Servicios Personalizados
Revista
Articulo
Indicadores
- Citado por SciELO
- Accesos
Links relacionados
- Similares en SciELO
Compartir
Revista mexicana de investigación educativa
versión impresa ISSN 1405-6666
RMIE vol.19 no.63 Ciudad de México oct./dic. 2014
Reseña
Integración e inclusión educativa vs. integración e inclusión excluyente: un desafío educativo
Rodolfo Cruz Vadillo
Zardel Jacobo, Blanca Estela (2012). Las paradojas de la integración/ exclusión en las prácticas educativas. Efectos de discriminación o lazo social, Buenos Aires: Noveduc.
Estudiante de doctorado en Investigación Educativa en la Universidad Veracruzana, Veracruz, México. CE: rodolfoc@hotmail.com.
Reseña recibida: 27 de mayo de 2014
Aceptada: 15 de agosto de 2014
El libro Las paradojas de la integración/ exclusión en las prácticas educativas. Efectos de discriminación o lazo social es fruto de una investigación realizada por Zardel Jacobo en donde se recogen experiencias en torno a una política educativa específica: la integración educativa en dos centros escolares; esta elección logra ilustrar precisamente esas paradojas a las que ella refiere en el título sobre la integración de niños con necesidades educativas especiales con alguna discapacidad.
Para este caso la situación o el déficit que aborda es, como la autora así lo refiere, un compromiso en torno a la neuromotricidad. Este estudio si bien nos remonta a una política de la educación especial que ha dejado de ser actual, pues son otros los vientos de cambios y modificaciones paradigmáticas que empiezan a regir el horizonte de la educación de niños y jóvenes en situación de discapacidad y otras características que los hacen "diferentes", permite hacer visible lo que no siempre es evidente, pensable ni imaginable.
Toda política educativa, en su puesta en marcha, en su comprensión, en su recorrido por las inter e intra subjetividades, pasa por una serie de desajustes, reajustes, reconstrucciones y fijaciones de otros sentidos, muchas veces no cercanos a lo que la misma intentaba objetivar.
La integración educativa intentaba abrir los espacios de la escuela regular a alumnos con alguna necesidad educativa especial con la finalidad de favorecer sus habilidades y competencias y de brindar una mejor educación en igualdad de oportunidades, lo cierto es que en el papel siempre ha sonado adecuada para respetar la diversidad, pero al realizar una revisión a trabajos para constatar lo lejos que estamos de hablar de integración es cuando mencionamos que debemos deslizarnos hacia una inclusión educativa.
La tesis central es precisamente repensar nuestras prácticas educativas integradoras e inclusivas, pues a veces sin quererlo debido a nuestras representaciones, creencias, significaciones imaginarios y prejuicios terminamos haciendo todo lo contrario, en lugar de integrar excluimos integrando, lo llamaría una integración excluyente.
Esto es precisamente lo que en sus páginas narra la autora. Realizó entrevistas y observaciones directas en dos centros escolares: uno (CAM) de atención múltiple, de Chetumal Quintana Roo, lugar donde se atienden solamente a personas con discapacidad y otro (PAC) privado, ubicado en la Ciudad de México, en donde en un inicio se atendía sólo a alumnos con discapacidad, poco a poco fue recibiendo estudiantes sin déficit, provocando toda una serie de reajustes que lejos están de la racionalidad discursiva enunciada por la política de Integración Educativa.
La autora nos coloca entre paréntesis, haciendo un muy breve pero significativo recorrido por el tema del otro, de la alteridad, de la discapacidad, del nosotros frente a esos que no somos nosotros, de la mirada, del estigma, de las representaciones en cuanto a aquellos diferentes que no se parecen a nosotros, que no son iguales.
En algunos párrafos se ponen en tensión concepciones obsoletas, encumbradas gracias al paradigma médico-rehabilitador y asistencialista, que han hegemonizado el terreno de la educación especial en general. En este recorrido no sólo toca a las personas con discapacidad pensarlas como los otros, sino a todas aquellas figuras que autores como Foucault han rescatado pensando que en la modernidad los estudios siempre se han hecho de las cosas o sujetos que reconocemos, que nos agradan, con los cuales nos identificamos, pero poco con lo que escondemos, negamos, nos asusta y no nos permite un reconocimiento o, en palabras de Zardel, establecer ese lazo social.
En las primeras páginas del texto, la autora muestra a teóricos como Derrida, Levinas, Borges, Bataille, Benjamin que, desde una mirada muy particular, han abordado precisamente esa ontología del sujeto para repensarlo, despedazarlo, rearmarlo y reconsiderarlo, cuestionan precisamente a ese sujeto de la modernidad que está en un suelo movedizo, el cual construye según ciertas certezas, pero que en el fondo no da cuenta de que el terreno que pisa lejos está de brindarle seguridad y plenitud, pues las verdades cambian, mutan y se transforman.
En un primer capítulo Zardel hace una reconstrucción de las prácticas dando un recorrido por la historia de las instituciones con las que trabajó, pues esta veta histórica es la que puede permitir la comprensión de las lógicas y formas de entender dichas prácticas, también brinda la oportunidad de echar a andar nuestra imaginación y de reconstruir imágenes más vivas y cercanas al repensar nuestros propios actos como educadores y la conformación de nuestras propias instituciones.
Desde este momento queda explícito que si bien ambas escuelas son diferentes hay algo que anuda su relación: la discapacidad y las "nuevas prácticas" de integración con toda su discursividad, axiomas, normas e ideales que traen consigo. Pero esta realidad compleja y difícil de ceñir en algunos momentos fue estructurada para fines analíticos por la autora, estructuración que permite al lector tener claro desde qué puntos de ruptura y anclaje se abordarán los temas. Es la construcción de sus categorías la que facilita y da una idea clara de los puntos, a veces invisibles y oscuros, que permiten seguir los caminos de la integración y de la exclusión.
Las categorías que se nos presentan intentan servir de puntos de referencia, pero también de significantes a la hora de invitarnos a centrar nuestra mirada en cuestiones cotidianas pero, como tales, naturalizadas y poco estudiadas. Así, en la categoría "El espacio físico y simbólico de los salones" se plantea la situación de integración desde lugares muy específicos, donde el punto de vista académico-educativo también tiene un papel preponderante. Quizá este punto pudiera parecer de lo más visible, pues hace referencia a la parte física de las instituciones, sin embargo, a través de su estructura, acomodo, ubicación y accesibilidad es posible dilucidar problemáticas que apuntan lejos de los ideales de la integración educativa. Lugares que, sin quererlo, excluyen y discriminan y que admiten repensar los discursos en torno al lugar que ocupan los sujetos con discapacidad.
A pesar de ser instituciones cuyo principal objetivo es atender a una determinada población que tiene comprometida su habilidad neuromotora, no presentan las condiciones idóneas en cuanto a acceso pues la estructura, por ejemplo del PAC, está conformada en salones que, al no poder estar en una misma planta, imposibilita a la persona con discapacidad acceder autónoma y fácilmente.
Cuando se aborda la categoría de "Personal docente en la escuela", encontramos inconsistencias parecidas, pero ahora más visibles en el CAM, pues si bien es una institución pensada en atender a niños con discapacidad, el personal docente no se encuentra capacitado para dar apoyo de acuerdo con las características particulares de la población (problemas neuromotores). Ahora, desde el punto de vista educativo parece ser el currículum básico, punto nodal de lo que el alumno debe saber hacer, el que en lugar de permitir la integración, hace a un lado a quien no se asemeja a esa figura ideal. Aquí la autora se pregunta, ¿dónde quedan las adecuaciones curriculares? pues un currículum inflexible, que solicita determinados tiempos de concreción y que va dirigido a un tipo específico de sujeto, no apoya en la integración y menos si, por ejemplo en el PAC, la reprobación es moneda de uso corriente entre los alumnos con discapacidad, entonces, ¿cómo estamos integrando?, ¿cómo incluimos al diferente?, ¿cuál es nuestra relación con el otro? ¿Quién pone las barreras para el aprendizaje?
En el capítulo 4, titulado "Interpretaciones desde el lazo social, o constitución de la subjetividad", la autora hace una aproximación a la integración, sin embargo, no realiza un cotejo mecánico para evidenciar qué de lo estipulado por la integración educativa se da y qué no, más bien se sumerge en aspectos que no son operativizados y objetivados por la propia política, incluso ni siquiera por los propios actores encargados de llevarla a cabo al interior de las instituciones. En este sentido, la mirada está dirigida hacia la propia subjetividad y la correspondiente relación dialógica y cercana, la formulación de un nos-otros, la proximidad que no excluye ni separa y menos diferencia, es decir, el lazo social.
Categorías como la sensibilidad e integración del niño con discapacidad, apoyo de PAC a los niños regulares, identidad sexual en PAC y CAM, lo real de la discapacidad, cómo miran entre niños con discapacidad y la integración inversa y el retorno a la exclusión, son tocadas con singularidad por la autora. En rasgos generales, lo que aquí se plantea tiene que ver con la propia cotidianidad, la cual está regida por tradiciones, costumbres y formas de conducirse cristalizadas en cada institución y, por ende, a veces inamovibles.
Lo interesante, y muy significativo, tiene relación con las actitudes en torno a la discapacidad por los profesionales que dicen atender sin recibir nada a cambio. Lo curioso es que en instituciones como el CAM, donde se espera la completa aceptación, los docentes siguen reproduciendo estereotipos, estigmas que desde un inicio determinan los logros y las dificultades, los éxitos y los fracasos. Aquí es donde la autora se pregunta, ¿qué pasó con la interacción y las ideas de los docentes?, ¿qué permite o no un compromiso, un trabajo compartido, una comprensión del otro que es diferente?, pues incluso la convivencia se ve comprometida por el exceso de ayuda, el sentimentalismo, la carencia y necesidad del otro mediante un signo de caridad, lo cual termina repercutiendo en la propia constitución identitaria de la persona con discapacidad al mirarse incompleto y necesitado del afuera, de quienes no se parecen a él, pero que en su constitución llevan el signo de la completud.
En este punto diversas representaciones juegan, se sobreponen, se imbrican en la imagen, en el cuerpo, en la inmovilidad, en lo "real". Aquí el libro nos permite un acercamiento a dichas representaciones, pero desde las propias personas con discapacidad. Lo esquemático, artístico incluso, es ese mundo solitario que muchos de ellos viven y que es fruto también de la convivencia en instituciones como el PAC, donde no se puede negar la aceptación de la diferencia, pero en donde también el espacio está lleno de conmiseración, de molestia y hastío por parte de quienes dicen estar a favor de la integración.
Dentro de estas representaciones subyace también la idea de niño asexuado, donde el tiempo se ha detenido instaurándose una eterna infancia que no permite el completo y deseado desarrollo. Lo real de la discapacidad se deja ver en estas páginas donde la mirada del niño con discapacidad ha sido borrada, suprimida, invisibilizada de todo encuentro comunicativo. La autora hace una aportación interesante al campo de la discapacidad al invitar a estudiosos del tema a profundizar y abordar un aspecto que, en el caso de las personas con compromiso neuromotor, no se ha realizado. Aquí el descentramiento del logocentrismo sería una veta significativa.
También hace una invitación a los docentes en torno a su preparación, pues la relación que establecen con los alumnos no sólo es educativa, implica la propia constitución identitaria; la recomendación es poseer formación en psicoanálisis lacaniano o freudiano.
En el capítulo 5, "Vicisitudes de la constitución subjetiva en los niños con compromiso neuromotor", y en el 6 ,"Voces maternas y expresiones de los niños", Zardel Jacobo permite que como lectores nos aproximemos a las expresiones, realidades, representaciones, visiones y creencias de los protagonistas, estos apartados brindan la oportunidad de construir un juicio propio acerca de lo que viven, tanto las personas con discapacidad, como los familiares en torno a sus experiencias educativas y cotidianas.
Lo anterior permite iluminar más de una interrogante que al principio fueron presentadas y que sirvieron como punto de partida para repensar la inclusión educativa en los centros donde se trabajó. Se observa el proceso incluso de la constitución de la identidad, lo cual no obedece a lo biológico, sino más bien a un plano simbólico y socialmente construido.
Al final del libro, en un apartado que sirve como epílogo, se reitera que lo determinante es dislocar la mirada, esa forma de observar, de objetivar y subjetivar, de construir y representar una realidad para atender a la trama y matriz simbólica e imaginaria que se juega en la propia historia de los individuos con discapacidad y su familia y la interacción con lo propio construido y representado por la escuela.