se acerca a su ubicación sin manipular todavía la obra. Ésta no se extrae de la jaula, sino cuando todo está preparado para poder colgarla. En nuestro caso, la jaula de transporte tiene ruedas para acercarse lo más posible al punto de sujeción sin tener que manipular la pieza.
Para la exposición de Gego en el MACBA diseñamos un objeto tipo escuadra, al cual llamábamos “jamonero” (parecía un soporte para cortar jamón a la inversa), que consistía en unos ángulos de madera que servían de perchero temporal de las obras antes de la instalación definitiva (Figura 4). Esto permitía al curador ver el objeto y jugar con las alturas y posiciones. En el caso del Museo Jumex, no fue necesario usarlos, ya que la ubicación de la pieza estaba definida de antemano por el trabajo previo del equipo curatorial.
En esta exposición, la obra que presentaba mayor dificultad a la hora de la instalación era Reticulárea cuadrada, ya que, como se ha dicho, tiene cuatro puntos de sujeción y son muy frágiles.
La jaula se debe acercar lo más posible al punto donde se instalará la obra. Para ello son necesarias escaleras, elevador eléctrico o andamios. El número de manipuladores debe ser de cuatro, además del comisario.
En este caso concreto en el Museo Jumex, la Reticulárea cuadrada iba sobre una gran peana central de madera pintada de blanco (Figura 5), que para trabajar encima de ella se protegió con plástico. Es importante que la peana esté reforzada, para poder pisarla y subir máquinas en caso de que sea necesario.
La segunda obra cuya manipulación y exposición describiremos es Esfera en hexaedro. Fechada en 1964, sus medidas totales son 141 cm de diámetro por 115 cm de alto, y está realizada en hierro pintado (Figura 6).
La obra está compuesta por trece elementos ensamblados, que conforman su conjunto. En la base encontramos cuatro biombos independientes entre sí, encima de los cuales se asienta una estructura de hierro cuadrada con pernos donde se encajan los paneles con varillas que conformarán la esfera.
Antes de viajar para este préstamo tuvimos que restaurar la obra, ya que había estado expuesta en un jardín y presentaba oxidación, pérdidas y suciedad. Además, era la primera vez que salía del MACBA, por lo que hubo que concebir y diseñar embalajes adecuados.
Esos nuevos embalajes tenían que ser polivalentes, de manera que nos sirvieran para viajar y para su posterior almacenaje en el MACBA. Para cada uno de los ocho elementos de varillas se construyeron cajas individuales formadas por tapa y base, realizadas en cartón de conservación corrugado de 2.2 mm, de color gris en el exterior y blanco en el interior, con pH 7.5-9.5 y reserva alcalina conforme a ISO 9706 y PAT (photographic activity test) ISO 18916.
Las bandejas interiores se hicieron con panel de nido de abeja de 13 mm, guata de poliéster, protect shock textil, para poder apoyar la obra, y con una hendidura especial de 2 cm, para el tubo negro. La bandeja incluye componentes blandos, previstos para su reemplazo a lo largo del tiempo en caso de desgaste por el uso, sin necesidad de cambiar la base ni la caja. La tapa tiene el techo forrado de material blando, para hacer de negativo de la obra cuando cierra la caja (Figura 7).
Para concluir, sólo nos queda reafirmar que parte del trabajo de los equipos de conservación-restauración es hacer posible, desde las distintas vertientes de su profesión, que las obras se expongan, en ocasiones desde un punto de vista más conservativo y en otras, aplicando su saber en los procesos de restauración, muchas veces combinando ambas disciplinas.
En los casos que hemos tratado en este artículo podemos diferenciar dos formas de actuar en la preservación de las obras. Para la Reticularia cuadrada primó la manipulación, básica para su conservación y posible exposición; para la Esfera en hexaedro, el trabajo previo de conservación para su almacenaje y transporte nos conducen a una buena conservación de esa obra y a la facilitación de su exhibición. Todo esto es posible cuando los diferentes equipos interdisciplinarios trabajan juntos con un mismo objetivo, donde, en este caso, el Museo Jumex facilitó con gran profesionalidad y agilidad que esto fuera posible.