Introducción
Las Reservas de la Biosfera son una alternativa de conservación de la biodiversidad y del patrimonio natural con desarrollo sustentable, no obstante, las actividades agropecuarias han afectado los procesos ecosistémicos en algunas áreas protegidas (CONANP, 2013). En la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán (RBTC), hasta el año 2000, el 14.69% de su superficie ha sido transformada por las actividades humanas incluidas las ganaderas (CONANP y FMCN, 2003). Sin embargo, la ganadería caprina ha sido parte del desarrollo cultural local y forma de vida de las comunidades indígenas desde la colonización española (Baraza et al., 2008).
Dentro de la RBTC, en la comunidad San Gabriel Casa Blanca (SGCB), Oaxaca, la mayoría de los rebaños caprinos son pequeños y son llevados a tierras poco productivas con rutas fijas de pastoreo (Pérez-Solano y Mandujano, 2018) consumiendo hasta 100 especies vegetales (Mandujano et al., 2019). Sin embargo, el sobrepastoreo ha llevado a problemas de erosión en la RBTC (CONANP, 2013), nuestra hipótesis es que el sobrepastoreo disminuye la disponibilidad del alimento y se refleja en la reducción de la condición corporal de los animales. En este sentido, se evaluó la diversidad de plantas de los sitios de pastoreo y el tiempo de ocupación por los rebaños en San Gabriel Casa Blanca, Oaxaca, así como la condición corporal y la capacidad de carga en las estaciones seca y lluviosa.
Materiales y métodos
Sitio de estudio
La comunidad de SGCB, municipio de San Antonio Nanahuatipam, Oaxaca (17°39’-18°53’N y 96°55’-97°44’O), tiene una superficie de 5900 ha-1 dentro de la RBTC (Figura 1). El clima es caluroso semidesértico con temperatura anual de 25 ºC a 30 ºC y la mayor precipitación ocurre en verano con 438 mm (CONANP, 2013); la estación seca comprende de enero a junio y la lluviosa de julio a diciembre. La vegetación es selva baja caducifolia y matorral crausicaule, con pequeñas áreas de pastizal inducido y cultivos (CONANP y FMCN, 2003; CONANP, 2013).
Caracterización de rebaños, sitios de pastoreo y tiempo de ocupación
Mediante entrevistas y observaciones directas a los seis productores de la comunidad SGCB se recabó información de las características del rebaño (número de hembras, hembras con cría, machos y juveniles; Tabla 1), y las actividades y características del pastoreo entre febrero y octubre del 2017. Se registró el tiempo de duración del pastoreo y las especies vegetales consumidas. Además, se tomaron coordenadas geográficas en diferentes puntos de la ruta de pastoreo para estimar el área, y en cada punto, se registraron las especies vegetales y su frecuencia en tres transectos de 50 m de longitud. La dominancia fue evaluada con curvas de Whittaker y la diversidad con el índice de Simpson (λ) (Magurran, 2004); se compararon los sitios con una prueba de t con ajuste de Hutcheson.
Rebaño | Tamaño de rebaño | Hembras | Machos | Relación H/M | Hembras preñadas | Hembras con cría | Juveniles |
R1 | 13 | 10 | 3 | 3.3 | 1 | 1 | 5 |
R2 | 40 | 28 | 12 | 2.3 | 15 | 5 | 20 |
R3 | 21 | 16 | 5 | 3.2 | 5 | 4 | 4 |
R4 | 14 | 10 | 4 | 2.5 | - | - | 3 |
R5 | 14 | 9 | 5 | 1.8 | 2 | - | - |
R6 | 80 | 53 | 27 | 1.9 | 20 | 8 | 30 |
n | 182 | 126 | 56 | - | 43 | 18 | 62 |
Media | 30.3 | 21.0 | 9.3 | 2.5 | 8.6 | 4.5 | 12.4 |
DE | 26.4 | 17.2 | 9.2 | 0.6 | 8.4 | 2.9 | 12.1 |
n = number of individuals; DE = Standard deviation.
Evaluación de la condición corporal
La condición corporal fue evaluada en diez cabras seleccionados al azar para cada rebaño. Sesenta cabras (17 adultas, 33 juveniles y 10 crías) fueron pesadas en ambas estaciones y la condición corporal fue estimada con la asignación de puntos, donde la puntuación 1.- pobre rendimiento en carne; puntuación 2.- rendimiento moderado de carne; puntuación 3.- contenido medio de grasa en las zonas palpadas, y, por último, la puntuación 4.- gran acumulación de grasa (McGregor, 2012). El desarrollo corporal y de crecimiento se midió con la anchura de los hombros (AH), el perímetro torácico (PT) y el diámetro dorso esternal (DDE) (Bezerra et al., 2012) y se compararon entre estaciones usando los intervalos de confianza al 84 % siguiendo los criterios de MacGregor-Fors y Payton (2013).
Estimación de la capacidad de carga
De acuerdo con la superficie del área de pastoreo estimada se calculó la cantidad de materia seca (MS) en kg·ha-1 para ambas estaciones con los valores de MS obtenidos por Barrera-Salazar (2015), quien reporta para la estación lluviosa 6.64 g MS·m² (66.4 kg MS·ha-1) y para la estación seca 1.72 g MS·m² (17.2 kg MS·ha-1). Posteriormente se calculó la capacidad de carga (K), en número de individuos por hectárea, con la ecuación:
donde, el FD es el forraje disponible en kg MS·ha-1 del área de pastoreo; C es el consumo de forraje en kg MS para una cabra adulta (1.5 kg MS, según Nagel et al., 2011) multiplicado por los días de pastoreo d (213 d de estación seca y 152 dde lluviosa). El cálculo del número de cabras por subzona de pastoreo y entre estaciones fue comparado con una prueba de t para muestras independientes (P < 0.05). Todos los análisis estadísticos se realizaron en el programa PAST 3.17 (Hammer et al., 2001).
Resultados y discusión
Caracterización de los rebaños, sitios de pastoreo y tiempo de ocupación
Mediante las entrevistas a los seis caprinocultores en la comunidad SGCB se detectó que el pastoreo es extensivo en 246.1 ha-1 de las 328.3 ha-1 establecidas por la administración de la RBTC. La zona de pastoreo está dividida en dos subzonas (Subzona A de 89.2 ha-1 y Subzona B de 86.1 ha-1) y es considerada una tercera área (subzona C) de 70.8 ha-1 fuera de la zona de pastoreo (Figura 1). La raza criolla es la más común; el tamaño promedio del rebaño fue de 30.3 ± 26.4 cabras y no rebasa el número de cabras permitido (100 cabras). En un censo realizado en el 2015 (Barrera-Salazar, 2015) reportaron la existencia de cinco rebaños con un tamaño promedio de 24 cabras (con un mínimo de 5 cabras y un máximo de 40), esto sugiere que el número de cabras por rebaño se ha incrementado. Los rebaños están compuestos en promedio por 9.3 ± 9.2 machos, 21 ± 17.2 hembras y 12.4 ± 12.1 juveniles. La relación hembra/macho promedio es de 2.5 ± 0.6 (Tabla 1), siendo menor a la relación 1:10 recomendada para caprinos (Carrillo et al., 2007), o lo manejado en otras zonas cercanas a SGCB desde 1:12 (Abrego, 2013) hasta 1:18 (Mendoza y Ortega, 2009).
Las rutas de pastoreo son elegidas por el pastor, pasando por cerros, barrancas, orillas de camino, orillas de rio y zonas de cultivo de caña (Pérez-Solano y Mandujano, 2018). La hora de inicio del pastoreo para cuatro rebaños fue a las 10:00 h y el término entre 14:00 h y 15:00 h, sin embargo, otros pastores inician a las 13:00 h y regresan a las 20:00 h. En promedio las cabras pastan 5:00 ± 0:53 h, dentro de los rangos estimados para la región de la Cañada (4.6 h en estación húmeda, Barrera-Salazar, 2015; 4.2 h, Mandujano et al., 2019), pero menor a lo reportado para zonas cercanas (8 h, Abrego, 2013; 10 h; Mendoza y Ortega, 2009).
Durante las rutas de pastoreo 36 especies vegetales fueron consumidas por las cabras, entre otras, Opuntia sp. de la cual consumen flores y frutos, de Mimosa sp. las hojas y las ramas, de la Ceiba parvifolia la flor y el fruto. Mimosa sp. y Opuntia sp. fueron de las plantas más consumidas en las tres subzonas de pastoreo, obteniendo resultados similares a Mandujano et al. (2019), quienes registraron que las cabras llegan a consumir retoños, hojas, flores y frutos no maduros de hasta 84 especies vegetales, de las cuales 30 especies forman parte del 75 % de la dieta.
La vegetación en las tres subzonas va desde matorral crausicaule a selva baja caducifolia. En los transectos se contabilizaron 53 especies de plantas, teniendo la subzona A 19 especies, siendo Hechtia tehuacana la especie dominante (Figura 2); en la subzona B se registraron 32 especies, con dominancia de Sanvitalia procumbens; y en la subzona C se registraron 15 especies, con dominancia de Opuntia pubescens. No se pudieron clasificar 18 especies debido a la baja abundancia y/o a la falta de estructuras (flores o frutos) para su identificación.
Hec tec= Hechtia tehuacana, Aga mac = Agave macroacantha, Dis spi = Distichlis spicata, Bou ari = Bouteloua aristidoides, San pro = Sanvitalia procumbens, Opu pil = Opuntia pilifera, Pse and = Pseudosmodingium andrieuxii, Par para = Parkinsonia praecox, Opu pub = Opuntia pubescens, Pro lae = Prosopis laevigata, Val gla =Vallesia glabra.
La subzona B tuvo el valor más alto de diversidad vegetal (λ = 0.899), seguido de la subzona A (λ = 0.892) y la subzona C (λ = 0.867) y no hubo diferencias significativas entre ellas (subzona A/subzona B, P = 0.56; subzona A/subzona C, P = 0.54; y subzona B/subzona C, P = 0.42). La subzona B tiene mayor visita de cabras, que consumen flores y frutos de Agave macroacantha y Mammillaria haageana que están listadas bajo alguna categoría de riesgo (SEMARNAT, 2019) poniendo en peligro la reproducción de estas plantas.
Evaluación de la condición corporal de los rebaños
El peso de las cabras adultas en la estación seca fue de 46.8 ± 14.7 kg (IC 84 % = 6.2) y para la estación lluviosa de 47.1 ± 14.0 kg (IC 84 % = 4.8), aunque no hubo cambios significativos entre estaciones (P < 0.05), es mayor al peso registrado en otras regiones de la mixteca poblana para animales de venta en pie (30 a 40 kg; Hernández et al., 2001). Los requerimientos nutricionales pueden ser compensados por la diversidad de especies vegetales disponibles, por ejemplo, las cabras de pastoreo libre y suplementadas con Opuntia, Agave, Yucca, Prosopis y Acacia en la estación seca reducen o minimizan la pérdida de peso y de condición corporal (Baraza et al., 2008; Bezerra et al., 2012). Los rebaños de cabras en SGCB consumen Opuntia sp., Mimosa sp., Prosopis sp. y Ziziphus sp. que son muy buscados en la estación seca (Mandujano et al., 2019), razón por la cual se sugiere que el peso de los animales no presente una variación notable entre las estaciones.
Según el indicador del grado de engorde (McGregor, 2012) muestra que las cabras son de mediana calidad (puntaje 1.94 ± 0.6), ya que a la palpación los procesos espinales se diferencian y fueron algo redondeados. Dos rebaños mantuvieron un puntaje mayor a 2 en ambas estaciones. En el subtrópico mexicano, las cabras bien alimentadas presentan una condición corporal por arriba de los 2.3 puntos, y las mal alimentadas logran los 1.5 puntos (Aguilar, 2008). En ocasiones en la estación seca, la condición corporal llega a disminuir por la escasez del forraje y las cabras tienen que realizar rutas de pastoreo más largas para obtener su alimento (Pérez-Solano y Mandujano, 2018). El promedio de las variables morfométricas en la estación seca para las cabras adultas fue de 2 ± 0.6 puntos de estado de carnes (IC 84 % = 0.3), AH de 18.8 ± 3.5 cm (IC 84 % = 1.5), PT de 70.1 ± 13.6 cm (IC 84 % = 5.8) y DDE con 84.0 ± 14.1 cm (IC 84 % = 6.0). Para la estación lluviosa el estado de carnes promedio tuvo un puntaje de 2 ± 0.6 (IC 84 % = 0.2), la AH fue de 28.8 ± 5.4 cm (IC 84 % = 1.8), PT de 79.4 ± 14.9 cm (IC84 % = 5.1) y DDE de 91.1 ± 15.6 cm (IC84 % = 5.3). La anchura de los hombros, el perímetro torácico y el diámetro dorso-esternal tendieron a ser mayores en la estación de lluvias (AH: P < 0.05; PT: P = 0.01; DDE: P = 0.04) cuando la vegetación es más abundante y los recorridos de pastoreo de las cabras son más cortos (Pérez-Solano y Mandujano, 2018). Por el contrario, en la estación seca la disponibilidad de nutrientes es crítica y obliga al ganado a consumir plantas con bajo contenido nutricional y alto contenido en metabolitos secundarios (Baraza et al., 2008), lo que puede limitar el crecimiento y engorda de los animales (Mandujano et al., 2019). No obstante, se ha reportado que las concentraciones bajas de taninos pueden tener efectos positivos en la digestión y la obtención de nutrientes (p.e. incremento en la cantidad de proteína de sobrepaso), ya que los caprinos tienen la capacidad de consumir plantas taniníferas y obtener nutrientes básicos para su supervivencia (Torres-Acosta et al., 2008).
Evaluación de la capacidad de carga y su impacto en la zona de pastoreo
Aunque se han realizado algunos estudios de vegetación y alimentación de rebaños de cabras en la región de la Cañada (Mandujano et al., 2019), no se han realizado estimaciones de la capacidad de carga, ni una valoración de la presión que ejerce el pastoreo en la vegetación nativa. Comúnmente la capacidad de carga está basada en el coeficiente de agostadero con base en la vegetación nativa y en años con precipitación normal, que para Oaxaca es de 4.12 ha-1·Unidad Animal al año (COTECOCA, 2014) (1UA = vaca de 400 - 450 kg; una cabra equivale a 0.17 UA; SAGARPA, 2000); considerando este valor, la vegetación en la SGCB puede sostener 1.43 cabras·ha-1 al año en forma permanente y sin deteriorar los recursos naturales. La vegetación cambia no solamente entre años sino entre estaciones por la disponibilidad de lluvias y la fenología de las plantas, esto hace que las cabras tengan que moverse más en la estación seca para cubrir sus requerimientos (Pérez-Solano y Mandujano, 2018). En el tiempo de investigación se observó que 74 cabras (3 rebaños) pastan en la subzona A; a la subzona B solo van 94 cabras (2 rebaños), y en la subzona C únicamente fue visitado por 14 cabras (Tabla 2).
La capacidad de carga en el área estimada por las rutas de pastoreo fue de 72 cabras·ha-1 para la estación lluviosa y de 13 cabras·ha-1 para la seca. De acuerdo con la materia seca disponible y su consumo, para la zona de pastoreo asignada (328.33 ha-1) la capacidad de carga en la estación lluviosa fue de 96 cabras·ha-1 y de 18 cabras·ha-1 para la estación seca estando ambas por debajo del total de cabras de los seis rebaños censados (Tabla 1 y Tabla 2). El número de cabras en pastoreo tuvieron diferencias entre estaciones (P < 0.05), pero no entre subzonas (SZ1/SZ2: P = 0.97; SZ1/SZ3: P = 0.84; SZ2/SZ3: P = 0.86), no obstante, la capacidad de recuperación de la vegetación y la sequía que se da por la temporalidad, la capacidad de carga estimada es suficiente para evitar un sobrepastoreo. Aunque las cabras son altamente adaptables a condiciones de escasa vegetación, las afectaciones ambientales por la caprinocultura son evidentes cuando las prácticas de manejo no son adecuadas (Rosa-García et al., 2012). Se ha documentado que las cabras pueden ser fuertes competidores por alimento con los herbívoros silvestres por su forma de consumo no selectivo (Rosa-García et al., 2012), ya que consumen flores, frutos, hojas y retoños lo que hace que las plantas retarden o disminuyan su reproducción, y en consecuencia la productividad de la zona. La baja productividad, principalmente en temporadas críticas del año, puede derivar en sobrepastoreo cuando la competencia se incrementa (Bryant et al., 1979; Rosa-García et al., 2012). No obstante, bajo un manejo adecuado y controlado, el pastoreo puede ser compatible con algunas especies de herbívoros silvestres como el venado de cola blanca, Odocoileus virginianus (Bryant et al., 1979; Rosa-García et al., 2012).
En la estación seca se recomiendan suplementar con algunas especies vegetales nativas (Baraza et al., 2008; Nagel et al., 2011; Bezerra et al., 2012; Rojas et al., 2016), pero debe considerarse el estado de conservación y vulnerabilidad de las pantas. Por ejemplo, en la RBTC 50 especies de plantas son endémicas y bajo una categoría de riesgo (Casas et al., 2001; SEMARNAT, 2019), pero también existen aproximadamente 450 especies con potencial forrajero (Casas et al., 2001). Es recomendable estimar la productividad y hacer un manejo adecuado de ellas (Casas et al., 2001; Rojas et al., 2016) para mitigar los posibles impactos de la caprinocultura en el ecosistema.
Conclusiones
Aunque el tiempo de pastoreo fue limitado, las cabras presentaron condición corporal moderada o satisfactoria y un peso corporal con pocos cambios entre estaciones. La diversidad de plantas podría estar ayudando en el incremento del peso de las cabras y su recuperación de la condición corporal en la estación lluviosa. Además, la capacidad de carga manejada en SGCB no sobrepasa la capacidad de carga calculada, reflejándose en la condición corporal de las cabras. Se recomienda evaluar la capacidad de carga tanto en años con precipitación arriba como debajo de la media, así como con base en los requerimientos específicos de las cabras, análisis bromatológico de las especies vegetales más consumidas y su productividad, para un mejor manejo del agostadero y disminuir el impacto de la caprinocultura en este ecosistema.