Introducción
Desde la declaración de la Carta de Ottawa, la promoción de salud ha sido entendida como un proceso político y social que implica modificar las condiciones estructurales de vida y emprender acciones para fortalecer las habilidades y capacidades de los individuos para su bienestar y el de su comunidad.1 En este contexto, la educación en salud en las escuelas emerge como un espacio propicio para promover una enseñanza didáctica de temáticas de salud y de entrenamiento de maestros en esas materias.2,3Organismos internacionales concuerdan en que las acciones de educación y promoción de salud en las escuelas están interrelacionadas y que el desarrollo de habilidades y competencias personales en los estudiantes es un medio para mejorar su propia salud y la de su comunidad, así como para lograr mejores resultados de aprendizaje.4,5
En Chile, desde la creación de la Iniciativa de Escuelas Promotoras de Salud en 1995,6,7,8ya se buscaba articular la praxis en educación con la del sector salud para potenciar procesos educativos y de promoción de salud. Junto a la necesidad de vincular las acciones de estos sectores, la educación científica a nivel escolar ha tenido un cambio significativo de perspectivas: se ha reconocido en ésta un importante medio para que niños y jóvenes puedan desarrollar actitudes y habilidades para el pensamiento crítico, ampliar su comprensión del mundo y fortalecer su participación y protagonismo en el ejercicio de una ciudadanía responsable.9,10,11,12Así, la llamada “alfabetización científica y tecnológica” en las escuelas se ha orientado cada vez más al desarrollo de capacidades que contribuyan a la formación del ser humano.13,14,15,16,17
Una metodología pedagógica que puede conectar de manera innovadora la enseñanza en ciencias con los propósitos de la promoción de la salud a nivel escolar es la indagación científica (IC).18 Dicho término, acuñado por Dewey en 1910, es una propuesta que ha tenido varias interpretaciones durante el siglo XX.19 Esta puede ser entendida como un proceso que implicaría a los estudiantes “hacer observaciones, exhibir curiosidad, definir preguntas, recopilar evidencia, interpretar resultados utilizando conocimientos que derivan de la investigación, proponer posibles explicaciones, comunicar una explicación basada en evidencia y considerar nuevas evidencias”.20 Los métodos basados en la IC permiten involucrar a los estudiantes activamente en el ciclo de una investigación, lo cual fomenta el pensamiento activo, un mejor aprendizaje de contenidos y conceptos científicos, además de responsabilidad por preocupaciones de orden público.18
Considerando la aplicabilidad de la IC, el objetivo de este estudio fue describir los intereses y preferencias temáticas en el campo de la salud pública que estudiantes chilenos de séptimo y octavo grado expresan en sus ejercicios de formación científica y, a la vez, reconocer en los jóvenes conocimientos, habilidades y valoraciones que fortalecen en forma simultánea el aprendizaje científico y su vinculación con el contexto de salud de su comunidad.
Material y métodos
El estudio se centra en los resultados del proyecto escolar Salud Con-Ciencia en tu Barrio, realizado durante los años 2014 y 2015, en la comuna de Padre Hurtado, zona emplazada en el suroeste de Santiago (Chile), con una población de 50 599 habitantes proyectados en 2012.21 De un total de 199 matriculados en los cuatro centros educativos municipales de la comuna y una escuela particular con subvención estatal,22 184 estudiantes de séptimo y octavo grado fueron inscritos en el programa (cuadro I). La asistencia individual a las actividades fue, en promedio, de 89% (21/24 actividades).
Fuente: elaboración propia
* En total 24 actividades considerando 22 sesiones de didáctica, un evento de cierre y una evaluación global; 3 grupo NSE (nivel socioeconómico): la escuela se clasifica en tres tipologías: a) concentra apoderados con hasta ocho años de escolaridad, un ingreso del hogar de hasta 254 95 US, entre el 75 y 100% de los estudiantes en condición de vulnerabilidad social; b) apoderados entre 9 y 10 años de escolaridad, ingreso del hogar que varía entre 254 95 y 419 92 US, entre 55 y 75% de los estudiantes se encuentran en condición de vulnerabilidad social; c) apoderados con 11 y 12 años de escolaridad y un ingreso del hogar que varía entre 419 92 y 749 85 US, entre 30 y 55% de los estudiantes se encuentran en condición de vulnerabilidad social: CL: comprensión lectora; Mat: matemática; CN: ciencias naturales; G y SC: geografía y ciencias sociales; fuentes de datos: A) Ficha SIMCE: http://www.simce.cl/; B) Municipalidad de Padre Hurtado; C) Junta de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb)
‡ Escuela particular con subvención estatal
IVE: Índice de vulnerabilidad escolar
SINAE: Sistema Nacional de Asignación con Equidad
SIMCE: Sistema de Medición de la Calidad de la Educación
LE: La Esperanza
RA: República Argentina
PH: Paul Harris
CCH: Cristal Chile
PM: Patricio Mekis
En su diseño, el proyecto contempló los principios de una investigación participativa, con la colaboración activa del equipo municipal de salud ambiental, profesores de las escuelas y profesionales de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile (ESP-U Chile). Su formulación buscó hacer confluir cuatro ejes conceptuales: a) la salud pública como un campo científico que dispone de una mirada de la salud y sus determinantes sociales y culturales, más allá de los individuos; b) el barrio como espacio sustentador de la vida cotidiana y comunitaria; c) la experiencia científica de observar, explorar y responder a preguntas relevantes para los contextos barriales de los estudiantes, y d) la conexión de las experiencias de aprendizaje de los jóvenes con el quehacer de los equipos de salud y ambiente en el territorio.
El proyecto tuvo una duración de 12 meses y se ejecutó en tres fases: 1) un diagnóstico situacional de los colegios y programación de actividades con organizaciones municipales de salud, ambiente y establecimientos educativos de la comuna; 2) la implementación de un programa de IC organizado en 22 sesiones de trabajo grupal (figura 1), impartidas semanalmente con una duración de 90-120 minutos, y conducidas por duplas de docentes de las escuelas y un profesional de la ESP-U Chile o del municipio. Cada sesión incluyó indicadores que evaluaron la motivación y la autonomía en la realización de tareas, y logros de aprendizaje específicos (figura 2). En total, se realizaron 24 actividades incluyendo un evento de cierre y una evaluación global de la asimilación lograda del método y la calidad de la experiencia (figura 3); y 3) una fase evaluativa (post), de tipo cualitativa, a los cuatro meses de concluidas las sesiones de IC. Esta actividad en sesión única tuvo como objetivo identificar los aprendizajes significativos de la experiencia y contempló la realización de una dinámica grupal conducida por dos antropólogas, con ocho grupos de investigación escolar (n=48 estudiantes). Los participantes pertenecían a dos de las escuelas (PM; PH), quienes tuvieron continuidad de matrícula en el mismo colegio. En esta sesión se consultó a los estudiantes sobre aquellas actividades y aprendizajes de mayor impacto para ellos, para lo cual se utilizaron imágenes fotográficas, preguntas y síntesis gráficas en papelógrafos.
* Evaluación: 1= poco logrado; 2= medianamente logrado; 3=logrado; 4= muy bien logrado
Unidad I, sesión indicadora: Elaboración del problema en mapas conceptuales (Árboles problema)
Unidad II, sesión indicadora: Elaboración protocolo (Máquina de la Investigación)
Unidad III, sesión indicadora: Diseño pieza comunicacional (Poster científico)
* Evaluación: 0-2= no logrado; 2-3; regular a medianamente logrado; 4-7: logrado - excelente
Indicador 1: logran reconocer y ordenar las etapas de su proyecto de investigación en forma autónoma
Indicador 2: describen positivamente su experiencia de interacción con profesores
Indicador 3: describen los contenidos como una experiencia entretenida y motivadora
PH: Paul Harris
RA: República Argentina
CCH: Cristal Chile
LE: La Esperanza
PM: Patricio Mekis
Resumen de actividades en el proceso de indagación científica (fase 2) con estudiantes de séptimo y octavo grado, de escuelas estatales de la comuna de Padre Hurtado. Chile, 2014
Para fines de este análisis, se han utilizado dos fuentes de datos: a) los productos finales de IC derivados del proceso de investigación (figura 1), para los cuales se sintetizan las categorías temáticas de acuerdo con los objetivos declarados por los estudiantes en sus investigaciones; y b) los datos recolectados en la fase 3, realizada a los cuatro meses de concluido el proyecto, en el que se recogen las narrativas que fundamentan los trabajos de los estudiantes, las actividades significativas y el interés por permanecer vinculados a nuevas experiencias científicas. Se emplea un análisis de contenido descriptivo23 para categorizar conocimientos, habilidades y valoraciones que surgen y perduran del proceso formativo en relación con el método y su visión de la salud comunitaria explorada. La recolección y análisis de los datos fue realizada por un equipo de investigadoras antropólogas y de salud pública, quienes triangularon la selección de contenidos y citas descriptivas. El proyecto fue aprobado por el Comité de Ética en Investigación en Seres Humanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (N.063-2014). Se solicitó la autorización de los colegios, la firma de un consentimiento a los padres y un asentimiento informado a los estudiantes que participaron.
Resultados
Investigaciones escolares
Se generaron 29 productos de investigación escolar cuyos trabajos se centraron principalmente en la situación de los animales callejeros y las condiciones ambientales del barrio (cuadro II). Se plantean preguntas que buscan comprender los problemas de salud de los animales domésticos, las causas del abandono de animales, las acciones de la comunidad y de la municipalidad en relación con el cuidado animal, la prevención del abandono de animales y el nivel de responsabilidad que sienten los vecinos respecto de los animales a su cuidado. Otro tema priorizado corresponde a la presencia de basura en las calles y el volumen de desechos domésticos que producen los vecinos, los efectos del mal olor derivado de esto, el tipo y manejo de basura existentes, las prácticas de reciclaje y la existencia de un importante número de microbasurales en las cercanías de sus colegios. Un tercer grupo de temáticas preferidas son las situaciones originadas por la infraestructura urbana en mal estado. Particularmente los jóvenes provenientes de sectores rurales se interesan en el deterioro de los caminos derivado del tránsito de camiones y de la ausencia de mantención de áreas verdes; visualizan que la gestión de la municipalidad es fundamental para posibilitar su solución. En jóvenes de zonas urbanas, la falta de iluminación y seguridad en las calles surge como preocupación principal ante la posibilidad de que los vecinos sufran asaltos, especialmente en ciertos horarios y calles específicas en torno a su colegio.
El consumo de drogas y alcohol es menos priorizado como temática entre los estudiantes y quienes lo escogieron se interesan en conocer la magnitud del consumo, las causas y acciones que lo previenen. Finalmente, grupos aislados optaron por temas menos usuales para el contexto urbano como los relacionados con el acceso a agua potable, en cuyo caso es una preocupación la discontinuidad en el servicio y el impacto que esto tiene en la realización de actividades diarias de las familias de sectores rurales. No obstante, también mostraron interés en la contaminación de las aguas de regadío y el potencial daño a cultivos en las zonas agrícolas. La problemática de acceso a servicios en personas con alguna discapacidad surge como interés sólo en un grupo de jóvenes. Su preocupación radica en la habilitación de lugares para el tránsito de las personas, el acceso a medicamentos y, a nivel escolar, en la prevención del bullying a niños en situación de discapacidad. La existencia de robos en el colegio fue, del mismo modo, relevado en sólo uno de los grupos.
Conocimientos, habilidades y valoraciones de la salud comunitaria (evaluación post)
Las alusiones respecto de los aprendizajes adquiridos tras la experiencia vuelven a poner atención en las temáticas indagadas a través de sus trabajos, denotando conocimientos generales y centrados en los impactos positivos y negativos que las problemáticas ambientales y sociales tienen en la calidad de vida de las personas. En las narrativas, están presentes los grupos objetivo que motivaron la realización de sus trabajos: “aprendimos sobre los problemas en la salud para los discapacitados y la dificultad de ellos para obtenerla, la negligencia en la salud para los que más la necesitan” (grupo de investigación en situación de discapacidad); como el cambio en ciertos juicios previos respecto de la despreocupación o desinterés de los vecinos respecto a la atención que dan a las problemáticas barriales: “aprendimos sobre los tipos de enfermedades de mascotas (perros, gatos, aves, etc.) y encontramos gente que se preocupa mucho por sus mascotas; los llevan al veterinario, por ejemplo, los llevan a la vacuna mensual, revisión de parásitos, esterilización” (grupos de investigación en problemáticas de animales abandonados).
Es importante destacar que los estudiantes desarrollan con más creatividad sus pensamientos y proponen contenidos con mayor libertad en ausencia del equipo docente. Esto ocurre en temáticas que involucran directamente a los jóvenes, como las referidas al consumo de alcohol y drogas. Al profundizar en la evaluación, se identificó que estas problemáticas son realidades cotidianas y que existe un uso velado de estas sustancias: “no se puede hablar de ello con el mundo adulto, no es legal, no está validado”. Esto se conecta con el interés de algunos grupos en comprender qué provocan las adicciones, cómo se tratan y cómo se previenen, así como con el hecho de que éstas hayan sido una temática poco elegida para trabajar como tema de investigación.
Algunas problemáticas planteadas como interés a futuro y que los involucra a ellos como jóvenes fueron respondidas con un “sí podemos” (investigar en temas propios de los jóvenes). Dicha respuesta es relevante, sobre todo si se considera que los estudiantes pueden situarse como protagonistas de su proceso de aprendizaje, con mayores cuotas de autonomía y reflexividad. Las temáticas que abordarían si nuevamente se involucraran en una investigación serían embarazo adolescente, problemas en la relación con los padres, profundizar sobre el consumo de drogas, entre otros.
Las actividades educativas que han perdurado como elementos positivos de la experiencia fueron las exploraciones fuera del colegio y el haber conocido otros lugares y personas, las cuales se traducen en acciones como “encuestar/entrevistar a personas para conocer”; “conocer lo que otros piensan”; “salir a lugares más lejanos y distintos”; “salir a terreno”. Los estudiantes reconocen etapas del método científico que fueron hitos significativos, particularmente el haber confeccionado sus propios cuestionarios, la realización de caminatas y recolección de datos en sus barrios, y su participación en encuentros científicos en espacios públicos.
Destaca entre los estudiantes un enfoque crítico respecto a la salud, en diversos grados, desde el reconocimiento de problemáticas de salud, la importancia de la ciudadanía y la comunidad en la resolución de estos problemas, hasta la conciencia respecto de la salud como un derecho. Estas valoraciones están interrelacionadas con la posibilidad de indagar en espacios externos al colegio.
Discusión
El Programa facilitó que progresivamente los estudiantes fueran alcanzando mayores grados de autonomía, motivación y perspectiva crítica respecto de las problemáticas que indagaron. Experiencias a nivel internacional y en Chile que emplean la IC como estrategia de aprendizaje con niños y jóvenes muestran beneficios similares.18,24En Finlandia, en niños de 11 a 12 años de edad, en los que se promueve la experiencia personal en actividades al aire libre y en medios naturales (excursiones, caminatas, campamentos, actividades de aventura) se ha demostrado que, además de una mayor conciencia y conocimientos respecto de sus entornos, crece la motivación por adoptar medidas personales respecto del medio ambiente, la relación afectiva con su entorno, la autoconfianza y la seguridad, y aumenta la disposición de los niños a participar en futuras actividades vinculadas con el desarrollo personal.25,26En este caso, el ejercicio indagatorio en un contexto que pone atención en el barrio, sus calles y vecinos cumple con el propósito de conectar una competencia educativa con el espacio cotidiano de los jóvenes, a través de las actividades que recibieron mayor aceptabilidad por parte de los estudiantes, que incluyeron la observación en calle y recolección de datos en interacción con los vecinos y exposición de sus trabajos a públicos fuera del establecimiento educativo.
Los campos temáticos que interesan a los jóvenes definen una preocupación común por las problemáticas ambientales a nivel barrial: la situación de los animales callejeros, el exceso de basura domiciliaria en los espacios públicos, el deterioro en la infraestructura urbana, entre otras, son problemáticas recurrentes que ya han surgido en encuestas a nivel nacional27 o local;21por lo tanto, aquello que resulta una preocupación para los jóvenes también refleja una percepción más bien colectiva de esas necesidades. Por otro lado, los estudiantes no eligen temas que no califiquen dentro de una lectura de “problemas”. Se advierte en sus propuestas el predominio de una concepción de la salud centrada en el riesgo en su polo negativo. Este elemento puede ser atribuible, en parte, al modelo imperante en la concepción de la salud-enfermedad, centrado en los ambientes riesgosos,28,29,30que señala lo aceptable para los jóvenes.31 Este discurso también pudo haber estado presente en los propios educadores ligados al programa, considerando que el proceso fue conducido por profesores y profesionales de la salud inmersos en un lenguaje y en los paradigmas que comparten salud y educación en estas materias. En este sentido, un desafío para la inclusión de temáticas de salud en el contexto escolar es la necesidad de revitalizar los conceptos de salud, de comunidad y de ambiente, poniendo un mayor énfasis en la construcción subjetiva de éstos desde los propios contextos culturales y de poder de los jóvenes.32
Entre los aprendizajes, los trabajos y narrativas de los estudiantes denotan un gran interés por aproximarse y conocer a los vecinos de su comunidad, más que solamente observar el entorno. Dicha exposición de los jóvenes facilita la valoración del otro y les permite visualizar a las personas y sus necesidades. En este sentido, pese a que las temáticas planteadas se enmarcan dentro de las problemáticas más tradicionales, la exploración de los entornos barriales puede desarrollar una concepción de la salud que unifica el contexto socioambiental con la concepción de la salud en la comunidad. Se advierte una mirada crítica de las problemáticas barriales, no centrada en el método, sino en la comprensión que logran de las personas y en las consecuencias en su bienestar, lo cual refuerza la idea de que han adquirido un conocimiento nuevo que se integra a su lenguaje. La reflexión que hacen los estudiantes sobre nuevos temas por investigar reafirma que favorecer la búsqueda, reflexión y expresión libre de sus necesidades ofrece posibilidades de ampliar sus perspectivas de comprensión y que necesitan encontrar un espacio para su elaboración.
Entre las fortalezas, la facilitación en duplas de profesores y profesionales de salud pública propició un diálogo antes inexistente entre estos agentes educadores. También el uso de recursos comunitarios locales brindó oportunidades para que los estudiantes identificaran organizaciones de base con un rol en la resolución de las problemáticas. La utilización de diversos espacios para la implementación de actividades (aula, patios, gimnasio, barrio aledaño a colegios, espacios públicos, centros de salud, universidad) maximizó las capacidades instaladas.
Entre las limitaciones, una dificultad inherente a la docencia es su potencial efecto en los jóvenes en tanto que pueda coartar la libre expresión de los estudiantes, especialmente al problematizar temáticas de salud ligadas al mundo íntimo y privado. En este sentido, si bien la indagación científica fortalece habilidades para realizar observaciones del entorno, también es reconocido que dicha práctica, a nivel escolar, promueve cierta neutralidad y una distancia del objeto observado, donde el observador se encuentra fuera del fenómeno que observa. De ahí que un resultado de mayor implicancia en los jóvenes deba acompañarse de otras metodologías que fortalezcan al sujeto en su rol de actor social. Si bien varios aspectos del diseño resguardaron la apertura y libertad en la exploración de temáticas en los jóvenes, aun el modelo planteado puede ser insuficiente para progresar en esta dimensión. Finalmente, también está presente el alcance temporal de la estrategia. Fue posible identificar que los estudiantes, al ser reevaluados, recuerdan en gran medida conocimientos de carácter general e informativo de las problemáticas tratadas e hitos del proceso investigativo, sin embargo, se advierte una pérdida paulatina de los aprendizajes adquiridos; por lo tanto, estos logros requieren ser reforzados con acciones que sostengan la motivación y reflexión en los jóvenes.