Introducción
A nivel mundial, la flota atunera está dominada por embarcaciones que operan con red de cerco como principal arte de captura. En 2010, el 66% de la captura de túnidos se obtuvo con este tipo de embarcaciones (http://www.fao.org/fishery/statistics/tuna-catches/query/en). En estas embarcaciones, el atún es detectado visualmente (e.g., por señales como el avistamiento de pájaros, manadas de delfines y objetos flotantes, o el movimiento del agua en la superficie utilizando helicópteros, binoculares y radares) o con la ayuda de métodos acústicos (e.g., dispositivos agregadores de peces) (ICCAT 2008).
Pese a la detección del cardumen y después de realizar las maniobras de encierro, en ocasiones no hay éxito en capturar los atunes. A esos lances infructuosos se les conoce como lances nulos. Estos lances son diferentes de los "lances de agua" que la flota realiza previo al viaje de pesca para probar el equipo y funcionamiento de la red.
Los lances nulos han sido registrados en todos los océanos donde operan barcos con red de cerco, y la ocurrencia de este fenómeno es alta. Sarralde et al. (2004) documentaron que los lances nulos constituían el 40% del total de lances realizados por la flota atunera española sobre cardúmenes libres en el océano Atlántico. Floch et al. (2012) documentaron los lances nulos realizados por la flota francesa en el Atlántico de 1991 a 2010. En el océano Índico, tanto la flota francesa (Pianet et al. 2009) como la española (Delgado de Molina et al. 2010) han documentado estos eventos.
En el Caribe, según un análisis de la flota pesquera de Venezuela, los lances infructuosos son más comunes en la pesca de atún aleta amarilla que en la pesca de barrilete (Medina-Gaertner y Gaertner 1991). Dreyfus-León y Mejia (2009a, b) analizaron los lances nulos realizados por la flota atunera mexicana en el océano Pacífico oriental, y observaron que estos lances se presentaban en la pesca asociada a delfines pero eran más frecuentes en la pesca sobre cardúmenes libres. Fonteneau et al. (2000), realizaron una revisión de la pesca con objetos agregadores de peces a nivel mundial y mencionaron que el éxito de la pesca con estos dispositivos era del 90%, mientras que el éxito de la pesca sobre cardúmenes independientes era de aproximadamente 50%.
La actividad de la flota mexicana en el Pacifico Oriental Tropical (POT) se realiza en un área muy amplia dominada por la corriente de California y la corriente costera Mexicana, y donde hay remolinos y ondas atrapadas a la costa en la entrada del golfo de California. En la zona frente a la península de Baja California, la estructura termohalina y de corrientes responde a forzamientos estacionales, y la presencia de surgencias es principalmente en primavera y verano (Durazo et al. 2010). El POT se caracteriza por una termoclina permanente, bien desarrollada y relativamente somera (menos de 100 m), cuya profundidad va aumentando hacia el oeste. Los cambios en la profundidad de la termoclina se encuentran asociados a las corrientes superficiales (Durazo et al. 2010). En México, la explotación de túnidos representa la segunda pesquería más importante en términos de volumen, después de la pesquería de sardina, y la segunda en términos de valor, después de la pesquería del camarón (SEMARNAT 2000). De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (IATTC 2014), en el Pacífico oriental, la pesquería mexicana de túnidos es la segunda más importante en términos de volumen y la primera en términos de captura de atún aleta amarilla, Thunnus albacares.
La finalidad de este trabajo fue analizar la información de los lances nulos registrada por la flota atunera mexicana y detectar la ubicación y concentración espaciotemporal de este fenómeno y su posible asociación a fenómenos físicos para identificar zonas, periodos y eventos con mayor probabilidad de ocurrencia de estos lances. Se analizó la posible relación entre la frecuencia de estos eventos y los fenómenos físicos con base en información oceanográfica correspondiente a las áreas de operación de la flota.
Materiales y métodos
El Programa Nacional de Aprovechamiento del Atún y Protección del Delfín proporcionó la información para estos análisis. Este programa cuenta con observadores científicos que cubren aproximadamente el 50% de los viajes de pesca de las embarcaciones atuneras mexicanas con red de cerco y capacidad superior a 400 m3 de bodega. La base de datos con la que se trabajó está constituida por la fecha, posición (latitud y longitud) y captura de cada lance de pesca efectuado durante el periodo 2000-2013 (información recabada por los observadores a bordo). Se realizó un análisis exploratorio de esta información para obtener algunos estadísticos básicos. Posteriormente, se desarrollaron programas para el procesamiento de la información. Para normalizar los datos y eliminar el efecto de un esfuerzo pesquero diferencial, se realizó la comparación entre la proporción de lances nulos y laces en total por periodo y área. Se generó información georeferenciada para detectar patrones de ubicación en espacio y tiempo de los lances nulos. Utilizando todos los datos espaciales (sin discriminación temporal), se calculó el porcentaje de lances nulos para cuadrantes de 1º × 1º.
Después de la determinación de patrones de distribución espaciotemporal, se correlacionó la frecuencia de lances nulos con las características oceanográficas que pudieran ser causantes de estos patrones. Se calculó el coeficiente de correlación de Pearson entre la proporción de lances nulos (i.e., sobre cardúmenes independientes, sobre cardúmenes asociados a delfines o a objetos flotantes, y en total) y el Índice Multivariado de ENOS (IME).
Resultados
El obtener la proporción de lances nulos con respecto a los lances totales permitió filtrar el posible efecto de un esfuerzo pesquero diferencial. La proporción de lances nulos con respecto al total de lances osciló entre 0.10 y 0.22 en el período 2000-2013 (Fig. 1). Estos lances nulos fueron más frecuentes cuando la pesca se realizó sobre cardúmenes independientes o no asociados (0.21-0.50). Por el contrario, en la pesca sobre cardúmenes asociados a delfines, la ocurrencia de lances nulos fue relativamente baja (0.10 y 0.16). En el caso de los lances sobre cardúmenes asociados a objetos flotantes, el intervalo fue similar (0.10-0.18) excepto en 2001, cuando se observó un incremento significativo que alcanzó una proporción de 0.47. Cabe mencionar que éste último tipo de lance es poco frecuente en la flota mexicana.
Se observó una mayor densidad de los lances nulos realizados por la flota mexicana dentro y alrededor del golfo de California (Fig. 2). La densidad de lances nulos disminuyó hacia regiones más cálidas, al igual que hacia aguas oceánicas. Complementariamente, para determinar las áreas con mayor probabilidad de presentar lances nulos, se determinó la proporción de lances nulos por áreas de 1° x 1° considerando sólo zonas con al menos 10 lances efectuados para evitar sesgos en los resultados por una cantidad baja de datos (Fig. 3). La probabilidad de lances nulos fue baja en zonas oceánicas (<0.10) y aguas tropicales (<0.30), y más alta en la región de la boca del golfo de California y zonas aledañas (0.20-0.50).
Se realizó un diagrama de Hovmoller que representara los valores de las proporciones relativas de lances nulos por mes y por año (Fig. 4). Se detectó una mayor probabilidad (0.10-0.18) de lances nulos entre junio y noviembre. El período con mayor proporción de lances nulos correspondió a junio-julio de 2003 y 2004. A partir de 2008, hubo una disminución en la probabilidad de ocurrencia de estos lances con respecto a los años previos, particularmente notorio al inicio del año (enero-marzo, <0.10). Se observó falta de información al final del año debido a la implementación de una veda a la pesca. Al identificar al golfo de California como la zona con mayor frecuencia de lances nulos (ver recuadro en la Fig. 3), se realizó el mismo análisis para esta zona específica. Se observó mayor frecuencia de lances nulos de agosto a noviembre, aunque en los últimos cuatro años analizados no se observaron frecuencias superiores al 50% como en los años previos (Fig. 5).
La única correlación significativa que se observó entre la proporción de lances nulos por tipo de lance y el IME fue sobre cardúmenes independientes (r = 0.7215), explicando una variación del 52%.
Discusión
Se observó mayor frecuencia de lances nulos sobre cardúmenes libres que sobre cardúmenes asociados a delfines o a objetos flotantes, al igual que lo observado por Delgado de Molina et al. (2010) en el océano Índico, por Floch et al. (2012) en el Atlántico y por Fonteneau et al. (2000) en el océano Pacífico. Existen algunas opiniones que atribuyen los lances nulos a imponderables causas durante la caza y maniobra de encierro. Fonteneau et al. (2000), por ejemplo, sugieren que especies como el atún aleta amarilla de talla media (entre 10 y 25 kg) es muy evasivo y más disperso y, por lo tanto, más difícil de atrapar. Sin embargo, en este trabajo se localizaron áreas específicas donde las frecuencias fueron significativamente mayores, lo cual indica una asociación a eventos oceanográficos locales de mesoescala.
La distribución espaciotemporal de los lances nulos indica que las zonas con mayor probabilidad de estos eventos se encuentra cerca de la entrada del golfo de California. Esta zona presenta frentes térmicos y halinos, además de que se han identificado cuatro remolinos estacionales de mesoescala en la región sur del golfo (López-Sandoval et al. 2009, Contreras-Catalaet al. 2012, Lavín et al. 2013). Estos remolinos se encuentran alineados sobre el eje del golfo y presentan alternancia en el sentido de su rotación (el remolino más norteño ciclónico y el más sureño, anticiclónico). Lavín et al. 2013 recalcan que la circulación de la región de la boca del golfo se encuentra dominada por estos remolinos. Estos autores describieron que los remolinos anticiclónicos alcanzaron profundidades de entre 500 y 700 m y los ciclónicos de entre 450 m y 500 m, y que las termoclinas y picnoclinas asociadas a los remolinos anticiclónicos (entre 20 y 75 m de profundidad) presentaron domos de hasta 10 m. Los remolinos ciclónicos no presentaron modificaciones mayores a la estructura de las isotermas someras, pero sí a las de aguas profundas (Lavín et al. 2013). Estas alteraciones en la estructura vertical de la columna de agua han sido registradas también por Zamudio et al. (2008) y tienen implicaciones importantes ya que permitirían a los atunes escapar de la zona de cierre de la red de cerco. La presencia de estos remolinos de mesosescala coincide, en espacio y tiempo, con el incremento en la proporción de lances nulos en la zona cerca de la entrada del golfo de California.
Green (1967) registró una importante correlación entre la profundidad de la termoclina (y oxiclina) y la capturabilidad de especies de túnidos. Como se mencionó previamente, la profundidad de la termoclina en la región del POT presenta variaciones estacionales relacionadas muy cercanamente con la variación de los flujos de la corriente Norecuatorial y la contracorriente Norecuatorial, que a su vez responden a variaciones de intensidad de los vientos alisios (Wyrtki 1967 en Hall et al. 1992). Los resultados aquí presentados están asociados a estos patrones de circulación atmosférica y sus implicaciones en la circulación oceánica. El aumento en la intensidad de los vientos alisios se presenta durante el primer semestre de cada año, cuando la corriente Norecuatorial es intensa y la termoclina es más somera. Es en este periodo de tiempo cuando se observaron los menores valores relativos de los lances nulos. Sin embargo, conforme avanza el año y los vientos alisios disminuyen su intensidad, la contraco rriente Norecuatorial se intensifica y aumenta la profundidad de la termoclina. Es en este periodo cuando se observaron las mayores frecuencias relativas de lances nulos.
Los diversos efectos del fenómeno ENOS incluyen un aumento en la profundidad de la termoclina del POT; por tanto, bajo condiciones ENOS, existirá la probabilidad de un incremento en el número de lances nulos. Estos incrementos podrían tener grandes repercusiones económicas para la flota atunera mexicana, que desarrolla una de las actividades pesqueras más importantes de México. La identificación de regiones y periodos de tiempo en los cuales se presentan las condiciones hidrográficas asociadas a estos eventos de lances nulos es de gran importancia porque esta información podría considerarse en la toma de decisiones con respecto a áreas de operación de las embarcaciones, lo cual podría reducir los costos operacionales de la flota.
Desde el punto de vista del manejo de los recursos, el hecho de que en ciertas zonas exista una mayor frecuencia de lances nulos y de que existe cierta variabilidad temporal en la frecuencia de lances nulos puede generar un sesgo en la estimación de indicadores de abundancia basada en la captura por unidad de esfuerzo. Por lo tanto, sería conveniente evaluar el efecto causado por los lances nulos en su totalidad o por tipo de lance y, en su caso, realizar el ajuste en los índices de abundancia.