Introducción
El percebe Conchoderma virgatum (Spengler, 1790), es una especie marina cosmopolita que habita en aguas templadas y tropicales (Harper, 1995), y aunque es usual encontrarlo unido a las rocas, las boyas o al casco de los barcos, también es común que esté asociado a organismos como las medusas, ballenas, tortugas marinas, los peces, cangrejos, y a otros percebes y serpientes marinas (e.g. Hastings, 1972, Hernández-Vázquez & Valdez-González, 1988; Pfaller, Frick, Brischoux, Sheehy III & Lillywhite, 2012; Álvarez-Tello, López-Martínez & Rodríguez-Romero, 2013). En el Pacífico Oriental, C. virgatum ha sido reportada desde los Estados Unidos de América hasta Chile, incluyendo las islas de Hawaii (GBIF.org, 2022).
La serpiente marina pelágica Hydrophis platurus (Linnaeus, 1766) es un reptil de amplia distribución geográfica. Se encuentra en las aguas tropicales de la costa este de África, a través del Océano Indo-Pacífico, hasta las costas americanas (Casas, 1997). La presencia de Conchoderma virgatum como epibionte se ha reportado anteriormente en distintas partes del mundo, como Ecuador, India, Golfo de Adén y Costa Rica, por mencionar algunos (Roskell, 1969; Ciurea, Monod & Dinulesco, 1933; Pfaller et al., 2012). En México, el registro publicado de esta epibiosis corresponde al de Alvarez & Celis (2004), quienes la encontraron en las costas del estado de Jalisco.
La playa de Puerto Arista se localiza al sur del Pacífico mexicano, en la región conocida como Planicie Costera del Pacífico del estado de Chiapas, y es considerada como uno de los principales atractivos turísticos de la entidad. Esta playa posee la categoría de manejo de “Santuario” y forma parte de la región “Frontera Sur, Istmo, Pacífico Sur” de las áreas naturales protegidas a nivel federal de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONANP, 2019). Los Santuarios son áreas relevantes debido a su riqueza biológica, ecosistémica y genética, así como por sus endemismos y especies catalogadas bajo alguna categoría de riesgo. El Santuario Playa de Puerto Arista es un lugar donde se conserva el hábitat propicio para garantizar la reproducción de especies, es el caso de las tortugas marinas (CEIEG, 2013), además posee la categoría RAMSAR (sitio 1823) y se encuentra dentro de la Región Marina Prioritaria No. 39 (Arriaga-Cabrera et al., 1998). El objetivo de este escrito es el registro de la localidad en donde se encontró la serpiente marina Hydrophis platurus y en ella el percebe Conchoderma virgatum como un epibionte en las playas del sur del Pacífico mexicano.
Características locales
El Santuario Playa de Puerto Arista se localiza al oeste del municipio de Tonalá, Chiapas, México (15°55’08.6” N -93°47’11.0” O (Figura 1). El clima de la región es cálido subhúmedo con lluvias en verano y se distinguen dos temporadas climáticas: lluvias (julio a octubre) y secas (noviembre a junio) (CONAGUA, 2010). La vegetación predominante es del tipo duna costera (RAMSAR, 2021).
Metodología
El registro se realizó en la costa de la Playa de Puerto Arista durante un recorrido de monitoreo efectuado el día 28 de noviembre del año 2020, a las 16:34 horas. Un grupo de turistas en la zona de las palapas tuvo un encuentro fortuito con la serpiente marina viva, a unos 70 metros de la línea costera y por seguridad fue reubicada por el personal del Santuario a un lugar alejado de la zona turística. Posteriormente, se llevó a cabo la identificación del reptil y de los epibiontes, así como la toma de las medidas y las fotografías a los organismos, los epibiontes también se contaron. La serpiente marina fue identificada con las claves propuestas por Köhler (2008) y González-Hernández, Garza-Castro & Balderas-Valdivia (2021), mientras que los epibiontes fueron identificados con los trabajos de Darwin (1864) y van Couwelaar (2022).
Resultados
El especimen de H. platurus midió del hocico a la cola 61.97 cm. En la región caudal de este organismo se contaron 23 percebes de la especie C. virgatum (Figura 2), cada uno con una longitud de aproximadamente 1.2 cm. Durante la identificación, la circulación interna de los percebes era visible a través de su exoesqueleto traslúcido. En campo se observó que la locomoción de la serpiente marina era entorpecida por los percebes. El elápido fue reubicado a unos metros del punto de recolección, en una zona no transitada por el turismo para resguardo tanto de la integridad física de las personas como del reptil que se mantuvo pasivo.
Discusión
Este reporte es un registro interesante por la ubicación en tierra del ejemplar, ya que otros han sido observados en ambientes marinos neríticos y pelágicos. Asimismo, esta es la primera vez que en las costas de Chiapas se les encuentra a C. virgatum y H. platurus asociados, así como el registro más austral de éstos en el Pacífico mexicano. Con cierta reserva, es probable que se trate del segundo reporte en México de esta interacción, después de la publicación de Alvarez & Celis (2004) en la costa del estado de Jalisco (porción del Pacífico Central del país). Geográficamente, existe una distancia en línea recta de aproximadamente 1, 200 km entre el registro de los autores citados y la de este trabajo. En términos de tiempo, hay un período de 20 años entre ambos hallazgos. La serpiente marina de Alvarez & Celis (2004) tenía una longitud similar a la aquí descrita (61.97 cm vs 61 cm), y la longitud de los percebes de su artículo es casi idéntica (1.12 cm vs 1.2 cm), pero hay una diferencia en el número de percebes: 61 en su ejemplar ante los 23 aquí referidos.
Aunque solo se observó que los percebes dificultaban la locomoción de la serpiente marina, algunos autores han señalado que los cirros de algunos lepadomorfos pueden adherirse y raspar el tejido del huésped (Newman & Abbot, 1980). Este tipo de epibiosis puede ser perjudicial para algunos hospederos a largo plazo (Ohtsuka et al., 2009).
Conclusiones
Este hallazgo es una aportación más al conocimiento sobre lo que se sabe de la interacción ecológica de las especies involucradas en términos espacio-temporales. Es también el registro de una epibiosis más orientado hacia el sur del Pacífico mexicano, lo que nos da la noción de la frecuencia en la que puede llegar a ocurrir este fenómeno, en especial en las playas.