1. Introducción
Los adjetivos relacionales son una subclase de palabras radicalmente distinta de la de los adjetivos calificativos. Lo primero que resalta es que los primeros sólo se forman por sufijación, y en general son denominales. Además, en cuanto a la semántica, no designan propiedades, como sí lo hace un adjetivo calificativo, sino que, a partir de la base con la que se forman, establecen una relación con el sustantivo al que modifican (Bosque, 1989, p. 120; Di Tullio y Malcuori, 2012, p. 204; Fábregas, 2020, p. 75). La interpretación que se le dé al adjetivo relacional dependerá del significado del sustantivo con el que se combina (Fábregas, 2020, p. 3), por ejemplo, una crisis bronquial quiere decir que se trata de una ‘crisis en los bronquios’, mientras que tratamiento bronquial significa un ‘tratamiento para los bronquios’.
Estos adjetivos relacionan sintácticamente dos dominios, en donde “el sufijo se limita a «transmitir» o a «filtrar» al sustantivo sobre el que incide la «función argumental» o «papel temático» que asigna el predicado” (Bosque, 1989, p. 119), es decir, en venta vehicular, exposición tequilera, producción aguacatera, análisis molecular los sufijos -ar y -ero transmiten una función argumental al sustantivo al que se adhieren.
Por los motivos anteriores es que los adjetivos relacionales no participan en construcciones sintácticas típicas en las que sí lo hacen los adjetivos calificativos, tales como predicar, estar sujetos a la comparación, a la graduabilidad, o a ocupar una posición antepuesta a la nominal (Orlando, 2011, p. 34; Martín, 2014, pp. 14-15; Varela, 2018, pp. 58-60; Fábregas, 2020, pp. 67-81).
Dado lo anterior, pareciera que no se trata de adjetivos plenos. Esto no es casualidad para los marcos formalistas centrados en el estudio de la morfología. Tanto Fábregas (2007, 2020) como Marchis (2018) consideran que en la subyacencia los adjetivos relacionales denominales proyectan estructuras preposicionales, y que por eso pueden parafrasearse en construcciones prepositivas, por ejemplo, silla metálica es ‘silla de metal’, infección pulmonar es ‘infección en los pulmones’, huelga estudiantil es ‘huelga de estudiantes’.
Fábregas (2007, 2020) y Marchis (2018) han realizado los estudios más actuales de los adjetivos relacionales, y han hecho aportaciones muy valiosas en torno a la comprensión que se tiene de estas construcciones. Sin embargo, no analizan la competencia o la rivalidad de los sufijos que forman adjetivos relacionales, pues sus objetivos de investigación son distintos de los que se tienen en el presente estudio.
Dentro de la teoría onomasiológica de Štekauer (1998, 2005), se menciona que en el proceso de conceptualización surgen distintas posibilidades denominativas, pero no menciona qué factores intervienen en la selección. Por ello, por medio de la propuesta de esquemas rivales de Zacarías (2010, 2016a, 2022a) se buscará establecer las restricciones de adjunción que intervienen en la selección de los sufijos formadores de adjetivos relacionales.
Para lograr esto, primero fue necesario delimitar qué sufijos son los que forman adjetivos relacionales. Con tal fin, se formó primeramente una selección de ejemplos elaborada a partir del Diccionario de la lengua española, en adelante DLE (RAE y ASALE, 2021), y de la Nueva gramática de la lengua española, en adelante NGLE (RAE y ASALE, 2009), para tener un panorama general de la distribución de los sufijos que forman adjetivos relacionales. Posteriormente, se observó la productividad del uso de estos sufijos en el español actual de México con base en el corpus de neologismos Morfolex y se describieron qué factores estructurales y contextuales pudieron haber intervenido en los resultados obtenidos de esta revisión.2
Este artículo se estructura de la siguiente manera. En el apartado 2 se discutirán los trabajos previos que se han hecho en torno a los adjetivos relacionales y a los sufijos que los forman. En el apartado 3 se planteará el problema en torno a este conjunto de afijos. En el apartado 4 se presentará la metodología en cuanto a la recolección de datos y al análisis de estos. En el apartado 5 se expondrá la perspectiva onomasiológica que subyace en esta investigación, el modelo de esquemas rivales y la productividad. En el apartado 6 se analizarán los sufijos formadores de adjetivos relacionales y se definirán sus campos de adjunción y, finalmente, en el apartado 7 se encontrarán las conclusiones.
2. Antecedentes
2.1 Los adjetivos relacionales dentro del marco formal
Bosque y Picallo (1996) clasificaron los adjetivos relacionales en dos tipos: los temáticos y los clasificatorios. Si el núcleo de la frase nominal es un sustantivo deverbal transitivo entonces el adjetivo denominal tiene el rol theta de tema, como se puede ver en producción automovilística, que se parafrasea como ‘producción de automóviles’, en donde el sustantivo deverbal producción mantiene parte de su estructura argumental (‘producir automóviles’), por lo que automóvil es el objeto directo de producir, es decir que en este contexto automovilístico es un adjetivo temático. Por el contrario, si el núcleo de la frase nominal no es deverbal, entonces el adjetivo denominal sería clasificatorio, y funcionaría como un modificador restrictivo, por lo que en industria automovilística el adjetivo en este contexto sólo tiene la función de restringir. Los adjetivos relacionales clasificatorios, a diferencia de los temáticos, sí pueden predicar, pero únicamente con el verbo copulativo ser.
Tanto Fábregas (2007) como Marchis (2018) retomaron el trabajo de Bosque y Picallo (1996) para ahondar más en esta subcategoría adjetival. Para Fábregas (2007), una diferencia importante entre ambos tipos de adjetivos es que los clasificatorios pueden parafrasearse con distintas frases preposicionales, por ejemplo, análisis microscópico quiere decir que se hace un ‘análisis mediante el microscopio’. Marchis (2018) concluye que esta diferencia entre los adjetivos temáticos y clasificatorios se debe a que los primeros son sustantivos escuetos argumentales, por lo que proyectan una frase determinante, y que corresponden al caso genitivo, mientras que los segundos corresponden a sustantivos escuetos no argumentales, por lo que proyectan una frase nominal.
Posteriormente, Fábregas (2020) hizo una reformulación de su trabajo previamente citado. Primero considera que los adjetivos no son una categoría primitiva, y que las lenguas que los tienen dentro de su repertorio de categorías léxicas los forman a partir de elementos sintácticos de otras categorías, en el caso del español, las preposiciones (Fábregas, 2020, p. 2).3 En esta nueva propuesta, también tiene en cuenta a los adjetivos calificativos, ya que los sufijos que forman adjetivos relacionales también forman adjetivos calificativos, lo que implicaría que ambos comparten propiedades estructurales significativas. Plantear que los adjetivos relacionales son, en la subyacencia, construcciones preposicionales, y no sustantivos, como en su primera propuesta, le permite tener en cuenta a los sufijos deverbales que forman adjetivos relacionales, a los que denomina pseudo adjetivos relacionales (Fábregas, 2020, p. 208).
Para esta investigación, la división entre adjetivos clasificatorios y temáticos obedece a cuestiones de contexto oracional, por lo que no se tuvo en cuenta en este análisis. Fábregas (2020) considera que la selección de los sufijos que forman adjetivos relacionales es arbitraria (Fábregas, 2020, p. 348). No obstante, en esta investigación, se tiene como hipótesis que existen restricciones estructurales, semánticas y contextuales que intervienen en la selección de estos afijos para formar adjetivos relacionales.
2.2 Generalidades en torno a los sufijos que forman adjetivos relacionales
En español, hay más de setenta sufijos que pueden formar adjetivos relacionales (Rainer, 1999, p. 4611), no obstante, muchos de éstos se especializan en derivar adjetivos gentilicios. Estos se dejaron fuera de esta investigación porque corresponden a un subconjunto semántico distinto de los que se estudian aquí.4 Del resto, solamente se tuvieron en cuenta los más productivos según datos del corpus Morfolex, que son -al, -ario, -ero, -esco, -´ico, -il, -ivo y -torio. Cabe aclarar que estos sufijos coinciden con los que Rainer (1999, p. 4615) en general también considera como los más productivos para formar adjetivos relacionales, que, dicho sea de paso, son los sufijos que más se han tratado en trabajos previos.
Dada su naturaleza, es común que los adjetivos relacionales aparezcan en contextos formales o especializados, pues más que describir cómo es algo, establecen una relación entre el adjetivo al que modifican y la base sobre la que se forman. Es por este motivo que varios autores mencionan que estos sufijos están restringidos a contextos en torno a aspectos técnicos (observación microscópica), médicos (enfermedad bronquial), económicos (industria aguacatera), jurídicos (demanda hipotecaria) y humanísticos (festival dancístico) (Rainer, 1999; RAE y ASALE, 2009; Di Tullio y Malcuori, 2012; Martín, 2014).
Como se ha indicado anteriormente, algunos de estos afijos presentan restricciones bien definidas en torno a sus preferencias de adjunción. El sufijo -al se adhiere a bases que terminan en -ción (discrecional), -ura (coyuntural), -mento (sacramental), -oide (romboidal), -or (doctoral) (Rainer, 1999, p. 4616). Arellanes (2001) hizo una descripción muy precisa sobre la distribución complementaria entre -al y -ar. Cuando dos consonantes laterales coinciden en una misma sílaba, la lateral del sufijo se disimila, lo que da lugar a la forma -ar (alveolo~alveolar) (Arellanes, 2001, p. 83). Aunque el sufijo -ario ha perdido terreno frente al sufijo -al, como en dentario por dental y judiciario por judicial(Martín, 2014, pp. 37-38), continúa siendo vigente en la formación de adjetivos relacionales (bancario, ferroviario). Rainer (1999, p. 4617) menciona que tiene preferencia por adjuntarse a bases terminadas en -ión y en -mento (como en inflacionario y testamentario respectivamente).
Aunque los adjetivos relacionales formados con el sufijo -ero se movían activamente en contextos relacionados con la industria y el comercio, parece que ha cobrado vitalidad en contextos coloquiales, por ejemplo, industria pesquera frente a música popera (Nishimura, 2000, p. 59).5 El sufijo -esco surgió gracias a los numerosos italianismos que entraron al español, en particular aquellos que tenían que ver con la cultura renacentista, por ejemplo, trovadoresco, caballeresco, picaresco(Pharies, 2002, p. 236). Este sufijo, en esencia, forma adjetivos relacionales antropónimos, por ejemplo, quevedesco y quijotesco(RAE y ASALE, 2009, §7.12b; Martín, 2014, pp. 28 y 36).6
El sufijo -´ico se adjunta a palabras cultas, como las terminadas en -cracia (democrático), -logía (filológico), -grafía (demográfico), entre otras (Rainer, 1999, p. 4618; Nishimura, 2000, p. 65; Pharies, 2002, p. 310; Martín, 2014, p. 37). Además, Nishimura (2000, pp. 66-68) observa que tiene tendencia a adjuntarse a palabras con una consonante nasal alveolar en su linde final (nirvánico, clánico). Muchos autores notan que este sufijo produce irregularidades morfológicas llamativas, sobre todo cuando la base tiene el sufijo -sis (biogénesis~biogenésico), -ía (antipatía~antipático) e -ismo (astigmatismo~astigmático) (Rainer, 1999, p. 4618; Nishimura, 2000, p. 66-68; RAE y ASALE, 2009, §§7.2h-7.2i). El sufijo -il se adhiere en general a sustantivos humanos, por ello es recurrente su aparición en palabras derivadas en -ero, como en cancioneril, reporteril, novilleril(Rainer, 1999, p. 4619; RAE y ASALE, 2009, §7.12d).
Finalmente, los sufijos -ivo y -torio, a diferencia del resto de afijos ya descritos, producen adjetivos relacionales deverbales (acreditativo y anulatorio). Otros autores postulan en su lugar sustantivos que sufren un proceso de truncación (información~informativo; rotación~rotatorio) (Rainer, 1999, p. 4619; RAE y ASALE, 2009, §§7.8a y 7.8l). Fábregas, sin embargo, opta por considerarlos adjetivos deverbales que de hecho remiten a los roles theta de sus verbos base, tales como causa (decisión administrativa), el instrumento (texto administrativo), el paciente (reforma administrativa). También considera que el sufijo -torio está restringido a producir adjetivos relacionales, mientras que -ivo también produce en gran medida adjetivos calificativos (creativo, llamativo). Es muy común que el sustantivo se interprete como instrumental, por ejemplo, en sustancia fecundativa el sustantivo es la entidad que se usa en el evento de fecundar (Fábregas, 2020, pp. 223-229).
El sufijo -ivo, sin embargo, también se puede adjuntar a bases nominales con una t (deporte~deportivo) o una s en su linde final (defensa~defensivo), e incluso a bases adjetivales (inmerso~inmersivo). Este comportamiento es derivado del latín, lengua en la que se adjuntaba a bases participiales. Así, del participio del verbo digrĕdi (digressus) se formó digressīvus, y sobre el de producĕre (productus) se formó productīvus(Pharies, 2002, p. 370; RAE y ASALE, 2009, §7.8l). Debido a esto, es plausible considerar que el sufijo -ivo se adjunte a temas pasivos latinos y a verbos más que a tres categorías gramaticales distintas.
3. Planteamiento del problema
En español, hay diversos sufijos que forman adjetivos relacionales. A pesar de que tienen una misma función, estos sufijos no pueden adjuntarse a cualquier tipo de base, pues producirían palabras anómalas, como *aguacatorio, *constitucionivo, *industril. Esto indica restricciones en su uso. No obstante, también es posible encontrar dobletes léxicos, como sacramental~sacramentario; naval~naviero y reivindicativo~reivindicatorio. En estos casos, sin embargo, su copresencia en el léxico del español se debe a diferencias semánticas entre estas palabras. Por ello, la hipótesis de este trabajo es que hay distintos perfiles formales y semánticos que influyen en la selección de un sufijo sobre otro.
A partir de lo anterior, se definieron los siguientes objetivos de investigación:
Establecer las restricciones estructurales y semánticas de una selección de los sufijos formadores de adjetivos relacionales.
Analizar los dobletes léxicos.
Señalar la productividad de los sufijos formadores de adjetivos relacionales a partir de su frecuencia de aparición en el corpus de neologismos Morfolex y ofrecer una posible explicación en torno a los resultados encontrados en este corpus.
4. Metodología
Como ya se había dicho anteriormente en §2.2, los sufijos que se tratarán en este artículo son -al, -ario, -ero, -esco, -´ico, -il, -ivo y -torio, que, salvo -esco, son considerados por varios autores ya discutidos en §2.2 como los más productivos para formar adjetivos relacionales, algo que se pudo corroborar en Morfolex. Para tener un panorama general de los sufijos que forman adjetivos relacionales, se hizo una selección de ejemplos conformada de datos de la NGLE (RAE y ASALE, 2009) y del DLE (RAE y ASALE, 2021). Se tomó como base la NGLE (RAE y ASALE, 2009), porque hay varios ejemplos de cada sufijo. El diccionario ayudó a complementar los datos. Con esta búsqueda previa, se pudo observar la distribución de estos sufijos con palabras ya existentes en el léxico del español antes de la exploración de palabras menos arraigadas en la lengua, es decir, el análisis de los neologismos. Esta selección de ejemplos se conformó de veinte palabras por cada sufijo, es decir, 160 datos en total. Esto se hizo así porque si bien para algunos sufijos la gramática propone hasta más de cincuenta ejemplos, para otros presenta menos de veinte, por lo que se decidió unificar la cantidad de datos a solo veinte, y para los sufijos que no llegaban a esta cantidad de palabras, se recurrió al diccionario en línea para completar dicha cantidad.7 No se consideró una selección de ejemplos más amplia porque ya existe una discusión previa sobre el comportamiento de esos sufijos en trabajos que ya fueron referidos en §2.2.
Posteriormente, se recurrió al corpus de neologismos Morfolex, pues permite estudiar palabras de reciente formación en México. Un corpus neológico nos permite observar la cantidad de palabras, o tipos, que puede formar un sufijo, por lo que, como se verá en §5.2.1, la cantidad de tipos que se encuentren por cada sufijo sí es relevante para conocer la productividad del sufijo en cuestión. De este corpus se extrajeron 1 670 palabras derivadas con los afijos a tratar, con fecha de corte del 2 de marzo de 2022. Después se descartaron aquellas que no correspondieran a adjetivos. De las palabras restantes, se discriminaron aquellas que no se comportaran como adjetivos relacionales. De esta revisión, se extrajeron 288 tipos, junto con sus contextos de aparición, en los que los adjetivos son adjetivos relacionales prototípicos.
Cabe aclarar que, aunque el derivado apareciera sólo una vez como adjetivo, este se añadía al corpus. Esto significa que, a pesar de que en 29 tokens antrero cumpliera la función de núcleo de frase nominal, se consideró como parte de las palabras a analizar por haber aparecido en tres tokens como modificador nominal. De estos tres tokens, sólo se seleccionó aquel que cumpliera plenamente la función de adjetivo relacional. Otro caso es el de bicicletero, con quince tokens, en trece de ellos con función adjetival (pero sólo se seleccionó uno para la conformación del corpus final).
Estas decisiones se tomaron porque el propósito final de esta investigación es establecer las preferencias de adjunción de estos sufijos y definir su rivalidad, por lo que no hacía falta revisar todos los tokens de un solo tipo.
Una vez que se conformó el corpus final, se realizó el etiquetado conforme a la metodología de los esquemas rivales de Zacarías (2010, 2016a, 2022a) que se detallará en el siguiente apartado.
5. Enfoque onomasiológico. Esquemas rivales y productividad
5.1 Enfoque onomasiológico
El estudio de la formación de palabras desde un punto de vista onomasiológico implica estudiar la creación léxica a partir de los conceptos que se quieren nombrar (Zacarías, 2016a, pp. 25-26). Toma como punto de partida las necesidades de denominación de una comunidad de habla, y procede a través de la reflexión conceptual de la realidad extralingüística y el análisis semántico hasta la forma (Štekauer, 1998, p. 2). Esta perspectiva, entonces, parte del significado hacia la forma.
Uno de los principales teóricos de esta visión onomasiológica es Štekauer (1998, 2005). Él trabaja con la noción de unidad denominativa (naming unit), que es una unidad compleja generada en el componente de la Formación de Palabras (Štekauer, 1998, p. 165). Su propuesta pone en juego una triada de relaciones, cuyos participantes son: un objeto de la realidad extralingüística, una comunidad de hablantes y un componente de formación de palabras, el cual es independiente del componente léxico, pero trabaja en una estrecha relación con este (Štekauer, 2005, p. 212).
Una vez establecido el objeto a nombrar, el proceso de conceptualización se desarrollará en cuatro niveles: el semántico, el onomasiológico, el onomatológico y el fonológico (Štekauer, 2005, pp. 214-217):
Nivel semántico: el espectro lógico no es parte del signo lingüístico, por lo que es independiente de la lengua. Entonces, para anclarlo lingüísticamente, es necesario convertir estos predicados lógicos en semas (es decir, rasgos semánticos de tipo [+animado] [+humano]) y constituir la estructura semántica.
Nivel onomasiológico: uno de los semas se establece como la base onomasiológica, que denota una clase a la que el objeto pertenece; posteriormente se selecciona una marca, que especifica la base. Esta marca se divide en el constituyente determinante y el constituyente determinado. Este último siempre forma parte de la categoría Acción (que puede ser una acción, un proceso o un estado). Esta estructura onomasiológica es la base conceptual-semántica para el acto de nombrar.
Nivel onomatológico: en este nivel surgen las distintas posibilidades denominativas. Es donde se asignan los morfemas almacenados en el lexicón a semas específicos por medio del Principio de asignación morfema a sema (MSAP), que opera de forma vertical (revisión de los morfemas disponibles) y horizontal (revisión de la compatibilidad de los morfemas formadores de la nueva palabra). En palabras de Štekauer, “the operation is based on matching the meaning facet of a potential morpheme with the respective seme of the onomasiological structure. The MSAP operates both horizontally and vertically” (Štekauer, 2005, p. 216).
Nivel fonológico: se da forma fonológica a la unidad denominativa resultante, teniendo en cuenta las reglas fonológicas específicas de cada lengua.
5.2 Esquemas rivales
Como se vio en el apartado anterior, los esquemas rivales se estudian desde una visión onomasiológica de la lengua, pues se parte de una noción semántica y posteriormente se observan las formas que pueden nombrar esa función. La propuesta de la rivalidad entre esquemas surge de la necesidad de establecer qué factores influyen en la elección denominativa (Zacarías, 2010, 2016a, 2022a). En los esquemas rivales se observa un conjunto de sufijos que comparten una misma acepción y que compiten para categorizar las estructuras lingüísticas. La rivalidad causa que en el momento de categorizar una nueva palabra se pueda recurrir a más de una estructura morfológica válida (Zacarías, 2022a, pp. 237-238). Por ello, es frecuente que se formen palabras que tienen una misma base, pero distinta sufijación.
Para Zacarías, el análisis de los factores estructurales y contextuales permitirá establecer los parámetros que intervienen en la selección de un sufijo, de tal modo que, aunque funcionalmente sean idénticos, habrá ciertas particularidades que los harán más idóneos para ciertas bases o contextos específicos. Con los primeros, se buscará determinar los perfiles formales y semánticos de los sufijos, mientras que los segundos servirán principalmente para la caracterización de los dobletes léxicos, pero también para situar los esquemas rivales en el contexto extralingüístico (Zacarías, 2016a, pp. 35-40). Los factores estructurales que Zacarías propone son: categoría de la base, significado de la base, forma de la base, significado del derivado y forma del derivado. También sugiere revisar los siguientes factores contextuales: el diacrónico, el diatópico, el diastrático, el diafásico y la oponibilidad paradigmática.
Por medio de esta propuesta metodológica, Zacarías (2016a) ha analizado la rivalidad entre los nominalizadores de acción y efecto, la rivalidad entre las verbalizaciones parasintéticas causativas y la rivalidad entre los prefijos negativos.8 Más recientemente, también analizó la rivalidad de los sufijos formadores de adjetivos calificativos. Esta metodología también ha sido aplicada en el análisis de otras rivalidades, como la de los sufijos gentilicios (Esquivel, 2017); la rivalidad de los sufijos agentivos (Vázquez, 2020) y la rivalidad de los sufijos nominalizadores de cualidad (Benítez, 2020). Así mismo, la rivalidad entre sufijos también se ha estudiado en otras lenguas. Por ejemplo, Cateano (2008) estudia la rivalidad de los sufijos nominales de agente, acción y cualidad en portugués.
La rivalidad de los esquemas de los sufijos formadores de adjetivos relacionales -al (instrumental/alveolar), -ario (arancelario), -ero (pesquero), -esco (folletinesco), -´ico (microscópico), -il (estudiantil), -ivo (abortivo) y -torio (concilitorio) también se analizará bajo esta propuesta teórica y metodológica.
Cabe aclarar que, aunque se priorizarán los factores estructurales, ya que el estudio profundo de los factores contextuales excede los límites de este trabajo de investigación, el factor diafásico resultará particularmente relevante para la definición de la rivalidad entre esquemas.
5.2.1 Productividad
El estudio de los esquemas rivales desde un punto de vista onomasiológico implica entender la productividad como la capacidad que tienen los esquemas formativos para crear palabras. Para Langacker (1999), este abanico de posibilidades denominativas que se activan en el nivel onomatológico (del que se habló en §5.1) corresponde a un conjunto de activación. El esquema que categorice a la nueva palabra se denominará la estructura activa. Los sufijos formadores de adjetivos relacionales conforman un conjunto de activación, y aquel sufijo que tenga más afinidades con el objeto a categorizar será la estructura activa. La selección de la estructura activa dependerá de tres factores: a) la probabilidad inherente de activación, es decir, el esquema más productivo será el más propenso a activarse, b) el contexto y c) el traslape de características, es decir que el esquema y el objeto a categorizar se atraigan mutuamente (Langacker, 1999, pp. 105-106).
Almela (1999, p. 46) establece siete factores para determinar la productividad: i) frecuencia, ii) predecibilidad, iii) transparencia semántica, iv) versatilidad, v) escasez de restricciones, vi) oponibilidad y vii) condiciones sociolingüísticas y psicolingüísticas. La frecuencia, que es la cantidad de palabras que forma un afijo, la versatilidad, que es la poca dificultad que tiene el afijo para adjuntarse a bases de diversas categorías gramaticales, y la escasez de restricciones son los factores que se tuvieron en cuenta para establecer la productividad de los sufijos que forman adjetivos relacionales.9
Cabré et al. (2002, p. 164) sugieren que el estudio de los neologismos da cuenta de la productividad de un afijo, pues éstos responden a las habilidades que tienen los hablantes para formar nuevas palabras. Así mismo Vallès considera que el conteo de tipos en un corpus neológico permite establecer una productividad relativa (Vallès, 2002, p. 148). En Morfolex, el cálculo de la productividad se hace con base en tres conteos: tipos, ocurrencias y hápax legomena(Zacarías, 2016b, p. 13). En este sentido, el estudio de la productividad en Morfolex tiene un enfoque cuantitativo. Por ello, en esta investigación se usó este corpus para establecer la productividad de los sufijos que forman adjetivos relacionales.10 A partir de la cantidad de tipos que se obtengan con cada sufijo, y con el análisis de las restricciones estructurales, semánticas y contextuales es que se determinará cuál es el sufijo más productivo para formar adjetivos relacionales.
6. Análisis onomasiológico de los sufijos formadores de adjetivos relacionales
6.1 Panorama lexicográfico
Como ya se había mencionado, se elaboró una selección de ejemplos a partir del DLE (RAE y ASALE, 2021) y de la NGLE (RAE y ASALE, 2009). Esta selección de ejemplos se conforma de veinte palabras de cada sufijo, la cual tiene como propósito mostrar un panorama del comportamiento de la rivalidad de estos sufijos en el español con palabras que ya estuvieran establecidas en la lengua. La selección de palabras se presenta en la siguiente tabla:
-al | abundancial, aduanal, angular, circular, comunal, documental, educacional, escalar, ferrovial, globular, lunar, naval, nuclear, observacional, ocupacional, preferencial, presupuestal, prudencial, sacramental, teatral. |
-ario | arancelario, bancario, cambiario, carcelario, disciplinario, documentario, domiciliario, ferroviario, hipotecario, inflacionario, nucleario, panfletario, parlamentario, penitenciario, presupuestario, protocolario, rudimentario, sacramentario, testamentario, tributario. |
-ero | aguacatero, arrocero, banquetero, cervecero, comunero, futbolero, juguetero, limonero, naviero, pesquero, placero, platanero, popero, rapero, salsero, sedero, teatrero, tequilero, zapatero, zarzuelero. |
-esco | abogadesco, brujesco, caballeresco, caricaturesco, carnavalesco, detectivesco, folletinesco, gigantesco, guitarresco, juglaresco, libresco, mercantesco, novelesco, picaresco, quevedesco, quijotesco, romanesco, rufianesco, soldadesco, trovadoresco. |
-il | arañil, bomberil, caciquil, cancioneril, concejil, escribanil, estudiantil, infantil, juvenil, libreril, mercantil, monjil, muchachil, mujeril, novilleril, pajaril, pastoril, reporteril, señoril, varonil. |
-´ico | anatómico, arquetípico, asmático, balístico, carbónico, cónico, dogmático, dramático, emblemático, jesuítico, napoleónico, octaédrico, problemático, programático, radioterápico, reumático, selvático, sifilítico, silábico, telefónico. |
-ivo | adaptativo, administrativo, afectivo, ahorrativo, atributivo, competitivo, comunicativo, conflictivo, contributivo, decorativo, deportivo, educativo, evacuativo, inquisitivo, intuitivo, operativo, paliativo, prohibitivo, reivindicativo. |
-torio | anulatorio, conciliatorio, condenatorio, declaratorio, defraudatorio, evacuatorio, indagatorio, inflamatorio, inquisitorio, intimidatorio, invocatorio, masticatorio, operatorio, oscilatorio, paliatorio, probatorio, prohibitorio, reivindicatorio, respiratorio, violatorio. |
En los ejemplos presentados en el Cuadro 1 se pueden observar algunas de las generalidades descritas en §2.2. En primer lugar, en tres casos el sufijo -al se adjunta a palabras derivadas en -ncia (abundancial, preferencial, prudencial) y en tres casos a palabras derivadas en -ción (educacional, observacional, ocupacional). Por el contrario, el sufijo -ario se adjunta en general a bases simples. Los dobletes léxicos que se forman entre ambos sufijos exhiben una rivalidad mucho más estrecha entre ellos (véase Cuadro 2). También se puede apreciar que los derivados con el sufijo -ero refieren a aspectos industriales (aguacatero, arrocero, pesquero, cervecero y tequilero) como coloquiales (banquetero, popero, futbolero, salsero, teatrero). A simple vista también resalta que los derivados en -esco se formaron dentro de un ámbito literario (caballeresco, detectivesco, folletinesco, juglaresco, novelesco, picaresco, quevedesco, quijotesco, romanesco, trovadoresco). En el caso del sufijo -il, es notoria la presencia de una consonante vibrante simple en el linde final de la base, como en mujeril, pajaril, pastoril, señoril, en ocasiones derivadas en -ero (bomberil, cancioneril, libreril, novilleril, reporteril). Con respecto al sufijo -´ico, es notoria la presencia constante del interfijo -t- (asmático, dogmático, dramático, emblemático, problemático, programático, reumático, selvático, sifilítico). También se observa que los sufijos -ivo y -torio se adhieren a bases verbales, el primero además acompañado del interfijo -t- (evacuativo, prohibitivo, intuitivo). Cabe mencionar que el sufijo -ivo parece adherirse tanto a verbos como a sustantivos (afecto~afectivo, conflicto~conflictivo, deporte~deportivo). Finalmente, también se puede observar la presencia de dobletes léxicos, los cuales se muestran en el Cuadro 2:
-AL | -ARIO | -ERO | -ESCO | -IL | -IVO | -TORIO | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
aduanal | aduanero | ||||||
comunal | comunero | ||||||
documental | documentario | ||||||
evacuativo | evacuatorio | ||||||
ferrovial | ferroviario | ||||||
inquisitivo | inquisitorio | ||||||
mercantesco | mercantil | ||||||
naval | naviero | ||||||
nuclear | nucleario | ||||||
operativo | operatorio | ||||||
paliativo | paliatorio | ||||||
presupuestal | presupuestario | ||||||
prohibitivo | prohibitorio | ||||||
reivindicativo | reivindicatorio | ||||||
sacramental | sacramentario | ||||||
teatral | teatrero |
El Cuadro 2 ejemplifica la rivalidad existente entre estos sufijos por medio de los dobletes léxicos. Lo primero que hay que destacar es que el sufijo -´ico no formó dobletes léxicos. Algunas combinaciones se distinguen diatópicamente, como ocurre con documental y documentario, esta última usada en Bolivia, Cuba, Guatemala, Panamá, Paraguay y Perú, o comunero que refiere exclusivamente a las Comunidades de Castilla, o presupuestal, término preferido en México, según señala el DLE (RAE y ASALE, 2021), o aduanal, preferido en América Latina. Algunas palabras se diferencian diacrónicamente, pues se formaron desde el latín, como sucede con inquisitivo, prohibitorio, operativo y naval. En general, los dobletes léxicos se diferencian por cuestiones diastráticas, como nuclear, que se usa mayormente en física, evacuativo y paliativo, que se usan en medicina, reivindicatorio, en derecho, teatrero, que, según el DLE (RAE y ASALE, 2021), se puede interpretar como adjetivo relacional, pero sería la contraparte coloquial de teatral. En otros casos, la diferencia es semántica, como en el caso de sacramentario, que remite a una doctrina religiosa. Puede ocurrir que alguno de los dos términos quede en desuso, como pasó con mercantesco.11 En el caso de ferroviario, esta palabra entró al español ya derivada desde el italiano.
Los trabajos ya referidos en §2.2 y esta pequeña selección de ejemplos permiten tener un panorama del comportamiento de esta rivalidad en palabras lexicográficas de la lengua española. Sin embargo, el objetivo principal de este estudio es observar la rivalidad de estos sufijos en palabras neológicas, que no sólo darán cuenta de la productividad, sino que también permitirán refinar qué restricciones formales, semánticas y contextuales rigen actualmente a esta rivalidad.
6.2 Rivalidad entre esquemas. Neologismos del corpus Morfolex
Una vez discutido el panorama lexicográfico de los sufijos que forman adjetivos relacionales, se analizará la productividad de estos sufijos en el español actual de México por medio del corpus de neologismos Morfolex, como se podrá observar en el Cuadro 3 a continuación:
SUFIJO | FRECUENCIA DE APARICIÓN |
---|---|
-al | 17.7% (51) |
-ario | 3.81% (11) |
-ero | 33.33% (96) |
-esco | 4.86% (14) |
-´ico | 22.56% (65) |
-il | 6.59% (19) |
-ivo | 6.59% (19) |
-torio | 4.51% (13) |
Total | 100% (288) |
En el Cuadro 3 se observa que los tres sufijos más productivos para formar adjetivos relacionales son -ero (33.33%), como en clasemediero, botanero y totoabero, -´ico (22.56%), como en erotofílico, hipovolémico y anóxico, y -al (17.7%), como en transicional, prostitucional y remedial. Es notable que, a pesar de que el sufijo -ero sea el más productivo para formar adjetivos relacionales, en el DLE (RAE y ASALE, 2021) no se le reconozca esta función en ninguna de las cinco entradas que hay para este afijo.
Con respecto a los sufijos -al e -´ico, desde el latín y el griego estos sufijos ya tenían una alta productividad para formar adjetivos relacionales (Pharies, 2002, pp. 57 y 309), por lo que no es de extrañar que éstos sean los formadores de adjetivos relacionales típicos. De hecho, en el Renacimiento el sufijo -al fue muy socorrido para crear términos técnicos-científicos (Ribas, 2017, p. 61). Cabe mencionar que el sufijo -esco todavía forma adjetivos relacionales, en el 4.86% de los casos, contrario a lo que algunos autores afirmaban.
6.2.1 Factores estructurales
Siguiendo la metodología de Zacarías (2010, 2016a, 2022a), se observará tanto la forma de la base, como la del derivado, esto es, terminación, número de sílabas y acento, la categoría de la base y su semántica.
Categoría de la base
En general, los sufijos que forman adjetivos relacionales se adjuntan a bases sustantivas: -al (arrecife~arrecifal), -ar (montículo~monticular), -ario (gestión~gestionario), -ero (maguey ~magueyero), -´ico (sovietocracia~sovietocrático), -il (profesor~profesoril) y -esco (albañil~albañilesco). Los sufijos -ivo y -torio son los únicos que se pueden adjuntar a verbos y formar adjetivos relacionales.
Significado de la base
Al igual que señalaron varios autores ya discutidos en §2.2, estos sufijos se adjuntan fácilmente a bases que tienen que ver con términos técnicos en diversas áreas de conocimiento. Sin embargo, los sufijos -ero y -esco se adjuntan a una gran cantidad de sustantivos comunes usados en la cotidianidad, por ejemplo, el sufijo -ero se puede adjuntar a nombres que designan géneros musicales (rock), a objetos (bicicleta, semáforo, centavo), a lugares (muelle, antro, casino), a alimentos y bebidas (quesadilla, coctel, garnacha), a la música (blues, son, jazz), al deporte (basquetbol), al mundo del entretenimiento, como meme, telenovela, stand up, facebook, youtube, red social, entre otros. Las mismas tendencias se pueden observar para el sufijo -esco, que se adjunta a personajes de televisión (Bond), a figuras del entretenimiento (Molotov), a oficios (albañil, godín). El sufijo -il se distingue por su preferencia semántica de adherirse a bases que señalen entidades humanas, como profesor, gánster, suegro, senador, diputado.
Forma de la base
En el 35.29% de los casos el sufijo -al se adjunta a bases derivadas con el sufijo -ción, como en cohabitación (cohabitacional), delegación (delegacional) y recreación (recreacional), y en el 19.60%, a bases terminadas con la sílaba -io/a, como en nosocomio (nosocomial), condominio (condominal) y adversario (adversarial). El resto de los casos, que es el 45.11%, no presenta ningún patrón notable: decanato (decanatal), menisco (meniscal), atrio (atrial). Cabe mencionar que en Morfolex ya no se encontraron neologismos con el alomorfo -ar, más que monticular, por lo que este campo de adjunción queda libre para el resto de los afijos.
El sufijo -ario muestra facilidad para adjuntarse a bases con la terminación -ón (45.45%), que en ningún caso corresponde a derivados con este sufijo, sino a bases simples, como en gestión (gestionario), trillón (trillonario) y escalafón (escalafonario).12
Con respecto a la forma de la base, el sufijo -ero es el más versátil en cuanto al tipo de base a la que se puede adjuntar, ya que lo hace con compuestos sintagmáticos, como luna de miel (lunamielero), con préstamos del inglés, como en gadget (gadgetero), market (marketero) y iPhone (iphonero).
En este aspecto, el sufijo -esco muestra muchas semejanzas con el sufijo -ero, pues -esco se adjunta a bases que son nombres propios, como Molotov (molotovesco) e incluso siglas, como CONCACAF (concacafesco), o a bases que provienen del inglés, como clown (clownesco), por lo tanto, ambos sufijos muestran versatilidad en cuanto al tipo de base a la que se pueden adjuntar.
Como ya se había observado en el significado de la base, el sufijo -´ico, en un 38.46% de los casos, se adjunta a palabras que presentan un tema culto en su formación, como en eclesiología (eclesiológico), hipovolemia (hipovolémico) y tanatofilia (tanatofílico). En el 6.15% de los casos se adjunta a bases derivadas con los sufijos -ia y -sis, que forman derivados en torno a especialidades científicas, como en trombrosis (trombótico) y celotipia (celotípico). En el 24.61% de los casos se adjunta a bases terminadas en -ista, como en flautista (flautístico), trompetista (trompetístico) y bolerista (bolerístico).13
El sufijo -il tiene un campo de adjunción muy sólido, pues en el 70% de los casos se adhiere a bases que tienen una vibrante simple en el linde final de la base, como en profesor (profesoril), oscar (oscaril) y cantera (canteril). De hecho, el 25% de los casos son derivados en -ero, como en granadero (granaderil) y roquero (roqueril). En estos ejemplos, las bases son sustantivos agentivos, por lo que se podría plantear la posibilidad de que el sufijo -il esté en solidaridad morfológica con el sufijo -ero(Berniers, 1996). Esto también lo nota Rainer (1999, p. 4619), e incluso señala el nacimiento de la variante sufijal -eril a causa de la gran cantidad de derivados en -ero a los que se adjunta. Sin embargo, más que pensar en la forma -eril como un nuevo afijo, parece que entre -ero e -il existe la misma solidaridad morfológica que entre -ista e -´ico (véase nota al pie 13), y por eso en palabras como padroteril y coheteril la base formal es padrotero y cohetero (pues es la base que se recupera cuando se elimina al sufijo, coheter(o) y padroter(o)), pero semánticamente se hace referencia a la base simple padrote y cohete.
Con respecto a los sufijos -ivo y -torio, sólo se observan tipos de la primera conjugación para ambos sufijos (delimitativo, engordativo, insultativo, afiliatorio, civilizatorio, defecatorio). Además de lo anterior, el sufijo -ivo presenta un comportamiento particular. Cuando se adjunta a adjetivos, éstos siempre tienen en el linde final de la base una consonante alveolar sorda, por ejemplo, inmerso (inmersivo) e intruso (intrusivo).14 Como ya se había señalado anteriormente, esta terminación en -so es propia de los participios formados ya desde el latín. Debido a esto, podría proponerse que el sufijo -ivo se adjunta a verbos y a temas participiales, y no que se adjunta a verbos, adjetivos y sustantivos.
Significado del derivado
Así como los sufijos se adjuntan a bases relacionadas con términos técnicos, también se da el caso de que más bien es el derivado el que tiene que ver con especialidades, por ejemplo, mientras que el verbo reparar o el sustantivo imprudencia no tienen que ver con ninguna área de conocimiento específica, reparatorio e imprudencial sí son términos usados en contextos jurídicos.
Forma del derivado
Puede darse el caso de que una palabra no se forme porque resulte fonológicamente anómala. En este sentido, la forma del derivado resultante puede ser un factor que impida la formación de esa palabra, por ejemplo, el sufijo -´ico, que impone un acento a la base a la que se adjunta, necesita de interfijos para formar una palabra adecuada. En ese sentido, para que -´ico pudiera derivar la palabra meme, fue necesario el interfijo t, porque si no, se produciría la palabra *mémico en lugar de memético(Benítez, 2023: 83). En cambio, el sufijo -ero puede adjuntarse directamente a esta misma base y formar un derivado adecuado: memero. Así mismo sucede con el sufijo -al, que no puede adjuntarse a bases con una l en su linde final, porque se produciría un derivado anómalo, *pozolal, pero nuevamente, el sufijo -ero no tiene ningún problema para derivar esta palabra: pozolero. Entonces, el sufijo -ero tiene el potencial de derivar palabras fonológicamente más adecuadas que los sufijos -al e -´ico, que tienen que recurrir a otros medios morfológicos para poder adjuntarse a una base, el primero con el alomorfo -ar y el segundo por medio del uso de interfijos.
Las tendencias encontradas en el corpus nos dan un indicio de las restricciones formales y semánticas que tienen estos sufijos con respecto al tipo de base a la que podrían o no podrían adjuntarse. Esto nos permitiría afirmar, por ejemplo, que si la base es derivada en -ción, muy probablemente será derivada por el sufijo -al, o si termina en -ón, por el sufijo -ario. O que el sufijo -al nunca se adjuntará a una base terminada en l, o que si la base es un compuesto culto, será derivado por -´ico, o si la base es un verbo, se derivará con el sufijo -torio, y si la base no tiene ninguna característica particular, muy probablemente será derivada por -ero o por -esco.
6.2.2 Factor contextual: el factor diafásico
El único factor contextual relevante en esta investigación es el diafásico, pues como se ha externado a lo largo de este artículo, los sufijos -ero y -esco se mueven en dos tipos de contextos: uno coloquial y otro formal.15
Con respecto al sufijo -ero, los contextos en los que aparecen los derivados con este sufijo hablan de la vida diaria, de experiencias cotidianas en torno a la comida, el cine y la música, como se puede observar en los siguientes contextos:
(1) La fiesta blusera continúa el viernes 25 a las 19 horas en el patio del Palacio de la Antigua Escuela de Medicina, en la plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico, donde tocarán Staten, Johnson y Branch junto con Vieja Estación (MORFOLEX. La Jornada, 23 de febrero de 2011)
(2) Sabemos que después de una tremenda guarapeta es difícil distinguir si la taquería que elegimos le hace justicia a un paladar altamente alcoholizado... sabemos que en gustos se rompen géneros, así que nosotros cumplimos con mencionarlos y agradecer a estos templos garnacheros que estén ahí, abiertos hasta el amanecer (MORFOLEX. Chilango, 18 de julio de 2013)
Así mismo, los derivados con este sufijo se adjuntan también a contextos relacionados con la industria o la ciencia, como se puede ver en los siguientes contextos:
(3) Cada barco compra 3,000 kilos y los sardineros no logramos surtir la demanda de carnada, pero ahora que hay buena captura (de sardina) son pocos los barcos dedicados al mero -sostiene. Los sardineros pasan serios apuros para vender sus capturas, al retornar de la pesca permanecen atracados en los muelles de Yucalpetén en espera que pacotilleros o patrones de barcos escameros compren la carnada (MORFOLEX. Diario de Yucatán, 12 de septiembre de 2014)
(4) El murciélago magueyero menor, responsable de la polinización del agave, se convertirá en el primer mamífero que saldrá de la lista de especies en riesgo de extinción de la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT 2010, adelantó el biólogo Rodrigo Medellín, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM (MORFOLEX. 23 de diciembre de 2012)
Sobre el sufijo -esco, desde la selección de ejemplos, se puede notar la presencia de derivados con este sufijo en contextos literarios o académicos, como trovadoresco, juglaresco, romanesco, quevedesco, quijotesco, caballeresco. Estos mismos contextos todavía se pueden encontrar en Morfolex:
(5) Irving Gibrán Valle Alarcón es egresado de la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas. Se dedica a la docencia y es fanático de la novela sicaresca, de la narconovela y del Modernismo (MORFOLEX. Milenio, 13 de septiembre de 2016)
(6) No hemos querido leer pero hemos leído durante el confinamiento un número excesivo de artículos gauguinescos que nos invitan a interpretar la pandemia como la crisis de los cuarenta de nuestro planeta (MORFOLEX. Milenio, 25/26 de julio de 2020)
Al igual que sucede con el sufijo -ero, el sufijo -esco también se adjunta a derivados que aparecen en contextos coloquiales, como se puede ver en los siguientes ejemplos:
(7) Pero bueno, sea para el #DíaDelAlbañil, para chulear a una bella dama, buen mozo o para cualquier ocasión, tienen la libertad de hacer suyas estas frases, algunas clásicas, otras novedosas, hay de todo: Piropos albañilescos (MORFOLEX. Chilango, 3 de mayo de 2013)
(8) La fiesta de fin de año de la oficina es un mágico paréntesis en la cotidianidad godinesca, caracterizado por un ambiente etílicamente inestable capaz de motivar algunos milagritos navideños y muchísimas maldiciones decembrinas (MORFOLEX. Chilango, 11 de diciembre de 2012)
6.3 Dobletes léxicos en Morfolex
En Morfolex, se encontraron seis dobletes léxicos, que se pueden observar en el Cuadro 4 a continuación. El sufijo -ero participa en tres de estos seis dobletes. La particular rivalidad entre -ivo y -torio se observa en los tres dobletes que se forman con estos afijos. Primero se tratarán los dobletes en los que participa el sufijo -ero, y después los dobletes entre -ivo y -torio.
-ERO | -´ICO | -IL | -IVO | -TORIO |
---|---|---|---|---|
afiliativo | afiliatorio | |||
celebrativo | celebratorio | |||
cohetero | coheteril | |||
internetero | internético | |||
memero | memético | |||
vinculativo | vinculatorio |
Con respecto al primer grupo, las palabras internetero y memero son la forma coloquial de internético y memético, es decir que este par de dobletes léxicos se distingue por el factor diafásico, como se puede comprobar en los siguientes contextos:
(9) El icónico café de Libertad es una excelente opción en tardes lluviosas, debido a su gran variedad de bebidas calientes. Tés, tisanas, chocolates y su famoso café son compañía perfecta para un buen libro, una partida de ajedrez o una sesión internetera (MORFOLEX. Mural, 24 de junio de 2013)
(9') Dejar para mediados de la próxima semana la descripción de un plan de resistencia significa también dejar que gane más tiempo esa consolidación sin que los ciudadanos opositores encuentren otro camino que la marcha pública o el desahogo internético (MORFOLEX. La Jornada, 13 de julio de 2012)
(10) A ver, humanos. En México hay talento memero, solo falta apoyarlo(s), y yo, su tío “Bubba” voy a apoyar a uno de ustedes, por eso, con la ayuda de mis amigos memeros buscaré entre mis seguidores a la próxima promesa del meme (MORFOLEX. Comercial, Bubbaloo México. Busco talento memero)
(10') [...] el texto se hizo con más de 15.000 retuits, varios análisis en profundidad de la prensa internacional y una asimilación por los usuarios de las redes en su lenguaje memético prácticamente instantánea y global (MORFOLEX. Revista S Moda, 5 de junio de 2021)
La constante entre estos pares es la presencia del sufijo -ero. Anteriormente, se estableció que este sufijo se mueve en un contexto diafásico que lo caracteriza en particular de los otros esquemas con los que rivaliza, y su presencia en varios dobletes léxicos es una prueba de la veracidad de esta afirmación.
Aunque parece posible usar ambas palabras en los dos pares, el propósito de hacer un análisis de corpus es observar el uso que en realidad se hace de estos derivados, por lo que en sesión internetera (‘sesión de internet’) y en talento memero (‘talento para hacer memes’) o en amigos memeros (‘amigos que hacen memes’) los derivados en -ero están en contextos cotidianos o informales. Mientras que desahogo internético (‘desahogo mediante el internet’) y lenguaje memético (‘lenguaje que usa memes’) están en contextos de crítica política, que buscan un término más técnico para hacer la derivación, un campo de adjunción abarcado por el sufijo -´ico.
Por otro lado, el doblete léxico entre cohetero y coheteril se resuelve por diferencias semánticas entre ambas bases, pues en un caso se hace referencia al fuego artificial y en otro hace referencia a los cohetes como armas. Obsérvese el contraste a continuación:
(11) Pueblo cohetero. En Tultepec ha habido, en los últimos 15 años, 25 explosiones y otros tantos muertos, sin contar las 300 toneladas de pólvora que explotaron la semana pasada, tardando una hora en consumirse y dando un saldo de poco más de 35 muertos y el doble de heridos. Con todo, tiene apenas 22 bomberos mal equipados y peor pagados, de los cuales están activos 11 por turno. Ese mercado de cohetes, conocido como el de San Pablito, es el centro económico de una región que destaca por su pobreza (MORFOLEX. Milenio, 27 de diciembre de 2016)
(11') Fidel Castro envió una misiva dirigida a los gobernantes latinoamericanos que publicó ayer el diario Juventud Rebelde para responder a la acusación del presidente panameño Ricardo Martinelli, de “contrabando” de armas. Dice en ella que “se intentó calumniar a nuestra Revolución” y explica que en el barco detenido “se transportaban 240 toneladas métricas de armamento defensivo obsoleto -dos complejos coheteriles antiaéreos Volga y Pechora, nueve cohetes en partes y piezas, dos aviones Mig-21 Bis y 15 motores de este tipo de avión, todo ello fabricado a mediados del siglo pasado, para ser reparado y devuelto a nuestro país” (MORFOLEX. Excélsior, 29 de julio de 2013)
El par cohetero y coheteril se resuelve por la polisemia de cohete, pues cada derivado corresponde a cada una de las dos acepciones de cohete. Entonces pueblo cohetero refiere un pueblo que se dedica a comerciar con fuegos artificiales, y complejo coheteril remite a misiles antiaéreos. Esta diferencia ha hecho que en el primer caso incluso se haga más bien referencia a los cuetes, más que a los cohetes, como se puede observar en este otro contexto de Morfolex:
(11'') Noposnó -le decía al cronista el indignado y furioso cohetero, o “cuetero” si así suena más mexicano-, es que no se vale, mi buen, resulta que fuimos feamente reprimidos y despojados un servidor y cuates que lo acompañan, o séase los que nos dedicamos al cuete... nos pararon los polis capitalinos, que estaban agazapados en retenes a las entradas de nuestra magna plaza pública, y nos exigieron que entregáramos todo nuestro cueterío pues la Secretaría de Seguridá Pública del Distrito Federal prohibió el uso no oficial con pólvora que dizque puede ser peligrosísima (MORFOLEX. Milenio, 17 de septiembre de 2014)
El segundo grupo lo conforman los dobletes léxicos entre -ivo y -torio. Obsérvese los siguientes contextos:
(12) Has escuchado que una vida con humor es mucho mejor, ¿y del “humor afiliativo”? Pues quiero decirte que podrías tener en las manos la herramienta para que tu relación dure más, pues James Preece, coach de citas en el Reino Unido, explicó que ambos tengan sentido del humor, es la característica número uno que una pareja debe compartir (MORFOLEX. Milenio, 18 de febrero de 2018)
(12') Más allá de que muchos azules opinan que esta sacudida era el objetivo final y que le va a caer bien al partido, ya que, según ellos, se quedaron los verdaderamente panistas, el proceso afiliatorio dejó cosas para el análisis... (MORFOLEX. El Norte, 7 de enero de 2013)
(13) “Se tiene en proyecto el mandar a hacer el vitral que queda en la parte de atrás del presbiterio, que ayudará sobre todo en la parte poniente por las tardes, poder ir cerrando este espacio celebrativo”, dijo (MORFOLEX. Mural, 5 de junio de 2017)
(13') Primero que nada quiero agradecerle en el alma a Liz Vega que nos haya regalado una nota de tan extraordinario mal gusto artístico que nos ha hecho hasta llorar de la risa. Le quiero mandar un pastel celebratorio porque nos tiene comentando información que no tiene la menor carga o implicación política posible (MORFOLEX. Milenio, 1 de marzo de 2012)
(14) Los convenios realizados por los mediadores privados todavía no tienen fuerza vinculativa, para exigir su cumplimiento es necesario iniciar un juicio, lo que resulta contradictorio a la idea de este sistema de abatir el número de conflictos estudiados en el Tribunal Superior de Justicia local (TSJDF) (MORFOLEX. Reforma, 16 de agosto de 2012)
(14') …vecinos opositores al Ecoparque aseguraron que si se realiza una consulta vinculatoria sólo entre las seis colonias que conforman el polígono a intervenir, ellos aceptarían la operación del programa (MORFOLEX. Reforma, 28 de julio de 2014)
La diferencia semántica entre estos tres dobletes léxicos es mínima. Sin embargo, observar su pasado etimológico podría ayudar a dilucidar los matices semánticos que engloban a estos tres pares. En latín, el sufijo -ivo se adjuntaba a bases participiales (Pharies, 2002, p. 370), mientras que el sufijo -torio se formó a partir de la unión de dos afijos: del sufijo de nomina agentis -tor y del afijo de pertenencia -ius (Pharies, 2002, p. 495). Por lo anterior, Nagore propone el siguiente significado para -torio: ‘lugar en el que el agente realiza determinada acción, o lugar que sirve para realizar determinada acción’ o bien ‘cosa con que el agente realiza su acción’ (Nagore, 1988, p. 95). Aunque estos significados corresponden más a los usos nominales de -torio, es importante conservar el matiz agentivo y de realización de una acción que tiene este sufijo para distinguir entre los dobletes léxicos.
La diferencia entre humor afiliativo y proceso afiliatorio es que en el primer caso afiliar se usa en el sentido emocional de estrechar lazos con alguien, mientras que, en el segundo, afiliar se usa en el sentido técnico de incorporarse a algo. Sobre espacio celebrativo y pastel celebratorio, en el primer caso se habla de celebrar en un sentido religioso, mientras que en el segundo celebrar es igual a festejar un acontecimiento. Finalmente, en fuerza vinculativa y consulta vinculatoria la diferencia radica en que en el primer caso parece tratarse de un término usado en derecho (fuerza vinculante o fuerza vinculativa), mientras que el segundo está usado en su sentido más general de unir o atar. A partir de lo anterior, se puede postular que los derivados en -torio aparecen en contextos en donde el verbo base se usa en su sentido más general, mientras que -ivo no.
7. Conclusiones
El análisis de los esquemas formadores de adjetivos relacionales desde una perspectiva onomasiológica permitió estudiar este conjunto de afijos que sintáctica y semánticamente se comportan de forma similar. El hecho de que no se presente sinonimia en los dobletes léxicos y que resulten anómalas formaciones como *constitucionativo o *pozolal indica que estos sufijos presentan restricciones de adjunción, las cuales fueron descritas en este estudio. Además, la perspectiva sincrónica de esta investigación permitió establecer qué sufijos son los más usados para formar adjetivos relacionales en el español de México actualmente. También se pudo ampliar esta descripción con los usos pragmáticos que se hacen entre los sufijos -ero y -esco por un lado y el resto de los sufijos por el otro, siendo los del primer grupo mayormente utilizados en contextos informales o coloquiales.
El análisis de los neologismos obtenidos del corpus Morfolex arrojó los siguientes resultados: el alomorfo -ar se encuentra prácticamente en desuso, con un único neologismo (montículo-monticular).16 Evidentemente, por cuestiones fonológicas, este campo de adjunción no podía ser ocupado por el sufijo -al, sino por otros dos sufijos, el primero de ellos muy productivo: -ero (pozole-pozolero) y -esco (borolas-borolesco). Con respecto al primero, por ser el más productivo, es también el sufijo por defecto para que los hablantes formen adjetivos relacionales, por eso sus derivaciones se alejan más de los usos técnicos y científicos. Los sufijos -al, -il, -´ico y -ario tienen campos de adjunción específicos. El primero se puede adjuntar a palabras derivadas en -ción; el segundo se puede adherir a bases con una consonante vibrante en el linde final de la base, en algunos casos porque son bases derivadas en -ero; el tercero tiene preferencia por los compuestos cultos o términos técnicos, y por bases derivadas en -ista; y el cuarto puede derivar bases terminadas con la sílaba -ón, aunque no derivadas. Los sufijos -ero y -esco además se mueven en un nivel más coloquial que los otros afijos, y al parecer son más susceptibles de recategorizarse como adjetivos calificativos. El sufijo -esco, sin embargo, forma pocos adjetivos relacionales en comparación con el sufijo -ero. Además, -esco parece dotar de mayor expresividad al derivado (probablemente por su origen etimológico).
Estas tendencias dan cuenta de algunas posibilidades derivativas específicas para cada uno de estos sufijos, es decir, aunque todos estos sufijos puedan derivar bases sin ningún rasgo en particular, cuando hay una base con alguna condición morfológica o fonológica anteriormente mencionada, la disponibilidad se reducirá a solo una opción. Con respecto a los sufijos -torio e -ivo, el sufijo -torio se adjunta a verbos de la primera conjugación, mientras que para el sufijo -ivo resulta más adecuado postular que se adjunta a temas participiales grecolatinos que a tres categorías gramaticales distintas (sustantivo, adjetivo y verbo). Queda pendiente ahondar más sobre los sufijos deverbales que forman adjetivos relacionales, pues incluso resultan problemáticos en estudios donde se postula que en la subyacencia estos adjetivos son denominales, como sucede en Marchis (2018).
Finalmente, aunque el sufijo -ero sea el sufijo por defecto, hay palabras que no podría derivar este afijo. De hecho, el sufijo -ero se adjunta en su mayoría a bases simples de dos o tres sílabas. Aun así, es el más versátil porque se puede adjuntar a compuestos sintagmáticos, a préstamos del inglés, a siglas. De esta forma, aunque el resto de los sufijos sea notablemente menos productivo que -ero, en ciertos contextos estructurales y semánticos no puede entrar este sufijo, por lo que el resto de los afijos sigue siendo relevante en la denominación adjetival relacional.