Introducción
La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) fue el mayor centro clandestino de detención durante la última dictadura militar argentina (1976-1983).2 Hoy convertido en “lugar de memoria”,3 su predio abarca 17 hectáreas e incluye más de 20 edificaciones y espacios verdes. Durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner (2003-2015), muchos de los inmuebles fueron transformados en oficinas, centros culturales, talleres o canales de televisión. El Sitio de Memoria ESMA (SME, en adelante) fue uno de ellos; entre sus objetivos, destacan conservar la memoria sobre el “pasado reciente”4 y contribuir al diseño de una memoria colectiva.
La inauguración ocurrió el 19 de mayo de 2015, dentro del marco de los festejos por el 205° aniversario de la Revolución de Mayo.5 La oradora principal fue la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner. Su discurso, transmitido por la cadena nacional de radiodifusoras,6 se centró en la política de Derechos Humanos del Estado argentino, con especial énfasis en la de los doce años precedentes; sobre todo, señaló que dicha persistencia constituía “un ejemplo en el mundo”.7 La anécdota principal fue la rememoración del discurso pronunciado por Néstor Kirchner el 24 de marzo de 2004 con motivo de la creación del Museo de la Memoria en otra de las dependencias del predio.8
La política de Derechos Humanos fue, de hecho, una de las líneas directrices de la agenda de los gobiernos de los Kirchner: la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, la reanudación de los juicios a represores de la última dictadura, la creación de diferentes lugares de memoria y la orden de descolgar los cuadros de los represores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Benito Bignone fueron algunas de las disposiciones y acciones con fuerte carga simbólica llevadas a cabo por ellos. Estas medidas estuvieron acompañadas por una relación estrecha con algunos de los principales organismos y entidades de derechos humanos, como, por ejemplo, Abuelas de Plaza de Mayo, la Asociación Madres de Plaza de Mayo, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la agrupación H.I.J.O.S., Memoria Abierta. Una cierta afinidad ideológica con el denominado “ethos de los sesenta”9 hizo que este mundo de referencia excediera las cuestiones prácticas para ofrecer, asimismo, un espacio de pertenencia ideológica.
Los argumentos precedentes permiten inferir por qué la inauguración del SME constituía para el gobierno de Fernández de Kirchner un momento significativo de los festejos patrios de la Semana de Mayo. Las efemérides resultan una oportunidad manifiesta para la conmemoración de valores considerados “trascendentales” por una comunidad nacional.10 Los derechos humanos alcanzarían por esta vía la dimensión de valor patrio; de allí que la presidente no dudara en considerarlos, en su alocución, parte del “patrimonio de los argentinos”. No era novedad, por otro lado, que los derechos humanos se habían vuelto en los años precedentes una temática destacada de la agenda pública.11
Las razones políticas de la inauguración eran con certeza múltiples y de ninguna manera excluyentes: celebrar los resultados palpables de uno de los ejes de la política gubernamental, inscribir la política de derechos humanos como clave de la identidad nacional, recordar el pedido de disculpas oficial del expresidente Kirchner en el Museo de la Memoria, realizar un ritual con entidades afines, demostrar presencia pública, soliviantar la candidatura de los presidenciables del Frente para la Victoria,12 y un largo etcétera.
Las coberturas informativas de los medios de comunicación ofrecieron, como era de esperar, tratamientos dispares, de acuerdo con su orientación ideológica, con el horizonte de expectativas de sus consumidores y, de manera específica, con sus representaciones previas sobre el gobierno nacional, sus políticas y sus móviles. Sabemos que cada medio construye, sobre la base de un suceso determinado, diferentes realidades para sus lectores; no sólo operan, así, como arquitectos del espacio público,13 sino que conforman, en sus diferencias e intersecciones, el ágora misma en la que se dirimen los asuntos políticos. Los medios serían, en este sentido, el lugar donde, en la escala de la sociedad global, se realizaría el “trabajo” sobre las representaciones sociales, en detrimento progresivo de las instituciones políticas.14
La mediatización del acto del SME ofrece, a nuestro modo de ver, pistas sobre un estado del discurso social15 en la Argentina del último lustro (2012-2017). En primer lugar, permite indagar, de manera cualitativa, el “paisaje público” elaborado por los medios de comunicación: cómo estos despliegan ciertas representaciones sobre política, gobierno, Estado y sociedad. En segundo lugar, permite constatar, por ejemplo, la competencia entre las instituciones políticas y las instituciones mediáticas por cumplir socialmente la función de mediación entre los colectivos que definen las identidades sociales y su entorno.16 Nos referimos a lo que Lucrecia Escudero Chauvel ha señalado en Malvinas. El gran relato como el “lugar institucional de ‘producir la verdad’”.17
1. Marco teórico y metodología de investigación
Nuestro marco teórico-metodológico se basa en una semiótica discursiva. Es cualitativo y contrastivo. Toma como postulado de investigación la aserción de Eliseo Verón de que un procedimiento comparativo resulta principio básico del análisis del discurso, porque “trabaja sobre las disparidades intertextuales, se interesa especialmente por las diferencias entre discursos”.18 Estas variaciones remiten directamente a los fenómenos de competencia propios del campo de la discursividad entendido como mercado de producción de discursos.
La prensa gráfica suministra ejemplos muy claros de estas variaciones estratégicas provocadas por la competencia interdiscursiva. Ante un “acontecimiento real” desconocido, que opera como una “invariante referencial”, las coberturas de los periódicos difieren como resultado de la enunciación: lo que varía entre ellas no es lo dicho, sino las maneras de decirlo, la actitud del enunciador ante sus enunciados. En Fragmentos de un tejido, Verón afirma sobre los discursos de los medios: “La hipótesis de base supone que el acontecimiento real, que es el tema del que hablan tales discursos, constituye una suerte de invariante referencial que nos permite atribuir las diferencias identificables en el nivel textual a diferencias en el proceso de semantización”.19
Todo soporte mediático diseña su dispositivo de enunciación: la imagen del que habla (el enunciador), la imagen de aquél a quien se dirige el discurso (el destinatario) y la relación entre el enunciador y el destinatario que se propone en y a través del discurso. En el caso de la prensa gráfica, el dispositivo es definido por Verón como contrato de lectura.20 Éste consiste en un vínculo que se crea entre el soporte y su lector; se sustenta en una coincidencia ideológica, y hace referencia a cómo un texto periodístico construye la información y se significa como verosímil.
Como consecuencia de este régimen, la construcción del acontecimiento que cada diario realiza se engarza en un horizonte de lectura que, aunque no se encuentra cerrado, está orientado, estructurado;21 esto es, supone una relación durable en el tiempo entre la institución mediática y su lector. La estabilidad del contrato reposa sobre un conjunto de informaciones simplificadas y estereotipadas que reconocen un trabajo de selección, interpretación y ensamblaje. La prensa ofrece una lectura de los hechos que está atravesada por presupuestos, sobreentendidos y preconstruidos; o sea, por un conjunto de elementos que dotan al vínculo de una estabilidad intersubjetiva, que permite que los participantes de una situación comunicativa se entiendan. Estos elementos tácitos son los que el lector debe actualizar en su aproximación al contenido; debe tomar decisiones interpretativas y ayudar a funcionar al texto, como proponía Umberto Eco en su clásico Lector in fabula.22 El mundo de la lectura es un mundo de inferencias, y esas inferencias se organizan esperablemente en hipótesis de lectura que los propios contratos apuestan a regular.
Estas hipótesis surgen a partir de la información disponible en el mundo posible mediático que cada contrato despliega. Son enunciados verosímiles no verificados por el lector, y en la trama de construcción de la verdad mediática el momento de la verificación queda, por lo general, inconcluso.23 Escudero afirma al respecto que el discurso de la información “se otorga el poder de pertenecer al orden de lo real enunciado, aunque presente elementos ficcionales, es decir, no necesariamente acaecidos”. El discurso de los medios de información hace apelación a un poder suplementario “de dicto”, que performa los hechos que enuncia. En este sentido, el mundo posible mediático “es también parasitario, porque las propiedades de los objetos de información que predica muy a menudo no son explicitadas y el lector las da por descontadas en el mundo ‘real’”.24
Sabemos, por los trabajos de Sophie Moirand,25 que, contra una intuición muy común, la mediatización instituye socialmente una memoria mediática que ofrece consistencia, anclaje y espesor diacrónico al devenir aparentemente efímero de las noticias. Esta memoria ofrece sus propias claves de lectura a los acontecimientos cotidianos que los medios cubren, así como, en este caso, a los asuntos vinculados de manera directa y concreta con las políticas de las memorias colectivas y, más en general, con las del kirchnerismo como sujeto político.
Conforme a nuestro marco teórico-metodológico, consideramos la cobertura periodística de tres de los principales medios gráficos nacionales:26Clarín, La Nación y Página/12. Clarín es el diario matutino con mayor tirada de Argentina. Fue fundado en 1945 por Roberto Noble, político, periodista y empresario argentino, con una impronta desarrollista. Actualmente es propiedad del Grupo Clarín, el conglomerado periodístico más grande del país. Su apoyo inicial al gobierno de Néstor Kirchner viró en franca oposición a partir de 2007. La Nación es un matutino argentino fundado en 1870 por el expresidente de la República Bartolomé Mitre. Históricamente ha defendido una posición liberal y conservadora; sus vínculos con las Fuerzas Armadas y con los grandes productores agropecuarios del país son conocidos. Página/12 fue fundado en 1987 por Jorge Lanata y Ernesto Tiffenberg. Considerado en sus orígenes el mayor exponente de la prensa de izquierda en nuestro país, durante los gobiernos de los Kirchner fue decididamente oficialista. Hasta 2017, uno de sus principales columnistas fue Horacio Verbitsky, conocido por su militancia por los derechos humanos. Actualmente es presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).27
El corpus de nuestra investigación está constituido por el conjunto de artículos (noticias, editoriales, columnas de opinión, análisis político, crónicas) publicados en dichos medios respecto de la inauguración del SME, entre el 12 de mayo y el 26 de mayo de 2015; es decir, se tomó en cuenta el total de piezas publicadas en referencia al suceso durante la semana anterior y la semana posterior a la fecha del acto: ocho piezas en el caso de Clarín, once en el caso de La Nación y quince en el caso de Página/12. La elección de la prensa gráfica, dejando de lado otros tipos de soportes o dispositivos, nos permite estudiar de manera articulada, a partir de la noción de contrato de lectura, instancias de producción y de reconocimiento.
2. Sentidos sobreimpresos. La lucha por la significación de la inauguración del Sitio de Memoria ESMA
La política de derechos humanos diseñada por los gobiernos de los Kirchner contribuyó a reanudar el debate público sobre la memoria del terrorismo estatal y a ubicar en el centro de la escena viejas y nuevas tensiones, tanto políticas como institucionales.28 El destino de la ex ESMA fue uno de sus ejes. La progresiva asociación en la esfera pública entre derechos humanos y kirchnerismo, no exenta de la búsqueda que la propia fuerza política procuraba impulsar, hizo de esta problemática en uno de los estandartes de la configuración de la identidad política kirchnerista.29
La cobertura de los diarios sobre la inauguración del SME se codificó, por esta razón, según su visión respecto del kirchnerismo como fuerza política. La disputa por los sentidos del acto deviene así una de las grandes escenas sincréticas del estado de la relación entre política, opinión pública y medios de comunicación en la Argentina del último lustro. Con el correr de los días, diferentes capas de sentido se sobreimprimen en el tratamiento informativo de la prensa gráfica, que se encuentran ligadas a la propia efeméride y a los usos del pasado del gobierno.
La relevancia política de la inauguración del SME se puede observar en las diferentes filiaciones históricas y coyunturales que la ocasión elegida para realizarla sugiere: primero, integra los festejos de la Semana de Mayo, con motivo del 205° aniversario de la Revolución Patria, y de esta manera, memoria y nación son puestos en una relación de mutua implicación con escasos precedentes en la historia de la Argentina democrática;30 segundo, se inscribe en el relato histórico del kirchnerismo de dos maneras tan distintas como complementarias: por un lado, el 25 de mayo de 1973 había asumido la presidencia de la nación, Héctor Cámpora, dando inicio al denominado “tercer gobierno peronista”, primer paso electoral del retorno a la presidencia del hasta entonces proscripto expresidente Juan D. Perón;31 por el otro, el 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner había asumido la presidencia argentina, considerándose a sí mismo miembro de “una generación diezmada” que fue motor del retorno de Perón y que encontraba en Cámpora a uno de sus referentes políticos. Tercero, 2015 es un año electoral: se elige presidente, y por primera vez en doce años el kirchnerismo no puede afrontar el desafío con uno de sus líderes al frente: Néstor Kirchner había muerto inesperadamente el 27 de octubre de 2010 de un problema cardíaco, mientras que Fernández de Kirchner era presidente reelecta en ejercicio y no podía postularse a un tercer mandato consecutivo por disposición de la Constitución.
Con vistas de las filiaciones precedentes, no resulta aventurado afirmar que la inauguración del SME ocupa un lugar de peso en el sistema de relatos32 del tercer gobierno kirchnerista (2011-2015). Pero si los sistemas políticos tienen parte de su base de sustentación sobre ciertas narraciones que instauran una inteligibilidad histórica, los medios poseen el régimen más importante, heterogéneo y extendido de producción y circulación de relatos contemporáneos. Si en otros trabajos nos hemos interesado por la oratoria política y sus relatos,33 en este trabajo nos interesa estudiar la cobertura de prensa del acontecimiento SME, con el propósito de indagar el régimen mediático y de obtener conclusiones preliminares acerca de la configuración de representaciones públicas dominantes en el período inmediatamente anterior a las elecciones nacionales de 2015.
¿Qué realidad producen La Nación, Clarín y Página/12 respecto del acto de inauguración del SME, entendido como invariante referencial? ¿Cómo construyen este acontecimiento?, ¿qué peculiaridades le confieren? Con base en lo anterior, tomaremos como eje de trabajo las hipótesis de lectura que organizan el mundo posible mediático que cada diario propone dentro del marco de su contrato y trataremos de caracterizar el mundo compartido que entraman. Estos sistemas narrativos contribuyen de manera especial a la construcción de la opinión pública, ya que cubren, por sus diferencias ideológicas, un rango amplio de las principales orientaciones de la opinión pública.
3. Lecturas disímiles. Entre la degeneración y la realización democrática
El suelo común de la cobertura mediática de los tres diarios es el significado institucional del acto. La pregunta rectora de los medios analizados tendrá con certeza diferentes respuestas, pero un tópico común: la legitimidad institucional del acto, su fidelidad a la Historia, la inocencia de sus motivos, el porqué de su realización. ¿Quién organiza el acto, con qué fin y qué sentido tiene? ¿Fueron los organizadores la presidente y/o el kirchnerismo, o se trató del Estado como institución en conjunto? ¿Qué representaciones de los actores y del acto se ponen en juego? Cada medio construye un mundo posible mediático en el que conjuga las propiedades de los individuos y las situaciones, de manera tal que propone a sus lectores hipótesis que, desplegadas en el horizonte del contrato que cada diario sostiene con ellos, sugieren distintas interpretaciones y organizan en mosaico un panorama de la opinión pública.
Tratemos de introducir las líneas generales del análisis. Como veremos enseguida, tanto Clarín como La Nación entienden el acto de inauguración del SME como una coartada para impulsar la campaña electoral de los presidenciables del Frente para la Victoria, Daniel Scioli y Florencio Randazzo. Por el contrario, Página/12 sugiere que el acto forma parte de la celebración de la Revolución de Mayo por derecho propio y que se enmarca en una tradición más amplia, que es la de la expansión de derechos políticos, sociales y civiles promovida por los movimientos populares. La política de derechos humanos alcanzaría, a través de este gesto estatal, el estatuto de patrimonio nacional, de signo ineluctable de la imagen del país ante el mundo.
La hipótesis electoralista de Clarín y La Nación sobre las razones del acto y de los festejos en su conjunto no sería más que un llamado de atención sobre una conjetura más amplia que se ha venido indicando dentro del contrato de estos medios. Esa conjetura es la de la degeneración democrática como resultado de un gobierno que personalizaría el Estado y socavaría los cimientos de la democracia como régimen político.
Los lectores de Página/12 no participan de un mundo mediático semejante. Para ellos, como parte del contrato de lectura, las hipótesis sobre los gobiernos de los Kirchner se orientan en el sentido de una realización democrática que involucra la ampliación de derechos políticos, sociales y civiles. La celebración de la Semana de Mayo es apenas un mojón de un proceso mucho más amplio de consustanciación entre Estado, nación y pueblo cuyos antecedentes deberían buscarse repartidos entre las ya lejanas experiencias del pasado.
Con el fin de exponer los argumentos aquí sintetizados, organizamos nuestro artículo en cuatro secciones: la primera de ellas se ocupa de indagar en los matutinos seleccionados los sentidos de la Semana de Mayo y de rastrear la designación de los organizadores; la segunda analiza las razones que cada medio encuentra como móviles de las distintas actividades programadas; en la tercera se analiza con mayor detalle las hipótesis de la degeneración democrática; por último, se contrastan dichas conjeturas con el mundo posible mediático desplegado por Página/12 y su estrategia “ventrílocua”. Las conclusiones señalan los resultados del análisis y ofrecen un cierre provisorio de la pesquisa.
4. Los festejos de la Semana de Mayo: sentidos y organizadores
Los sentidos de la Semana de Mayo y los agentes responsables de su organización se integraron en cada diario en argumentaciones dispares. El propósito de esta sección es analizar cómo cada uno de ellos interpretó los significados del acto con respecto a la coyuntura histórica y a la efeméride misma; de manera análoga, interesa analizar la asignación de responsabilidades con el propósito ulterior de estudiar los motivos.
Los tres diarios coinciden en que la inauguración del SME debería ser de carácter institucional, pero sólo Página/12 considera que este imperativo fue satisfecho por los organizadores. La Nación y Clarín sugieren, en cambio, leerla en clave de campaña electoral, subordinada a su lógica y orientada a sus fines.
Al poner el foco en las noticias34 producidas por estos tres medios de prensa en el día de la inauguración del SME y durante la semana previa, notamos que los tres remarcaron que el acto formaba parte de la denominada Semana de Mayo (19 al 25 de mayo de 2015), entendida como una semana de jornadas patrias destinadas a celebrar la Revolución de Mayo.35 El gobierno organizó varias actividades artísticas y culturales, muchas de ellas conmemorativas, entre las que se destacaron la inauguración del Centro Cultural Néstor Kirchner36 y el traslado del sable corvo del General José de San Martín desde el Regimiento de Granaderos a Caballo hasta el Museo Histórico Nacional.37 Además, se realizó un acto en Retiro, donde se firmó un decreto que promulgó la ley de creación de la empresa Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado y también se fijó como objetivo prioritario la recuperación de los ferrocarriles de pasajeros y de carga. La Semana de Mayo se inició con la inauguración del SME y culminó con un festejo multitudinario en Plaza de Mayo38 en el que participaron artistas nacionales e internacionales.39
A pesar de la coincidencia en enmarcar el acto que nos concierne en este acontecimiento conmemorativo, cada medio propuso una manera diferente de enunciar y significar este hecho. Tengamos en cuenta la presentación del suceso a los lectores:
El próximo martes se inaugurará el Sitio de Memoria en el Casino de Oficiales de la ex ESMA, donde funcionó el centro clandestino de detención más emblemático y grande de la Armada. Será el inicio de las actividades organizadas por el gobierno nacional para conmemorar un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo. Durante la semana habrá anuncios vinculados con la recuperación del sistema ferroviario y se concretará la apertura del Centro Cultural Néstor Kirchner en el histórico edificio del correo. Además, entre el viernes 22 y el lunes 25 habrá festivales artísticos en la Plaza de Mayo.40
El último 25 de mayo que la tendrá como presidenta no pasará inadvertido. Cristina Kirchner organizó una semana de festejos y tres días de recitales y celebraciones que cerrarán con un masivo acto que espera ser la gran demostración de fuerza final del kirchnerismo en las calles, cuando faltan sólo dos meses y medio para las elecciones primarias. […] La semana de festejos, una réplica a pequeña escala del Bicentenario, comenzará el martes con la inauguración de un nuevo museo en el ex centro clandestino ESMA.41
El Gobierno inicia hoy una semana de inauguraciones, anuncios y festejos en conmemoración a la fecha patria [25 de mayo] y como recordatorio de la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia en 2003. […] Emulando la gran celebración de 2010, cuando se cumplió el bicentenario de la Revolución de Mayo, el kirchnerismo preparó una seguidilla de actos bajo el lema “El mismo sol, la misma Patria”. Hoy al mediodía la Presidenta, que descansó en Santa Cruz el fin de semana, encabezará la inauguración del sitio de la Memoria en la sede de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) acompañada por su gabinete, algunos gobernadores y referentes de organismos de Derechos Humanos.42
A partir de la lectura de los extractos anteriores, es posible señalar que los tres diarios difieren en la definición del sujeto agente que lleva adelante y organiza los festejos por el 25 de mayo. Página/12 identifica al “gobierno nacional”, pero utiliza verbos con “se” o sin agente explícito, como “se inaugurará”, “se concretará”, “habrá”, “será”, que dotan al texto de un registro “neutro”, remedo de la sugerida neutralidad institucional. Por el contrario, Clarín se refiere al “kirchnerismo” y La Nación a “Cristina Kirchner”; de esta manera, le adjudican a una fuerza política o a una líder el impulso de una celebración que ellos mismos consideran que debería tener carácter institucional. En el caso de Clarín, esta asociación se ve reforzada al referirse a la “Semana de Mayo K”, al caracterizar a los festejos como “oficialistas” y al utilizar el subjetivema43 “seguidilla” para describir la concatenación de actos festivos de modo peyorativo. En La Nación, se la llama “la Semana de Mayo de Cristina”,44 y se sostiene que el cierre de los festejos será con “la movilización y el acto político que harán organizaciones afines al Gobierno”.45
La condición espectacular de los festejos tiene para La Nación y Clarín la mayor importancia, ya que coligen, con el recuerdo aún fresco del Bicentenario, que estos tienden a mejorar la imagen pública del gobierno. La presentación de la cobertura de La Nación señala, en primer lugar, la capacidad del acontecimiento para suscitar la atención pública: “El último 25 de mayo que la tendrá como presidenta no pasará inadvertido”. El llamado de atención está directamente conectado, para el matutino, con la despedida presidencial de Fernández de Kirchner y deja entrever intereses personales.
Esta orientación semántica inicial atraviesa el texto. Si el recuerdo de los festejos del Bicentenario invita a sus lectores a rememorar los beneficios electorales que el kirchnerismo había obtenido cinco años antes de las efemérides patrias, la frase principal del cuerpo de la nota evita los rodeos: “Cristina Kirchner organizó una semana de festejos […] que cerrarán con un masivo acto que espera ser la gran demostración de fuerza final del kirchnerismo en las calles, cuando faltan sólo dos meses y medio para las elecciones primarias”.46 El motivo de la celebración es demostrar fuerza con vista a las inminentes elecciones presidenciales.
No sorprende, entonces, que el circunstancial de modo permita inferir a los lectores, por su ubicación anterior, que los motivos electorales están por delante de los altruistas motivos patrios: “con un fuerte tono proselitista, la Presidenta puso en marcha la ‘Semana de Mayo’, con actos vinculados a los festejos de los 205 años de la Revolución de Mayo”.47 Esta hipótesis “electoralista” es reforzada por la clave de lectura que el medio propone en el titular mismo de la nota: “En la ex ESMA Cristina inició la serie de actos patrios en clave de campaña”.
La instalación de un “clima de alegría” es la causa principal de los festejos para Clarín, que titula: “Semana de Mayo K: inauguraciones, recitales y festejos para instalar ‘clima de alegría’”. Como en La Nación, los motivos electorales prevalecen sobre los patrios, hasta el punto de que el calificativo “K” consustancia festejos y kirchnerismo. Si en Página/12 el peso del inicio de la cobertura está puesto en los festejos: (“Festejos en la Semana de Mayo”), el tema en Clarín es el uso electoral de la efeméride patria, que reposa en un preconstruido: el del populismo autoritario kirchnerista,48 ya negociado contractualmente con el lector.49 Más aún, la fecha de la efeméride es para Clarín una apología encubierta del régimen, ya que el 25 de mayo de 1810 competiría de una forma apenas velada con el 25 de mayo de 2003, cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia.
Con distancia de las miradas “electoralistas” de La Nación y Clarín, Página/12 prioriza la dimensión ritual y popular de los festejos, y postula al Gobierno como propulsor de las celebraciones, que considera una cuestión atinente a todos los ciudadanos: “Será el inicio de las actividades organizadas por el gobierno nacional para conmemorar un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo”. El colectivo de “los argentinos” aparece como sujeto activo en las celebraciones, lo que se opone al énfasis que los otros dos medios ponen sobre los agentes políticos como promotores del acto:
“Bajo el lema ‘El mismo sol, la misma Patria’,50los argentinos celebrarán un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo con una serie de actividades conmemorativas vinculadas a los derechos humanos, la justicia social, la soberanía nacional, la cultura, la integración, el arte, la ciencia, la innovación y la historia”, informó el Gobierno.51
La diferencia en la concepción de los festejos es flagrante, y esta concepción se vuelve operativa dentro de un contrato de lectura que excede la cobertura en cuestión. Página/12 concibe los actos de la Semana de Mayo como rituales de consenso,52 cuyo objetivo es dramatizar y exaltar los valores trascendentes de la nación en pos de la unión de todos los ciudadanos. La Nación y Clarín tienden a interpretarlos más bien como rituales de enfrentamiento (“demostración de fuerza”, “ganar la calle”),53 aunque dejan entrever su preocupación por la seducción del espectáculo. Para ellos, la dramatización resulta ostentación, una suerte de show-off proselitista. El ritual se codifica como conflictivo porque está organizado por el kirchnerismo o por la Presidente y su propósito sería “hacer frente a…”; así, los festejos se vuelven una herramienta política, no un ritual de Estado, y el abuso de las instituciones se asienta como cifra decisiva de lectura.
5. Los motivos de los festejos: elecciones y rituales
Los motivos de los festejos de la Semana de Mayo fueron también objeto de diferentes argumentaciones. Clarín y La Nación los entrelazan, de manera coherente, con las disputas electorales. En el caso de las noticias sobre la inauguración del SME, la competencia por la candidatura soslaya el acto y toma protagonismo:
[…] el día en que cerrará la Semana de Mayo que ideó la Presidenta y que comenzará formalmente hoy, a las 12, con la inauguración del Espacio para la Memoria en la ex ESMA. Está previsto que Cristina hable este mediodía por cadena nacional. Hará lo mismo mañana, con otra presentación, en la estación de Retiro, para anunciar la promulgación de la nueva ley que estatizó el sistema ferroviario. Allí también se jugará la interna oficialista. Al menos hasta ayer Randazzo ya tenía agendado que hablará por indicación de la Presidenta, previo al discurso de Cristina.54
Aunque debajo del escenario hubo postales electorales. Al cabo, además del Gabinete, estuvieron los dos principales candidatos del FpV: el gobernador bonaerense Daniel Scioli y el ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo. Este último, quien busca ganarle la interna al ex motonauta seduciendo al núcleo duro K, difundió luego una sugestiva foto que le sacaron junto a Máximo Kirchner y otra con el jefe de La Cámpora Andrés “Cuervo” Larroque. En el sciolismo no se agitaron con la imagen. Aunque respondieron con ironía. Daniel saludó a Máximo y habló con todos pero no tiene que sobreactuar o buscar una foto porque no se mandó la patinada de decir que ‘Cristina llegó a ser presidenta porque es la mujer de Néstor’.55
El último extracto corresponde a la nota principal sobre el acto, publicada en la versión impresa de Clarín, la cual se centra tanto en la presencia de los candidatos a presidente por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli y Florencio Randazzo, como en la cantidad de discursos emitidos por cadena nacional hasta ese momento del año. Así, el copete de esa nota dice “Ayer, en la ex ESMA, [CFK] dio el primero de sus cuatro discursos por TV hasta el 25. Hoy se mostrará otra vez con Randazzo”. Mientras tanto, la información sobre el acto de inauguración se ve subordinada a un recuadro. La serie reduce cada situación de comunicación individual y dota al conjunto de un significado que las excede: ni la inauguración del SME ni el acto de los trenes en Retiro ni la creación del Centro Cultural Kirchner ni el festejo propiamente dicho del día patrio valen por su objeto, sino que se convierten en excusas para el sentido último que el medio les asigna: hacer campaña.
Nos gustaría sugerir, a partir de las observaciones anteriores, que los lectores de Clarín y de La Nación pueden participar de hipótesis de lectura equivalentes (aun cuando los contratos no sean de ninguna manera similares), según las cuales el acto de inauguración del SME queda subordinado a la campaña electoral por la presidencia. En Clarín se vislumbra desde los subtítulos y rúbricas en los que se enmarcan las noticias: “Elecciones 2015”,56 “En campaña”.57 En el caso de La Nación, a esta interpretación electoral se le suma la de los festejos como un canto de cisne del kirchnerismo, cuyo afán por demostrar poder no hace más que confirmar su inminente derrota: “gran demostración de fuerza final del kirchnerismo”, “última fiesta patria popular de los doce años kirchneristas”,58 “los festejos tendrán como eje hacer una última demostración de fortaleza política antes de las elecciones”.59
En Clarín el uso de la cadena nacional es un tema recurrente, que permea tanto los géneros “objetivizados” como los “subjetivizados”.60 Listemos al azar: “Cristina habla por cadena y es la número 18 del año”,61 “Cristina dio la cadena número 18 del año en la ESMA, junto a Máximo y su nieto”,62 “Cristina comenzó una semana de festejos y cadenas nacionales”.63 El énfasis está puesto, de manera notoria, en la cantidad y en la rutina: “La presidenta, como es costumbre en esta fecha [25 de mayo], hablará por cadena nacional. Habrán sido cuatro en menos de una semana”.64
El uso indebido o excesivo de las cadenas nacionales es entendido para el matutino en el límite mismo de la ley, a tal punto que uno de los copetes aclara que “El director de la AFSCA [Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual], Gerardo Milman, hizo una presentación para impedir su uso electoral”.65 La cuantificación sugiere a los lectores un abuso de recursos que debería ser interpretado como estrategia electoral.
La “personalización” del suceso en torno a la expresidente (tengamos en cuenta que el nombre “Cristina” encabeza todos los titulares citados) y la mención de su hijo, Máximo Kirchner, y de su nieto, Néstor Iván Kirchner, contribuyen a darle al conjunto el aire de un capricho entre personal y familiar. Esta reducción a la persona (o al partido) del porqué de los festejos patrios colocan el acontecimiento en la pista de una interpretación sobre-determinada, que es la de la degeneración democrática. Los mecanismos o recursos institucionales, como la cadena nacional o la organización de festejos patrios, resultarían, según esta hipótesis, desvirtuados por su uso, que es siempre abuso. Sergio Morresi hablaba del “Consenso Institucional Republicano”66 como una clave de lectura política de los principales opositores kirchneristas, y ésta parece servir de apoyo a la hipótesis de degeneración que se despliega en los contratos de lectura de Clarín y La Nación.
Por su parte, Página/12 pone en juego una estrategia enunciativa y temática diferente para explicar los motivos de la celebración. Las alusiones a la campaña electoral son tangenciales y no se dejan entrever en la disposición y estructuración de las noticias. El vínculo entre el festejo y la campaña se logra, por ejemplo, a través de la voz de la presidente, al citar su discurso de cierre de la Semana, pronunciado el 25 de mayo: “Hemos demostrado que no era un veranito. Vamos por doce veranos y queremos el verano número trece”.67
Sucede que este medio inscribe los festejos en una tradición histórica más larga, como podemos observar en el título “Fiestas mayas”,68 y sugiere una hipótesis de lectura que conecta la celebración con la tradición nacional y popular; más todavía, parte de un modo de representar la construcción de una idea de nación a partir de los aparatos ideológicos del Estado, entre ellos, los rituales patrios.
Desde la Revolución de Mayo de 1810, el festejo de las Fiestas Mayas se convirtió en el más importante acontecimiento en Buenos Aires. Las fiestas se extendían durante varios días y el Estado estimulaba la participación popular y se encargaba de reglamentar y organizar la celebración. Cumplían un papel importante en la construcción de legitimidad política posrevolucionaria en la ciudad de Buenos Aires y constituyeron los comienzos de una relación identitaria con el 25 de mayo que aún perdura en la actualidad.69 Estamos en las antípodas de las lecturas anteriores: al inscribir los festejos actuales en esta línea, se los transforma en una costumbre propia del Estado que tiene el fin de construir consenso y reforzar los lazos de identidad. Si para La Nación y Clarín, el kirchnerismo degenera la democracia, para Página/12 la genera, la realiza.
6. Néstor Iván, el terrible. La hipótesis de la dinastía en Clarín y La Nación
La presentación del acto del SME como un tema familiar más que estatal o nacional coadyuva a la imagen de degeneración que sugieren en sus contratos La Nación y Clarín. Los dos matutinos invitan a sus lectorados a participar de la hipótesis de la dinastía, entendida como una perversión definitiva del juego democrático, a partir de un solapamiento entre los asuntos familiares y los asuntos del Estado.
Si el sentido y la organización del acto resultaban para estos medios signos de la declinación de las instituciones del Estado por su partidización e incluso personalización en vistas de un fin electoral, la hipótesis de la dinastía coloca sobre el tablero nuevos elementos no menos negativos: ya no se trata sólo, ni apenas, de la degeneración del Estado por culpa de los usos personales o partidarios, sino también de la del juego democrático por la lógica endogámica de la dinastía. La acumulación de estas dinámicas perversas de gobierno ―personalización del Estado (y a fortiori del partido), dinastización de la democracia― configura para los lectores de La Nación y Clarín una suerte de monstruo populista cuyo límite depende paradójicamente de sus decisiones electorales.
La hipótesis de la dinastía adhiere al kirchnerismo nuevas etiquetas: desde el poder por herencia familiar hasta la cuestión milenarista y su impronta religiosa (cuasi divina). Así lo plantea, por ejemplo, el periodista Pablo Sirvén, quien en “CFK y la santísima trinidad patria”,70 una nota de opinión en la que habla sobre los festejos por la Semana de Mayo, se explaya sobre la inminente inauguración del Centro Cultural Kirchner y, al cuestionar su nombre, sugiere que tal vez en el “Kirchner” quiera resumirse una dinastía. Esta sugerencia no corre a título personal, forma parte de un contrato que La Nación menciona en repetidas ocasiones. Puede leerse entre líneas a lo largo de las noticias, en las que se traza un semblante de la dinastía, una línea directa entre Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner y Néstor Iván Kirchner:
La ex ESMA es un símbolo de la política de defensa de derechos humanos inaugurada por el ex presidente. Ayer quedó la sensación de que Máximo, jefe político de La Cámpora, tendrá un papel clave en el armado electoral del FpV, posiblemente como candidato a diputado nacional por Santa Cruz.71
No se trata de sutilezas. Clarín titula el 19 de mayo: “Cristina dio la cadena nacional número 18 del año en la ESMA, junto a Máximo y su nieto”. La fotografía principal, en la que se puede ver al hijo de la ex mandataria junto a Aníbal Fernández, entonces Jefe de Gabinete de la presidente, y Eduardo “Wado” de Pedro, diputado nacional por el Frente para la Victoria, ilustra la noticia bajo el epígrafe: “Máximo Kirchner presente en el Sitio de la Memoria de la ex ESMA”. Por otro lado, en las notas de ambos medios se hacen varias menciones a la presencia del hijo y del nieto de Cristina Fernández:
[…] y con su hijo Máximo y su nieto Néstor Iván presentes en el acto. Antes la jefa de Estado habló Juan Cabandié quien mencionó al hijo de Cristina al mencionarlo como “un amigo que a veces viene, hoy está acá” […] Y luego saludó a su nieto Néstor Iván, que estaba con su madre Rocío y su padre Máximo: “Hace los deditos con V”, contó la mandataria.72
Con su hijo Máximo Kirchner y su nieto Néstor Iván en primera fila, la jefa de Estado habló por vez número 18 por cadena nacional, una práctica que, según prevén en el Gobierno, se repetirá otras tres veces hasta el 25 de mayo, pese a las críticas de la oposición.73
En el escenario, acompañaron a la jefa de Estado la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y de Abuelas, Estela de Carlotto. También se pudo ver en el acto a Máximo Kirchner, a su hijo, Néstor Iván y al presidente y titular del CELS, Horacio Verbitsky.74
La novedad política de ayer consistió en que se presentó en el palco junto a su hijo Máximo Kirchner, acompañado por la esposa de éste, Rocío Garcia; su nieto, Néstor Iván Kirchner, y la hermana de la Presidenta Giselle Fernández.75
Las referencias, como puede verse, son numerosas. La inclusión del segundo nombre del hijo de Máximo Kirchner, Iván, permite, por un lado, distinguirlo de su abuelo, el ex presidente, mientras, por otro, le ofrece al lector la espesura semántica de un nombre propio en el que reverberan trazos de tiranías de sobra conocidas.76 Ciertamente, la hipótesis de la dinastía se refuerza con el uso de figuras retóricas y otras marcas en el discurso, como vemos a continuación:
Mientras los pimpinela del pejotismo daban espectáculo, la reina iniciaba un impresionante raid para adueñarse definitivamente de los derechos humanos (por eso una ceremonia en la ESMA), presentarse como la reencarnación personal de Scalabrini Ortiz (por eso un acto en Retiro), convertirse en la gran mecenas de las artes (por eso la inauguración del Correo), ofrecerse como la síntesis de los valores populares del cristianismo (por eso el auto-promocionado tedeum en Luján) y mimetizar la gesta kirchnerista con la Revolución de Mayo (por eso el megaconcierto de rock que el lunes servirá de anzuelo para multitudes apolíticas). La Patria soy yo.77
Los editoriales, los análisis y las columnas de opinión corresponden a clases de géneros que se orientan, como señala Moirand, a “una enunciación sobre todo subjetivizada”.78 Vuelven palpables, por esa razón, ciertas claves semánticas que las piezas “objetivizadas” apenas tienden a sugerir: en La Nación, Jorge Fernández Díaz, uno de los analistas “estrella” del medio, llama a la presidente, no sin un dejo de sorna que el tono grotesco de la pieza no hace más que resaltar, “la reina”. La frase “la Patria soy yo” remite al lector a las palabras pronunciadas por Luis xiv frente al parlamento de París en el siglo XVIII (“El Estado soy yo”)79 cuando quiso prohibir las discusiones en las que se criticaba unas ordenanzas reales. Estos signos se integran a su vez a una constelación de sentido en la que participan términos como “reencarnación”, “mecenas”, “síntesis de los valores populares del cristianismo” y “gesta”: la semántica delínea con ironía un perfil de la presidente que no carece ni de trazos monárquicos, ni de épicos, ni de sacros.
Este esbozo de la figura presidencial no espera ser leído dentro de las cláusulas del contrato de lectura de La Nación más que como un cúmulo de signos de una degeneración sincrética de la democracia, concebida desde una perspectiva pretendidamente liberal. La referencia a una dinastía gobernante se intersecta, además, con la del cuerpo sagrado del monarca y la del milenarismo como “persistencia estructurante de lo religioso” dentro de la modernidad política.80 La cobertura de La Nación deja entrever en el kirchnerismo, bajo esta lógica, la pervivencia de una fuerza netamente antidemocrática, porque personaliza el Estado, porque tiene una concepción premoderna del gobierno y de la política, y porque imagina una dinastía política a costa de cualquier prurito republicano.
7. Derechos humanos: “una bandera del pueblo argentino”
Las lecturas del kirchnerismo varían según el contrato elaborado por cada diario. En Página/12 la fuerza gobernante, lejos de representar el peligro de un gobierno perpetuo o de volverse el signo más acabado de la degeneración democrática, aparece como emblema de una restauración de la democracia. De manera concreta, se concibe a los gobiernos de los Kirchner, en ocasión de la apertura del SME, como la culminación simbólica del proceso de transición a la democracia. Como podremos ver en el extracto que sigue, se sostiene que fueron ellos los que lograron institucionalizar el consenso mayoritario en torno del nuevo sentido democrático y el valor de los derechos humanos:
En 2003 cuando Néstor Kirchner logró la anulación de las leyes de impunidad, se escucharon voces que dijeron que era fácil juzgar los derechos humanos del pasado. Que no tenía costo. Sin embargo, Alfonsín había pagado un costo muy alto por los juicios. Menem era un as para detectar el camino fácil y con la amnistía se alió a los represores. A la derecha de Alfonsín, Fernando de la Rúa tenía dos problemas: estaba relacionado con los represores, como toda la derecha radical y peronista, y además era indolente. Dejó todo como lo había armado Menem. Las voces que subestimaban el valor de los derechos humanos no podían evaluar esa experiencia, aunque le tuvieran delante de sus narices. Por el contrario, los organismos de derechos humanos habían transitado ese camino desde el llano y desde la dictadura. No podían subestimar lo que tanto les había costado, incluyendo la vida para muchos de sus integrantes. Hubo una confluencia lógica entre el movimiento de derechos humanos y el gobierno que concretó sus reclamos históricos.81
Esta “confluencia lógica” debería ser entendida, dentro del contrato de Página/12, como un modelo a escala de una consustanciación más amplia, que es el de las políticas del Estado bajo los gobiernos de los Kirchner y las demandas del pueblo argentino. El caso de los derechos humanos es, quizás, el más nítido; así, por ejemplo, en una nota titulada “Una bandera del pueblo”, el matutino cita: “El secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, aseguró que los derechos humanos ‘ya no son solamente una política de Estado, sino una bandera del pueblo argentino[…]’”.82
La hipótesis de la consustanciación que Página/12 pone a funcionar en su tratamiento del acto, refuerza todo un contrato entre el medio y sus lectores basado en hipótesis similares desplegadas en cobertura previas, sea en torno a derechos políticos, sociales o civiles, de acuerdo con las cuales el gobierno de los Kirchner representa el avance más decidido en la realización o concreción de las promesas de la joven democracia nacida después de la dictadura. No son escasos los momentos en que las notas proponen, como en el extracto de “Fiestas mayas” de la página anterior, un recorrido histórico por los avatares del tema en cuestión, que presenta a menudo un legado que el kirchnerismo retomaría no sincon riesgos para su propio futuro.83. La hipótesis del coraje de la verdad o hipótesis del parresiastés envuelve con frecuencia el discurso informativo sobre los Kirchner: el exceso o desmesura que para Clarín o La Nación son signo de abuso, por ejemplo, las cadenas nacionales, resultan se interpretan, dentro del contrato de Página/12, como signo de un coraje necesario, de una verdad cuanto más molesta, más verdadera.
Esta suerte de parresia que el medio deja entrever, en la que el kirchnerismo manifestaría una relación específica con la verdad a través de la franqueza, permite, tal vez, explicar el modo específico de tratamiento que Página/12 realiza de las palabras pronunciadas por la presidente en el acto de inauguración del SME. A lo largo de toda la noticia central de la cobertura (y no se trata de una excepción, sino de una regla), el medio no hace otra cosa que remitir a los dichos de la oradora (y de los oradores secundarios), mediante verbos expositivos84 como “afirmó”, “explicó”, “expresó”, “reclamó”, entre otros, que clarifican apenas modos del decir. Durante largos tramos, la cobertura de Página/12 reproduce el discurso original mediante citas directas, a tal punto que la noticia entera se convierte en una suerte de transcripción:
“En el museo se guardan las piezas del pasado, en los Sitios de la Memoria se guarda la memoria, la justicia y la verdad”, sostuvo Cristina Kirchner al dejar inaugurado el Sitio de la memoria en la ESMA. “Hoy aquí hay una victoria de la vida sobre la muerte, de la memoria sobre el olvido, de la Patria sobre la antipatria”, remarcó la mandataria y explicó que recién después de su discurso haría el recorrido por la instalación. “Sabía que si la recorría, después no iba a poder hablar”, explicó.85
También pidió “a los 40 millones de compatriotas” no tener “que esperar que nos proteja un presidente o una presidenta”. “En este país los 40 millones tenemos que garantizar el respeto a los derechos humanos y la memoria, la verdad y a justicia”, afirmó e insistió en que “es el pueblo el que se tiene que empoderar de su propia historia, de las tragedias y de las victorias”.86
La estrategia de referencia de Página/12 se asemeja a la de un “ventrílocuo”, si tomamos en cuenta, de una manera libre, la clásica definición de Eliseo Verón sobre el “conductor ventrílocuo”.87 El medio se incluye como portavoz del mensaje de la presidente ya desde el título mismo de la noticia, al usar una cita directa del discurso de CFK: “‘Los 40 millones tenemos que garantizar la memoria, la verdad y la justicia’”. La utilización infiel del nosotros inclusivo (“tenemos”) en vez de la no persona del original (“los 40 millones tienen que garantizar el respeto de los derechos humanos, la memoria, la verdad y la justicia”) refuerza incluso dicho efecto. El diario se erige como un simple soporte que reproduce la voz ajena sin ejercer modificaciones significativas y le otorga así un privilegio mayor a la fuente de la enunciación referida que a su propia actividad enunciativa. No parece aventurado sugerir, en este sentido, que dicha estrategia de referencia refuerza la hipótesis de consustanciación entre Estado y pueblo que el diario conjetura, a partir de la “desaparición” simulada de la propia instancia mediadora.
8. Las coberturas de la prensa: medios de comunicación, memoria e historia
Las coberturas de prensa sobre el acto de inauguración del SME participan en la disputa pública por la definición de su sentido. Ésta no es ajena a una lucha más amplia por los significados históricos del kirchnerismo e, incluso, por los valores mismos que definen el Estado y la nación argentinos. Contrariamente al lugar común de que los discursos de los medios serían efímeros, los sentidos que la prensa gráfica otorga a los acontecimientos operan como lugar privilegiado de construcción de las memorias colectivas de las sociedades contemporáneas. Ésta es, por ejemplo, la tesis principal de Moirand en su libro Le discours de la presse quotidienne. Los medios de comunicación contribuyen a construir vínculos entre los asuntos sociales y a tejer hilos interdiscursivos entre los decires de las diferentes comunidades interesadas por esos acontecimientos. Son operadores públicos de estabilización intersubjetiva de los sentidos; dicho de otra forma, intervienen en la confección de nuestra memoria individual y colectiva.
La memoria es una arena de lucha por el sentido, donde convergen palabras, formulaciones y decires que circulan a propósito de diferentes sucesos. El discurso mediático ―y de manera específica, el informativo― resulta un mecanismo fundamental de interpretación y reordenamiento de las prácticas sociales, de construcción de la historia en el tiempo presente y de producción de memorias. Como señala Pedro Barbosa: “Los medios no sólo transforman el presente en un acontecimiento periodístico, sino que también le confieren un estatuto histórico. De ese modo, la sociedad asiste a la historia del tiempo presente […]”.88
¿Cómo se conectan las hipótesis de lectura de cada contrato mediático con la producción de la memoria pública? ¿Qué se dice, qué se vuelve visible, qué permanece en el fuera de campo? ¿Cuál es el suelo común que las distintas coberturas abonan en sus decires? ¿Qué es decible sobre el SME, sobre los festejos patrios, sobre el kirchnerismo, sobre el Estado argentino?
La Nación, Clarín y Página/12 producen diferentes discursos sobre el SME, el Estado, la nación, el kirchnerismo, que se integran en el horizonte del contrato de lectura que comparten con sus lectores. Ahora bien, como medios de comunicación, contribuyen a la definición de una opinión pública que excede sus contratos y que se alimenta de múltiples discursos en pugna. Cuando se presta atención a la memoria en vivo que las coberturas producen, es posible reconocer consensos que atraviesan sub terra el contrato de cada medio; consensos que integran una memoria histórica ahora dominante, pero durante mucho tiempo en discusión.
Las coberturas de los medios que estudiamos presentan al kirchnerismo como una especie de populismo que pervierte todo lo que toca, incluso las buenas causas (La Nación y Clarín), o bien como el avatar más reciente de las causas nacionales y populares (Página/12). No hay, al respecto, una definición unánime; según cuál sea la preferida, la política de derechos humanos puede ser interpretada como una coartada para lograr legitimidad o como una instancia de restauración y reconocimiento por parte del Estado de un imperativo categórico como el “Nunca más”. De la misma manera, el acto de inauguración del SME puede ser designado como un acto “electoralista” o como un hito más de la democracia.
Sin embargo, estas divergencias dejan entrever un consenso ―tan progresivo cuanto momentáneo― acerca de ciertos temas o valores nucleares: las coberturas analizadas coinciden en la celebración de la democracia (y de sus instituciones) y en el repudio del terrorismo de Estado. La defensa de una política de derechos humanos parece integrar este consenso mediático (aun cuando se lamente la del kirchnerismo), incluso en un diario como La Nación, que cada tanto ofrece a sus lectores un editorial o una noticia en favor de la excarcelación de los genocidas, de la “memoria completa de las víctimas de la subversión” o de la necesidad de terminar con la remisión al pasado.
Con sus consensos y sus disensos, los medios contribuyen a expandir o reducir los límites de decibilidad en un determinado estado del discurso social. La celebración de la democracia o el repudio al terrorismo de Estado no eran tan nítidos hace apenas treinta años. El orden del discurso ha mutado, y los medios contribuyen, por convicción, por negligencia o por esprit du temps, a generar memorias de sentidos y de representaciones, a veces inconscientes, que se vuelven, con el paso del tiempo, un suelo imperceptible, un acuerdo tácito, un marco argumentativo invisible.
9. Conclusiones
A lo largo de la construcción del acontecimiento a través de noticias, recuadros, crónicas, análisis y notas de opinión, La Nación, Clarín y Página/12 proponen vínculos diferentes entre el kirchnerismo, la democracia y las instituciones, que deberían ser interpretados dentro de los contratos de lectura que cada uno de ellos despliega. La Nación y Clarín generan mundos mediáticos posibles en los que el kirchnerismo representa una degeneración de las instituciones de la democracia e, incluso, de la democracia misma, hasta el punto de usar la memoria y los derechos humanos ―valores nucleares de la joven democracia argentina― para hacer campaña política. Página/12, por su parte, echa a circular un mundo en el que el kirchnerismo es un movimiento restaurador: respetar las instituciones es ante todo constituirlas en función de las demandas populares.
Estos mundos les proponen a los lectores diversas hipótesis de lectura que guían la interpretación del acto en el SME. Tanto La Nación como Clarín subordinan la inauguración del sitio a la campaña electoral por la presidencia. Para ellos, ni el más noble de los valores escapa a la utilización que el gobierno hace de sus recursos: república y democracia estarían en jaque ante el fantasma del populismo. Página/12, por su parte, sugiere que la celebración se inscribe en una tradición más amplia de festejos por la Revolución de Mayo, de una tradición en la que el Estado hace nación con sus rituales.
Ante todo, los tres diarios inscriben a la inauguración del SME en el contexto patrio de la Semana de Mayo, aunque cada uno propone una manera diferente de enunciar y significar este hecho. Página/12 interpreta el acto como una instancia ejemplar de su hipótesis de consustancialización entre Estado y pueblo argentino por la mediación del kirchnerismo. Su estrategia “ventrílocua” deja entrever no sólo su valoración de las fuentes de enunciación referidas, sino además un contrato de lectura basado en la conciencia del diario como mediador privilegiado entre el gobierno y sus simpatizantes. El diario no compite con el gobierno por la gestión de los colectivos, sino que opera como un canal de refuerzo de las creencias del colectivo de identificación del kirchnerismo.
Por el contrario, La Nación y Clarín identifican al acto como parte de los festejos orientados a vigorizar la imagen pública del kirchnerismo de cara a los comicios de octubre. La competencia entre los candidatos del oficialismo soslaya, por ejemplo, el motivo del acto. El foco está puesto en el abuso político como signo del kirchnerismo: la cuantificación de las cadenas nacionales, la larga sucesión de festejos, etcétera. El contrato de lectura de Clarín implica sentidos estabilizados sobre las mañas electorales del kirchnerismo, pero estas mañas deberían ser leídas como parte de un proceso de degeneración democrática que el kirchnerismo encabeza y que el diario señala. Por su parte, Página/12 pone en juego una estrategia enunciativa y temática diferente para explicar los motivos de la celebración. Las alusiones a la campaña electoral son secundarias y no se dejan entrever en la disposición y estructuración de las noticias. Asimismo, este medio inscribe los festejos en una tradición histórica más larga, con lo cual los transforma en una costumbre propia del Estado cuyo fin es construir consenso y reforzar la identidad nacional de la ciudadanía.
La degeneración que caracterizaría a la democracia argentina como resultado de los gobiernos kirchneristas entraña una segunda hipótesis de lectura, que es la del kirchnerismo como gobierno con tendencias dinásticas, mesiánicas y preseculares. Mientras tanto, en Página/12 las hipótesis de dinastía y de mesianismo no forman parte del contrato de lectura. En cambio, se considera a Néstor Kirchner y Cristina Fernández como líderes de la restauración de la democracia y de los derechos humanos. Siguiendo esta línea de análisis, recordamos que este diario mantiene un contrato de lectura con el lector que supone su adherencia a la defensa de los derechos humanos y al reconocimiento del papel ejemplar de los gobiernos kirchneristas en la recuperación de la memoria.
El estudio de la cobertura informativa de tres diarios fundamentales de la democracia argentina contemporánea acerca de la inauguración del SME permite ofrecer un panorama de líneas rectoras del estado del discurso social hacia 2015. Cuando se repasa analíticamente un acontecimiento significativo del período preelectoral, es posible advertir con claridad las diferentes representaciones públicas del kirchnerismo, tomando en cuenta la codificación que los medios realizan del acontecimiento con base en contratos de lectura cuya estabilidad y temporalidad (basada en presupuestos, preconstruidos y sobreentendidos) nos permite conjeturar un panorama de la opinión pública.
La especial importancia del estudio de los medios de comunicación estriba en la injerencia de éstos en la estabilización de sentidos y relatos en la sociedad, razón por la cual se tornan especialmente relevantes cuando se trata de la conformación de la memoria, entendida como una arena de lucha por el sentido, un elemento dinámico y en constante transformación. En este sentido, tanto las formas de construir el acontecimiento, incluidas las diferentes estrategias de enunciación y referencia que esto implica, como las hipótesis de lectura del acto sugeridas por cada uno de estos medios, forman parte de la lucha por la definición del sentido del SME. Considerar las disputas por el sentido y los mecanismos enunciativos que se ponen en juego en la esfera mediática contribuye a la comprensión de la significación de este espacio material.