Introducción
A finales de 2019, en China apareció una enfermedad causada por un agente zoonótico emergente, la cual se denominó: SARS-CoV-2, 2019nCoV (por sus siglas: 2019-novel coronavirus) o COVID-19 (por sus siglas: coronavirus Disease-2019), el cual ocasiona un cuadro respiratorio agudo y muy grave, ocasionando una evolución fatal. Declarado como emergencia internacional de salud pública según la OMS1.
En la semana epidemiológica número trece de 2022, se registraron 488,112,598 casos de COVID-19, representando 6,286.79 casos por cada cien mil habitantes en el mundo. Siendo Europa con más casos acumulados registrados (41.67 %), América (30.9 %), Asia Sudoriental (11.71 %), Pacífico Occidental (9.54 %), Mediterráneo Oriental (4.42 %), y África (1.76 %). En México a partir de la semana epidemiológica 40 del 2020, (semana 40 del 2020 a la 20 del 2021) se reporta una tasa de incidencia acumulada en el país de 43.6 casos por mil habitantes. Notificando un total de 15,602,373 personas en todo el país (incluye casos totales, negativos y sospechosos totales)2.
Los síntomas físicos, más frecuentes, descritos son: fatiga, disnea, dolor u opresión en el pecho, tos, alteraciones del gusto y olfato; sin embargo, existen otras secuelas como cefalea, artralgias, anorexia, mareos, mialgias, insomnio, alopecia, sudoración y diarrea que se resuelven más rápidamente que otros, a estos se les sumaron los déficits cognitivos y los efectos psicológicos que pueden llegar a durar meses3.
La crisis ocasionada por la pandemia COVID-19, impactó la actividad social (distanciamiento, aislamiento), las interacciones y los comportamientos en múltiples niveles y el estrés post traumático dañó a nivel emocional y causando problemas de salud mental destacando: estrés, depresión, insomnio, negación, ira, temor y ansiedad, siendo este último de mayor predominio y caracterizada por angustia y preocupación excesiva y difícil de controlar y asociada a intranquilidad o impaciencia, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y alteraciones del sueño1,4,5,6.
Algunos estudios registraron que del 10% al 35% de los sobrevivientes de COVID-19 presentaron síntomas sugestivos de ansiedad, depresión o mixta durante su recuperación y el 44% con trastornos psiquiátricos. Dentro de los factores de riesgo destaca ser de sexo femenino, nivel socioeconómico bajo, conflictos interpersonales, exceso en el uso de redes sociales, baja resiliencia y falta de redes de apoyo6. Luque Choque y cols., en su estudio encontraron que la frecuencia de síntomas ansiosos en los pacientes post COVID-19 se incrementó en aproximadamente 30 veces7. En China los datos obtenidos fueron síntomas depresivos que oscilaban de moderados a graves en un 16.5% de los participantes, el 28,8% síntomas de ansiedad de moderados a graves y el 8,1% informó de niveles de estrés de moderados a graves8. Por lo que el objetivo de este estudio fue determinar el estado emocional de pacientes que padecieron COVID-19 usando el test DASS-21 el cual nos permitirá evaluar la ansiedad, la depresión y el estrés.
Se utilizó el test DASS-21 (versión abreviada de 21 preguntas de las denominadas escalas de depresión, ansiedad y estrés; Lovibond y Lovibond, 1995) para evaluar el estado emocional de enfermos post COVID-19 en el primer nivel de atención Ruiz, F. J et al 9, el cual es una serie de tres sub escalas del tipo Likert con cuatro puntos y auto respuesta. Cada sub escala está compuesta por 7 preguntas, las cuales están evaluando los estados de depresión, ansiedad y estrés. El individuo indicó cuantas veces el enunciado se identificó consigo mismo en la última semana. Estas cuatro posibilidades de respuesta se dividen en gravedad o frecuencia en una escala de cero a tres puntos, siendo el resultado obtenido la suma de las respuestas a las preguntas que componen las tres sub escalas. La escala de depresión evalúa síntomas, como falta de placer al realizar actividades, perturbación por ansiedad, falta de interés, estar desanimado, depreciación por sí mismo y la vida. La escala de ansiedad evalúa intranquilidad del sistema nervioso autónomo, alteraciones músculo-esqueléticas, ansiedad en ciertas situaciones, experiencias ansiosas. Y por último la sub escala de estrés evalúa la dificultad para la relajación, nerviosismo, labilidad a la perturbación o agitación, reacciones exageradas y la impaciencia10.
El término conceptual de depresión y ansiedad, se relacionan entre si, ya que comparten causas comunes de estados afectivos negativos. Siendo esta superposición la dificultad clínica para evaluar ambas condiciones con escalas de auto reporte, por tal motivo la escala DASS-21 incluye síntomas esenciales de depresión, ansiedad y estrés cumpliendo las exigencias psicométricas, discriminando entre estas tres entidades y su recurrencia. Siendo breve, fácil de responder y que ha mostrado adecuadas propiedades psicométricas en estudios de validación en población en general11,12,13.
Las enfermedades infecciosas en brote, como COVID-19, están asociadas con angustia psicológica y diversas sintomatologías de enfermedades mentales. Varios estudios realizados en diferentes países dieron como resultado la prevalecía de estrés y ansiedad, ya sea por padecer una enfermedad, miedo a enfermarse, por incertidumbre a las secuelas o lo que pueda pasar a futuro. Siendo de manera indispensable contar con medidas de apoyo y recibir atención para los trastornos mentales; incluyendo prevención, servicios de salud mental y apoyo psicosocial ya que una adecuada salud mental es primordial para el buen funcionamiento de la sociedad y el bienestar de la misma14.
Material y métodos
Se llevó a cabo un estudio observacional, transversal, descriptivo en el periodo desde el 01 de marzo de 2023 al 30 de junio de 2023, en los cuales se realizó una encuesta sobre el estado emocional de acuerdo al DASS-21 (Lovibond y Lovibond, 1995) en enfermos post COVID-19 a una muestra de 70 pacientes. [La fiabilidad de la escala para población mexicana fue de 0.81 para la subescala de depresión, 0.79 para la de estrés, de 0.76 para la ansiedad y de 0.86 para toda la escala, siendo las puntuaciones alpha de la subescala de depresión y las del total de la escala las más similares a los obtenidos en los estudios originales.] (Gurrola, 2006)15. La estimación de la muestra se realizó mediante la fórmula de estación muestral de una proporción para población finita obteniéndose una muestra de 65 casos de los cuales se agregó un 10% por pérdidas, siendo al final 70 casos los cuales cumplieron los criterios de selección. Los criterios de inclusión fueron haber padecido enfermedad de COVID-19 y que fuesen mayores de 18 años, ser derechohabientes de La Unidad de Medicina Familiar No. 34 anexo Unidad Médica de Atención Ambulatoria de La Paz, Baja California Sur. Los criterios de exclusión fueron pacientes con antecedentes de trastornos psiquiátricos diagnosticados o bajo tratamiento psiquiátrico. La unidad de medicina familiar No. 34 pertenece al primer nivel de atención con atención médica ambulatoria y un área de atención continua, tiene una población derechohabiente que corresponde a la mitad de la población de la ciudad de La Paz adscrita al IMSS y se decidió realizar este estudio dado que la atención primaria a los pacientes COVID y post COVID se hacen por medio del médico familiar, así como seguimiento de todos los procesos de salud enfermedad de los adscritos a la unidad. Cumpliendo con el calculó la muestra se usó la fórmula para estimación de una proporción. Se realizó la encuesta utilizando el instrumento de evaluación DASS-21 el cual es una escala tipo Likert con cuatro puntos y auto respuesta de 7 preguntas que evalúa los estados de depresión, ansiedad y estrés. Se inició explicando la razón de este estudio y mencionando los criterios de inclusión y exclusión, si el paciente era apto y aceptaba se procedió a firmar consentimiento informado y la contestación de la encuesta. Se siguió este proceso hasta completar 70 pacientes. Para el análisis de variables numéricas se usó un análisis descriptivo con las medidas de tendencia central, media y mediana; así como en dispersión el rango y desviación estándar y para las variables cualitativas se utilizaron las frecuencias (%). El análisis inferencial de la información se utilizó para las variables mediante frecuencias la Chi2 y con un intervalo de confianza al 95% donde el valor de “p” igual o menor a 0.05 se consideró como significativo. Las variables utilizadas fueron: edad, sexo (masculino/femenino), ocupación (Trabajador, Estudiante, Hogar), enfermos post COVID-19 (en meses), hospitalización (sí o no), tratamiento médico (sí o no), síntomas graves (dificultad respiratoria, dolor torácico, confusión y pérdida del habla o movilidad), uso de oxígeno (sí o no) y el estado emocional (Ansiedad, depresión y estrés). Previa autorización de los comités local de investigación 301 y de ética 3018, se tomaron en cuenta los principios de Belmont, Declaración de Helsinki y Ley General de Salud con folio R-2023-301-017. Dado que este estudio es de riesgos mínimos se realizó consentimiento informado a todos los pacientes que desearon libremente participar en el estudio previo a la realización de las encuestas.
Resultados
Los pacientes en este estudio tienen entre los 18 a 78 años; el 64.3% son mujeres y el 35.7% son hombres. Se encontró el 17.1% con ansiedad leve, el 12.9% con ansiedad moderada, el 4.3% con ansiedad severa y el 15.7% con ansiedad extremadamente severa. En depresión se encontraron 4.3% con depresión leve, el 20.0% presenta depresión moderada, 4.3% con depresión severa y 4.3% con depresión extremadamente severa. En estrés se encontraron el 17.1% con estrés, el 14.3% con estrés moderado, el 8.6% con estrés severo y el 2.9% con estrés extremadamente severo (Tabla 1).
Frecuencia | Porcentaje | ||
---|---|---|---|
Tratamiento | Si | 69 | 98.6 |
No | 1 | 1.4 | |
Hospitalización | Si | 2 | 2.9 |
No | 68 | 97.1 | |
Presencia de síntomas graves (Dificultad respiratoria, dolor torácico, confusión y pérdida del habla o movilidad) | Si | 15 | 21.4 |
No | 55 | 78.6 | |
Uso de oxígeno | Si | 7 | 10 |
No | 63 | 90 | |
Grupo etario | 10 a 19 años | 2 | 2.9 |
20 a 29 años | 20 | 28.6 | |
30 a 39 años | 18 | 25.7 | |
40 a 49 años | 9 | 12.9 | |
50 a 59 años | 15 | 21.4 | |
60 a 69 años | 5 | 7.1 | |
70 a 79 años | 1 | 1.4 | |
Sexo | Femenino | 45 | 64.3 |
Masculino | 25 | 35.7 | |
Ocupación | Estudiante | 3 | 4.3 |
Hogar | 14 | 20 | |
Trabajador | 53 | 75.7 | |
Grado de ansiedad | Sin ansiedad | 35 | 50 |
Ansiedad leve | 12 | 17.1 | |
Ansiedad moderada | 9 | 12.9 | |
Ansiedad severa | 3 | 4.3 | |
Ansiedad extremadamente severa | 11 | 15.7 | |
Grado de depresión | Sin depresión | 47 | 67.1 |
Depresión leve | 3 | 4.3 | |
Depresión moderada | 14 | 20 | |
Depresión severa | 3 | 4.3 | |
Depresión extremadamente severa | 3 | 4.3 | |
Grado de estrés | Sin estrés | 40 | 57.1 |
Estrés leve | 12 | 17.1 | |
Estrés moderado | 10 | 14.3 | |
Estrés severo | 6 | 8.6 | |
Estrés extremadamente severo | 2 | 2.9 |
Fuente: Datos obtenidos de Encuesta DASS-21 y de datos demográficos.
El análisis correlacional reportó, una asociación estadísticamente significativa con la presencia de síntomas graves con una p= 0.014 (IC95% 0.000-0.042) (Tabla 2).
Sin ansiedad | Ansiedad leve | Ansiedad moderada | Ansiedad severa | Ansiedad extremadamente severa | p (IC 95%) | ||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Tratamiento | Si | 34 (48.6%) | 12 (17.1%) | 9 (12.9%) | 3 (4.3%) | 11 (15.7%) | 0.529 (0.412-0.646) |
No | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
Hospitalización | Si | 2 (2.9%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0.186 (0.095-0.277) |
No | 33 (47.1%) | 12 (17.1%) | 9 (12.9%) | 3 (4.3%) | 11 (15.7%) | ||
Presencia de síntomas graves | Si | 4 (5.7%) | 3 (4.3%) | 2 (2.9%) | 0 (0.0%) | 6 (8.6%) | 0.014 (0.000-0.042) |
No | 31 (44.3%) | 9 (12.9%) | 7 (10.0%) | 3 (4.3%) | 5 (7.1%) | ||
Uso de oxígeno | Si | 3 (4.3%) | 1 (1.4%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 2 (2.9%) | 0.243 (0.142-0.343) |
No | 32 (45.7%) | 11 (15.7%) | 8 (11.4%) | 3 (4.3%) | 9 (12.9%) | ||
Grupo etario | 10 a 19 años | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0.129 (0.050-0.207) |
20 a 29 años | 8 (11.4) | 2 (2.9%) | 4 (5.7%) | 2 (2.9%) | 4 (5.7%) | ||
30 a 39 años | 6 (8.6%) | 5 (7.1%) | 3 (4.3%) | 1 (1.4%) | 3 (4.3%) | ||
40 a 49 años | 6 (8.6%) | 3 (4.3%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
50 a 59 años | 10 (14.3%) | 2 (2.9%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 3 (4.3%) | ||
60 a 69 años | 3 (4.3%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | ||
70 a 79 años | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
Sexo | Femenino | 23 (32.9%) | 10 (14.3%) | 4 (5.7%) | 1 (1.4%) | 7 (10.0%) | 0.200 (0.106-0.294) |
Masculino | 12 (17.1%) | 2 (2.9%) | 5 (7.1%) | 2 (2.9%) | 4 (5.7%) | ||
Ocupación | Estudiante | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0.371 (0.258-0.485) |
Hogar | 8 (11.4%) | 3 (4.3%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 3 (4.3%) | ||
Trabajador | 26 (37.1%) | 9 (12.9%) | 8 (11.4%) | 3 (4.3%) | 7 (10.0%) |
Fuente: Datos obtenidos de Encuesta DASS-21 y de datos demográficos.
Se encontró una asociación estadísticamente significativa entre depresión y grupo etario con una p= 0.029 (IC95% 0.000-0.068) (Tabla 3).
Sin depresión | Depresión leve | Depresión moderada | Depresión severa | Depresión extremadamente severa | p (IC 95%) | ||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Tratamiento | Si | 46 (65.7%) | 3 (4.3%) | 14 (20.0%) | 3 (4.3%) | 3 (4.3%) | 0.557 (0.441-0.674) |
No | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
Hospitalización | Si | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0.129 (0.050-0.207) |
No | 46 (65.7%) | 3 (4.3%) | 14 (20.0%) | 3 (4.3%) | 2 (2.9%) | ||
Presencia de síntomas graves | Si | 8 (11.4%) | 1 (1.4%) | 3 (4.3%) | 0 (0.0%) | 3 (4.3%) | 0.057 (0.003-0.112) |
No | 39 (55.7%) | 2 (2.9%) | 11 (15.7%) | 3 (4.3%) | 0 (0.0%) | ||
Uso de oxígeno | Si | 4 (5.7%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 2 (2.9%) | 0.114 (0.040-0.189) |
No | 43 (61.4%) | 3 (4.3%) | 13 (18.6%) | 3 (4.3%) | 1 (1.4%) | ||
Grupo etario | 10 a 19 años | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | (0.0%) | (0.0%) | 0.029 (0.000-0.068) |
20 a 29 años | 11 (15.7%) | 0 (0.0%) | 7 (10.0%) | (1.4%) | (1.4%) | ||
30 a 39 años | 10 (14.3%) | 2 (2.9%) | 3 (4.3%) | 1 (1.4%) | (2.9%) | ||
40 a 49 años | 7 (10.0%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | ||
50 a 59 años | 13 (18.6%) | 0 (0.0%) | 2 (2.9%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
60 a 69 años | 4 (5.7%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
70 a 79 años | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
Sexo | Femenino | 32 (45.7%) | 2 (2.9%) | 6 (8.6%) | 3 (4.3%) | 2 (2.9%) | 0.229 (0.130-0.327) |
Masculino | 15 (21.4%) | 1 (1.4%) | 8 (11.4%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | ||
Ocupación | Estudiante | 1 (1.4%) | (0.0%) | 1 (1.4%) | (0.0%) | 1 (1.4%) | 0.057 (0.003-0.112) |
Hogar | 9 (12.9%) | (1.4%) | 3 (4.3%) | (1.4%) | 0 (0.0%) | ||
Trabajador | 37 (52.9%) | 2 (2.9%) | 10 (14.3%) | 2 (2.9%) | 2 (2.9%) |
Fuente: Datos obtenidos de Encuesta DASS-21 y de datos demográficos.
No se encontró asociación estadísticamente significativa entre variables y estrés (Tabla 4).
Sin estrés | Estrés leve | Estrés moderado | Estrés severo | Estrés extremadamente severo | p (IC 95%) | ||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Tratamiento | Si | 39 (55.7%) | 12 (17.1%) | 10 (14.3%) | 6 (8.6%) | 2 (2.9%) | 0.571 (0.455-0.687) |
No | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
Hospitalización | Si | 2 (2.9%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0.243 (0.142-0.343) |
No | 38 (54.3%) | 12 (17.1%) | 10 (14.3%) | 6 (8.6%) | 2 (2.9%) | ||
Presencia de síntomas graves | Si | 8 (11.4%) | 2 (2.9%) | 4 (5.7%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0.414 (0.299-0.530) |
No | 32 (45.7%) | 10 (14.3%) | 6 (8.6%) | 6 (8.6%) | 1 (1.4%) | ||
Uso de oxígeno | Si | 5 (7.1%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0.586 (0.470-0.701) |
No | 35 (50.0%) | 11 (15.7%) | 10 (14.3%) | 6 (8.6%) | 1 (1.4%) | ||
Grupo etario | 10 a 19 años | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0.100 (0.030-0.170) |
20 a 29 años | 8 (11.4%) | 4 (5.7%) | 7 (10.0%) | (1.4%) | 0 (0.0%) | ||
30 a 39 años | 11 (15.7%) | 2 (2.9%) | 1 (1.4%) | (2.9%) | 2 (2.9%) | ||
40 a 49 años | 6 (8.6%) | 2 (2.9%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | ||
50 a 59 años | 10 (14.3%) | 3 (4.3%) | 1 (1.4%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | ||
60 a 69 años | 3 (4.3%) | 1 (1.4%) | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
70 a 79 años | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | 0 (0.0%) | ||
Sexo | Femenino | 27 (38.6%) | 11 (15.7%) | 2 (2.9%) | 3 (4.3%) | 2 (2.9%) | 0.143 (0.061-0.225) |
Masculino | 13 (18.6%) | 1 (1.4%) | 8 (11.4%) | 3 (4.3%) | 0 (0.0%) | ||
Ocupación | Estudiante | 1 (1.4%) | 0 (0.0%) | 1 (1.4%) | 1 (1.4%) | (0.0%) | 0.143 (0.061-0.225) |
Hogar | 7 (10.0%) | 4 (5.7%) | 1 (1.4%) | 1 (1.4%) | (1.4%) | ||
Trabajador | 32 (45.7%) | 8 (11.4%) | 8 (11.4%) | 4 (5.7%) | 1 (1.4%) |
Fuente: Datos obtenidos de Encuesta DASS-21 y de datos demográficos.
Discusión
El presente estudio llevado a cabo en la Unidad de Medicina familiar UMAA No. 34 La Paz, Baja california Sur, se realizó con el fin de conocer las principales afecciones en el estado emocional de acuerdo al DASS-21 en pacientes que padecieron COVID-19 ya que la salud mental y el estado emocional se vio comprometido debido a diferentes factores, dentro de los cuales destacan: ansiedad, depresión y estrés. El test DASS-21 se adapta para los fines de este estudio. Para el cálculo de la muestra se usó la fórmula para estimación de una proporción, tomado durante la cuarta ola de COVID-19 en la UMF No. 34 se tuvieron 2202 casos con tasa en México de pacientes confirmados de coronavirus en los últimos 14 días es de 4.46 por cada cien mil habitantes dando como resultado una muestra esperada de 65 pacientes, sin embargo, se realizó en 70 pacientes debido al 10% por pérdidas16. De los 3 estados emocionales evaluados destacó la depresión moderada, esto nos hace pensar que los sentimientos de tristeza, vacío, desesperanza durante la pandemia fueron los que predominaron al estar aislados por tanto tiempo. En cuanto a las dos hospitalizaciones solo presentaron tres o más síntomas graves (Dificultad respiratoria, dolor torácico, confusión y pérdida del habla o movilidad) y decidieron acudir al hospital, el resto de los pacientes con síntomas graves decidieron no ir. Sin embargo, llama la atención que de los dos pacientes hospitalizados estos no presentaron estrés, posiblemente el estar en contacto con pacientes más graves y verlos salir adelante les permitió ver la situación de manera diferente.
En un estudio realizado en una unidad de medicina familiar en Puebla con 185 derechohabientes la media de edad estuvo entre 39.44 ± 11.919 años donde el 62.7% (n = 116) fueron mujeres y el 37.3% (n = 69) hombres. En la sub escala de síntomas de depresión en 3.8% fue leve, 4.3% moderada, 1.6% severa y 2.2% extremadamente severa. La ansiedad se reportó 11.4% leve, 5.9% moderada, 1.1% severa y 4.3% extremadamente severa. El estrés se presentó en 5.9% de forma leve 3.2% moderado, 2.7% severo y 2.7% extremadamente severo Irma Aidé Barranco-Cuevas et al17. Otro estudio realizado en 150 personas encuestadas en una unidad de medicina familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicada en Reynosa, Tamaulipas en la que el total de encuestados fueron 33.3% hombres y el 66.7% mujeres con edad promedio de 42 años Dionicio Morales-Ramírez et al18. Comparando ambos estudios y el nuestro en el que también predominó el sexo femenino con 45 pacientes (64.3%) y 25 masculinos (35.7%) podemos deducir que el sexo femenino se vio más afectado durante la pandemia debido a que estas se encargaban del hogar y muy posiblemente seguían cumpliendo con sus labores de trabajo a distancia. De acuerdo a la escala DASS-21 se encontró ansiedad leve en 12 pacientes (17.1%), ansiedad moderada en 9 pacientes (12.9%) ansiedad severa 3 pacientes (4.3%) y ansiedad extremadamente severa en 11 pacientes (15.7%), también se encontró un grado de depresión leve en 3 pacientes (4.3%), moderada con 14 pacientes (20.0%) depresión severa en 3 pacientes (4.3%), depresión extremadamente severa en 3 pacientes (4.3%) y por último estrés leve en 12 pacientes (17.1%), estrés moderado en 10 pacientes (14.3%), estrés severo en 6 pacientes (8.6%) y estrés extremadamente severo en 2 pacientes (2.9%). Por lo que, en estos 2 estudios, a pesar de ser en diferentes estados de la república mexicana y cantidades diferentes de los encuestados, son similares y se llega a la conclusión de que la población mexicana y siendo pacientes del primer nivel de atención en salud, las mujeres son más vulnerables en lo afectivo a diferencia de los hombres.
En China un estudio realizado a inicios de la pandemia reportó que el 35% de los participantes presentaron algún grado de estrés, afectando mayormente a mujeres y las personas entre los 18 a 30 años y mayores de 60 años, datos que se obtuvieron inmediatamente post pandemia y en condiciones completamente distintas. Jianyin Qiu et al19. En la Paz, Baja california Sur la edad media fue de 39.24 con una mediana de 38.00 de los cuales posiblemente se debió a que el grupo etario predominante, estuvo en el rango de quienes fueron los que tuvieron que permanecer por más tiempo aislados en clases en línea, laborar desde casa y ver como sus familiares de mayor edad fallecían. Aquí muchos adultos tenían que salir a trabaja para subsistir y la diferencia que allá recibían ayuda del gobierno con la condición de permanecer aislados.
Como ya se mencionó, la depresión y ansiedad fueron los estados emocionales predominantes de este estudio, la cual fue realizada en personal no médico, pero en un estudio realizado en trabajadores en contacto con pacientes COVID-19 en provincia de Huesca usando la subescala DASS-21 se reportó depresión con un 66.7% con depresión moderada a severa Alba Simón Melchor et al20. Se concluye que sin importar la labor desempeñada y/o haber padecido COVID-19, el simple hecho de estar en contacto con estos pacientes fue suficiente para ser propenso en presentar trastornos emocionales.
Para finalizar, la ansiedad se relacionó con el haber presentado síntomas graves, en cambio otros estudios lo atribuyen al haber sido hospitalizados y presentar secuelas Ericka Lisset Vasquez Ilatoma et al21 llama la atención que de los dos pacientes que fueron hospitalizados no presentaron, según el DASS-21 grado de ansiedad; posiblemente dado al ver a los pacientes más graves al salir ellos les dio confort la posibilidad de seguir vivos.
Conclusión
Como se sabe, la pandemia trajo cambios que hasta el momento siguen mostrando sus secuelas, no solo en el ámbito económico y en estilos de vida, se agregó, a causa del confinamiento social, diferentes niveles de afectación emocional. Siendo destacables la ansiedad y la depresión mayormente en mujeres en edad laboral quienes aún cumplían obligaciones en el hogar y su trabajo. Para la ansiedad el antecedente asociado fue haber presentado síntomas graves los cuales llevaron a muchas personas luchar por su vida y al sobrevivir o el haber estado en contacto con otros pacientes los ha llevado a este desarrollar esta emoción, la cual se reflejó al estar en salas de espera, en salas de urgencias o el solo saber que entrarían a un hospital. La depresión se asoció al grupo etario, siendo en paciente en la tercera década de la vida los cuales tuvieron que vivir y laborar desde casa dejando a lado las actividades de esparcimiento y aislados de sus amistades.
Debido a ello se requiere de intervenciones para evitar consecuencias permanentes en la salud emocional de los pacientes post COVID-19 en todos los niveles de atención. Se sugiere prestar atención a las diferentes entidades que amenacen a la salud mental y emocional, llevando a cabo detecciones oportunas.