Introducción
La psicomotricidad bien puede expresarse como la intervención educativa o terapéutica que tiene como objetivo el desarrollo de las habilidades motrices, expresivas y creativas del niño a través del cuerpo, utilizando el movimiento del cuerpo para el logro del mismo.
Esta disciplina tiene en cuenta diferentes indicadores para entender el proceso del desarrollo humano: la coordinación (expresión y control de la motricidad voluntaria), la función tónica, la postura y el equilibrio, el control emocional, la lateralidad, la orientación espacio temporal, el esquema corporal, la organización rítmica, las praxias, la grafomotricidad, la relación con los objetos y la comunicación. Para la psicomotricidad, es clave poner en perspectiva y en relación dos elementos: lo psíquico y lo motriz. Se trata de algo referido básicamente al movimiento, pero con connotaciones psicológicas que superan lo puramente biomecánico. La psicomotricidad no se ocupa, pues del movimiento humano en sí mismo, sino de la comprensión del movimiento como factor de desarrollo y expresión del individuo en relación con su entorno.
Los orígenes de la psicomotricidad a principios del siglo XX, momento en el que convergen al menos tres corrientes científicas; por un lado, la patología cerebral acepta la ruptura en la correspondencia entre la lesión y el síntoma. Se ha constatado la existencia de disfunciones graves sin la existencia de lesiones cerebrales localizadas, por otro lado, la neurofisiología expresa su preocupación por las conductas de un individuo en relación con el medio, alejándose del laboratorio para estudiar la acción adaptativa del sistema nervioso, llegando a la conclusión de que cualquier movimiento tiene significación biológica.
En tercer lugar, el concepto de psicomotricidad aparece a comienzos del siglo XX con Dupré (1907), “que relaciona algunos trastornos psiquiátricos con los comportamientos motores; describe así el primer cuadro clínico específico: la debilidad motriz, según: todo débil mental posee igualmente alteraciones y retraso en su motricidad” (Bonilla y Morgan, 2014).
Desarrollo
Objetivos
Por lo anteriormente mencionado, los objetivos considerados en la presente investigación son conocer cuál es el desarrollo integral que adquieren los estudiantes a través de la psicomotricidad, analizar la importancia de la psicomotricidad, y conocer la relación entre la psicomotricidad fina y la psicomotricidad gruesa. Para ello se han establecido las siguientes hipótesis:
1) La psicomotricidad en el desarrollo integral es favorable (Quezada-Berumen, Moral de la Rubia & Landero-Hernández, 2019).
2) Existirán diferencias la psicomotricidad fina y la psicomotricidad gruesa (Paredes-Proaño & Moreta-Herrera, 2020).
3) La influencia que ejerce la psicomotricidad fina y la psicomotricidad gruesa se relacionará positivamente con el desarrollo integral que adquieren los estudiantes.
Método
A fin de poner un marco metodológico apropiado a esta investigación, usamos los métodos teóricos análisis‐síntesis e histórico-lógico, con los cuales se investiga qué referencias teóricas, pedagógicas y psicosociales son clave para comprender el objeto de estudio, estableciendo en primer lugar las relaciones esenciales y luego, las características de las principales categorías que lo abordan, con la finalidad de señalar el camino que se debe recorrer en la integración de la psicomotricidad con el desarrollo integral infantil.
La psicomotricidad en su contexto histórico
Situamos los inicios de la psicomotricidad de manera más precisa en el siglo XIX, cuando de forma puntual, se empieza a estudiar los trastornos motores y la conexión con las conductas del comportamiento del ser humano.
“La psicomotricidad, como concepto, aparece en los albores del siglo pasado. Grandes estudiosos de la psiquiatría como Wernicke, Dupré, Sherrington, entre otros, lograron a través de sus investigaciones destacar la relación entre trastornos mentales y físicos” (Mendieta, 2018).
A partir de estos aportes, se trasciende el pensamiento dualista, pues se demuestra la conexión y estrecha relación entre los trastornos motores y mentales.
Dentro de esta evolución, que experimenta la psicomotricidad en su especificidad disciplinar, con justicia hay que señalar los interesantes trabajos de la psicología evolutiva de Piaget, Gessel, Wallon, que aportan una descripción y comprensión del desarrollo psicomotor, que es lo que precisamente abona a favor de su consolidación.
Por otro lado, la configuración teórico-práctica de la psicomotricidad, también se ve subsidiada por los aportes provenientes de la Pedagogía, a través de los métodos pedagógicos de insignes pedagogos de la talla de Montessori, Decroly, Freinet, Deligny.
Definiendo la psicomotricidad
Para Alicia Ruíz e Isaac Ruíz, “la psicomotricidad es una técnica que tiende a favorecer el dominio del movimiento corporal, la relación y la comunicación que el niño y niña va a establecer con el mundo que le rodea (en muchos casos a través de los objetos)” (Alicia Ruíz e Isaac Ruíz, 2017).
La psicomotricidad desde su funcionalidad se desarrolla en tres niveles: a nivel motor o de movimiento corporal, a nivel cognitivo o mental (atención, creatividad, concentración, etc.) y a nivel social y afectivo.
Esta teoría suele aplicarse a niños y niñas, pues la infancia es una de las etapas donde el ser humano tiene mayor capacidad de aprendizaje y adaptación, y esto porque en efecto, la infancia es una de las etapas más importantes del ser humano, en vista de que es en esta etapa, en la que se produce una gran parte del desarrollo motriz, cognitivo, afectivo o social de la persona, entre otros; por tanto, se puede afirmar, que la psicomotricidad es una disciplina que se encarga de trabajar estos factores, teniendo como instrumento de trabajo al cuerpo y el movimiento que de él se genera, considerando que la infancia es una de las etapas donde el ser humano tiene mayor capacidad de aprendizaje y adaptación.
En síntesis, la psicomotricidad hace referencia, por un lado, a la cuestión psicológica, y por otro lado, a la motricidad del ser humano. En relación a la psicología incluimos conceptos como la autoestima, el autoconocimiento, las emociones y la personalidad; y cuando nos referimos a la motricidad, explicamos lo que se relaciona con la toma de consciencia de nuestro cuerpo, la manipulación de objetos, el equilibrio o el contacto.
Motricidad fina y gruesa
Cuando hablamos de psicomotricidad nos referimos a las destrezas o habilidades que muestra el niño a la hora de controlar sus movimientos corporales cuando interactúa con su entorno. Estos movimientos pueden ser de dos tipos: gruesos y finos.
La motricidad gruesa hace referencia a esos movimientos toscos o imperfectos que tienen que ver con los grupos musculares amplios como saltar, correr, rodar, gatear, subir y bajar escalones, etc. Se constituyen en movimientos tanto de fácil aprendizaje y ejecución.
Los resultados no se obtienen de forma inmediata, “se obtendrán en la medida que el niño y niña se adapte a las nuevas situaciones motrices y adquiera la experiencia motriz necesaria para regular sus movimientos” (Ruíz y Ruíz, 2017).
La motricidad fina, en cambio, está asociada con los movimientos que se realizan a través de grupos musculares más pequeños y requieren la coordinación; por ejemplo, del ojo y la mano. Para que esto ocurra son importantes mientras dure la actividad o actividades, la atención y concentración del niño. De modo que la motricidad fina se desarrolla a través de una serie de movimientos que requieren de mucha precisión, enfocándose en una o varias partes del cuerpo. “Se pretende que los niños puedan tomar adecuadamente los objetos, realizando actividades que ayuden a desarrollar la coordinación ojo y mano, coordinación fonética y coordinación gestual” (Santizo, 2018).
Los objetivos de la psicomotricidad
En este apartado empezamos preguntándonos, qué fin o fines persigue la psicomotricidad, y una respuesta válida es que el objetivo de la técnica psicomotriz es lograr el desarrollo de la capacidad de expresión, creatividad y movilidad de las personas, a partir de la interacción con su propio cuerpo.
La psicomotricidad apunta a favorecer el desarrollo integral del niño y niña, que tiene en cuenta sus características psico-afectivas y motrices. Además, permite el desarrollo socioemocional - afectivo de los niños y las niñas “ya que adquirir destrezas y habilidades hará que los niños tomen conciencia de sus logros y avances, esto ayudará a formar su autoestima, como también mejorará las relaciones interpersonales” (Ruíz y Ruíz, 2017).
Desde otro aporte científico, sí es posible señalar que el desarrollo psicomotriz debe trabajar tres aspectos que contemplan tres amplias ramas de objetivos:
La sensomotricidad, que consiste en la educación de la capacidad sensitiva, tanto en lo relacionado al cuerpo como en lo relacionado con el mundo exterior.
La perceptomotricidad, que consiste en educar la capacidad perceptiva, que involucra la toma de conciencia, la estructuración de las sensaciones, y la coordinación de los movimientos corporales.
La ideomotricidad, que consiste en educar la capacidad representativa y simbólica, de modo que el cerebro sea capaz de organizar y dirigir los movimientos respectivos, a partir de la información que este ya tiene almacenada.
Psicomotricidad y habilidades
Dominio corporal
La psicomotricidad comprende el desarrollo de los movimientos globales y amplios; por un lado, existe el dominio corporal dinámico, que constituye “la capacidad de dominar diferentes partes del cuerpo, logrando mover y desplazar objetos, sincronización de movimientos” (Galindo, 2015). Aquí se incluye, la coordinación general, el equilibrio, el ritmo, y la coordinación viso motriz, y por otro lado, existe el dominio corporal estático, que remite “las actividades motrices que llevaran al niño o niña a interiorizar su esquema corporal” (Galindo, 2015); entre estas destacan, la tonicidad, el autocontrol, la respiración y la relajación.
Lateralidad
Portellano (2005) manifestó, que la lateralidad obedece a la distribución de funciones de los hemisferios, lo que implica que el cerebro defina una preferencia en la ubicación espacial para la realización sensorial, socioemocional, cognitiva y motora entre otras (Saldarriaga, 2017).
De modo que hablamos de lateralidad, cuando un individuo domina mejor un lado de su cuerpo que otro.
Equilibrio
Con equilibrio referimos "la capacidad que nos permite vencer la acción de la gravedad y mantener el cuerpo en una postura deseada, sea de pie, sentados o fijos, o en movimiento sin caernos” (AURES, 2021); por ejemplo, mantenernos encima de una superficie sin tocar el suelo.
Existen dos tipos de equilibrio: “estático”, ocurre cuando el cuerpo conserva una posición sin desplazase del sitio; y equilibrio “dinámico”, que expresa la capacidad que permite el control y el mantenimiento de la estabilidad durante el desplazamiento del cuerpo.
Reflejos
En psicomotricidad, se estudia la capacidad del ser humano para reaccionar o responder a un estímulo externo. A esto strictu sensu se le denomina “reflejos”, y es “una respuesta automática e involuntaria que realizamos ante un estímulo especifico” (Otero, 2021). Esta respuesta refleja, implica generalmente, un movimiento muscular.
La práctica psicomotriz
Es la que se realiza tanto de manera grupal como individual, a través de un enfoque que tiene en cuenta las diferentes necesidades especiales y características de los niños con problemas o patologías. Lo esencial aquí es ayudar a los niños que tienen dificultades para relacionarse con los demás y el mundo que les rodea. También se trata de rehabilitar ciertas funciones, que se han visto afectadas por diversas patologías o trastornos.
Como bien se sabe, existen diferentes trastornos psicomotores que pueden diagnosticarse, entre los más importantes se encuentran los siguientes:
Dispraxia: que se relaciona con una falta de organización del movimiento; es decir, tiene que ver con una debilidad motriz generalizada o circunscrita a ciertas habilidades. Es en sí una alteración de los movimientos voluntarios previamente aprendidos, que se ejecutan obedeciendo una orden.
Torpeza motriz: constituye la dificultad que experimenta un niño en términos de movimiento, tanto para moverse en el espacio, tanto en el área corporal, como en el área del grafismo y de la construcción.
Inhibición psicomotriz: los niños con esta problemática comúnmente se evidencian por la inhibición del movimiento, su movimiento está retenido, cosa no esperable en un niño, ya que la actividad motriz es una vía de exploración y aprendizaje del medio, de los objetos, y del dominio y construcción de su propio cuerpo.
Inestabilidad motriz: se expresa por medio de una agitación continua y desordenada, sin que haya armonía entre el movimiento y alguna tarea en específico. Hay una necesidad de movimiento constante sin un para qué definido.
La práctica de la psicomotricidad se aborda de manera interdisciplinaria según el caso a través de las siguientes disciplinas: “Medicina (Médico Pediatra, Fisiatra, Neurólogo, Psiquiatra), Psicología, Psicopedagogía, Fonoaudiología, Terapia Ocupacional, Pedagogía Especial, y Acompañante Terapéutico y Kinesiología” (Clínica de la familia, 2021).
Desarrollo psicomotriz infantil
Empecemos por definir a qué nos referimos cuando hablamos de desarrollo psicomotriz. Aluden a los cambios que el cuerpo experimenta principalmente en lo relacionado a peso y altura. Por la variable peso aludimos a la masa magra y grasa del cuerpo, así como también referimos al peso de la estructura ósea.
En relación a la variable altura, esta evidencia un desarrollo continuo durante la infancia y adolescencia, no siendo igual ni uniforme en todos los infantes. “El crecimiento es acelerado en el primer año, en el segundo año presenta un patrón estable aletargándose hasta la pubertad, que es donde se vuelve a acelerar hasta el final de la adolescencia” (Mendieta, 2018).
Resultados
A efectos de precisar lo que es el desarrollo psicomotriz infantil, asumimos la Matriz elaborada en el libro “Psicomotricidad infantil” (Mendieta, 2018), en la que se discriminan por etapas bien diferenciadas, el desarrollo del niño a partir de los cero meses hasta los seis años.
Desarriollo psicomotriz30 | |
Prenatal | |
0-1 año | El neonato: Presenta reflejos automáticos y movimientos inconscientes y reflejos. Sus reacciones son arcaicas frente a estímulos dolorosos, luminosos, fuertes y ruidos. La emisión de sonidos inespecíficos. |
El primer mes: Intenta mover la cabeza, cierra la mano frente a estímulos externos, trata de buscar la luz o los sonidos. | |
El segundo mes: Se inicia la fijación ocular y trata de seguir los objetos con la mirada. | |
El tercer mes: La cabeza la lleva de un lado a otros (trata de hacer fuerza ante la gravedad), la mano la lleva a la boca y puede ir desde decúbito dorsal a ventral (en algunos casos lo hace a la inversa), tiene movimientos voluntarios y prensión de manos frente a objetos. | |
El cuarto y quinto mes: Se logra levantar en la posición decúbito ventral con ayuda de los codos, levanta la cabeza muy hacia arriba y hacia atrás, puede asir objetos y reconoce a las personas de su entorno, balbucea sonidos como si fueran vocales. | |
El sexto, séptimo y octavo mes: Lleva los pies a su boca, se puede mantener sentado, se quita objetos de su rostro (se ha ensayado con pequeñas piezas de tela), cambia los objetos de una mano a otra, reconoce y sigue los movimientos de otra persona, pronuncia sílabas. | |
El noveno-décimo mes: Desde la posición de sedestación, se mantiene y gira su cuerpo, inicia el gateo y puede llegar a bipedestación con apoyo, el agarre o prensión es más fuerte y duradero, mejora su agudeza visual y la fusión de imágenes de cada ojo en una sola imagen, imita ruidos, dice sílabas. | |
1-2-años | Deambula con apoyo; la posición de bipedestación es más estable; domina la prensión pulgar-índice al sujetar objetos y los lanza; introduce objetos dentro de recipientes; reconoce a las personas de su entorno más cercanas a él; empieza a formar palabras y obedece a órdenes simples; realiza juegos de imitación con las manos; se inicia en la masticación. Al año y medio, ya camina solo y con cargas en sus manos; en la posición de sedestación puede empujar objetos y |
trasladarlos; puede manipular cuadernos pasando las hojas para ver dibujos; domina diez o quince palabras diciendo frases simples; obedece órdenes y tiene sentido de posesión. | |
2-3 años | Puede correr y jugar (sin tener noción del peligro); empieza a subirse a los muebles y otros sitios de mayor altura; coge el lápiz, cuaderno (pretende escribir); imita gestos y reconoce lugares, utiliza pronombres y preposiciones, su lenguaje es casi claro (se entiende casi todo lo que habla); empieza a pedir (cosas, comida, biberón o seno); controla sus esfínteres durante el día. |
3-4 años | Presenta movimientos espontáneos y con alguna armonía; tiene dominio en el inicio y fin de un dibujo; la marcha suele ser controlada en su velocidad; se puede detener y puede hacer el agarre y prensión con mucha fuerza; la lateralidad puede iniciarse con notoriedad; suele inhibir los movimientos involuntarios y empieza a desarrollar la disociación corporal; puede saltar con los pies juntos, copiar círculos; en el lenguaje utiliza palabras plurales y algunos tiempos; es autónomo al comer; se mantiene en un solo pie en posición de bipedestación y camina de puntillas; puede patear balones; pregunta y repregunta sobre lo mismo; discrimina colores, figuras y las puede colorear, cuenta números, canta; puede vestirse y lavarse. |
4-5 años | Tiene equilibrio y ritmo, escribe letras, dibuja y pinta, recorta con tijeras, su lenguaje es casi correcto; ayuda en las labores (juegos de imitación, ayuda en barrer, lavar, etc.); tiene amigos determinados. |
5-6 años | La maduración de su cerebro es casi completa; su visión estereoscópica es casi completa lo que le permite valorar el relieve de los objetos; está capacitado para la etapa de aprendizaje escolar. |
Conclusiones
La psicomotricidad no puede reducirse a un simple método, se trata más bien de un peculiar modo de acercamiento al niño, la niña y a su desarrollo.
El objetivo de la psicomotricidad es el desarrollo de las posibilidades motrices, expresivas y creativas (del individuo en su globalidad) a partir del cuerpo, lo que lleva a centrar su actividad e investigación sobre el movimiento y el acto, que incluye todo lo que se deriva de ello: patologías, educación, aprendizaje, etc.
La psicomotricidad permite que los niños y niñas desarrollen habilidades tales como: dominio corporal, la lateralidad, el equilibrio, y los reflejos.
A fin de que la psicomotricidad cumpla con el rol de contribuir al desarrollo integral infantil, requiere trabajar tres aspectos fundamentales, a saber: la sensomotricidad, la perpectomotricidad, y la ideomotricidad.
La educación psicomotriz es un instrumento cognitivo-corporal que posibilita que los niños y niñas se desarrollen en todos los aspectos propios de su ser, superando así todo enfoque dualista, en virtud que el ser humano es un ente bio-psico-social y espiritual, a saber, constituye un ser integral.
El desarrollo infantil es multidimensional e integral, de modo que una consecuencia visible del trabajo psicomotriz en ellos es que niños y niñas desarrollan sus dimensiones: física, cognitiva, emocional, social y espiritual.