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Revista mexicana de ciencias agrícolas
versión impresa ISSN 2007-0934
Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.6 no.4 Texcoco may./jun. 2015
Ensayos
Contribuciones del INIFAP al extensionismo en México y la gestión de la innovación*
Contributions of INIFAP in the extensionism in Mexico and innovation management
Pedro Cadena-Iñiguez1§, Robertony Camas-Gómez1, Filemón Rafael Rodríguez-Hernández2, José Gabriel Berdugo-Rejón3, Alejandro Ayala-Sánchez4, Andrés Zambada-Martínez5, Mariano Morales-Guerra6, Néstor Espinosa-Paz1 y Walter López-Báez1
1 Campo Experimental Centro de Chiapas, INIFAP. Carretera Internac Ocozocoautla-Cintalapa, km 3, Ocozocoautla de Espinosa, Chiapas, Chiapas. C. P. 29140. (cadena.pedro@inifap.gob.mx; camas.robertony@inifap.gob.mx; espinosa.nestor@inifap.gob.mx; lopez.walter@inifap.gob.mx). §Autor para correspondencia: cadena.pedro@inifap.gob.mx.
2 Campo Experimental Valles Centrales de Oaxaca, INIFAP. Melchor Ocampo Núm. 7, Col. Santo Domingo Barrio Bajo, Villa de Etla, Oaxaca, Oaxaca. C. P. 68200. (rodriguez.rafael@inifap.gob.mx).
3 Campo Experimental Mococha, INIFAP. Carretera Merida-Motul, km 25. Mérida, Mococha, Yucatán. C. P. 97454. (berdugo.jose@inifap.gob.mx).
4 Campo Experimental Zacatepec, INIFAP. Carretera Zacatepec-Galeana, km 0.5. Col. Centro, Zacatepec, Morelos. C. P. 62780. (ayala.alejandro@inifap.gob.mx).
5 Campo Experimental Cotaxtla, INIFAP. Carretera Federal Veracruz-Cordoba, km 34.5. Medellin de Bravo, Veracruz, Veracruz. C. P. 94270. (zambada.andres@inifap.gob.mx).
6 Campo Experimental Iguala, INIFAP. Carretera Iguala-Tuxpan, km 2.5. Col. Centro, Tuxpan, Iguala de la Independencia, Guerrero. C. P. 40000. (morales.mariano@inifap.gob.mx).
* Recibido: octubre de 2014
Aceptado: febrero de 2015
Resumen
Desde la creación de los institutos nacionales de investigación, agrícola, pecuaria y forestal, hasta la creación del INIFAP en 1985, las acciones de transferencia se hacían por separado, y con alcances no medidos. Siempre se siguieron esquemas lineales provenientes del extranjero, de instituciones relacionadas con el sector agropecuario y forestal, fue hasta la década del 2000 cuando investigadores mexicanos principalmente de la región sur sureste de México, que iniciaron el cambio de paradigma al sustituir los modelos lineales, por la gestión de la innovación, los resultados son muy alentadores en áreas planas, serranas y con altos grados de marginación, curiosamente los niveles de más pobreza se observan donde existen la mayor riqueza en biodiversidad. En el INIFAP se han implementado 14 modelos de transferencia que buscan la gestión de la innovación, de ellos siete son lineales y siete han sido participativos, y estos se han enriquecido con la incorporación de más herramientas metodológicas como: la metodología de planeación basada en el marco lógico, el análisis de redes sociales, y sobre todo la participación de los principales actores beneficiados, que de acuerdo a la nueva ruralidad no solo son hombres, sino mujeres, jóvenes, personas de la tercera edad e integrantes de los pueblos originales.
Palabras clave: extensionismo, innovación, modelos de transferencia.
Abstract
Since the creation of the national research, agriculture, livestock and forestry, until the creation of INIFAP in 1985, actions for transference were done separately and with unmeasured scope. Always inlinear schemes from abroad, institutions related to the agricultural and forestry sector was until the 2000s when Mexican researchers around the Southeast region of Mexico, initiated the paradigm shift by replacing the linear models, followed by management of innovation, the results are quite encouraging in flat, hilly and with high degrees of marginalization areas, curiously more poverty levels are observed where there's richest biodiversity. In the INIFAP have been implemented 14 transfer models seeking innovation management, of which seven are linear and seven have been participatory, and these have been enriched with the addition of more methodological tools such as planning methodology based on logical framework, social network analysis, and especially the participation of the main beneficiaries actors, according to the new rurality are not only men, but women, youth, seniors and members of the original peoples.
Keywords: extensionism, innovation, transfer models.
Introducción
Desde sus inicios los Institutos Nacionales de Investigación, Agrícola (INIA), Pecuario (INIP) y Forestal (INIF), desarrollaron tecnologías de productos y de proceso y conocimientos aplicables al subsector correspondiente. Cada uno de ellos desarrolló actividades de difusión; sin embargo cada uno realizaban la transferencia por separado dada la autonomía existente entre ellos, el INIA fue el único que contaba con unidades de difusión a través de todo el país, los cuales dedicaban esfuerzos para la transferencia de tecnología.
Fue en 1985, cuando los tres institutos se fusionaron en lo que hoy es el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), dentro de los objetivos institucionales está la promoción y el apoyo a la transferencia de tecnología, actividad sustantiva contemplada dentro de sus objetivos que son cuatro
Objetivo 1: generar conocimientos e innovaciones tecnológicas que contribuyan al desarrollo sustentable de las cadenas agroindustriales forestales, agrícolas y pecuarias del país. En su desempeño busca el aprovechamiento racional y la conservación de los recursos naturales.
Objetivo 2: desarrollar y promover investigación estratégica y de frontera para contribuir oportunamente a la solución de los grandes problemas de productividad, competitividad, sustentabilidad y equidad del sector forestal, agrícola y pecuario del país.
Objetivo 3: promover y apoyar la transferencia de conocimientos y tecnologías forestales, agrícolas y pecuarias, de acuerdo a las necesidades y demandas prioritarias de los productores y de la sociedad, así como contribuir a la formación de recursos humanos.
Objetivo 4: fortalecer la capacidad institucional a través de la actualización, renovación y motivación de su personal, así como la modernización de la infraestructura, procedimientos y administración, para satisfacer las demandas de la sociedad.
En este trabajo se discuten los antecedentes históricos de corto y mediano plazo de la transferencia de tecnología, se revisa el cambio de paradigma institucional a partir de su redimensionamiento y se hace una propuesta para mejorar el compromiso del INIFAP establecido en el objetivo estratégico tres donde se establece que se promoverá y apoyará la transferencia de conocimientos y tecnologías forestales, agrícolas y pecuarias.
Antecedentes
En la Figura 1, se muestra un constructo del proceso de generación y transferencia de tecnología. La etapa de generación está asociada a un costo que sólo es recuperable en la medida que la tecnología generada se vaya adoptando, para lo cual se requiere un adecuado proceso de transferencia de tecnología. Es decir, los retornos a la inversión que se realiza en los proyectos de investigación sólo se hacen efectiva cuando los usuarios adoptan los productos y conocimientos generados. Entre la etapa de generación y adopción el proceso de transferencia juega un rol muy importante, pero son necesarios otros factores como el crédito, el seguro en algunos casos, un mercado de insumos y productos cercanos, la presencia de extensionistas, la capacitación, etc.
Para hacer eficiente este proceso la política pública ha llevado a cabo varios esfuerzos relacionados con los extensionistas y la creación de nuevos organismos.
El extensionismo en México se inició cuando se consolidó el triunfo de la Revolución Mexicana y los jóvenes ingenieros de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA) hoy Universidad Autónoma Chapingo (UACH), fueron contratados tal como egresaban para llevar al campo mexicano los conocimientos y contribuir con el reparto agrario. La extensión siguió el modelo norteamericano, donde instituciones del gobierno federal realizaban la investigación y quienes extendían los conocimientos era el sistema de extensión también dependiente del gobierno (Muñoz y Santoyo, 2010).
Aguilar et al. (2005) señalan cuatro etapas cruciales del extensionismo en México: la primera en la década de los años 50, donde la extensión se consideró como una herramienta para "el cambio rural"; una segunda etapa en los años 60 y 70 cuando se difundieron los paquetes tecnológicos, posteriormente en la tercera etapa con el financiamiento del banco mundial la extensión fue para el manejo integral de los cultivos enfatizando en el control de plagas y los nutrimentos, en la cuarta etapa, indican estos autores que se privilegiaron solamente los componentes tecnológicos para incrementar la eficiencia productiva y se olvidó el mercado. Muñoz y Santoyo (2010), indican que el modelo de las tres primeras etapas se trataba más del sentimiento del investigador por resolver los grandes problemas nacionales enmarcados en un modelo de sustitución de importaciones vigente, apoyados en una red de empresas que daban créditos al campo, aseguraban la compra de las cosechas y en ocasiones aseguraban los cultivos y plantaciones.
Bajo este modelo tradicional de extensionismo el papel del INIFAP era más bien el de responder a las demandas de los grandes problemas nacionales y privilegiaban el incremento de los rendimientos de los granos básicos y la producción de oleaginosas, el financiamiento para realizar dicha actividad era con fondos del gobierno canalizados a través de la SAGARPA, se generaban componentes tecnológicos los cuales eran incorporados a un "paquete tecnológico" el cual era difundido a través del sistema de extensionismo dependiente del gobierno. Con el transcurrir del tiempo este modelo prácticamente se vio desgastado por la apertura de las fronteras y la implementación del modelo económico neoliberal a finales de la década de los 80, Durante el gobierno de la república de 1988-1994, prácticamente desapareció el sistema de extensión y se eliminaron los recursos para la investigación y se canalizaron a través de la Fundaciones Produce, estructura "semi-privada" que opera con recursos públicos, en los primeros años mediante asignación directa y posteriormente a través de recursos competidos o por convocatorias a las demandas de los principales sistemas producto.
Bajo este nuevo escenario el INIFAP intentó realizar transferencia de tecnología e inició con diversos modelos para adaptar a las nuevas modalidades oficiales de operatividad de la transferencia de tecnología, por lo que tenían como premisa capacitar a los extensionistas llamados Prestadores de Servicios Profesionales (PSP) desde los 80 y hasta el año 2000, a través de los programas como El Sistema Nacional de Extensión Rural (SINDER), el Programa de Capacitación y Extensión (PCE), el programa elemental de asistencia técnica (PEAT), entre otros.
Paralelamente el INIFAP inició la implementación de modelos que fueron desarrollados en otras latitudes entre ellos el modelo del ICTA de Guatemala, C. A. el cual consideraba a la transferencia de tecnología como un todo, desde la generación, pasando por la validación, la demostración hasta la adopción donde los actores eran diferentes en cada etapa. Con el apoyo del Banco Mundial (BM), en México se dio mucho impulso a la validación de tecnologías al establecer los paquetes tecnológicos fuera de los campos y estaciones experimentales para que se probaran bajo condiciones del productor (Cadena et al., 2009), la premisa era que la adopción se acelerara al realizar estas acciones.
Al mismo tiempo se gestaba en el Golfo de México el que hasta ahora ha sido el más longevo y exitoso de los modelos de transferencia de tecnología, el modelo Grupos Ganaderos de Validación y Transferencia de Tecnología (GGAVATT), el cual contempla en sus principios la participación de un PSP, una institución de investigación y enseñanza superior, y las dependencias del sector tanto federal como estatal además de los ganaderos (Aguilar et al., 2003). Este modelo para el renglón ganadero ha contado con apoyos de los gobiernos estatales, del Gobierno Federal y ha permanecido gracias a la participación de los actores antes mencionados y su compromiso con los sistemas producto del país. La operativa es simple; una estrecha relación entre los actores bajo la supervisión técnica de la institución de investigación y enseñanza superior en contacto directo con los ganaderos.
Si bien este modelo ha permeado en el ámbito nacional existen otros modelos de transferencia que no han tenido el suficiente apoyo, como para que subsistan, entre ellos el modelo de granos del sur, implementado en las áreas de buen y muy buen potencial para aprovechar las unidades de riego rural (URDERALES), este modelo de generación-transferencia de tecnología fue el precursor del programa de maíz de alta tecnología (PRONAMAT) y después programa de maíz de alta productividad (PROMAP). Marcó un parteaguas al incorporar a la generación de tecnologías, la validación y el sondeo de los productores vecinos para medir adopción por imitación, se redefinieron los niveles de fertilización, densidades de población, validación de variedades e híbridos de alta calidad proteínica (ACP) o Quality Protein Maize (QPM) por sus siglas en inglés (López et al., 1999).
Mención aparte merece el modelo de transferencia de tecnología productor experimentador, el cual surgió en el estado de Guanajuato y se extendió a los estados maiceros del centro y sur sureste de México, el cual constaba de dos etapas, una, donde se incluía la participación de productores organizados en "clubes de maíz" con financiamiento de agroindustriales que requerían materiales con características específicas de "calidad harinera" para la fabricación de harinas de maíz, para la industria de la masa y la tortilla, en la segunda etapa se incluía la participación de los hijos de los productores con el fin de hacer el relevo generacional y con ello acelerar la adopción de tecnología (Villarreal, 2010). Sin embargo, este modelo una vez retirado el financiamiento se fue reduciendo hasta su más mínima expresión en los estados de Guanajuato y Querétaro.
Con resultados poco alentadores sobre la adopción de tecnología agrícola, el INIFAP retomó la estrategia del grupo consultivo para la investigación agrícola internacional (CGIAR) a través de sus centros internacionales de investigación en el caso de México fue el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMyT) el cual en cooperación con el INIFAP implementaron el modelo de investigación en campos de agricultores (ICA) estableciendo para ello trabajos desde los diagnósticos sociales y agronómicos hasta la generación y transferencia de tecnología con el fin de determinar cuáles eran los factores que limitaban la incorporación de las tecnologías entre los productores y se acuñó el concepto de "dominios de recomendación" ampliamente descrito en Byerlee et al. (1983).
Producto de estos trabajos establecidos en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Jalisco y Veracruz, se generaron tecnologías apropiadas a las circunstancias de los productores, de tal manera que su adopción fuera más expedita al generarse, validarse y demostrarse en los campos de los productores. En Chiapas este modelo llegó hasta la fase de la adopción del encalado para reducir el grado de acidez de los suelos, a través de un financiamiento por el extinto Banrural, ubicándose como uno de los pocos casos de éxito, pero con poca incidencia en la política de trabajo del INIFAP.
Por su parte y después de más de 20 años de haberse dado ese tipo de investigación-transferencia, Ayala (2014), indica que los modelos de transferencia de tecnología son contextuales, la adopción no siempre es el resultado de un proceso sino que muchas veces es un fenómeno que depende de la observación, la inteligencia, la decisión y el riesgo de los propios productores. Al respecto y en un estudio realizado en la región sur sureste de México, en áreas marginadas de Los Tuxtlas, Veracruz, se encontró que la gestión de innovaciones para el desarrollo económico y social del sector productivo rural de éstas áreas, es un proceso de alta complejidad social, institucional y organizacional, por lo que requiere vinculaciones institucionales con actores tomadores de decisiones y proveedores de apoyos y servicios (Zambada et al., 2013).
Desde la creación del INIFAP se han implementado siete modelos de transferencia de los llamados lineales 1) modelo tradicional de transferencia; 2) el modelo general de comunicación; 3) el modelo del ICTA de Guatemala; 4) el modelo de investigación en Fincas de productores del CGIAR; 5) la estrategia multimedia o de difusión de innovaciones; 6) modelo de granos del sur; y 7). modelo de las vitrinas tecnológicas) y siete más de carácter participativo 1) modelo MOCATT; 2) escuelas de campo para áreas con presencia de pueblos originales; 3) el modelo de gestión de la innovación con competitividad para áreas marginadas; 4) los bioespacios-escuela para hortalizas; 5) el modelo con enfoque de microcuencas; 6) el modelo del productor experimentador para maíz; y 7) el modelo GGAVATT para especies pecuarias.
Estos modelos están ampliamente discutidos en Cadena et al. (2009), en cada modelo descrito se tienen resultados diferenciales, pues mientras se contó con los apoyos por parte de los actores financiadores, los modelos funcionaron, una vez que este actor se retiró por cambio de sexenio o por alguna otra razón, el modelo se dejó de operar. De los 14 modelos de transferencia que el INIFAP ha desarrollado se tienen algunas características algunas pueden ser más una desventaja que una oportunidad que coadyuve a un escalamiento: son sectorizados, atienden sólo una o dos especies o cultivos, el área de trabajo no tiene un enfoque de gestión territorial, los operadores son unidisciplinarios, algunos de estos modelos toman en cuenta el parecer del sujeto a desarrollar, quienes financian los modelos responden a una normatividad específica, no partieron del conocimiento local y los más sólo imponen su verdad.
En los primeros siete modelos de transferencia de tecnología se tuvo aciertos y también errores, con excepción del modelo GGAVATT que está en el segundo tipo de modelos donde se incluye a los sujetos del desarrollo, todos los demás han desaparecido, el verdadero problema seguía siendo la verticalidad de los modelos, nunca se hacía participe a los productores o los futuros usuarios de las tecnologías, y no fue sino hasta principios del año 2000 que se implementaron los modelos participativos donde los principales actores fueron los productores, ganaderos y campesinos sobre todo de las áreas marginadas.
El cambio de paradigma
El INIFAP visualizó la necesidad de atender las áreas más vulnerables llamadas "marginadas", suceso que se inició cuando los países miembros de la Organización de la Naciones Unidas (ONU) entre los que está inmerso México, se comprometieron a realizar esfuerzos internos para alcanzar los objetivos del milenio, y uno de ellos es erradicar la pobreza extrema y el hambre, y otro que compete directamente con el trabajo del INIFAP, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Datos de la SAGARPA, indican que existe una pirámide de productores donde cerca de 59% del universo de ellos son llamados de autoconsumo y actualmente se han clasificado como marginados y con poco acceso a las tecnologías de producto y de procesos y del conocimiento, segmento al que se debería atender en forma prioritaria, estas cifras concuerdan con los indicados por la CONEVAL (2011) en los cuales se indica que diariamente se incorporan 4 mil 452 personas que no tienen nada que comer, a los 21.2 millones de habitantes que viven en pobreza extrema, de los cuales 58.2% viven en el campo.
A raíz de lo anterior investigadores(as) visionarios y con gran espíritu de servicio a este sector de la sociedad implementaron y desarrollaron modelos de intervención en áreas de laderas, marginadas y con un alto deterioro de los recursos, lo que se conoce como las escuelas campesinas (ESCA) ampliamente descritas en Mata (1998); Morales y Galomo (2006); Morales (2007a); Morales et al. (2007b) y Morales (2008) el primero de la UACh y los demás investigadores del INIFAP en Oaxaca y del Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas (COLPOS), estado donde se inició el cambio del paradigma de los modelos lineales por los modelos que gestionan la innovación a través de procesos participativos y que vinculen a los productores con el mercado para mejorar los niveles de vida de las regiones donde se realiza la intervención, estos modelos de transferencia posteriormente fueron enriquecidos con las aportaciones teórico conceptuales de Morales et al. (2008) y Cadena et al. (2012, 2013), y más tarde el enfoque territorial de manejo de cuencas hidrográficas que toma los principios de que todo lo que se haga o deje de hacer aguas arriba tiene una consecuencia, y que todo está interrelacionado en un territorio (López et al., 2007).
Los resultados son muy alentadores al respecto de implementación de proyectos que gestionan la innovación como punto final de un proceso de generación de tecnología. Desde el año 2000 y hasta la fecha los modelos que gestionan la participación de los productores, los extensionistas y los investigadores han sido bien aceptados por este segmento de la población, donde se tiene experiencias exitosas en los estados del sur sureste de la república mexicana, en los que se ha logrado vincular los procesos productivos con el mercado a través del diseño e implementación de los planes de negocios como vía para lograr la competitividad, y darle valor agregado a los productos agropecuarios, Cadena et al. (2013).
Los esfuerzos de este reducido grupo de investigadores(as) del INIFAP que realizan investigación y desarrollo de modelos en transferencia de tecnología, son aislados por contribuir en el cumplimiento del mandato institucional, ya que, el respaldo institucional y el verdadero compromiso se rompió en el INIFAP al desaparecer el programa de investigación sobre transferencia de tecnología, y aunque existe una dirección de difusión y promoción dentro del Instituto, esta sólo se encarga entre otras cosas de la coordinación de la publicación de las tres revistas periódicas cuyo objetivo es difundir los avances científicos, tecnológicos y de conocimientos en las áreas agrícola, pecuaria y forestal, además de alimentar la página institucional y coordinar la imagen institucional; sin embargo, no encabeza ninguna acción para vincular los esfuerzos de la investigación con el "servicio de extensión" y más aún, no fomenta la investigación en modelos de transferencia de tecnología..".
Mediante otro esfuerzo institucional y promovido desde la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (SAGARPA), El INIFAP recientemente desarrolló como parte del programa de desarrollo de capacidades; las unidades técnicas especializadas (UTE) pecuaria y posteriormente agrícola para capacitar y brindar soporte técnico a los prestadores de servicios profesionales contratados ex profeso por parte de la Dirección de Extensionismo de la SAGARPA y el INCA Rural. La misión de estas estrategias fue para contribuir al desarrollo económico y social sustentable del sector rural, a través del fortalecimiento de las habilidades y capacidades humanas que mejoren la productividad agrícola, pecuaria y forestal, en tanto se planteó como visión que fuera un sistema nacional de capacitación y soporte tecnológico continuo, eficiente y de alta calidad, que apoye el desarrollo de capacidades, conocimientos y habilidades de los prestadores de servicios profesionales (PSP), que trabajan con los productores y ganaderos, para impulsar la innovación tecnológica en los sistemas-producto prioritarios.
Los esfuerzos de esta estrategia estuvieron encaminados hacia cuatro objetivos: a) capacitación directa acerca de la estrategia a los PSP; b) soporte técnico en dos sentidos: presencial cuando un PSP lo requiriera y virtual a través de las tecnologías de comunicación -correo electrónicos y páginas del INIFAP; c) seguimiento en campo y reuniones de trabajo para ver avances; y d) evaluación en cuatro niveles de trabajo: municipal, estatal, área agroecológica y nacional, además de evaluar también a nivel de los productores individuales, grupo de productores, al prestador de servicios profesionales y de los sistema producto prioritarios en cada área de intervención. Si bien ésta estrategia en el papel funciona muy bien, la realidad es que mientras los ejecutores del gasto sean unos, los que norman sean otros actores y quien supervise y evalué no tenga el poder económico, difícilmente funcionará. Por un lado el INIFAP diseñó la estrategia, quien aportaba los recursos para sueldos de los PSP era la SAGARPA, y quien contrataba, daba seguimiento eran los Gobiernos estatales y quien evaluaba eran los centros estatales de capacitación y seguimiento de la calidad de los servicios profesionales (CECS) tarea que recaía en las Universidades Estatales o Nacionales.
Si bien estos esfuerzos aislados representan el trabajo intelectual y académico de muchos actores del ámbito agropecuario y forestal, los modelos y estrategias representan un escenario que ha carecido de una verdadera política pública, y surge la pregunta, ¿por qué si los modelos funcionan, no se hacen políticas públicas de tal manera que sean parte de una meta sexenal o incluidos en el Plan Nacional de Desarrollo? ¿Por qué los nuevos funcionarios no rescatan los saberes de una administración recién pasada? No existe una respuesta adecuada ni única para estas preguntas, la prueba es que hacia el interior del mismo INIFAP ni siquiera se toma en cuenta como programa de investigación la transferencia de tecnología, por ello no existe un verdadero interlocutor que pueda vincular esta actividad con los tomadores de decisiones y legisladores para que apoyen la gestión de la innovación como una política pública que contribuya a disminuir las cifras antes mencionadas de pobres en México. Hacia el interior del INIFAP más de 200 investigadores(as) se dedican a realizar acciones de transferencia a través de proyectos, pero pocos realizan investigación en temas de transferencia, adopción de tecnologías, gestión de la innovación, tipología de productores, y de PSP, entre otras líneas de investigación.
El verdadero problema es que no se logra llegar hasta la innovación y son contados los casos en el INIFAP como casos exitosos, se han tenido esfuerzos llamados: tecnologías llave en mano, el catálogo de productos y servicios, las tecnologías punta de lanza, en todos los casos se ha tratado de impulsar masivamente las tecnologías más exitosas; sin embargo, al momento de intentar masificarlo no existe el interlocutor o enlace que pueda llevar dichos conocimientos y tecnologías hasta los productores y ganaderos, en parte porque no existe tampoco un aparato de extensión y son pocos los prestadores de servicios profesionales que realizan permanentemente esta labor, dado que los contratan por tan solo seis meses de trabajo.
Arias et al. (2010) indicaron en su revisión que el INIFAP del futuro (situando esta línea de tiempo en el año 2014), debería tener fortalecida la transferencia de tecnología para promover el desarrollo rural sustentable, para ello es necesario el apoyo a la extensión agropecuaria y forestal con el objetivo de mejorar el capital humano a través de la transferencia del conocimiento generado y adaptado por el instituto, enfatizando a la capacitación de los prestadores de servicios profesionales y agencias que proveen asistencia técnica a los productores (SIC). Indicaron que los agronegocios y los servicios forman parte del fortalecimiento de la transferencia de tecnología. En cada aspecto profundizan los detalles, sin embargo, con excepción de la concertación de servicios con empresas comerciales, existen pocas experiencias en los agronegocios con miras al apoyo de la extensión.
La propuesta
Basados en lo que algunos autores llaman como el sistema de información del conocimiento agrícola (SICA) idea concebida por Röling, donde el planteamiento general consiste en que los procesos de investigación, extensión, educación y las acciones que realicen los productores como receptores de las acciones, no deben ser actividades separadas, sino que deben estar vinculadas como un proceso interrelacionado, de tal manera que cada componente del SICA, pueda compartir experiencias que enriquezcan el proceso (Röling, 1988; Röling, 1990), más tarde por Alex y Byerlee, (2000), apuntaron una secuencia de pasos para definir las relaciones y el flujo de información entre los actores que intervienen y como estas tienen su efecto en el desarrollo territorial, para recabar información que permita tener un diagnóstico territorial que facilite proponer, planificar y ejecutar acciones de desarrollo, dado que una visión sectorizada no sólo no tendrá éxito, sino que deja de ver que son modelos poco sustentables por que el nuevo paradigma debe ver al territorio como unidad de manejo e implementación de un modelo que privilegie los principios de sustentabilidad, respete los acuerdos democráticos de los receptores y usuarios del conocimiento y sea fácilmente apropiable por esto últimos.
En el SICA o sistema agropecuario de información (SAI) descrito por Cadena, (2012), incluyen tres grandes actores, cada uno de estos tiene "algo" que intercambiar: 1. un generador, compilador, facilitador de la información; 2. Un actor que promueva el uso; y 3. Un actor que requiera de la información para usarla y generar lo que algunos académicos(as) e investigadores(as) denominan la innovación, entre los tres grandes actores existe intercambios de información, conocimientos, saberes, tecnologías, dinero. El fin último de este Sistema de conocimientos o información es contribuir a la innovación y cualquier actor puede verse beneficiado por este intercambio, sea quien genere, conforme, aglutine o gestione la información, transfiera o use el conocimiento y tecnologías se convierta en innovación, este concepto está muy discutido y referido por Aguilar et al. (2005); COTEC (2006), éste último citado por Roldán (2013) definen a la innovación como: todo cambio basado en conocimiento que genera riqueza, y ésta entendida como la generación de satisfactores tangibles e intangibles, un factor determinante para la reducción de las brechas sociales existentes en el medio rural de México, donde la actividad agropecuaria es la principal actividad económica. La situación actual del sector agropecuario nacional enfrenta tres grandes desafíos: 1) mejorar su competitividad; 2) reducir la pobreza rural; y 3) aumentar la sostenibilidad de los recursos naturales (Aguilar et al., 2010). Autores como Levi et al. (2012) incrementan el concepto de innovación agregándole lo socioambiental que en resumen definen como el cambio gradual a través de la investigación-acción en territorios localizados, donde participan actores científicos, comerciales, organizacionales, ambientales, culturales y financieros para dar respuesta creativa a los problemas enlazados al desarrollo rural sustentable, sino para lograr la autonomía de los actores.
Conclusiones
Con la implementación de las escuelas de campo cuyos actores están constituidos por los productores, extensionistas e investigadores(as), estén vinculados en un accionar coordinado y con objetivos comunes, además dando cabida a prestadores de servicios profesionales, agentes de cambio, vendedores o facilitadores, de tal manera que se facilite la intervención con los productores, los cuales deberán estar organizados con el fin de eficientar los recursos humanos, materiales y administrar mejor el tiempo. Sin olvidar que la célula operativa debe ser la gestión territorial y no sectorizado.
Literatura citada
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