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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.74 no.1 Ciudad de México jul./sep. 2024  Epub 23-Ago-2024

https://doi.org/10.24201/hm.v74i1.4558 

Reseñas

Sobre Susie S. Porter, De ángel del hogar a oficinista. Identidad de clase media y conciencia femenina en México, 1890-1950

Aurora Gómez Galvarriato Freer1 

1El Colegio de México

Porter, Susie S.. De ángel del hogar a oficinista. Identidad de clase media y conciencia femenina en México, 1890-1950. Asiain, Lourdes. Zamora: El Colegio de Michoacán, 2020. 300p. ISBN: 978-607-544-101-6.


De ángel del hogar a oficinsta es, de alguna forma, el siguiente episodio del destacado anterior libro de la misma autora, Mujeres y trabajo en la ciudad de México. Condiciones materiales y discursos públicos (1879-1931), al que complementa de forma perfecta. Ambas obras, publicadas originalmente en inglés, pueden leerse ya en español gracias a la encomiable labor editorial de El Colegio de Michoacán. El nuevo ejemplar nos permite ver un poco más cercanamente en el tiempo la trayectoria de las mujeres en el trabajo fuera del hogar y las concepciones que sobre él se fueron construyendo. Además, abre la discusión hacia nuevas preguntas y reflexiones al enfocar el asunto desde otra perspectiva: la de las mujeres de clase media. En este sentido, ambos libros forman una afortunada díada que ofrece un amplio panorama sobre los profundos cambios que vivieron y contribuyeron a forjar las mujeres de la ciudad de México a lo largo de un periodo crucial en la historia de las mujeres en el mundo, una de las mayores transformaciones que ha vivido la humanidad.

Estudiar el proceso mediante el cual las mujeres de clase media se fueron incorporando al trabajo fuera del hogar es particularmente relevante, ya que, a diferencia de las mujeres en pobreza, la necesidad económica no las obligaba aparentemente a ello. Mientras que muchas mujeres de escasos recursos siempre debieron realizar una diversidad de trabajos extradomésticos, y por tanto era relativamente aceptado, no era así para las mujeres de mayores recursos. Para ellas, las concepciones que albergaba la sociedad sobre su papel en el mundo y estándares de comportamiento eran más rígidos y difíciles de desafiar. Trabajar fuera del hogar ponía en entredicho no sólo su moralidad, sino también su estatus social, por lo que hacerlo planteaba serios retos identitarios. Su incorporación al mundo laboral requirió romper barreras mentales forjadas a lo largo de siglos y su estudio es por tanto clave para entender el cambio social que significó y el paso y la forma como fue dándose.

El libro desarrolla en sus primeras páginas cómo, a lo largo del siglo XIX, la sociedad mexicana fue abrazando el ideal del papel de las mujeres como “ángel del hogar”. Un fenómeno que inició en otras regiones, a medida que la industrialización y la urbanización fueron tornando al hogar de productor a consumidor y dejando a las mujeres como responsables exclusivas de las tareas domésticas, y que fue acompañado de ideas que exaltaban la bondad de este arreglo social. La autora nos explica cómo, dado que no todas las mujeres podían gozar del “privilegio” de no tener que trabajar fuera del hogar, dedicarse solamente a las labores domésticas se convirtió en un componente fundamental de la identidad de la clase media.

El resto del libro explora, desde distintas perspectivas, el estrecho sendero por el que las mujeres fueron transitando a lo largo del periodo estudiado para escapar de su destino como “ángeles del hogar” y participar más libre y ampliamente en la vida social, económica, política y cultural, venciendo múltiples obstáculos. Más aún, muestra que, para muchas mujeres, en realidad no existía la opción de convertirse en “ángeles del hogar” pues, si bien no vivían en pobreza, tampoco tenían los recursos o las condiciones familiares que les permitieran dedicarse exclusivamente a las labores domésticas. Algo que ocurrió en mayor medida a consecuencia de la guerra revolucionaria. Asimismo, el libro muestra cómo, al ir recorriendo este sendero, estas mujeres fueron transformando lo que se entendía por clase media, un concepto que, como desarrolla la autora, va más allá de la pertenencia a un determinado estrato de ingresos. De hecho, para muchas de estas mujeres, fue solamente por medio de su trabajo fuera del hogar como lograron acceder a esta clase social, o al menos, adquirir los atributos que les permitían ser vistas como parte de ella. Observando la fluida relación que muchas mujeres guardan con la identidad de clase, así como la interdependencia en las formaciones de clase, la autora cuestiona que la identidad de clase sea fija y estable y enfatiza la relación entre las identidades basadas en clase, en lugar de considerarlas categorías discretas.

El libro indaga en particular la trayectoria de las oficinistas o secretarias que trabajaron como empleadas públicas a partir de 1890, pues antes de esa fecha no tenían permitido hacerlo. Siguiendo los pasos de otras naciones, como Gran Bretaña y Estados Unidos, la burocracia mexicana fue feminizándose. El número de mujeres que trabajaban en las oficinas gubernamentales aumentó considerablemente en las siguientes décadas y superó desde 1938 al de las maestras, el otro grupo importante de trabajadoras de clase media. La obra estudia sus condiciones materiales y las oportunidades y dificultades que fueron enfrentando para irse ganando un espacio más amplio dentro de la burocracia y en la sociedad, venciendo prejuicios y dando forma a una nueva identidad de clase media. Estudiar a este grupo social es rele vante pues fue en las oficinas del sector público donde las mujeres con cierta preparación profesional encontraron inicialmente menores trabas para incorporarse laboralmente, una punta de lanza que fue abriendo con el paso del tiempo oportunidades en otros sectores. Además, su enfoque en la ciudad de México, si bien restringido, permite observar los cambios en un entorno que estaba en la vanguardia en términos nacionales, tanto por su carácter urbano como por concentrar gran parte de los empleos gubernamentales. No obstante, es necesario tener en cuenta las especificidades de sus hallazgos para no generalizarlos al conjunto del país, que durante el periodo estudiado era mayoritariamente rural.

Una de las grandes riquezas de este trabajo es que aborda el tema desde las distintas esferas de la vida humana: la social, la política, la económica, la cultural, la psicológica. Algo difícil de realizar pues requiere destreza en una gama de metodologías. La autora utiliza herramientas cuantitativas para estudiar temas como la participación de las mujeres en el empleo y los salarios en distintas ocupaciones, las brechas salariales entre mujeres y hombres y los niveles de vida a que dichos salarios daban acceso. Al mismo tiempo, hace un fino análisis literario de novelas como Atavismo, de María Ríos Cárdenas, escrita en 1921, y Nosotras las taquígrafas, de Sarah Batiza, escrita en 1950, para acceder a las capas más profundas que subyacen detrás de los grandes cambios. La forma como los conciben, asimilan e impulsan quienes los están viviendo, así como su modo de percibir los obstáculos que los detienen y encontrar soluciones personales y sociales para enfrentarlos.

El libro inquiere sobre la evolución del feminismo en México, que pasó de entenderse a principios del siglo XX como la creciente parti cipa ción de las mujeres de clase media en el mercado laboral, a describir, hacia la década de 1920, un movimiento a favor del cambio social. La autora desarrolla cómo en México el cambio en el rol de las mujeres se trató de una batalla que no ocurrió solamente en las esferas intelectuales y políticas. Muestra que en esta contienda fue también fundamental la lucha laboral, en la que destaca el rol que jugaron en ella las secretarias que laboraban en el gobierno. Estas mujeres, a diferencia de las obreras o las trabajadoras domésticas, entraron de lleno al mundo del trabajo en un ámbito que, gracias a dominar la letra escrita y tener canales de comunicación con los gobernantes, les permitía formar parte de las distintas esferas donde se libró la contienda, configurando y formando parte del debate público. La obra hace evidente el relevante papel de las empleadas públicas en organizar y dar forma y dirección a los tres Congresos Nacionales de Mujeres Obreras y Campesinas de México que tuvieron lugar entre 1931 y 1934, así como en la fundación del Frente Único Pro Derechos de la Mujer en 1935, que pronto tuvo más de 50 000 miembros. Las oficinistas se movilizaron para obtener los derechos que la Constitución de 1917 daba a las obreras, tales como licencia de maternidad y acceso a guarderías para hacer compatible su trabajo con la maternidad. Las oficinistas también se organizaron para pugnar por que la paga fuera igual por el mismo trabajo y por el respeto a la antigüedad en la contratación y promoción. De acuerdo con la autora, las experiencias laborales de las oficinistas fueron una fuente vital para el feminismo mexicano, cuyo activismo contribuyó a definirlo en torno a los objetivos de derecho al trabajo, paga igual para las mujeres y ciudadanía completa, que incluyó cada vez con mayor importancia el derecho al sufragio.

La autora devela la gran importancia que tuvieron instituciones como la Escuela Superior de Comercio y Administración, que comenzó a impartir clases a mujeres en 1894, y la Escuela Comercial “Miguel Lerdo de Tejada” para Señoritas, establecida en 1903, en la formación no sólo de trabajadoras capaces de desempeñar de manera eficiente las tareas que les eran requeridas, sino de mujeres con una amplia comprensión del mundo y su entorno. Estas escuelas fueron tierra fértil para generar líderes intelectuales y políticas, como Otilia Zambrano o Leonor Llach, capaces de impulsar la transformación en el papel de las mujeres en México.

Se trata de una obra de gran importancia para la historiografía de las mujeres en nuestro país, el feminismo, la clase media, el trabajo y las profesiones. Desde su peculiar mirada nos brinda una mejor comprensión de uno de los periodos de mayor transformación social y económica nacional. Es además un libro bien escrito, de lectura ágil y disfrutable. Ojalá que pronto podamos leer trabajos similares que estudien otras regiones, sectores laborales y periodos históricos. Este libro abre, sin duda, un amplio y novedoso camino de investigación.

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