Introducción
Recientemente la disciplina de la historia ha generado múltiples reflexiones en cuanto a cómo dar respuestas “locales” a preguntas de alcance general.1 Una de ellas ha sido a través del análisis biográfico, el cual ha retomado valor al considerársele con el potencial de ilustrar la manera en la que un sujeto responde a fuerzas que lo rebasan como individuo.2 En efecto, la ventaja de enfocar el lente analítico en la(s) experiencia(s) personal(es), como sugiere François Dosse, brinda la oportunidad de analizar una época por medio de los miedos, las dudas y ansiedades que pueden generar sus circunstancias.3 Tales sentimientos tienen a su vez el potencial de ilustrar la manera en la que determinados cambios y procesos históricos moldearon vidas concretas y cómo alguno o varios personajes enfrentaron fenómenos políticos y sociales de largo alcance.4 Así pues, el ejercicio ayuda a observar en el plano concreto hechos que de otra manera parecieran sólo existir en el ámbito de las ideas, el lenguaje o un determinado marco analítico.
La vida global, al menos como se entiende en este trabajo, va más allá de las experiencias individuales puestas en un contexto económico, político y social.5 Se concibe al sujeto que se analiza no sólo como inmerso en el mercado, la esfera pública y la sociedad, sino como a un actor que influye en (y es afectado por) estas fuerzas que lo rebasan. La oportunidad de observar la manera en que se construyen sus relaciones en esas áreas es de hecho lo que hace valioso el ejercicio de la “reducción de escalas” en un género como éste.6 Como afirma Francesca Trivellato, sólo al afinar el enfoque salen a la luz “conexiones entre aspectos de un sistema social y cultural que quedarían escondidos para un enfoque macro”.7
En el artículo que sigue se analizará la manera en la que un trabajador mexicano, migrante y figura política de segundo orden, vivió la transición del porfirismo a la posrevolución mexicana. Se argumenta que el análisis de la vida de Salvador Medrano resulta valioso pues abarca un periodo de cambios en la historia de México y Estados Unidos y genera preguntas y vetas de investigación que ayudan a comprender la forma en la que se transformó una amplia zona geográfica a finales del siglo XIX y principios del XX. A lo largo de su vida, Medrano residió en varios centros de trabajo que se formaron como resultado de crecientes inversiones de capital y que abarcaron tanto el norte de México como el suroeste estadounidense. Tales inversiones provocaron el auge de actividades extractivas, de la construcción y de la agricultura comercial, industrias que sirvieron de fuente de empleo y que facilitaron la movilidad geográfica y política de cientos de personajes como el que aquí se tratará.
Argumento que las experiencias de Medrano se vieron afectadas por fuerzas de alcance global y que él mismo fue parte de transformaciones de envergadura por varias razones. No sólo él y algunos de sus allegados participaron en la política local del norte de México en la primera mitad de la década de 1890, sino que más tarde también emigraron a Estados Unidos.8 En el oeste y el sur de Texas y en el sur de California, organizaron grupos de trabajadores que, para principios del siglo XX, llegaban ya desde el centro de México. Asimismo, realizaban eventos que emulaban las festividades mexicanas, distribuían material impreso y se afiliaban a un movimiento político que intentaba defenestrar al régimen porfirista desde 1905. En efecto, una vez en la Unión Americana, Medrano y varios personajes cercanos a él se incorporaron al Partido Liberal Mexicano (en adelante PLM), organización que llamó a emprender la lucha armada en contra de Díaz desde México y Estados Unidos. Dicha facción se conoce frecuentemente como uno de los grupos “precursores” de la revolución mexicana.9
El entorno político y económico en el que Medrano vivió y transitó permite ampliar los parámetros analíticos de las causas y alcances de la revolución que transformó a México a partir de 1910. Dado que se mantuvo activo políticamente desde la década de 1890, ofrece la oportunidad de indagar en los conflictos que enfrentó la administración de Díaz en esos años.10 Además, expone algunas de las formas en las que operaban los grandes capitales en el norte de México y el suroeste de Estados Unidos y cómo facilitaban la movilidad de un nutrido número de individuos en un área que atestiguaba flujos de personas, ideas, prácticas y bienes.11 Como ha apuntado William Robbins, para finales del siglo XIX estos dos espacios, junto con el oeste canadiense, vivían una penetración de inversiones que rebasaba las fronteras comunes.12 Centros mineros, madereros, ferro carri leros y de agricultura comercial brotaban en estados como Coahuila, Chihuahua, Sonora, Arizona, Texas, Nuevo México y en localidades de la provincia de Alberta. Tales actividades solían compartir como características sus vínculos con el capital y las actividades financieras de la costa este de Estados Unidos, “los ciclos de auge y caída estrepitosa”, la demanda de mano de obra barata que frecuentemente se contrataba en sitios distantes y la vinculación con el mercado mundial.13 Si como ha apuntado Janne Lahti en su libro reciente, “el oeste estadounidense es quintaesencia para las investigaciones sobre las expansiones imperiales, el colonialismo tradicional y de asentamientos”, las transformaciones que vivió ese espacio -así como sitios bien determinados del norte mexicano y el oeste canadiense- y quienes circularon en él también lo son para comprender una parte importante del devenir global.14
En la primera parte de este trabajo trataré con el contexto político y económico en el que vivió Medrano durante la década de 1890. Posteriormente, me enfocaré sobre todo en el proselitismo que realizó ya entrado el siglo XX, en el que sus posturas ideológicas se mostraron un tanto pragmáticas. Para seguir el rastro de Medrano se han utilizado registros personales, así como algunos documentos en los cuales expuso sus intereses políticos. El personaje no dejó un archivo personal, al menos no que se sepa. Sostengo, no obstante, que el empleo de registros gubernamentales relativos a su vida -como su acta matrimonial, las actas de nacimiento de sus hijos e incluso su acta de defunción-, así como de documentos que generó su proselitismo y fuentes relacionadas a las actividades en las que se empleó, permiten llevar a cabo el análisis antes propuesto.
Hacia Sierra Mojada
La vida de Medrano abarcó una época en la que la política mexicana dio varios giros. No hace falta destacar que durante los 67 años que vivió -de 1865 a 1932-, México atestiguó cambios violentos y el personaje tuvo que responder a ellos.15 Su infancia muy probablemente estuvo marcada por el triunfo de la república y el ascenso de Porfirio Díaz como figura política en la década de 1870. En una declaración que elaboraría años después ante las autoridades migratorias estadounidenses manifestaría que había nacido en San Juan del Mezquital, actual municipio de Juan Aldama, Zacatecas.16 Aun así, poco se sabe de sus primeros años. Lo que es seguro es que desde joven sabía leer y escribir, cualidades poco comunes para una época en la que la tasa de alfabetismo en México rondaba entre el 15 y 20% a nivel nacional.17 Esa cualidad le resultaría de utilidad, pues el centro-norte vivía un dinamismo notable que atraía a cientos de trabajadores hacia regiones y localidades que surgían con pujanza.
De acuerdo con Moisés González Navarro, para la década de 1890 el estado de Coahuila, uno de los primeros lugares de residencia de Medrano, poseía alrededor de 25% de población que había nacido en otras entidades. En otras palabras, poco más de un cuarto de sus habitantes formaban parte de una migración interna de jornaleros que procedían de lugares como Zacatecas, Guanajuato y San Luis Potosí.18 La mayoría de los inmigrantes se asentaban en la zona de La Laguna o bien en pueblos mineros que vivían periodos de bonanza.
Para los primeros años de la década de 1890 Medrano se había de hecho marchado a radicar a Sierra Mojada, en el occidente coahuilense. Este pueblo vivía una de sus mejores épocas pues la explotación de plata y plomo estaba en auge en la localidad y sus cercanías. En 1878 varios arrieros habían descubierto una veta argentífera que atrajo grandes inversiones y a centenares de trabajadores.19 Un ingeniero estadounidense incluso manifestó años después que había oído hablar del descubrimiento mientras trabajaba en Brasil y que rápidamente decidió marchar hacia el norte de México en búsqueda de riqueza.20 Con la minería aparecieron también otras actividades. Pronto, por ejemplo, se abrieron comercios de bienes y servicios, así como negocios dedicados al entretenimiento.21 Así pues, a pesar de que la principal ocupación era la industria extractiva, también se avecindaron tenderos, doctores, boticarios y hombres de negocios.
La explotación de las vetas argentíferas se dio de forma inicial a iniciativa de Robert S. Towne. En 1887 Towne llegó al pueblo y compró algunas minas cuya producción destinó al mercado estadounidense. Como señala John Mason Hart, el empresario pronto logró capitalizar mayores inversiones pues hizo que la Kansas City Smelting and Refining Company (en adelante KCSRC), así como el banquero George Foster Peabody y varios hombres de negocios de Nueva York se interesaran por invertir en el mineral.22 Entre éstos últimos, se encontraba Henry O. Havemeyer, quien ya para ese entonces dominaba la industria azucarera de Estados Unidos.
Para mediados de la década de 1890 la KCSRC explotaba al menos cuatro vetas en Sierra Mojada.23 De acuerdo con Marvin D. Bernstein, al principio Towne enviaba el mineral a lomo de mula hasta la fundidora de Argentine, Kansas. No obstante, un poco más tarde obtuvo la concesión de una vía férrea que conectó al pueblo con el Ferrocarril Central Mexicano en Escalón, Chihuahua.24 Así, en 1891 comenzó a enviar carros cargados de mineral a El Paso y a otros centros de fundición que se construían en esos años en el centro-norte de México. Para entonces la producción de mineral alcanzaba a ser aproximadamente de 1 000 toneladas por semana. Dos años más tarde, según informó el cónsul estadounidense de Piedras Negras, se había extraído ya más de medio millón de toneladas de ese centro productivo.25 En los años siguientes las inversiones aumentarían. En 1899 la KCSRC se volvió parte de la American Smelting and Refining Company (ASARCO), conglomerado que controló la fundición de minerales argentíferos en Estados Unidos y México a inicios del siglo XX. Lo que es más, la Asarco no sólo conservó las explotaciones que ya poseía su subsidiaria, sino que adquirió otras e incrementó su producción para abastecer a la planta de fundición que por esos años construyó en Monterrey.26
Afortunadamente, han existido ya trabajos que estudiaron a algunos personajes que movían dichos capitales en el norte mexicano y en los estados fronterizos de Estados Unidos.27 Lo que aquí conviene señalar es que quienes llegaban a emplearse en pueblos mineros como Sierra Mojada se integraban a una dinámica laboral que respondía a la demanda y a las fluctuaciones del mercado mundial. Y que, en gran medida, la integración de capital y fuerza laboral en estas zonas obedecía a un auge en actividades extractivas que -como se ha dicho- dinamizaba localidades desde el norte mexicano hasta Canadá. Como afirma Robbins, era frecuente que los empresarios estadounidenses que invertían en esta industria, en los ferrocarriles o en la agricultura comercial del norte mexicano también aparecieran como titulares de acciones y en los libros de cuentas de corporaciones que operaban en Texas, Nuevo México y Arizona, y aun en el oeste canadiense.28
Así pues, Medrano, como cientos de individuos atraídos a enclaves, encaraba dinámicas propias de una frontera económica. Como ha apuntado Paul S. Taylor para el caso de algunos centros de trabajo del oeste de Estados Unidos, varios de estos lugares se caracterizaban por el predominio de una sola actividad, así como por la intervención de las corporaciones en la vida del ciudadano común.29 Lo anterior ocurría hasta cierto punto en Sierra Mojada. La compañía minera La Constancia, la cual estaba asociada a la KCSRC, pagaba por ejemplo los salarios del jefe de policía y había también sufragado la introducción del ferro carril y el telégrafo hasta el palacio municipal.30
Es difícil saber el tipo de oficios que desempeñó Medrano en el mineral. En su declaración matrimonial, manifestó ser comerciante, aunque al parecer alternaba esta con otras ocupaciones.31 En 1895, año de su matrimonio, apareció registrado como “romanero” de la mina San Salvador, explotación arrendada por la propia Kansas City Smelting and Refining Company.32 Además, a lo largo de la primera mitad de la década de 1890 fungió como agente de prensa, tarea que lo involucró en actividades políticas. En efecto, desde el verano de 1893 y hasta 1895, Medrano y varias figuras cercanas a él conformaron una agrupación que emprendió movilizaciones en contra de las autoridades locales y del propio régimen porfirista. La coyuntura de 1892-1893 constituyó de hecho la primera ocasión en la que manifestó sus posturas políticas y a ella se dedica la siguiente sección.
Río revuelto
La causa que despertó el activismo de Medrano, así como la de decenas de otros coahuilenses, fue la rebelión política que vivió su estado en 1893. En febrero de ese año, la legislatura estatal aprobó una reforma a la constitución local que le permitía al gobernador José María Garza Galán reelegirse “indefinidamente”.33 La maniobra provocó que varios de sus opositores se movilizaran para detener la ampliación del mandato. Liderados por Julio M. Cervantes, extitular del ejecutivo local, un grupo de ciudadanos envió una delegación a Porfirio Díaz para pedirle al presidente que persuadiera a Galán de desistir de su intento.
La oposición a Garza Galán obtuvo una rápida simpatía entre la ciudadanía. De acuerdo con El Monitor Republicano, cuando los miembros de la delegación enviada por Cervantes regresaron a Saltillo fueron recibidos por una multitud “de todas las clases respetuosas” que secundaba su postura. Al día siguiente un club que aglutinó a la oposición quedó instalado en la ciudad y “más de 2,000 residentes locales firmaron como miembros”.34 La nueva asociación tomó el nombre de Victoriano Cepeda, héroe local que había apoyado a Benito Juárez durante la Guerra de Reforma y quien en la década de 1860 se desempeñó como gobernador. Entre otras cosas, la agrupación resolvió postular a un candidato alterno a Garza Galán para las elecciones de ese año, y como tal nombró a Miguel Cárdenas, político que ya para ese entonces tenía influencia en la zona de Monclova, al norte de Saltillo.35
En la efervescencia política, varias organizaciones del interior del estado secundaron al club Victoriano Cepeda. En Sierra Mojada, Medrano, junto con el comerciante Nemesio Tejeda y Ciriaco Martínez Gasca, dos individuos ligados al periodismo, participó en la formación de un grupo de oposición que tomó el nombre de Ignacio Zaragoza.36 La presión en este y otros municipios fue tal que Garza Galán emprendió medidas represivas en contra de sus adversarios, lo que llevó a la cárcel a Medrano y a otros integrantes del movimiento. Las autoridades acusaron a Medrano, en particular, de que “había hablado mal de las autoridades”, lo que hizo que permaneciera “seis días preso e incomunicado, violándose los preceptos constitucionales y fue puesto en libertad gracias a que sus amigos informaron al General [Bernardo] Reyes de lo que ocurría y este señor mandó dar la orden de excarcelación”.37
Medrano distó de ser el único que tuvo problemas con las autoridades estatales. Para agosto de 1893, varios residentes de Sierra Mojada, liderados por Jesús y Sebastián Carranza -hermanos del exalcalde municipal de Cuatro Ciénegas y futuro presidente- se unieron a una rebelión armada convocada por opositores. Además de los Carranza, se alzaron líderes como Francisco Z. Treviño en la zona fronteriza y Evaristo Madero, quien dio apoyo encubierto al movimiento desde La Laguna.38 En una decisión un tanto controversial, los cabecillas de la insurgencia proclamaron que se mantenían leales a Porfirio Díaz pero que se oponían a cualquier intento del gobernador por “perpetuarse”.39
La rebelión de 1893 en Coahuila, empero, fue depuesta en unos cuantos días. Emilio Carranza, también miembro de la familia de Cuatro Ciénegas, tomó el municipio de Ocampo al mando de 35 hombres, pero decidió rendir las armas ante Bernardo Reyes a menos de dos semanas de su alzamiento.40 En privado, Reyes había recomendado a Porfirio Díaz bloquear el intento garzagalanista de seguir en el poder y le aseguró al presidente que podía “llegar a un acuerdo pacífico, si como usted lo indicó les tengo que decir a los rebeldes de una manera política que la reelección de Garza Galán no tendrá lugar”.41 Debieron pesar las recomendaciones del general, pues unos días después el gobernador de Coahuila anunció que no participaría en las siguientes elecciones.42 Posteriormente, el congreso local otorgó a éste una licencia para ausentarse del cargo, lo que de hecho se tradujo en su retiro de la política estatal.43 Mas no sólo Garza Galán dejó su puesto. Como consecuencia de la rebelión, Reyes abolió casi todas las jefaturas políticas del estado, sustituyó presidentes municipales y colocó a personas cercanas al régimen en algunos de los puestos locales más importantes.44 Así, Toribio Yáñez, quien recientemente había comenzado a desempeñarse como alcalde de Sierra Mojada, abandonó sus funciones sin una renuncia formal y fue sustituido por alguien cercano al propio militar porfirista.45
Un año y medio más tarde Medrano contrajo nupcias con la hija de Toribio Yáñez, el alcalde que había abandonado su cargo. En la ceremonia civil en la que se formalizó el enlace actuaron como testigos Nemesio Tejeda y Ciriaco Martínez Gasca, antiguos aliados de aquél en el Club Ignacio Zaragoza y quienes continuaban organizando actividades políticas.46 De hecho, los tres personajes estaban involucrados en un nuevo proceso judicial en 1895, ya que el jefe político local los acusaba de difamación. Medrano y sus colegas habían pedido un permiso para conmemorar el 5 de Mayo públicamente, solicitud que había sido rechazada por las autoridades. Ante la negativa, los miembros de Club Zaragoza enviaron una carta al Diario del Hogar y acusaron de poco patriotismo a los funcionarios locales.47 En respuesta, el jefe político abrió una investigación judicial y acusó a éstos de pretender llevar a cabo festividades sin los procedimientos formales.
Algunos meses más tarde, varios personajes del mineral se vincularon al espiritismo. En particular Ciriaco Martínez Gasca, quien actuaba como secretario del Club Zaragoza, se unió a una agrupación presidida por Sebastián Carranza, quien formalmente se acercaba a esta corriente de pensamiento a mediados de la década de 1890.48 Gasca manifestaría su convicción hacia esta nueva cosmovisión en la sesión inaugural del “círculo espiritista local” y se mantendría activo en la arena política hasta su muerte.49 Si la ola espiritista en Sierra Mojada repercutió o no en la formación política de Medrano, es difícil saberlo. Lo cierto es que la coyuntura vivida en 1893, junto con estas nuevas corrientes de pensamiento, debieron marcar a decenas de residentes locales.50 En los años posteriores Medrano estaría vinculado a otros personajes del mineral que buscaban impulsar cambios políticos en México. Junto con su suegro, Toribio Yáñez, y algunos otros conocidos del pueblo apoyarían a movimientos opositores a Porfirio Díaz.
Para los últimos años del siglo XIX Medrano cambió de lugar de residencia. En febrero de 1898 su esposa registró en Sierra Mojada a uno de sus hijos y declaró que su marido ya en ese momento era “comerciante […] y vecino del Torreón estado de Coahuila”.51 No fue el único que dejó el pueblo. Dos años más tarde Modesto Díaz, antiguo conocido de Medrano en el mineral, declaró residir en Santa Eulalia, Chihuahua.52 Al parecer, Díaz y uno de los cuñados de aquel nombrado Filiberto Yáñez decidieron mudarse, pero no cambiaron de actividad, pues Santa Eulalia constituía uno de los distritos de extracción de metales con mayor pujanza de ese momento en el norte de México. Lo más probable es que se valieran de la información que se generaba en los circuitos mineros para moverse entre centros de trabajo.
Medrano, los Yáñez y Díaz se habían convertido ya de hecho en una pequeña red que migraba. Un año más tarde, en 1901, todos excepto este último aparecerían en el directorio de la ciudad de El Paso, Texas.53 En él se especificaba que seguían relacionados con la industria extractiva, pues declaraban emplearse en la fundidora local. De hecho, Toribio y Filiberto Yáñez radicaban en los terrenos de la metalúrgica que ahora era conocida como El Paso Smelting Works, propiedad de la Asarco y que contrataba a decenas de trabajadores en el interior mexicano.54 Así pues, la industria minera facilitaba la movilidad de los antiguos residentes de Sierra Mojada en un espacio cada vez más vinculado.
Los centros de trabajo entre los que se movían Medrano y sus allegados formaban parte de una actividad que articulaba varios circuitos. Por un lado, fluía capital hacia estos puntos desde las ciudades del este de Estados Unidos. Por otro, las actividades que se desarrollaban en esos núcleos poblacionales atraían fuerza laboral desde México y otros países.55 Con todo, asentamientos como los que habían surgido en los centros mineros o de fundición distaban de ser las únicas localidades atadas al mercado mundial que servían como factor de poblamiento. A lo largo y ancho del norte de México y el suroeste estadounidense brotaban distritos dedicados a la extracción de materias primas, a la agricultura comercial y al tendido de vías férreas; en ocasiones albergaban a cientos de trabajadores y sus familias. En múltiples casos -sobre todo al norte de la línea divisoria- atraían fuerza laboral desde espacios lejanos, creando lo que Lahti llama una “revolución de asentamientos”.56 Como han señalado Gilbert González y Raúl Fernández al referirse a los estados fronterizos de Estados Unidos, “ya en los primeros años del siglo XX, la producción de materias primas en agricultura, minería y el ramo del transporte asumían preponderancia económica. El nuevo patrón de localización de la producción atrajo a la población mexicana con él. Así pues, el desarrollo de comunidades mexicanas y con población anglo siguió patrones económicos”.57
Los Yáñez, Medrano y Díaz residirían en El Paso apenas un par de años. En los primeros meses de 1904 aparecerían como activistas en Chino, California, una localidad del área suburbana de Los Ángeles que también atraía a decenas de trabajadores a los campos de cultivo local. Desde los primeros años de la década, la American Beet Sugar Company, empresa que procesaba endulzantes a partir de remolacha azucarera, había enviado agentes a contratar mano de obra a la zona fronteriza.58 Quizá guiados por los anuncios que aparecían en los periódicos de El Paso, o bien invitados por familiares, la pequeña red llegaba ahora a laborar en este distrito agrícola. En California, su activismo político pronto hizo notar y, como se verá, surgió con fuerza una vez que Medrano y sus allegados tuvieron la oportunidad de sumarse al Partido Liberal Mexicano.
Nuevo festejo
La suerte del poblado a donde habían llegado los sierramojadenses estaba ligada a la producción de azúcar. Año con año los agricultores locales destinaban miles de acres a la siembra de betabel, producto que vendían bajo contrato adelantado a la “fábrica” azucarera local. Para su cultivo y cosecha, requerían mano de obra en grandes cantidades, de tal modo que la American Beet Sugar Company se veía comprometida a conseguir fuerza de trabajo a como diera lugar.59 Así, el pueblo vivía temporadas con una alta demanda de mano de obra que se alternaban con periodos de desocupación. Durante los meses de abril y mayo, de hecho, se llevaba a cabo lo que los azucareros conocían como “desahije” y eran semanas en las que llegaba al pueblo un alto número de trabajadores.
No sorprende que el primer acto público que efectuaron los antiguos opositores a Garza Galán en Chino fuese organizar un club para conmemorar el 5 de Mayo. Como ya se mencionó, Medrano había estado involucrado en la formación de agrupaciones políticas en Sierra Mojada y particularmente se le había investigado por intentar llevar a cabo eventos conmemorativos en torno a esa fecha. Así pues, en el pueblo azucarero la primera organización en la que participó fue un comité que tenía el propósito de conmemorar la victoria de Ignacio Zaragoza sobre los franceses. De hecho, la mesa directiva de la agrupación incluía también a su suegro y a Modesto Díaz.
El festejo para conmemorar la Batalla de Puebla que organizaron Medrano y compañía tomó varias semanas de preparación. En abril de 1904, el Chino Champion, periódico local, comenzó a emitir noticias acerca de cómo se organizaba un festejo que, por su descripción, parecía similar a los que se realizaban en México. Según dejó saber a sus lectores, los organizadores pretendían incluir un desfile por las calles, un programa de música, discursos y lecturas en un estrado público.60 Contrario a lo que le había ocurrido a Medrano y a su antigua agrupación en Sierra Mojada unos años antes, en el sur de California se obtuvo el permiso para el festejo de modo relativamente fácil, además de que se permitieron demostraciones públicas de patriotismo.
¿Qué había cambiado? La reseña del Champion acerca de la festividad es bastante breve. Aun así se pueden señalar algunos rasgos que exhiben la evolución del proselitismo del grupo. De acuerdo con el periódico, el estrado fue decorado con la bandera mexicana, así como con la de Estados Unidos, y una banda de música amenizó los festejos.61 Además, el propio programa y la noticia de la festividad se publicaron en inglés y se invitó a residentes de origen mexicano de otros centros de trabajo a unirse a la celebración.62 A diferencia del aislamiento en que se vivía en un enclave mineral como Sierra Mojada, la zona semirrural de Los Ángeles ofrecía la posibilidad de coordinarse con los distintos núcleos de mexicanos que brotaban en las cercanías de la ciudad.
De hecho, en el momento en el que Medrano, Díaz y los Yáñez organizaron el festejo en Chino, decenas de mexicanos laboraban en el “desahije” en los alrededores del pueblo. A algunos se les alojaba en los terrenos de la empresa azucarera.63 Otros simplemente vivían en donde les diese oportunidad el agricultor con el que se empleaban, pues el contrato entre la empresa y este último estipulaba que era el productor quien debía ocuparse de proveer vivienda a los operarios. El llamado del comité que encabezaba Medrano para que se celebrara el aniversario de la batalla de Puebla tenía pues varios sectores como destinatarios. Por un lado, estaban los residentes del poblado que tenían mayor arraigo. Por otro, las decenas de trabajadores temporales que se empleaban en los campos agríco las de las cercanías.
Para mala fortuna, la festividad que organizó el comité no tuvo los resultados que esperaban sus promotores. Aunque hubo odas, música, desfile y una gran parafernalia, un incidente empañó la celebración. Uno de los jornaleros que se empleaban en los campos de cultivo tuvo un altercado con un oficial de policía y le asestó varias puñaladas, lo que terminó con la vida de este último. Medrano, de hecho, envió sus condolencias a la viuda del policía.64 Aun cuando el asesinato no dañó la relación de los residentes de origen mexicano con las autoridades o el resto de la población, fiestas cívicas similares tardarían en volver a realizarse.65 Unos meses después, Medrano, Díaz y los Yáñez comenzarían a vivir por temporadas en la zona urbana de Los Ángeles. No sólo eso. Dejarían atrás la organización de celebraciones patrióticas, para volver al activismo político y volcar todo su apoyo al PLM, organización que ya ganaba adeptos en los centros extractivos, en los distritos agrícolas y en los campamentos de trabajadores mexicanos del suroeste estadounidense.
De nuevo Coahuila
Es casi seguro que, aun en Estados Unidos, los antiguos opositores a Garza Galán siguieran el acontecer político de México. Los medios de comunicación y transporte, así como la distribución de periódicos, facilitaban el flujo de información. El ferrocarril y el telégrafo conectaban espacios distantes y los cables informativos hacían que las noticias se difundieran de inmediato al menos en las ciudades de tamaño considerable. En la coyuntura electoral de 1904 la administración de Porfirio Díaz vivió una disputa de facciones que fue seguida muy de cerca por aquellos interesados en las elecciones nacionales. Científicos y reyistas protagonizaron un enfrentamiento que desembocó en varias reformas políticas que supuestamente aseguraban una transición pacífica en caso de la ausencia del presidente.66 Como resultado de la disputa, el gobierno porfirista adoptó la extensión del periodo presidencial a seis años en lugar de a cuatro y la creación de la vicepresidencia.
El PLM aprovechó la reelección de Díaz para criticar nuevamente a su administración. En particular, sus dirigentes calificaron de farsa a la designación de Ramón Corral como su compañero de fórmula.67 A partir de entonces decidieron impulsar a candidatos de “oposición” de manera decidida. Y, dado que en Coahuila estaban programadas elecciones para gobernador, volcaron su apoyo a la candidatura de Frumencio Fuentes. Fuentes, de hecho, había sonado como posible sucesor de Garza Galán en aquella rebelión política que se dio en 1893 y de la que se habló páginas atrás. Y, a pesar de que su candidato era cercano al propio Corral, tanto los miembros del PLM como los clubes que organizaba Francisco I. Madero en la zona de La Laguna lo impulsaron para bloquear la reelección de Miguel Cárdenas, quien aún permanecía como mandatario estatal.68 Semana con semana, en Regeneración, Cárdenas recibió el vituperio de Ricardo Flores Magón quien llegó a calificarlo de ser “un gobernante funesto por mil conceptos” y mero subalterno de Bernardo Reyes.69 Fue precisamente en ese contexto que los antiguos residentes de Sierra Mojada optaron por apoyar a la organización que lideraban los Flores Magón.
En la primera quincena de marzo de 1905 Regeneración publicó una carta que envió Salvador Medrano al periódico. En ella, Medrano realizaba una convocatoria “A los mexicanos residentes en Estados Unidos” para que “nos unamos en clubs y organicemos una liga destinada a velar por los intereses de México, y a combatir, dentro de la Ley el despotismo de Díaz por medio de hojas periódicas o folletos, de manifiestos o protestas”.70 Justificaba su llamado por la agresión que, según él, Díaz había realizado contra las instituciones mexicanas y por su régimen personalista. De acuerdo con su exposición, el gobierno porfirista se caracterizaba por “asaltar y disolver los Clubs liberales, impide la publicación de periódicos oposicionistas y encarcela, tortura y asesina a periodistas honrados”.71 Quizá veía una continuidad en la forma en la que actuaba el gobierno mexicano con respecto a sus críticos desde 1893.
Regeneración notificaba en la misma edición en la que se publicó la carta que Medrano hablaba como representante del “Club Político Constitucional Mexicano” de Chino, California. De acuerdo con el periódico, la organización llevaba a cabo trabajos en los que “se conserva vivo el amor a la Patria y se disipa esa indiferencia que por los asuntos públicos observan algunos mexicanos por cuya inacción se fortalece la tiranía”.72 Unas semanas después el periódico notificó que la mesa directiva del club había quedado instalada y que Medrano era el presidente de la agrupación. A los pocos días, varios de sus miembros enviaron una misiva en la que manifestaron su apoyo a Frumencio Fuentes. Como antiguos residentes del estado de Coahuila seguramente conocían al candidato y a sus vínculos con funcionarios gubernamentales como Corral. Tachaban, no obstante, a Miguel Cárdenas de “traidor” y hacían público todo su apoyo a la convención estatal que se reuniría en esos mismos días para oficializar la candidatura de su rival.73 Entre los firmantes de esta última carta, se contaba al propio Medrano, a Yáñez y a Modesto Díaz, además de algunos parientes y personajes cercanos.
¿Se había abierto una nueva posibilidad para renovar la política coahuilense? Al parecer, los miembros del Club Político Constitucional consideraron los procesos electorales que se llevaban a cabo en el distrito agrícola de La Laguna y el sur del estado como un impulso democrático. Después de la defenestración del garzagalanismo, Miguel Cárdenas había permanecido como gobernador por cerca de diez años y no era raro que fuese identificado con Bernardo Reyes y el gobierno de Díaz. Los signatarios de la misiva estimaban que “la lucha que se inicia en el Estado fronterizo no significa un esfuerzo de escaso interés, sin importancia para la comunidad nacional; al contrario, es el primer síntoma de la tremenda agitación que derrumbará en no lejano día la fortaleza, minada ya, en que se alberga y tiene instalado su laboratorio de abyección, la Autocracia corrompida”.74
Además de realizar proselitismo, el club político de Chino emprendía también tareas destinadas a mejorar las condiciones de los residentes de origen mexicano del poblado. Un mes después de manifestar su apoyo a Fuentes, Medrano instaló un salón de lectura con libros y periódicos en español y una agencia de empleo.75 En ellos se difundían noticias que tenían que ver con México y que los miembros del club concebían interesarían a los jornaleros y residentes del pueblo. Con todo, debe señalarse que Medrano y sus compañeros no eran los únicos que formaban asociaciones políticas cercanas al PLM. El propio periódico había dado cuenta de cómo surgían agrupaciones de este tipo en el norte de México y en zonas rurales y semirrurales de Texas, Nuevo México y Arizona.76 En particular, destacaba el activismo que se llevaba a cabo en las minas que, en palabras de Juan Luis Sariego, eran en ese entonces “el símbolo más claro del progreso capitalista”.77 La experiencia como organizadores políticos, no obstante, pareció pesar, pues los antiguos residentes de Sierra Mojada demostraron una capacidad de movilización mayor a la de otros clubes.
¿Qué tan fuerte era la relación que existía entre la rebelión que se dio en 1893 en Coahuila y este nuevo proselitismo? La misma interrogante parece haber quedado abierta con respecto a otros levantamientos que ocurrieron en la primera mitad de la década de 1890.78 La pequeña red migrante que aquí se presenta pareció hacer surgir su activismo político nuevamente y es muy probable que haya sucedido lo mismo en otros casos.
Los seguidores del PLM, no obstante, se llevaron una decepción en el proceso electoral de Coahuila. Al parecer, Díaz notificó a Frumencio Fuentes que apoyaría a Miguel Cárdenas en la contienda y ejerció presión para que aquél detuviera su candidatura.79 El opositor tuvo que abstenerse de hacer campaña y el 17 de septiembre, día de las elecciones, resultó imposible a sus simpatizantes ejercer el voto.80Regeneración condenó la manipulación de las mesas electorales y las dificultades que pusieron las autoridades para que los partidarios de la oposición sufragaran.81 Fue una experiencia crucial para la radicalización del movimiento. El 30 de septiembre de 1905, el PLM publicó un manifiesto a la nación en el que sus dirigentes convocaron a la reorganización del partido. En él, anunciaron que se constituiría la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y llamaron a fundar agrupaciones que se adhiriesen formalmente al movimiento que éstos encabezaban. Enfatizaban que su meta principal era dar la lucha “por todos los medios contra la dictadura de Porfirio Díaz”.82 Anunciaban, asimismo, que entrarían en coordinación con sus simpatizantes para organizar acciones conjuntas.
Miembro activo del PLM
Casi todos los miembros del Club Político Constitucional de Chino, California, respondieron al llamado pelemista. En particular, Medrano, los Yáñez y Modesto Díaz se adhirieron al Club Liberal Justicia, agrupación que fundaron en el centro de la ciudad de Los Ángeles.83 En la nueva asociación, Medrano actuó como secretario y Modesto Díaz como presidente. Siguiendo la cercanía que ambos tenían con las publicaciones periódicas, compraron la prensa de una publicación que hasta entonces se editaba en Long Beach y que llevaba por nombre “El Mosquito”.84 Con ella se dedicaron a realizar propaganda en contra del gobierno porfirista, tarea que ya para ese año de 1906 llevaba a cabo el PLM de manera sistemática.
Para esos años, Medrano y su familia vivían al sur de la ciudad. Radicaban en el número 1451 de la calle 54, en donde se avecindaron también su cuñado Filiberto Yáñez y los allegados a ambos.85 Aparecería en el directorio local como jornalero común, aunque más tarde declaró que su ocupación era conducir un carro de carga y fletes.86 A lo largo de 1906, Medrano y su grupo siguieron en contacto con la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. En junio, por ejemplo, Regeneración publicó una severa crítica a Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, antigua residente de Sierra Mojada que ahora radicaba en la ciudad de México. En ella, el periódico ofrecía información detallada de varios incidentes ocurridos en el mineral que difícilmente hubiesen podido hacerse públicos sin alguien que conociera de primera mano a la anterior vecina del pueblo. Gutiérrez de Mendoza, de hecho, había sido cercana a Medrano, pues fungió como testigo cuando el esposo de aquélla registró a una de sus hijas.87 La ya entonces activista llegaría a ser también una destacada revolucionaria como aliada del maderismo y el zapatismo, así como pionera del feminismo en México.
Medrano y Modesto Díaz se involucraron además en el intento de rebelión que emprendió el PLM en el otoño de ese año. La dirigencia del partido había programado, en efecto, iniciar una insurrección a mediados de septiembre, pero tuvo que retrasar los planes debido a la vigilancia que los gobiernos de México y Estados Unidos ejercían sobre el movimiento. De acuerdo con Ethel Duffy Turner, en octubre Ricardo Flores Magón y los principales dirigentes de la organización se reunieron en la “humilde casa de Modesto Díaz, al oriente de El Paso”, y ultimaron los detalles de un ataque sorpresa a la guarnición militar de Ciudad Juárez.88 No obstante, unas horas antes de que iniciara la insurrección la policía allanó la vivienda y Ricardo Flores Magón escapó hacia California junto con Díaz.89 Sería una larga estancia. En Los Ángeles, varios miembros del PLM tenían víncu los con el Partido Socialista (PS) y con el sindicato Industrial Workers of the World (IWW). Ambas agrupaciones intentaban, de hecho, incrementar el número de afiliados entre los jornaleros de origen mexicano y darían la oportunidad de ampliar los objetivos del partido.
Al reubicarse en el “estado dorado”, el PLM se reorganizó. Según Duffy Turner, Ricardo Flores Magón llegó a esconderse a la casa de Rómulo S. Carmona, en el centro de la ciudad.90 De ahí se trasladó hacia otros puntos de la entidad y volvió al área angelina a principios de 1907. Para ese tiempo Modesto Díaz, con el apoyo de Medrano y varios correligionarios, había echado a andar el periódico Revolución, pues Regeneración no se editaba desde meses atrás, y el carácter contestatario de la publicación pronto llamó la atención de las autoridades. Aunque los principales articulistas del PLM escribían sus columnas sin firmar, el tipo y la prosa del periódico eran bastante similares a las que usaban los liberales, por lo que el gobierno de México comenzó a sospechar sobre quiénes estaban realmente detrás del periódico.
Pronto las cosas volvieron a complicarse. A finales de agosto de 1907, Ricardo Flores Magón, Librado Rivera y Antonio I. Villarreal fueron arrestados en Los Ángeles. Tan pronto como se supo acerca de su encarcelamiento, decenas de mexicanos que residían en la ciudad -además de un nutrido número de sindicalistas estadounidenses- se movilizaron para realizar donaciones y tratar de excarcelarlo.91 Simpatizantes del partido recorrieron varios de los núcleos poblacionales con mayoría de población mexicana y recolectaron fondos con el propósito de financiar la defensa legal de aquéllos.92 La agricultura comercial, así como la construcción y el tendido de vías, factores de atracción de mano de obra mexicana hacia el área urbana y suburbana, comenzaban a tener un claro impacto demográfico en la zona y el PLM lo aprovechaba.
La nueva opción política
Durante el confinamiento de Flores Magón, Villarreal y Rivera, Medrano cumplió varias funciones en el PLM. Entre ellas, sirvió de enlace entre los presos y el resto de los miembros del partido. En junio de 1908, cuando se preparaba un nuevo alzamiento armado en México, pertenecía a una cadena de correspondencia que facilitaba la comunicación entre Ricardo y Enrique Flores Magón.93 No obstante, pronto se distanciaría de la cúpula de la organización, pues surgía con fuerza la corriente antirreeleccionista que encabezaba Francisco I. Madero.
En 1908 Medrano y su familia sufrieron dos duros reveses. En enero, Modesto Díaz fue arrestado y se vio obligado a cerrar Revolución. Al parecer, cuando salió de la cárcel cayó enfermo y ya no pudo recuperarse. Modesto Díaz, quien había sido compañero de Medrano y los Yáñez desde la década de 1890, falleció en Chino, California, apenas unos meses después.94 Con él se iba uno de los miembros más activos del grupo que inicialmente migró desde Sierra Mojada hacia El Paso y luego al área de Los Ángeles. Y unas semanas más tarde también falleció Toribio Yáñez. El personaje que había fungido como presidente municipal de Sierra Mojada entre 1892 y 1893, y que atestiguó la rebelión en contra de Garza Galán, murió en la residencia de Medrano al sur de la ciudad.95 A las tragedias familiares habría que añadirles la prisión de los líderes del PLM, lo que hacía cada vez más difícil sostener a la organización. Además, la fuerza que adquiría el antirreeleccionismo quizá hacía aparecer a este último movimiento como la opción más viable para procurar el cambio político en México.
Entre 1908 y 1909 Medrano comenzó pues a acercarse a la facción maderista. El movimiento lo atrajo a tal grado que junto con otros trabajadores organizó una agrupación para designar a un delegado que asistiese a la convención que el partido antirreleccionista organizaría en la ciudad de México.96 En una junta realizada en Los Ángeles, sus integrantes nombraron representante in absentia a Filomeno Mata, director del Diario del Hogar. Además de Medrano, se sumaron a la iniciativa otros jornaleros de la zona, varios de los cuales se empleaban en la industria azucarera del condado de Orange. Entre ellos se encontraba Eduardo Ortega Morán, antiguo miembro del Club Político Constitucional de Chino, que hasta ese momento había continuado afín al pelemismo.
Las experiencias acumuladas por Medrano entre 1893 y 1909 le permitían leer la política mexicana desde distintos contextos. De oponerse a la reelección del gobernador de Coahuila, había pasado a formar parte del PLM que en principio tenía metas de carácter nacional, pero que parecía ampliarlas cada vez más. La organización de los Flores Magón, no obstante, había quedado debilitada con el arresto de la dirigencia y ahora su mejor opción parecía ser el antirreeleccionismo. No era el único que concebía la política mexicana de esa manera. Decenas de simpatizantes del PLM, así como cientos de antiguos partidarios de Bernardo Reyes, se unieron a las filas de Madero entre 1909 y 1910.97 En adelante Medrano cambiaría de preferencia política en varias ocasiones, aunque se mantendría apegado a agrupaciones con metas que tenían objetivos que rebasaban el plano local.
El regreso
En agosto de 1910, Ricardo Flores Magón, Antonio I. Villarreal y Librado Rivera dejaron la cárcel. Poco después comenzaron a reeditar Regeneración e hicieron un llamado para que se reorganizara el partido.98 Medrano, quien en esos mismos meses se marchó a vivir a Oxnard, California , pronto se hizo notar como activista. En octubre, realizó una colecta entre los residentes del pueblo para apoyar económicamente a la madre de Juan Sarabia, quien estaba preso por el intento de insurrección de 1906.99 Es muy probable que percibiese la prisión de Sarabia como un asunto personal, pues junto con éste se encontraba encarcelado Nemesio Tejeda, su antiguo compañero de lucha política en Sierra Mojada en 1893.100
En Oxnard, Medrano se relacionó con varios jornaleros que se empleaban en el cultivo y cuidado de la remolacha azucarera. Como en Chino, las labores agrícolas atraían a decenas de mexicanos al poblado y aprovechó la oportunidad para acercarse a estos trabajadores. En particular, se vinculó con Santiago Delgado y su pareja, Josefina Lille, quienes estaban directamente ligados con la refinería, y quienes a partir de su contacto con Medrano se mantuvieron cercanos al partido. Pronto abrió también una “agencia de periódicos y libros” denominada Regeneración Obrera.101 La sucursal comenzó a anunciarse en Regeneración y en ella pedía “al público y a la prensa libertaria del mundo” que le enviaran sus órdenes.102 No queda claro, sin embargo, si la apertura de la librería se tradujo en un acercamiento ideológico con el anarquismo, aunque ya para ese entonces el PLM mostraba una creciente afinidad con esta corriente de pensamiento. En septiembre de 1911, la dirigencia publicó un nuevo manifiesto en el que declaró la guerra en contra de la Iglesia, el capital y la autoridad, a los cuales sus miembros concebían como los pilares del sistema de dominación imperante.103 Medrano, no obstante, no hizo pronunciamiento alguno acerca de ese mensaje radical pues barajaba nuevamente sus opciones políticas.
En los últimos meses de 1911 se alejó nuevamente del Partido Liberal Mexicano. A principios de octubre de ese año nació uno de sus hijos, a quien puso el nombre de Amós. Quizá como consecuencia del parto, su esposa murió dos semanas después.104 Es muy probable que la tragedia, junto con la nueva coyuntura política que se vivía en México, lo orillaran a dejar el sur de California. En diciembre, un funcionario del consulado de Los Ángeles informó a la representación diplomática de México en El Paso que Medrano había salido hacia Torreón con “circulares y manifiestos revolucionarios” y que tenía la intención de “propagar la sedición”.105 Quizá exageró. Días después de la notificación, uno de los empleados de despacho de la Secretaría de Relaciones Exteriores aseguró que sabía del viaje que hacía Medrano, pero que éste se había detenido en El Paso “por no haber podido conseguir pasaportes para llegar a su destino”.106 Señalaría posteriormente que, en efecto, se dirigía a Torreón, pero que ya no tenía relación con el partido que recientemente se había declarado anarquista.107
De cualquier modo, Medrano cruzó hacia México entre diciembre de 1911 y enero de 1912. El 25 de ese último mes, El Diario del Hogar notificó a sus lectores que habían recibido en sus oficinas de la ciudad de México la visita de Salvador Medrano, “delegado del Partido Liberal en Torreón, Coahuila”.108 Se informaba que éste continuaba activo organizando clubes políticos en el área de La Laguna y que junto con Manuel Banda y el “Lic. Vallejo” pretendían hacer una gira por “Avilés, El Refugio, Viesca y Matamoros de la Laguna, en Coahuila, así como en otras poblaciones con el fin de instalar clubes y preparar los futuros trabajos del Partido Liberal”.109 Con lo anterior, se adherían a la iniciativa de la “Junta Reorganizadora”, organismo liderado por Juan Sarabia, Antonio Díaz Soto y Gama, Camilo Arriaga y Jesús Flores Magón, quienes buscaban reagrupar a los antiguos liberales para impulsar sus propuestas dentro del gobierno que encabezaba Francisco I. Madero.110
Un mes después el propio Diario del Hogar informó que la iniciativa de la Junta Reorganizadora se concretaba. Manuel Banda y Fernando Vallejo -y muy probablemente Medrano- habían recorrido las localidades del enorme aluvión que forma la zona de Torreón fundando clubes que se adherían al proyecto.111 Coincidentemente, en esos mismos días Tomás S. Labrada publicó en Regeneración una pequeña nota en la que expuso que recibió un donativo desde Torreón de un Salvador Medrano a quien tachaba de “Judas”, lo que indicaba ya un claro distanciamiento con la dirigencia pelemista.112
En junio Medrano regresó a Los Ángeles, pero ya no se acercó públicamente al PLM. Al cruzar por Eagle Pass, declaró ante las autoridades migratorias que vivía con uno de sus primos en La Laguna y que se dirigía al sur de California a ver a sus hijos.113 Para el año siguiente estaba de vuelta en Torreón. El 10 de mayo de 1913 contrajo segundas nupcias y manifestó dedicarse al comercio. No se quedaría quieto. La Laguna era una de las zonas con mayor actividad revolucionaria y, a pesar de que se cuenta con fuentes escasas para rastrearle, Medrano se volvió a mostrar activo en al menos un par de ocasiones. En mayo de 1918, por ejemplo, dio nuevas muestras de actividad política cuando participó en una manifestación obrera convocada por la sección local de los Trabajadores Industriales del Mundo (IWW).114 Irónicamente, volvía a acercarse a una organización netamente anarcosindicalista cuando los seguidores de esta corriente ideológica se encontraban en uno de sus momentos más difíciles.
Para 1921, Medrano se había afiliado a un grupo llamado “Solidaridad Social”. Dicha organización buscaba excarcelar a los dirigentes del PLM que se encontraban presos en Estados Unidos.115 Seguía además en contacto con algunos antiguos miembros del partido con quienes al parecer se carteaba de manera frecuente. En esos mismos años se unió también en Torreón a la Casa del Obrero Mundial y al Partido Agrarista, asociaciones que intentaron poner presión al gobierno de Álvaro Obregón para que se materializara la repartición de tierra, uno de los principales objetivos de amplios sectores laguneros.116 En efecto, en alianza con trabajadores del ramo minero y de la industria metalúrgica, las ligas campesinas de la zona promovían la organización sindical y la división de las grandes propiedades en la región. Frecuentemente recurrían a invasiones y a paros laborales, lo que ya para principios de la década de 1920 causaba una conmoción social en los distritos agrícolas aledaños a Torreón, es decir en plantaciones cuya producción se encontraba conectada a mercados distantes desde décadas atrás.117 Movimientos como el que promovían la Casa del Obrero y los agraristas daban de hecho oportunidad de que una figura como Medrano canalizara demandas políticas en términos de lucha de clases. Era una batalla que, al igual que aquella que se había llevado a cabo en Sierra Mojada, en el PLM y en agrupaciones cercanas al maderismo, parecía concebirse como el primer paso de una transformación que rebasaría el plano local y que podía aplicarse a otros distritos agrícolas y centros de trabajo.
Epílogo
Medrano regresó a residir a Los Ángeles en 1924.118 Para ese momento, el PLM contaba ya con muy pocos miembros activos en el sur de California y el suroeste estadounidense. Ricardo Flores Magón había fallecido a finales de 1922 y la mayor parte de los antiguos dirigentes de la organización estaban dispersos. Juan Sarabia murió incluso antes que Ricardo, en 1920; Enrique Flores Magón y Librado Rivera habían regresado deportados a México. Finalmente, Antonio I. Villarreal, como otros antiguos miembros de la organización, continuaba distanciado de aquéllos pues había buscado otros proyectos políticos. El movimiento, que en un momento había tenido una presencia importante en la ciudad de Los Ángeles y sus alrededores, estaba prácticamente desarticulado.
La zona había -eso sí- aumentado su dinamismo. Con la Gran Guerra crecieron tanto la agricultura comercial como otras actividades productivas.119 La construcción en el área urbana y el cultivo y empaque de fruta y verdura en las cercanías de la ciudad generaban una demanda de brazos que seguía siendo subsanada por mano de obra mexicana. La producción agrícola continuaba con la tendencia a la concentración iniciada décadas atrás e incluso experimentaba una reconfiguración en términos de los bienes que se cosechaban localmente.120 Al igual que Sierra Mojada, Chino, el pueblo betabelero al que habían llegado Medrano, los Yáñez y Díaz, había atestiguado la fuga de capitales, pues ya su refinería no procesaba azúcar. De hecho, la fábrica había sido desmantelada y transportada hacia una zona rural en Dakota del Norte.
Más dramático había sido lo que ocurrió con el grupo que se formó en la década de 1890 para oponerse a Garza Galán en el mineral. Como ya se mencionó, Toribio Yáñez y Modesto Díaz fallecieron en Los Ángeles. Asimismo, Ciriaco Martínez Gasca, quien había permanecido en Sierra Mojada, murió en mayo de 1911 encarcelado.121 Nemesio Tejeda, después de dejar la cárcel de Ulúa, a donde había ido a parar en 1906, regresó a avecindarse al estado de Chihuahua, donde radicó por varios años más. Finalmente, Juana Belén Gutiérrez de Mendoza siguió en la ciudad de México buscando hacer avanzar sus metas políticas, entre las que se contaban la educación pública y el sufragio femenino.122 El propio pueblo, donde todos estos personajes habían residido cuando se encontraba en auge la producción de plomo y plata, y que había destacado como foco importante de la rebelión en contra de Garza Galán, distaba de poseer el dinamismo de años atrás. Para 1921 el distrito minero de Sierra Mojada contaba con cerca de 3 800 habitantes, menos de la mitad de los más de 9 490 que se registraron en 1895.123 Lo que es más, en la cabecera municipal en 1930 sólo quedarían 1 205 residentes, cifra que refleja una caída estrepitosa en términos demográficos y el precio de tener una economía atada a las fluctuaciones del mercado.124 La extracción de plata, plomo y zinc ahora se concentraba en otros sitios.
En 1930, un agente del censo de Estados Unidos registró una vez más a Medrano viviendo en la misma residencia que veinte años atrás: en el número 1453 de la calle 54, al sur de la ciudad de Los Ángeles. Declaraba que en ese momento se ocupaba como agente de libros y periódicos, aunque muy probablemente ya no se encontraba interesado en adquirir material de la “prensa libertaria”.125 Si en varios momentos de su vida había coqueteado con el anarquismo -ideología de carácter universalizante-, esa etapa parecía quedar atrás. Dos años más tarde falleció de una hemorragia cerebral.126 El activista, que desde su juventud había cambiado de residencia, de fuente de trabajo e incluso de adscripción política de manera reiterada, terminó sus días en plena época de depresión económica en Estados Unidos.
Consideraciones finales
A lo largo de su vida, Medrano se movió en un espacio que vivía marcadas transformaciones. La expansión de los capitales estadounidenses hacia actividades extractivas y de infraestructura en el suroeste de aquel país y en el norte de México dinamizó industrias como la minería, el tendido de vías férreas y la agricultura comercial. Surgieron así centros de trabajo que empleaban a miles de personas cuya suerte laboral dependía de decisiones y sucesos que en ocasiones estaban a cientos de kilómetros de distancia.127 De encontrarse relacionado con la industria minera y la fundición en la década de 1890, Medrano pasó a radicar en un pueblo azucarero de la zona conurbada de Los Ángeles, para más tarde residir en el área urbana y luego marcharse a un distrito agrícola como La Laguna que, de acuerdo con Sven Beckert, estaba en sintonía con el devenir global de la industria algodonera.128 En medio de esos cambios el personaje reinterpretaba realidades políticas propias y ajenas y se movilizaba de manera pragmática de acuerdo a ideales que perseguían objetivos locales y globales.
La vida de Medrano respondió pues a fuerzas que lo rebasaban como individuo y, como tal, también fue moldeado por ellas. No sólo participó en una rebelión que acabó con las aspiraciones reeleccionistas de un gobernador, sino también él y sus allegados se involucraron en movimientos políticos mucho más ambiciosos y realizaron actividades organizativas en favor del PLM en centros de trabajo en los que predominaban empresas con intereses de gran alcance. En particular, la Asarco y la American Beet Sugar Company, que influían de forma directa en la vida de varias localidades en las que radicó, vinculaban sus operaciones a mercados distantes. Asimismo, movilizaban fuerza laboral desde sitios que quedaban a cientos -en ocasiones miles- de kilómetros de distancia. Basta asomarse a los registros de los censos en algunos de esos pueblos para darse cuenta de la existencia de una enorme proporción de residentes con origen foráneo.129 Su movilidad y el propio activismo se ubicaba dentro de los flujos de personas, ideas, prácticas y bienes que caracterizaron al suroeste estadounidense y a partes del norte de México a finales del siglo XIX y principios del XX, y que sintonizaron a decenas de localidades de esas áreas con el devenir global.130 Habría que reflexionar hasta qué punto esa circulación dio pie a experiencias similares e intentar ponderar si esos personajes estuvieron o no limitados por los marcos territoriales que por largo tiempo ha propugnado la historiografía de corte nacionalista. Al “reducir la escala” salen a la luz casos como el de Medrano, Primo Tapia o bien los activistas sonorenses que después de la huelga de Cananea de 1906 emigraron al otro lado de la frontera. 131Si como afirmó Tonio Andrade, la adopción de enfoques microhistóricos y biográficos puede ayudar “a poblar nuestros modelos y teorías con personajes reales”,132 valdría la pena intentar pensar -sin caer por supuesto en el relativismo- también hasta qué punto algunos de ellos se mueven hacia el centro o los márgenes de esos “modelos” y “teorías” o si de plano los atraviesan.