Introducción
La seguridad alimentaria (SA), a nivel individual, del hogar, regional, nacional y global, significa el acceso de todas las personas, en todo momento, a los alimentos necesarios para una vida activa y saludable1. Organismos internacionales, en una declaración conjunta, reconocen las relaciones entre la SA y la nutrición, por lo que instruyen medidas urgentes para los países miembros, entre otras: a atender los focos de hambre, facilitar el comercio y reformar y reorientar los subsidios perjudiciales con eficiencia y una cuidadosa focalización2. Esto último, para apuntalar los sistemas alimentarios sobre una base social sólida.
A nivel de hogar, la SA se refiere al acceso de todos sus miembros, a una alimentación requerida para una vida saludable; adecuada en términos de calidad, cantidad y aceptable culturalmente; y sin riesgo de perder dicho acceso. En contraparte, la inseguridad alimentaria (IA) se reconoce como la disponibilidad limitada o incierta de alimentos nutricionalmente adecuados e inocuos; o bien, a la capacidad limitada e incierta de adquirir alimentos adecuados en formas socialmente aceptables3.
Se asegura que la pobreza y la inseguridad alimentaria (IA) están aumentando a pesar de los avances en materia de desarrollo. En el año 2022, el 29.6 % de la población mundial (2400 millones de personas) se vio afectado por IA moderada o grave; el 11.3 %, enfrentó IA severa; prevaleciendo en mayor medida en mujeres y en zonas rurales4.
En México, las prevalencias de IA a nivel nacional han sido de 48% a 69.5% entre 2012 y 2016, y de 59.1% en 20205,6; mientras que, en el estado de Morelos, la IA de los hogares era del 54.6 % y 46.3% entre 2008 y 20187, respectivamente. El acceso a los alimentos en los hogares se puede medir por medio de una escala de experiencia cuando estos enfrentan la IA, teniendo como base conceptual cuatro eventualidades: 1) Ansiedad y preocupación por el suministro de alimentos, 2) Ajustes en el presupuesto, afectando la calidad de la dieta, 3) Los adultos limitan la calidad y cantidad de alimentos que consumen, y por último 4) Cuando la alimentación de los menores de edad está comprometida8. Estudios previos han establecido que el grado de inseguridad alimentaria del hogar, medido de esta manera, se correlaciona fuertemente con indicadores de pobreza y de una baja calidad de la alimentación9.
La variedad o diversidad en el consumo de alimentos es un indicador aproximado de la calidad de la dieta, en un sentido práctico, se refiere al número de alimentos diferentes disponibles en un hogar durante un período determinado10. Con objeto de establecer estrategias de promoción en nutrición y salud, se hace necesario determinar cuáles son los individuos más vulnerables a la IA y si el consumo alimentario se puede afectar en un entorno de marginalidad.
El objetivo general fue determinar la prevalencia de IA y la diversidad en el consumo de alimentos de una muestra de hogares de una localidad de alta marginalidad en México.
Materiales y Métodos
Estudio observacional de corte transversal analítico, realizado en hogares de la localidad de La Nopalera, situada a 9.7 Km de la Ciudad de Yautepec, Morelos. Con aproximadamente 1000 habitantes y 296 viviendas habitadas11. En el mes de marzo de 2023, se aplicó una encuesta vivienda por vivienda por definición de 6 sectores del área geográfica de la localidad. Estudiantes de Licenciatura en Nutrición, habilitados como encuestadores, colectaron información de hogares mediante entrevista con un miembro del hogar mayor de 18 años, previo consentimiento de participación voluntaria. El cuestionario fue integrado con preguntas estructuradas y organizado en 5 secciones: I) Identificación de hogares y residentes de la vivienda ENT#091;11 ítemsENT#093;, II) Características de la vivienda ENT#091;5 ítemsENT#093;, III) Inseguridad alimentaria ENT#091;12 ítemsENT#093;, IV) Consumo de alimentos ENT#091;13 ítemsENT#093; y V) Cultivo de hortalizas ENT#091;1 ítemENT#093;. El cuestionario incluyó la declaratoria de la confidencialidad de información, obligatoriedad de informar y respeto a las personas.
Los datos de interés para el presente trabajo fueron: Sociodemográficos: Sexo, edad declarada en años cumplidos, escolaridad declarada y presencia de discapacidad física o mental del jefe de hogar. Para fines analíticos, se definió como hogar al grupo de sujetos que compartían el mismo gasto en alimentos, y como jefe del hogar al sujeto que aportaba el mayor ingreso para la manutención del hogar. Se acotaron 7 categorías de escolaridad, que fueron recategorizadas en dos: estudios completados hasta primaria y estudios completados de secundaria o más. Acerca de la discapacidad, la pregunta específica fue: En su vida diaria el jefe del hogar tiene dificultad para: a) Caminar, moverse, subir o bajar una pendiente, b) Ver, aun usando lentes, c) Hablar, comunicarse o conversar, d) Oír, aun usando aparato auditivo, e) Vestirse, bañarse o comer, f) Poner atención o aprender cosas sencillas, g) Tiene alguna limitación mental, h) No tiene dificultad física o mental). Se contabilizaron las respuestas y para el análisis se reasignaron a dos categorías: no tiene ninguna discapacidad y tiene al menos un tipo de discapacidad. Condiciones de la Vivienda: Tipo de posesión (propia, prestada o rentada), número de habitantes, número de dormitorios, disponibilidad de agua entubada. Se calculó el índice de hacinamiento como el cociente del número de habitantes entre el número de dormitorios, el punto de corte se estableció como >1.5 hab/dormitorio. Seguridad Alimentaria: Se aplicó la escala mexicana de seguridad alimentaria (EMSA) basada en percepción y experiencia de hambre propuesto por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL)12. La escala está conformada por 12 preguntas divida en dos secciones de 6 preguntas cada una que miden primero, la SA en hogares donde conviven solo adultos y enseguida en hogares incluyendo menores de 18 años. El periodo de referencia fueron los tres meses previos a la entrevista. El nivel de seguridad alimentaria fue definido como la suma de afirmaciones relacionadas con la disponibilidad, acceso y distribución de los alimentos en el hogar. El puntaje asignado a cada opción de respuesta fue: No = 0, Si = 1. Si el entrevistado no sabía o no contestaba se consignó como No = 0. El puntaje global obtenido puede variar entre 0 y 12. Para su interpretación, se construyeron las siguientes categorías: hogares de adultos: 0 = Seguros, 1-2 = IA leve, 3-4 = IA moderada, 5-6 IA severa; en hogares que incluían menores de 18 años: 0=Seguros, 1-4 = IA leve, 5-8 = IA moderada, 9-12=IA severa. Consumo de alimentos y diversidad de la dieta: Fue modificado el modelo de cuestionario propuesto por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)8. Se recopiló información sobre la frecuencia de consumo, en los siete días previos, a partir de una lista de 13 ítems, incluyendo 9 grupos de alimentos y 4 alimentos: 1 Frutas, 2 Verduras, 3 Quelites, 4 Jugos Naturales, 5 Frijoles, 6 Tortillas, 7 Leche y lácteos, 8 Huevos, 9 Carnes, 10 Dulces y Repostería, 11 Botanas, 12 Refrescos y 13 Jugos artificiales. Las categorías de respuesta fueron: No se consumió, Si se consumió: Para cada respuesta afirmativa se preguntó: ¿Cuántas veces comió esos alimentos? ¿Más de una vez por día (+M), por lo menos una vez cada día (1D), ¿tres o cuatro días en la semana (3S) o dos días a la semana o menos (2S<). Con base en las respuestas, se calculó el Índice de diversidad de la dieta en el hogar (ID) y se definió como el número de diferentes alimentos de un total de 9 elegidos como básicos (ítems 1-9), consumidos al menos 3 días por semana (d/sem). Para propósitos de este estudio, se representó la diversidad de la dieta mediante la ecuación:
Análisis estadístico
Las unidades de análisis fueron los hogares. Los resultados de los factores en estudio se describen con medidas de frecuencia (número y %) y dispersión (D.E.). Fueron analizados mediante pruebas paramétricas y no paramétricas (t de Student, ANOVA, Tukey post-hoc y ꭓ2, respectivamente) con un nivel se significancia p<0.05, en software IBM-SPSS, v.15.
Resultados
Se analizó información de 106 hogares en los que se encontró a un miembro que consintió participar en la encuesta. La mayoría de las personas que respondieron a la entrevista fueron mujeres (68%) con media de edad de 48 ± 17 años.
Características de los hogares
Se encontró que el 72% de los hogares eran dirigidos por hombres, la edad de los jefes de hogar iba desde los 20 a los 98 años con una media de 54 ± 17 años, con estudios hasta primaria (55%). El 42% describió algún tipo de discapacidad del jefe del hogar y al menos 63% recibía algún tipo de apoyo o beca. El 34% declaró que se cultivaba hortalizas en el traspatio. El 83% declaró que la vivienda era propia, contaba con 3.2 ± 1.2 cuartos, de los cuales 2.3 ± 1.1 eran usados como dormitorios en los que pernoctaban un promedio de 2.0 ± 1.1habitantes, 43% presentaba hacinamiento y el 57% no disponía de agua entubada para beber (Tabla 1). Se encontró que en el 62% de los hogares convivían adultos y menores de 18 años, el resto estaba constituido solo por adultos.
Características de los hogares a | Total | Con IA b | p ENT#091;t ó ꭓ2ENT#093;c |
---|---|---|---|
Sexo del jefe, mujer | 30(28) | 21(70) | 0.08 |
Edad del jefe, años | 54±17 | 57±16 | 0.02 |
Nivel de estudios del jefe, ≤ primaria | 53(55) | 37(70) | < 0.01 |
Dificultad física o mental del jefe, ≤ 1 | 42(41) | 30(71) | < 0.01 |
Reciben apoyos con becas u otros, no | 39(37) | 22(56) | 0.98 |
Cultivan hortalizas traspatio, no | 68(66) | 38(56) | 0.18 |
Vivienda, rentada u otra | 18(17) | 9(50) | 0.54 |
Cuartos | 3.2±1.2 | 3.1±1.1 | 0.33 |
Dormitorios | 2.3±1.1 | 2.3±0.9 | 0.92 |
Habitantes | 4.1±1.9 | 4.3±1.8 | 0.07 |
Hab/dormitorio | 2.0±1.1 | 2.1±1.0 | 0.54 |
Hacinamiento, >1.5 hab/dorm | 61(58) | 35(57) | 0.85 |
Disponibilidad agua p/beber, no entubada | 54(57) | 29(54) | 0.54 |
Nota: a Se describen como n (%) o prom±D.E. b IA Inseguridad alimentaria. c La categoría de contraste son hogares con seguridad alimentaria. p ENT#091;t ó ꭓ 2ENT#093; valor de significancia estadística mediante prueba de ꭓ 2. Fuente: Elaboración propia, 2023.
Inseguridad alimentaria
De las respuestas al cuestionario EMSA, se observó que, por falta de dinero o recursos en la alimentación en hogares de adultos se percibía que: había poca variedad de alimentos 40%, alguno comió menos de lo que debía 24%, o dejo de desayunar, comer o cenar 15%, o se quedó con hambre 17%, alguno dejó de comer un día 15%, se durmió sin comer 4%. Y en los hogares integrados con menores de 18 años, además, se percibía que al menos uno había experimentado: poca variedad de alimentos 26%, comía menos de lo que debía 21%, sintió hambre 21%, se durmió con hambre 17% y dejo de comer un día 3%. A partir de la puntuación global y después de clasificar a los hogares, la prevalencia global de IA fue de 57%, significativamente mayor en hogares que contaban con miembros menores de 18 años que en hogares donde convivían solo adultos (67 % vs 40%, respectivamente, p ENT#091;ꭓ2ENT#093; < 0.05). En la figura 1 se describen en detalle las prevalencias de SA e IA en función del tipo de hogar y nivel de inseguridad.
Como se observa en la tabla 1, la IA fue significativamente más frecuente en hogares dirigidos por mujeres, personas mayores, con al menos un tipo de discapacidad y estudios hasta de primaria completa.
Consumo de alimentos y diversidad de la dieta
La frecuencia con que se mencionaron los tipos de alimentos que fueron consumidos en la semana previa, en orden de magnitud de mayor a menor, quedó como sigue: Frijoles 99%, verduras 98%, tortilla y huevo 97%, carne 94%, leche 85%, frutas 84%, quelites y refrescos 73%, jugos naturales 58%, dulces 48%, botanas 46%, y jugos artificiales 41%. Una vez que se acotaron las frecuencias de consumo y se dividieron los hogares en aquellos que consumieron al menos 3 d/sem y aquellos que fueron consumidos hasta 2 d/sem, y al estratificar los hogares en función de la existencia de menores o solo adultos, como se aprecia en la tabla 2, las prevalencias de IA fueron de mayor magnitud en hogares donde se convivía con menores y donde el consumo de varios tipos de alimentos como los quelites, jugos naturales, frijoles y carnes y otros como los dulces, botanas, refrescos y jugos artificiales, era poco frecuente, hasta 2 d/sem. La media del ID en los hogares incluidos en el estudio fue 5.6 ± 1.9.
Alimentos | Hogares de adultos | Hogares con menores a | Diferencia b | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
n=40 | n=66 | IA | |||||
Consumo hasta 2 d/sem c, n(%) | Total | IA | p (ᵡ2) | Total | IA | p (ᵡ2) | p (ᵡ 2 ) |
Frutas | 14(35) | 07(50) | 0.34 | 33(50) | 24(73) | 0.30 | 1.00 |
Verduras/hortalizas | 08(20) | 05(63) | 0.15 | 13(20) | 11(85) | 0.13 | 0.14 |
Quelites | 26(65) | 11(42) | 0.69 | 43(65) | 30(70) | 0.47 | 0.02 |
Jugos naturales | 23(57) | 09(39) | 0.90 | 45(68) | 31(69) | 0.67 | 0.02 |
Frijoles | 07(18) | 02(29) | 0.50 | 06(09) | 05(83) | 0.36 | 0.05 |
Huevo | 11(28) | 04(36) | 0.77 | 19(29) | 13(68) | 0.85 | 0.14 |
Carnes | 18(45) | 08(44) | 0.60 | 34(52) | 27(79) | 0.02 | 0.02 |
Leche y lácteos | 18(45) | 10(56) | 0.07 | 31(47) | 22(71) | 0.49 | 0.30 |
Tortillas | 03(08) | 01(33) | 0.81 | 05(08) | 03(60) | 0.74 | 0.46 |
Dulces, repostería | 31(78) | 12(39) | 0.76 | 47(71) | 32(68) | 0.70 | 0.02 |
Botanas | 33(83) | 12(36) | 0.31 | 53(80) | 35(66) | 0.83 | <0.01 |
Refrescos | 22(55) | 08(36) | 0.60 | 36(55) | 28(78) | 0.04 | <0.01 |
Jugos artificiales | 29(73) | 12(41) | 0.77 | 53(80) | 36(68) | 0.66 | 0.02 |
Nota: n(%) número y porcentaje. a se incluyen miembros con edad ≤18 años. b hogares de adultos vs. hogares con menores. c La categoría de contraste es el consumo de al menos 3 d/sem. IA Inseguridad alimentaria. p ENT#091;ꭓ 2ENT#093; valor de significancia estadística mediante prueba de ꭓ 2. Fuente: Elaboración propia, 2023.
Se observó que el ID, construido como la suma de las notas positivas de consumo de alimentos de cada tipo al menos 3 d/sem, era significativamente mayor en hogares seguros frente a los hogares que describían algún nivel de IA (6.1 ± 1.9 vs. 5.3 ± 1.9, respectivamente), p ENT#091;tENT#093; < 0.05. En la figura 2, se resume esta relación.
Discusión
Datos de la FAO de 2022, describen que la inseguridad alimentaria moderada o grave afectó al 33.3% de los adultos que vivían en zonas rurales en comparación con el 28.8 % de habs. de zonas periurbanas y 26 % habs. de zonas urbanas4. La prevalencia de IA observada en este estudio (57%) se encuentra por encima del 55% reportado para población del Estado de Morelos en diferentes estudios7,13. De estos, el 17% con IA moderada o severa) estarían en situación de carencia por acceso a la alimentación. Aunque la cifra es menor en el municipio (21.9%) y en la entidad (23.1%), según fuentes oficiales14, sustentaría focalizar estrategias de acción para prevenirla.
La escala para determinar la IA en este estudio proporciona una estimación robusta válida del acceso a los alimentos15. Comparable con otras escalas, ha permitido conocer su asociación con variables socioeconómicas de grupos poblacionales en México16.
La marginación representa la desigualdad en la distribución del progreso que escapa del control personal o familiar y se asocia a: la carencia de oportunidades sociales; a la ausencia de capacidades para adquirirlas y generarlas, así como a la privación e inaccesibilidad a bienes y servicios fundamentales para el bienestar. La marginación se objetiva en las localidades y municipios a través de la educación, vivienda e ingresos monetarios en función del tipo de asentamiento. Por otro lado, la pobreza describe la naturaleza económica de los hogares y los individuos y se ha medido empíricamente en términos monetarios, midiendo ingresos y gastos en relación con un gasto mínimo necesario para satisfacer necesidades básicas17. Cuando no se tienen esos indicadores, se han estudiado, entre otros: acceso adecuado a la salud, educación, agua potable, espacio físico adecuado, seguridad y suficiente capacidad y oportunidad para mejorar la vida propia, condicionantes que reflejan la certidumbre para proveer de alimentos suficientes y de calidad18,19.
Algunos estudios sobre seguridad alimentaria afirman que la mayoría de los hogares en pobreza no son inseguros y muchos hogares inseguros no son pobres20. En este estudio y al haber sido seleccionada una localidad rural identificada como de alta marginalidad21, fueron evidenciados algunos determinantes de la IA asociados a la pobreza.
En lo general, el estudio confirmó que los hogares con mayores prevalencias de IA eran dirigidos por personas mayores, con mayor frecuencia por personas sin estudios mínimos o de primaria y con al menos un tipo de discapacidad. Específicamente los hogares donde convivían solo adultos (n=40), aquellos que eran dirigidos por mujeres, la prevalencia de IA fue mayor frente a los dirigidos por hombres (69% vs 26% respectivamente, p ENT#091;ꭓ2ENT#093; < 0.01), como ha sido evidenciado a nivel internacional22.
Los índices de diversidad de la dieta como el que se propuso (ID) se utilizan como una medida indirecta del nivel socioeconómico del hogar, aunque, cuando se modifican las listas de s de alimentos pueden reflejar objetivos diferentes23.
En este estudio se hicieron adecuaciones en la conformación de la lista de alimentos en su diseño original. Cinco de los nueve tipos de alimentos que se incorporaron en el cálculo del ID han sido señalados como recomendables para su consumo habitual en el contexto epidemiológico de México24 (Frutas, verduras, leguminosas, huevo, carnes y lácteos), para fines de este estudio fueron añadidos los quelites, los jugos naturales, los frijoles, en lugar de leguminosas, y las tortillas. Los quelites son verduras nativas de México que, recolectados o cultivados, son consumidos de manera cotidiana en diversas zonas del país y contribuyen a dar aromas, sabores y texturas a la dieta basada en maíz y fríjol25. En zonas rurales, permiten contar con alimento en tiempos de escasez, coincidente con los ciclos agrícolas26. Como jugos naturales fueron consideradas las bebidas compuestas exclusivamente de extracto liquido de frutas y/o verduras, alimentos que son de consumo frecuente en población mexicana27. Los frijoles y las tortillas son representativos de la dieta tradicional mexicana28. Los frijoles como otras leguminosas son consumidos con mayor frecuencia por personas que viven en el campo o en áreas rurales24.
Al analizar la frecuencia con que eran consumidos los diferentes tipos de alimentos a lo largo de una semana previa, en hogares donde se convivía con menores, se encontró que la prevalencia de IA se asociaba a una reducida frecuencia de consumo de alimentos (hasta 2 d/sem) como los frijoles y los quelites, y otros como los jugos naturales y las carnes (todos con significancia estadística, p<0.05). Entre estos alimentos, el frijol, destaca por su valor nutricional como fuente de proteínas alterna y por el beneficio que conlleva su consumo en el contexto actual de salud29; además de ser uno de los productos estratégicos en la política alimentaria y de desarrollo rural del país30. Queda pendiente la verificación del consumo de otros alimentos del grupo de leguminosas que pudieran contribuir a la variedad.
Las cantidades excesivas en el consumo de nutrimentos críticos (azucares, grasas saturadas o grasas trans y sodio) se han asociado a problemas de salud prevalentes en la población mexicana, entre ellos la obesidad, diabetes e hipertensión24. Por esta razón fueron excluidos de la definición de diversidad los dulces, refrescos, jugos artificiales y las botanas. Interesantemente, el consumo declarado de este tipo de alimentos fue destacado en los hogares con IA que incluían menores, todos estadísticamente significativos, p<0.05. Observación que sustentaría acciones de orientación alimentaria para prevenir de los efectos de su consumo.
Con la premisa de que la diversidad debe ser sostenida en el tiempo, el puntaje obtenido (ID) fue resultado de la suma de los diferentes tipos de alimentos que fueron consumidos al menos 3 d/sem. De esta manera el estudio aporta evidencia que, en cuanto la diversidad de los alimentos que se consumen en los hogares se reduce de manera sostenida, la percepción de IA se agrava.
Debido a que el índice fue probado en población de alta marginalidad, viviendo en un ambiente campesino, queda pendiente verificar si esa relación persiste en el contexto urbano del estado.
Un concepto subyacente de la seguridad alimentaria y limitante en este estudio es la estabilidad o sostenibilidad, que se refiere al marco de tiempo durante el cual se considera la seguridad alimentaria y que puede ser parte de un fenómeno dinámico. En este sentido, existen dos posibles figuras: la IA temporal o transitoria y la IA continua o crónica19. Debido al diseño de estudio y la escala empleada, no es posible aseverar que la IA percibida sea transitoria, continua o cíclica, esto es, por ejemplo, que sea resultado de experimentar la “temporada de escasez” que ocurre en el período justo antes de la cosecha, o bien sea resultado de otra dinámica social, como la migración laboral que puede impactar de manera temporal o cíclica, o como resultado de la migración permanente.
Los resultados mostrados, pueden servir como línea de base en proyectos de promoción de entornos alimentarios saludables. Al respecto, en el año 2022, el BM definió cuatro prioridades para abordar la inseguridad alimentaria: Respaldar la producción y a los productores, facilitar el aumento del comercio, apoyar a los hogares vulnerables e invertir en seguridad alimentaria y sostenible31.
Concretamente, los resultados de este estudio forman parte sustantiva de un proyecto de largo alcance, en cuya metodología primero fueron seleccionadas dos localidades en función de la marginalidad y accesibilidad, y en una segunda etapa se recabó información relacionada con la pobreza y seguridad alimentaria de los hogares para seleccionar a posibles beneficiarios de una intervención para promover entornos alimentarios saludables e implementar unidades de producción agroecológica para el autoabasto familiar, con el fin de contribuir en la soberanía alimentaria, elementos suscritos en compromisos nacionales32 e internacionales33.
La principal limitante metodológica se refiere al proceso de selección de la muestra, al ser aplicada la entrevista en una sola visita a las viviendas habitadas y disponibles en los días programados, solo representa a los hogares donde fue encontrado alguno de sus miembros que decidió de manera voluntaria ser encuestado. Aun cuando el número de viviendas visitadas (106) corresponde al 36% del total de viviendas habitadas (296)11, no es posible hacer inferencias. Queda en perspectiva analizar si la IA se asocia a la mala nutrición en grupos como las mujeres, menores de edad, adultos mayores y personas con discapacidad, e indagar sobre otros factores relevantes para el diseño de proyectos de intervención apropiados y que no fueron abordados en este reporte, como la vulnerabilidad alimentaria y las estrategias de afrontamiento hacia la IA19.
Conclusiones
La inseguridad alimentaria es más frecuente en hogares que son dirigidos por mujeres, personas de mayor edad, con alguna discapacidad o con baja escolaridad. Prevalece con mayor frecuencia en hogares en los que: se convive con menores de edad, existe hacinamiento, o no cultivan huertos traspatio. Los resultados podrían ser indicativos de que cuando se percibe inseguridad alimentaria se tiende a hacer ajustes en el consumo de alimentos, sobre todo cuando existen adultos conviviendo con menores de edad, comprometiéndose la diversidad de la dieta.