Introducción

Corrían los años 70 del siglo XX, tiempos en los que la Medicina Intensiva se diferenciaba y consolidaba poco a poco como una nueva rama de la medicina. Las unidades de cuidados intensivos tuvieron como precedente las salas de reanimación y cuidados postanestésicos, en las que médicos de diferentes especialidades, de las que destacaron la anestesiología, cirugía, cardiología y medicina interna, entre otras, sumaban sus conocimientos, habilidades y experiencia para la atención de pacientes graves. Es así como al paso del tiempo, y con gran esfuerzo, dedicación y trabajo multidisciplinario se organizaron las primeras unidades de cuidados intensivos, en las que no pocas ocasiones, con sólo unas cuantas camas y precariedad de recursos un puñado de entusiastas dedicaba su vida a la atención y estudio del paciente críticamente enfermo. Conforme se consolidaba como especialidad y en base a los conocimientos derivados de la investigación básica clínica y desarrollo tecnológico, la medicina intensiva ha alcanzado una elevada calidad científica y tecnológica, que se refleja en el día a día con el gran número de vidas salvadas, basta recordar la complicada época de pandemia de COVID-19.

Los médicos tendemos a ser gremiales, buscamos la agrupación en colectivos que tienen diferentes denominaciones, como son las Asociaciones, Sociedades y ahora por la legislación vigente, por lo menos en nuestro país, Colegios. Los objetivos de estos colectivos son varios, pero sin duda alguna los prioritarios son la difusión del conocimiento y el intercambio entre pares de los avances más recientes de lo referente a la especialidad, de los que destacan las revistas y otros documentos científicos. Estas actividades son la base de la capacitación y actualización médica continuas que son obligadas para asegurar la calidad y seguridad de atención de nuestro ejercicio.

El objetivo de este trabajo es dar a conocer el devenir histórico que culminó con la publicación de la primera revista de cuidados intensivos en México y una de las primeras a nivel mundial.

Los primeros pasos

La Asociación Mexicana de Medicina Crítica y Terapia Intensiva (AMMCTI), hoy Colegio Mexicano de Medicina Crítica, se fundó en el año de 1973 del siglo pasado, el Acta Constitutiva se firmó el día 24 de octubre de 1973, de esta nueva Asociación con la Figura legal de Asociación Civil. Acorde a lo publicado en una editorial por el doctor y académico Manuel Antonio Díaz de León Ponce, expresidente de nuestro Colegio, en su momento AMMCTI, y exeditor de nuestro órgano de difusión científica, fue en el año de 1972 cuando se inició con la planeación del proyecto que daría origen a la AMMCTI, año en que en la casa del Dr. Manuel López Portillo se reunieron con él los doctores Manuel Díaz de León Ponce, Regino Ronces Vivero y Rodolfo Zurita Carrillo, quienes sentaron las bases de la primigenia Asociación en ciernes. De ésta y otras reuniones se convocó a 12 distinguidos médicos interesados y dedicados a la medicina intensiva que vale la pena mencionar por su trascendencia en la fundación y consolidación de nuestra corporación, para que las nuevas generaciones los reconozcan como los fundadores no sólo de nuestra agrupación sino también de las unidades de cuidados intensivos, de la Especialidad de Medicina del Enfermo en Estado Crítico y de las primeras escuelas y centros de enseñanza de la Medicina Intensiva en nuestro país y de esta manera evitar en lo posible que el polvo del tiempo los cubra y los deje en el olvido. Todos ellos distinguidos médicos pertenecientes a diferentes instituciones públicas y privadas y de variadas especialidades, destacando la medicina interna, cirugía, cardiología y anestesiología. Se enumeran a continuación por orden alfabético a los Dres. Rafael Álvarez Cordero, Manuel Antonio Díaz de León Ponce, Carlos Gaos Schmidt, Daniel Hernández López, Enrique Paras Chavero, Víctor Pureco Reyes, Sergio Rangel Carrillo, Regino Ronces Vivero, Fernando Rodríguez de la Fuente, Eduardo Salazar Dávila, Mario Shapiro, Alberto Villazón Sahagún y Rodolfo Zurita Carrillo, a los que posteriormente se agregaron otros colegas.¹

Nace una nueva revista

Pasan los meses y entre los integrantes de esta Asociación primigenia nace la idea de que se debería contar con un Órgano de Divulgación Científica, o sea, una revista, con el objetivo de difundir los avances de esta nueva especialidad y las contribuciones científicas derivadas de la investigación de sus miembros y dar a conocer, con base en resúmenes, las aportaciones de publicaciones internaciones, debido a que en esa época no se contaba con suficiente información bibliográfica al alcance de todos, para las nuevas generaciones recordarles que no había internet ni se tenía acceso a libros y revistas como ahora.

Llega el año de 1975 y asume la presidencia de la AMMCTI el doctor y maestro Alberto Villazón Sahagún, quien cristaliza el proyecto de contar con una Revista de la Especialidad. Su mesa directiva estaba integrada por el Dr. Fernando Rodríguez de la Fuente como presidente honorario, vicepresidente el Dr. José Luis Bravo Llamosa, secretario el Dr. Alfredo Sierra Unzueta, tesorero el Dr. Manuel López Portillo y secretario de actas el Dr. Carlos Gaos Schmidt.

La tarea no fue fácil, se requería de contar con recursos económicos, las revistas cuestan, una plataforma editorial, organizar un Consejo Editorial con un Editor en Jefe a la cabeza, un corrector de estilo y, por supuesto, material para publicar. Para hacerlo más fácil se llevó a cabo una alianza estratégica con la Revista Mexicana de Anestesiología, Órgano Oficial de Divulgación Científica, en ese tiempo, de la Sociedad Mexicana de Anestesiología y de la Federación de Sociedades de Anestesiología de la República Mexicana, A.C., tiempo en el que el presidente de la Federación de Sociedades de Anestesiología era el Dr. Rubén Osorio Báez y los Dres. Gastón Esquerro Madrigal y Leonel Canto Sánchez, que jugaron un papel clave para lograr el objetivo de publicar una revista conjunta.

La negociación y acuerdos se llevaron varios meses en los que de manera fraternal se sentaron los convenios interinstitucionales y las bases de una revista que además de temas de anestesiología, incluyera una sección dedicada a tópicos de medicina intensiva. De esta manera en el mes de marzo de 1975 se publicó en conjunto con la Revista Mexicana de Anestesiología en el Número 1, Volumen 24, la primera Revista de Terapia Intensiva de México y Latinoamérica y una de las primeras del mundo, con el nombre de: Revista Mexicana de Anestesiología y Terapia Intensiva, de esta manera se dio el primer gran paso en los anales de las publicaciones científicas mexicanas e internacionales en materia de medicina intensiva. En este número, la revista se divide en dos secciones, la de Anestesia y la de Terapia Intensiva, dando así lugar a tres años de fecundo y armonioso trabajo.

La primera editorial de la sección de Terapia Intensiva fue escrita por el Dr. Villazón. Cierra su editorial con el siguiente párrafo en el que refrenda y sella la alianza estratégica y compromiso entre ambas organizaciones para dar paso a una nueva Revista…

… «La Revista Mexicana de Anestesiología y Terapia Intensiva, abre con este número las puertas a los compañeros de la Asociación Mexicana de Medicina Crítica y Terapia Intensiva y les da a través del Comité Ejecutivo de la Federación en que me honro presidir, la más cordial bienvenida, estando seguros que esta asociación Editorial será fructífera en todos los terrenos para beneficio de la Medicina Mexicana…»

Contenido

El Comité Editorial de la Sección de Terapia Intensiva de este primer número quedó integrado de la siguiente manera (Figura 1):

Figura 1: Portada y contenido de la primera revista de Terapia Intensiva, antecedente de la actual Medicina Crítica. 

Acorde al diseño editorial de la Sección de Terapia Intensiva de esta nueva revista en su índice se incluyeron cuatro secciones: Editorial, Trabajos libres, Revisión de tema y Resúmenes bibliográficos. Su contenido quedó integrado de la siguiente manera (Figura 2):

Figura 2: Índice de la sección de Terapia Intensiva de la primera Revista Mexicana de Anestesiología y Terapia Intensiva. 

Es importante enfatizar en que este número primigenio de la revista no sólo fue el primero de México, sino también de América Latina y a nivel mundial. Solo antecedida por dos años por la de la Sociedad Americana de Terapia Intensiva (SCCM), publicada en el mismo mes y año (marzo de 1975) que la de la Sociedad Europea de Terapia Intensiva (Intensive Care Medicine Society) y un año antes de la Revista Medicina Intensiva, Órgano Oficial de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias y de la Federación Panamericana e Ibérica de Sociedades de Medicina Crítica y Terapia Intensiva (su primer número se publicó en 1976), por mencionar a algunas.

La Revista Mexicana de Anestesiología y Medicina Crítica, se publicó conjuntamente por tres años, de 1975 a 1977, a partir de este último año se independizó con gran agradecimiento a su hermana, la Revista Mexicana de Anestesiología, que le dio cobijo cuando inició con sus primeros pasos y durante tres años, dejó el nido para echar a volar y continuar con su camino y rumbo por sí sola. El camino no fue fácil, con altibajos, pero prevaleció a pesar de viento y marea, hasta llegar a lo que es hoy, «Medicina Crítica», el muy honroso Órgano Oficial de Divulgación Científica del Colegio Mexicano de Medicina Crítica.²

Conclusión

La primera revista especializada en Medicina Intensiva de México y Órgano Oficial de Divulgación Científica de nuestra Asociación, ahora Colegio, no apareció por generación espontánea, fue el resultado de una minuciosa planeación estratégica y de un gran esfuerzo colectivo y transdisciplinario que acrisoló el entusiasmo y compromiso de un buen número de médicos de gran visión que se adelantaron a su tiempo y de una colaboración intergremial como pocas. Al paso de los años y diferentes épocas maduró y se consolidó. Sirva este trabajo para honrar y recordar a quienes la iniciaron y dedicaron su tiempo y esfuerzo para el engrandecimiento de la Medicina Intensiva mexicana.