Editor asociado: Carlos Alberto Lara Rodríguez
Introducción
El chorlo de collar (Charadrius collaris) se distribuye desde México y a través del este de Centroamérica (Belice, el Salvador y Honduras) hasta Chile y el centro de Argentina. En México se distribuye como una especie residente localmente en el Pacífico, desde el sur de Sinaloa hasta Chiapas y en el Atlántico desde el sur de Tamaulipas a Tabasco pero está ausente en la península de Yucatán; existen registros en Chiapas (Yaxchilán), Jalisco (Sayula), en los límites entre Tlaxcala y Puebla (laguna Totolcingo), Morelos (laguna el Rodeo) y Guerrero (laguna de Tuxpan) (Howell y Webb 1994), en hábitats que incluyen playas arenosas, lagunas costeras, barras de arena, estuarios, orilla de ríos, lagos interiores y planicies lodosas (Widrig 1980, Howell y Webb 1995, Canevari et al. 2001).
A pesar de su amplia distribución, los registros sobre su anidación son escasos en la literatura y provienen de diferentes países y regiones que muestran que la especie tiene una temporalidad reproductiva muy variable en diferentes épocas del año (Cuadro 1). Se encuentran registros también en Guatemala (Eisermann y Avendaño 2006), Nicaragua (Martínez-Sánchez 2007) y Panamá (Ridgely y Gwynne 1989), sin embargo no se tienen datos puntuales sobre las temporadas de anidación, lo cual limita el conocimiento sobre la biología reproductiva de esta especie.
En México los registros sobre sitios de reproducción provienen del oeste del país (Wiersma et al. 2016), pero carecen de mayor información biológica. Algunos de los primeros registros son de Acapulco, Guerrero (Griscom 1934), también del istmo de Tehuantepec donde un individuo juvenil fue observado mientras que dos pollos con sus padres se registraron en Chiapas en 1952 (Amadon y Eckelberry 1955), del suroeste de Michoacán (Storer 1960), de Oaxaca donde Binford (1989) registró tres individuos juveniles y un adulto, así como de Manzanillo, Colima (Howell 1994). Registros más recientes sobre su anidación se han realizado en Sinaloa (González-Bernal et al. 2007) y se ha encontrado evidencia de reproducción en los estados de Michoacán y Jalisco (Mellink et al. 2009).
En el estado de Nayarit existe un único registro de un nido con tres huevos para la localidad de San Blas, el cual fue observado durante los meses de noviembre y diciembre de 1977-1978 (Widrig 1980). Por otra parte, un área importante para una gran diversidad de aves acuáticas en el norte de Nayarit es la laguna Las Garzas-Chahuin Chihua (22° 27’ 48.48” N y 105° 36’ 24.32” O), la cual se localiza cerca del poblado Pajaritos, municipio de Tecuala (Figura 1). Esta laguna se encuentra en el área de los humedales de la Reserva de la Biosfera Marismas Nacionales (RBMN) y se compone por llanuras arenosas y lodosas, cuerpos de agua someros, salineras, conchales y tarquinas (montículos de arena y otros sustratos resultantes del dragado de canales). La vegetación predominante es la halófita (Salicornia sp., Batis sp.), así como manglar en baja densidad (Ortega-Solis 2011).
El 19 de abril de 2015 a las 10:40 h en la laguna Las Garzas-Chahuin Chihua, mientras realizábamos trabajo de campo para monitorear, capturar y marcar individuos del chorlo nevado (Charadrius nivosus), registramos por primera vez en el norte de Nayarit un nido de Charadrius collaris. El nido lo encontramos en una tarquina (22° 26’ 22.3”N y 105° 34’ 39.8”O), junto con otros nidos de chorlo nevado (C. nivosus), chorlo picogrueso (C. wilsonia) y charrán mínimo (Sterna antillarum). El nido estaba en una leve depresión del suelo con restos de material de conchas rodeado de estiércol seco de ganado vacuno, y en su interior había dos huevos con las siguientes medidas: 28.5 x 23.3 y 27.6 x 22.1 mm, de color crema con abundantes manchas café oscuro (Figura 2); existen reportes de nidos de esta especie hasta con tres huevos (Widrig 1980). El método de flotación de huevos indicó que tenían cinco días de haber sido puestos. Inicialmente este nido lo identificamos como otro más de C. nivosus, pero el 26 de abril a las 13:19 h, al revisarlo por segunda ocasión para capturar y marcar a los padres, observamos a un adulto que durante unos 15 minutos permaneció al cuidado del nido e incubando los huevos. Después de revisar el nido colocamos sobre éste una trampa jaula y capturamos un individuo, el cual con base en la coloración del plumaje lo identificamos como un macho del chorlo de collar (Figura 3). En días posteriores el nido se perdió debido a vientos fuertes que lo cubrieron de arena y no logramos observar un segundo intento de anidación ni tampoco a los padres u otros individuos de la especie.
La RBMN es de gran importancia para diversas especies de aves acuáticas (SEMARNAT-CONANP 2013), pero sólo en años recientes los monitoreos y capturas de individuos de otras especies de Charadrius nos han permitido realizar nuevos registros como el del chorlo de collar. Nuestro registro muestra que el chorlo de collar utiliza la RBMN para su reproducción pero como anida junto a otras aves playeras (Alfaro y Abreu 2009) ha pasado desapercibida. Los hábitos conocidos de la especie que indican que es un ave que vive solitaria o en pareja y que rara vez forma bandadas (Howell y Webb 1995), además del poco tiempo y esfuerzo de muestreo dedicado a ella en nuestros monitoreos, pudo haber influido en el único registro que obtuvimos, sin embargo no descartamos la posibilidad de que hubiera más nidos del chorlo de collar. Son necesarios más registros para determinar su temporada reproductiva, ya que las fechas de registro realizadas en San Blas en noviembre-diciembre y las nuestras en abril, corresponden a diferentes temporadas del año; esto, sin embargo, puede indicar por un lado una temporada larga de reproducción correspondiente al invierno-primavera con grandes lagunas de conocimiento y registros entre estas temporadas, y por otro lado, aunque especulativa, que su reproducción varía en tiempo de acuerdo con diferentes condiciones climáticas (frentes fríos, ciclos de mareas, tormentas). Más trabajo de campo es necesario en otros sitios de la RBMN para incrementar la información sobre la biología de esta especie, como por ejemplo si anida en colonias, si existe una población establecida en la reserva, cuál es el tamaño poblacional, determinar el éxito reproductivo, qué depredadores presenta, entre otros.
A pesar de que la RBMN es un área protegida, los humedales que presenta están en constante presión por actividades antropogénicas, de tal forma que aunque el sitio de anidación utilizado por el chorlo de collar no es de interés recreativo para el humano, las actividades productivas, como la pesca de camarón de estero, ocasiona el tránsito constante de vehículos que pueden destruir los nidos, mientras que la formación de basureros clandestinos atraen a potenciales depredadores (perros, gatos, mapaches), éstas son de las principales amenazas no sólo para el chorlo de collar sino también para otras especies playeras que se reproducen en el sitio. Aunque el chorlo de collar no se encuentra en alguna categoría de amenaza en México o el extranjero, este primer registro de anidación representa información ecológica básica para la especie y para la conservación del sitio de estudio y de la RBMN, ya que se considera indicadora de la buena condición de hábitats acuáticos (Stotz et al. 1996).