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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.73 no.3 Ciudad de México ene./mar. 2024  Epub 22-Ene-2024

https://doi.org/10.24201/hm.v73i3.4463 

Reseñas

Sobre Miguel Orduña Carson, Tratado de cultura política comparada: la cofradía colonial y las mutualidades en el liberalismo

Fernando Vialli Ávila Campos1 

1Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora

Orduña Carson, Miguel. Tratado de cultura política comparada: la cofradía colonial y las mutualidades en el liberalismo. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2020. 137p. ISBN: 978-607-303-527-9.


El libro de Miguel Orduña Carson Tratado de cultura política comparada: la cofradía colonial y las mutualidades en el liberalismo es resultado de una investigación de largo aliento dedicada, en general, al mundo del trabajo artesanal y, en particular, al oficio de sastres. Esta obra es esencial porque profundiza en las cofradías coloniales y en las mutualidades del periodo liberal como instituciones que permitieron la integración de los artesanos y de los sastres al ámbito político, social, económico y cultural. Así, esta propuesta le permitió al autor ofrecernos un análisis comparativo a nivel institucional por medio de un concepto clave que atraviesa el argumento central del libro: la cultura política.

La obra de Miguel Orduña nos sugiere -desde un enfoque de historia política y social, con ciertos matices económicos y culturales- una relectura de la historia de los artesanos y sastres en la ciudad de México desde el periodo colonial hasta la segunda mitad del siglo XIX. En su diálogo con la historiografía dedicada al tema, Orduña pone el acento en la figura institucional de las cofradías, las mutualidades y los gremios como ejes de articulación, cohesión y representación de los artesanos en la vida pública. No se interesa por el oficio para establecer una comparación analítica entre estos organismos, sino por el sistema institucional que permitió “reconstruir lo que se espera de los sujetos y las ligas que establecen con su comunidad” (p. 9). Más aún, rastrea las circunstancias y experiencias de las organizaciones mediante sus vínculos compartidos entre los artesanos frente a las figuras de gobierno, las prácticas de representación y el sentido de acción que en conjunto definían jerarquías y creaban imágenes de autoridad.

El libro está compuesto por dos grandes partes y un intermedio. En la primera da cuenta de las cofradías como instituciones coloniales. Uno de los aspectos peculiares de este apartado es que explica las causas que originaron la abolición de los gremios. No obstante, entre sus aportes analíticos destacan los postulados de Foucault sobre la “razón de Estado” para establecer su relación con las organizaciones artesanales. En la sección intermedia estudia las condiciones políticas que transformaron las nociones de colectividad de los artesanos, así como sus representaciones sociales frente a las ausencias y presencias de las figuras de autoridad y gobierno. En la segunda parte analiza otra institución artesanal conocida como Sociedades de Socorro mutuos en el marco de los gobiernos liberales de finales del siglo XIX. Además, ensaya sobre el concepto de ciudadanía para presentar, en conjunto, los elementos componentes de lo que denomina cultura política.

Por otro lado, este libro tiene un sello de identidad. Problematiza los enfoques historiográficos sobre el mundo del trabajo artesanal que han dado cuenta de varios procesos: el ocaso artesanal, los procesos de industrialización y las figuras permanentes de los talleres de artesanos. Frente a ello, Orduña Carson se ciñe a una línea de historiadores encabezada por Carlos Illades y Sonia Pérez Toledo, quienes piensan el artesanado como una clase social “en la medida en que sus integrantes comparten una serie de circunstancias y una experiencia organizativa comunes” (p. 18). Con ello, su objeto de estudio cobra sentido al presentar tanto a las cofradías como a las mutualidades como recurso metodológico para entender “dos formas de organización social, dos universos culturales radicalmente distintos” pertenecientes a “culturas políticas contrapuestas de una misma comunidad” (p. 10).

Por medio de fuentes hemerográficas y de archivo, Miguel Orduña tejió la urdimbre de una historia política y social del artesanado para poder entender su presencia pública y la de los sastres en la ciudad de México, los lazos solidarios entre artesanos y los principios de comunidad frente a una necesidad agobiante de representación en las esferas de los gobiernos en turno. En los dos grandes capítulos de su libro el autor condensó, con el rigor que merecen sus fuentes documentales, el arduo trabajo de un historiador frente a un tema apasionante: los artesanos en la transición de las cofradías coloniales a las mutualidades liberales en la antesala de una cultura política. En este cambio abrupto logró rastrear el sistema de jerarquías artesanales, los principios de la colectividad y las relaciones frontales con las autoridades para cuestionar o legitimar la práctica del poder.

El libro de Miguel Orduña nos muestra cómo en el marco de las cofradías, como la de sastres -conocida como Cofradía de San Homobono-, se reafirmaba el poder regio y la línea de mando frente a las autoridades novohispanas. El rey hacía valer la idea de que él personificaba la autoridad legal máxima al intervenir de manera directa en la institución artesanal. Además, conformaba una imagen de poder encargada de resolver los conflictos sociales y también religiosos donde los artesanos tomaban parte. El rey no sólo era fiel al mantenimiento de la balanza social, sino también era quien posibilitaba la integración artesanal a la comunidad.

Con la conformación de los gremios Miguel Orduña argumenta que estas instituciones pudieron establecer relaciones económicas y políticas con el ayuntamiento, que era el encargado de mantener el orden y la justicia en la ciudad de México. En ese sentido, el autor analiza la forma en la que se tejían relaciones entre el ayuntamiento y los gremios de artesanos porque era fundamental controlar y supervisar las unidades de producción de bienes. También porque se necesitaba reafirmar las jerarquías internas que legitimaban los principios de autoridad establecidos. Los gremios, por su parte, se beneficiaban tanto de los mecanismos coercitivos emanados del ayuntamiento como del monopolio del mercado urbano en el que intervenían de manera constante.

El autor es enfático al mencionar que mediante la operatividad de los gremios se procuró “una estructura política de mando que obligaba al cumplimiento de una serie de lineamientos económicos que impedían la competencia y fomentaban la cohesión entre los artesanos” (p. 33). Por otro lado, las cofradías operaban como instituciones religiosas para obtener méritos y estatus dentro de las comunidades de artesanos y así poder sostener la seguridad social y protección a la salud, al trabajo o a la asistencia monetaria.

Miguel Orduña no muestra las tareas del artesano en sus unidades de producción doméstica o en talleres externos porque no es su objetivo. Por el contrario, complejiza aún más el mundo del trabajo artesanal al ubicar a los sastres en un sistema legal que pone en juego las ideas de representación, las prácticas de agrupación y los rasgos comunes que identificaban a los artesanos dentro de una misma clase social. Estos elementos los hacían visibles ante una “razón de Estado” que se encargaba de fortalecer el control y la administración del gobierno.

La “razón de Estado” no sólo es para procurar el funcionamiento gubernamental mediante la vigilancia y el fortalecimiento del Estado, sino también para intervenir y modificar los “procesos de producción y reproducción social”. También -como apunta el autor- para “tener conocimiento sobre las condiciones de la vida cotidiana” (p. 57). Esta perspectiva abre nuevas vetas de estudio en el mundo del trabajo artesanal porque pone en tensión dos esferas antagónicas: las organizaciones de artesanos, con sus intereses e intenciones compartidos, frente a las autoridades gubernamentales que apostaban por el control, la reforma y el allanamiento rapaz.

Asimismo, Orduña Carson caracteriza y hace visibles a los artesanos en el marco de los gobiernos liberales de finales del siglo XIX. Muestra cómo, a partir de 1873, se articularon en el panorama artesanal los rasgos de una cultura política sustentada en las prácticas, rituales y experiencia de los artesanos en las sociedades de socorro mutuo. Un rasgo esencial es que compara los gremios con las mutualidades y destaca diferencias considerables. Sólo por mencionar alguna, los integrantes de estas instituciones únicamente necesitaban ser artesanos y personas honradas, a diferencia de los gremios, que estaban integrados de manera exclusiva por maestros de oficio. Por otro lado, nos muestra cómo las prácticas de la representación política posicionaron a los artesanos en la palestra de la vida pública primero, por medio del Gran Círculo de Obreros y, después, mediante el Congreso Obrero.

Algo esencial para entender la cultura política de los artesanos en las mutualidades del régimen liberal es el análisis de la opinión pública. No sólo como hacedora de debates y luchas antagónicas entre las clases, sino como instrumento oral que abre la posibilidad de generar consensos y disensos de intereses comunes y compartidos entre los artesanos. La prensa hecha por y para artesanos fue la pieza angular de este proceso. Periódicos como El Socialista o El Hijo del Trabajo cobraron importancia al representar una toma de postura política desde la edición y lectura del impreso. Como bien apunta Miguel Orduña, la prensa no sólo fue un canal de mediación, también lo fue de confrontación y negociación, elementos esenciales para pensar una cultura política a ras de suelo.

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