INTRODUCCIÓN
Los peligros geomorfológicos son el conjunto de fenómenos adversos o amenazas a los recursos y vidas humanas, que surgen de la inestabilidad y cambios en las características de la superficie de la Tierra (Gares et al., 1994). En este sentido, la posibilidad de ocurrencia de estos fenómenos se acentúa en terrenos volcánicos, los cuales, su morfología y características litológicas los convierten en el ambiente ideal para una alta manifestación de procesos de remoción en masa (PRM) (McGuire, 1996; Capra y Macías, 2000; Capra et al., 2002; Villeneuve y Heap, 2021). Los movimientos del terreno en ambientes volcánicos están condicionados por la naturaleza de la roca volcánica, que suele estar muy fracturada, en forma granular, rica en arcilla y saturada de agua, debido a que los volcanes tienen sistemas hidrotermales y magmáticos propios, los cuales tienen un fuerte control sobre los movimientos del terreno y las avalanchas de escombros volcánicas (Ui, 1983; Siebert, 1984, 1996; Pola et al., 2012). En consecuencia, los movimientos del terreno en ambientes volcánicos tienden a transformarse en grandes flujos de detritos, con lo cual aumenta la complejidad y afectaciones de estos fenómenos, a diferencia de lo que sucedería en otros ambientes (van Wyk de Vries y Delcamp, 2015). En este tenor, el Pico del Tancítaro (PT) representa un claro ejemplo de la ocurrencia de estos fenómenos, pues sufrió dos grandes avalanchas de escombros, la primera hace 694 a 571 mil años antes del presente (AP) y la segunda hace 261 a 238 mil años AP (Ownby et al., 2007), las cuales determinaron su geomorfología y depósitos circundantes actuales. En tiempos recientes se han presentado pequeños deslizamientos, principalmente en las carreteras (Magaña-González, 2015; Redacción-ME, 2021), y aunque a la fecha no han dejado víctimas fatales, se debe prevenir y gestionar el riesgo en estas zonas. Debido a lo anterior, el objetivo de esta investigación es identificar y cuantificar el riesgo por PRM en los alrededores del Área Natural Protegida del Pico del Tancítaro mediante la determinación de zonas de peligro y el análisis de la vulnerabilidad con ayuda del modelo SAVE (Morales-Manilla, 2010).
Adicionalmente, en este trabajo se analiza la exposición por cercanía a los cauces de ríos, ante las afectaciones por inundaciones que han sufrido los pobladores de la región en tiempos recientes, el caso emblemático es el ocurrido el 23 de septiembre de 2018 en la localidad de Peribán de Ramos, donde perdieron la vida ocho personas y una centena resultaron afectadas (Martínez-Elorriaga, 2018; Secretaría de Gobernación, 2018; Vázquez et al., 2023).
Área de estudio
El PT (Figura 1) es el punto más alto del estado de Michoacán, con 3860 msnm y se ubica al oeste de esta entidad. Cuenta con un área natural protegida (ANP) de categoría federal, con carácter de área de protección de flora y fauna. Dicha ANP fue recategorizada como tal en 2009 (anteriormente Parque Nacional, decretado por Lázaro Cárdenas en 1939) y tiene una superficie de 237 km2, que cubre parte de los municipios de Tancítaro, Nuevo Parangaricutiro, Peribán y Uruapan (SEMARNAT-CONANP, 2017).
El PT es un estratovolcán extinto que se localiza dentro del Campo Volcánico MichoacánGuanajuato (Hasenaka y Carmichael, 1985), el cual a su vez forma parte de la zona central de la Faja Volcánica Trans-Mexicana, que es un arco volcánico continental que se extiende por más de 1000 km desde el estado de Nayarit hasta Veracruz (Demant, 1979). Este arco volcánico es generado por la subducción de la Placa de Cocos debajo de la Placa Norteamericana (Garduño-Monroy et al., 1999; Ferrari et al., 2000). El volcán Tancítaro es el más grande, complejo y antiguo estratovolcán de la zona, cuya estructura volcánica data del Cuaternario (Morelli et al., 2010). Su composición es andesítica a dacítica (Demant, 1981) y se le han realizado numerosas dataciones radiométricas, las cuales sugieren que la actividad volcánica comenzó hace unos 793±22 miles de años AP y su última erupción fue hace 237±34 miles de años AP (Ownby et al., 2007). Se han identificado dos avalanchas de escombros de grandes dimensiones (Ownby et al., 2007), de las cuales la mayor está asociada al colapso de la parte este del antiguo edificio volcánico (Garduño-Monroy et al., 1999; Capra et al., 2002) y abarca un área aproximada de 1155 km2 con un volumen calculado de 18 km3 (Morelli et al., 2010); se estima que esta avalancha ocurrió entre los 261 y 238 mil años AP (Ownby et al., 2007).
Estructural y tectónicamente, el PT se ubica en la intersección del Corredor Tarasco (con dirección NE-SO) y la zona de fallas ChapalaOaxaca (con dirección NO-SE), en el límite entre los bloques Michoacán y Guerrero (Ownby et al., 2007; Morelli et al., 2010). Al noreste del volcán se localiza una gran falla activa denominada San Juanico-Buenavista, la cual se considera causante de la actividad sísmica reciente del área (Legrand et al., 2023; Pacheco et al., 1999).
En lo que corresponde a la geomorfología, y debido a su variabilidad altitudinal (que sobrepasa los 2000 msnm desde la base a los 3860 msnm en la cima del volcán), esta zona se clasifica dentro del Ambiente Morfogenético denominado Sistema Volcánico Transversal y los paisajes geomorfológicos característicos son las Sierras y los Piedemontes (Bocco et al., 1999). Posteriormente, Fuentes-Junco (2000) realizó una clasificación a mayor detalle (escala 1:50 000 y 1:25 000), con lo cual obtuvo un total de cinco unidades geomórficas principales subdivididas en 13 subunidades secundarias, 20 unidades de tercer orden y 24 de cuarto orden; se mencionan a continuación las de primer y segundo orden: 1) Sistema Tancítaro, conformado por cimas, laderas y valles; 2) Estructuras volcánicas monogenéticas, conformada por conos volcánicos y domos volcánicos; 3) Derrames lávicos, conformados por mesas de coladas de lava y derrames lávicos; 4) Piedemonte, conformado por laderas, y 5) Planicies, conformado por planicies acumulativas.
La edafología de la zona está caracterizada por una gran variabilidad de tipos y unidades de suelo (50 asociaciones de suelos), pero la predominancia de los suelos está dada por aquellos que provienen de sustratos volcánicos, por lo que los andosoles son los más abundantes, seguido de los regosoles, luvisoles, leptosoles y cambisoles (Fuentes Junco y Alvarado-Ramos, 2006). La vegetación predominante en el PT es el bosque mixto (pino-encinopino) con un área de 20 910 ha, seguido del bosque de abeto con 5640 ha y, en tercer sitio se encuentra el Pinus hartweggi con 2430 ha (Fuentes Junco, 2000). Las especies arbóreas más importantes que se han registrado en esta vegetación natural son: Pinus michoacana, P. montezumae, P. douglassiana, P. leiophylla y P. pseudostrobus, Quercus laurina, Q. rugosa, Abies religiosa y Alnus jorullensis (Fuentes Junco y Alvarado-Ramos, 2006). Sin embargo, existen grandes áreas de vegetación que han sido transformadas para el cultivo de aguacate (23 700 ha), cultivos anuales (4200 ha) y pastizales (380 ha).
Con respecto al clima, es importante mencionar que no existen estaciones meteorológicas en la zona del PT, y las más cercanas son las de Peribán de Ramos, Uruapan y Jicalán. Por lo anterior, se revisaron los datos de la carta de climas elaborada para CONABIO por García (2001) y a partir de ello, se estima que los cuatro climas en la zona de estudio siguen un patrón altitudinal influenciados en su humedad por la Depresión del Balsas hacia las laderas este, suroeste y sur del PT y por el fenómeno de continentalidad en la ladera norte. El clima con mayor cobertura es el templado, húmedo, temperatura media anual entre 12 y 18 °C; en segundo lugar, se encuentra el semifrío, húmedo con verano fresco largo, temperatura media anual entre 5 y 12 °C; el tercer clima es el templado, subhúmedo, temperatura media anual entre 12 y 18 °C, y el cuarto es el semicálido subhúmedo del grupo C, temperatura media anual mayor de 18 °C.
En lo concerniente a la población, en el área de estudio se contabilizan 66 localidades con un total de 8316 personas (Tabla 1) de acuerdo con el Censo 2020 de INEGI (2021a; 2021b).
Id | Municipio | Localidad | Habitantes | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 |
1 | Nuevo P. | Canoa Alta | 22 | 4 | 5 | 1 | 1 | 21 | 21 | 0 | 6 | 3 | 0 | 0 |
2 | Nuevo P. | El Durazno | 36 | 3 | 10 | 0 | 0 | 15 | 18 | 0 | 8 | 3 | 0 | 0 |
3 | Nuevo P. | La Pacata | 57 | 6 | 20 | 1 | 2 | 36 | 28 | 0 | 13 | 4 | 0 | 0 |
4 | Nuevo P. | El Tejamanil | 91 | 6 | 22 | 3 | 3 | 62 | 47 | 6 | 22 | 9 | 1 | 1 |
5 | Nuevo P. | La Escondida | 83 | 4 | 32 | 0 | 12 | 29 | 44 | 12 | 21 | 5 | 0 | 0 |
6 | Nuevo P. | Rancho Nuevo | 30 | 3 | 10 | 0 | 0 | 12 | 7 | 0 | 7 | 2 | 0 | 0 |
7 | Nuevo P. | El Corcuvi | 13 | 2 | 4 | 1 | 0 | 8 | 12 | 0 | 4 | 2 | 0 | 0 |
8 | Peribán | Chuanito | 141 | 4 | 50 | 3 | 0 | 58 | 63 | 14 | 34 | 1 | 0 | 0 |
9 | Peribán | La Fábrica | 225 | 11 | 80 | 8 | 17 | 87 | 104 | 14 | 52 | 12 | 0 | 0 |
10 | Peribán | El Granado | 11 | 1 | 1 | 2 | 1 | 9 | 9 | 0 | 3 | 0 | 0 | 0 |
11 | Peribán | Parambén | 196 | 15 | 67 | 16 | 12 | 86 | 88 | 23 | 48 | 13 | 0 | 4 |
12 | Peribán | Paso de la Nieve | 98 | 4 | 37 | 0 | 6 | 32 | 53 | 11 | 24 | 5 | 0 | 0 |
13 | Peribán | Tangancicato | 40 | 0 | 13 | 1 | 3 | 15 | 34 | 0 | 9 | 1 | 0 | 0 |
14 | Peribán | Las Trojas | 20 | 5 | 7 | 5 | 4 | 11 | 16 | 5 | 5 | 3 | 0 | 0 |
15 | Peribán | Agua Fría | 93 | 10 | 31 | 4 | 7 | 38 | 64 | 31 | 23 | 5 | 0 | 0 |
16 | Peribán | San José la Coyotera | 205 | 4 | 83 | 5 | 20 | 77 | 152 | 18 | 49 | 14 | 0 | 0 |
17 | Peribán | El Llorón | 14 | 0 | 4 | 0 | 0 | 10 | 8 | 0 | 3 | 1 | 0 | 0 |
18 | Peribán | Parastaco | 70 | 4 | 24 | 0 | 4 | 26 | 66 | 5 | 17 | 4 | 0 | 0 |
19 | Peribán | El Unguin | 12 | 0 | 6 | 0 | 0 | 6 | 11 | 0 | 3 | 1 | 1 | 2 |
20 | Peribán | La Loma | 23 | 1 | 10 | 1 | 0 | 8 | 7 | 5 | 5 | 2 | 0 | 0 |
21 | Peribán | El Ojo de Agua de Parastaco | 22 | 1 | 10 | 0 | 6 | 6 | 22 | 0 | 5 | 5 | 0 | 0 |
22 | Peribán | El Pozo del Zopilote | 27 | 2 | 8 | 1 | 5 | 9 | 24 | 0 | 6 | 1 | 0 | 0 |
23 | Peribán | La Toma | 29 | 4 | 10 | 2 | 3 | 12 | 29 | 2 | 11 | 6 | 3 | 3 |
24 | Peribán | El Atrancón | 108 | 4 | 42 | 1 | 11 | 38 | 77 | 8 | 27 | 7 | 1 | 2 |
25 | Peribán | Uña de Gato | 50 | 2 | 16 | 0 | 3 | 18 | 26 | 34 | 14 | 3 | 1 | 2 |
26 | Peribán | Río Chondo | 37 | 2 | 13 | 1 | 0 | 21 | 20 | 3 | 9 | 1 | 0 | 0 |
27 | Peribán | El Capillo | 24 | 1 | 11 | 1 | 1 | 7 | 5 | 4 | 7 | 4 | 0 | 0 |
28 | Peribán | El Pedregal (El Pino Redondo) | 301 | 18 | 111 | 18 | 15 | 145 | 215 | 51 | 72 | 21 | 1 | 2 |
29 | Peribán | El Pino 2 | 15 | 3 | 4 | 1 | 2 | 6 | 1 | 0 | 3 | 1 | 1 | 1 |
30 | Tancítaro | Agua Nueva | 264 | 16 | 98 | 9 | 33 | 106 | 115 | 51 | 58 | 27 | 0 | 4 |
31 | Tancítaro | Araparícuaro (Aparícuaro) | 885 | 58 | 308 | 41 | 30 | 374 | 201 | 82 | 213 | 56 | 2 | 5 |
32 | Tancítaro | Choritiro | 817 | 61 | 266 | 38 | 33 | 395 | 130 | 376 | 195 | 44 | 0 | 3 |
33 | Tancítaro | El Fresnito (Las Brujas) | 37 | 8 | 9 | 1 | 5 | 20 | 20 | 7 | 13 | 8 | 0 | 1 |
34 | Tancítaro | El Jazmín | 31 | 4 | 12 | 1 | 4 | 15 | 8 | 0 | 8 | 4 | 0 | 0 |
35 | Tancítaro | La Peñita Norte | 274 | 32 | 89 | 19 | 36 | 98 | 149 | 78 | 68 | 19 | 3 | 3 |
36 | Tancítaro | La Soledad | 226 | 15 | 77 | 13 | 15 | 99 | 126 | 10 | 60 | 23 | 1 | 2 |
37 | Tancítaro | Zirimondiro | 1186 | 80 | 438 | 61 | 98 | 528 | 589 | 343 | 261 | 80 | 4 | 7 |
38 | Tancítaro | Cuinio | 16 | 2 | 5 | 2 | 3 | 10 | 5 | 4 | 4 | 2 | 0 | 0 |
39 | Tancítaro | La Tapiada | 40 | 5 | 11 | 4 | 3 | 16 | 31 | 0 | 11 | 4 | 2 | 2 |
40 | Tancítaro | San José de las Peñas (La Barranca) | 69 | 3 | 27 | 1 | 8 | 26 | 45 | 7 | 16 | 7 | 0 | 0 |
41 | Tancítaro | El Tepamo | 70 | 2 | 23 | 0 | 6 | 36 | 44 | 2 | 19 | 7 | 0 | 0 |
42 | Tancítaro | La Puente Quemada | 28 | 2 | 9 | 0 | 1 | 14 | 20 | 4 | 6 | 2 | 1 | 1 |
43 | Tancítaro | La Peñita S | 55 | 6 | 23 | 3 | 10 | 27 | 34 | 0 | 13 | 7 | 0 | 0 |
44 | Tancítaro | La Tinaja (La Tijera) | 14 | 0 | 5 | 0 | 0 | 7 | 11 | 0 | 4 | 0 | 0 | 0 |
45 | Tancítaro | Charapóndiro | 35 | 1 | 13 | 0 | 3 | 18 | 22 | 2 | 9 | 3 | 0 | 0 |
46 | Tancítaro | La Chivera | 13 | 0 | 4 | 0 | 1 | 6 | 0 | 0 | 3 | 1 | 0 | 0 |
47 | Tancítaro | Encino Blanco | 18 | 0 | 3 | 0 | 2 | 8 | 2 | 11 | 6 | 0 | 0 | 1 |
48 | Tancítaro | La Joya (El Banquito) | 24 | 0 | 10 | 1 | 4 | 8 | 12 | 0 | 6 | 3 | 1 | 2 |
49 | Tancítaro | El Capulín | 26 | 0 | 7 | 0 | 3 | 11 | 9 | 0 | 7 | 2 | 0 | 0 |
50 | Uruapan | Santa Ana Zirosto | 2022 | 160 | 597 | 48 | 133 | 830 | 1082 | 290 | 443 | 132 | 1 | 6 |
51 | Tancítaro | Huaríndaro | 9 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
52 | Uruapan | Tzintzicátaro (El Arenal) | 9 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
53 | Uruapan | El Arenal | 9 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
54 | Uruapan | Las Cruces | 1 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
55 | Uruapan | El Fresnito | 4 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
56 | Uruapan | El Patio | 5 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
57 | Uruapan | Zipicha | 1 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
58 | Uruapan | El Calvario | 4 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
59 | Peribán | Las Cruces | 3 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
60 | Peribán | El Calvario (El Palito Verde) | 5 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
61 | Peribán | La Pedregosa | 1 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
62 | Peribán | El Copal | 6 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
63 | Peribán | Cuzata (El Ucaz) | 5 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
64 | Nuevo P. | San Nicolás | 4 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
65 | Nuevo P. | Chapiles | 3 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
66 | Tancítaro | El Fresnito | 4 | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND | ND |
Nota: el Id se corresponde con los números identificadores de localidades de la Figura 1. Nuevo P.: Nuevo Parangaricutiro. Las columnas son: 1) personas de 60 años y más; 2) personas menores de 15 años; 3) personas con discapacidad; 4) personas de 15 años y más analfabetas; 5) personas ocupadas; 6) personas con derechohabiencia a servicios de salud, 7) personas en hogar con jefatura femenina; 8) total de hogares; 9) viviendas particulares habitadas que no disponen de automóvil, camioneta o motocicleta; 10) viviendas que no disponen de ningún bien; 11) viviendas sin tecnologías de la información y la comunicación; ND) no disponible, por el tamaño de la localidad no se dan a conocer estos datos para resguardar la identidad de las personas.
Fuente: elaboración propia con base en INEGI (2021a; 2021b).
El análisis del riesgo: conceptos relevantes
En este apartado se describen algunos de los conceptos medulares empleados en este trabajo de investigación y su enfoque desde una perspectiva geográfica, orientada a la gestión del riesgo de desastre.
Comenzaremos analizando el concepto de riesgo, el cual se define como la combinación de la probabilidad de que se produzca un evento adverso y sus consecuencias negativas (UNISDR, 2009), donde la probabilidad de que se produzca un evento adverso está representada por el “peligro” y sus consecuencias negativas son la “vulnerabilidad”. En este contexto, el peligro es un fenómeno o situación que produce un nivel de amenaza a un sistema o parte de este. Se caracteriza por la viabilidad de ocurrencia de un incidente potencialmente dañino y las consecuencias que este puede producir para un periodo específico y una zona determinada (IPCC, 2001; Turner et al., 2003; UNISDR, 2009). Por otro lado, la vulnerabilidad la definimos como la probabilidad de que un sistema, o cualquiera de sus componentes, sufra un daño derivado de la exposición y sensibilidad a un peligro, y la capacidad de recuperación y adaptación una vez que el peligro ha causado un impacto (IPCC, 2001; Turner et al., 2003; Morales-Manilla, 2010).
Como podemos apreciar, el análisis de la vulnerabilidad consta de varios componentes, los cuales son: 1) exposición: que definimos como la presencia o cercanía de los distintos elementos del sistema, en zonas donde existen peligros y, por tanto, pueden experimentar pérdidas potenciales (Turner II et al., 2003; UNISDR, 2009). 2) Sensibilidad: el grado en que un sistema o parte de este puede ser afectado. Depende de la interacción entre las condiciones intrínsecas del sistema y su exposición a un evento adverso (IPCC, 2001; Turner II et al., 2003). 3) Resiliencia: es la capacidad que tiene un sistema, o parte de este, para afrontar, adaptarse y recuperar el estado previo de referencia después de haber sufrido una perturbación (Turner II et al., 2003).
En este trabajo abordamos el análisis de la sensibilidad desde varios aspectos, uno de los cuales es el análisis de la percepción del riesgo de los pobladores asentados en zonas de peligro; el concepto de percepción del riesgo lo podemos definir como las evaluaciones y juicios subjetivos que las personas hacen acerca de la peligrosidad de un fenómeno y de si se es vulnerable a él, estos juicios dependen de las características individuales como edad, género o nivel educativo, pero también se forman colectivamente y se basan en información proveniente del medio y de las experiencias que se han tenido en alguna situación de riesgo (Landeros-Mugica y Urbina-Soria, 2021). Adicionalmente, Lechowska (2018) señala que los factores cognitivos, conductuales, socio-económicos, demográficos, geográficos, informativos y contextuales (asociados a lo cultural, social, religioso y político) del individuo, determinan su percepción del riesgo ante un fenómeno en específico. Para llevar a cabo esta evaluación de la percepción del riesgo, utilizamos como herramienta la encuesta, que es un procedimiento mediante el cual se diseña un cuestionario, se administra y permite recabar datos. El cuestionario es el instrumento que se utiliza para obtenerlos y es una herramienta que permite conseguir información de forma más estructurada y de un mayor número de personas en menor tiempo (Landeros-Mugica y Urbina-Soria, 2021).
Finalmente, es importante mencionar que para la selección, análisis e integración de las variables e información, hemos empleado la metodología del Modelo SAVE, elaborado por Morales-Manilla (2010). SAVE (Spatial Analysis of the Vulnerabilty Environment) es un modelo geográfico para la evaluación de la vulnerabilidad, basado en los conceptos de lugar, las relaciones espaciales y los patrones. Fue desarrollado con base en el modelo conceptual de Turner II et al. (2003).
MATERIALES Y MÉTODOS
Análisis de peligros
Para el desarrollo de la presente investigación, la información cartográfica se trabajó en el software ArcGIS 10.5 (ESRI, 2009), donde primero se procedió a delimitar el área de estudio, considerando no solo el ANPPT sino el piedemonte y las áreas de influencia morfológica del volcán, en el cual se asentaban las localidades de interés (Figura 2).
Fuente: elaboración propia con base en Fuentes Junco (2002), INEGI (2013; 2018a) y Valdés Carrera et al. (2022).
Para el peligro por PRM, se usó la base de datos realizada y proporcionada por Valdés Carrera et al. (2022), a la cual se le sumaron algunos procesos identificados en la presente investigación; con esto se determinó la exposición y áreas más afectadas por flujos y deslizamientos (Figura 2). Para establecer las localidades con cercanía a estos fenómenos se recurrió al uso de la cuadrícula de 1 km, mediante la cual se observaba si había coincidencia dentro de un mismo cuadro o en las vecindades.
Posteriormente, se realizó una identificación detallada de zonas propensas a sufrir colapsos mediante inspección e interpretación visual, basado en las altas pendientes y cercanía a barrancas de ríos y vertientes inclinadas, usando como guía de avance una cuadrícula de 1 km x 1 km, lo que se traduce en 469 celdas y un total de 411.22 km2 analizados (Figura 3). Se debe considerar que la zona norte tiene mayor detalle de análisis porque el Modelo Digital de Elevación (MDE) es un LiDAR de cinco metros de resolución, producido por INEGI (2018c) y el resto del área fue analizado con un MDE de 15 metros del Continuo de Elevaciones Mexicano (CEM), producido por INEGI (2013), esta diferencia de resolución es apreciable en la Figura 3; la interpretación se llevó a cabo teniendo como insumos un modelo de pendientes, un sombreado, la red hídrica, los PRM y una imagen satelital de Google Earth (2021), finalmente se realizaron un total de 1535 trazos, con una longitud total de 1088 km. Para identificar las zonas de mayor peligro se realizó un sumatoria de las longitudes que había por cada km2 y se agruparon en cinco categorías.
A continuación, se llevaron a cabo 11 simulaciones de avalanchas de escombros en el programa Titan2D (GMFG, 2007), un software informático desarrollado con el propósito de simular flujos de masas geológicas tales como avalanchas granulares secas, avalanchas de escombros y deslizamientos de tierra sobre modelos de elevación digital del terreno natural. Este código combina simulaciones numéricas de un flujo sobre datos de elevación digital del terreno soportados en un sistema operativo de Linux (Canonical-Ltd., 2012). Los insumos para las simulaciones fueron el MDE con tamaño de pixel de 15 metros (INEGI, 2013) y los parámetros utilizados en la modelación son las coordenadas del punto de partida, altura máxima inicial del material a colapsar, ángulo de fricción interna, ángulo de fricción basal, tamaño y orientación de la pila (pila se refiere el material o promontorio a ser movilizado), velocidad y dirección del movimiento (Figura 4). Para este caso, se usó un ángulo de fricción interna de 50° para todas las simulaciones, debido a que la litología del lugar corresponde a andesitas, que en la bibliografía se reportan con un máximo de 55° y un mínimo de 50° (Danciu et al., 2021; Villeneuve y Heap, 2021); para el ángulo de fricción basal se usó un valor general de 20°, considerándolo como un escenario catastrófico donde la movilidad de una avalancha pudiera ser alta. Los puntos de partida de las simulaciones se eligieron considerando los factores de alta pendiente, disponibilidad de material, cercanía a localidades y, principalmente, presencia previa de PRM en las áreas contiguas.
Finalmente, se realizó un análisis del nivel exposición por cercanía de las localidades con respecto a los cauces de los ríos. Para esto se generaron las microcuencas y la red hídrica a partir de los MDE LiDAR (para la parte norte) y el de 15 metros (resto del área). Adicionalmente, se contó con la red hídrica elaborada por Fuentes Junco (2002). Se compararon estas tres redes hídricas y se trabajó con la proporcionada por Fuentes Junco, aunque se le realizaron correcciones y adecuaciones de acuerdo con la red hidrográfica realizada con el MDE LiDAR. A partir de esa red hídrica se determinaron las jerarquías de los cauces con el método de Strahler (1957) (Figura 2) y se les asignaron buffers de exposición de acuerdo con la jerarquía u orden del cauce (orden 1 = 5 metros de distancia, 2 = 10 metros, 3 = 20 metros, 4 = 30 metros y 5 = 50 metros hacia cada lado del cauce). Para inundaciones no se hizo análisis de riesgo, únicamente de la vulnerabilidad.
Análisis de la vulnerabilidad
Este trabajo se enfocó en la vulnerabilidad por exposición, sensibilidad y resiliencia para los distintos elementos (la población, la infraestructura y los recursos económico-ambientales) mediante la implementación del modelo SAVE (Morales-Manilla y Prieto, 2010; Morales-Manilla, 2010). Las relaciones espaciales de la población fueron analizadas a partir de los datos del Censo 2020, los cuales están disponibles por manzana para localidades urbanas (INEGI, 2021b) y por localidad para áreas rurales (INEGI, 2021a). La información por manzanas en shapefile usada fue la del inventario nacional de viviendas 2020 (INEGI, 2020) (Figura 5).
Las variables que se consideraron para el análisis de sensibilidad de la población fueron (Tabla 1): a) población de 0 a 14 años; b) población de 60 años y más; c) población con discapacidad; d) población de 15 años y más analfabeta; e) población en hogares censales con persona de referencia mujer; f) viviendas particulares habitadas que no disponen de automóvil o camioneta, ni de motocicleta o motoneta; g) viviendas particulares habitadas sin ningún bien, y h) viviendas particulares habitadas sin tecnologías de la información y de la comunicación (TIC). Para el análisis de la resiliencia se contemplaron las variables de: a) población de 12 años y más ocupada y b) población afiliada a servicios de salud. Estas variables se estandarizaron con respecto al máximo porcentaje de cada una de ellas y luego se dividieron en cinco categorías de igual intervalo (los cuales, posteriormente, su usaron como niveles, de muy bajo a muy alto).
Otro insumo para el análisis de la vulnerabilidad fue una encuesta para identificar el nivel de percepción del riesgo, que fue llevada a cabo mediante la aplicación de un cuestionario entre los pobladores (Figura 6). El cuestionario se diseñó para ser aplicado exclusivamente a la población en zonas de peligro previamente identificado y consistió en leer a las personas una serie de preguntas cerradas y abiertas, las cuales iban siendo respondidas a mano por los encuestadores en un formato impreso (Anexo 1). La aplicación se realizó mediante visita aleatoria a las viviendas, con las restricciones de que los encuestados fueran mayores de edad y que ese fuera su lugar de residencia al momento de contestar. Los cuestionarios se aplicaron del 6 al 11 de noviembre de 2021 y el 30 de abril de 2022. El tamaño de la muestra se determinó con base a los 6083 habitantes mayores de edad asentados en zonas de peligro, con un nivel de confianza del 95% y un intervalo de confianza de 8.68. De acuerdo con lo anterior, el tamaño de muestra fue de 125 cuestionarios, aplicados por muestreo aleatorio simple (Tamayo y Tamayo, 2003; Onwuegbuzie y Collins, 2007) y tratando de no realizarlos tan cerca uno de otro.
La información requerida para la evaluación de la vulnerabilidad de la infraestructura (para este elemento solo se consideró la sensibilidad) fue obtenida de los datos vectoriales escala 1:50 000, claves de carta E13B28, E13B29, E13B38 y E13B39, producidos por INEGI (2018a) y los datos vectoriales de la Red Nacional de Caminos, producido por IMT-SCT-INEGI (2021). La evaluación de la vulnerabilidad (sensibilidad) de los recursos naturales (y actividades agrícolas) se basó en el mapa de uso de suelo presentado por Valdés-Carrera et al. (2022), el cual fue modificado y actualizado para este trabajo.
Análisis integrado del riesgo
Las capas generadas anteriormente, tanto de peligro como de vulnerabilidad, se normalizaron a cinco rangos para hacer los cruces de capas con valores similares. Sólo en el caso de percepción del riesgo se usaron tres valores, por el tipo de respuesta que nos dieron las personas encuestadas.
RESULTADOS
Peligros
PRM y posibles colapsos
En el mapa de la Figura 7 se pueden apreciar las localidades que presentan mayor cercanía a los PRM ocurridos, y por tanto se les asignaron valores altos de peligrosidad. Los cuadros en distintos colores nos indican el acumulado de zonas propensas a colapsos que fueron identificadas, cuyas zonas de mayor peligro se reconocen por el color rojo, mientras que las de menor peligro se identifican por el color verde.
Simulaciones de avalanchas de escombros
Las alturas de depósitos a partir de los cuales se determinó el nivel de peligro fueron los siguientes: 0.1 a 0.5 metros de altura = peligro muy bajo, 0.51 a 1 metros de altura = peligro bajo, 1.1 a 2 metros = peligro medio, 2.1 a 3 metros = peligro alto y +3 metros = peligro muy alto. Estos niveles se determinaron tomando en cuenta las posibles afectaciones y daños que pudieran sufrir las personas y sus bienes ante la ocurrencia de una avalancha de escombros. Como podemos observar en la Figura 8, las localidades que podrían resultar afectadas serían El Leal (Peribán), El Jazmín, La Joya y la parte norte de la cabecera municipal (Tancítaro), Pácata y Rancho Nuevo (Nuevo Parangaricutiro) y algunos caminos de los tres municipios mencionados.
Inundaciones
Se identificaron varias localidades con altos niveles de exposición a inundaciones, basándonos en la cercanía a los distintos escurrimientos previamente jerarquizados por orden de Strahler, estas áreas pobladas se muestran en el mapa de la Figura 9. Al respecto se mencionan como localidades de especial atención Peribán, Zirimondiro, Santa Ana Zirosto, Araparícuaro y Choritiro (por ser las de mayor población).
Vulnerabilidad
En la Figura 10 se muestran los resultados relativos a la sensibilidad de los habitantes asentados en el área de estudio. Podemos identificar que las localidades con más altos niveles de sensibilidad son La Toma y el Pino, del municipio de Peribán, al igual que una de las manzanas situadas al norte de esa cabecera municipal.
Fuente: elaboración propia con base en los datos de INEGI (2021a; 2021b). Nota: los números nos muestran el nivel de sensibilidad para cada elemento analizado. ND significa no disponible, debido a que INEGI no proporciona detalles de las características de la población cuando el número de habitantes en la localidad es muy bajo (menor a 10).
En el mapa de la Figura 11 se muestran las características de la población con respecto a la resiliencia, en este caso, mientras más alta es mejor, con lo cual tienen más posibilidades de recuperarse frente a un agente perturbador. Las localidades de principal atención, por tener bajos niveles de resiliencia, son La Loma, El Capillo y el Pino -del municipio de Peribán- y Choritiro, La Chivera y Encino Blanco (del municipio de Tancítaro); mientras que las manzanas con más bajos niveles de resiliencia se presentan al sur y este de la cabecera municipal de Peribán y en Tancítaro se localizan al este de la cabecera municipal.
Fuente: elaboración propia con base en los datos de INEGI (2021a; 2021b). Nota: los números nos muestran el nivel de sensibilidad para cada elemento analizado. ND significa no disponible, debido a que INEGI no proporciona detalles de las características de la población cuando el número de habitantes en la localidad es muy bajo (menor a 10).
Con respecto a la sensibilidad de la infraestructura, se presenta el mapa de la Figura 12, en la cual se muestran en tonos rojos las infraestructuras con mayor nivel de sensibilidad y en verde las de menor. Esta categorización se realizó teniendo en cuenta las deficiencias y complicaciones que se tendrían si este elemento se llega a dañar o perder durante la ocurrencia de un peligro.
Fuente: elaboración propia teniendo como insumos los datos de IMT-SCT-INEGI (2021) e INEGI (2018a; 2021a; 2021b).
En el mapa de la Figura 13 se muestran los distintos niveles de sensibilidad para los recursos naturales y actividades agrícolas de la zona de estudio. Además, en la Tabla 2 podemos apreciar las áreas y porcentajes ocupados por cada elemento. La categorización de la sensibilidad se realizó considerando las afectaciones, costos y tiempo de recuperación del elemento.
Tipo de vegetación-cubierta | Área en km2 | Porcentaje del total |
Nivel de sensibilidad |
Área sin vegetación aparente | 6.27 | 1.52 | 1 |
Agricultura permanente - aguacate | 176.45 | 42.91 | 4 |
Bosque mesófilo de montaña - aile, encino, pino, helechos, trepadoras, epífitas | 1.72 | 0.42 | 3 |
Asentamiento humano | 5.37 | 1.31 | 5 |
Agricultura de temporal - maíz, hortalizas | 12.11 | 2.94 | 3 |
Bosque de oyamel | 45.44 | 11.05 | 3 |
Pastizal - pastos inducidos | 6.57 | 1.60 | 2 |
Bosque de pino - pino de altura, zacatonal | 27.62 | 6.72 | 3 |
Bosque mixto - pino, encino, aile, cedro, enebro, madroño, tepozán, tejocote, tila, aceituno | 129.62 | 31.52 | 3 |
Agricultura permanente - zarzamora, arándanos | 0.07 | 0.02 | 4 |
Total | 411.22 | 100.00 |
Fuente: elaboración propia con base en Valdés-Carrera et al. (2022).
Los resultados de la evaluación de la percepción del riesgo de los pobladores se muestran en el mapa de la Figura 14, donde podemos apreciar la distribución espacial de las respuestas. En este caso, es de llamar la atención que existen personas en la zona del desastre de Peribán (de 2018) que no advierten el peligro; del mismo modo, en Zirimondiro existen personas asentadas en las barrancas de los ríos que no perciben peligros, siendo estas áreas las más propensas a la ocurrencia de un desastre.
Análisis del riesgo desglosado
En el mapa de la Figura 15 se muestran los distintos niveles de riesgo de la población por los PRM, obtenidos de la suma de la vulnerabilidad y el peligro, también se presenta la vulnerabilidad (exposición más sensibilidad, menos resiliencia) a inundación. Posteriormente, en el mapa de la Figura 16 podemos observar el riesgo para la infraestructura del área, estas variables fueron analizadas en formato ráster. Finalmente, en el mapa de la Figura 17 podemos apreciar los resultados del riesgo para los recursos naturales y las actividades agrícolas (que son de alta relevancia) para la zona de estudio. Para inundaciones, se muestra únicamente la vulnerabilidad.
Fuente: elaboración propia con insumos de Fuentes Junco (2002), INEGI (2013; 2018a; 2021a; 2021b) y Valdés-Carrera et al. (2022).
Fuente: elaboración propia con insumos de Fuentes Junco (2002), INEGI (2013; 2018a; 2021a; 2021b), IMT-SCT-INEGI (2021) y Valdés-Carrera et al. (2022). Nota: para el caso de los procesos de remoción en masa no se encontraron coincidencias por lo tanto se considera que no existe riesgo por los procesos ocurridos y en este mapa se despliegan únicamente las características y niveles de la vulnerabilidad y el peligro.
Fuente: elaboración propia con insumos de Fuentes Junco (2002), INEGI (2013; 2018a; 2021a; 2021b) y Valdés-Carrera et al. (2022).
DISCUSIÓN
En trabajos recientes realizados en el área, se reconocen los altos niveles de ocurrencia de PRM (Valdés-Carrera et al., 2022) y la alta y creciente susceptibilidad a inundaciones (Vázquez et al., 2023), por lo cual el Pico de Tancítaro se debe considerar una zona de peligro por fenómenos hidrogeomorfológicos. Adicionalmente, en este trabajo se identifican las altas pendientes, la geología, el cambio de uso de suelo y las fuertes precipitaciones de la zona como determinantes para su alta peligrosidad. Aunado a lo anterior, tenemos altos niveles de vulnerabilidad en algunas localidades y manzanas, lo que contribuye a que los niveles de riesgo se incrementen; más aún, se ha podido identificar que existe población que no percibe riesgo, a pesar de haber vivido un desastre recientemente o que viven en una zona de muy alto peligro (plenamente identificado por los demás pobladores y las autoridades) (Figura 18).
Los bajos niveles de percepción del riesgo se atribuyen a la corta memoria respecto a desastres, al efecto de que algo tan grave no volverá a ocurrir pronto, o al desconocimiento de las dinámicas y peligros de la zona (esto se presenta principalmente en personas que tienen muy poco tiempo viviendo en las áreas de peligro).
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Se recomienda evitar el cambio de uso de suelo, sobre todo en las áreas en las que se han presentado PRM en años recientes (parte sureste de la zona de estudio), ya que esto puede contribuir a la ocurrencia o aceleración de estos fenómenos y las repercusiones económicas y de infraestructura pueden ser cada vez mayores.
A lo largo de la elaboración de este trabajo se mantuvo comunicación con las autoridades municipales y organismos de protección civil de los municipios en cuestión, los cuales comentan que ellos han identificado el peligro y le han informado a la población, pero que esta (de manera general) prefiere hacer caso omiso de los avisos o consideran que es un riesgo aceptable y que pueden vivir así. En este sentido, lo que se recomienda es que se informe y concientice a las poblaciones en riesgo de la necesidad de realizar las acciones (colectivas e individuales) que deben llevar a cabo en caso de presentarse un fenómeno adverso ya que el elemento clave en estos casos será la preparación (UNISDR, 2009).
Desde esta investigación se ha propuesto y extendido la invitación a las autoridades de los municipios para organizar talleres informativos y participativos y dar a conocer esta información (principalmente enfocados a las zonas de alto riesgo), solamente dos de tres municipios han estado interesados. Adicionalmente, se ha sugerido a las autoridades que soliciten o gestionen una estación meteorológica (operada por la Comisión Nacional del Agua) para sus respectivos municipios o cercana a la cima del PT, con el objetivo de realizar un mínimo de monitoreo climatológico y se les recalcó la importancia de impulsar la elaboración del Atlas de Riesgo municipal a través de la solicitud de los apoyos federales que existen para obtener estas herramientas de planeación. Obtenerlas será de vital importancia para estos municipios que presentan peligros naturales por sismicidad, inundaciones y procesos de remoción en masa, sin descartar los de carácter meteorológico que también son de importancia en la región.
Finalmente, se considera que los estudios de los peligros naturales en la zona deben de continuar y ser monitoreados a detalle. Con ello se puede lograr una mejor comprensión de estos fenómenos y tener mejores herramientas en su prevención. En la parte social, es primordial informar, capacitar y preparar a los distintos actores, para que, a mediano plazo se logre disminuir la vulnerabilidad, y con ello, el riesgo.