Introducción
En la actualidad, es evidente la creciente degradación de los recursos naturales, lo cual es consecuencia de las fallas en los sistemas de gestión ambiental, la inconsistencia de políticas ambientales a nivel global, el debilitamiento de la conciencia y cultura ambiental, así como la falta de coherencia en la aplicación de áreas de protección ambiental en México y el mundo. Ante esta problemática, el gran desafío que enfrenta la humanidad en el siglo XXI consiste en crear sistemas de producción y consumo que reduzcan su impacto en los recursos naturales, lo cual debe alcanzar considerando aspectos sociales, de manera que no comprometan la existencia humana ni el equilibrio de los organismos en el planeta.
Por ese motivo, la ciencia y las universidades trabajan en la generación de conocimiento que permita a las personas reducir el impacto de sus estilos de vida e incluso cambiar la lógica de la civilización que genera problemas ambientales, lo cual exige implica comprender y mejorar la compleja relación entre las personas y el medio natural (Tobón, 2015). Por ejemplo, diversas organizaciones, como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Estermann, 2012), promueven la participación activa del público y las comunidades locales como garantía para la protección ambiental.
Asimismo, la creciente demanda de productos animales de manera eficiente, sostenible y ecológica debido al aumento de la población destaca la importancia de profesiones como la del médico veterinario zootecnista. Esta profesión, que aborda aspectos como la salud pública, la ganadería, la protección ambiental, el saneamiento y la tecnología de los alimentos, ha adquirido relevancia tanto en México como en el ámbito global (Abraham, 2018; Callejas et al., 2017; Ojeda, 2021).
En respuesta a esta demanda, las universidades, tanto públicas como privadas, incorporan competencias profesionales como una vía para mejorar continuamente los procesos de salud y producción animal. Estas competencias son fundamentales en la formación profesional, pues permiten que los graduados tomen decisiones informadas basadas en conocimientos, habilidades y actitudes asociadas a su profesión, y desempeñan un papel crucial en el desarrollo humano, ya que abarcan aprendizajes en tres dimensiones: conceptual, procedimental y actitudinal.
Con base en lo mencionado, es evidente la necesidad de fomentar de manera institucional en la educación veterinaria el desarrollo de destrezas y habilidades para asegurar que los profesionales cuenten con las herramientas necesarias para adquirir competencias profesionales, lo que les permitirá enfrentar con éxito la complejidad de situaciones en el ámbito de la producción y la salud animal a lo largo de su vida profesional.
En este sentido, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) establece que la práctica veterinaria debe estar supervisada y controlada por un veterinario, quien debe contar con las competencias requeridas para llevar a cabo su trabajo de manera efectiva (OMSA, 2012). El desarrollo de esas capacidades está dirigido a maximizar las habilidades específicas de cada estudiante, de ahí que la educación basada en competencias juegue un papel fundamental en este proceso (Guzmán-Cedillo et al., 2015).
Según Pastor et al. (2020) y Berumen et al. (2023), las competencias se definen como interacciones holísticas, reflexivas y funcionales de conocimientos y objetivos cognitivos, procedimentales y actitudinales basados en valores. Estas producen pruebas y acciones transferibles en diversos contextos, y se construyen en la práctica social y en procesos dialógicos, por lo que también son flexibles y siempre pueden mejorarse.
Las capacidades se comprenden como un conjunto de conocimientos y habilidades de pensamiento que conducen a habilidades y destrezas de resolución de problemas. Estas se hallan alineadas con un conjunto de valores previamente analizados y aceptados, lo que evidencia una forma específica de actuar frente al desempeño realizado, por lo que constituyen habilidades que se desarrollan gradualmente a lo largo de todo el proceso educativo. En pocas palabras, son recursos cognitivos conformados por conocimientos, actitudes y habilidades que sirven para actuar eficazmente en diversas situaciones, responder a cuestionamientos o resolver problemas específicos (Davó-Blanes et al., 2018).
Cuando la Unesco establece que los programas y proyectos de formación y aprendizaje basados en competencias deben alinearse con las necesidades sociales y laborales actuales y futuras del siglo XXI, las directrices basadas en competencias reflejan tendencias fundamentales en la educación internacional, especialmente en Europa. Al respecto, Ortega et al. (2017) señalan lo siguiente:
El proyecto más relevante en la educación superior en la comunidad europea, que se ha expandido tanto en este continente como en América Latina y México, es el proyecto llamado Tuning Educational Structures in Europe. Este tiene como objetivo afinar las estructuras educativas de Europa (p. 2004).
El proyecto Tuning propone modificar las estructuras curriculares y sus contenidos para procurar integrar puntos comunes entre los planes y programas de estudio de todas las universidades europeas, sin importar sus salidas académicas. Su enfoque principal es alcanzar puntos de referencia compartidos, sin limitar la autonomía e independencia, es decir, sin excluir la diversidad ni minimizar la autoridad local y nacional. Además, no se centra en los sistemas educativos. Este tiene como objetivo determinar competencias genéricas y específicas, así como las capacidades que todo egresado debe demostrar al ingresar al campo laboral. Los conocimientos necesarios en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) incluyen la acumulación y transferencia de créditos por nivel o módulos para lograr una verdadera flexibilidad e intercambio educativo, además de evaluaciones que generen indicadores comparables a nivel internacional.
Todo lo anterior tiene como propósito adaptarse a la rápida movilidad social, política y tecnológica en el ámbito mundial (Ortega et al., 2017). Vargas (2006) y Tuning (2007) presentan un listado de competencias genéricas, habilidades y destrezas clasificadas, las cuales se detallan a continuación:
Competencias genéricas
Capacidad de abstracción, análisis y síntesis Capacidad de aplicar conocimientos
Capacidad para organizar y planificar el tiempo Conocimientos sobre el área de estudio y sobre la profesión Responsabilidad social y compromiso ciudadano
Capacidad de comunicación oral y escrita y comunicación en un segundo idioma Capacidad de investigación
Capacidad de aprender y actualizarse permanentemente Habilidades integrales con las fuentes de información Capacidad crítica y autocrítica
Capacidad creativa y de trabajo en equipo
Capacidad para identificar, plantear y resolver problemas Capacidad para tomar decisiones y habilidades interpersonales Capacidad de conducir y motivar objetivos y metas comunes Compromiso con la preservación del medio ambiente Compromiso con su medio sociocultural
Habilidad para trabajar en contextos internacionales Habilidad para trabajar en forma autónoma Capacidad para formular y gestionar proyectos Compromiso ético y con la calidad.
Los cambios en la sociedad implican modificaciones en todos los aspectos de la vida humana, por lo que organizaciones mundiales han tenido que intensificar sus esfuerzos para diseñar planes de desarrollo estratégicos en el ámbito de la educación, los cuales buscan desarrollar competencias disciplinarias específicas y competencias genéricas transversales deseadas para alcanzar el perfil profesional deseado (Caballo et al., 2014; Fonseca-Constantino, 2021).
Por ende, se requiere adoptar una nueva visión en la planificación de la educación superior universitaria que atienda las características que demandan las necesidades sociales. La formación educativa debe generar nuevos formadores con competencias que faciliten la transición de la formación inicial a la formación continua, aspecto esencial para la vida de cada individuo. Esto sugiere la revisión de conceptos fundamentales de la planificación estratégica en las universidades y la definición de competencias específicas para cada carrera profesional (Cambiaggi et al., 2012).
El propósito de las competencias es coordinar políticas de formación, planes institucionales y certificaciones profesionales que les permitan a los docentes estimular una mejora significativa en el aprendizaje bajo un nuevo concepto de las capacidades (actitudes y habilidades) del estudiante. Para ello, el enfoque de la educación debe recaer en el alumno, el cual debe ser capaz de aprender de manera colaborativa (Salazar y Chiang, 2007; Viveros et al., 2011). Esto se debe a que en la actualidad los empleadores exigen líderes directivos competentes capaces de sobrevivir y prosperar ante las amenazas. Esto implica formar al estudiante para que comprenda y enfrente el cambio con un comportamiento profesional adecuado.
Como indica Serpa (2021), las áreas clave del desarrollo humano en una empresa deben generar resultados tangibles. Por lo tanto, la orientación basada en competencias debe asegurar que el profesional tenga la capacidad de resolver problemas que se le presenten, estableciendo un enfoque de formación que optimice el aprendizaje significativo y duradero. Calderón y Naranjo (2004) destacan que la posibilidad de construir una ventaja competitiva fundamentada en el talento humano exige a los líderes de recursos humanos desarrollar competencias que respondan a los desafíos en el ámbito profesional.
En México, el modelo de educación por competencias adopta un enfoque similar al de América del Norte, pues se centra en el conocimiento de las habilidades y actitudes necesarias para desempeñarse y destacar en la práctica. Los paquetes de aprendizaje resultan muy útiles al proporcionar instrucciones precisas sobre cada tema y al preparar tareas que ofrecen retroalimentación sobre su aplicación (Hernández et al., 2009; Hernández Martínez, 2019).
Delors (1996) menciona que la nueva orientación de la educación tiene como elemento central el fundamento en las ideas pedagógicas con lo cual se busca una educación integral que desarrolle a la persona en cuatro grandes aspectos:
Aspectos educativos. Aprender a aprender.
El saber de la práctica. Capacidad para hacer frente a diferentes experiencias.
Aspectos de la democracia. Aprender a vivir juntos, dirigido a la comprensión, interdependencia y resolución de conflictos.
Dimensión ontológica. Aprender a desarrollar la autonomía, el juicio y la responsabilidad.
Las competencias en el ámbito educativo se centran en conocimientos, habilidades y actitudes inherentes a una habilidad que responda a la disciplina y a los valores, de modo que permita evaluar los logros a través del desempeño. Este enfoque debe incluir el proceso de enseñanza-aprendizaje, las competencias por construir, las habilidades por desarrollar y la promoción de actitudes sobre valores y disciplina. La planificación, diagnóstico y evaluación del aprendizaje deben orientarse a resultados integrados en el aprendizaje, y abarbar diversos escenarios y situaciones. Estos procesos deben basarse en el desempeño y servir como experiencia, retroalimentación y autoevaluación. En resumen, la importancia de las habilidades actuales está vinculada a la necesidad de adaptarse a las nuevas realidades de la sociedad actual (Alcántara y Zorrilla, 2010).
Por otra parte, la evaluación regular del currículo es fundamental para impulsar cambios que permitan cumplir con el perfil profesional requerido en el mercado laboral y en el autoempleo. En tal sentido, los docentes desempeñan un papel clave al profundizar en el conocimiento, planificar clases de manera estructurada, transmitir conocimientos con estrategias de aprendizaje adecuadas y crear un ambiente adecuado. En pocas palabras, la retroalimentación a través de evaluaciones es esencial, mientras que las relaciones personales, la colaboración y el desarrollo de competencia emocional son vitales para mejorar las prácticas diarias en las instituciones educativas superiores (Climént, 2014).
Las competencias disciplinares, por tanto, conducen a la formación de estudiantes según su perfil de egreso, y están compuestas por habilidades, actitudes y conocimientos. Estas se construyen en la lógica de las disciplinas, pero no son universalmente relevantes para todas. Aun así, permiten establecer espacios, actividades y secuencias centradas en el aprendizaje que sustentan las competencias genéricas (Barrón-Tirado y Díaz Barriga, 2018) y (Estela-Galarza y Falcón, 2022). Las competencias profesionales son fundamentales para formar a los estudiantes en el perfil de egreso, pues permite definir las capacidades productivas en términos de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias en un entorno laboral específico (Guzmán-Cedillo et al., 2015), de ahí que las instituciones educativas deban certificar sus planes curriculares.
La Universidad Autónoma de Zacatecas, por ejemplo, actualmente promueve programas educativos planificados en conjunto con sectores productivos y sociales para adaptarse a las necesidades del entorno. Por lo tanto, es imperativo actualizar el perfeccionamiento y la formación de quienes forman, lo cual se puede ver reflejado en la fase de diagnóstico de las necesidades de evaluación demandadas en el trabajo académico. En este contexto, la docencia debe realizarse con responsabilidad, profesionalismo, ética y el dominio de las competencias necesarias para la práctica profesional.
En el caso concreto del médico veterinario zootecnista (MVZ), debe abordar diversas áreas del conocimiento que también abarcan la conservación y protección del ambiente como un pilar importante de su formación profesional. Por lo tanto, este estudio tiene como objetivo identificar y definir las competencias del eje de conservación y protección del ambiente, así como las asignaturas que lo componen, para establecer las demandas actuales del MVZ en la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Materiales y métodos
Para alcanzar el objetivo establecido, se emplearon métodos bibliográficos, revisión, síntesis, análisis y la descripción de artículos. Las competencias de conservación y protección del ambiente analizadas están alineadas con el plan de estudio actual de la Unidad Académica de Medicina Veterinaria y Zootecnia (UAMVZ) y con las competencias que se buscan en los veterinarios recién egresados con el propósito de garantizar servicios médico-veterinarios nacionales de calidad (OMSA, 2012).
El estudio se llevó a cabo en la Unidad Académica de Medicina Veterinaria durante sesiones de trabajo con la participación de 50 docentes MVZ y 2 expertos en educación veterinaria. Se realizaron 5 talleres de trabajo con una duración total de 40 horas, efectuados en el edificio de posgrado de la UAMVZ de la UAZ. Estos talleres se centraron en la revisión, análisis y discusión documental de artículos de investigación en educación veterinaria, seleccionados tras una búsqueda en bases de datos como Scopus, Web of Sciences, Google Scholar y Dialnet. El proceso de revisión y análisis fue llevado a cabo por equipos de trabajo conformados con este propósito. Después de realizar el trabajo colaborativo durante los talleres, se definieron las competencias y asignaturas que se presentan en los resultados.
Resultados
Este tipo de investigaciones en educación veterinaria aporta significativamente a la comunidad científica en este campo del conocimiento, pues ofrece resultados sobre el eje de conservación y protección del ambiente, tema que suele ser marginado en el estudio de la educación en medicina veterinaria y zootecnia en México y América Latina.
Con base en la revisión y análisis de la literatura científica relacionada con las competencias en el eje de conservación y protección del ambiente, tanto en México como en América Latina, se identificaron las competencias para la licenciatura de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAMVZ-UAZ), así como las asignaturas que la componen. El objetivo fue comprender los requisitos actuales que requiere el médico veterinario y zootecnista. Por otra parte, las academias del eje de conservación y protección del ambiente de la unidad académica elaboraron un informe objetivo identificando las competencias que los estudiantes de la licenciatura de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UAZ deben tener, saber y dominar. Estas competencias se integraron al programa académico de las asignaturas del plan curricular para que los estudiantes las cursen.
La revisión detallada de las competencias profesionales en medicina veterinaria de la Asociación Panamericana de Ciencias Veterinarias y de otras fuentes consultadas, analizadas por el equipo de trabajo, destaca la importancia de las competencias identificadas para la formación integral del médico veterinario zootecnista en el área de conservación y protección del ambiente, las cuales son esenciales para enfrentarse al mercado laboral. Asimismo, se describió la metodología y las evidencias presentadas al Consejo de Unidad de la UAMVZ-UAZ para validar las competencias por materia dentro del eje estudiado.
La tabla 1 muestra las tres competencias profesionales que debe tener el médico veterinario zootecnista en el eje de conservación y protección del ambiente, junto con las materias que debe cursar para enfrentar los procesos dentro de este eje curricular.
Competencia | Materias que la desarrollan |
---|---|
Realiza un manejo y disposición adecuada de los RPBI (residuos peligrosos biológico infecciosos) y CRETIB (corrosivo, reactivo, explosivo, tóxico, inflamable y biológico infeccioso) generados por la actividad médica y agropecuaria para evitar la contaminación del ambiente y propiciar la salud pública. | Manejo Integral de Residuos Agropecuarios. Salud Pública. Desastres y Gestión de Riesgos. |
Realiza un manejo integral de los residuos producidos por la actividad agropecuaria para aprovecharlos y evitar la contaminación del ambiente. | Manejo Integral de Residuos y Subproductos Agropecuarios. Calidad e Inocuidad de Productos Pecuarios. Salud Pública. |
Diseña y aplica metodología para la conservación y aprovechamiento de recursos naturales. | Sistemas de Producción Orgánica. Producción y Manejo de Forrajes. Manejo Integral de Residuos y Subproductos Agropecuarios. Ganadería Regenerativa. Producción Apícola. Ecología. Manejo y Ecología del Pastizal. Producción y Manejo de Forrajes. |
Fuente: Docentes de la UAMVZ
La UAMVZ de la UAZ ofrece un plan de estudios en Ciencias Veterinarias que expresa claramente su intención de enfocarse en la conservación y protección del ambiente durante la formación de los estudiantes. El perfil de egreso busca que los educandos intervengan de manera efectiva en el ámbito laboral con el fin de los estándares de conservación y protección del medio ambiente en los mercados donde se inserten, en línea con las ideas expresadas por Ojeda (2021) y Berumen et al. (2023). Las competencias prioritarias establecidas son las siguientes:
Realiza un manejo de los RPBI y CRETIB generados por la actividad médica y agropecuaria para evitar la contaminación del ambiente y propiciar la salud pública. Materias integradas en el plan curricular: Manejo Integral de Residuos Agropecuarios, Salud Pública, Desastres y Gestión de Riesgos.
Realiza un manejo integral de los residuos como producto de la actividad agropecuaria y así evitar la contaminación del ambiente. Materias integradas en el plan curricular: Manejo Integral de Residuos y Subproductos Agropecuarios, Calidad e Inocuidad de Productos Pecuarios y Salud Pública.
Diseña y aplica metodologías para la conservación y aprovechamiento de recursos naturales. Materias integradas en el plan curricular: Sistemas de Producción Orgánica, Producción y Manejo de Forrajes, Manejo Integral de Residuos y Subproductos Agropecuarios, Ganadería Regenerativa, Producción Apícola, Ecología y Manejo, y Ecología del Pastizal y Producción y Manejo de Forrajes.
Discusión
La definición de competencias se basó en las categorías de destrezas y habilidades establecidas por Vargas (2006) según el proyecto Tuning (2007). En tal sentido, las competencias identificadas coinciden con los criterios de Calderón y Naranjo (2004), quienes destacan la necesidad de avanzar rápidamente en diversas áreas de conocimiento para ajustarlas a las demandas en cuanto a competitividad, desarrollo y progreso del país. Asimismo, las competencias profesionales definidas se alinean con la idea de líderes competentes y con talento humano, conforme a los criterios mencionados por estos autores. De hecho, la definición de competencias se ajusta con las afirmaciones de Salazar y Chiang (2007), quienes sostienen que estas deben adaptarse a los cambios impuestos por el entorno profesional global.
En tal sentido, se respalda la idea expresada por Callejas et al. (2017), quienes argumentan que estas competencias deben estar directamente relacionadas con las unidades de negocio en salud y producción animal, de ahí que se deban evaluar constantemente los programas de formación para mejorar tanto el programa como las competencias a lo largo de la carrera.
Por otra parte, las competencias identificadas en el eje de conservación y protección del ambiente para la educación veterinaria en la Universidad Autónoma de Zacatecas coinciden con los principios establecidos por Pastor et al. (2020) y Berumen et al. (2023), quienes consideran que las competencias son atribuciones y conocimientos que capacitan al profesional para desempeñar sus funciones de manera efectiva, de acuerdo con los objetivos y metas de la empresa pecuaria o de la medicina veterinaria, siempre preservando el principio de conservación y protección del ambiente. Estas afirmaciones concuerdan con lo explicado por Barrón-Tirado y Díaz Barriga (2018) y Estela-Galarza y Falcón (2022), quienes subrayan que en las competencias debe prevalecer el arte, la moral, el derecho, las costumbres, así como hábitos y capacidades desarrolladas.
Conclusiones
En conclusión, el proceso de evaluación del eje de conservación y protección del ambiente en el área de ciencias veterinarias busca proponer una metodología que permita a los estudiantes adquirir conocimientos y capacidades relacionados con el desarrollo de competencias profesionales. Al egresar de la unidad académica como profesionales en el mercado laboral, se espera que validen estas competencias al aplicar sus conocimientos en la protección y conservación del medio ambiente, así como en la prestación de servicios veterinarios o en el sector productivo. Esto se lograría haciendo más eficientes los procesos desde una perspectiva global, lo cual implica aspectos como la elaboración de proyectos, gestión de proyectos, modelos de desarrollo rural sostenible, comunicación eficiente y colaboración con colegas y otros profesionales.
Para ello, las competencias profesionales definidas por el colectivo de docentes de la unidad académica deben ser dinámicas y estar en constante revisión para asegurar que los profesionales en medicina veterinaria y zootecnia estén alineados con las necesidades cambiantes del entorno en el ámbito de la conservación y protección del ambiente. Por ende, se sugiere una revisión periódica, al menos cada cinco años como corte generacional. Además, las materias que conforman cada competencia deben ser objeto de revisión frecuente por parte del núcleo académico base de los docentes que constituyen cada eje. Este enfoque implica cambios curriculares periódicos en el programa de licenciatura para poder abordar de manera efectiva las demandas del sector pecuario y de la salud animal.
Futuras líneas de investigación
Con base en los resultados de la presente investigación, que establece las competencias y materias necesarias en el currículo de la carrera Medicina Veterinaria y Zootecnia, especialmente en el eje de conservación y protección del ambiente, se resalta la importancia de insertar a los egresados de la carrera de manera efectiva en el ámbito laboral de la profesión. Esto, a su vez, destaca la necesidad de investigar los otros cinco ejes curriculares definidos para el programa de licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de Zacatecas (salud, producción animal, sociohumanístico, conservación y protección del ambiente, e higiene y tecnología de alimentos).
La investigación de estos ejes curriculares adicionales proporcionará información crucial sobre las competencias profesionales necesarias para cada área específica de la profesión. Esto se traducirá en asignaturas dentro del plan curricular que contribuirán a fortalecer el currículo y a alinear el perfil del egresado de la Universidad Autónoma de Zacatecas con las demandas del mercado laboral y las necesidades de la profesión en el ámbito de la medicina veterinaria y zootecnia.