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Nova scientia
versión On-line ISSN 2007-0705
Nova scientia vol.6 no.12 León oct. 2014
Ciencias Naturales e Ingenierías
Reconversión de la cadena agroindustrial de la caña de azúcar en Veracruz México
Sugarcane agro-industrial chain conversion in Veracruz México
Noé Aguilar Rivera1
1Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, Universidad Veracruzana, México
Noé Aguilar Rivera. E-mail: naguilar@uv.mx
Recepción: 11-06-2013
Aceptación: 03-02-2014
Resumen
La agroindustria azucarera de Veracruz participa con 40 % de la producción nacional de sacarosa e integra actividades agrícolas de crecimiento, cosecha y transporte de caña de azúcar con la producción industrial en ingenios azucareros, destilerias y trapiches piloncilleros. Sin embargo, enfrenta retos con la caída de la productividad y aspectos socioeconómicos que ponen en riesgo la seguridad alimentaria y la reconversión de la agroindustria. El objetivo del presente trabajo es evaluar la capacidad y estrategias de reconversión de la agroindustria azucarera de Veracruz mediante el análisis de la productividad de la cadena agroindustrial en el contexto nacional con el uso de diversas herramientas de análisis como Matriz de ponderación de productividad en campo, ingenios azucareros y municipios productores, zonificación agroecológica y diamante de competitividad. Los resultados establecen que el 40 % de los ingenios azucareros poseen indicadores por encima de la media nacional. Las zonas de abasto cañero presentan en su conjunto 12 % menor productividad en relación a su potencial agroecológico, a pesar que en Veracruz el 57.5 % de su zona productora tiene aptitud edafoclimática al cultivo de media a alta y 30 municipios (33.7 %) poseen recursos y capacidades para reconvertirse. Se concluye que las acciones y estrategias para incrementar la productividad para bioenergía y alimentos en Veracruz debe abordarse desde una perspectiva interdisciplinaria como una interfaz entre la optimización del rendimiento, la ecología, limitantes técnicos y socioeconómicos y la nutrición humana como una cuestión de eficiencia de los recursos disponibles.
Palabras clave: Agroindustria azucarera, reconversión productiva, seguridad alimentaria.
Abstract
The sugar industry in Veracruz participates with 40% of the national production of sucrose and integrates agricultural activities of growing, harvesting and transportation of sugarcane with production in sugar mills. However, it has challenges related to low productivity and socio-economic aspects that are a risk to food security and the agro industrial conversion. The goal of this study is to evaluate the capacity and strategies of conversion of the sugar industry in Veracruz by analyzing the productivity of agro-industrial chain in the national context using several approaches such as weighting matrix productivity for sugar mills, sugarcane crops fields and municipalities, agro-ecological zoning and competitiveness diamond. The results show that 40 % of the sugar mills have indicators above the national average. The sugarcane supply zones have a whole 12 % lower productivity in relation to agro-ecological potential, although in Veracruz 57.5 % have medium-high Edaphoclimatic aptitude for sugacane and 30 municipalities (33.7 %) have resources and capabilities to conversion. It's concluded that the actions and strategies to increase the productivity for bioenergy and food in Veracruz should be approached from an interdisciplinary perspective as an interface between performance optimization, ecology, technical and socioeconomic constraints and human nutrition as a matter of efficiency of available resources.
Keywords: Sugar industry, productive reconversion, food security.
Introducción
La sacarosa o simplemente azúcar es un alimento (carbohidrato básico y esencial) para el hombre, es una de las sustancias orgánicas más puras que se conocen, contiene 99,96%. Es un disacárido formado por una molécula de glucosa (dextrosa) y una de fructosa (levulosa). Está compuesta de 12 átomos de carbono, 22 átomos de hidrogeno y 11 de oxigeno con formula condensada C12H22O11 (oxígeno 51,42%, carbono 42,10%, hidrógeno 6,48%) con peso molecular 342.30. Es un sólido cristalino que carameliza a 160°C, es un azúcar no reductor y polialcohol tiene 3 grupo hidroxilos primarios (-CH2OH 6,1' y 6') y 5 en posición secundaria (-CH-OH, 2, 3, 3', 4 y 4'. Se clasifica dependiendo de los procesos aplicados a la extracción: Azúcar de panela (Brown sugar, piloncillo, rapadura, gur, jaggery) se obtiene con la menor elaboración industrial, tiene un mayor grado de humedad y coloración y menos grado edulcorante puro (75 %), pero conserva gran cantidad de oligoelementos y de vitaminas al no perderlos en el procesado. Crudo, mascabado o moreno (raw sugar): se produce con cristales de tamaño grande y conserva una película de melaza que envuelve cada cristal. Tiene entre 96 y 98 grados de sacarosa. Cuando el azúcar alcanza los 99,5 grados de sacarosa se denomina blanco (White sugar). Cuando el azúcar ha alcanzado la pureza mayor posible, es decir, entre 99,7 y 99,9 grados, se denomina azúcar refinado (Refined sugar) (Rodríguez et al., 2012).
La agroindustria azucarera de México, es un sector productivo que tiene un gran peso social, expectativas incumplidas, indiferencia ante el cambio de paradigmas, polémicas y futuro incierto, pues de ella dependen directa e indirectamente alrededor de 3 millones de personas que realizan diversas actividades inherentes y complementarias como la siembra, el cultivo, la cosecha, la industrialización, el transporte y la comercialización de un solo producto básico para la alimentación humana, la sacarosa o azúcar de mesa; como resultado de operaciones unitarias de proceso en una factoría denominada "Ingenio Azucarero" y en un principio en el Trapiche que procesan una única materia prima, la caña de azúcar (Saccharum officinarum) procedente de un monocultivo cada vez más sensible a las cuestiones ambientales y al posible riesgo que el cultivo intensivo y extensivo de caña de azúcar sustituya a las plantaciones de alimentos para la producción de etanol combustible, debido al potencial energético de la caña de azúcar, y agudizando la deforestación y en consecuencia el impacto ambiental de esta industria. Por lo tanto, ante el crecimiento del sector azucarero para satisfacer la creciente demanda interna de azúcar, la competencia con otros edulcorantes calóricos y no calóricos y la necesidad de combinarlo con la sostenibilidad socio ambiental de la agroindustria, surge la necesidad de nuevas tecnologías que garanticen, entre otras cosas, la seguridad alimentaria en este carbohidrato básico, el aumento y los retos de productividad ante el cambio climático, el uso eficiente de insumos de la naturaleza (agua, sol, viento etc.) y la economía (fertilizantes y agroquímicos diversos), la eliminación de las quemas que anteceden a la cosecha, innovación en la agricultura sustentable, la utilización de los residuos y subproductos (bagazo, melazas, vinazas y cachazas) y una mayor eficiencia en la generación de energía (cogeneración) y metodologías multidisciplinarias de abordaje para el análisis de estrategias para la permanencia y sostenibilidad del sector; por lo que el objetivo del presente trabajo es evaluar la capacidad y estrategias de reconversión productiva de la agroindustria azucarera de Veracruz México, mediante el análisis de la productividad de la cadena agroindustrial en el contexto nacional, con el uso de diversas herramientas de análisis como Matriz de ponderación de productividad en campo, ingenios azucareros, estados y municipios productores, zonificación agroecológica y diamante de competitividad.
Reconversión de la industria azucarera
Desde la década de 1980 en México se planteaba la reconversión de la agroindustria azucarera como una industria que debe contar con una planta industrial competitiva, con capacidad suficiente para atender la demanda interna; rentable y autosuficiente financieramente, con un aparato planificador y administrativo capaz de prever la evolución de la demanda y las adecuaciones a la planta productiva, diversificada y con adecuado aprovechamiento de los subproductos con seis líneas de trabajo: Restructuración del campo cañero, Modernización técnico-productiva, Capacitación y productividad de la mana de obra, Modernización de la gestión administrativa, Modernización comercial y Saneamiento financiero (Argüello, 2000; González, 1989 y Mosso, 1984) considerando ventajas como la experiencia como país productor de azúcar, disponibilidad de tierra, clima y disponibilidad de mano de obra (ventajas comparativas). Sin embargo, la reconversión de la industria azucarera en México solo significo la venta de la misma como industria paraestatal a particulares y la desaparición de los institutos de investigación azucarera, caso contrario a países como Estados Unidos y Brasil, que en el caso del primero, la reconversión productiva significo el desarrollo de los jarabes de maíz de alta fructosa para evitar depender en el futuro de sacarosa importada, y en el segundo el desarrollo a gran escala de la industria del etanol de caña de azúcar mediante el programa PROÁLCOOL (Strachman, 2011) y el establecimiento de biorefinerias1 de la caña de azúcar (Días et al., 2013; Brambila-Paz et al., 2013). En este sentido, la relevancia de las innovaciones en el aumento de la competitividad, la productividad y el número de productos derivados de la caña de azúcar para asegurar la seguridad y soberanías alimentaria y energética han mostrado desde esa época un desarrollo marginal ya que son numerosos los factores que pueden evaluarse (Hernández, 2000; Arellano, 2010; Acosta, 2011 y Enríquez, 2012) y establecer que han restringido y/o fomentado la diversificación y reconversión de la industria azucarera (precios del azúcar y petróleo, tecnología, legislación, calidad y cantidad de materias primas, subproductos y tecnología de conversión, costos de producción, impacto ambiental etc.) en un contexto de seguridad alimentaria, y que se han traslapado cíclicamente a través de la historia del edulcorante y la actual estructura productiva de la industria azucarera representada por tres subsectores (campo, fabrica y comercialización) en un esquema productivo tradicional donde el ingenio y en algunas regiones el trapiche piloncillero, son la base absoluta de la supervivencia de la cadena de valor (Figura 1 y 2) cumpliendo las funciones de:
1. Gestiona, administra, canaliza y vigila el crédito que se otorga a los campesinos.
2. Vigila que se cultive la variedad de cana más conveniente para la región, según los resultados obtenidos en los campos del propio ingenio.
3. Programa los tiempos de cultivo y de zafra de su zona de abastecimiento.
4. Planea las nuevas áreas que deben sembrarse con caña.
5. Lleva a cabo el riego, la fertilización y el mejoramiento de suelos, así como el combate a las diversas plagas que afectan la planta.
6. De manera parcial es también el encargado de la mecanización del campo y del transporte de la caña.
7. Contrata los cortadores y paga su salario.
De forma alterna, estos esquemas productivos generan impactos en el cultivo de la caña genéricos a la agricultura de monocultivos, algunos de ellos son particularmente severos como la quema y requema de cañaverales (Ortiz et al., 2012; De Oliveira 2012; Azeredo et al., 2012) y el uso intensivo de agroquímicos como práctica agrícola convencional (Figura 3).
En este punto, la actividad agrícola cañera para trapiches e ingenios azucareros, requiere el uso de fungicidas, bactericidas, insecticidas, nematicidas, acaricidas, roenticidas y otros plaguicidas (organoclorados, organofosforados y carbamatos). El riesgo asociado con estos productos químicos se derivan de que la mayor parte de sus componentes que van al suelo pueden, en mayor o menor grado, sufrir degradación química, fotoquímica o biológica cuyos efectos son los siguientes: a) la baja biodegradabilidad, hace que su toxicidad persista largo tiempo en el medio ambiente, especialmente los clorados y los fosforados; b) posibilidad de que percolen hasta los acuíferos que pueden servir como agua de consumo humano, c) destrucción del control biológico natural y disminución de la polinización d) rebrotes de plagas, e) la mayoría de los herbicidas son de baja toxicidad aunque la exposición prolongada puede producir efectos severos en los humanos como estupor, somnolencia, náuseas, vómito y convulsiones y f) impactos ecológicos-ambientales produciendo mortalidad de fauna silvestre, fisiológicos, reproductivos, bioquímicos, etiológicos. Por otra parte, la mecanización y el manejo inadecuado de la maquinaria y la mayor periodicidad de las labores mecánicas, afectan la estructura del suelo originando una mayor compactación e ineficiencia en el sistema de drenaje natural (Hernández-Acosta et al., 2013; Barba-Ho 2012; WWF. 2004). Así mismo en el contexto de cambio climático, los estudios disponibles estiman una caída de hasta el 30 % en la productividad de materia prima, sin embargo, la bioenergía de caña de azúcar se visualiza a nivel mundial como una interfaz entre la optimización del rendimiento, la ecología y la nutrición humana como una cuestión de eficiencia de los recursos y la adaptación al cambio climático (Marín et al., 2013; ISO, 2013; Srivastava, 2012; Seabra et al., 2012; Zuurbier 2008 y Deressa et al., 2005 ). Sin embargo, no existen trabajos de este tipo para las zonas cañeras de México.
En este sentido, la preocupación por la crisis ambiental, económica y social de la agroindustria azucarera está presente en la mayoría de los discursos y agendas de los principales actores sociales, políticos, económicos y académicos actuales. La mayoría plantea el desarrollo, competitividad, diversificación y reconversión productiva como vías para la solución de esos problemas añejos (Arellano, 2010; García, 2009, 2000; Rappo, 2002 y Hernández, 2000) y los nuevos como el cambio climático y la caída de productividad. Más aún, los adjetivos una agroindustria azucarera sustentable, reconvertida, diversificada y competitiva parecen hoy un concepto generalizado y una condición para la legitimación social de la idea de desarrollo. Sin embargo, son muy variados y distintos los sentidos desde los cuales se conciben los problemas y se plantean los diagnósticos técnicos y socio-económicos y las posibles soluciones. En primer lugar, se trata ante todo de una cuestión eminentemente práctica, y más precisamente política desde el reparto agrario y la publicación de los primeros decretos cañeros, ya que la producción de discursos con pretensión de validez social sobre el desarrollo, diversificación y reconversión de la agroindustria azucarera no está principalmente orientada a definir (ya sea normativa o descriptivamente) cómo es y en qué consisten los pasos para lograr el desarrollo de la misma, sino a legitimar y justificar prácticas, decisiones y formas de intervención en la realidad social de la agroindustria de acuerdo a las conclusiones de Singelmann, (2003, 1979); Gómez Carpinteiro (2001, 1996); Argüello (2000) y Chullen (1996).
Entonces, la necesidad de transformar la agroindustria azucarera constituye una prioridad de seguridad nacional, el reto más importante es hacer de la caña de azúcar una fuente para solucionar tres problemas esenciales: la alimentación, la energía y el medio ambiente. Se concibe entonces la explotación de la caña a partir de un claro y definido concepto: "Lograr su procesamiento óptimo para obtener, además de azúcar de distintas variedades, mayor cantidad de caña de azúcar, subproductos y derivados". Por lo tanto, el objetivo de reconvertir y/o diversificar la agroindustria azucarera ante los retos ambientales y de seguridad alimentaria y energética plantea varias interrogantes: ¿Cuales son los factores que limitan la productividad, reconversión y la diversificación de la agroindustria azucarera en México? ¿Cuál es la condición competitiva de esta industria para crecer, reconvertirse, diversificarse y mantenerse en el mercado?, ¿Qué cambios y políticas publicas diferenciadas específicamente se requieren, para que la agroindustria como productora de bienes básicos para la población sea competitiva? ¿Cómo contrarrestar el impacto de la volatilidad del precio del azúcar en el mercado internacional y el efecto de la sustitución de azúcar de caña por edulcorantes calórico y no calóricos?, ¿Como diversificar los usos de la caña?, ¿Como incrementar el valor y la productividad de la agroindustria?, ¿De qué manera podemos incrementar el uso del azúcar y de los subproductos y coproductos del proceso agroindustrial? ¿Cómo dar a estos un valor añadido? ¿Cómo abordar el paradigma de la diversificación y reconversión de la agroindustria azucarera y la biorefineria de la caña de azúcar? ¿Cuál será el efecto del cambio climático en la competitividad de la agroindustria azucarera? (Aguilar, 2012)
Es decir, los problemas de la agroindustria azucarera son multicausales, multidisciplinarios, dinámicos, de complejidad tal que bordea frecuentemente los límites del caos y su evolución no es natural sino que debe ser dirigida a través de un proceso permanente de administración estratégica y agricultura sustentable desde una perspectiva multidisciplinaria de forma sistémica. Así un paso fundamental para maximizar las oportunidades y las ventajas comparativas y competitivas regionales, es dar seguimiento a los procedimientos de evaluación como instrumentos decisivos para la toma de decisiones y evitar la frecuente confusión terminológica y conceptual muchas veces implícita en los estudios sobre el tema cañero (Arguello, 2000 y Galindo, 2003).
Por lo tanto, con los actuales métodos de análisis, no es posible entender sus partes y sus efectos y las soluciones nunca son óptimas y sus alcances no pueden ser comprendidos al ser abordados metodológicamente desde un solo campo sino que ha de estudiarse a través de la interacción de múltiples disciplinas dentro de las que destacan las ingenierías, biología, geografía, agronomía, economía, administración, gestión pública, educación ambiental, estudios culturales, participación social y la internacionalización que condiciona la creciente globalización del mundo, la gestión de la agroindustria azucarera y los elementos de la competitividad, la seguridad alimentaria y energética y la realidad del cambio climático.
Agroindustria azucarera de Veracruz México
En el estado de Veracruz, la actividad de la agroindustria la inician los conquistadores españoles en el año 1519 cuando Hernán Cortés trajo la caña de azúcar de Cuba a la región de San Andrés Tuxtla, Ver., cultivándola en Santiago Tuxtla a orillas del río Tepengo en el año 1524 y se realizó la instalación del primer Trapiche en 1526 en un lugar hoy conocido como Paso del Ingenio. Presenta una larga historia derivada del uso de la tierra como factor de producción y poder político; y al transitar desde la colonia para satisfacer las necesidades del mercado nacional y europeo con un modelo de producción basado en la fuerza de trabajo (economía pre capitalista de tipo primario), a otro caracterizado por la incorporación de maquinaria industrial durante el porfiriato, con la creación de la institución del ejido en 1937 y los decretos cañeros de 1943, 1974, 1975, 1981 y 1991 y la Ley de desarrollo sustentable de la caña de azúcar de 2005 que establecieron la relación entre industriales y productores y específicamente en lo que se refiere a las zonas de abasto y el pago de la materia prima y la expansión del cultivo desde la década de 1970. Actualmente constituye el principal cultivo perenne y agroindustrial del estado y aporta el 39.7 % del total de la superficie cosechada y del 37.8 al 39.6 % del azúcar producido a nivel nacional en la última década. Se localiza en 173 municipios y 50,596 unidades de producción que constituyen 25 zonas de abasto cañero para ingenios azucareros y trapiches piloncilleros del estado de Veracruz, San Luis Potosí y Oaxaca (Figura 4), Sin embargo, actualmente a nivel nacional, presenta una productividad, en los indicadores del sector azucarero, de media a baja (Cuadro 1).
Evidentemente, el sector de la caña de azúcar en Veracruz ha perdido productividad en la última década y se enfrenta a la baja rentabilidad. La problemática mayor de la agroindustria azucarera estriba en la recuperación agrícola, donde el rendimiento promedio actual (61.676 t/ha) en la zafra 2011/2012 ha descendido 9 t/ha caña debido a causas multifactoriales como resocas, plagas y enfermedades, sequias, tamaño minifundista de la unidad productiva etc.; y se refleja en la superficie necesaria para producir una tonelada de azúcar y en la caída de la producción de etanol que no impacta consistentemente el balance local entre "oferta" y "demanda (Figuras 5 al 7) (6).
Para Veracruz tan solo los ingenios azucareros: La Gloria, El Modelo, El Higo, Mahuixtlan, San Miguelito y El Potrero se encuentran por encima de la media nacional en la relación superficie/producción de azúcar. Por lo que los efectos que puede generar el estancamiento económico o insuficiencia de oferta de caña de azúcar, de este sector agroindustrial primario, que como actividad económica estructurante no puede ser desechado o sustituido por otro por su multifuncionalidad (alimentos, energéticos, fibras, función medio ambiental, social y rural entre otros), hace necesario generar múltiples escenarios con el fin de crear alternativas y facilitar procesos de decisión y ejecución para revertir o minimizar la productividad marginal (caña de azúcar, subproductos, etanol, azucares, energía). En este sentido, la productividad del cultivo de caña de azúcar y la agroindustria en su conjunto, requieren nuevos abordajes prácticos que permitan a priori de forma confiable y útil la toma de decisiones y políticas públicas en planeación y gestión de actividades productivas y la supervivencia de la actividad productiva como ente social.
Índice de productividad de ingenios azucareros de Veracruz México
En las zonas cañeras no se ha logrado establecer una simbiosis con nuevos abordajes metodológicos y sistémicos que consideren la complejidad del cultivo de caña de azúcar e integrar información procedente de diversas disciplinas tales como la meteorología, climatología, edafología, manejo de cultivos, fisiología vegetal y tecnologías de producción, y los factores espaciales (suelo, clima, topografía, infraestructura, etc.) que sin duda, influyen en la competitividad de un predio y los trabajos convencionales de campo donde los ingenios azucareros solo toman en cuenta una serie de factores basados en la experiencia, entre ellos se destacan: la percepción de los patrones de crecimiento en cada predio, el desarrollo de la zafra anterior, las condiciones agroclimáticas pasadas y previstas, el estado del cañaveral, y las estimaciones de superficie, rendimientos culturales y rendimientos fabriles realizadas en pre-zafra.
Uno de estos abordajes es la matriz de ponderación de factores de productividad de la agroindustria azucarera (Galindo et al, 2010 y Martínez 1998) considerando los subsistemas campo y fábrica y a partir de los datos de instituciones oficiales y sectoriales es posible obtener un índice de productividad de clasificación de ingenios (Cuadros 2 y 3)
Estos indicadores de la Organización Internacional del Azúcar (ISO, 2005) reflejan la eficiencia general de la fábrica de azúcar, desde el cultivo de caña a la producción de azúcar, son puntos de referencia como parámetros comparativos de medición del rendimiento que indican el nivel de eficiencia y productividad de una fábrica a otra, incluso entre los diversos países. En este sentido, a priori puede establecerse una clasificación de ingenios de acuerdo a los subsistemas campo y fabrica (Cuadro 4).
En este sentido, en el cuadro anterior, puede establecerse una diferenciación preliminar que tipifica a los ingenios azucareros con el mejor campo o fábrica de azúcar o la correcta aplicación de la tecnologías en ambos; sin embargo, la metodología aplicada para este periodo establece una estructura de ingenios considerando todos y cada uno de los factores en campo y fábrica, en dos grupos de alta y media a baja productividad es decir por encima y debajo de la media nacional mediante la determinación del índice de productividad como indicador compuesto. Para el primer grupo formado por 10 ingenios: Adolfo López Mateos, El Potrero, El Modelo, Providencia, Tres Valles, Zapoapita, La Gloria, Central Motzorongo y El Higo presentaron en su conjunto indicadores positivos en campo y fabrica, inclusive por encima de la media nacional, principalmente en las características de la fábrica de azúcar con respecto al máximo de su capacidad en cada fase de transformación (manejo de caña, molienda, planta de vapor, planta eléctrica, clarificación, evaporación, tachos, condensación y vacío, cristalizadores, centrifugación, refinería, secado y envase) el nivel de automatización, y el estado de la tecnología (obsolescencia, innovaciones, mantenimiento y la formación y capacitación de los operadores). Sin embargo para el segundo grupo integrado por 15 ingenios azucareros: Mahuixtlan, Central Progreso, Constancia, San Miguelito, San Nicolás, San Cristóbal, San José de Abajo, La Margarita, San Pedro, El Refugio, El Carmen, Cuatotolapam, Nuevo San Francisco, Independencia, La Concepción y San Gabriel la productividad en campo es un tema prioritario que permitirá en el corto y mediano plazo recuperar la rentabilidad, principalmente en esta zonas de abasto cañero que son altamente vulnerables a los efectos edafo climáticos y se caracterizan por una alta fragilidad a los cambios del entorno (plagas, enfermedades, sequias etc). Este grupo se caracteriza por presentar baja cantidad y calidad de materia prima, es decir, Rendimiento de campo y agroindustrial, relación sacarosa/fibra y capacidad de abastecimiento cañero por debajo de la media nacional, inclusive la media regional, y gran parte de sus atributos de calidad condicionan el desempeño de las fábricas de azúcar y etanol y en futuros escenarios de cambio climático estas zonas tendrían comprometida fuertemente la disponibilidad de tierra cultivable con aptitud para el cultivo, el clima optimo y la mano de obra barata. En este sentido, los estudios de regionalización, zonificación y lotificación para determinar el potencial productivo de las zonas cañeras en México, se encuentran limitados por la baja disponibilidad de información, tanto estadística como cartográfica, en relación al medio físico y las potencialidades de diversas regiones productoras de caña de azúcar; la información temporal y espacial ha sido tradicionalmente limitada y con actualización irregular.
Para Veracruz, el trabajo de Olvera et al., (2013) establece que de la superficie total de oferta de caña de azúcar (328,420 ha), se clasifica 3.68 % (12,085.86 ha) como de alto potencial productivo al cultivo, 53.8% (176,689.96 ha) medio y 45.52 % (139,644.18 ha) bajo o muy bajo. Las áreas de alto potencial para producción de caña de azúcar se concentran espacialmente en el Ingenio El Higo que tiene actualmente uno de los mayores rendimientos regionales (80 t/ha). Las zonas de mediano potencial se agrupan en torno a los ingenios azucareros de El Modelo, La Gloria, El Potrero, San José de Abajo, San Miguelito, Nuevo San Francisco, San Pedro, Zapoapita, Central Progreso, Independencia, La Constancia, San Nicolás, Central Motzorongo, La Providencia y El Carmen (≥ 60 t / ha). La mayor parte de la zona con un bajo potencial está en Mahuixtlán, Cuatotolapan, San Cristóbal, San Gabriel, Tres Valles (≥ 45 t / ha) y La Concepción. Estos ingenios son de régimen de temporal o secano y se caracterizan por una alta variabilidad climática (Cuadro 5 y Figura 8).
En esta zona cañera, de acuerdo a Brunini et al., (2010), la aptitud agroclimática al cultivo de caña de azúcar tiene un impacto importante, ya que determina la capacidad del territorio para producir materia prima, en cantidad y calidad, por ciclo productivo y expandir la frontera agrícola actual para proyectos de reconversión o diversificación productiva o biorefinerias. Estos efectos están estrechamente vinculados con la calidad del suelo, las condiciones climáticas y la afectación por plagas bajo régimen de secano o temporal como factores ambientales. Por lo tanto, existe un fuerte vínculo entre la aptitud y el tipo de gestión agrícola y las limitantes socioeconómicas de los productores y regiones productoras que determinan el desarrollo agrícola en la región que presenta en su conjunto 12 % menor productividad en relación a su potencial agroecológico.
Factores socioeconómicos para la reconversión productiva
Para las agroindustrias y de acuerdo Eakin et al. (2011) y desde los trabajos de Pope (1980) se han planteado que además de los factores ecológicos o ambientales del cultivo (rendimientos, calidad agroindustrial, ciclo productivo, afectaciones por plagas y enfermedades etc.) existen numerosos criterios sociales como apoyos gubernamentales, asistencia técnica, acceso a crédito, diversificación del ingreso agrícola, participación en organizaciones de productores, acceso a capacitación, educación, acceso a energía y servicios públicos, disponibilidad de mano de obra familiar, diversificación de cultivos, infraestructura rural, proximidad a mercados, redes sociales, disponibilidad de riego y tamaño de la unidad productiva entre otros que condicionan al productor agroindustrial a establecer diversas estrategias de competitividad (incremento de productividad, rentabilidad, reconversión y diversificación de cultivos o actividades productivas) o aun la supervivencia de la actividad productiva base (Figura 9).
Sin embargo, para el análisis del impacto de estos factores o limitantes socio-económicos es necesario incorporar de forma integradora la mayor cantidad de variables o factores, porque muestran en su conjunto, la importancia regional y sectorial de la actividad productiva y sus capacidades y recursos para reconvertirse. Se empleó la metodología de Evaluación Multicriterio de Jerarquías Analíticas (AHP) de Aguilar (2011) para la determinación del peso de cada factor y la construcción de un instrumento de evaluación y ponderación y la determinación de un índice de reconversión o diversificación para estados cañeros y de los principales municipios productores de la gramínea en la región Golfo (89 en total, 74 de Veracruz, 14 de Oaxaca y 1 de San Luis Potosí), con datos de SIAP (2010) (Cuadros 6 al 10).(7, 8, 9)
Este resultado es consistente con Eakin et al. (2011), Tienwong et al. (2009) y Bojórquez, (2009), quienes concluyeron que los factores biológicos de los cultivos (rendimientos, ciclo productivo, afectaciones por plagas, etc.) explican del 30 al 35 % y los socioeconómicos del 65 al 70 % de los recursos y capacidades para ejecutar proyectos de diversificación y/o reconversión respectivamente. Del total de municipios, 46, es decir el 52 % localizados 40 en Veracruz (54 %) y 6 en Oaxaca (43 %), donde se ubican espacialmente las zonas de abasto cañero de los ingenios: El Higo, Zapoapita, San Pedro, La Gloria, El Modelo, Central Progreso, La Concepción, San Nicolás, San José de Abajo, Central Motzorongo, Tres Valles, Adolfo López Mateos y San Miguelito presentan características por encima de la media regional y nacional, que Waclawovsky et al., (2010); Haque et al. (2010) y Prado (2008) y Vlosky et al., (2005) concluyeron que definen territorios donde factores como tamaño de la unidad productiva superior a la media, tenencia de la tierra privada, disponibilidad de tierras con aptitud y fertilidad, rendimiento de cultivos de alto valor, alto costo de cultivos, riego, posibilidad de expansión del cultivo y materias primas, tierras de pastoreo, acceso a crédito y mercados regulados, infraestructura (caminos rurales, electrificación rural, hospitales), proximidad al mercado consumidor, mano de obra, soporte institucional o gubernamental y alfabetización y nivel educativo, existencia de unidades productivas relacionadas, Índice de Desarrollo Humano pueden explicar a nivel local la capacidad potencial para la reconversión industrial, agrícola, ganadera, forestal y pesquera.
Es decir, en estos municipios las economías de escala, la adecuación agroecológica de las tierras, riego, mecanización (sobre todo la cosecha), fertilizantes, gestión de plagas y los procesos gerenciales permiten a los agricultores cañeros de esta zona, derivado de sus recursos y capacidades, la producción de materia prima con mayores ventajas relativas o, al menos, las menores desventajas derivadas de los factores físicos (climáticos, edafológicos etc.) y biológicos y las fuerzas económicas que limitan las posibilidades de su empresa son un potencial. En contraste, los municipios de media a muy bajo índice poseen fuertes condicionantes socioeconómicas y procesos gerenciales sin visión empresarial sistemática o formal lo que determina las limitaciones de la expansión de la actividad y, en cierta medida, por la continuidad o supervivencia del negocio cañero como monocultivo de la manera actual (Mishra et al., 2004).
En este sentido, las pequeñas escalas de producción, como condicionante social, para el cultivo de caña de azúcar (plantación agroindustrial), generalmente de tipo ejidal, se asocian con lotes de costos altos y poco competitivos, ya que no tienen capacidad para aprovechar las ventajas comparativas (aptitud agroclimática) y las que se derivan de la producción en masa, y operan, por lo tanto, con rendimientos decrecientes en sus funciones de producción por debajo de la frontera de eficiencia. Es decir, las unidades productivas cañeras más pequeñas son más especializadas y tienden a aumentar el grado de especialización más rápido que las grandes explotaciones. Por lo tanto, tienen menor diversificación y mayor grado de especialización Los agricultores de estas zonas no realizaran procesos de diversificación o reconversión, pues llevan a cabo un proceso especializado en un solo cultivo. Se especializan porque no pueden o la reconversión y /o diversificación no es atractiva (Windle y Rolfe, 2005).
Estos resultados establecen en lo general que la capacidad del sector azucarero veracruzano para reconvertirse es muy limitada, y existen variables que la restringen fuertemente, principalmente en el campo cañero; base material de la agroindustria azucarera (Cuadro 11).
Su dinamismo está dado por una mayor superficie cosechada y una tendencia en la disminución de los rendimientos por hectárea, lo que provoca una regresión en los volúmenes de producción de caña y compromete la autosuficiencia alimentaria de la población y energética de los propios ingenios azucareros, trapiches y destilerías.
En este sentido, la agroindustria azucarera de Veracruz, derivada de su complejidad de factores o criterios de análisis, requiere forzosamente un modelo de desarrollo y reconversión productiva regional y políticas públicas, con tecnologías e innovaciones propias que consideren primeramente la seguridad alimentaria y energética (azúcares, cogeneración y etanol) incorporando nuevas rutas productivas desde la producción primaria, minimizando el impacto ambiental, donde el campo cañero sea el centro estratégico de la cadena de valor de la reconversión productiva (Figura 10) y posteriormente los pasos a seguir para el desarrollo de políticas públicas pueden ser determinados mediante el análisis del diamante de competitividad para la agroindustria azucarera de acuerdo a la metodología de Banerjee (2004) (Cuadro 11).
Actualmente, existen en la literatura numerosas aproximaciones para el análisis de las agroindustrias azucareras y biorefinerias de la caña de azúcar de diversos países; sin embargo para la agroindustria azucarera en Veracruz, los resultados de este trabajo lo tipifican por estar fragmentado (minifundio), desintegrado, improductivo y sobreexplotado y caracterizado por una agricultura de supervivencia altamente impactante al ambiente por el uso masivo o socializado de la agricultura cañera, el creciente deterioro de los suelos, deforestación, salinización, compactación, erosión, perdida de materia orgánica por la cosecha con quema de cañaverales, la gran dependencia de recursos externos (combustible, fertilizantes, pesticidas, herbicidas, maquinarias), la cada vez menor respuesta productiva a los fertilizantes químicos y abonos, el aumento de plagas, malezas y enfermedades por el rompimiento de las cadenas naturales y la extendida práctica del monocultivo con variedades extranjeras en su mayoría en ciclo resoca, los cambios climáticos y de los sistemas de vientos por la deforestación para la apertura de nuevas áreas para compensar la caída de rendimientos, que figuran entre los muchos efectos negativos y el costo ambiental de la llamada agricultura convencional cañera y aún se observa gran desconocimiento del potencial de la caña de azúcar como recurso bioenergético y alimentario; ausencia de mecanismos específicos de financiamiento para investigación y desarrollo en bioenergía, incremento de productividad y competitividad y no cuenta con un centro tecnológico especializado propio encargado de desarrollar, gestionar, integrar y articular las actividades de investigación, innovación, asistencia técnica, transferencia de tecnología e información al sector productivo determinadas en el diamante de competitividad en este trabajo, lo que genera un pobre o nulo desarrollo tecnológico en "áreas de frontera" como la producción de combustibles líquidos o gasificación de biomasa cañera, agricultura de precisión o manejo de sitio especifico, vulnerabilidad en escenarios de cambio climático entre otros y aun los tradicionales como la productividad y la autosuficiencia de azúcar son temas que deben debatirse ampliamente y es necesario evaluarlos cuidadosamente antes de establecer programas y políticas públicas en gran escala como tentativa de solución a los problemas y perspectivas de crecimiento a largo plazo de la agroindustria (Aguilar, 2011; Sacramento-Rivero et al., 2010).
Conclusiones
La caña de azúcar posee todas las características necesarias para constituir la base de un desarrollo social de seguridad alimentaria económicamente viable, autoenergético y ecológicamente sustentable en Veracruz; existen gran cantidad de experiencias, argumentos, cifras y alternativas desarrolladas en México y otros países, centros de investigación azucarera y cañera, universidades y sociedades públicos y privados desde finales de la segunda guerra mundial; por lo tanto para la reconversión productiva en Veracruz y las oportunidades que ofrece el cambio climático resultan factores vitales la aplicación de los adelantos científicos-técnicos y una fuerte integración entre el campo y la industria pero considerando los contextos socioeconómicos particulares de cada región y la participación de los mismos con un plan prospectivo que permita mejorar lo que se tiene en el presente.
Los resultados obtenidos, establecen que solamente el 40 % de los ingenios azucareros presenta indicadores por encima de la media nacional. Las zonas de abasto cañero se encuentran tan solo con 13 % de riego, el resto 84 % en régimen de secano dedicadas a la supervivencia a los factores limitantes ambientales como acceso al agua, clima y sequía y presentan en su conjunto 12 % menor productividad en relación a su potencial agroecológico, a pesar que en Veracruz el 57.5 % de su zona productora tiene aptitud edafoclimática al cultivo de media a alta y 30 municipios (33.7 %) poseen recursos y capacidades para reconvertirse, por lo tanto, factores como experiencia en proyectos productivos ya establecidos, rendimiento de campo y agroindustrial, acceso a crédito y asistencia técnica y junto a la baja explotación de la aptitud edafo climática, el minifundio y la tenencia de tierras entre otros son altamente significativos para la reconversión productiva en esta región.
Estos resultados pueden ser utilizados a priori como una herramienta de apoyo a la toma de decisiones y políticas publicas diferenciadas en los procesos de planificación del área cañera, principalmente en zonas agrícolas de gran heterogeneidad, mediante la determinación y diferenciación de ambientes.
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