Introducción
El comportamiento moral en el trabajo ha sido objeto de estudio en las últimas décadas, por lo que algunas investigaciones han aportado conocimiento sobre las causas y consecuencias de conductas con baja moralidad (He et al., 2023). No obstante, parece necesario abordar la escasez de trabajos sobre las complicaciones conductuales y éticas desde la perspectiva de la salud emocional, el sufrimiento y la competencia moral de los trabajadores (Rodríguez et al., 2017). En otras palabras, se precisan investigaciones que alivien el sufrimiento moral y equilibren el desvío emocional moral con el fin de corregir las afectaciones cognitivas y emocionales que implican una pérdida de competencia moral en el trabajo (Davis y Batcheller, 2020).
La afectación y el sufrimiento moral en los trabajadores implican la imposibilidad de actuar conforme a principios éticos en sus labores organizacionales (Davis y Batcheller, 2020), lo cual puede agravarse debido a sentimientos de enojo, desilusión, impotencia y angustia. De hecho, algunos trabajadores pueden presentar síntomas fisiológicos, como la falta de sueño, ganas de llorar sin motivo aparente, malestares estomacales y cansancio general (Morley et al., 2019).
Respecto al sufrimiento y la afectación moral en el trabajo, algunas investigaciones han señalado que largas jornadas laborales impiden al individuo disfrutar de una vida familiar plena. Además, se han observado consecuencias emocionales del acoso, del egoísmo de los superiores, entre otros (Muñoz et al., 2021), los cuales que se convierten en verdaderos dilemas insolubles para las personas (Allari y Abu-Moghli, 2013). Por ejemplo, deben elegir entre cumplir con el trabajo o con las necesidades familiares, llevar a cabo acciones laborales o seguir sus principios propios, cumplir con las obligaciones laborales o respetar su dignidad, sobrevivir en el trabajo o mantener sus valores personales. De esta manera, se reconoce que existen innumerables situaciones que causan una afectación moral, un sufrimiento e incluso una afectación cognitiva y emotiva residual sobre la competencia moral (Muñoz et al., 2021).
La afectación del sufrimiento y la competencia moral puede ocurrir en trabajadores de cualquier campo, ya que cualquier persona suele enfrentar grandes cargas intelectuales, tanto cognitivas como emotivas, que ocasionan malestar y angustia moral (Muñoz et al., 2021). Estas situaciones demandas habilidades específicas para evaluarlas y superarlas, incluyendo componentes deliberativos, cognitivos y emocionales que ayuden en la gestión de la patología y sintomatología del sufrimiento moral (Muñoz et al., 2021).
Ahora bien, aunque la competencia moral se define como la capacidad del ser humano para realizar valoraciones basadas en un estadio cognitivo y actuar en consecuencia (Kohlberg, 1964; Lind, 2011), se ha demostrado que esta depende más del estado emocional y de emociones particulares que de una estructura cognitiva racional (Etxeberria et al., 2018; Haidt, 2001; Prinz y Nichols, 2010). De esta manera, el sufrimiento moral y un desequilibrio emocional en el trabajador conllevan un deterioro de la competencia moral, lo cual involucra sensaciones emocionales importantes como culpa y vergüenza, que afectan la habilidad de razonamiento y actuación moral (Morley et al., 2019; Robles et al., 2022).
Por eso, cabe destacar que la competencia moral depende más de la estructura emotiva que de la lógica cognitiva. En palabras de Roeser (2011), la intuición deontológica determina la actuación moral más que los imperativos racionales. Así, la competencia moral es una reacción emocional que impulsa una actuación que se racionaliza a posteriori, lo cual permite valorarla como correcta o incorrecta (Etxeberria et al., 2018; Haidt, 2001; Prinz y Nichols, 2010). Incluso, Greene y Haidt (2002) y Greene et al. (2004) han mostrado evidencia, a partir de neuroimágenes cerebrales, de la predominancia emocional en las decisiones morales.
Retomando la afectación cognitiva y emocional laboral, esta provoca que el individuo sea incapaz de reconocer los imperativos morales, ignore las reglas y manifieste una irracionalidad práctica (Greene y Haidt, 2002). En consecuencia, la persona puede señalar a un culpable o sentirse culpable por no haber cumplido con ciertos principios vinculados a su labor.
La afectación de la competencia moral, por ende, involucra una angustia moral ocasionada por la percepción de un hecho desagradable o repugnante que atenta contra los principios morales autoimpuestos, lo que ocasiona una tensión emocional que puede ser muy alta y manifestarse en síntomas como palpitaciones, sensación de falta de aire o dolores estomacales, entre otros.
La baja competencia moral se debe a la percepción de algo que atenta contra la dignidad de la persona, por lo que puede afectar su autoestima, el reconocimiento obtenido y provocar sentimientos de frustración e ira (Morley et al., 2019). De esta forma, se transita de una emoción placentera de orgullo a una autoevaluación dolorosa de culpabilidad (Taylor, 2012; Tracy y Robins, 2007).
Por este motivo, algunos autores señalan la necesidad de diseñar estrategias para reducir la afectación en la competencia moral de los trabajadores (Allari y Abu-Moghli, 2013), mediante intervenciones para corregir desviaciones cognitivas, equilibrar emociones y mejorar la competencia moral, así como remediar el sufrimiento moral asociado (Davis y Batcheller, 2020; (Allari y Abu-Moghli, 2013) con el propósito de ayudar a los trabajadores a enfrentar las afectaciones emotivas y cognitivas morales (Aguiar et al., 2020; Schaefer y Vieira, 2015).
Sin embargo, vale resaltar que la eficacia de determinada intervención depende de los dilemas expuestos a los participantes y de las limitaciones a nivel personal, interpersonal, grupal y organizacional, así como de la detección temprana de la afectación moral y de su atención adecuada (Bong, 2019).
Además, algunas investigaciones han mostrado que la participación de los trabajadores en procesos deliberativos -donde se respeten todas las expresiones emocionales y opiniones, se integre una visión grupal y se razonen las resoluciones- tiene un efecto favorable en la competencia moral (Habermas, 1992; Schaefer y Vieira, 2015). Estas deliberaciones y conversaciones morales abarcan tanto la intuición como la racionalidad (Aguiar et al., 2020; Appiah y Mosconi, 2010; Roeser, 2011). Por ejemplo, ciertos estudios sobre los diálogos abiertos entre trabajadores, jefes y subordinados, y la interrelación emocional empática dentro del equipo de trabajo, demuestran un mejoramiento de la afectación moral y de la competencia moral en los trabajadores (Wenwen et al., 2018).
Ahora bien, respecto a los padecimientos en la salud emocional en México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del año 2022 señala que el 35 % de la población encuestada refirió haber sentido tristeza y el 34 % haber sentido depresión. Estas dos afectaciones fueron experimentadas por los encuestados al menos una vez a la semana o casi toda la semana. En la misma encuesta, se observó que un bajo porcentaje de los encuestados (el 8 %) ha pensado en suicidarse y el 4 % se ha hecho daño para quitarse la vida (Vázquez-Salas et al., 2023).
No obstante, en bases de datos como Scopus, Web of Science, Redalyc y Google Académico, se encontraron pocas investigaciones empíricas en México sobre el sufrimiento moral de trabajadores relacionadas con algún tipo de intervenciones que incidan favorablemente en su competencia moral. En consecuencia, es importante observar cómo los trabajadores mexicanos afrontan las exigencias morales y sus padecimientos emocionales para proponer procedimientos que fortalezcan la competencia moral y evaluar a posteriori el procedimiento implementado (Schaefer y Vieira, 2015).
Explicado lo anterior, el objetivo de este estudio fue llevar a cabo una intervención mediante un método deliberativo, individual y colectivo sobre dilemas morales emocionales semirreales para incrementar la competencia moral en un grupo de trabajadores mexicanos y evaluar su impacto.
Materiales y método
El enfoque de esta investigación fue mixto. Es decir, cualitativo para evaluar una característica del comportamiento (la competencia moral) de un grupo de trabajadores, y cuantitativo porque la competencia moral se expresa en forma numérica (Hernández y Planchuelo, 2014) a partir de la cuantificación del índice de competencia moral emocional (ICME), que va de cero a cien puntos porcentuales.
Asimismo, el diseño fue cuasiexperimental, sin grupo de control, ya que los participantes no fueron seleccionados aleatoriamente, sino por conveniencia. El cuasiexperimento se centró en la intervención en un grupo experimental para determinar el efecto en su competencia moral, cuantificada por el ICME, a partir del método de discusión de dilemas morales emocionales (MDDME). La variable dependiente fue cambio en la competencia moral, y la independiente procedimiento de intervención (Hernández y Planchuelo, 2014). Cada trabajador participante completó el cuestionario moral emocional (CME) (Robles, 2019) antes y después de la intervención.
Además, se compararon las puntuaciones medias del ICME antes y después de la intervención del MDDME para evaluar su impacto entre los trabajadores participantes. El MDDME se llevó a cabo durante un periodo de cinco semanas, en un grupo de trabajadores de un hospital del sureste de Tabasco, México. Las etapas generales de la intervención incluyeron la exposición de los dilemas morales emocionales, la deliberación, la manifestación de una trayectoria moral emocional, la interacción, y la comunicación de las sensaciones y emociones de los participantes.
Participantes
Se conformó un grupo experimental de 30 trabajadores, compuesto por 17 mujeres y 13 hombres, con una edad promedio de 36.7 años, todos voluntarios de un hospital público del estado de Tabasco, México. La muestra fue por conveniencia, y el criterio de selección fue que los participantes manifestaran un sufrimiento moral o un punto de inflexión en su trayectoria de vida.
Para identificar a estos participantes se entrevistó previamente a 120 trabajadores, de los cuales 30 comunicaron haber tenido al menos una experiencia emocional moral que implicaba una alteración en su vida, lo que presupone una afectación en su competencia moral. Por último, se solicitó a los participantes firmar el documento de consentimiento informado, donde se les explicó su contribución al objetivo de la investigación.
Instrumento
El instrumento contestado por los participantes, antes y después de la intervención, fue el cuestionario moral emocional (CME), el cual permite cuantificar el índice de competencia moral emocional (ICME) (Robles, 2019). El CME ha sido validado tanto teórica como empíricamente, a través de estudios exploratorios y confirmatorios en poblaciones de diversas edades, mientras que el ICME ha demostrado ser un parámetro eficaz para evaluar la competencia moral y el balance emocional (Robles, 2019, 2021).
El CME fue aplicado a todos los participantes del grupo experimental, quienes lo contestaron al inicio y al término de la intervención. El cuestionario contiene la historia de “Juan”, quien comete un parricidio involuntariamente en defensa propia. Esta historia sirve como estímulo para los encuestados, ya que los lleva a responder en función de las sensaciones y emociones percibidas de horror, culpa y orgullo; es decir, simpatizan o no con el protagonista de la historia (Robles, 2019).
El CME inquiere sobre las emociones del protagonista a través de 12 ítems: seis sobre la culpa y seis sobre el orgullo, correspondientes a las seis fases morales kohlbergianas. Estos ítems presuponen lo que sentiría el protagonista de la historia respecto al hecho de cometer un parricidio. La competencia moral de los participantes fue registrada por el ICME mediante la medición de la consistencia de las fases emocionales de culpa y orgullo, representadas típicamente en un porcentaje, de cero a uno (Robles, 2019, 2021). El ICME ha sido validado teórica y empíricamente, y ha mostrado un buen ajuste a través de estudios exploratorios y confirmatorios en diferentes poblaciones de varias edades (Robles, 2019, 2021).
Periodo
En el procedimiento de intervención se efectuó una evaluación pretest y postest con el grupo experimental que presentaba un bajo nivel de competencia moral ICME. Además, se consideraron como variable dependiente los cambios en la competencia moral y como variable independiente el procedimiento de intervención (Hernández y Planchuelo, 2014) mediante el método de discusión de dilemas morales emocionales (MDDME), que incluye siete etapas.
El periodo de intervención comprendió cinco sesiones: una por semana, con una duración promedio de 90 minutos, programadas todos los martes de 9:00 a. m. a 11:00 a. m. para evitar los cambios circadianos que pudieran afectar las conductas y aspectos emotivos de los participantes (Mendoza, 2009).
La intervención se realizó de manera presencial y fue guiada por el facilitador, quien, una vez explicados los pasos del MDDME, permitió a los participantes seguir de forma autónoma el procedimiento. Cada sesión incluyó deliberaciones individuales y colectivas (Habermas, 1992; Panea, 2018) sobre un dilema moral (Grasseli y Salomone, 2012).
Durante el MDDME, los participantes deliberaron en pequeños grupos (Habermas, 1992) y reflexionaron individualmente sobre sensaciones placenteras y dolorosas (Bermúdez, 2013). El procedimiento de cada sesión, que incluye siete fases del MDDME, se detalla en la tabla 1.
Fase | Descripción del proceso |
---|---|
1 | Instrucciones y consentimiento informado. |
2 | Lectura del dilema emocional por parte del facilitador, la reflexión sobre la historia y respuestas individuales de cada participante sobre lo que sintió el protagonista de la historia. Los participantes respondieron las siguientes interrogantes: ¿qué tan doloroso crees que fue para el protagonista? ¿Cuánta culpa sintió el protagonista? |
3 | Discusión en grupos de tres a cinco integrantes, jerarquizando sus opiniones sobre las emociones del protagonista. |
4 | Discusión plenaria entre todos los equipos y participantes. Los participantes escuchan y ponen atención a lo que cada uno explica en el debate sobre “Nada o un poco de dolor” y sobre “Mucha culpa y dolor” |
5 | Discusión en los mismos pequeños grupos, jerarquizando diferentes opiniones sobre las emociones del protagonista. |
6 | Conversación plenaria entre los equipos y todos los participantes. Sentimientos, emociones similares y diferentes. |
7 | Clausura plenaria. Sensaciones, emociones durante toda la sesión. |
Fuente: Elaboración propia
La primera fase consistió en instrucciones y la firma de un consentimiento informado. En la segunda, el facilitador leyó el dilema emocional, seguido por la reflexión individual de cada participante sobre los sentimientos del protagonista. La tercera implicó discusiones en pequeños grupos de tres a cinco miembros. La cuarta incluyó una discusión plenaria entre todos los equipos y participantes. La quinta fue una discusión en pequeños grupos sobre opiniones y sentimientos diferentes. La sexta se enfocó en una conversación plenaria entre todos los participantes. En la séptima se propició la expresión de los sentimientos de los participantes a lo largo de la sesión y al cierre. En cada fase, se registró el tiempo de duración, supervisado por el facilitador, y se solicitó su autorización para continuar a la siguiente fase.
El material y el seguimiento de cada sesión fueron realizados por un facilitador titular y dos auxiliares de manera presencial en un aula dispuesta para tal fin, en el centro de trabajo de los participantes. La estructura de cada sesión incluyó un proceso deliberativo (Panea, 2018), tanto individual como grupal, sobre un dilema moral (Grasseli y Salomone, 2012). Los participantes reflexionaron y discutieron sobre sensaciones placenteras y dolorosas de manera individual en pequeños grupos (Bermúdez, 2013).
Dilemas morales
Se seleccionaron cuatro dilemas morales y una solicitud autobiográfica de una trayectoria moral emocional, diseñados para actuar como estímulos y promover el incremento de la competencia moral de los participantes. El primer dilema abordó el conflicto emocional y la culpa por el despido de un gerente. El segundo trató sobre la vergüenza del incesto parental y el conflicto moral emocional que llevó al suicidio del protagonista. El tercero se centró en la trayectoria autobiográfica con una inflexión moral emocional en el trabajo, donde cada participante compartió su propia experiencia e identificó un cambio moral y emocionalmente relevante. El cuarto se relacionó con la salvación de una vida, lo que provocaba una emoción gratificante, por lo que se trataba el orgullo y la felicidad de una enfermera protagonista. El quinto planteó la innovación compartida, que motivó la satisfacción emocional y el orgullo de un ingeniero.
Cabe señalar que las preguntas centrales que desencadenaron la deliberación versaron sobre las sensaciones (dolorosas o placenteras) y las emociones morales (culpa y orgullo) del protagonista del dilema. Los dilemas fueron escritos previamente por el autor principal de este artículo, quien ha creado y probado más de 10 dilemas en diversos contextos poblacionales. Además, fueron probados previamente con un grupo piloto de la misma población. Se seleccionaron aquellos que reflejaban un impacto emocional medio y alto en la población y que estaban vinculados con el entorno de los participantes. El objetivo fue estimular sensaciones y exaltar las emociones morales de los participantes, como la vergüenza, el horror moral, la culpa y el orgullo.
Análisis de datos
Se realizó un análisis descriptivo de las variables continuas, las cuales fueron caracterizadas mediante la media y desviación estándar. Además, se evaluó la normalidad de la distribución utilizando la prueba de Kolmogorov-Smirnov (Gómez-Gómez et al., 2013). Luego, para evaluar el efecto de la intervención en la diferencia del ICME efectuó un análisis de varianza (ANOVA) factorial, el cual se realizó utilizando el software SPSS versión 23.
Resultados
El análisis descriptivo de las variables, incluyendo el índice y los subíndices, se caracterizó por la media y la desviación estándar de los participantes. El subíndice de horror moral fue ligeramente superior a seis (6.12), mientras que el subíndice de culpa mostró un valor mayor (32.25), casi 9 % (8.95 %) que el del orgullo (29.60), y la competencia moral a partir del ICME fue superior a treinta puntos (33.04), lo cual se detalla en la tabla 2.
Años | S-H | SI-C | SI-O | ICME | |
---|---|---|---|---|---|
Media | 36.70 | 6.12 | 32.25 | 29.60 | .3304 |
Desv. Estándar | 3.82 | 2.20 | 13.25 | 9.94 | .23 |
Varianza | 14.586 | 4.85 | 175.68 | 98.854 | .54 |
Fuente: Elaboración propia
Conforme a Kolmogrov-Smirnov, el p valor (0.200) fue mayor que 0.05, por lo que no se rechaza la hipótesis nula. Esto confirma que los datos siguen una distribución normal, como se observa en la tabla 3.
Variable | Test | Kolmogorov-Smirnova | ||
---|---|---|---|---|
Estadístico | Gl | Sig. | ||
E_index | Pretest | .131 | 30 | .200* |
Postest | .097 | 30 | .200* | |
S_ju_c | Pretest | .112 | 30 | .200* |
Postest | .090 | 30 | .200* | |
S_ju_o | Pretest | .105 | 30 | .200* |
Postest | .119 | 30 | .200* | |
H | Pretest | .164 | 30 | .058 |
Postest | .171 | 30 | .055 | |
*. Esto es un límite inferior de la significación verdadera. | ||||
a. Corrección de significación de Lilliefors |
Fuente: Elaboración propia
Las diferencias de medias en el grupo experimental se muestran en la tabla 4 y en la figura 1, donde se aprecia que este tuvo un incremento de 11 puntos en la competencia moral a partir del ICME.
ICME | |||
---|---|---|---|
Test | Media | N | Desviación estándar |
Pretest | .2709 | 30 | .17553 |
Postest | .3899 | 30 | .26636 |
Fuente: Elaboración propia
Para evaluar el efecto de la intervención en la diferencia del ICME se realizó un análisis de varianza factorial (ANOVA). La tabla 5 muestra que los efectos entre sujetos de los grupos de participantes en el ICME fueron significativos, con un valor p menor a 0.05 (F = 4.18, p = 0.05). Además, el tamaño del efecto fue moderado. La potencia observada fue de 0.520 y eta parcial al cuadrado fue de 0.067, lo que indica que aproximadamente el 52 % de la varianza de los participantes se explicó por la varianza entre los tests (pretest-postest).
Variable dependiente: E_index | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Origen | Tipo III de suma de cuadrados | Gl | Cuadrático promedio | F | Sig. | Eta parcial al cuadrado | Potencia observadab |
Modelo corregido | .213a | 1 | .213 | 4.180 | .045 | .067 | .520 |
Interceptación | 6.550 | 1 | 6.550 | 128.728 | .000 | .689 | 1.000 |
Test | .213 | 1 | .213 | 4.180 | .045 | .067 | .520 |
Error | 2.951 | 58 | .051 | ||||
Total | 9.713 | 60 | |||||
Total corregido | 3.164 | 59 | |||||
a. R al cuadrado = .067 (R al cuadrado ajustada = .051) | |||||||
b. Se ha calculado utilizando alpha = .05 |
Fuente: Elaboración propia
Discusión
Los resultados de este estudio son relevantes para el mejoramiento de la competencia moral a través de la deliberación sobre dilemas morales emocionales. En tal sentido, la competencia moral -a partir del índice de competencia moral emocional- registró un aumento significativo de 11 puntos, con más del 50 % de su varianza explicada debido a la intervención realizada, lo que indica que la deliberación sobre dilemas, la trayectoria de vida basada en emociones y sensaciones de los participantes fueron efectivas para incrementar dicha competencia (Habermas, 1992; Haidt, 2001; Prinz y Nichols, 2010).
Asimismo, los resultados subrayan la eficacia de la intervención de este estudio, el cual utilizó deliberaciones sobre emociones, culpa y orgullo en dilemas morales y trayectorias personales, de manera que se superaron las limitaciones de intervenciones puramente cognitivistas, como las realizadas por Gutiérrez y Vivó (2005), Lind (2005) y Hernández y Planchuelo (2014).
Por otra parte, los participantes que reportaron una afectación emocional moral incrementaron su habilidad para expresar sensaciones y emociones, lo cual mejoró su razonamiento moral. De manera complementaria, los comentarios de los trabajadores indicaron que este tipo de deliberaciones y reflexiones sobre sus sensaciones contribuyeron a reducir su angustia moral.
En definitiva, la intervención mediante la deliberación de dilemas morales emocionales sirvió como una herramienta efectiva para desarrollar y elevar la competencia moral. Esto puede contribuir -como sugieren Meza y Guerrero (2016) - a la prevención de conductas inmorales, por lo que se puede ser optimistas con intervenciones de este tipo, ya que pueden mejorar la competencia moral y corregir comportamientos moralmente desequilibrados (Azimpour et al., 2018; Meza y Guerrero, 2016; Osorio, 2018).
Conclusión
El cuasiexperimento presentado -es decir, el adiestramiento a través de la deliberación emocional sobre los dilemas morales para estimular las sensaciones y emociones de los trabajadores involucrados- fue determinante en el incremento de la competencia moral en los participantes. Además, esta investigación permitió deducir que la expresión y comunicación de emociones particulares como la culpa, la vergüenza y el orgullo en pequeños grupos de trabajadores logró fortalecer la confianza, la empatía y el apoyo emocional entre ellos.
Futura línea de investigación
El propósito principal logrado con esta investigación fue incrementar la competencia moral de un grupo de trabajadores a través de una intervención basada en la deliberación individual y colectiva sobre sensaciones y reacciones emocionales frente a dilemas y trayectorias de vida. Incluso, los participantes de la intervención manifestaron haber disminuido su angustia moral.
Sin embargo, para futuras líneas y preguntas de investigación sería recomendable realizar estudios longitudinales y la aplicación simultánea de instrumentos como el CME de Robles (2019) y la escala de riesgo de sufrimiento moral de Schaefer et al. (2019) para observar si el incremento de la competencia moral y el mejoramiento se sostienen a lo largo de la vida adulta de los trabajadores.
Aunado a esto, se debería establecer una futura línea de estudio para evaluar simultáneamente factores organizacionales y competencia moral. Es decir, sería interesante observar cómo las presiones organizacionales (p. e., el hostigamiento laboral, la alta presión productiva y el bajo salario, entre otros) deterioran la competencia moral de los trabajadores.
Por último, sería relevante analizar si la estructura, las estrategias, las políticas y la cultura organizacional determinan la competencia moral y afectan el equilibrio emocional y moral de los trabajadores (Allari y Abu-Moghli, 2013)