Obra nominada al International Convention of Asia Scholars Book Prize 2021, el texto es un estudio documental del origen, el esplendor y el hundimiento de la organización Mojāhedīn-e Khalq-e Irān (MEK) a partir del desarrollo histórico de las narrativas de sus miembros más destacables, en especial de Masʿud Rajavī. El volumen se divide en tres apartados de carácter anecdótico que abarcan: i) la creación de la organización y sus primeros años hasta la ruptura de la relación con el ayatolá Ruḥollah Khomeīnī (1965-1979); ii) de la purga de organizaciones de izquierda ante la incipiente República Islámica a la articulación de su relación con el gobierno de Saddam Hussein (1979-1997), y iii) el reajuste de sus posturas frente a una variedad de actores a la luz de sucesos de cambio en el contexto internacional (1997-2019).
El argumento central busca demostrar que es gracias a su marketing político como los MEK sobreviven y emprenden al destinar narrativas e imágenes a su base social con el fin de justificar su continua transformación en relación con su “articulación de intereses”. Las estrategias de la organización se encuentran desgastadas y ésta enfrenta retos importantes al requerir una pronta renovación para las nuevas huestes de militantes que buscan incorporarse a su estructura. Moisés Garduño arguye que la sobrevivencia es la máxima aspiración que puede tener la organización en la actualidad, al mantener su estrategia de inversión en su imagen pública, con lo que obtiene donaciones de individuos y grupos simpatizantes, así como de las alianzas con Estados opositores al régimen iraní, con lo que perdura su presencia dentro y fuera de Irán. Por esta razón, los MEK se inclinan por sostener el statu quo, en el que no trascienda el proceso de renegociación del Joint Comprehensive Plan of Action, que puede llevar a un mayor acercamiento entre las partes en conflicto, esto es, Occidente y el régimen iraní.
El primer capítulo aborda el contexto y los factores que contribuyeron a la fundación de una diversidad de organizaciones de izquierda en Irán, y las dificultades que experimentaron varias de ellas en las décadas de 1960 y 1970. El “ejemplo e historia” de los MEK describe un ecosistema más amplio en el que doctrinas religiosas (populismo religioso e intelectualismo reformista en las rūhānīyāt) y seculares (intelectualismo moderno de Mehdī Bāzargān y ʿAli Sharīʿatī) convergen y dialogan entre sí y se materializan en grupos representativos de cuadros sociopolíticos que, mediante la construcción de un sentimiento de pertenencia, buscan consolidarse como unidades políticas con mayor agencia en la revolución por venir. Garduño esboza los primeros acercamientos de Masʿud Rajavī a otros fundadores de los MEK y a la composición de sus instituciones originales, como el Comité Central y el Grupo Ideológico. Además, en este apartado desarrolla los desafíos que enfrentó la entidad para consolidar una base social definida, así como la necesidad de reorganizarse (“reinicio doctrinario”) en nuevas formas para ejecutar con mayor alcance sus estrategias de reclutamiento dirigidas, por ejemplo, a mujeres. También se narran las primeras nociones de “debilitamiento organizacional” y el cisma que provocó en los MEK, las acciones propagandísticas (tablīgāt) y las primeras operaciones guerrilleras, al igual que la estrategia pragmática de no confrontación con Jomeini.
La segunda sección del libro se enfoca en las “razones de cambio” en el aparato organizativo de los MEK frente a la intensificación de la estrategia armada contra el nuevo Estado, materializado en 1979 tras el proceso revolucionario multifacético. El autor esquematiza a los actores posrevolucionarios más significativos en grupos como rūhānīyāt liberales y populistas, seculares liberales, radicales y moderados, y religiosos-laicos radicales, en cuya categoría se insertan los MEK. El proceso de purga de la administración pública iraní llevó al agravamiento de las relaciones entre Jomeini y otras figuras clave en la Revolución de 1979, como Bazargan, el colectivo Peykar, Abolhasa Bani Sadr y, más adelante, los propios MEK. Los obstáculos que impidieron a la organización insertarse en la estructura estatal mediante los primeros procesos legislativos la llevaron a reconfigurarse en un nuevo símbolo de oposición que, paulatinamente, partió el marco revolucionario del Estado y rompió sus relaciones con Jomeini y algunos aliados estratégicos en el país.
En esta nueva etapa, el Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI) sirvió como mecanismo que facilitó la internacionalización de los MEK y su acercamiento al gobierno de Saddam Hussein, quien les concedió una base de operaciones en Bagdad, con sede en lo que sería nombrado el Campo Ashraf, un espacio de contención ideológica que utilizaba la estrategia de “revolución cultural” impulsada por Rajavī y su esposa, Mariam Rajavī. La guerra entre Irán e Iraq (1980-1988) condujo a los MEK a operar en el campo de batalla a través del autodenominado Ejército Nacional de Liberación de Irán (ENLI), lo cual, tras varios ataques perpetrados por la organización en terreno iraní, llevó al desplome en la popularidad de los MEK en la lucha en Irán y obligó a sus cuadros a permanecer en Iraq por algunos años más.
El capítulo final pone énfasis en la relación dialéctica entre los intereses y los principios de los MEK, en particular en relación con su estrategia de marketing político y la urgencia de la organización de restructurarse para actuar complacientemente frente a sus alianzas políticas. Garduño se refiere a ciertas contradicciones que caracterizan al MEK en su búsqueda por lograr una mayor aceptación en Occidente, la adopción de una postura económica ambivalente, la disociación de la violencia y el “abuso de la agenda de los derechos humanos”. Por otra parte, la designación de la organización como “terrorista” por Estados Unidos y la Unión Europea produjo que los MEK trastabillaran en su proyección internacional; sin embargo, mediante determinadas acciones políticas y formas de lobbying y, en algunos casos, mediante sobornos, cosecharon nuevas oportunidades para recuperar la confiabilidad de sus aliados (élites, think tanks), y reafirmaron el carácter decisivo de su marketing político. Pese al mejoramiento de sus relaciones con actores neoconservadores en varios países, la guerra mediática que mantienen con la República Islámica ha intensificado la demonización mutua entre ambas figuras, que ha culminado en una dependencia creciente de la organización del pragmatismo político que la ha llevado a abandonar, en gran medida, el uso de la violencia, a exhibir campañas de victimización de su causa y a desplegar esfuerzos para cooptar movimientos con mayor respaldo social en Irán y en la región.
El mayor logro de esta obra es que resulta la primera en su tipo en lengua española que considera el estudio de un actor, los MEK, tan históricamente relevante en la dinámica del poder de Irán, con una extensa base bibliográfica en inglés, árabe y persa. La observación participante del autor y su acercamiento a personajes que incidieron en la política iraní -como Abol Ḥassan Banī Ṣadr y Ebrahīm Khodabandeh- dotan de cierta personalidad al trabajo y acercan al lector al propio sujeto histórico del proceso que se documenta. El estilo amable facilita la comprensión del texto a un público que no es cercano al asunto en cuestión; sin embargo, al destacar el análisis de la ideología religiosa en Irán, Garduño convierte el texto, igualmente, en una fuente importante de investigación para cualquier avezado en el tema.
Desde otro ángulo, es notable que Garduño base en gran medida su monografía histórica en el texto de Ervand Abrahamian sin dar cabida a una crítica integral del libro, y establezca una tendencia particular en su investigación pese a manifestar que es un recurso que prefiere evitar en el trabajo. Aunque la intención de la obra es presentarse en calidad de texto documental, hay cierto espacio para analizar, mediante un marco teórico definido, el entramado anecdótico presentado, y que puede ser llevado a cabo por el mismo autor u otra persona interesada en el tema.