Introducción
Los pericos, loros y guacamayas se agrupan dentro de la familia Psittacidae, son aves, sociables y carismáticas, con gran popularidad entre las especies que se comercializan como mascotas o aves de compañía (Masello y Quillfedt 2012). El loro barranquero (Cyanoliseus patagonus) es la especie más austral; su distribución natural abarca las zonas áridas y semiáridas de Chile y Argentina (Masello et al. 2002, Tambussi et al. 2007). Se trata de una especie altamente gregaria, presente en ecosistemas de sabana, estepa y pastizales (Bucher et al. 1987, Masello et al. 2015). C. patagonus es una especie monógama genética y socialmente, anida dentro de oquedades en acantilados de arenisca, tierra o piedra caliza (Masello et al. 2006, Masello et al. 2015). Sin embargo, C. patagonus presenta una considerable plasticidad respecto a la selección de sustratos de anidamiento, pues se ha reportado el uso de estructuras de minas colapsadas, paredones, paredes de casas o pozos de agua (Tella et al. 2014).
Como otras especies de la familia Psittacidae, C. patagonus está enlistada en el Apéndice II del CITES y bajo la categoría de preocupación menor en la lista roja de IUCN, debido a la pérdida de hábitat, caza, tráfico y comercio de vida silvestre (Nores y Yzurieta 1994, Guix et al. 1997, Galaz 2005). En México, C. patagonus fue una de las diez especies de psitácidos exóticos introducidos con fines comerciales en el período de 1995 a 2005 (Cantú-Guzmán y Sánchez-Saldaña 2018), y existen reportes de la presencia de individuos en vida libre. Por ejemplo, la especie se registra en el estado de Querétaro, en donde se observó un individuo perchando dentro de una zona arbolada con jacarandas (Jacaranda mimosifolia), casuarinas (Casuarina equisetifolia) y eucaliptos (Eucaliptus camaldulensis). Adicionalmente, trabajos previos han reportado registros de la especie en Oaxaca y Campeche, sin embargo, no se mencionan detalles del hábitat donde fueron observados (Hernández-Díaz et al. 2015, Canales-Delgadillo et al. 2020).
En el presente trabajo, reportamos congregaciones de individuos en vida libre dentro del área urbana en la ciudad de Tijuana, Baja California, México, y la evidencia de ocupación de oquedades excavadas en los troncos de palma de taco (Washingtonia robusta).
Observación
Llevamos a cabo observaciones en la delegación de La Mesa en el Municipio de Tijuana, Baja California, que tiene 1,922 523 habitantes (INEGI 2020). La zona presenta un clima mediterráneo, con lluvias en invierno y veranos secos y cálidos (García y Mosiño 1968 citado por Ojeda y Álvarez 2000), y está inmersa en la región florística de California y dentro de la región faunística San Dieguense (Wiggins 1980, Ruiz-Campos 2002, Morrone 2019). La vegetación dominante en los alrededores de la ciudad corresponde al matorral costero, chaparral, vegetación riparia y pastizal (Rzedowski 1978).
El primer registro ocurrió el 14 de septiembre de 2018, dentro de un área comercial entre los bulevares Agua Caliente y Lomas Campestre (32°30’05.0”N y 116°59’47.0”O, Fig. 1). Se observaron aproximadamente 60 individuos de C. patagonus buscando alimento en el suelo, en un callejón de terracería dentro de la Colonia Hipódromo, (Fig. 2a). El hallazgo fue compartido por D. Rodríguez quien posteriormente registró 21 individuos de C. patagonus perchados sobre un poste de luz, en el Boulevard Sánchez y Cuauhtémoc (32°31’24.36”N y 117° 1’9.31”O, Fig. 2b, c).
Durante un recorrido por el área de La Mesa (32°30’51.0”N y 116°59’42.0”O), el 24 de noviembre de 2020, avistamos dos individuos de C. patagonus perchando sobre el ápice de un eucalipto (Eucalyptus sp.). Posteriormente el 22 de diciembre del mismo año y recorriendo la misma zona, observamos dos individuos sobrevolando el área. R. Toledo registró cinco individuos en un camellón de la calle Los Árboles (32°30’3.39”N y 116°58’9.78”O), perchados sobre un tronco seco de palma de taco (Washingtonia robusta) con oquedades. Posteriormente el 11 de febrero de 2021, en el mismo sitio, documentamos otros dos troncos de W. robusta que también presentaban oquedades. El 23 de abril de 2021, registramos tres individuos de C. patagonus perchando sobre el tronco seco de W. robusta donde anteriormente R. Toledo ya los había documentado (Fig. 2d, e, f). En la última visita a este mismo sitio, el 21 de octubre de 2021, observamos seis individuos perchando y ocupando las oquedades en el fuste de palma.
Discusión
Nuestra observación de individuos de C. patagonus en la zona urbana de Tijuana probablemente son resultado de liberaciones accidentales o intencionales, que es como se originan los psitácidos exóticos en vida libre (Pruett-Jones et al. 2012, Calzada y Pruett-Jones 2021). También registramos evidencia de uso de oquedades en troncos de palmera W. robusta que podrían ser potenciales sitios de anidación por esta especie dentro de la zona urbana de Tijuana. Esto concuerda con lo reportado en la literatura, que evidencia una plasticidad de la especie respecto al uso de sustratos de anidamiento. Se ha reportado a C. patagonus utilizando para anidar sustratos de origen antrópico como canteras, pozos, paredes de minas (Masello y Quillfeldt 2005, Tella et al. 2014, Ramírez-Herranz et al. 2017, López et al. 2018). También, se ha documentado el uso de cavidades naturales de árboles vivos de caldén (Prosopis caldenia) en Argentina (López et al. 2018). Esto sugiere que C. patagonus tiene un espectro amplio en el uso de sustratos para anidar.
Nuestra observación de congregación de individuos y evidencia de potencial anidamiento indica un posible establecimiento de C. patagonus dentro de la zona urbana de Tijuana. Esto acarrearía repercusiones ecológicas que podrían verse reflejados en la competencia de recursos alimenticios, sitios de anidación y descanso o el daño a la vegetación al momento de cavar las oquedades. Si bien los efectos mencionados anteriormente aún no han sido medidos con C. patagonus, si se han documentado con otras especies de psitácidos exóticos. Por ejemplo, el daño a cultivos e infraestructura urbana, daños a huertos y jardines, dispersión de semillas de plantas exóticas y competencia y desplazamiento con especies de avifauna nativa (Garrett 1998, Runde et al. 2007, Calzada y Pruett-Jones 2021).
De manera natural, los psitácidos son potenciales hospederos de parásitos y otras enfermedades. Esta condición aunada a su introducción en zonas urbanas puede no solo afectar a la avifauna, sino que pueden representar un problema de salud pública; tal como una zoonosis relacionada con virus y bacterias tal como Herpesvirus y Chlamydia psittaci (Turral et al. 2017, CFSPH 2009, Harkinezhad et al. 2009).
Documentar la presencia de psitácidos exóticos, como es el caso del C. patagonus, ayuda en gran medida a la elaboración de programas de detección temprana y respuesta rápida para su control. Recomendamos iniciar un programa de monitoreo, debido a que se trata de una especie carismática, altamente gregaria y socialmente exitosa. Dichas cualidades podrían permitir a la especie en un futuro incursionar en otras zonas a lo largo de la Península y sumarse a las especies exóticas invasoras bien establecidas, como es el caso de la cotorra argentina (Myiopsitta monachus) en la Península de Baja California, México (Guerrero-Cárdenas et al. 2012, Tinajero y Rodríguez 2015, Romero-Figueroa et al. 2015, PNUD 2019).