Introducción
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretó el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad con la intención de reconocer la relevancia que tiene en los seres humanos como un elemento aspiracional que pueda ser incluido dentro de las políticas de gobierno con un enfoque más inclusivo y equilibrado en busca del bienestar de las personas en los diferentes lugares. En 2022 se conmemoraron los 10 años de realizar el reporte anual mundial de la felicidad, en el que se realiza una medición cuantitativa de diferentes aspectos que contribuyen en su totalidad para medir el impacto que tiene la felicidad en los seres humanos y su contribución en los derechos humanos y el impacto ambiental, económico y de salud, entre otros.
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (2022), el término felicidad es un “estado de grata satisfacción espiritual y física”, en ocasiones altamente asociada con la satisfacción y el éxito. De esta manera, es definida por Alarcón (citado en Barragán, 2013) como “un estado de satisfacción, más o menos duradero, que experimenta subjetivamente el individuo en posesión de un bien deseado” (p. 10); sin embargo, existe una diferencia entre el estado de la felicidad, el cual se califica como efímero, y el de satisfacción, que es un sentimiento a largo plazo, según Trujillo (citado en Fundación UNAM, 2019, párr. 5). En la parte operativa, para la medición de la felicidad se han agrupado en este trabajo categorías como bienestar, bienestar subjetivo, bienestar psicológico y satisfacción con la vida, mismos que se han reportado en diferentes estudios, entre los que destaca el reporte que emite anualmente la ONU (Helliwell, Layard, Sachs, De Neve, Aknin y Wang, 2021).
Es posible percibir la felicidad a mayor plazo si se desarrollan los cinco elementos que propone Tal Ben-Shahar (citado en Villanueva, 2018) desde el bienestar espiritual, el bienestar físico, el bienestar intelectual, el bienestar relacional y el bienestar emocional; tal vez fue por eso que los estudiantes tomaron como subconcepto para definir la felicidad el de bienestar, el cual se presentará más adelante, junto con las categorías que califican el concepto de felicidad en el cuadro de pertinencias.
Las investigaciones y estudios relacionados con la felicidad señalan que todo depende del enfoque que se dé para su estudio. Además de ser difícil encontrar una definición única. De hecho, hay diversas formas de entender el concepto de felicidad y conceptualizarlo, el mismo Einstein, en 1922, intentó describir la felicidad en dos notas: “Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica”, así como “Donde hay una voluntad, hay un camino” (citado en bbc News, 2017).
La felicidad se puede relacionar con los estados de ánimo y las emociones. Por ello, para su descripción es posible integrar información desde estudios que reúnen elementos como el color o la forma y su vínculo con otras emociones que se incluyen en su definición o conceptualización. En ese sentido, se presentan los modelos de evaluación y categorización de las emociones propuestos por Watson y Tellegen, en 1985, y el de Browne, de 1992 (citados en Díaz y Flores, 2001), así como el modelo cromático del sistema afectivo propuesto por Díaz y Flores (2001). Estos permitirán tener información sobre un elemento visual como es el color y su relación en cuanto a una tipología emocional; en el caso de la forma, existen asociaciones concretas y abstractas, desde la teoría del diseño, que pueden integrarse al proceso conceptual para el diseñador y para las asociaciones relacionadas por el usuario.
El color y la emoción son relaciones que se han presentado en diferentes ámbitos, entre ellos, la pintura y las disciplinas del diseño. Goethe (1992), con la rosa de los temperamentos, vinculó los colores con los temperamentos de las personas, ordenándolos en 12 colores en el que cada uno correspondía a un temperamento. Kandinsky (citado en Calvo, 2008), por su parte, estableció una relación física y psicológica de las personas al visualizar los colores. Sharpe, en 1979 (citado en Díaz y Flores, 2001), analizó la asociación entre color y emoción de una manera más profunda al establecer respuestas biológicas de los usuarios con la interacción de los colores. Además, en el estudio realizado por Eva Heller (2008), se establecieron las asociaciones que dieron dos mil entrevistados a los colores, destacando su nivel de agrado o desagrado, las connotaciones positivas o negativas, así como las cualidades subjetivas, fortaleciendo de ese modo la psicología del color.
Watson, Tellegen y Browne (citados en Díaz y Flores, 2001) desarrollaron un modelo cromático del sistema afectivo titulado rueda de las emociones (véase figura 1), que combina la ordenación de colores en un círculo cromático junto con las emociones organizadas por polaridad con un sistema de coordenadas donde se ubican las 14 secciones, en él se sitúan dos ejes en dirección vertical y horizontal, donde el eje vertical es específico para el tono agradable-desagradable, mientras que el eje horizontal es para el tono relajación-excitación (Díaz y Flores, 2001).
Este modelo permitió tener una relación entre un color asignado y una emoción, información que se utilizó para que los estudiantes desarrollaran su proceso de conceptualización del tema de felicidad.
Parte del problema de conceptualizar el término de felicidad es su complejidad y abstracción, además de que se suele describir ligándola a otras emociones, como la alegría, la diversión, la satisfacción, el placer, entre otras.
La psicología de la forma proyectada en un mensaje visual también es interpretada por los usuarios mediante asociaciones al significado y a la preferencia visual de ciertos elementos que se les proyectan, lo que denomina Dondis (2014) experiencia visual de quienes la interpretan. Bajo los preceptos de la teoría del diseño básico, se presentan de forma resumida los atributos de las formas básicas: círculo, cuadrado y triángulo, que fueron permitidas a los estudiantes para realizar su composición visual.
Wong (1991) afirmó que “la forma es una figura de tamaño, color y textura determinados” (p. 12). Tomando como referencia la clasificación propuesta por Acaso (2009), los dos grupos principales son las formas orgánicas y las artificiales. Las primeras son del mundo natural, acabado irregular, con movimiento; las segundas son las creadas por el hombre, por lo que sus trazos son geométricos, precisos, manipulados, regulares e irregulares, y su acabado depende del instrumento utilizado para su configuración. En este grupo se integran las formas básicas el cuadrado, triángulo y círculo.
El círculo es la primera forma que desarrollan los niños cuando dibujan y que pueden diferenciar de otras, lo que denomina Arnheim (2006) el círculo primigenio. Para Samara (2007), el círculo no tiene final, es continuo, orgánico, ligado con la vida y el movimiento; mientras que el cuadrado es simétrico, estático, estable, analítico y artificial; y el triángulo es menos estable que el cuadrado, y por sus ángulos se asocia con el movimiento y el crecimiento, es direccional e informal. Dondis (2014) mencionó que “al cuadrado se asocian significados de torpeza, honestidad, rectitud y esmero; al triángulo, la acción, el conflicto y la tensión; al círculo, la infinitud, la calidez y la protección” (p. 44), lo que deja ver que las formas tienen diversas asociaciones y significados, mismas que dependerán del contexto en que se apliquen, así como de los demás elementos sintácticos con los que interactúen en el mensaje visual.
No es el propósito de esta investigación el medir la felicidad; sin embargo, fue el tema abordado por los estudiantes de primer semestre de la licenciatura en Diseño Gráfico de la buap, específicamente en el taller de diseño básico. El objetivo de tal abordaje fue utilizar el cuadro de pertinencias como herramienta para conceptualizar durante la fase del proceso de diseño de un proyecto. En este contexto, el tema de la felicidad, al ser un concepto abstracto, elevó el nivel de complejidad al momento de su definición y materialización. En el aspecto social, al vivir el confinamiento durante la pandemia por COVID-19, algunos de los estudiantes y docentes experimentaron depresión y falta de motivación ante la incertidumbre y pérdida de familiares cercanos y amigos; entonces, el taller se promulgó como un espacio en el cual los estudiantes buscaran la satisfacción, el interés y la felicidad durante sus procesos creativos y sus resultados.
Objetivo general:
Valorar la asociación del concepto de felicidad representado en las composiciones visuales bidimensionales.
Objetivos particulares:
Conceptualizar el tema de felicidad en el proceso de diseño de los estudiantes del taller de diseño básico.
Diseñar una composición visual bidimensional que represente el concepto de felicidad, utilizando las formas básicas (cuadrado, círculo y/o triángulo) y el color en una composición libre con un formato cuadrado de 20 x 20 cm y técnicas análogas.
Evaluar la asociación de felicidad en las composiciones visuales que cumplan con los requisitos formales, compositivos y de producción.
Metodología
El enfoque de la práctica investigativa fue mixto, con diseño anidado; es decir, que hubo una intención cualitativa de evidenciar la importancia de una etapa en el proceso de diseño, a partir de la relevancia del cuadro de pertinencias; no obstante, dentro de dicha intención cualitativa estuvo anidada otra intención cuantitativa, al evaluar las propuestas generadas por estudiantes de un grupo que cursó Diseño básico. Entonces, existió una búsqueda y recolección de información en diferentes grupos. El primero de ellos hizo propuestas de diseño, mientras que el segundo participó como usuario, es decir, los estudiantes fungieron como los participantes a quienes fueron dirigidas las propuestas. En ambos casos se emplearon procesos distintos que a continuación se especifican:
1) Se solicitó a un grupo de treinta y seis estudiantes realizar un cuadro de pertinencias para desglosar el concepto rector de felicidad en tres subconceptos, y asociar cada uno de éstos con las formas básicas y con color, para después realizar una composición libre en un formato cuadrado de 20 x 20 centímetros.
2) Cada uno de los estudiantes logró una composición, resultado de su proceso de diseño.
3) Se realizó una selección de 18 composiciones que obtuvieron una puntuación de 9 a 10 cumpliendo las categorías señaladas en cuanto al tiempo de realización, el respeto del formato, la técnica y el uso exclusivo de formas básicas y colores dentro de una composición libre que fuera coherente con la información contenida en su cuadro de pertinencias.
Con los resultados de la etapa previa, como técnica de investigación, se aplicó la encuesta en línea a través de los formularios de Google, con una muestra por conveniencia de 215 participantes a partir de una población con las siguientes condiciones: que fueran residentes en el estado de Puebla, con edades de 12 a 75 años, de género femenino y masculino y con diferentes ocupaciones. El cuestionario fue aplicado durante los meses de octubre y noviembre de 2021 y constó de 19 preguntas, las primeras cinco respondieron a la información sociodemográfica; mientras que de la pregunta seis a la nueve se solicitó información sobre la situación contextual de la pandemia por COVID-19, sobre el padecimiento de la enfermedad, el tiempo de encierro y el uso de los dispositivos electrónicos. De la pregunta 10 a la 18 se evaluaron los conceptos de satisfacción, alegría y bienestar en orden de seis composiciones en tres series, y en la última pregunta se solicitó describir el concepto de felicidad en una pregunta abierta. En el instrumento se presenta la evaluación de las 18 composiciones dividas en tres series de seis imágenes, conformadas al azar, evaluadas a través de una encuesta que califica cada una de las imágenes por categoría y bajo la escala de Likert de 1 al 5, que corresponde a 1 (totalmente en desacuerdo), 2 (en desacuerdo), 3 (ni lo uno ni lo otro), 4 (de acuerdo) y 5 (totalmente de acuerdo).
Los resultados que se mostrarán a continuación permitieron identificar las asociaciones que los estudiantes de diseño tuvieron en común para entender el concepto que deberían proyectar visualmente, además de señalar las preferencias visuales en los respondientes, en función de los elementos de diseño utilizados en las composiciones libres y abstractas; y la vinculación de dichas preferencias con la psicología de la forma y el color.
Resultados
La edad que predominó en el estudio estuvo en el rango de 18 a 28 años, con menor respuesta de personas adultas mayores con el rango de más de 60 años. En su mayoría respondieron mujeres con 62.1% por encima de los hombres. La ocupación de los respondientes fue variada, predominaron estudiantes, seguido de amas de casa y docentes. En cuanto a la convivencia, la mayoría de los encuestados mencionó estar en un estado civil de soltería y vivir con su familia.
Para identificar si existen variaciones entre los estados de ánimo de los respondientes, se les solicitó información relacionada con el COVID-19. Se registró que 50% de ellos tuvieron pérdidas de familiares durante la pandemia. En cuanto a la afectación de salud física, 60% ha padecido de enfermedades menores como resfriados, infecciones estomacales, alergias y 40% se contagiaron del coronavirus.
En cuanto a seguir las condiciones de seguridad para no contraer el virus, más de una tercera parte de los respondientes estuvieron aislados en sus hogares más de 12 meses, seguido de menos de una tercera parte que se mantuvo en aislamiento de seis a doce meses. Esto quiere decir que casi dos terceras partes de los que se mantuvieron aislados, lo hicieron por lo menos un año, lo cual también trajo consigo el uso, en mayor medida, de los dispositivos electrónicos, principalmente el celular, seguido de la computadora.
Se categorizaron los subconceptos con que los estudiantes desarrollaron el tema de felicidad (véase figura 2) obteniéndose las siguientes categorías: satisfacción, bienestar y alegría. Se categorizaron también las respuestas obtenidas por los participantes (véase figura 3).
Las asociaciones otorgadas por los respondientes describieron emociones y sentimientos con los cuales definieron el concepto de felicidad, de acuerdo con su experiencia. Para integrar los conceptos que tuvieron menor número de respuestas y dar un orden a las categorías, se tomó el modelo del sistema afectivo propuesto por Díaz y Flores (2001), el cual propone 14 pares de emociones en polaridad y a cada pareja le integra una serie de emociones y sentimientos que pertenecen a ese par. Se presentan en la tabla 1 las siete parejas detectadas, en las que se incluyeron las asociaciones descritas por los participantes.
Calma-tensión | Agrado-desagrado | Alegría-tristeza | Vigor-agotamiento | Satisfacción-frustración | Amor-odio | Entusiasmo-apatía | |||||||
Tranquilidad | 16 | Bienestar | 37 | gozo | 29 | Vida | 7 | plenitud | 25 | familia | 16 | Libertad | 13 |
Armonía | 13 | entusiasmo | 3 | Energía | 2 | Éxito | 5 | amistad | 6 | Propósito | 1 | ||
Paz | 20 | Dicha | 7 | Salud | 4 | Agradecimiento | 2 | Sentimiento | 8 | 14 | |||
Comodidad | 1 | alegría | 17 | 13 | satisfacción | 33 | 30 | ||||||
50 | 56 | 65 |
Fuente: Elaboración propia con información de Díaz y Flores, 2001.
Las respuestas de la tabla 1 se integraron a siete pares: a) calma-tensión; b) agrado-desagrado; c) alegría-tristeza; d) vigor-agotamiento; e) satisfacción-frustración; f) amor-odio; g) entusiasmo-apatía. Destacó el eje de alegría-tristeza y el de satisfacción-frustración, en donde se acumularon el mayor número de respuestas, seguido del eje de calma-tensión. Esto permitió relacionar los tres subconceptos otorgados por los estudiantes (satisfacción, alegría y bienestar) con las asociaciones de los respondientes en los ejes de alegría y satisfacción; así, fue posible conceptualizar la felicidad en asociaciones comunes para el diseñador y el participante.
De las 18 composiciones visuales, se agruparon las que obtuvieron una mayor asociación en los tres subconceptos evaluados en la tabla 2 y, de la misma forma, se integraron las composiciones con menor asociación a cada subconcepto en la tabla 3.
Con respecto a las composiciones visuales con mayor asociación a los conceptos que califican a la felicidad, la imagen con el número 18 de la serie 3 se eligió en los conceptos de satisfacción, alegría y bienestar; la imagen 5 de la serie 1 se repitió en los conceptos de satisfacción y de alegría (véase tabla 2). Por el contrario, la imagen 13 fue la menos asociada con los tres conceptos (satisfacción, bienestar y alegría), seguida de la imagen 1, la cual fue la menos asociada con los conceptos de satisfacción y alegría (véase tabla 3).
Conclusiones
La composición con mayor preferencia y asociación a la conceptualización de la felicidad (véase figura 4), ya que se asocia con satisfacción, alegría y bienestar, es una composición simétrica, con mayor uso de figuras geométricas rectas, a través del uso del triángulo en diferentes tamaños, ángulos y colores. Considerando que el triángulo se asocia al movimiento y al crecimiento (Samara, 2007), es menos estable que el cuadrado, pero, en el caso del triángulo equilátero, es equilibrado (López y Herrera, 2008), lo que se relaciona con la emoción aspiracional de plenitud y satisfacción. En cuanto al uso del color, la imagen emplea en equilibrio colores cálidos y fríos utilizando un tipo de contraste por cantidad equilibrado entre los colores más luminosos y menos luminosos que fueron utilizados. Al compararlo con la gama cromática de la rueda de las emociones de Watson, Tellegen y Browne (en Díaz y Flores, 2001), es posible encontrar relaciones entre los colores: azul de calma; verde de amor, placer, agrado; amarillo de alegría y naranja de satisfacción. Es interesante que, a pesar de utilizar el color magenta violáceo, que se encuentra en el eje de ira, comparte en mayor número los ejes hacia el polo del agrado. El estudiante que realizó esta composición sólo utilizó la psicología del color formulada en Heller (2008) y la teoría del círculo cromático en el cuadro de pertinencias; no abordó la teoría de la rueda de las emociones; sin embargo, su uso de los colores está muy relacionado, así como la elección de preferencia y asociación a los conceptos de satisfacción, bienestar y alegría, y a las asociaciones por parte de los respondientes, que se integraron en los ejes de calma, amor, placer, alegría, satisfacción y agrado. Así, la composición cumple en gama cromática seis de los siete ejes en agrado (véase figura 4).
La segunda composición (véase figura 5) que se presentó con mayor preferencia en dos conceptos (satisfacción y alegría) fue de la serie número 5, que utiliza una composición libre y no cuenta con una estructura formal en la que pueda encontrarse un patrón de orden o distribución; presenta en distintos tamaños la forma básica del círculo con el uso de los colores primarios y, en menor medida, la combinación de los colores secundarios. El círculo es orgánico, curveado, por lo que tiende a ser femenino y se le asocia con el movimiento continuo y cíclico. Los colores generan un contraste por ser primarios, con saturación de intensidad. Destaca que, a pesar de que los colores elegidos se asocian al público infantil, los respondientes en su mayoría se encontraban en el rango de 18 a 28 años, con predominio del género femenino. De acuerdo con Heller (2000), el color azul es el preferido por hombres y mujeres y, mientras que estas últimas ubican al rojo en segundo lugar y al amarillo en tercero, los hombres ocupan el tercer y cuarto lugar con el rojo y el amarillo, respectivamente. Esto en un rango de edades que van de 26 a 49 años. Considerando lo anterior, se comprende que en la elección de esta composición se imponga la preferencia de color de los encuestados por edad. En comparación con la composición de mayor preferencia y asociación, esta selección sólo integra al eje de alegría de la rueda de las emociones.
La composición con menor preferencia y asociaciones tiene una estructura formal y ritmo, utiliza el cuadrado como forma básica principal en tres tamaños, y usa los colores por armonía de familia de cálidos. El cuadrado como forma se asocia con la estabilidad, así como con la falta de movimiento y de flexibilidad (al utilizar ángulos rectos), que es aquello con lo que se enfrenta la mayoría de la población joven, es decir, los encuestados entre los 18 y 28 años. En esta imagen, la selección de los colores dentro de la rueda de las emociones se encuentra en los ejes de satisfacción y entusiasmo; lo que quiere decir que la falta de contraste y el predominio de la forma recta simétrica y estática no generó en los respondientes la asociación al concepto de felicidad ni se reflejó en la evaluación de los tres conceptos (satisfacción, alegría o bienestar).
Considerando que el Diseño Gráfico es una disciplina que, por su naturaleza, puede permitir que se encuentren diversas soluciones ante un mismo problema, es importante el desarrollo conceptual de los estudiantes para que sean capaces de abordar un tema o problema con el mayor entendimiento posible, sumando a ello el conocimiento sobre el usuario y su experiencia, pues dicho usuario va a tener asociaciones precisas o imprecisas del tema o problema dependiendo de cómo éste sea expuesto.
Los estudiantes presentaron 18 alternativas para abordar el tema de felicidad con limitantes como la técnica y la apreciación digital. Al respecto, es importante considerar que los usuarios tuvieron preferencia visual (y que siempre van a tenerla en las soluciones visuales) por aquellas imágenes vinculadas con su edad, género, experiencia visual y marcos de referencia, por lo que es labor de los diseñadores tratar de tener la mayor información posible del usuario en cuanto a sus preferencias visuales, además de que es posible y recomendable que revisen teorías de otras disciplinas que fortalezcan las posibles soluciones visuales.
Ahora bien, a partir de la composición con mayor preferencia y asociaciones al concepto de felicidad, es posible encontrar pautas en el uso de composición, forma y color que incidan en las aplicaciones del diseño gráfico, en caso de que el tema de la felicidad sea uno de los mensajes visuales que se desee posicionar en la mente de los usuarios.
Por otro lado, es importante señalar que el Diseño Gráfico, a través del uso de los elementos visuales, puede ser utilizado para comunicar el tema de felicidad en los usuarios y abordar las emociones que estos experimentarán. Además, posibilita que los estudiantes del taller de diseño básico de la BUAP se interesen, investiguen, experimenten y reflexionen durante sus procesos creativos, los cuales les permitan, a su vez, sentirse felices y satisfechos durante su proceso de diseño hasta llegar a los resultados finales.