Introducción
El Programa de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) estima que, hasta el año 2022, 39 millones de pacientes vivían con Virus de Inmunodeficiencia Humana y al menos 630 millones de personas fallecieron a causas relacionadas con el Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida (SIDA) en el mismo año1.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula a nivel mundial que al menos 280 millones de personas padecen de depresión y cada año se suicidan 700 000 personas. La depresión es un trastorno mental muy común, estimando que el 5% de los adultos la padecen. Siendo más prevalente en la mujer 6%, en comparación al hombre 4%2,3.
Los pacientes que viven con VIH presentan un riesgo elevado para desarrollar padecimientos de salud mental, siendo más comúnmente la depresión. La prevalencia de VIH y trastornos mentales graves va desde 1.5% en Asia hasta un 19% en África4.
Conforme aumenta la accesibilidad al tratamiento del VIH, se ha acrecentado el número de personas que viven con este padecimiento de 50 años o más, pasando del 8% en el 2000 al 21% en el 20205,6.
Se calcula que el 13% de las personas adultas que padecen VIH presentan un riesgo para padecer depresión grave7. Se tiene conocimiento que el trastorno depresivo tiene una magnitud de importancia que, a nivel mundial va desde el 13% al 38%, los trastornos de ansiedad que están entre el 15% a 32% y conductas suicidas que tienen una prevalencia entre el 9% al 32%, dentro de los pacientes adultos que viven con la infección por el VIH8.
En México, tres de las diez enfermedades más discapacitantes son neuropsiquiátricas: desórdenes mentales, desórdenes neurológicos y uso de sustancias9.
La depresión grave, con mayor frecuencia en mujeres, se ha asociado al suicidio, resaltando el incremento de este último con una vida en soledad. Las conclusiones de los expertos han determinado que al menos el 90% de las personas que cometieron suicidio presentaron el antecedente de un problema de salud mental, la depresión10.
La vigilancia de la mortalidad se obtiene del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, en México, durante el año 2018, se presentaron al menos 705,149 casos de defunción, de las cuales al menos 6,710 de ellas se atribuyeron a lesiones autoinfligidas, lo que representó una tasa de suicidio de 5.4 casos por cada 100 mil habitantes, en comparación al año previo donde la tasa de mortalidad por suicidio fue de 5.2 casos por cada 100 mil habitantes11.
En la actualidad, la prevalencia e incidencia de los trastornos psiquiátricos ha ido en aumento, siendo las variables psicosociales una de las más estudiadas en muchos de los países de ingresos, medianos y altos; contribuyendo de tal forma a un mejor entendimiento acerca de lo importante que han sido estos padecimientos como problemas de salud pública a nivel mundial12,13.
El estigma que rodea a las personas afectadas por la depresión o en riesgo de intento suicida, reduce la posibilidad de hacer acciones de intervención de forma eficiente y efectiva. Es de relevancia tener claro la magnitud y trascendencia de este problema de salud pública, para no causar un retroceso al generar prejuicios que llevan a la discriminación, culminando en suicidios14.
El intento suicida, está catalogado como un acto humano muy complejo que culmina con la muerte, desencadenando complicaciones que se asocian con la pérdida de la conciencia del ser humano para poder asumir su muerte15.
La dimensión física en el paciente con VIH presenta cambios de ánimo, pensamientos y de conducta, aunado a la existencia de prejuicios, tabúes y mitos, que se correlacionan negativamente en la vida cotidiana del paciente16.
La familia tiene un papel fundamental, no solo en el proceso de la enfermedad sino en la rehabilitación. La escala de evaluación familiar (APGAR) nos ayuda a valorar las funciones básicas y el rol que fungen en la salud-enfermedad. Para las personas que viven con VIH es de suma importancia sentirse aceptados y apoyados dentro del contexto social que es su familia17.
A pesar de ser un problema de salud pública que tiene trascendencia, magnitud y vulnerabilidad, es importante comprender a las personas con VIH ya que afecta la forma en la que piensan, sienten y actúan. Por lo que este estudio busca determinar la asociación entre la depresión en pacientes con VIH y el riesgo de intento suicida para ayudar a las personas a tomar decisiones saludables y hacerle frente al estrés.
Material y métodos
Estudio observacional, analítico, prospectivo, de tipo probabilístico sistematizado con un universo de 190 pacientes con diagnóstico de VIH, atendidos en el Hospital General de Zona N° 2 del IMSS de Cárdenas, Tabasco. Se realizó el cálculo de la muestra con la fórmula de poblaciones finitas, con un intervalo de confianza del 95% con un margen de error de 5%, donde resultaron 53 pacientes. Que acudieron a control en consulta externa de Medicina Interna, en el periodo comprendido de Septiembre a Noviembre del año 2022, que cumplieron con los criterios de inclusión, 1) ser pacientes derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social con afiliación vigente, 2) adultos mayores de 18 años con diagnóstico de VIH y 3) que aceptaron participar en el estudio, previa autorización mediante consentimiento informado, se explicó el objetivo general de la investigación y se garantizó la confidencialidad.
Se utilizaron los siguientes instrumentos aplicados por un investigador especializado en el tema y debidamente capacitado: Inventario Depresión de Beck BDI-II, instrumento validado (Beck, Steer y Brown, 1996) con 21 ítems tipo Likert el cual evalúa la amenaza de la sintomatología depresiva. En cada ítem hay cuatro distintas respuestas sistematizadas de menor a mayor gravedad. Cada ítem se valorará en 0 a 3 puntos dependiendo la respuesta elegida por el paciente y, al sumar cada punto, se obtiene una puntuación final de 0 a 63 puntos máximos, cuanto más alta sea la puntuación, mayor será la severidad. Se evaluó en función de la puntuación total de la siguiente manera: mínima: (0-13 puntos), leve: (14-19 puntos), moderada: (2029 puntos) y grave: (29-63 puntos), Escala de riesgo Suicida de Plutchik (ERSP), en su versión española (Rubio, 1998) contiene 15 ítems con respuesta dicotómica (Si/No), cada respuesta afirmativa suma un punto, cada respuesta negativa 0 puntos, donde a mayor puntaje; mayor es el riesgo de ideación suicida, se evalúa de la siguiente manera; riesgo alto de intento suicida (>6 puntos), riesgo bajo de intento suicida (<5 puntos). APGAR Familiar, instrumento validado (Smilkstein, 1978) conformado por 5 ítems; que valoran la dinámica familiar en las áreas de adaptación, vida común, crecimiento, afecto y resolución. Para cada pregunta se marcará con una “x” respondido de forma personal, con un puntaje de 0 a 4 puntos de acuerdo con la siguiente ponderación: (0: nunca, 1: casi nunca, 2: algunas veces, 3: casi siempre, 4: siempre. El puntaje obtenido se interpreta de la siguiente manera; (normal: 17-20 puntos, disfunción leve: 16-13 puntos, disfunción moderada: 12-10 puntos, disfunción severa: menor o igual a 9).
Se capturaron los datos en una hoja de cálculo de Excel de Microsoft Office 365 y se utilizó el software estadístico Statistical Package for Social Sciences versión 21, para el análisis de los resultados. Se utilizaron estadística descriptiva para las variables sociodemográficas y la estadística inferencial para la estimación del coeficiente de relación de Pearson y chi cuadrada para la relación de variables. Las variables dependientes fueron los factores sociodemográficos y la independiente el intento suicida.
Resultados
La Tabla 1 muestra los datos demográficos, grado de depresión y suicidio, de los 53 pacientes del estudio, se encontró que el género masculino fue más prevalente en el 88,7% en comparación al femenino. La media de edad fue de 31 años (±7,1), con un rango de edad de 18 a 53 años. El mayor número de pacientes predominaba en el grupo de edad de 27 a 35 años (58.5%). Al realizar el análisis por nivel de educación se encontró que el 39.6% tenía una educación superior.
Variables | No. | |
---|---|---|
Grado de depresión | ||
Mínima | 22 | 41.5% |
Leve | 16 | 30.2% |
Moderada | 12 | 22.6% |
Grave | 3 | 5.7% |
Situación funcional familiar | ||
Normal | 23 | 43.4% |
Disfunción leve | 16 | 30.2% |
Disfunción moderada | 8 | 15.1% |
Disfunción severa | 6 | 11.3% |
Intento suicida | ||
Riesgo Bajo | 38 | 71.7% |
Riesgo Alto | 15 | 28.3 |
Fuente. BDI I - II, Escala intento suicida, APGAR familiar, datos sociodemográficos de 53 pacientes.
Los porcentajes que se observan en la tabla 2 indican el género más afectado por depresión moderada a grave, es el femenino hasta en un 83%, en comparación al masculino (21%), con diferencia estadísticamente significativa (p<0.05).
Género | Mínima | % | Leve | % | Moderada | % | Grave | % | Total | % | X2 | Razón de verosimilitud |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Masculino | 22 | 47 | 15 | 32 | 9 | 19 | 1 | 2 | 47 | 100 | 0.002 | 0.005 |
Femenino | 0 | 0 | 1 | 17 | 3 | 50 | 2 | 33 | 6 | 100 |
Fuente. BDI I - II de 53 pacientes.
La Tabla 3 se observa que la mayor prevalencia de riesgo bajo de intento suicida predomina en el género masculino en comparación al femenino que tiene un riesgo alto (83%), con significancia estadística (p<0.05).
Género | Riesgo bajo | Riesgo alto | Total | X2 | Razón de verosimilitud | |||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
No. | % | No. | % | No. | % | |||
Masculino | 37 | 79 | 10 | 21 | 47 | 100 | ||
Femenino | 1 | 17 | 5 | 83 | 6 | 100 | 0.01 | 0.03 |
Total | 38 | 71.7 | 15 | 28.3 | 53 |
Fuente. APGAR familiar de 53 pacientes.
La Tabla 4 muestra que, al realizar la comparación del grado de funcionalidad familiar por género, no existe diferencia estadísticamente significativa (p>0.05).
Normal | Disfunción leve | Disfunción moderada | Disfunción severa | Total | X2 | Razón de verosimilitud | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Género | No | % | No | % | No | % | No | % | No | % | ||
Masculino | 22 | 47 | 13 | 28 | 8 | 17 | 4 | 9 | 47 | 100 | 0.11 | 0.10 |
Femenino | 1 | 17 | 3 | 50 | 0 | 0 | 2 | 33 | 6 | 100 | ||
Total | 23 | 43 | 16 | 30 | 8 | 15 | 6 | 11 | 53 |
Fuente. APGAR familiar de 53 pacientes.
En la Tabla 5 muestra el grado de depresión y riesgo de intento suicida en los pacientes con VIH, se observa que el grupo con riesgo alto de intento suicida se presenta en el 28% de los casos, llama la atención que la mayoría de los pacientes con VIH presentan un grado de depresión mínima y bajo riesgo de intento suicida (35.8%). La X2 de Pearson nos presenta una significancia estadística al compararla intergrupal (p<0.05).
Riesgo de intento suicida | |||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Bajo | Alto | Total | X2 | Razón de verosimilitud | |||||
No | % | No. | % | No. | % | ||||
Grado de depresión | Mínima | 19 | 35.85 | 3 | 5.66 | 22 | 41.51 | 0.004 | 0.004 |
Leve | 13 | 24.53 | 3 | 5.66 | 16 | 30.19 | |||
Moderada | 6 | 11.32 | 6 | 11.32 | 12 | 22.64 | |||
Grave | 0 | 0.00 | 3 | 5.66 | 3 | 5.66 | |||
Total | 38 | 71.70 | 15 | 28.30 | 53 | 100.00 |
Fuente. BDI I - II, Escala Pluchik, de 53 pacientes.
La tabla 6 muestra el análisis del grado de depresión y situación funcional familiar en pacientes con VIH, se observa que al menos el 11.3% de los pacientes presentan disfunción severa, el 15.1% disfunción familiar moderada y al menos el 30.2% un grado de disfunción leve. El grupo de pacientes con funcionalidad familiar normal y depresión mínima es el que mayormente prevalece en un 32% (X2:<0.000, p<0.05).
Grado de depresión | Normal | Disfunción Leve | Disfunción Moderada | Disfunción Several | Total | X2 | Razón de verosimilitud | |||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
No. | % | No. | % | No. | % | No. | % | No. | % | |||
Mínima | 17 | 32.08 | 2 | 3.77 | 2 | 3.77 | 1 | 1.89 | 22 | 41.51 | 0.000 | 0.000 |
Leve | 4 | 7.55 | 7 | 13.21 | 3 | 5.66 | 2 | 3.77 | 16 | 30.19 | ||
Moderada | 2 | 3.77 | 7 | 13.21 | 3 | 5.66 | 0 | 0.00 | 12 | 22.64 | ||
Grave | 0 | 0.00 | 0 | 0.00 | 0 | 0.00 | 3 | 5.66 | 3 | 5.66 | ||
Total | 23 | 43.4 | 16 | 30.2 | 8 | 15.1 | 6 | 11.3 | 53 | 100.00 |
Fuente. BDI I - II,APGAR familiar, de 53 pacientes.
Discusión
Una de las prioridades mundiales en salud pública es la atención y respuesta a la infección por VIH, condición que afecta la salud de millones de personas en el mundo. En nuestro estudio se encontró que el 58.5% de los pacientes con VIH presentó algún grado de depresión el cual se encuentra muy acorde a lo descrito por Cain y Cols.18 (47.8%), Deshmukh y Cols.19(50%) y Reis y Cols.20 (42.3%); pero se difiere de otros autores como Camara y Cols.21 (16.9%) y Dorsisa y Cols.22 con (15.8%).
En cuanto al promedio de edad con una media de 31 años, (DE=7.1) coincide con lo expuesto en el artículo de Osorio y Cols. donde refiere que el promedio de edad fue de 34 años (DE = 8.9)23;de igual forma con lo expuesto por Caín y Cols.18 en China con una media de 31.4 años y difiere del artículo de Moreno y Cols.24 el cual presentó una media de 46.6 años.
La depresión como factor de riesgo de intento suicida en nuestra población de estudio es ligeramente inferior a la reportada con otros autores, con una prevalencia de depresión mínima del 41.5% y de riesgo bajo de intento suicida del 71.7% siendo muy variable los resultados, en comparación con lo publicado por el autor Rodríguez Fortúnez, que habla sobre la ideación suicida y depresión en pacientes con VIH sobre prevalencia y factores de riesgo.
Velo-Higueras y Cols., la mayoría de los participantes encontraron que ambos grupos de comparación presentaron niveles educativos bajos (71.4%), en nuestro estudio se detectó que el 34 % de los participantes presentaban un grado de escolaridad superior (licenciatura completa). Así mismo, reclutaron a 36 mujeres (48%) en comparación a nuestro estudio donde prevalece el género masculino (88.7%), muy idéntico a lo estudiado por Rodriguez-Fortúnez, y cols25, donde su muestra fue prevalente en el género masculino de 84.8%.
Cardona-Duque, y Cols,29 encontraron niveles ausentes o leves de ideación suicida en 95.7% de los pacientes evaluados con resultados equiparables a los encontrados en nuestra muestra con el 71.7% de riesgo bajo.
Daniel Guerrero-Muñoz, y cols.26 Dentro del metaanálisis que realizó comenta que las mujeres con disfunción familiar tienen una mayor prevalencia de depresión durante una consulta de medicina familiar independientemente de la edad; donde encontró un riesgo de 4.5 veces mayor para mujeres entre 20 y 39 años de edad, con una mejor percepción de la familia funcional (IC 95 %, 2,2-9,4), mientras que para las mujeres en el grupo de edad entre 40 y 59 años, el riesgo fue 1,4 veces mayor (IC 95%, 0,7-2,9). Sin embargo, hace mención que la disfunción familiar es un factor de riesgo asociado mayormente entre individuos más jóvenes.
Según el grado de funcionalidad familiar que tiene un individuo, su calidad de vida relacionada con la salud puede ser mejor o peor, por lo cual es de importancia conocer el grado de funcionalidad familiar para mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH, en el estudio de Remor E.27, encontró que el grado de funcionalidad familiar fue capaz de predecir el 13% de la varianza en la Calidad de vida relacionada con la salud, lo que indico que los pacientes con VIH con un grado de funcionalidad familiar tienen una mejor calidad de vida. Dentro de nuestro estudio encontramos como dato representativo que la depresión mínima entre la funcionalidad familiar normal era la asociación mayormente representativa, muy consistente con reportes presentados en otros estudios, similar a lo reportado por Shittu-Rasake, y cols.28
Este estudio permite comprender el papel fundamental de las variables psicológicas en la infección por VIH. Esto es importante debido a que puede presentar mayor progresión de la enfermedad y disminuir la calidad de vida y bienestar psicológico de estos pacientes.
En el estudio presente tenemos limitaciones muy relacionadas con el tamaño muestral de casos, siendo uno de los principales sesgos. La población que se tomo tiene la particularidad de ser derechohabiente a un solo hospital, lo que pude generar la falta de representación poblacional, un reto primordial para el encuestador fue convencer a los participantes muchos de los cuales no aceptaban realizar el cuestionario. Dentro de este estudio no se realizaron las correlaciones de factores clínicos y sociodemográficos, siendo uno de los puntos a realizar en futuras investigaciones.
Es de importancia para el desarrollo de nuevos programas preventivos, enfocarse en este grupo vulnerable derivado de que muchas de las veces este tipo de pacientes se encuentran con poco apoyo familiar, de igual forma a nivel de las instituciones existe la falta de empatía y búsqueda intencionada de síntomas de depresión o ideación suicida. Lo anterior ayudara a derivar oportunamente a los pacientes a áreas de apoyo especializadas como psicología y psiquiatría.
Conclusiones
La depresión es uno de los principales trastornos psiquiátricos que aquejan a los pacientes con infección por VIH. Se observa más frecuente en pacientes con disfuncionalidad familiar y poco apoyo social. Podemos concluir que cuando se conjuntan los factores de depresión grave y disfunción familiar severa tienen mayor riesgo de tener ideaciones suicidas o intento suicida. A pesar de que la depresión se ha vuelto un padecimiento más común, también ha sido uno de los padecimientos que el médico ha subdiagnosticado, siendo uno de los principales motivos encontrados en donde el paciente que lo padece no acepta o no hace alusivos sus síntomas de forma clínica. Es vitalmente de relevancia que el profesional de la salud, que otorga la consulta a los pacientes con VIH, incorpore de forma proactiva al quehacer diario la búsqueda intencionada de síntomas depresivos en estos últimos. La Organización Mundial de la Salud, ya tiene disponible diversos tipos de intervenciones psicoterapéuticas efectivas y así mismo existen múltiples abordajes farmacológicos, lo que es totalmente reprochable descuidar o dejar pasar los síntomas de depresión en pacientes con VIH.