Introducción
El autoconcepto es un constructo jerárquico y multidimensional (Cazalla & Molero, 2013; Shavelson, Hubner & Stanton, 1976) y puede entenderse como la conciencia de sí mismo, la posibilidad de asumirse como una persona actuando mediante un conjunto de percepciones o referencias sociales que tiene sobre su persona (González, 2002). El sujeto asume, evalúa y siente un conjunto de características, atributos, cualidades y deficiencias, capacidades y límites, valores y relaciones como características de su identidad. Por tanto, el autoconcepto es un constructo que se integra con elementos cognitivos, emocionales y del comportamiento que se relacionan con la formación de la identidad y el desarrollo íntegro del sujeto, por ende, dicha dimensión posee un papel determinante en el desarrollo psicosocial de los individuos, donde toma relevancia significativa al comprender como los sujetos regulan sus propias conductas en escenarios y contextos diferentes (Fox, 2000).
Cabe señalar, que dicha conciencia de sí mismo, desde la perspectiva de Shavelson, Hubner y Stanton (1976), tiene diversas dimensiones que, en el caso específico de los adolescentes y adultos, puede dividirse en autoconcepto académico/laboral y autoconcepto no-académico, estando configurado este último por componentes emocionales -son los más subjetivos e internos-, sociales -relacionados con el significado que la conducta del individuo tiene para los demás- y físicos -en los que tienen una incidencia fundamental las actitudes y apariencia general del individuo-.
Lo anterior implica que los diversos tipos de autoconcepto describen los diferentes escenarios o contextos biopsicosociales donde se desarrolla el ser humano, a saber, el autoconcepto académico/laboral, el cual se refiere a la percepción que tiene el individuo de la calidad del desempeño de su rol como estudiante y/o trabajador; el social, que alude a la percepción que tienen las personas sobre su desempeño en las relaciones sociales; el emocional, que se define como la percepción de los sujetos de su estado emocional y de las respuestas que emite a situaciones específicas, con un cierto grado de compromiso e implicación en la vida cotidiana; el familiar, que hace referencia en la percepción de implicación, participación e integración del sujeto en su medio familiar; por último, el físico, que se describe como la percepción del aspecto corporal y de la condición física (Garcia & Musitu, 2014).
En materia de las funciones que éste cumple, García (2003) citando a Núñez y González (1994) destaca que desempeña principalmente dos, la primera es la organización de la comprensión personal del ambiente social, permitiendo que el sujeto se relacione congruentemente con su medio social además de asumir y desempeñar distintos roles e interpretar la experiencia. La segunda, es la regularización de la conducta mediante los esquemas propios que definen y delimitan las áreas o los aspectos sobre los que los individuos creen tener control o se hacen responsables de éstas.
Por tanto, la importancia del concepto en cuestión reside en su aportación a la construcción de la personalidad y la autoestima, ya que tiene que ver con la competencia social, en la manera en cómo la persona se siente, como piensa, como se valora, como se relaciona con los demás y como aprende (Clark, Clemes & Bean, 2000).
Dicha condición psicológica se construye mediante las experiencias de su entorno social y principalmente del familiar (Mestre, Samper & Pérez, 2001). Ello implica que está fuertemente influenciado de personas significativas y en consecuencia de las experiencias positivas y negativas, de éxito o fracaso (García, 2003). Cuanto más grande sea el desarrollo del sujeto, el autoconcepto se va presentando más firme, estable y con mayor capacidad de dirigir la conducta a efectuar en situaciones específicas.
En materia de vertientes explicativas, el mismo García (2003) explica que existen dos teorías que fundamentan principalmente el desarrollo o la formación del autoconcepto; la primera es la teoría fundada por Herbert Mead, del simbolismo interaccionista, quien lo considera como consecuencia de las evaluaciones de las personas del entorno próximo: informaciones, comentarios y actitudes de quien le rodea; puesto que el individuo se encuentra en la imagen que los otros le ofrece. La segunda, es la del aprendizaje social respaldada por Bandura, la cual sostiene que el sujeto adquiere las actitudes hacia sí mismo por medio de la “imitación” agregando las actitudes y conductas de las personas significativas a sus propios esquemas.
Respecto de referentes empíricos que vinculan al autoconcepto con otras variables de interés, se ha advertido en la literatura especializada que dicho constructo se relaciona con distintos aspectos vitales como son la resiliencia (Leiva, Pineda & Encina, 2013; Rodríguez, Ramos, Ros, Fernández & Revuelta, 2016) la inteligencia emocional (Lomelí, López & Valenzuela, 2016), el rendimiento escolar (Correa, Saldívar & López, 2015; Gargallo, Garfella, Sánchez, Ros & Serra, 2009; Gutiérrez, Camacho & Martínez, 2007; Ibarra & Jacobo, 2014; Martínez, Inglés, Piqueras & Ramos, 2010; Salum, Marín & Reyes, 2011) la violencia escolar (De la Torre, Cruz, Villa & Casanova, 2008; Jimenez, Murgui, Estévez & Musitu, 2007; Martínez, Murgui, Musitu & Monreal, 2008), la influencia de las sustancias psicoactivas (Calvo, 2007; Liberini, Rodríguez & Romero, 2016; López & Rodríguez-Arias, 2010; Riquelme, Fraile & Pimenta, 2005) la satisfacción vital (San Martín & Barra, 2013) y el estilo de vida y la sociabilización familiar (Fuster, 1997; Gamarra, Rivera, Alcalde & Cabellos, 2010; Vega & De Dios, 2006).
Sin embargo, a pesar de la relevancia que ya se advierte en la investigación psicológica sobre el tema del autoconcepto, aún resulta importante conocer a mayor profundidad si en personas que se encuentran en una etapa definitoria de su proyecto de vida y construcción de su personalidad (jóvenes bachilleres) factores tales como el denominado apoyo social -que se define como el apoyo emocional, afecto y aceptación, explicita e implícita, que el individuo recibe de los miembros de la familia y de sus pares (García, 2003)-, todavía juega un papel relevante en su constitución, pero sobre todo, si dicha condición es especialmente importante para la conformación de los diversos tipos de autoconcepto que se mencionaron con anterioridad. Tal pretensión se justifica incluso más si se toma en cuenta que en trabajos previos, como el consignado por García (2003), se señala que el joven a medida que cuenta con más apoyo familiar se advierte un autoconcepto académico más positivo, y cómo esto a su vez, incide en el rendimiento académico, contando con mejores resultados académicos.
Sobre esto último conviene referir lo dicho por distintos autores especializados en el tema, quienes destacan que una de las funciones psicológicas más importantes que se le atribuyen a la familia es la formación del autoconcepto o identidad de sus miembros (Musitu & Gutiérrez, 1990; Musitu & Allatt, 1994; Noller & Callan, 1991) ya que la familia potencia la formación del autoconcepto de los individuos que la integran por medio de las distintas técnicas de socialización que los padres utilizan, del grado de comunicación padres-hijos y del clima familiar (Burkitt, 1991; Felson y Zielinski, 1989; Musitu, Herrero y Lila, 1993, citados en García & Musitu, 2014). Seguramente y debido a la transcendencia que tiene en el adolescente la interacción con los amigos, también se puede esperar que su apoyo favorable influya positivamente en la concepción de sí mismos y, por ende, en un desempeño superior en los distintos contextos donde el joven se desenvuelve (Nunes, Rigotto, Ferrari & Marín, 2012).
La relación entre el apoyo social y el autoconcepto ha sido reportada en investigaciones con estudiantes, por ejemplo Torres, Pompa, Meza, Ancer & González (2010) reportaron correlaciones altas y directas entre el apoyo social y el autoconcepto, tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres. Además, al realizar un contraste en las distintas dimensiones del autoconcepto, encontraron diferencias entre hombres y mujeres en el factor emocional y en el propio apoyo social, siendo las mujeres, en ambos casos, quienes obtuvieron los puntajes más altos. Cabe resaltar que dicha evidencia cobra mayor sustento si se consigna que resultados similares fueron reportados en un trabajo reciente que abordó como población de estudio a adolescentes de 12 a 18 años (Ibarra & Jacobo, 2017).
A partir de los referentes anteriores y tomando en cuenta como foco principal el autoconcepto, en el presente estudio se plantearon como objetivos primordiales identificar la posible correlación entre las variables autoconcepto y apoyo social en jóvenes de bachillerato y comparar dichas variables conforme al sexo de los jóvenes. Además, con la intención de abonar a la predicción de los niveles de autoconcepto, se pretende reconocer si los niveles de apoyo social (familiar y amigos) y el sexo son dimensiones psicosociales útiles para pronosticar su grado de desarrollo. Tales propósitos, además de generar mayores referentes empíricos sobre el tema, pretenden abonar a la comprensión psicológica y social de los adolescentes que se encuentran en un nivel educativo cuya tarea central es preparar al joven para enfrentar la vida adulta.
Específicamente las hipótesis de las que este trabajo de investigación partió fueron las siguientes:
Hipótesis 1: Existen correlaciones positivas entre el autoconcepto y apoyo social en jóvenes bachillerato.
Hipótesis 2: Existen diferencias significativas en los niveles de autoconcepto y apoyo social entre hombres y mujeres de nivel bachillerato.
Hipótesis 3. Las dimensiones del apoyo social y el sexo tienen valor predictivo en los niveles de autoconcepto de bachilleres.
Método
Tipo de investigación
La investigación fue de orden cuantitativo, con un diseño no experimental y transversal de alcance predictivo (Hernández, Fernández & Baptista, 2014).
Sujetos o participantes
La población estudiada estuvo conformada por estudiantes de un bachillerato tecnológico de un municipio de la región Altos Sur de Jalisco (México).
Muestra
La muestra fue de tipo no probabilística incidental y se conformó por un total de 567 alumnos (279 hombres y 288 mujeres) con edades entre los 14 y 20 años (M=16.29; DT= 1.161). La institución educativa en la que se llevó a cabo el estudio contaba, en el momento del estudio, con tres carreras de bachillerato técnico: Agropecuario, Contabilidad y Ofimática.
Instrumentos o materiales
Escala de Autoconcepto (AF-5) de García y Musitu (2014). Evalúa el Autoconcepto mediante una escala tipo Likert, cuya modalidad de respuesta es una dimensión continua donde 01 puntos es igual a completamente en desacuerdo y 99 puntos equivale a completamente de acuerdo; el respondiente selecciona un numero natural entre ambas cantidades para establecer su grado de acuerdo con el reactivo. Consta de 30 ítems (p. ej. «Hago bien los trabajos escolares y/o académicos» y «Mi familia está decepcionada de mi») que agrupan 5 dimensiones: autoconcepto académico-laboral, autoconcepto social, autoconcepto emocional, autoconcepto familiar y autoconcepto físico. El índice de fiabilidad reportado por estudios previos ha sido de α=.73 (Bustos, Oliver & Galiana, 2015) y α=.82 (Esnaola, Rodríguez & Goñi, 2011). Específicamente, en el contexto mexicano Ibarra, Jacobo, Armenta y Lizárraga (2014) reportaron en un estudio anterior un coeficiente alfa de 0.85
Escala de Apoyo social familiar y amigos (AFA-R) de Landeros & González (2014). Dicho instrumento está compuesto por 14 ítems y cuenta con una estructura bifactorial. La dimensión de apoyo familiar evalúa la percepción de apoyo, acompañamiento e interés por parte del núcleo familiar en su conjunto (p. ej. «Cuentas con alguien de tu familia para poder platicar cuando lo necesitas») y la de apoyo de amigos, aborda de forma similar los aspectos mencionados pero percibidos de las relaciones de amistad (p. ej. «Cuentas con algún amigo(a) que te que te ayude a resolver algún problema»). Se suman todos los ítems y su recorrido es de 15 a 75 puntos. A mayor puntaje, mayor apoyo social. El formato de respuesta corresponde a una escala tipo Likert de 5 alternativas de respuesta (1 = nunca y 5 = siempre). El índice de consistencia interna obtenido en un estudio previo fue α=.84 para la dimensión de apoyo familiar y α=.82 para la dimensión de apoyo de amigos (Rodríguez, Ramos, Ros, Fernández & Revuelta, 2016).
Además, se administró un pequeño cuestionario para identificar datos sociodemográficos como sexo, edad y semestre escolar.
Procedimiento
En un primer momento, se llevó a cabo una entrevista con las autoridades del plantel educativo para la presentación, autorización y consentimiento del proyecto de investigación. Una vez acreditado se visitó, en sus respectivos salones de clase, a los alumnos que cursan las carreras de bachillerato técnico mencionadas y se les pidió que contestaran los instrumentos referidos. Cabe señalar que el tiempo aproximado para que los participantes respondieran las escalas fue de 20 minutos. Dicho trabajo de campo se llevó a cabo en el mes de septiembre del 2017 y contó en todo momento con el apoyo de profesores y funcionarios de la institución.
Consideraciones éticas
Previo al proceso de recolección de datos se administró un consentimiento informado tanto a los estudiantes como a los padres de familia cuyos hijos eran menores de edad. En dicho documento los investigadores se comprometieron a no divulgar los datos de manera individual, sino globales y sólo con propósitos académicos y científicos. Cabe señalar que durante la aplicación del instrumento se explicaron de forma detallada los objetivos de la investigación tanto a los estudiantes, profesores y directivos de la institución educativa. Por último, conviene referir que el estudio está considerado como de riesgo mínimo según las normas éticas de la investigación con seres humanos, garantizando los derechos y favoreciendo el bienestar de cada participante.
Análisis de datos
Se realizaron análisis descriptivos (medias y desviaciones estándar) y bivariados (diferencias por sexo, mediante la U de Mann Whitney y correlación entre variables con Rho de Spearman) para observar los resultados de las pruebas de Autoconcepto y Apoyo social (con sus respectivos factores o dimensiones). Posteriormente se realizó un análisis de regresión lineal múltiple mediante el método por pasos, considerando al puntaje total de la prueba de “Autoconcepto” como variable dependiente y a los factores “Apoyo familiar” y “Apoyo amigos”, además del sexo, como independientes. El análisis de los datos se realizó con el programa estadístico SPSS, versión 22.
Resultados
De manera inicial, se calcularon las medias y desviaciones estándar de las variables “Autoconcepto” y “Apoyo social” junto a sus respectivos factores. Para su presentación, se muestran los resultados totales y por sexo (Tabla 1).
Variable/factor | Total | Mujeres | Hombres | |||
---|---|---|---|---|---|---|
Media | DE | Media | DE | Media | DE | |
Total de Autoconcepto | 68.77 | 15.676 | 66.23 | 15.949 | 71.39 | 14.970 |
Autoconcepto acadmico laboral | 67.71 | 25.559 | 67.88 | 26.596 | 67.54 | 24.490 |
Autoconcepto social | 72.68 | 18.989 | 71.70 | 19.757 | 73.68 | 18.142 |
Autoconcepto emocional | 66.26 | 23.199 | 60.31 | 24.525 | 72.41 | 20.002 |
Autoconcepto familiar | 81.96 | 21.175 | 80.93 | 22.499 | 83.03 | 19.699 |
Autoconcepto fsico | 68.77 | 15.676 | 50.34 | 25.344 | 60.33 | 23.024 |
Apoyo Familiar y amigos | 53.58 | 12.594 | 54.40 | 12.303 | 52.73 | 12.855 |
Apoyo familiar | 28.11 | 7.135 | 28.23 | 7.272 | 27.99 | 7.002 |
Apoyo amigos | 25.46 | 6.931 | 26.17 | 6.713 | 24.74 | 7.087 |
Fuente: Elaboración propia
Posteriormente, con el objetivo de detectar diferencias significativas entre hombres y mujeres, se realizaron un conjunto de pruebas U de Mann Whitney (considerando la ausencia de normalidad en la distribución de las variables y factores). Los resultados de la prueba se muestran en la Tabla 2.
Variable/factor | Rango promedio | Z | Significancia (p) | |
---|---|---|---|---|
Mujeres | Hombres | |||
Total de Autoconcepto | 257.61 | 311.24 | -3.897 | .000* |
Autoconcepto acadmico laboral | 289.69 | 278.12 | -.841 | -400 |
Autoconcepto social | 278.11 | 290.08 | -.870 | .384 |
Autoconcepto emocional | 243.66 | 325.64 | -5.957 | .000* |
Autoconcepto familiar | 281.47 | 286.62 | -.375 | .708 |
Autoconcepto fsico | 251.62 | 317.43 | -4.782 | .000* |
Apoyo Familiar y amigos | 295.06 | 272.58 | -1.634 | .102 |
Apoyo familiar | 288.46 | 279.40 | -.662 | .508 |
Apoyo amigos | 301.68 | 265.75 | -2.614 | .009* |
Fuente: Elaboración propia
*p˂.01
Como se puede apreciar en la tabla anterior, se encontraron diferencias significativas en el Total de “Autoconcepto” (Z=-3.897; p=.000), y en los factores “Autoconcepto emocional” (Z=-5.957; p=.000), “Autoconcepto físico” (Z=-4.782; p=.000) y “Apoyo amigos” (Z=-2.164; p=.009). En el caso del último factor y como se observa en los rangos promedios, las mujeres obtuvieron puntuaciones más altas, mientras que, en el resto de los factores donde se observaron diferencias, los hombres obtuvieron niveles más elevados.
Enseguida y con la intención de identificar posibles correlaciones entre las variables de Apoyo social y Autoconcepto, se utilizó la prueba rho de Spearman (Tabla 3).
Factores | Apoyo social | Apoyo familiar | Apoyo amigos |
---|---|---|---|
Total Autoconcepto | .407* | .407* | .301* |
Autoconcepto acadmico laboral | .363* | .357* | .291* |
Autoconcepto social | .355* | .327* | .306* |
Autoconcepto emocional | 0.026 | 0.04 | -0.005 |
Autoconcepto familiar | .491* | .535* | .331* |
Autoconcepto fsico | .248* | .250* | .177* |
Fuente: Elaboración propia
*p˂.01
Como se observa existen correlaciones significativas (p˂.01) entre el total de “Apoyo social” (incluyendo sus factores) con el total de “Autoconcepto” y todas sus dimensiones, excepto con el denominado “Autoconcepto emocional”. En todos los casos donde existen correlaciones son de carácter positivo.
Por último, se realizó un análisis de regresión lineal múltiple mediante el método por pasos, considerando al total de “Autoconcepto” como variable dependiente y a los factores “Apoyo familiar” y “Apoyo amigos” como independientes. Además, tomando en cuenta que el contraste de la variable “sexo” mostró diferencias significativas, en dicho total, se optó por integrar la variable en el proceso con la denominación de ficticia o “dummy”. Los resultados indicaron que el tercer modelo presentaba las mejores propiedades sin corromper ninguno de los supuestos estadísticos de la prueba. El análisis mostró un valor de regresión corregido medio-bajo (R2= .245), es decir, que su valor de predicción es de 24.5% (Tabla 4).
r | R2 | R2 ajustado | Error tp. | Durbin- Watson | f | Sig. | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Autoconcepto | .499 | .249 | .245 | 1.361 | 1.947 | 62.343 | .000 |
Fuente: Elaboración propia
Los coeficientes obtenidos presentan estadísticos de no colinealidad aceptables (valores menores de 15 en los índices de condición), junto a la independencia en los residuos (DW= 1.947). Del mismo modo, el gráfico de residuos estandarizados y pronósticos tipificados confirmó la normalidad y homogeneidad de los residuos. Los resultados confirman al apoyo familiar (β=.393) como factor de mayor importancia para el autoconcepto, seguido del sexo (β=-.183), específicamente el caso de los hombres, y finalmente el apoyo amigos (β=.115) (Tabla 5).
Coeficientes no estandarizados | Coeficientes estandarizados | t | Sig. | Estadsticas de colinealidad | |||
---|---|---|---|---|---|---|---|
B | E. std. | Beta () | Tolerancia | VIF | |||
(Constante) | 46.500 | 2.968 | 15.667 | .000 | |||
Apoyo familiar | .864 | .101 | .393 | 8.571 | .000 | .634 | 1.577 |
Sexo | -5.737 | 1.152 | -.183 | -4.980 | .000 | .986 | 1.014 |
Apoyo amigos | .261 | .104 | .115 | 2.503 | .013 | .627 | .1594 |
Ecuacin | Autoconcepto = 46.500 + [(.864) (Apoyo familiar)] + [(.261) (Apoyo amigos)] + .5737 (slo en el caso de los hombres) |
Fuente: Elaboración propia
Discusión
Conforme a los hallazgos encontrados, de inicio es posible afirmar que los niveles de autoconcepto en los estudiantes de bachillerato son altos (ya que el punto medio de la distribución es 50.0), siendo un poco más altos para el factor “Autoconcepto familiar” (Media=81.96) y “Autoconcepto social” (Media=72.68) mientras que “Autoconcepto emocional” fue el factor con la puntuación más baja (Media=55.25), pero aún superior al punto medio de la distribución. Del mismo modo, los puntajes de apoyo social familiar y amigos también fueron altos, ya que la media (Media=53.58) superó el punto medio de la distribución (45). Esta situación reafirma que tanto el alto apoyo social como el elevado autoconcepto son aspectos esenciales para lograr mantenerse en los contextos escolares de nivel medio, además de que en la adolescencia (etapa en donde aparentemente se afirma su individualidad y autonomía) todavía los padres y aún más los amigos, son vínculos necesarios para la mayoría de los jóvenes (Martínez, Inglés, Piqueras & Ramos, 2010; Gutiérrez, Camacho & Martínez, 2007).
Respecto de la primera hipótesis del presente trabajo se puede señalar que se confirmó debido a que se identificó una relación moderada y positiva entre el “Apoyo social” (familiar y de amigos) y el total de “Autoconcepto” (r=.407) junto a todos sus factores (excepto el caso del “Autoconcepto emocional”). Dichos resultados concuerdan con estudios antes referidos y en especial con los mostrados por Torres, Pompa, Meza, Ancer & González (2010) quienes muestran corelaciónes también moderadas (r=.666). Esta relación constata la evidente asociación entre ambas variables y reafirma la idea de que en las personas y especialmente en los jóvenes, la familia y los amigos juegan un fundamental en la concepción de sí mismos y en su consecuente equilibrio psicológico.
Por su parte la hipótesis número dos, se corroboró de manera parcial, ya que, si bien es cierto que no en todas las dimensiones de las variables en cuestión se advirtieron diferencias significativas conforme al sexo, sí se encontraron en el total de “Autoconcepto” y los factores “Autoconcepto emocional”, “Autoconcepto físico” y el “Apoyo amigos” siendo los hombres, en los tres primeros casos, quienes obtuvieron puntajes más elevados y las mujeres en el último. Aunque resulta pertinente profundizar en los hallazgos encontrados, sobre todo porque los concernientes al autoconcepto emocional no concuerdan con estudios anteriores (Torres, Pompa, Meza, Ancer & González, 2010; Ibarra & Jacobo, 2017), podría argumentarse que las diferencias podrían estar asociados a las todavía desventajas culturales en las que las mujeres se encuentran y a las normas de belleza por ellas interiorizadas, que en algunos casos, pueden generar frustración y una autoconcepción más negativa acerca de su persona. En el caso de que en el factor de “Apoyo amigos” las mujeres presentaron niveles más altos, se puede inferir que dicha condición es reflejo de que las mujeres al estar en desventajas culturales requieren afiliarse entre ellas mismas para sortear mejor las exigencias (especialmente las del contexto escolar) que cotidianamente se les presentan. Conviene referir que estos resultados son similares a los mencionados por Torres, Pompa, Meza, Ancer & González (2010) quienes reportaron un nivel mayor de apoyo social en estudiantes universitarias mujeres.
Por último, la tercera hipótesis, se aceptó debido a que el análisis de regresión múltiple generó un modelo parsimonioso para predecir los niveles de autoconcepto. Las variables incluidas en dicho modelo, “Apoyo familiar” (β=.393), “Apoyo amigos” (β=.115) y “sexo (masculino)” (β=-.183), mostraron un nivel de predicción moderado (R2 ajustado=.245). Resulta de importancia resaltar el peso del factor “Apoyo familiar” en la ecuación de regresión ya que demuestra la influencia que el núcleo familiar tiene sobre el autoconcepto del individuo, en este caso de los jóvenes que se encuentran inmersos en el ambiente escolar (Musitu & Allatt, 1994; Noller & Callan, 1991; Musitu & Gutiérrez, 1990). Por otro lado, aunque el factor “Apoyo amigos” no obtuvo la mismo peso que el “Apoyo familiar” en la predicción de los niveles de autoconcepto, también se confirma su relevancia. Tal condición refiere que en los jóvenes las amistades cercanas resultan cardinales para pronosticar la manera en que éstos se evalúan así mismos respecto de sus características, atributos, cualidades y deficiencias, capacidades, límites, valores y relaciones. Finalmente, conviene referir que el hecho de que el sexo masculino aporte un mayor peso en la predicción del autoconcepto supone que todavía, en el contexto estudiado, persisten condiciones más privilegiadas (en términos de valoración de sus logros y capacidades) para los hombres en comparación con las mujeres.
En cuanto a las limitaciones de esta investigación, es importante señalar que los resultados obtenidos surgen de autoinformes, situación que implica que las respuestas pueden estar sesgadas al ser el propio participante quien informa en este caso de su nivel de apoyo social y autoconcepto.
Sin embargo, a pesar de dichas limitaciones, es posible sugerir que en estudios posteriores se incluyan otras características que pudieran explicar en mayor medida el autoconcepto, por ejemplo, la autoestima, la inteligencia emocional y la autoeficacia, que en otros estudios han evidenciado tener valor explicativo y se confirme la importancia de las variables predictoras mencionadas en el presente trabajo. Asimismo, convendría utilizar otras estrategias de investigación (por ejemplo diseños longitudinales y cualitativos) con el fin de ampliar y mejorar la explicación y comprensión de los fenómenos estudiados y sobre todo que, con base a sus resultados, se emprendan acciones de intervención tanto de corte preventivo como remedial.