Journal of Economic Literature (JEL): D31, D63, I32, O18
Antecedentes
El concepto de cohesión social surgió hace poco más de un siglo y sin embargo, no existe a la fecha un conceso claro en cuanto a su definición. La cohesión social ha sido conceptualizada sobre la base de supuestos teóricos estructurados desde muy diversas disciplinas entre las que se encuentran la sociología, economía, psicología social, antropología, salud pública y geografía, entre otras. Además, la cohesión social, es objeto de definición de política pública por lo que diferentes Estados-Naciones y organismos internacionales la han definido de acuerdo a sus necesidades técnicas o conceptuales.
La sociología define la cohesión social como el grado de consenso de los miembros de un grupo social sobre la percepción de pertenencia a un proyecto o situación común (Solé, 2011:14). Esta definición se centra en el concepto de percepción, mismo que no puede captarse ni cuantificarse con facilidad. Para la economía, la cohesión social es mejorar la calidad de vida y la distribución del ingreso por medio del incremento de la productividad y la competitividad (Machinea y Uthoff, 2007). Desde el punto de vista de la psicología, la cohesión social se refiere a la manera que los miembros de un grupo comparten conductas y emociones, mientras que, desde la perspectiva de la salud pública, la cohesión social es vista como un conjunto de factores que influyen en el desarrollo de los riesgos o los elementos de protección de la salud y que forman parte del contexto social y ambiental (Sapa y Kawachi, 2007:143).
Para Durkheim, existe una relación inversa entre la división del trabajo y la cohesión social (Durkheim, 2013:62), por lo que la especialización de los mercados laborales, producto de la modernización, ha debilitado la cohesión a la vez que ha incrementado los niveles de desigualdad económica. El incremento en los niveles de especialización laboral y los cambios tecnológicos han generado nuevas formas de industrialización y han dado paso a conceptos como flexibilización laboral, adaptabilidad y movilidad impulsando cambios en la percepción de escalas como la distancia física y el aprovechamiento de costes diferenciales (Castells, 1999:43), lo que a su vez ha articulado diferentes formas de producción global, que han segmentado a los países, a las sociedades y a los individuos. La especialización y segmentación, junto con la feminización de los mercados laborales han modificado la forma tradicional de las familias y por lo tanto las formas de convivencia y cohesión social (Martínez y Camacho, 2005:64).
Las consecuencias han sido muchas y muy importantes. El trabajo comienza a dejar de ser visto como un elemento estructurante de la vida y las relaciones sociales, para convertirse en un factor que estratifica y segmenta a las sociedades (Esping-Andersen, 2000:185). La mayor incorporación de las mujeres al mercado laboral y los cambios en los roles de género ha incentivado el surgimiento de nuevas formas y modelos de familia (Ariza y Orlandina, 2001:12).
La sociedad de clases da paso a una sociedad compuesta por grupos cuya cohesión está en función de elementos de corte económico, étnico, religioso o cultural inmersos en una lógica de polarización espacial y social que implica la existencia de colectivos que a su vez son mutuamente excluyentes y que generan nuevas formas de observar, entender y medir la polarización y la cohesión social.
La estructuración de múltiples grupos locales cohesionados socialmente captura la idea de red como conjuntos de colectivos que se anidan en diferentes estructuras, pero en un mismo nivel. Es decir, la cohesión social puede ser modelada a través de redes que capturan el número, estructura, contenido e intensidad de relaciones presentes al interior de un grupo social, o entre distintos grupos. La red, su estructura y sus contenidos (económico, funcional o cognitivo) forman parte de los recursos de los individuos y del grupo social, es decir son parte del capital social.
Desde el punto de vista del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval): La estructuración y jerarquización de grupos sociales surgida a partir del concepto de cohesión social genera de facto una manera de entender y medir la desigualdad social lo que a su vez nos lleva a definir nuevas formas de entender y medir la pobreza (Coneval, 2014:30). Es decir, la relación entre pobreza y cohesión social parece ser simple y directa. A menor grado de cohesión social mayor pobreza. Debe señalarse que para Coneval la pobreza es un fenómeno multidimensional que comprende aspectos relacionados con el acceso de una importante gama de bienes, servicios y satisfactores, además de la capacidad para adquirir distintos conocimientos, capacidades y formas de empoderamiento, factores fuertemente asociados a la integración geográfica y a la cohesión social (BID, 2005:30).
En México, el Coneval (Coneval, 2014:26) define a los individuos en condición de pobreza multidimensional como quienes:
"...no tiene garantizado el ejercicio de al menos uno de sus derechos para el desarrollo social, y si sus ingresos son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades".
Esta definición busca cumplir con los requerimientos impuestos por el artículo 36 de la Ley General de Desarrollo Social, en materia de medición de pobreza. Para efectos de medición de la pobreza el Coneval analiza tres dimensiones:
Bienestar económico, medido en términos del ingreso corriente per cápita,
Derechos sociales, medidos en términos de acceso a la educación, salud, seguridad social, alimentación y vivienda y sus servicios.
Cohesión social, la cual define como el análisis de los mecanismos instituidos de inclusión y exclusión sociales, así como las respuestas, percepciones y posiciones de la ciudadanía frente a la forma en que dichos mecanismos operan (CEPAL, 2007, citado en Coneval, 2013:30).
En este sentido, las formas de exclusión pueden presentarse en términos espaciales o sociales. Al año 2010, Coneval publicó mediciones de pobreza y de cohesión social, mismas que se analizan en la siguiente sección.
Aunque resulta claro que existe una fuerte relación entre pobreza y cohesión social tanto a nivel individual como colectivo. La relación entre pobreza y cohesión social es por demás compleja, y la presencia de una no implica la presencia o ausencia de la otra. Sin embargo, su interacción lleva implícita una gama importante de factores, entre los que destacan, la formación de capital humano, la formación de capital social , la formación de capital financiero y el efecto de la geografía que nos habla de la imposibilidad física de producirse e intercambiar bienes y servicios.
La Unión Europea (Hopenhayn, 2007:37) define la cohesión social como:
"la capacidad de una sociedad de asegurar el bienestar de todos sus miembros, minimizando disparidades y evitando la polarización. Una sociedad cohesionada consiste en una comunidad de individuos libres que se apoyan en la búsqueda de estos objetivos comunes bajo medios democráticos".
Esta definición se contrapone al modelo estadounidense donde la cohesión social se funda en la sociedad civil, la ética individual y el mercado, principal mecanismo de distribución del bienestar. Su promesa es la movilidad social ascendente asociada al mérito y al esfuerzo personal.
En América Latina, la cohesión social depende básicamente de los vínculos sociales cuyo soporte son la familia, la cultura, y la capacidad para enfrentar y mitigar los estragos como el desempleo, enfermedad o vejez (Jelin, 1994:136). Es decir, la cohesión social en América Latina es un concepto que gira alrededor de la responsabilidad y solidaridad, donde las redes familiares juegan un papel fundamental para la cohesión social, debido principalmente a la existencia de Estados-Nacionales débiles y a la presencia de mercados poco eficientes. La familia juega un papel mediador muy importante para entender la relación entre los niveles de cohesión social y pobreza, ya que la familia es el núcleo básico para la formación de redes de cohesión social.
La cohesión social en América Latina ha sido definida como:
"la capacidad dinámica de la sociedad para absorber los cambios y conflictos sociales mediante una estructura de distribución de recursos materiales y simbólicos, tanto a nivel socio-económico (bienestar), socio-político (derechos) y sociocultural (reconocimiento), socio-natural; a través de la acción combinada de mecanismos de asignación como el Estado, el mercado, la familia, la sociedad civil y las redes comunitarias" (Sorj y Tironi 2007: 118-119).
Coincidimos que en sociedades como la mexicana, la cohesión social inicia en el núcleo familiar. La estructura familiar es uno de los primeros indicadores sobre la densidad, composición y estructuración social, ya que es en el núcleo familiar donde se aprenden los valores básicos como el respeto, empatía, solidaridad, responsabilidad y equidad, que son fundamentales para la convivencia en sociedad. Sin cohesión social difícilmente existirían las sociedades, la cohesión social es el pegamento que vincula la sociedad como un conjunto (CEPAL, 2007:20). Los valores son el elemento que configuran las condiciones mínimas necesarias, pero no suficientes, para formar la cohesión social que sustenta a las sociedades modernas. Mientras que elementos de identidad como el lenguaje, la cultura y la religión, entre otros, conforman un sentido de pertenencia que afirma la cohesión social.
Para el caso de Chiapas, la cohesión social se configura a través de un entramado de intereses, relaciones, interdependencias y expectativas que operan en los ámbitos individual, familiar, comunitario e institucional, que se sustentan en un sistema social integrado por factores culturales, religiosos, étnicos, políticos, naturales y económicos. Este sistema social se entreteje con los sistemas del sector público y privado, que organizan, regulan y jerarquizan el acceso, permanencia y ascenso en las instituciones tradicionales y estatales; lo que modela el tipo de intensidad y contenido de las relaciones, y a su vez configura la estructura de las redes de cohesión social que operan en los distintos niveles (micro, meso y macro).
El nivel macro se encuentra en el último escalafón de la estructuración social, integra, articula y excluye a las redes a nivel micro. Sin embargo, en el nivel micro están los grupos de personas que viven cerca unos de otros y tienen vínculos sociales que en muchos casos comparten las mismas motivaciones y necesidades (OMS, 2004); siendo donde surgen las relaciones iniciales y donde se crea, mantiene y modela la cohesión social; aunque este proceso opera bajo reglas, restricciones y condiciones impuestas desde los niveles macro, y meso, el efecto de lo micro juega un papel fundamental para entender y construir la cohesión social en todos los niveles.
Redes de cohesion social
Las redes sociales pueden definirse como un sistema multinivel y están integradas a partir de "capas de agregación", que dan origen a procesos colectivos interdependientes del ámbito territorial. Son los actores individuales y colectivos quienes crean, mantienen y modifican la estructura de las redes que definen y configuran la cohesión social. Es decir, los individuos en las redes despliegan sus relaciones para consolidar o mejorar su posición; las redes son el elemento clave para la identificación, definición y estructuración de la cohesión social.
Los individuos se valen de sus lazos familiares, para configurar una red de primer nivel, que les permite integrase otra capa compuesta por redes del entramado social e institucional, y así sucesivamente se conectan y entretejen distintos tipos de redes, que resultan en una compleja estructura de relaciones, vínculos y condiciones que permiten a las personas y a las sociedades operar.
Las redes configuran proximidades a través de enlaces directos e indirectos cuyo fin puede ser de tipo económico, simbólico (religioso, social o cultural), funcional y organizativo o político. La dinámica de operación de las redes, actúa simultáneamente en los distintos niveles. A saber, la configuración de redes de cohesión social debe incluir al menos las relaciones entre actores, contenidos y niveles.
El acceso a los recursos se encuentra mediado por el grado de cohesión social, tanto de los individuos como de las comunidades y por ende, la cohesión social ejerce efectos directos sobre la distribución de los recursos y por tanto de la población en el territorio. Inversamente, el acceso a los recursos de la red condiciona las relaciones y por tanto, la estructura de la red de cohesión social; es decir que se trata pues de una relación biunívoca.
Por lo general, las localidades dispersas, de tamaño pequeño, no sólo tienen menores niveles de cohesión social al exterior (bridging/linking conocidas como relaciones externas o hacia fuera de la red) y de acceso a benefactores, sino también, la cantidad y calidad de los bienes y servicios que intercambian suele ser de menor intensidad y valor. En contraparte, tendrá mayor nivel de cohesión en su interior (alto niveles de bonding), debido principalmente a la necesidad de utilizar la solidaridad como un elemento fundamental para su subsistencia (Lozares et al, 2011:8); pues se trata de economías de bajo nivel monetario.
Quiere decir que en localidades pequeñas, suelen operar redes con mayor grado de cohesión interna o bonding, pero menor cohesión y conexión al exterior o bajo bridging y linking. Es importante señalar que las redes pequeñas, son a menudo más rígidas y menos útiles, en especial para personas fuera de la red, mientras que redes más abiertas o con muchos vínculos son más moldeables y por tanto propensas a proporcionar oportunidades a nuevos miembros que redes cerradas o redes con vínculos redundantes (Kleinberg, 2008:68).
Los actores o colectivos que operan en un nivel pero que configuran redes que interactúan con un nivel superior, generando intercambios o flujos entre diferentes niveles, permiten identificar relaciones jerárquicas conocidas como linking, su estudio permite identificar distancias sociales a partir del contenido de la relación, entre personas o colectivos, es decir, identificar desigualdades; mientras que el análisis de redes que vinculan a actores de características similares (bonding) proporciona elementos para capturar proximidades sociales, especializaciones y agregaciones de tipo horizontal, mientras que el bridging, proporciona elementos para medir el grado de cohesión entre redes de un mismo nivel.
La medición de la cohesión social en chiapas
La medición de la cohesión social adoptada por el Coneval, incorpora conceptos que buscan estimar la desigualdad económica y social. Por ello han diseñado indicadores que tiene como propósito cuantificar el acceso de los individuos o las familias a redes de apoyo e intercambio social, con la finalidad de captar los niveles solidaridad presentes en una localidad o municipio.
Con la finalidad de conceptualizar y cuantificar la cohesión social, el Coneval tomo como base algunos modelos explicativos generales, como el presentado por la CEPAL (2007:17-19) donde se considera que la cohesión social, a nivel hogar, se conforma a partir de cuatro diferentes dimensiones:
Sin embargo, para medir la cohesión social Coneval (2013:109-115) usa y define una serie diferente de cuatro indicadores:
Coeficiente de Gini: mide la desigualdad económica de una sociedad, mediante la exploración del nivel de concentración que existe en la distribución de los ingresos entre la población. El coeficiente de Gini toma valores entre 0 y 1; un valor que tiende a 1 refleja mayor desigualdad en la distribución del ingreso. Por el contrario, si el valor tiende a cero, existen mayores condiciones de equidad en la distribución del ingreso.
Razón de ingreso: este indicador se construye dividiendo el ingreso promedio de la población en pobreza extrema entre el ingreso promedio de la población no pobre y no vulnerable. Permite conocer la brecha que existe entre los ingresos de las personas en pobreza extrema respecto al de las personas no pobres y no vulnerables.
Índice de percepción de redes sociales: mide la percepción que la población tiene acerca de qué tan fácil o difícil es contar con el apoyo de sus redes sociales, en caso de que requirieran ayuda para diversas situaciones: ser cuidado en una enfermedad, obtener dinero, conseguir trabajo, ser acompañada o acompañado al doctor, obtener cooperación para realizar mejoras en la colonia o localidad o, cuidar a los niños y niñas del hogar.
Grado de polarización social: mide las diferencias que existen entre las condiciones de vida de la población que vive en un mismo municipio El indicador utiliza la información del índice de marginación calculado por el Conapo para calcular la población de las localidades de acuerdo con los grados de marginación: muy bajo, bajo, medio, alto o muy alto. El porcentaje de población total clasificada según grado en las localidades permite clasificar a los municipios como: polarizados, o no polarizados según la clasificación del cuadro 1.
Es importante señalar que aunque Coneval define cuatro indicadores, solo ha implementado la medición a nivel municipal para tres de ellos, dejando de estimar el índice de percepción de redes sociales. Los resultados que se presentan para Chiapas al año 2010, consideran como elementos de medición de la cohesión social, los niveles de pobreza extrema, las desigualdades por ingresos familiares, niveles de polarización y grado de cohesión social.
Pobreza y marginación en chiapas
Para el Coneval, una persona se encuentra en situación de pobreza extrema cuando padece de tres o más carencias sociales, y además se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo. Es decir, las personas en situación de pobreza extrema disponen de un ingreso tan bajo que no pueden adquirir los nutrientes mínimos necesarios para tener una vida sana. Bajo esta condición se encontraron en Chiapas en el año 2010 1.88 millones de personas, siendo, 38.3% de la población total del estado. A nivel municipal, el porcentaje más bajo fue de 7.9% para Tuxtla y el más alto 80.5% para San Juan Cancuc, uno de los más pobres del país. La dispersión de la pobreza municipal en Chiapas al año 2010 puede verse en el mapa 1, donde se muestra una clara concentración de los niveles de pobreza extrema en los municipios de la zona de selva y Altos del Estado.
En 2010, de acuerdo con cifras del Coneval, a nivel nacional la población en pobreza fue de 52.1 millones de personas y 12.8 millones en pobreza extrema. Chiapas ocupó el primer lugar en porcentaje de población en pobreza y en pobreza extrema; 78.5% de la población se encontraba en situación de pobreza, con un promedio de 3.2 carencias, mientras que 38.3% de la población, se encontraba en situación de pobreza extrema, con 3.9 carencias promedio. De lo anterior se deriva que el porcentaje de población en situación de pobreza moderada fuera de 40.2% con un promedio de 2.4 carencias, es decir 1.9 millones de chiapanecos.
Por su parte, el Conapo mide el índice de marginación como un concepto construido para cuantificar el impacto producido por la falta de acceso a oportunidades, benefactores y servicios a nivel agregado. Es decir, identifica el conjunto de factores que obstruyen el desarrollo de las potencialidades humanas en cuatro dimensiones socioeconómicas básicas: educación, vivienda, ingresos monetarios y distribución espacial de población. Estas dimensiones son cuantificadas en nueve variables recolectadas en censos y encuestas, con lo que se obtienen mediciones a nivel estatal y municipal (Hernández et al, 2013:14).
Al 2010, Chiapas ocupó el segundo lugar en marginación a nivel nacional con un índice del 84.1% , sólo superado por Guerrero (88.7%). La población en situación de alta y muy alta marginación alcanzó un total de 2.64 millones habitantes, lo que representó 55% de la población e implicó que 87 de los 118 municipios se encontraran viviendo bajo los niveles de marginación señalados. Véase cuadro 2.
Los índices de marginación para los 118 municipios de Chiapas, dan cuenta de la profunda desigualdad, rezago educativo y falta de servicios en las viviendas, producto de los altos niveles de desigualdad socioeconómica presentes en la entidad. La cuadro 1, muestra que de los 118 municipios sólo 2 tienen grado de marginación bajo y muy bajo, en ellos habitan 594 mil personas, lo que representa 12.3% de los habitantes del estado.
A partir de su propia definición, la marginación intenta dar cuenta del acceso diferencial de la población a los beneficios del desarrollo. Su medición se concentra en la falta de acceso a bienes y servicios básicos, por lo que resulta evidente que existe una fuerte correlación entre la pobreza y la marginación, ya que ambos conceptos fueron construidos utilizando componentes comunes como: ingreso monetario, acceso a servicios y nivel educativo (Cortés, 2006:75). La correlación observada entre el porcentaje de pobreza extrema y el grado de marginación de los municipios de Chiapas al año 2010 fue de 0.86, medido a través del coeficiente de correlación de Pearson, lo que significa que existe un alto grado de asociación lineal entre ambas variables.
Por su parte, el grado de polarización social, clasifica a los municipios en función del nivel de marginación que presentan sus localidades de acuerdo con las reglas presentadas en la cuadro 1. En Chiapas 92 de sus 118 municipios, se encuentran polarizados a la izquierda (polo de alta marginación), lo que puede verse con claridad en el mapa 2.
Esta situación no es extraña ya que 73.6% de los municipios se clasifican como de alta y muy alta marginación. Si analizamos la marginación a nivel de localidad encontramos que la cifra llega a 97%. En contra parte sólo 104 localidades presentaron niveles de marginación baja o muy baja (véase cuadro 3), lo que a nivel municipal representa solo dos municipios, Tuxtla Gutiérrez y Reforma.
Otra forma de explicar la pobreza observada en Chiapas es a través de medidas de desigualdad, éstas permiten cuantificar brecha entre los municipios con más y menos ingresos. Se considera un municipio con mayor equidad, cuando las diferencias por ingreso son menores, es decir, donde el valor del índice más bajo. Como es de suponerse Chiapas es uno de los estados más desiguales de todo México. La distribución por municipio del índice de Gini donde se concentran los mayores niveles de desigualdad son: la región selva, los altos y la región del soconusco.
Cohesión social y pobreza en chiapas
Los criterios utilizados por el Coneval para clasificar a los municipios con relación a la cohesión social, fueron establecidos en función de su grado de polarización. Los municipios clasificados con polo de alta marginación fueron definidos como de baja cohesión social, mientras que los municipios no polarizados (sin polo) o polarizados pero con baja marginación fueron definidos como municipios de alta cohesión social. Lo que implica que los municipios marginados fueran considerados directamente como de baja cohesión, mientras que los restantes municipios se clasificaran como de alta cohesión social (véase mapa 3).
La cohesión social debe capturar las relaciones individuales, familiares, colectivas, institucionales y comunitarias que se configuran a través de contactos entre actores del mismo nivel o de diferentes niveles y con contenidos distintos, pero que en cualquier caso dan soporte, estabilidad y coherencia a las estructuras sociales y económicas. Este cúmulo de relaciones conforma redes sociales que interactúan en distintos niveles, de modo que capturar la cohesión social va mucho más allá de la marginación.
Si partimos del hecho que la familia en sociedades tradicionales como la chiapaneca es el primer pilar del entramado social, analizar la estructura familiar en función de la tipología de los hogares puede darnos una muy buena idea sobre los niveles de cohesión social. La distribución espacial de hogares nucleares por municipio, muestra una clara coincidencia con la dispersión territorial de la población en pobreza extrema. Esta relación se mantiene, si consideramos los hogares nucleares y extensos como una única categoría de hogar. La distribución espacial de los hogares por tipo puede verse en el mapa 4.
Uno de los resultados más interesantes de la investigación ocurre al correlacionar los niveles de pobreza extrema y el porcentaje de hogares nucleares por municipio. Es evidente que existe un alto grado de correlación entre ambas variables (0.64) que indica que un incremento los niveles de pobreza lleva a una mayor proporción de hogares nucleares, sin embargo la correlación se rompe cuando los niveles de pobreza extrema superan a 60% de la población del municipio, punto a partir del cual la pobreza extrema rompe las estructura de las familias nucleares (véase gráfica 2a y 2b).
Si consideramos como válido el supuesto de que altos niveles de pobreza extrema generan la descomposición de la familia nuclear, una de las hipótesis para explicar la descomposición sería el incremento de la emigración; por ello se procedió a analizar el comportamiento por municipio de la relación entre la migración (interna e internacional), pobreza y estructura familiar. Sería de esperar que un incremento de los niveles de pobreza generaría mayores niveles de emigración, sin embargo, la evidencia mostró que existe un importante número de municipios que a pesar de presentar altos niveles de pobreza, son atractores de población. Mientras que en otros municipios los niveles de emigración son altos sin importar la proporción de población en pobreza. Es decir, no se encontró una correlación entre los niveles de migración y pobreza a nivel municipal, para Chiapas al año 2010.
El comportamiento de los flujos migratorio internos de Chiapas, al año 2010, mostró que 80% de los municipios son expulsores netos, a la vez que todos los municipios presentan niveles de pobreza superiores a 60% (salvo el municipio de Tuxtla que tiene un proporción de población en pobreza de 43.2%, siendo un municipio de alta atracción migratoria).
Por otra parte, la evidencia indica una falta de asociación entre la presencia de hogares nucleares o extensos y la emigración (interna o internacional) debido a que el coeficiente de correlación estimado resultó ser de 0.04. Sin embargo, la correlación entre pobreza extrema y migración interna fue de 0.14.
Conclusiones
Al no existir un consenso claro en relación a la definición de cohesión social, la tarea de modelar sus interacciones y efectos resulta ser casi imposible, debido a que se puede recurrir a cualquier aproximación al concepto como digamos una "buena" medida de cohesión social sobre el espacio estudiado. En nuestro caso optamos por utilizar la estructura familiar.
Si bien, desde nuestra perspectiva, la construcción de la cohesión social inicia con la familia, como primer núcleo integrador de las relaciones interpersonales y sociales, la relación entre cohesión social y pobreza debe pasar obligadamente por un análisis de la construcción de capital social. La formación de capital social, va de la mano con la formación de capital humano, no puede entenderse el uno sin el otro. Entendiendo al capital social como la capacidad de las personas y grupos sociales de manejarse con normas colectivas, construir y preservar redes y lazos de confianza, capaces de reforzar la acción colectiva y sentar bases de reciprocidad en el trato, que se extienden progresivamente al conjunto de la sociedad.
Ahora bien, si interpretamos las normas colectivas como el conjunto de valores que comparte una sociedad, resulta evidente que estas se construyen y reproducen en el seno del hogar. Sin embargo, la responsabilidad con relación a la integración social de las personas y por ende de las sociedades, no recae únicamente en el hogar pues existe una importante gama de actores sociales e institucionales que modelan a través de intercambios las relaciones, posiciones y capacidades diferentes de acceso al entramado de redes en distintos niveles.
La dimensión básica de cohesión social, alude a los conceptos que configuran la manera en que los individuos, las instituciones, los gobiernos y finalmente las sociedades se relacionan entre si y en su interior; como se estructuran, esquematizan y estratifican los roles y las posiciones de los actores en los distintos niveles. De modo que la cohesión social puede verse como un proceso cuyo fin es generar bienestar y equidad a través de un sistema de valores compartidos, una estructura institucional que regula la convivencia, la equidad y la condiciones de justicia y seguridad, que evidentemente son factores fundamentales para la reducción efectiva de la pobreza en todas sus dimensiones.