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Gaceta médica de México
versión On-line ISSN 2696-1288versión impresa ISSN 0016-3813
Gac. Méd. Méx vol.141 no.2 Ciudad de México mar./abr. 2005
Actividades académicas
Ceremonia de ingreso de nuevos académicos
Admission Ceremony for new academy members
Julio Frenk Mora*
*Secretario de Salud.
El día de hoy nuestra Academia Nacional de Medicina se viste de gala para recibir en su seno a un médico extraordinario, hombre universal, líder de la salud pública global: el doctor Donald A. Henderson.
Nuestra academia se enriquece con el ingreso del doctor Henderson y estamos seguros que él sabrá valorar el honor de compartir con sus distinguidos colegas académicos mexicanos, la tradición que identifica a una agrupación pionera en su género.
Muchos y muy variados son los logros de este eminente científico norteamericano que justifican plenamente los numerosos premios, galardones y nombramientos honoríficos del más alto nivel que ha recibido en su propio país y en el ámbito internacional.
El doctor Henderson es profesor distinguido de la Universidad Johns Hopkins y es además profesor de Medicina y Salud Pública en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh. Es además presidente del Consejo Asesor Nacional para Emergencias en Salud Pública y consejero principal del Secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos para emergencias en salud pública.
Entre 1998 y 2001, el doctor Henderson fue persona clave en la fundación del Centro Hopkins para Estrategias de Biodefensa de Civiles que, en noviembre del 2003, se convirtió en el Centro para Bioseguridad del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
Entre 1977 y agosto de 1990 el doctor Henderson fue el director de la Escuela de Salud Pública de Johns Hopkins, posición desde la cual formó parte del Comité Consultivo Internacional que asesoró la fundación y el desarrollo inicial del Instituto Nacional de Salud Pública de México.
El extraordinario prestigio internacional de Donald A. Henderson se forjó cuando dirigió, desde la Organización Mundial de la Salud, la campaña global de erradicación de la viruela, alcanzando un éxito sin precedente en la historia de la humanidad.
Por sus contribuciones, en 1986 recibió la Medalla Nacional de Ciencias de Estados Unidos y en julio de 2002 el presidente de ese país le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, el honor más alto que se puede conceder a un civil.
Ha recibido además 14 grados honoríficos y reconocimientos de 15 países diferentes. Ahora tenemos el gusto de que la Academia Nacional de Medicina le reciba en su seno como socio honorario, lo que llena a nuestra institución de orgullo y satisfacción.
Los logros de su brillantísima carrera han contribuido a salvar cientos de miles de vidas en el mundo entero a través de intervenciones seminales como la erradicación de la viruela, de importantes estudios de campo de la vacuna inactivada del sarampión y de estudios epidemiológicos relacionados con la aparición de la cepa El Tor del cólera en Filipinas.
Cuando el doctor Henderson comenzó en 1966 su plan para erradicar la viruela del mundo, se notificaban anualmente entre 10 y 15 millones de casos de viruela en 43 países, en 31 de los cuales, con una población conjunta de más de 1000 millones de personas, la transmisión de la enfermedad se consideraba endémica. El éxito de este esfuerzo dependió en mucho de la participación completa y activa de las autoridades de salud del mundo, dado que en ese momento el presupuesto regular de la Organización Mundial de la Salud, para ese propósito era de solamente 2.4 millones de dólares.
Con los esfuerzos conjuntos de la asistencia internacional, entre 1967 y 1980 se lograron reunir cerca de 100 millones de dólares; las contribuciones de los presupuestos nacionales se estimaron cercanos a los 200 millones de dólares.
En 1971 el doctor Henderson propuso que el programa de viruela fuera expandido para incluir también otros antígenos dando origen así, tres años más tarde, al Programa Ampliado de Inmunizaciones.
Como director de la Escuela de Salud Pública de Johns Hopkins dio un gran impulso a la dimensión internacional de esta disciplina. Entre muchos otros logros, creó uno de los primeros centros de investigación y desarrollo sobre el SIDA.
Como consejero presidencial en materia de Políticas de Investigación en Salud contribuyó a reestructurar la infraestructura de apoyo a las universidades en sus tareas de investigación, así como al desarrollo de políticas nacionales relacionadas con posibles conflictos de interés.
Entre 1997 y 2001, como fundador y director del Centro para la Bioseguridad, promovió entre los profesionales de la medicina, los miembros del Congreso y la Casa Blanca la conciencia sobre la necesidad de prepararse para confrontar un posible ataque terrorista con un agente biológico.
La necesidad primaria, tal y como fue percibida por nuestro nuevo académico honorario fue la de fortalecer la infraestructura de respuesta de salud pública para enfrentar no solamente problemas de bioterrorismo, sino también nuevas enfermedades emergentes. Su capacidad de convocatoria y de organización ha probado ser invaluable para enfrentar situaciones críticas, como el reciente brote de SARS.
Al recibir en el seno de la Academia Nacional de Medicina a este ilustre médico, investigador y sanitarista de prestigio internacional, reconocemos los resultados de una carrera que aún tiene muchos otros frutos que brindar. Al mismo tiempo honramos a un hombre que ha tenido la visión de atacar con firmeza y gran dedicación los desafíos de nuestra sociedad global.