Introducción
El dinamismo económico registrado por China en las últimas cuatro décadas y media, le ha hecho destacar en el entorno internacional y establecer una posición de liderazgo respecto a los grandes temas de la agenda global, como es el caso de su participación en el orden internacional, los asuntos políticos y militares y naturalmente económicos; influye también en la agenda del cambio climático y en los procesos de integración económica. Dentro de éstos, destaca su presencia y participación en regiones del mundo en desarrollo, como lo son los países de América Latina y el Caribe (ALyC).
Desde su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, experimentó una creciente necesidad de materias primas y bienes primarios, lo que le hizo incrementar sus relaciones comerciales con algunos países de ALyC (Chen & Goodman, 2019; González & Correa, 2009). Asimismo, estos países vieron en la necesidad china de materias primas y commodities la oportunidad de establecer una relación comercial más equilibrada, pues la mayoría tenía un déficit en el saldo comercial con China.
Por parte de China, su dinamismo económico le hizo ver la importancia de contar con socios comerciales estratégicos que le proveyeran materias primas y commodities, así como países aliados para impulsar su agenda política internacional. Tal es el caso de su presencia y mayor participación en el Foro China-CELAC (FCC), el cual se erige en alternativa a la Organización de Estados Americanos (OEA) de fuerte influencia estadounidense.
La CELAC, creada en 2011 por iniciativa de México y Brasil, nació con la finalidad de convertirse en un espacio de diálogo político que abordara también temas relativos a la integración y cooperación económica en la región latinoamericana. En 2015, China fue invitada a formar parte del organismo, algo que incrementó el interés de China en la región, lo que dio lugar al nacimiento formal del FCC.
En 2017, en reciprocidad con los países de ALyC, China los invitó a unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR, BRI en inglés) inicialmente conocida como la Nueva Ruta de la Seda (OBOR, en inglés). Dicha invitación se registró previo al inicio de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, vigente desde 2018, pero ante todo en el contexto de la confrontación por la hegemonía económica global que priva entre ambos países (González et al., 2023; Zhao, 2023).
Aunque abiertamente no se plantea dicha confrontación por la hegemonía económica, en los hechos se observa ésta, por las críticas hechas por Estados Unidos a la BRI y a otras incursiones chinas en el exterior, pasando por el propio FCC, hasta en la manera como ha presionado a los países de ALyC para restringir el uso de tecnologías chinas en áreas como las telecomunicaciones e Internet relacionadas con 5G y el desarrollo de vehículos eléctricos, así como acumuladores de alta capacidad y puertos y trenes de alta velocidad (Terui, 2019).
Con este artículo se pretende dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿está desplazando China a EUA de su área natural de influencia?, ¿el FCC es en un espacio ad hoc para que China defina sus vínculos con los países de la región latinoamericana?, ¿es el FCC el locus visible de la confrontación por la hegemonía económica entre China y EUA?, ¿busca ALyC reducir la dependencia económica y política con EUA y aumentar su relación con China? Y finalmente, ¿cuál es el balance preliminar de la presencia china en el FCC?
El objetivo del artículo es analizar el surgimiento, evolución, statu quo y perspectivas del FCC en el marco de la confrontación por la hegemonía económica global entre China y EUA. La hipótesis que se formula es que China ha fortalecido su presencia en Latinoamérica gracias al incremento de sus vínculos comerciales y de inversión en la región, mientras que EUA ha reaccionado tardíamente en ambos ítems, lo que le ha llevado a perder terreno ante China.
Además de esta introducción, el artículo lo conforman los siguientes apartados: en el primero, se describe el dinamismo y la transformación económica de China en el presente siglo y se compara con EUA, país a quien le disputa la hegemonía económica global; en el segundo, se analiza la relación económica de China y ALyC desde inicios del siglo; en el tercero se estudia la relación de EUA con ALyC; el cuarto realiza una descripción del proceso de creación y desarrollo del foro CELAC; el quinto, analiza los retos y perspectivas del FCC en el marco de la confrontación de China con EUA por la hegemonía económica global. Se termina con una sección de conclusiones, que destacan los hallazgos principales de la investigación.
I. La transformación económica de China en el siglo XXI
El dinamismo económico registrado por China en las últimas cuatro décadas y media, trajo como efecto su reposicionamiento en el escenario internacional, particularmente en la región de ALyC. Esta situación se empezó a observar nítidamente al finalizar la llamada Guerra Fría en 1991 y en particular a partir del año 2001, cuando se convirtió en miembro de la OMC. En esos años China basaba su éxito económico en exportaciones de manufactura ligera o de bajo contenido tecnológico, soportada en una mano de obra barata. Ello le generó un perfil competitivo que le permitió acumular divisas a través de una serie de medidas internas que estimularon la producción industrial con una marcada orientación exportadora (González et al., 2008).
El ingreso a la OMC marcó un cambio para China, ya que gracias al comercio internacional lograría superávits en cuenta corriente hasta por $300 mil millones de dólares en algunos años, lo que la convertiría en un motor del comercio mundial. A mediados de la segunda década del siglo XXI inició la transición de la estructura de las exportaciones, pasando de “bienes intensivos en mano de obra y bajo nivel tecnológico, a […] otro de bienes industriales y tecnológicos, intensivos en capital y en mano de obra calificada” (González, 2015, p. 41).
En efecto, en la Figura 1 se observa cómo han evolucionado las exportaciones en relación con el producto interno bruto (PIB), las cuales alcanzaron su punto máximo en el año 2006 con 36%, colocándose rápidamente hacia 2009 como la segunda economía global (Statista, 2023).
Se constata el hecho de que las exportaciones disminuyeron, sobre todo en la década anterior. Esto fue notable en el periodo de incertidumbre que siguió a la crisis financiera de EUA entre 2007 y 2009.
Esta crisis, que afectó a muchas economías del mundo, no afectó en demasía a China, que continuó experimentando tasas positivas de crecimiento (Figura 2). Esta misma tendencia se observó, aunque en menor escala en el año 2020, durante la crisis de covid-19, cuando la economía china mostró resiliencia, en tanto que la economía global decreció (Banco Mundial, 2023).
A pesar de lo anterior, se pueden observar claras diferencias en el nivel de crecimiento económico experimentado por China en la primera y en la segunda década del siglo XXI. De acuerdo con cálculos propios realizados a partir de la información reportada por el Banco Mundial (2023), entre 2001-2022 el PIB de China creció en promedio 8.43%; sin embargo, hay claras diferencias entre la primera y segunda década: entre 2001-2010 tuvo un promedio de crecimiento de 10.56% con un máximo de 14.23% en el año 2007; mientras que para el periodo 2011-2020 el crecimiento promedio de China fue de 6.84%. Esto ha llevado a que se comience a hablar del fin del milagro económico chino (González, 2015; Oppenheimer, 2023; Pauls, 2022).
Cabe destacar que en años recientes la economía china también enfrenta los efectos de la guerra comercial iniciada por EUA en 2018, durante el mandato del presidente Donald Trump (2017-2021). Derivado de este conflicto comercial, se impusieron aranceles de hasta 25% o más a productos de origen chino, que anteriormente habían disfrutado de tasas preferenciales o estaban exentas. De la misma manera, se establecieron fuertes restricciones a la inversión en tecnología china (González et al., 2023).
Se concluye esta sección, confirmando la mayor relevancia y dinamismo económico de la economía china en la escala global, lo que le dio pauta para buscar ampliar sus mercados y nexos con el mundo, particularmente con el mundo subdesarrollado, para aprovechar los recursos naturales de estos países y así asegurar la proveeduría de estos productos para su expansión productiva y comercial en el mundo.
II. Los vínculos económicos de China con ALyC
Fue a partir del año 2001 cuando EUA inició la guerra contra el terrorismo en Medio Oriente, que su interés en la región latinoamericana experimentó una visible disminución, a grado tal que dejó de ser una prioridad en su agenda internacional. Tal desinterés representó una oportunidad que China no dejaría escapar, para incursionar abiertamente en esta región.
Efectivamente, el desinterés de EUA por la región, aunado al crecimiento económico registrado por China y a su natural y necesario acercamiento con ALyC para proveerse de commodities y alimentos, fue clave para el incremento en la relación. Como se observa en la Figura 3, las exportaciones a China desde ALyC han crecido a partir de entonces en términos de su valor. La Figura 4 es muy ilustrativa en torno a la creciente importancia de China para los países de ALyC en relación con EUA. Se observa que de representar prácticamente el 1% de las exportaciones de la región a China y EUA casi el 60% en el año 2000, para 2020 representaron el 13.8.% para China y el 44.1% para EUA (World Integrated Trade Solution, 2022b).
Derivado de la evolución creciente del intercambio comercial, China se presenta como un importador relevante para ALyC, convirtiéndose en el segundo socio comercial a nivel regional y primero para varios países. La anterior es la característica esencial que se observa en el intercambio comercial entre China y ALyC en las primeras décadas del siglo XXI.
A pesar del aumento en las exportaciones latinoamericanas hacia China, explicado por el incremento de la demanda del país asiático de bienes de consumo y materias primas para surtir a su sector productivo, a su base productiva-exportadora y alimentar su población, ALyC como región aún representa un bajo porcentaje respecto al total de importaciones que ese país hace del resto del mundo (véanse Figuras 5 y 6).
Aún con lo anterior, es importante destacar, haciendo una observación más focalizada, que sí ha habido un crecimiento importante de las exportaciones a China desde la región latinoamericana. Como se ilustra en la Figura 5, tan solo en el periodo de 2001 a 2008 se duplicó la cifra de 3 a 6%, pero en términos de valor fue más de 10 veces mayor, al pasar de $6,684 millones de dólares a $71,418 en esos años (WITS, 2022b).
Para entender el contexto en el que se desarrollan las relaciones económicas entre ALyC y China, además de lo expuesto en el anterior apartado se analizan los mecanismos o vías que China ha utilizado para acercarse a ALyC. En este sentido, se observan tres vías: a) formal; b) informal, y c) las vías alternas. Dichas vías serán expuestas a continuación.
En lo relativo a las vías formales, China comparte muchos espacios políticos institucionales internacionales, interregionales o transpacíficos con ALyC. Este país tiene estatus de observador en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), en el Parlamento Latinoamericano y Caribeño (PLC), la Alianza del Pacífico (AP) y el Mecanismo de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) que también incluye a varias economías de la región.
Además, tiene acciones en el Banco de Desarrollo del Caribe (CDB), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Grupo de Río, el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), el Mercosur, la CEPAL (González, 2015), además del FCC. De todos ellos, el FCC es el más relevante para la relación entre China y ALyC (Preciado, 2020; Crivelli & Lo Brutto, 2021; González García, 2015; Tzili-Apango, 2017).
En la relación entre China y ALyC existe un cambio de dirección claramente marcado a partir del año 2008, año cuando China publicó el primer documento oficial para la región. Sin lugar a duda, otro organismo referente para impulsar la relación institucional con la región latinoamericana, lo es el Foro China-África. Con la CELAC, China pretende consolidar los esfuerzos de su diplomacia para tener mayor presencia en la región (Yu, 2015). A raíz de ello, China publicó en 2016 el segundo documento sobre ALyC, en el que se hacen referencias específicas a utilizar el Plan de Cooperación China-CELAC 2015-2019 como instrumento de trabajo (State Council of the People’s Republic of China, 2016).
La segunda vía es la informal, en donde destaca en particular la BRI. Después de 2013, cuando se lanza la BRI, se marca un cambio claro de la política exterior de China, en donde comienza a tomar un rol de liderazgo en la cooperación internacional para la creación de bienes e infraestructura a escala global. Este macroproyecto chino continuó expandiéndose tanto en el área geográfica como en alcance, lo que permitiría a sus propias compañías convertirse en los principales ejecutores y beneficiarios de los proyectos (González, 2020).
Inicialmente, la región de ALyC no estaba contemplada en la BRI. Pero hacia 2016-2017 se empezó a escuchar de la “Ruta de la Plata”, haciendo alusión a la antigua ruta marítima del llamado Galeón de Manila, en tanto extensión de la Ruta Marítima dentro de la BRI. Panamá fue el primer país latinoamericano en unirse a la BRI en noviembre de 2017. Actualmente, según Wang Wenbin, 21 países de la región latinoamericana están participando en la BRI (Zhao, 2023).
En tercer lugar, se observa una vía alterna, en la que a partir de los lazos económicos y de inversión, hay un acercamiento con algunos organismos subregionales, pero en particular de manera bilateral con algunos países de ALyC. Esto es facilitado por el hecho de que China dejó de ser solamente un importante receptor de inversión extranjera directa (IED), para convertirse también en origen de IED, lo cual le generó simpatías en ALyC, ya que la región se beneficiaría de la conversión de China en inversor global.
De acuerdo con datos de Casaburi (en González, 2015), ALyC representó el 13% del destino de la IED china en 2014; Wintgens (2023) estima que en el periodo 2000-2020 la IED de origen chino en la región fue solo el 5.74% del total; la Red Académica ALC-China (2020) calcula un porcentaje similar (5.27%) para el periodo 2000-2019.
Asimismo, China realizó una transición importante, de ser un país productor de bienes intensivos en mano de obra, a productor de bienes de mayor contenido industrial y tecnológico. Esto significó, en términos de la división internacional del trabajo, que para soportar esa especialización productiva requirió del mundo y particularmente de algunos de los países de ALyC, para importar alimentos o fuentes de abastecimiento o proveedores de materias primas, y en general de commodities, para abastecer su mercado.
Como se observa, China ha impulsado e incluso profundizado la relación económica y comercial con los países de ALyC mediante la firma y entrada en vigor de acuerdos de libre comercio con Chile (2005), Perú (2010), Costa Rica (2011) y Ecuador (2022), además de estar en negociaciones con Uruguay e iniciar con Nicaragua otras negociaciones. Derivado de dicha política comercial internacional, China busca complementar su red de suministros de materiales como soya, cobre, petróleo, litio, entre otras materias primas, necesarias para su industria y su transición energética (Jütten, 2023; World Integrated Trade Solution, 2022a).
En discordancia de la mayoría de países de ALyC, el caso de México es diferente, ya que este país no solo es un mercado de exportación de productos finales e intermedios, sino que mantiene un proceso de integración económica con Estados Unidos y Canadá, desde la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (nafta o TLCAN) en 1994, lo que le permitió integrarse a las cadenas globales de valor para abastecer al mercado estadounidense.
En el anterior sentido, de acuerdo con Liu y González (2023), mientras que en la primera década del siglo XXI China y México competían por colocar manufacturas en el mercado estadounidense, en épocas más recientes, tanto por el crecimiento y el potencial de exportación de los productos mexicanos al mercado chino, como por el aumento de la inversión china en México, se abrieron oportunidades de cooperación y no de confrontación, para volver complementaria su relación.
Aunado a lo anterior, los cambios en la política comercial estadounidense respecto a China a partir del gobierno de Donald Trump (2017-2021), así como la crisis derivada de la epidemia de la covid-19 de 2020, fomentaron de manera indirecta un aumento en el establecimiento de productores chinos en territorio mexicano. Esto se debe principalmente a dos motivos: el primero, que las restricciones impuestas en el marco de la renegociación del TLCAN que dio origen al Tratado Estados Unidos, México y Canadá (UMSCA, T-MEC en español), en vigor desde el 1º de julio de 2020, limitarían la proporción de valor que los productos con preferencias arancelarias, sobre todo de partes no producidas entre sus miembros; y segundo, que debido a la interrupción del comercio mundial por la covid-19, los productores estadounidenses requieren que sus proveedores tengan plantas en Norteamérica (Goodman, 2023; Orozco, 2023).
De esta manera, situaciones coyunturales tanto en la escala nacional como internacional y de los países de la propia región latinoamericana y de China, establecieron las bases para el florecimiento de las relaciones y obviamente para alinear a los principales países de la región a los intereses económicos de China en su disputa por la hegemonía económica global versus Estados Unidos.
III. Los vínculos económicos entre EUA y ALyC en el siglo XXI
De lo expuesto en las secciones anteriores, se deduce que tanto China como los principales países de ALyC han procedido de acuerdo con sus intereses en su relación, sin soslayar el hecho de que China es quien propició, ya sea por su dinamismo económico o por su mayor presencia en los temas globales, el crecimiento y consolidación de la relación.
Estados Unidos, por su parte, que había mantenido una política internacional que enfatizaba su presencia global, fortaleciendo su posición hegemónica en el escenario internacional, después de la caída de la Unión Soviética en 1991 se convirtió en el referente para la mayor parte de los países del mundo. Asimismo, el hecho de que instituciones económicas internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) así lo presentaran, contribuyeron a forjar un sistema económico-comercial global en el que EUA se colocaba a la cabeza, lo que dio lugar a visiones triunfalistas apresuradas acerca de la supremacía del capitalismo como el único sistema global imperante en el mundo (Fukuyama, 1992).
El inicio del siglo XXI, marcado en gran medida por los ataques a las torres gemelas de Nueva York del 11 de septiembre de 2001, fue un parteaguas importante en la política estadounidense, en donde a pesar de continuar con una presencia global, reordenaría sus prioridades, enfatizando la seguridad nacional, y durante la primera década del siglo enfocaría su atención y recursos para fortalecer su presencia militar en Medio Oriente.
Paralelamente, Estados Unidos vio mermada su participación en el comercio global en las últimas tres décadas, perdiendo terreno respecto a China, que no solo destacó como la nueva fábrica del mundo, sino que también se convirtió en uno de los principales importadores del mundo, y desde 2013 con excepción del año 2016, es el principal exportador del mundo (World Bank, 2023a, 2023b; véase Figura 7).
La situación anterior repercutió en la región latinoamericana, ya que la participación de EUA en los flujos comerciales registró un estancamiento con la región. Con algunas excepciones, se observa un retroceso de su participación en el comercio en ALyC, en donde China se convertiría en el primer socio comercial de varios países latinoamericanos (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2016; Gallagher, 2016) (véanse Figuras 8 y 9).
Fuente: World Bank (2023a)
Nota: para Venezuela, la fuente es Observatory of Economic Complexity (2023b).
Fuente: World Bank (2023b)
Nota: para Venezuela, la fuente es Observatory of Economic Complexity (2023b).
Varios ejemplos en ALyC confirman la hipótesis de que China va ganando terreno en la región. Países como Brasil, Bolivia, Chile, Venezuela, Cuba, Nicaragua y más recientemente Argentina, han experimentado mayor presencia e influencia china en sus asuntos económicos y políticos, y se espera que la presencia de China en ALyC sea cada vez más visible en la presente década.
Por su parte, EUA solo tiene acercamiento con algunos países de ALyC a quienes considera estratégicos. En las dos últimas décadas, a pesar del crecimiento de la participación de China en foros regionales como el FCC, y a su creciente intensificación de la relación económica y diplomática en la región, continuó enfocándose solo en aquellos países que considera clave, mientras continúa antagonizando con los países cuyos gobiernos no se alinean ideológicamente con sus intereses, además de dejar de considerar a la OEA una organización prioritaria para su política exterior.
En ese sentido, países como Nicaragua, Venezuela, El Salvador o Brasil recibieron fuertes críticas por parte del Gobierno estadounidense, mientras que se fortaleció la relación con países como Colombia, Chile y México (Casarões, 2017; Rivarola Puntigliano, 2020). El distanciamiento entre ALyC y EUA fue aún mayor durante el gobierno de Donald Trump, quien con su política de America First no tuvo una política clara hacia la región, más allá de buscar restringir la migración proveniente desde el Sur, discurso que le pasaría factura en el frente político y diplomático en la zona (González et al., 2023; Winkler, 2023).
En sintonía con la crítica hacia la presencia de China en ALyC, Bolton declaró en abril de 2019 que la Doctrina Monroe está viva, a un año de que Donald Trump catalogara a la BRI como un insulto a EUA (Sokov, 2021). Así, mientras que por un lado existe un distanciamiento político real y de gran confrontación en conexión con el tema de la migración, por otro hay un rechazo directo a la presencia de China en ALyC.
Por otra parte, a pesar de la animadversión de EUA hacia China y la crítica hacia los países latinoamericanos que se han vinculado con China por la vía de la BRI, el FCC y de manera bilateral comercial, este país lanzó la Iniciativa América Crece (IAC o Growth in the Americas) durante el periodo presidencial de Trump. Con dicha iniciativa pretendía lograr apoyo y colaboración de los gobiernos de la región, a quienes invitó a formar parte de la misma. Con ella, EUA buscaría incrementar la inversión privada en la región, para generar infraestructura que mejorara las condiciones económicas y generar empleos (Department of State, 2020).
Sin embargo, el impacto de la IAC ha sido marginal, ya que su implementación se vio truncada por la epidemia del coronavirus y la transición en la presidencia estadounidense, al no reelegirse el ex presidente Trump. Además de la situación provocada por la crisis sanitaria de la covid-19, el ambiente político de EUA limitó la oportunidad de acercamiento con países latinoamericanos a través de la iniciativa mencionada anteriormente, lo que fue aprovechado por China para asistir a los países latinoamericanos con ayuda económica, vacunas y material médico (González, 2021).
En lugar de buscar subsanar algunas de las fisuras tanto en los ámbitos político, económico como ideológico, la retórica agresiva hacia la población migrante latinoamericana del espectro político estadounidense se ha ampliado a señalar el rol del crecimiento de la izquierda en la región, enmarcándola como algo negativo (Choi, 2023; The Economist, 2022).
Ante tal escenario, en 2022 el Gobierno de Joe Biden buscó revertir esta tendencia de distanciamiento con y desde ALyC, por medio de la propuesta de la Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica (AAPE, APEP por sus siglas en inglés), con un resultado todavía por determinar, ya que aún es poco el tiempo desde que fue establecida la Asociación.
Esta Asociación incluye a Barbados, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Perú y Uruguay, y tiene por objetivo afrontar la desigualdad económica, fomentar la integración económica regional y crear empleos, así como restaurar la fe en la democracia (Organización de Estados Americanos, 2023).
De acuerdo con Lynch y DeYoung (2023), ocho de los miembros de APEP forman también parte de la BRI, lo que enmarca a esta asociación como una respuesta inicial y quizá un tanto tardía de parte de EUA, ante el crecimiento de la participación económica y político-diplomática de China en la región.
En relación con la intención estadounidense de relanzar sus relaciones con los países de la región latinoamericana, en noviembre de 2023 se llevó a cabo la Cumbre Inaugural de Líderes de la APEP, a la que asistieron representantes de Barbados, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Perú y Uruguay. La reunión fue, de manera directa, una respuesta o contrapeso a la BRI de China, proyecto que en octubre de ese mismo año (2023) realizó su tercer foro para la cooperación internacional.
En el marco de esta reunión se presentaron cinco iniciativas como mecanismos principales: a) generar una plataforma de inversión financiada por el U. S. International Development Finance Corporation y el BID, en el área de infraestructura sustentable y sectores económicos críticos; b) el establecimiento, a través de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (AEDI, USAID por sus siglas en inglés) de una aceleradora de emprendimiento regional; c) expansión de los subsidios otorgados a comunidades migrantes y a sus ciudades anfitrionas, en seguimiento a la Declaración de Los Ángeles de la Alianza sobre Migración y Protección en las Américas; d) desarrollar las habilidades de tecnología digital en la fuerza laboral futura, y e) generar un fondo para catalizar inversiones en soluciones para la financiación de innovaciones sobre el clima (The White House, 2023a).
En vista de su reciente creación, la APEP no podría aventurar algún efecto directo o indirecto en el rediseño del interés estratégico de EUA en la región. Sin embargo, queda claro que su principal objetivo no enunciado es contener o por lo menos mitigar la migración intrarregional en el continente, y al hacer éste parte de sus pilares, restringe o limita los incentivos para que otros países de la región sean partícipes del mismo (Expansión en Español, 2023; Reuters, 2023; The White House, 2023b; Vidal Liy, 2023).
Por otra parte, el presidente Joe Biden presentó a la APEP como una respuesta en contrapeso a las acciones de China para su incursión en la región. Durante el discurso inaugural de la Cumbre 2023, Biden señaló que EUA es ya la mayor fuente de inversión de ALyC por mucho, diciendo a los países latinoamericanos que es una opción real frente a la diplomacia de la trampa de deuda china y acercamientos de alta calidad, transparentes, de infraestructura y apoyo al desarrollo (The White House, 2023b).
IV. El Foro China-CELAC (FCC)
La CELAC es una organización intergubernamental con fines de diálogo y concertación política, que incluye a los 33 países de ALyC. Fue creado en 2011 a iniciativa de México y Brasil durante la Cumbre del Grupo de Río de 2010. Este organismo, a pesar de las diferencias ideológicas regionales, propició la existencia de un foro balanceado, basado en el diálogo y el consenso, que tiene el propósito de proteger los intereses regionales, en contraste con la OEA, organización en la que EUA tiene un peso importante en la toma de decisiones (Segovia, 2013).
En 2014, después de una Reunión de Alto Nivel de CELAC en Brasilia, en la que se tuvo como invitado especial al secretario general del Partido Comunista Chino (PCCH) Xi Jinping, se anunció el establecimiento del Foro de China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, también conocido como Foro China-CELAC (FCC). Al año siguiente se realizaría la Primera Reunión Ministerial del FCC (Chen & Li, 2017; Legler et al., 2018; Yu, 2015).
En esa reunión se llevó a cabo de manera conjunta la elaboración del Plan de Cooperación Quinquenal China-América Latina y el Caribe 2015-2019, que se convirtió en el primer documento oficial de cooperación dentro del FCC. Este marco de cooperación estableció los objetivos y áreas de cooperación entre los miembros de CELAC y China, con la llamada Estrategia 1+3+6. El “1” hace referencia a que es un plan de acción a cinco años; el “3” declara a la inversión, el comercio y la ayuda financiera en proyectos estratégicos como los tres motores del desarrollo; y el “6” señala las principales áreas o aspectos clave de cooperación, como son energía, agricultura, ciencia y tecnología, cultura, educación e infraestructura (Foro China-CELAC, 2015).
La estrategia 1+3+6, estableció un programa financiero, que pretendía, entre otros: el establecimiento de préstamos especiales para la infraestructura por parte de China a países de ALyC por hasta $20 mil millones de dólares; el fondo de cooperación China-ALyC con el fin de fomentar la cooperación en materia de educación, energía y manufactura, entre otros; y préstamos preferenciales (Vadell, 2018).
En 2020, las negociaciones para un nuevo plan de cooperación se vieron frenadas por la pandemia de covid-19. A pesar de ello, se extendió la duración del Plan Quinquenal 2015-2019, y a finales de 2021 durante la Tercera Reunión Ministerial del FCC que tuvo lugar de manera virtual, se adoptó el Plan de Acción Conjunto China-CELAC para la Cooperación en Áreas Clave 2022-2024. En este nuevo documento se determinaron las siguientes áreas clave: cooperación política y seguridad; cooperación económica y pragmática; cooperación en infraestructura de alta calidad; cooperación en materia social, cultural y de pueblo a pueblo; asuntos internacionales y cooperación subregional e interregional (Foro China-CELAC, 2021).
Gracias a la creciente vinculación política con ALyC, China ha logrado firmar asociaciones de cooperación, asociaciones estratégicas y asociaciones estratégicas integrales bilaterales con varios países de la región. En este sentido, el FCC y los subforos que de él derivan, le permiten mantener canales de comunicación con los que sigue abriendo oportunidades para la relación continua. Estas alianzas son, para la diplomacia china, un nivel más trascendental que el de la relación bilateral tradicional, ya que suponen la identificación de objetivos comunes susceptibles de ser logrados en el mediano o en el largo plazo (Aróstica & Granados, 2021).
El FCC es un ente clave, en el que la confianza mutua es un elemento central que plantea una relación que es claramente asimétrica, como si se tratara de una relación entre iguales. A su favor, habría que decir que el FCC está en concordancia con sus principios de política exterior, en particular con la igualdad y beneficio mutuo (Ministry of Foreign Affairs of the People’s Republic of China, 2014).
V. Retos y perspectivas del FCC en el marco de la confrontación China-EUA
Como se puede deducir, China está ganando terreno en el juego de influencia en la región de ALyC, un juego que Estados Unidos parece estar observando de manera permisiva o impávida. Este cambio en la dinámica de poder, entre China y EUA en ALyC, representa desafíos o riesgos, pero también oportunidades para todos los involucrados.
Por el lado de las oportunidades, a medida que China fortalece su presencia en ALyC, este país replantea su posición estratégica en el escenario internacional, particularmente en el marco de la disputa por la hegemonía económica internacional, y en este caso regional con EUA, país al que le da la oportunidad de replantear sus objetivos y tratar de recuperar su presencia perdida en la región de ALyC que se autoimpuso en las últimas décadas.
Desde el punto de vista del alcance de las iniciativas como la BRI y APEP, que ambos países lanzaron, se puede observar en la Figura 10 que varios países que forman parte de APEP también han firmado el Memorándum de Entendimiento para formar parte de la BRI, con tres excepciones importantes: Canadá, Colombia y México (Nedopil, 2023; The White House, 2023a). Mientras que Canadá y México son respectivamente, el primer y segundo socio comercial de EUA a nivel mundial, Colombia es cuarto socio comercial en la región latinoamericana (después de México, Brasil y Chile).
En el caso de México, uno de los factores claros que ayudan a comprender su relación, es que EUA ha sido su principal socio comercial desde mediados del siglo XX. Además, en el marco del T-MEC las restricciones impuestas respecto al origen del contenido del valor de lo exportado limitan la participación de China en sus cadenas de producción, aunque esto no es algo que surge a posteriori de la renegociación del anterior TLCAN. Pese a lo anterior, aun con México y Colombia, China ha logrado un mayor acercamiento.
En efecto, en el contexto mexicano, en 2013 México y China elevan la relación bilateral a Asociación Estratégica Integral (AEI), después de que en 2003 se consolidó el grado de Asociación Estratégica. Respecto a Colombia, en noviembre de 2023 se anunció que la relación entre ambos se elevará al grado de Asociación Estratégica. Esto tiene lugar en el marco de una visita de Estado por parte del presidente Gustavo Petro a Beijing, que tuvo lugar pocos días antes de la Cumbre Inaugural de la APEP (Xinhua, 2023).
Un efecto de estas alianzas es que este acercamiento con ALyC, también le ayuda a China a posicionarse en otros foros en donde hay presencia de los países de la región. Por ejemplo, en 2024 Perú ostenta la presidencia del foro Asia Pacific Economic Cooperation (APEC), y aunque la Cumbre de líderes tendrá lugar hasta el mes de noviembre en la capital Lima, este país buscará que coincida con la apertura del megapuerto de Chancay (Andrade, 2023). Este puerto ha sido construido como parte de los proyectos de la BRI y representa una inversión de más de $3 mil millones de dólares, la más grande inversión china en infraestructura portuaria en ALyC, y que ha causado preocupación en círculos estadounidenses ante el crecimiento de la influencia china en el país (Stott & Daniels, 2023).
Perú, que tiene un TLC con China desde 2010 y desde 2019 forma parte de la BRI, cuenta con fuertes inversiones de origen chino en sectores estratégicos como el minero y tiene a China como el principal comprador de las exportaciones peruanas en años recientes: en 2021, 31.2% de las exportaciones peruanas tuvieron como destino China, seguidas de 13.1% hacia EUA (Narrea, 2022; Observatory of Economic Complexity, 2023a). En contraste, EUA supedita el apoyo en infraestructura a otros factores, desde la contención de la migración hasta el Estado de derecho democrático que, ante la inestabilidad política experimentada en Perú como consecuencia de los cambios en el Ejecutivo, pone en duda hasta qué punto va a recibir soporte estadounidense dentro de la APEP. El caso anterior es solo un ejemplo sobre cómo China se ha posicionado en ALyC en contraste con cómo lo hace EUA, en el contexto de rivalidad entre ambos.
En resumen, se confirma que China se ha convertido en un actor prominente en ALyC, consolidando su presencia y ganando reconocimiento. La crisis de la covid-19 reforzó la percepción en varios países de la región de que China no solo es un aliado estratégico, sino también un socio confiable. Además, tanto su constante incremento en inversión como en comercio, así como su flexibilidad en el vencimiento de deudas, han fortalecido aún más estos lazos. China, con su estrategia de establecer vínculos económicos solo con fines de reciprocidad sin condicionamiento alguno o el reconocimiento como la única China, le hace llevar la delantera frente a EUA en la disputa por la mayor presencia en la región latinoamericana.
Conclusiones
El interés principal de este artículo fue analizar el surgimiento, evolución del statu quo y perspectivas del Foro China-CELAC y si bien, por razones de espacio no se profundizó de manera puntual en alguno de estos aspectos, a 10 años de su creación existe suficiente evidencia de la relevancia económica y política del foro.
Igualmente, las preguntas que estructuraron el artículo fueron respondiéndose implícitamente al constatar que, en efecto, China está desplazando gradualmente a Estados Unidos del lugar preponderante que tiene en la región de ALyC; lo que ha convertido al foro en el instrumento primordial con el que China está logrando consolidar su mayor presencia en la región; y si bien desde nuestro punto de vista algunos países de la región de América Latina se están beneficiando, en el saldo China está logrando más ganancias de la relación que ALyC.
En el sentido anterior, se puede afirmar que el proceso de integración entre China y América Latina, en el contexto de la apertura global de los países al establecimiento de relaciones diplomáticas y económicas en el marco de un mundo cada vez más complejo y multi dependiente, como el que caracterizó a la economía global de finales del siglo xx y lo que va del actual siglo XXI, se presenta como un escenario inédito en el que también se está asistiendo a la disputa, no abierta, por la hegemonía económica internacional entre los dos principales países que dominan la economía global: Estados Unidos y China.
China se está consolidando en el siglo XXI como la potencia reemergente, que aspira a confirmar su disputa por la hegemonía global, empezando por la económica. En este marco y ante su creciente y dinámica presencia en la economía de casi todos los países del mundo, le llevaron, naturalmente, a acercarse a la región latinoamericana, ávida de desprenderse de la dependencia económica histórica que registra con EUA, pero aún sin una estrategia frente a la nueva potencia económica global.
Y si bien, con el surgimiento del FCC existe la posibilidad de desprenderse de la dependencia histórica con EUA, también existe la posibilidad de sustituir dicha dependencia por una nueva, la cual, a diferencia de la primera, le abre más áreas de vinculación que la sola asimilación económica y subordinación política, como lo ha sido la relación con Estados Unidos.
El esquema de la formalidad e informalidad del proceso de integración de la mayoría de los países de ALyC con China, aunado a la creación del FCC, se presenta como un experimento poco usual, en el que instituciones cuasi formales de nuevo cuño buscan contrarrestar la vieja institucionalidad de organismos como la OEA, que principalmente atienden el interés de EUA y no del conjunto de los países latinoamericanos.
Si bien para China el FCC es la institución ideal, que aglutina de manera formal a la totalidad de países de la región, y que ha evolucionado sobre un camino suave, por la indiferencia o hasta omisión de EUA, ahora que el conflicto comercial entre Estados Unidos y China está en su sexto año en 2024, y que es más evidente la disputa por la hegemonía global, habría que esperar cómo evoluciona el proceso de integración económica de ALyC con China en ese escenario.
Mientras tanto, todo parece indicar que los acontecimientos y agendas económicas y políticas de los países de la región y de EUA y China permiten confirmar la hipótesis de investigación porque, al menos en el corto plazo se reafirma el desplazamiento de EUA en lo económico. En este sentido, la mayor presencia formal e informal de China en la región latinoamericana le obliga a EUA a asumir como un desafío a esa mayor presencia china en la región.
En el anterior sentido y desde nuestro punto de vista, al menos en la esfera económica Estados Unidos debe decidir si considera a la región como el bastión de efectivamente su regreso definitivo a la arena global y asume por lo tanto que la disputa por la hegemonía económica global está en marcha, o bien, China reafirma su mayor presencia formal e informal en la región, lo que paralelamente podría dar lugar a que ALyC se asuma como una región determinante en la disputa por la hegemonía global.