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Estudios sociales. Revista de alimentación contemporánea y desarrollo regional

versión On-line ISSN 2395-9169

Estud. soc. Rev. aliment. contemp. desarro. reg. vol.34 no.63 Hermosillo ene./jun. 2024  Epub 09-Sep-2024

https://doi.org/10.24836/es.v34i63.1408 

Artículos

Vulnerabilidad socioeconómica del campesinado en los Llanos de Durango, México

Socioeconomic vulnerability of the peasantry in the Llanos de Durango, Mexico

María del Socorro Morales-De Casas* 
http://orcid.org/0000-0003-4177-3344

Marco Antonio Márquez-Linares** 
http://orcid.org/0000-0002-4778-0185

Eduardo Sánchez-Ortiz** 
http://orcid.org/0000-0002-1881-5537

*Estancia posdoctoral Conahcyt-Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional. Unidad Durango, Instituto Politécnico Nacional.

**Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional. Unidad Durango, Instituto Politécnico Nacional.


Resumen

Objetivo:

Conocer, desde la óptica de los productores de frijol de secano del norte de México, su dinámica socioeconómica e identificar los factores que inciden en su vulnerabilidad, tomando como referencia la región de los Llanos en el Estado de Durango.

Metodología:

La investigación parte de un enfoque cualitativo mediante el método fenomenológico, empleando como técnica la entrevista a profundidad, los agricultores entrevistados fueron hombres y mujeres que se dedican a la producción de frijol.

Resultados:

Derivado del análisis de las entrevistas se generaron las siguientes cinco categorías relacionadas con la vulnerabilidad campesina en los Llanos de Durango: baja rentabilidad, fragilidad socioproductiva, modificaciones en la estructura social, falta de oportunidades para mejores condiciones de vida y participación del gobierno, de estas emergió como categoría fenomenológica central la fragilidad socioproductiva.

Limitaciones:

Baja participación de mujeres campesinas en contraste con el número de entrevistados del género masculino.

Conclusiones:

La dinámica socioeconómica que ha seguido el campesinado de los Llanos de Durango a través de su historia es un fenómeno multifactorial que ha dado como resultado una serie de condiciones que suponen una amenaza para el principal medio de vida de las comunidades rurales de la región, lo que podría influir negativamente a largo plazo en el abasto de alimentos básicos como es el caso del frijol.

Palabras clave: desarrollo regional; campesinado; vulnerabilidad; migración; pérdida de identidad; abasto de alimentos; problemas sociales

Abstract

Objective:

To learn from the viewpoint of rainfed bean producers in northern Mexico about their socioeconomic dynamics and to identify the factors that affect their vulnerability, taking the Llanos region in the State of Durango as a reference.

Methodology:

The research was approached from a qualitative approach using the phenomenological method, employing the indepth interview technique, the informants were men and women dedicated to bean production.

Results:

From the analysis of the interviews, the following five categories related to peasant vulnerability in the Durango plains were generated: low profitability, socio-productive fragility, modifications in the social structure, lack of opportunities for better living conditions and government participation, of which socio-productive fragility emerged as the central phenomenological category.

Limitations:

Low participation of peasant women in contrast to the number of male informants.

Conclusions:

The socioeconomic dynamics followed by the peasantry of the Llanos de Durango throughout its history is a multifactorial phenomenon that has resulted in a series of conditions that pose a threat to the main livelihood of rural communities in the region, which could negatively influence in the long term the supply of staple foods such as beans.

Keywords: regional development; peasantry; vulnerability; migration; loss of identity; food supply; social problems

Introducción

En México, la agricultura es una de las actividades más relevantes para la población, no solo por su relevancia económica y productiva, sino por ser un elemento identitario, principalmente en las zonas rurales (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural Sede Escribir las siglas o el acrónimo, 2018). De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2022) el 13% de la fuerza laboral del país está enfocada a las actividades agrícolas.

Con base en el anuario estadístico de la producción del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en el 2020, en México, se emplearon alrededor de 18,125,470.40 hectáreas destinadas a la producción de 78 cultivos en las modalidades de riego y temporal (SIAP, 2020). De ese monto, 29 son considerados productos de representatividad nacional, confiriendo una posición especial al frijol y al maíz ya que por su importancia socioeconómica y cultural son catalogados como cultivos estratégicos para la población (Sangerman-Jarquín, Acosta-Gallegos, Schwenstesius-Rindermann, R. Damián-Huato y Larqué-Saavedra, 2010; INEGI, 2018). No obstante, factores como baja productividad, altos costos de producción, erosión de suelos, pérdida de agrobiodiversidad, desigualdad y pobreza afectan en mayor medida a los pequeños productores y ponen en riesgo la continuidad de esta forma de vida (Gliessman, 2002; Mora-Delgado, 2008).

La producción de frijol, en México, se lleva a cabo en las modalidades de riego y secano, en un 12 y 88%. En 2019, se cultivaron alrededor de 27 variedades de frijol. Fueron los estados de Zacatecas, Durango, Chiapas, San Luis Potosí y Chihuahua los que más superficie destinaron al cultivo de este grano, aportando en conjunto el 51% de la producción nacional (SIAP, 2020). A nivel nacional, Durango ocupa la segunda posición en cuanto al número de hectáreas sembradas de frijol. Anualmente, en la entidad, la producción se lleva a cabo principalmente como una actividad tradicional para el autoconsumo y en segundo término con fines comerciales, sin embargo, la mayoría de las comunidades y ejidos presentan descapitalización y bajos niveles de infraestructura. Lo señalado, aunado a las condiciones ambientales como son las sequías y heladas propias de la zona, dan como resultado una economía frágil que incide en la vulnerabilidad de los pequeños productores agrícolas. Ello impide el desarrollo local y regional, teniendo con ello fuertes afectaciones en su calidad de vida (Morales-de Casas, Márquez-Linares y Ávila-Meléndez, 2022). El objetivo de esta investigación es conocer, desde la óptica de los productores de frijol de secano del norte de México, la dinámica socioeconómica e identificar los factores que propician su vulnerabilidad, tomando como referencia la región de los Llanos en el Estado de Durango.

Contexto histórico del área de estudio

La región de los llanos comprende el área que antiguamente ocupaban las haciendas Santa Catalina del Álamo y San Pedro Tapona especializadas en el cultivo de maíz y frijol. Ambos sitios fueron construidos mediante el despojo de tierras durante las expediciones de la Nueva España en el estado (Inafed, 2018). Las haciendas operaban grandes superficies de tierra y ejercían un control total sobre la producción y el mercado regional. Mantenían a los peones y a los pobladores locales en condiciones de vida precarias (León-López, 1988), situación que sumada al contexto nacional mexicano motivó a los campesinos a emprender una lucha organizada para recuperar sus tierras. Conformaron un movimiento que tomó fuerza a partir de 1911 (Cozzi, 2000) del cual fue producto la expedición de la primera ley agraria en 1915. Esta ley permitía la creación de ejidos como una nueva forma de tenencia de la tierra, iniciando la fragmentación de haciendas en 1917 siendo Cuencamé, Peñón Blanco y Ocuila los primeros en entrar al proceso de restitución (Sanginés, 2006).

La lucha campesina mantuvo su auge por casi veinte años hasta que entre 1930 y 1937 se debilitó debido a intereses políticos que los campesinos empezaron a ver a los campesinos como una amenaza y decidieron inmovilizarlos a través de la represión y posteriormente con la institucionalización del movimiento a través de la creación de la Confederación Nacional Campesina (CNC). Los campesinos dejaron de contar con líderes emanados de su organización y pasaron a ser atendidos por personal designado desde el poder con ideales diferentes (León López, 1988).

En los últimos cincuenta años, si bien la CNC ha cumplido con las funciones para las que fue creada también ha sido una limitante para la organización de los campesinos actuales quienes hoy enfrentan una serie de desafíos donde la desigualdad y la descapitalización permanente los han vuelto altamente dependientes de los subsidios y programas de gobierno, que aun cuando han sido diversos no han logrado un impacto duradero. Actualmente, los agricultores de la región han intentado diversificar la producción de alimentos, sin embargo, derivado del deterioro de las capacidades locales y capitales comunitarios no han conseguido este objetivo. Entre 2003-2018, se sembraron alrededor de 36 cultivos, de los cuales el frijol sigue siendo el más destacado. Se registra una superficie promedio anual de 140,000 hectáreas, seguido del maíz y la avena con 22,000 hectáreas y 13,000 hectáreas. En cuanto al resto de cultivos entre los que se encuentran la cebolla, el tomate y otros, las superficies de siembra no rebasan las 1000 hectáreas (SIAP, 2020).

Metodología

La investigación se desarrolló desde un enfoque cualitativo pues el objetivo fue estudiar el fenómeno de manera integral sin limitarse a los aspectos cuantificables (Packer, 2010). Se empleó la fenomenología como método puesto que favorece un acercamiento a la realidad desde la perspectiva de otros. Esto es un papel esencial a la percepción que está directamente relacionada con la manera en la que los individuos aprecian, interpretan y valoran su realidad considerando sus referentes teórico-prácticos, con el fin de conocer sus experiencias y vivencias y con ello generar conocimiento (Rodríguez-Gómez, Gil-Flores y García-Jiménez, 1999). Como técnica se utilizó la entrevista a profundidad por sus ventajas para obtener información sobre diversos temas a través de la conversación libre. En ella, los participantes pueden expresarse en sus propios términos de acuerdo a sus referentes prácticos y culturales, lo que genera un ambiente de confianza que favorece el diálogo, la apreciación del contexto y el acceso a la realidad tal y como es percibida (Spradley, 1979). Asimismo, se atendieron los criterios del muestreo teórico que se enfoca en la selección de participantes tomando en cuenta las necesidades de refinamiento de la información, así como la saturación teórica que nos indica el momento en el que los datos se vuelven homogéneos. Por lo anterior, añadir más casos no aportará información relevante para el estudio, lo que marcará el fin de la colecta de datos (Glaser y Strauss, 2019).

Los temas sobre los que versó la entrevista estuvieron relacionados con aspectos económicos y sociales en torno a la producción de frijol. Considerando lo anterior se realizaron treinta entrevistas durante 2019 y 2020 en diez localidades de los municipios que conforman la región de los llanos, saturando completamente los temas del estudio. El perfil para seleccionar a los agricultores que participaron en el estudio se describe a continuación: dedicarse a la producción de frijol a cualquier escala, cultivar en la modalidad de secano, edad entre 45 y 80 años y un mínimo de veinte años de experiencia.

Antes de iniciar con la entrevista se les explicó a los participantes el objetivo de la investigación, así como también, el tratamiento y uso que se le daría a su información. Las entrevistas fueron audio grabadas con el consentimiento de los agricultores con el compromiso de ser eliminadas después del análisis. Para iniciar el análisis las entrevistas se transcribieron textualmente y se realizó una lectura general con el fin de recuperar las aportaciones puntuales de los entrevistados, posteriormente se identificaron códigos o unidades temáticas que dieron origen a la creación de categorías de análisis cuya finalidad fue organizar los datos y darles una estructura explicativa. Como siguiente paso, considerando las relaciones existentes entre categorías, se determinó la categoría fenomenológica esencial y finalmente posterior a estas reducciones, se realizó el esquema de reducción fenomenológica con el propósito de integrar las categorías, presentar de manera visual las relaciones existentes entre ellas y explicar el fenómeno estudiado. El proceso general de análisis se expresa en la Figura 1.

Fuente: elaboración propia

Figura 1 Proceso sistemático para el análisis de las entrevistas. 

Para la presentación de los resultados, se asignó un identificador a los entrevistados formado por el género al que pertenecen y la edad, que aparecerá a través del texto para citar sus aportaciones. Se debe mencionar que se seleccionaron los fragmentos más representativos con el fin de exponer la información más relevante y reducir las redundancias.

Área de estudio

La región de los Llanos se conforma por los municipios de Cuencamé, Guadalupe Victoria, Peñón Blanco Pánuco de Coronado y Santa Clara (Figura 2). Abarca una superficie aproximada de 10,241.42 km² y se ubica entre los 23.9°00’ y 26°00’ latitud Norte y entre los 104°00’ y 105° 00’ longitud Oeste, con una altitud media entre 1900 y 2100 msnm, predomina el clima semiseco templado, con una temperatura media anual de 19°C. Posee presencia de lluvias en verano y precipitaciones entre 250 y 560 milímetros. Con relación a los aspectos sociodemográficos, los cinco municipios suman una población total de 102,151 habitantes (INEGI, 2020a) cuya actividad económica principal es la agricultura, considerándose la producción de frijol como de alta importancia alimentaria, cultural y social (Inevap, 2019) produciendo anualmente alrededor del 55% de la producción estatal de frijol (SIAP, 2022).

Fuente: elaboración propia.

Figura 2 Municipios que conforman la región Llanos de Durango. 

Resultados

A partir del análisis las entrevistas se identificaron los factores que han propiciado la vulnerabilidad de los productores de frijol, así como también otras problemáticas derivadas de la situación económica actual de los agricultores de esta región de Durango. De los 30 productores entrevistados siete son mujeres y 23 son hombres, todos dueños de sus tierras y autónomos en la toma de decisiones, con las siguientes características (Tabla 1).

Tabla 1 Caracterización socioproductiva de los agricultores entrevistados 

Municipio Núm. de entrevistados Edad promedio Años promedio de educación formal Superficie (Ha) promedio por productor Tenencia de la tierra
Ejido Pequeña propiedad Mixto
Cuencamé 9 65 7 29 5 3 1
Guadalupe Victoria 9 66 6 37 6 2 1
Pánuco de Coronado 3 59 9 30 1 0 2
Peñón Blanco 6 56 9 39 3 3 0
Santa Clara 3 59 7 21 1 0 2

Fuente: elaboración propia

A nivel regional la actividad agrícola es el medio de vida principal en las comunidades y ejidos, no obstante, de los entrevistados en el caso de los hombres 43% realiza actividades económicas complementarias tales como albañilería, sastrería, herrería y ganadería, durante los meses en los que no han iniciado los trabajos agrícolas. Con respecto a las mujeres, el total de entrevistadas son amas de casa; quienes también se desempeñan como agricultoras, poseen títulos de propiedad de sus tierras y son las encargadas de coordinar, supervisar y en algunos casos participar directamente en las labores culturales durante todo el ciclo productivo.

Del proceso de análisis descrito y la comparación constante entre los 30 casos, emergieron 27 temas que dieron origen a las siguientes cinco categorías: baja rentabilidad, fragilidad socioproductiva, modificaciones en la estructura social, falta de oportunidades para mejores condiciones de vida y participación del gobierno (Tabla 2).

Tabla 2 Temas centrales y categorías principales derivados del análisis de las entrevistas a profundidad 

Categorías de análisis Baja rentabilidad Fragilidad socioproductiva Modificaciones en la forma de vida Falta de oportunidades para mejores condiciones de vida Participación del gobierno
Temas
Centrales
Bajos rendimientos Descapitalización Migración Necesidad de cambiar la forma de ver la agricultura Sentimiento de abandono del campo
Alto costo del Diésel Endeudamiento Impactos negativos en el tejido social Abandono de las comunidades Integración de los agricultores en la formulación de programas
Bajo precio del frijol Dependencia de remesas Pérdida de conocimientos e identidad Falta de alternativas para vivir mejor No hay planeación para la siembra a nivel nacional
Equipos viejos o en mal estado Falta de organización Preocupación por las nuevas generaciones Necesidad de reorientar las políticas
Opciones limitadas para venta de frijol Falta de capacitación Atención del campo en tiempos de elecciones
Machismo
Suelos erosionados
Pérdida de fertilidad
Dependencia de las lluvias
Daños por sequías y heladas
Presencia de plagas

Fuente: elaboración propia.

Las categorías incluyen aspectos económicos, sociales, políticos y ambientales que desde la óptica de los agricultores influyen en la problemática actual y de no atenderse continuarán incrementando la vulnerabilidad campesina en todos los sentidos. El desarrollo de las categorías se presenta a continuación.

Baja rentabilidad

La rentabilidad puede entenderse como un indicador de desarrollo que relaciona el costo de los insumos, el tiempo empleado en la producción, el trabajo y quienes lo realizan, así como el beneficio que se obtiene al realizar cualquier actividad económica o inversión. Los entrevistados, hombres y mujeres, identificaron la baja rentabilidad en la producción de frijol como un factor que no les permite capitalizarse ya que los recursos que invierten para la producción como son la mano de obra, el diésel, los fertilizantes, la renta de implementos agrícolas cuando el campesino no cuenta con ellos y en algunos casos la semilla cuando no fue asegurada de la cosecha anterior, representan fuertes inversiones que realizan anualmente y que en la mayoría de las ocasiones no alcanzan a recuperar con la venta del producto.

Es muy difícil capitalizarse de la venta del frijol, simplemente porque lo que pagan; es muy poco comparado con lo que se invierte. Además, lo que se saca se usa para pagar las necesidades que tenemos, o sea, la venta de la cosecha no da chanza de ahorrar y pagar la producción del siguiente año, mucho menos para tener mejores implementos. […] desde que a mí me dejaron las tierras, no he podido comprar implementos, lo que uso el tractor, la rastra todo de perdido tiene quince años en la familia y cuando mi abuelo lo compró ya era usado (H45).

La baja rentabilidad es un problema que se ve reflejado al momento de iniciar el nuevo ciclo agrícola ya que, al no obtener ganancias por la venta del frijol, es necesario recurrir a créditos y hacer uso de remesas y otros ingresos derivados de actividades complementarias que se realizan dentro y fuera de las comunidades. En consecuencia, al no tener una solvencia económica estable para el financiamiento de la producción, en muchas ocasiones no se alcanzan a realizar todos los trabajos que el cultivo necesita, limitando aún más la obtención de una mayor producción. Por otro lado, al tratarse de cultivos de temporal los campesinos de la región son totalmente dependientes de la precipitación, situación que, sumada al alto costo de inversión, ocasiona una incertidumbre generalizada en estos municipios.

Para nosotros es una batalla cada año desde que es el tiempo de barbechar hasta que vendemos, primero porque no tenemos dinero para empezar y después porque todos vendemos al mismo tiempo. […] a mí me mandan dinero mis hijos que están en el otro lado para empezar a trabajar y ya cuando se va vendiendo el frijol de ahí voy sacando para arreglar el tractor, para el aceite, los discos, ahí lo que se vaya necesitando, también a veces se le pide prestado aquí a la gente que se dedica a eso, […], si no tuviera el dinero que mandan o que prestan no podría empezar el barbecho a tiempo (M79).

En cuanto a los trabajos que se realizan durante el proceso productivo, se identifican entre siete y diez labores, de las cuales el total de los productores identificó al barbecho como la actividad qué más gasto de diésel genera llegando a utilizar entre 35 y 60 litros por hectárea, dependiendo de diferentes factores tales como: el estado del suelo, las condiciones de la maquinaria y la manera en que se realiza este trabajo

Se gasta mucho Diésel en el barbecho, más que en los demás trabajos, porque la tierra está apretada y el tractor tiene que pasar despacio para que se abra bien y que no se quiebren los fierros, a veces cuando no se tiene cuidado o los discos son usados se quiebran y es otro gasto más, a veces para pagar los compañeros venden vacas o marranos, a otros que les mandan dinero del otro lado, pero los que no, ya nos amolamos porque ahorros del frijol no tenemos (H75).

En cuanto al costo por mano de obra, el número de jornales es muy variable dependiendo de la superficie, las costumbres del productor, las labores culturales que se realizan y la maquinaria con la que se cuenta. Según los datos proporcionados por los entrevistados durante todo el ciclo agrícola se requieren entre 30 y 140 jornales, con salarios que varían de acuerdo con el trabajo que se esté desempeñando. Ejemplo de anterior es que, desde el barbecho hasta las escardas, normalmente solo se contrata al tractorista quien realiza jornadas de doce horas y se le paga alrededor de 300 pesos. Para las actividades de deshierbe y corte de frijol se contratan peones que trabajan seis horas y su sueldo es de 250 pesos. Finalmente, al momento de la cosecha los salarios oscilan entre 350 y 450 con jornadas de doce horas.

Un dato importante que surgió en las entrevistas es la existencia de diversas expresiones de machismo que viven las mujeres campesinas al dedicarse a la actividad agrícola, puesto que en esta región del país por cuestiones culturales las mujeres no están a cargo de tierras agrícolas ni son tomadoras de decisiones, por lo que en ocasiones puede creerse que no son capaces de desempeñarse como agricultoras.

Desde que murió mi papá, a mí me quedaron las tierras y tuve que aprender a hacer los trabajos porque es muy caro contratar gente, ya hace varios años yo voy a barbechar, a sembrar, yo hago todo el trabajo del tractor nomas cuando se enferman los niños y no está mi hermana que me apoya tengo que buscar un tractorista que me cobra unos 300 al día. […] es difícil para todos los que somos agricultores, pero más para uno de mujer porque tenemos que hacernos cargo de la familia y de las tierras, a veces podemos hacer el trabajo nosotras, pero cuando no, se pone difícil con los sueldos de los peones porque piensan que uno de mujer no sabe de tiempos y del modo de hacer las cosas entonces también batallamos con eso (M45).

Aunado al costo de los insumos, se identificó también que en algunos casos los productores no cuentan con la infraestructura e implementos agrícolas necesarios para la producción de frijol, por lo que requieren alquilarlos incrementando con ello el costo de producción. Por otra parte, en cuanto al estado de la maquinaria utilizada específicamente los tractores han estado al servicio por lo menos quince años. Ello supondría que han llegado al final de su vida útil motivo por el cual los entrevistados reportan descomposturas frecuentes que incrementan los costos anuales e impiden la capitalización y la adquisición de nuevos equipos. Por último, cuando llega el momento de vender, los productores se enfrentan a un mercado limitado para colocar el producto ya que en la región la compra de frijol está dominada principalmente por los acopiadores que controlan el precio del grano de manera arbitraria ofreciendo precios bajos que dificultan recuperar el capital invertido.

Fragilidad socioproductiva

Para efectos de esta categoría la fragilidad socioproductiva se define como el conjunto de factores y procesos ambientales, económicos, productivos y sociales que limitan el desarrollo integral tanto de la producción de frijol como de la forma de vida de los campesinos de la región, que de no atenderse podrían originar a largo plazo vulnerabilidad agroalimentaria, situación dada por las condiciones agropecuarias y económicas necesarias para el abasto de alimentos, las condiciones ambientales en las cuales tiene lugar la producción agrícola y el contexto social y desventajas históricas del medio en el que se desarrollan los pequeños productores (González y Macías, 2007). Con relación a los aspectos económicos, se externa una constante preocupación por la disparidad que existe entre la inversión y el valor de la producción, los campesinos mencionan que se trata de una relación negativa que históricamente ha sido causa de la descapitalización en la región. En cuanto a las fuentes de financiamiento, se refleja una alta dependencia a las remesas, seguida del uso de créditos y subsidios, así como también el empleo de otros ingresos derivados de fuentes complementarias. A manera de consenso los productores indicaron que el ingreso obtenido de la venta de frijol es utilizado para cubrir las necesidades inmediatas por lo cual es difícil verlo como una fuente de financiamiento debido a la baja rentabilidad de esta actividad.

El dinero que yo le meto al frijol viene del Procampo, de lo que consigo prestado y del 60 y más, nunca viene de lo que vendo, porque de seis hectáreas en temporal no sale mucho y lo que sale es para comer, para pagar lo que se debe, y para los gastitos de la casa (H78).

En cuanto a los factores ambientales que contribuyen a la fragilidad socioproductiva se encuentran las condiciones ambientales de la zona, la modalidad de producción y el estado actual del suelo. En los municipios de la región de Los Llanos, de acuerdo con cifras oficiales, cerca del 98% de los agricultores, cultivan frijol en la modalidad de secano (SIAP, 2022), lo que implica una alta dependencia a las lluvias y por lo tanto vulnerabilidad frente a las sequías y al desfase de los patrones de lluvia. Por otro lado, las intensas heladas propias de la zona han sido causa de la pérdida total del cultivo casi al finalizar el año agrícola.

Asimismo, se tienen registros de la presencia de plagas agrícolas principalmente insectos del género Phyllophaga, conocidos entre los agricultores como gallina ciega, que en años anteriores han provocado pérdidas considerables por el daño que ocasionan a las plantas.

Siempre es la preocupación de que no llueve, no tenemos aquí riego para el frijol, la sequía nos pega muy fuerte cada año y de todos modos tenemos que sembrar porque de esto vivimos en los pueblos, si tenemos suerte y llueve hay oportunidad de tener frijol primero para comer, pero si no, se nos pone muy difícil porque perdemos el dinero que ya metimos y son golpes para la economía de la familia que nos afectan mucho (M50).

Aunado a lo anterior se percibe un aumento de suelos agrícolas erosionados y pérdida de fertilidad, que de no controlarse serán determinantes para la continuidad de esta forma de vida en las comunidades rurales. Por último, con relación al tema social, impera la falta de organización campesina y la capacitación que son vistas como limitantes para el acceso a financiamientos o programas para el desarrollo comunitario. Se percibe, también, por parte de las entrevistadas que existe poca inclusión, discriminación y machismo al no ser tomadas en cuenta, puesto que a diferencia de otras partes del país tal como es el caso de los estados de Guerrero, Oaxaca y Puebla, en Durango es excepcional la presencia activa y reconocida de mujeres en la agricultura reportándose un 8.3% en la encuesta nacional agropecuaria (ENA, 2019).

Modificaciones en la forma de vida

Derivado de la problemática en torno a la producción de frijol y la falta de fuentes de empleo que permitan la satisfacción de necesidades básicas, la migración se ha normalizado como una opción importante para resolver las carencias económicas que afectan la forma de vida de las comunidades. De acuerdo con el análisis de las entrevistas, la migración ha ido en aumento en la región y es vista como una alternativa para mejorar las condiciones de vida de las familias, además de ser un factor de suma importancia para sostener al sistema agrícola a través del empleo de remesas como fuente de financiamiento. Los entrevistados expresaron que la migración aumentó aproximadamente a partir de 1990, siendo Estados Unidos el principal país de destino.

Mucha gente sobre todo los jóvenes se van porque aquí no hay trabajo, no hay forma de salir adelante, los trabajos que hay cerca son en las maquiladoras, pero no pagan bien, por eso no queda de otra que irse al otro lado a Estados Unidos o meterse a cosas malas con la gente mala (H67).

No obstante, si bien en un gran número de casos la producción de frijol se ve beneficiada por el flujo de remesas, la migración podría tener efectos negativos en el tejido social de las comunidades ya que en la mayoría de los casos quienes deciden migrar se van como indocumentados y difícilmente tienen la posibilidad de regresar a sus comunidades de origen. Esta situación impacta directamente las dinámicas familiares en las que la ausencia de ciertos miembros de la familia pasa de ser temporal a permanente llegando en ciertos casos a abandonarse definitivamente la agricultura que es considerada también como una actividad tradicional e identitaria en la región.

De mis hijos, cinco están en el otro lado y ya tengo más de veinte años que no los veo, ellos mandan dinero y de ahí vivimos y sembramos, pero yo creo que ya no los voy a volver a ver, ellos ya tienen su vida allá y tienen miedo de venir y ya no poder regresarse, pero aquí a uno de madre siempre le hacen falta sus hijos (M70).

Asimismo, al incrementar el flujo migratorio y el tiempo que pasan fuera de los pueblos, gradualmente se pierden las tradiciones y los significados que para los agricultores como grupo social son importantes, impactando de manera negativa en la identidad colectiva de cada lugar incluyendo a las nuevas generaciones. No obstante, el sentir generalizado de los entrevistados retrata el deseo de dejar un legado de la actividad agrícola en términos de tradición y como una forma de identidad

Cuando los muchachos se empiezan a ir y llegan a regresar vienen y ya no entienden lo que significa ser campesino, no entienden, que la tierra tiene que producir, se les olvida quien fundó el pueblo, cuáles semillas trajeron, cuáles cultivos se dan, a veces llegan y quieren poner billares o cantinas, pero eso es porque ya no se sienten de la comunidad porque ya se les olvidó quién son (H60).

Finalmente, derivado del fenómeno migratorio, los entrevistados identifican cambios en la estructura de sus comunidades de los cuales el más importante se observa en la pirámide poblacional conformada principalmente por niños, amas de casa y adultos mayores.

Aquí mi pueblito se está quedando solo, ya nomas vamos quedando los más viejos, mis hijos se fueron a las Carolinas a ganar dólares porque vieron que de esto apenas se come, a mí me gustaría que, aunque fuera uno de ellos viviera acá para cuando yo ya no pueda seguirle pasarle mi tierrita, pero lo veo difícil (H77).

Falta de oportunidades para mejores condiciones de vida

Esta categoría de análisis se relaciona directamente con la migración y se refiere a la precarización de las condiciones económicas, productivas y laborales que imperan en las comunidades e impiden un desarrollo endógeno integral. Además de identificar el abandono de las comunidades como parte de la problemática campesina, los entrevistados plantean la necesidad de diversificar sus cultivos y perspectivas en torno a la producción de frijol, así como también la manera en la que han llevado a cabo la comercialización de los productos agrícolas. Esto es en el sentido de hacer más eficiente el proceso mediante acciones que permitan la permanencia de la agricultura como un medio de vida para las comunidades rurales.

Actualmente, puede considerarse que los capitales comunitarios y capacidades locales se encuentran erosionados ya que además de lo mencionado anteriormente los campesinos no cuentan con asesoría técnica para diversificar los cultivos, formar empresas comunitarias e incluso para transformar sus productos y darles un valor agregado

Yo pienso que ya es necesario cambiar la forma en que vemos esto de la agricultura, capacitarnos o aprender otras formas de vender o de producir porque a la mejor nosotros mismos nos cerramos el progreso, por ejemplo, siempre parveamos [proceso de sacar el grano de frijol de la vaina] y luego, luego, vendemos, pero eso no nos ha dado buenos resultados, seguimos siendo pobres, entonces pienso que hay que buscar otras formas de hacer las cosas para que tengamos un beneficio más real (H50).

Por otro lado, la falta de alternativas económicas, en los últimos años ha ocasionado otro tipo de afectaciones sociales ya que los jóvenes que no emigran en ocasiones se convierten en blanco fácil y son reclutados por grupos dedicados a actividades ilícitas que como bien es sabido traen consigo diversos impactos nocivos para la sociedad.

mucha necesidad en todos los ranchitos de alrededor los grandes y los chicos tenemos el mismo problema con la agricultura, desgraciadamente este problema va llegando a los chavalos y se les hace fácil irse por el camino chueco, ya es necesario que el gobierno atienda estos problemas, el de la pobreza del campesino y el de estas otras gentes que nomas dañan a la juventud para que podamos salir del hoyo. Como campesinos hemos aguantado mucho en esta situación (H67).

Participación del gobierno en la solución de la problemática agrícola

La participación institucional por parte del Estado, en torno a la actividad agrícola surgió también como una categoría que desde la perspectiva de los agricultores ha influido en la situación actual del campesinado. Al respecto los entrevistados consideran que es esencial una participación más efectiva por parte del estado mexicano en los asuntos relacionados con el campo, tanto en las planeaciones de siembra a nivel nacional como en el tipo de políticas vigentes, subsidios, modelos de producción y vías de comercialización.

Se externó como una prioridad el establecimiento de medidas que contribuyan al crecimiento del sector rural y no solo el acceso a ciertos subsidios que, si bien son útiles, no son suficientes para eliminar la pobreza en las áreas rurales.

Muchos años hemos pensado que el gobierno nomas nos maicea que con el procampo que con el apoyo del Diésel y otros que se les van ocurriendo, y sí sirven, sí nos sacan un rato del apuro, pero no nos ayudan a mejorar completamente y lo que se necesita es que tomen en serio al campesino porque nos estamos acabando y al rato a ver quién les siembra. Necesitamos acciones que nos sirvan a todos (H68).

Asimismo, surge el interés por parte de los campesinos de ser tomados en cuenta en el diseño de políticas, programas y acciones que sean adaptables a diferentes contextos económicos y culturales y que contribuyan a la solución de la problemática actual

Yo veo que se hacen los programas de apoyos, pero no siempre sirven porque se hacen desde arriba, para que la política del campo nos sirva necesitamos que nos hablen para que sepan las necesidades que hay y tengan mejores decisiones. México es un país grande y a veces lo que sirve en otros lados acá no funciona (H55).

Con base el total de las aportaciones se hace evidente la necesidad de contar con políticas públicas integrales que consideren las necesidades y oportunidades que evidentemente son diferentes entre los productores de gran escala y los pequeños agricultores, que estén enfocadas al fortalecimiento de las capacidades locales con el objetivo de mejorar a corto plazo la calidad de vida en las comunidades rurales y en el largo plazo que abonen al desarrollo local y regional, así como a la seguridad alimentaria.

Discusión

La región norte (RN) de México está constituida por nueve entidades federativas entre las que se encuentran Sonora, Sinaloa y Chihuahua que manejan grandes superficies para el cultivo de alimentos. Históricamente, la RN ha sido considerada de alta importancia productiva por su aporte en el abasto de alimentos a nivel nacional. Sin embargo es necesario mencionar que si bien las entidades antes mencionadas se destacan por su nivel de tecnificación y acceso al riego (INEGI, 2018; Sedatu, 2014). No todos los estados que forman parte de la RN cuentan con las mismas capacidades productivas tal y como es el caso de Durango el cual por su vocación agrícola se dedica a la producción de granos básicos específicamente de frijol. No obstante, en contraste con los estados citados, la mayor parte de la producción se lleva a cabo en la modalidad de secano. Eso representa una desventaja para los agricultores ya que son altamente dependientes de la precipitación pluvial, asimismo presentan un bajo nivel de tecnificación que limita el desarrollo de la actividad agrícola, el abasto de alimentos y el mantenimiento de la forma de vida campesina en las comunidades rurales (Inevap, 2019; SIAP, 2020).

En adición a las condiciones ambientales y de infraestructura, acuerdos comerciales de carácter internacional tales como la firma del TLCAN han afectado de manera negativa a los pequeños productores debido en gran medida a la disparidad de condiciones socioeconómicas y productivas de los agricultores mexicanos con respecto a los productores agrícolas de Canadá y Estados Unidos (Morales-De Casas y Márquez-Linares, 2020), además de propiciar otros efectos negativos a nivel nacional tales como la dependencia a las importaciones de granos básicos y otras afectaciones que han modificado la estructura del sector agrícola a diferentes escalas (Moreno-Sáenz, González-Andrade y Matus-Gardea, 2017).

Considerando los hallazgos, triangulaciones y la saturación teórica, así como las relaciones existentes entre las categorías anteriormente presentadas, se generó el diagrama de reducción fenomenológica (Figura 3) y se seleccionó la fragilidad socioproductiva como categoría esencial. Eso fue porque todas las categorías principales se relacionan con ella, sus efectos aparecen con frecuencia en los datos y permite una explicación del fenómeno de manera integral.

Fuente: elaboración propia

Figura 3 Diagrama de reducción fenomenológica de la vulnerabilidad campesina en Durango. 

Para los campesinos de Los Llanos de Durango, la producción de frijol es considerada como un elemento fundamental para la forma de vida campesina, puesto que tradicionalmente ha sido considerada como el principal medio de vida en las comunidades rurales, que aun cuando económicamente es poco rentable, a nivel cultural e identitario tiene una significación profunda para los campesinos activos. Dada la importancia social de esta actividad, se identifica a la fragilidad socioproductiva como el factor determinante que da origen a la vulnerabilidad campesina que de no atenderse puede ser definitoria para la continuidad de esta forma de vida.

Partiendo del análisis realizado, desde la óptica de los campesinos esta fragilidad se ha acrecentado en los últimos treinta años y puede ser entendida como una consecuencia directa de la erosión y pérdida de capitales comunitarios. Tal pérdida es derivada de diferentes procesos económicos, productivos, sociales, ambientales y políticos que históricamente no han logrado resolverse, ocasionando diversas afectaciones para las comunidades campesinas de la región.

Con relación a los aspectos económicos y productivos, la baja rentabilidad es uno de los problemas de mayor importancia para los agricultores debido a que tanto el volumen de producción obtenido como el precio por kilogramo de frijol no permiten a los campesinos en la mayoría de los casos recuperar la inversión realizada. Es el costo por hidrocarburos y las reparaciones de maquinaria los factores que más incrementan el costo de producción. Por un lado, el precio del Diésel según el histórico de precios de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), entre 2017 y 2021 en el estado de Durango fue de 20.71 pesos (CRE, 2023) mientras que para el mismo periodo el precio oficial por kilogramo de frijol para el estado de Durango fue de 13.98 pesos (SIAP, 2022). Sin embargo, considerando la información presentada en fuentes secundarias tales como diarios locales y lo expresado por los campesinos, difícilmente se paga el precio fijado como consecuencia de las atribuciones que han ido ganando los acopiadores o coyotes y el poder que estos ejercen sobre los campesinos. Asimismo la poca competitividad y rentabilidad del frijol se relacionan con la sobreoferta de frijol en el mercado compuesta principalmente por la producción nacional y las importaciones (Guzmán-Soria, de la Garza-Carranza, García-Salazar, Rebollar-Rebollar y Hernández-Martínez, 2019). Dado lo anterior, se observa una relación beneficio costo negativa que aumenta al agregar los costos por mano de obra y otros insumos necesarios.

Como una consecuencia inmediata a lo poco rentable de esta actividad y la inexistencia de fuentes de empleo digna en la región, los agricultores refieren que la migración se ha convertido en una alternativa para aliviar las tensiones económicas y es un fenómeno recurrente en las comunidades que ha ganado intensidad a partir de 1990. Tal es la importancia de la migración que a nivel familiar las remesas representan un ingreso importante para la satisfacción de las necesidades y el financiamiento de la producción de frijol. Según la “encuesta nacional de la dinámica migratoria” desde 1992, el estado de Durango es una de las entidades con un alto nivel de movimientos migratorios (INEGI, 2020b) al respecto, se reporta que durante el periodo 20152020 salieron de la entidad un aproximado de 69,208 personas, de las cuales 14,503 emigraron a otro país siendo el principal destino Estados Unidos. Las edades promedio de los migrantes oscila entre los 25 y 27 años, siendo las principales causas para emigrar la búsqueda de empleos mejor pagados, la reunificación de la familia y en general un cambio en la calidad de vida (INEGI, 2020b; SEGOB, 2022).

En cuanto a las remesas, según informes de la Secretaría de Gobernación (SEGOB) Durango es el séptimo estado a nivel nacional que depende de las remesas para cubrir las necesidades familiares lo que implica un alto riesgo de vulnerabilidad tanto para la economía familiar como regional en caso de no contar con ellas. Con respecto al área de estudio, los municipios que conforman la región de Los Llanos presentan una calificación de alto y muy alto grado de intensidad migratoria lo que es confirmado por los productores. Es el municipio de Guadalupe Victoria el tercer receptor de remesas a nivel estatal con un estimado de 84.2 millones de dólares en 2021, que en su mayoría fueron empleadas para solventar las necesidades inmediatas y como fuente de financiamiento de la producción agrícola; es importante mencionar que en municipios como Peñón Blanco las remesas representan el único ingreso para la economía familiar (Segob, 2022).

No obstante, a pesar de los beneficios en términos económicos, es importante también poner en perspectiva los impactos negativos que trae consigo la migración. Desde la óptica de los campesinos se identifican dos efectos negativos principales. El primero se relaciona con la estructura actual de las comunidades, conformada principalmente por niños y adultos mayores, como una consecuencia de la fuga de mano de obra joven, esta percepción coincide con lo reportado por Gutiérrez, Borré, Montero y Mendoza (2020) con respecto a las consecuencias negativas de la migración. Por otro lado, se hace evidente que, si bien las remesas son importantes en la economía familiar, no son empleadas para generar condiciones de desarrollo que permitan romper el ciclo de dependencia y pobreza que se vive en el medio rural.

El segundo efecto adverso gira en torno a la identidad colectiva, ya que como producto del intercambio cultural propio de la migración las nuevas generaciones en la región gradualmente han dejado de sentirse identificadas con la forma de vida campesina. Se ha observado una disminución en su sentido de pertenencia cultural y territorial, originando una pérdida de conocimientos, tradiciones, simbolismos y significados importantes para los campesinos actuales. Al respecto, según (Rodríguez, 2018) la identidad cultural se establece a nivel individual con influencias colectivas que dan forma a los referentes simbólico-culturales expresados en la vida diaria del individuo, no obstante los movimientos migratorios y la globalización representan un riesgo para la constitución y preservación de la identidad de ciertos grupos sociales, especialmente los más vulnerables.

Finalmente, la participación del Estado se vislumbra como el factor clave para abordar la problemática detectada por diferentes generaciones de agricultores tanto a nivel regional como nacional. Por ello se plantea la necesidad de llevar a cabo una reorientación de las políticas agrarias en términos de inclusión, planificación de siembras, regulación del mercado y otras acciones integrales que favorezcan el desarrollo socioeconómico del campo y no solo como paliativos para mitigar la situación de pobreza que se vive en la mayoría de las comunidades rurales. Asimismo, desde la perspectiva de los entrevistados la atención del gobierno hacia el campo es más evidente en tiempos de elecciones populares perdiendo interés luego de los procesos electorales. Por otro lado, si bien se concibe a los distintos subsidios y programas vigentes como ingresos útiles para la forma de vida campesina, estos no han sido diseñados e implementados para detonar procesos de desarrollo perdurables que beneficien la economía familiar.

Al respecto Cabrera y Gil (2012) reportan que la política agraria en México desde sus inicios durante el período revolucionario se ha diseñado obedeciendo más a fines políticos que económicos y productivos. Es el primer indicio de ello la expedición de la ley agraria de 1915 cuyo objetivo fue reestablecer el patrimonio a los pueblos despojados, así como también controlar la revuelta social que se vivía en el país, más que la búsqueda de la eficiencia productiva del territorio. Posteriormente, tuvieron lugar distintas reformas constitucionales siendo la más importante la de 1992, la cual a través del Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos (Procede) brindaba certidumbre a los ejidatarios mediante la expedición de títulos de propiedad, lo que les permitiría celebrar contratos de aparcería, mayor autonomía en el manejo de sus parcelas, además de una delimitación de áreas que reduciría los conflictos sociales relacionados con la tenencia de la tierra. Sin embargo, la implantación de este programa no fue suficiente para lograr la reconversión de cultivos y el incremento en la inversión en las zonas rurales como se tenía previsto. Aunado a lo anterior, al fragmentarse los ejidos se propició la desorganización campesina e iniciaron problemas relacionados con la desintegración de los núcleos agrarios impidiendo el desarrollo colectivo del campesinado (Hernández-Santos, M. I., Mora-Flores, J. S., Martínez-Saldaña, T., Vaquera-Huerta, H., Cruz-León, A. y García-Salazar, 2006).

Por otro lado, la implementación de este programa coincidió con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994, que implicó un nuevo cambio en el paradigma económico nacional, pasando de un modelo proteccionista que hacía énfasis en la industrialización y el control de las importaciones a uno basado en la apertura comercial que favorecía la inversión extranjera y el libre mercado. En lo que respecta al sector agropecuario mexicano, si bien el modelo anterior brindaba cierta estabilidad de ingresos a los campesinos más pobres, ya eran evidentes los inicios de la descapitalización de este sector. Ello se agudizó con las medidas impuestas por la firma del TLCAN tales como la desaparición de los precios de garantía de granos básicos, el incremento en las importaciones y la disminución gradual de las funciones del Estado en la regulación del mercado, afectando en mayor medida a los pequeños productores en términos económicos y sociales (Huerta y Presa, 2003) siendo estas adaptaciones forzadas el origen de la vulnerabilidad que presentan los campesinos en la actualidad.

Conclusiones

La dinámica socioeconómica de los campesinos en los llanos de Durango se compone de factores económicos, ambientales, políticos y de organización social que se encuentran en constante interacción y han dado como resultado a través de la historia un estado de fragilidad socioproductiva que pone en riesgo la continuidad de esta forma de vida. Como un efecto social de la fragilidad, la migración en la región es un fenómeno recurrente con impactos positivos y negativos de los que destacan el envío de remesas para beneficio de la economía familiar y el financiamiento de la producción agrícola. Por otra parte, ha implicado la pérdida de conocimientos y tradiciones, modificaciones en la identidad colectiva y alteraciones en la estructura de las comunidades rurales. En el aspecto ambiental y productivo la fragilidad se debe a las condiciones climáticas, el bajo nivel de infraestructura y el estado de los recursos agrícolas. Finalmente, la situación económica actual de las comunidades campesinas se deriva de la baja rentabilidad, el mercado limitado para colocar el frijol, y el impacto de una política agraria homogénea y lineal cuyas acciones no han logrado impulsar el desarrollo local de las zonas rurales limitando con ello la calidad de vida del campesinado.

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Recibido: 28 de Julio de 2023; Aprobado: 07 de Febrero de 2024

Autora para correspondencia: María del Socorro Morales-de Casas. Sigma 119, Fraccionamiento 20 de Noviembre II, C. P. 34220 Durango, Durango. Tel: (618) 814 4540 Ext. 82631. Dirección electrónica: modecams@hotmail.com

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