La motricidad humana ha tenido un papel fundamental en el desarrollo de los individuos y las sociedades a lo largo de la historia. Sus manifestaciones han sido diversas, desde la gimnasia, las luchas o las justas atléticas vinculadas a la preparación militar de la antigua Grecia y Roma hasta los juegos o actividades de carácter lúdico, relacionados con aspectos ceremoniales y rituales. La evolución de la motricidad humana y sus manifestaciones ha dado origen a campos disciplinares específicos, como la educación física, el deporte, la recreación, la actividad física o las prácticas motrices alternativas. La motricidad humana y sus manifestaciones son concebidas como medios a través de los cuales se genera una acción de enseñanza-aprendizaje en el individuo. Desde el punto de vista educativo, uno de los propósitos de este campo de estudio se encuentra en la “educación del movimiento” a partir de una perspectiva intrínseca cuyo centro es la motricidad en sí misma. Por otro lado, se encuentra la orientación denominada “educación a través de la motricidad humana”, que tiene su foco en el potencial educativo del cuerpo y la adquisición de habilidades motrices como medios para alcanzar fines de enseñanza-aprendizaje en otros ámbitos o dimensiones de la persona. La motricidad humana y sus manifestaciones son concebidas como medios a través de los cuales se genera una acción de enseñanza-aprendizaje en el individuo. Desde el punto de vista educativo, uno de los énfasis o propósitos de este campo de estudio se encuentra en la “educación del movimiento”, a partir de una perspectiva intrínseca cuyo centro es la motricidad en sí misma. Por otro lado, se encuentra la orientación denominada “educación a través de la motricidad humana”, que tiene su foco en el potencial educativo del cuerpo y la adquisición de habilidades motrices como medios para alcanzar fines de enseñanza-aprendizaje en otros ámbitos o dimensiones de la persona.
La motricidad humana trasciende el estudio del cuerpo en movimiento y el enfoque funcional del “hombre máquina” derivado del dualismo cartesiano, y asume una concepción más amplia que reconoce la motricidad como una expresión humana mediante la cual el sujeto pone en juego todas sus dimensiones bio-psico-socioculturales en la construcción de significados y de formas de pensamiento relacionadas con su propio mundo y el mundo con otros (ANECA, 2006). Desde esta concepción extensa de motricidad humana que abarca más que el entendimiento y el estudio de los cuerpos que se desplazan, existe hoy un consenso generalizado en establecer que sus manifestaciones (el deporte, la actividad física, la recreación, entre otros) constituyen herramientas con gran potencial para influir de manera positiva en el desarrollo psicosocial de los individuos y el fortalecimiento de competencias para la vida; con ello se construye la relación con la educación integral que prepara la vida. Como lo señalan Palmi y Riera (2017), las actividades físico-deportivas-recreativas favorecen aspectos como la resistencia, la capacidad volitiva, la autonomía, la disciplina, el trabajo cooperativo, el autocontrol, entre otros, en especial cuando se abordan desde una perspectiva de desarrollo positivo, centrada en potenciar las competencias y capacidades, y no en corregir aspectos negativos de la persona.
No obstante, es igualmente reconocido que el valor formativo de las actividades físico-deportivas-recreativas depende, en gran medida, de los objetivos que se persigan con ellas y de los aspectos contextuales, como el clima de grupo, el diseño de las situaciones de aprendizaje, la definición de éxito y logro establecida, las mediaciones de los adultos significativas, entre otros. Estas cuestiones han dado lugar a diversos esfuerzos en el campo para generar enfoques y metodologías que fomenten acciones formativas que impulsen el desarrollo psicosocial y moral de los participantes, entre las que se pueden mencionar el modelo de desarrollo de habilidades para la vida (Danish & Nellen, 1997), el deporte para la paz (Ennis et al., 1999), la promoción de conductas morales y éticas, y el desarrollo moral (Bredemeier, 1994), además de fomentar la responsabilidad personal y social (Hellison, 2011).
En esta lógica se han diseñado también, de manera más reciente, modelos pedagógicos que buscan adaptar la forma de plantear el proceso de enseñanza-aprendizaje con actividades físico-deportivas-recreativas a las necesidades sociales actuales y, así, contribuir a la finalidad de promover el desarrollo integral de los participantes. Los modelos pedagógicos pueden agruparse en los modelos básicos (aprendizaje cooperativo, modelo comprensivo, modelo de responsabilidad, entre otros) (Dyson, Griffin & Hastie, 2004; Peiró-Velert y Méndez-Giménez, 2017), y en los modelos emergentes (educación a través de la aventura, educación física para la salud, estilo actitudinal, modelo ludo técnico y alfabetización motora) (Fernández-Río et al., 2016).
Ante la necesidad de seguir profundizando en las potencialidades formativas que nos brinda la motricidad humana mediante sus diferentes manifestaciones, así como su impacto en el desarrollo bio-psico-sociocultural de sus participantes, Sinéctica convocó a investigadores y estudiosos del campo a que compartieran artículos producto de investigaciones inéditas a fin de identificar factores, escenarios, prácticas, programas, mediaciones o modelos emergentes que favorezcan o limiten el desarrollo psicosocial de los participantes en actividades físico-deportivas-recreativas.
El número 59 de Sinéctica, por tanto, centró su interés en las aportaciones de las actividades físico-deportivas al fortalecimiento de aspectos convivenciales, el desarrollo de competencias para la vida y el fomento de estilos de vida activos, así como en la aplicación de modelos psicopedagógicos actuales en educación física. Asimismo, se planteó abrir un espacio para analizar el papel de los agentes mediadores como entrenadores, padres de familia y directivos, y su influencia en los procesos formativos de los deportistas.
Este dossier abre su edición con un par de temas que responden a las líneas mencionadas: por un lado, se analizan los alcances que tiene la utilización del modelo pedagógico de gamificación en términos de motivación intrínseca, niveles de satisfacción, implicación y compromiso en alumnos universitarios; y por otro, se estudia el rol del entrenador en la calidad de la motivación de los deportistas y en su bienestar psicológico. A estas temáticas se sumarán otras a lo largo del número que ahondarán en el impacto del clima motivacional en la satisfacción de necesidades psicológicas básicas, la motivación autónoma y el apego a la práctica deportiva, así como en el desarrollo de habilidades motoras y sociales. De igual forma, se abordará el papel del entrenador en la generación de climas de aprendizaje orientados al empoderamiento de los deportistas.
El monográfico también explorará programas de desarrollo positivo a través del deporte tanto a nivel comunitario como en deporte extraescolar; perspectivas centradas en cómo los programas favorecen el desarrollo de competencias para la vida dentro y fuera del contexto deportivo; y propuestas metodológicas para medir el impacto de dichos programas en la comunidad y aspectos que favorecen la formación de entrenadores desde los postulados planteados por el desarrollo positivo.
Otras dimensiones a las que da cabida el número son: la generación de estrategias de acompañamiento que favorecen la adquisición de estilos de vida activos en poblaciones que no lo son, y las representaciones sociales sobre el campo de la educación física en población universitaria en México.
Esperamos que el lector encuentre un número enriquecedor que muestre, por una parte, el alcance de los escenarios físico-deportivos en el desarrollo bio-psicosocial de sus participantes y, por otra, invite a los investigadores e investigadoras del ámbito de la motricidad humana a seguir reflexionado sobre modelos, prácticas, programas, métodos y agentes que inciden en la construcción de escenarios físicodeportivas que trasciendan los enfoques reduccionista y mecanicistas para visibilizar las potencialidades formativas de este campo tanto a nivel personal y social.