Introducción
La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI, 2014) menciona que México es un país multicultural, sustentado por los grupos sociales que por su cultura, su historia y su lengua son considerados como pueblos originarios o grupos indígenas. Este reconocimiento quedó apenas plasmado en el artículo 2.° de la Constitución mexicana reformada el 14 de agosto de 2001, en el cual se alude a México como único, indivisible y pluricultural.
La definición de indio, indígena o pueblos originarios es resultado de una «dialéctica histórica entre una identidad impuesta y una identidad autoasignada» (Almeida, 2013, p. 16) y, como definición genérica, asume a los 68 pueblos indígenas de México como homogéneos y no como una pluralidad lingüístico-cultural y de resistencia frente al proceso de globalización (CDI, 2014).
El estado mexicano, mediante el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2010) reconoce 3 formas para definir y cuantificar a la población indígena: a) personas de 5 años o más de edad que reportan hablar alguna lengua indígena (HLI), b) población que vive en hogares en los que el jefe o jefa del hogar, cónyuge o uno de los ascendientes hablan lengua indígena y c) población autoadscrita: personas que no hablan un idioma indígena pero declaran considerarse indígenas.
De lo anterior, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL, 2014) ha generado combinaciones en los diferentes reportes de evaluación de la pobreza, carencia social y líneas de bienestar: personas HLI que viven en hogares no indígenas, personas HLI que no se reconocen como indígenas y personas autoadscritas no HLI ni residentes en hogares indígenas. Cabe señalar que, en el último censo del INEGI (2010), se registró a 11,132,562 mexicanos viviendo en un hogar indígena y a 6,695,228 mexicanos de 5 años o más que hablan una lengua indígena.
Por otra parte, están documentadas las condiciones económicas y sociales de pobreza, carencia social y de desarrollo dentro de las comunidades indígenas: cuando la lengua materna se utiliza como atributo principal para la pertenencia étnica, el nivel de pobreza es mayor (CONEVAL, 2014).
A pesar de las políticas de asistencia social aplicadas en diferentes administraciones gubernamentales, la situación de pobreza que padecen los pueblos originarios no ha mejorado. Por ejemplo, tomando como referencia a la población en hogares indígenas más población HLI en hogares no indígenas, el CONEVAL (2015) realizó un comparativo entre 2012 y 2014 y sostuvo que mientras en 2012, 8.2 millones (72.3%) estaban en situación de pobreza (el 41.7% en pobreza moderada y el 30.6% en pobreza extrema), para el 2014 el número aumentó a 8.7 millones (73.2%: el 41.4% en pobreza moderada y el 31.8% en pobreza extrema). Así, hubo más mexicanos pertenecientes a un pueblo indígena en situación de pobreza extrema.
En relación con las carencias sociales, CONEVAL (2014) reportó con datos del año 2012 que, del total de HLI, el 82.3% no tenía seguridad social (tener derecho a una pensión o jubilación), el 69.3% no contaba con servicios básicos en su vivienda (agua, luz, drenaje), el 47.4% estaba en rezago educativo (personas de 3 a 15 años que no asisten a la escuela primaria, no completaron el nivel de primaria ni secundaria según el año en el cual nacieron), el 36.6% vivía en viviendas sin calidad (sin techos, muros ni pisos firmes), el 35.3% carecía de alimentos suficientes y el 23.4% carecían de seguridad social al no estar afiliados a ninguna institución de salud.
En estas condiciones sociales y económicas en las que viven los pueblos originarios de México, es necesario llevar a cabo estudios de bienestar subjetivo, es decir, estudios centrados en las percepciones de los sujetos con respecto al estado de bienestar propio (Cummins, 2000), dado que es de gran utilidad para medir aquello que las personas consideran relevante (Rojas, 2009).
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2013) ha documentado durante las últimas 2 décadas pruebas sobre la pertinencia y necesidad de medir el bienestar subjetivo a través de estudios de encuestas, con muestras específicas y nacionales, y lo ha asumido como una dimensión indispensable para analizar la calidad de vida o el progreso social, tal como quedó de manifiesto en el Informe de la Comisión sobre la Medición del Rendimiento Económico y Progreso Social (2009). Esta Comisión propuso a los estados nacionales y a sus organismos de estadísticas que recopilaran y publicaran medidas subjetivas de bienestar, y dejó claro que los datos sobre bienestar subjetivo pueden ser complementarios de los indicadores materiales de vida para tener una idea mejor de la calidad de vida de los sujetos (Arita, 2006).
Autores como Arita (2006) y Tánori (2012) definen la calidad de vida como la autoevaluación de la satisfacción que realiza la persona sobre su vida, la cual se complementa con el bienestar objetivo, relacionado con una noción económica -que considera el ingreso o el consumo familiar- y una sociológica-que se centra en las condiciones materiales de vida de las personas- como indicadores del bienestar.
A su vez, diversos autores (Arita, 2006, Cummins, 1997, Diener, 1984, Rojas, 2009) han definido el bienestar subjetivo como la autoevaluación cognitiva afectiva de un estado interno de homeostasis de la vida, cuyos indicadores son la satisfacción con la vida y la felicidad sentida.
Cummins (1997) en su teoría homeostática del bienestar subjetivo coloca como indicador principal la satisfacción con la vida, que sería medido en un nivel abstracto no específico mediante la pregunta: ¿Qué tan satisfecho está usted con su vida como un todo? No obstante, Arita (2005) menciona que tal nivel de abstracción o de estimación global de la satisfacción con la vida necesita ser acompañado de la evaluación de la satisfacción por diversos dominios de la vida.
Cada uno de estos dominios vitales tienen pesos específicos. Por ejemplo, las áreas de la familia, particularmente, la relación con los hijos, la pareja, los amigos y la satisfacción global con la vida son los factores más importantes del bienestar subjetivo de los mexicanos (Vera y Tánori, 2002).
Los estudios de satisfacción con la vida en población indígena son recientes y aislados, pero indican diferencias culturales en la concepción de la satisfacción. Por ejemplo, partiendo de la situación de desventaja económica en la que viven los jóvenes indígenas australianos, Tomyn, Norrish y Cummins (2013) validaron un instrumento que mide el bienestar subjetivo, que si bien cumple con los criterios de validez y confiabilidad, no refleja la totalidad del bienestar indígena. Concluyen que aunque su investigación tiene como objetivo facilitar la inclusión entre las culturas, falta realizar estudios que permitan comprender, con mayor precisión, el concepto del bienestar dentro de las culturas indígenas. En ese sentido, existe un esfuerzo por incorporar visiones locales o regionales que sean sensibles a la cultura, que apoyen el estudio de las condiciones de los indígenas, específicamente en lo referente al bienestar subjetivo (Díaz-Loving y Cruz del Castillo, 2010).
Por su parte, Schnettler et al. (2013) analizaron la satisfacción con la vida de la etnia mapuche de Chile a partir de factores materiales y subjetivos, y observaron una mayor preponderancia del apoyo social vinculado con la posibilidad de relacionarse con otras personas de la misma identidad étnica, con las características estructurales del apoyo social y con el sentido de pertenencia.
Chávez Vargas (2014), al comparar a mexicanos que hablan p’urché y a quienes no lo hablan en el estado de Michoacán, encontró que los dominios que condicionan la satisfacción con la vida de los hablantes de p’urché fueron el familiar, el espiritual y el de la salud, en contraste con quienes solo hablan español, cuyos dominios más importantes fueron el económico y el desempleo.
De manera similar, se han señalado diferencias entre jóvenes y adultos con respecto a la felicidad y la satisfacción. Además de las diferencias por sexo: los hombres son más felices y están más satisfechos con su vida que las mujeres en población HLI en México (González, Vera y Bautista, 2015).
Por el peso que se les asigna a las personas, los estudios sobre la satisfacción con la vida como una dimensión del bienestar subjetivo en poblaciones indígenas puede generar un estado del conocimiento sobre las experiencias de vida que permitan estudiar: el progreso social, entendido como el logro de un mayor nivel de satisfacción de las personas (Rojas, 2009) o el buen vivir (Guardiola, 2001). El objetivo fue estudiar las dimensiones de dominios de satisfacción, eudemonía, equilibrio de los afectos, plenitud del bienestar subjetivo, recursos materiales, relaciones sociales y salud como bienestar objetivo captados por el módulo de bienestar autorreportado ampliado (BIARE 2014) para México, y aportar información sobre el perfil de satisfechos e insatisfechos en hablantes de una lengua originaria de México.
Método
Participantes
En el BIARE Ampliado, el INEGI encuestó a 44,518 mexicanos de 18 a 70 años, distribuidos en porcentajes según rangos de edad: de 18 a 22 años (11.8%), de 23 a 26 (9.6%), de 27 a 30 (10%), de 31 a 40 (24.9%), de 41 a 50 (19.9%), de 51 a 60 (14.2%) y de 61 a 70 (9.6%). El 56% eran mujeres y el 44% eran hombres. De la muestra total, 801 (2%) personas se reportaron como insatisfechas, con 0, 1 y 2 puntos de la escala, y el 19%, que corresponde a 7,463, se reportaron como totalmente satisfechas.
La unidad de análisis de este trabajo son los 2,759 mexicanos HLI, lo cual representa el 5.81% de los 44,518 mexicanos encuestados por el INEGI. El 3.2% de los hablantes de una lengua originaria se reporta como totalmente insatisfecho (74 personas) y el 15.5% se reporta como totalmente satisfecho (354 personas).
Instrumento
El cuestionario BIARE Ampliado elaborado por INEGI (2014) consta de 2 partes que, a su vez, se divide en secciones. Los contenidos de la primera parte consisten en 6 dimensiones. Todos ellos están sombreados en colores y a cada color le corresponde una tarjeta, con valores de 0 a 10 para los primeros 5 y de 1 a 7 en el sexto. En este trabajo se analizaron las siguientes dimensiones:
a) La dimensión satisfacción con la vida en general tiene 2 preguntas específicas que permiten valorar el cómo se sienten las personas con su vida en un momento determinado. Por ejemplo «¿Podría decirme qué tan satisfecho está actualmente con su vida?» y la métrica es de 0 = totalmente insatisfecho a 10 = totalmente satisfecho.
b) Satisfacción con dominios o aspectos específicos, cuyo objetivo es captar la satisfacción que las personas tienen con ciertos aspectos específicos llamados dominios de satisfacción. Contiene 14 preguntas, por ejemplo, «¿Qué tan satisfecho está con su vivienda?» y se contesta con una métrica de 0 = totalmente insatisfecho a 10 = totalmente satisfecho.
c) Eudemonía se refiere al sentido de plenitud, el cual trasciende los criterios de bienestar puramente hedonistas. Contiene 11 preguntas: 9 con valencia positiva (siempre soy optimista con respecto a mi futuro) y 2 con valencia negativa y se contestan con 0 = totalmente en desacuerdo a 10 totalmente de acuerdo.
d) Estados afectivos, que se refiere al balance entre los estados anímicos positivos y negativos que experimentó el entrevistado durante el día anterior a la entrevista. Contiene 10 preguntas, 5 con estados anímicos positivos y 5 con estados anímicos negativos. Por ejemplo, «¿Se sintió con energía y vitalidad?» y se contestan con 0 = en ningún momento del día» a 10 = «todo el día».
La segunda parte capta elementos pertinentes de caracterización y contextualización del individuo para poner en perspectiva las respuestas dadas en la primera parte: 1) características sociodemográficas; 2) eventos y situaciones recientes; 3) vida social, participación y crecimiento personal y 4) aspectos biográficos. Los criterios de validez convergente, de constructo y confiabilidad se encuentran en el documento de la OCDE (2013).
Procedimiento
La base de datos se obtuvo de la página del INEGI, institución oficial del gobierno mexicano encargada de realizar evaluaciones estadísticas en los diversos rubros y actividades del país, lo que garantiza que la encuesta BIARE 2014 es confiable en términos del tamaño de la muestra y la metodología. La entrevista en el BIARE Ampliado es directa y cara a cara, no se admite informante indirecto que conteste en nombre del adulto seleccionado en el hogar. BIARE es un cuestionario realizado necesariamente en primera persona, ya que de otro modo perdería su sentido. Considerando que un tercero en el hogar no puede dar las respuestas en nombre de la persona seleccionada, bajo el criterio de proximidad de fecha de cumpleaños, en caso de que la persona no estuviese presente, se abrió la oportunidad de sustituir la primera selección con una segunda, en función de quienes estén presentes en el hogar.
La muestra está constituida sobre la base de 4 estratos socioeconómicos (bajo, medio bajo, medio alto y alto) y se obtiene del Marco Nacional de Viviendas que el INEGI actualiza continuamente y supone 3 etapas de selección: 1) las unidades primarias de muestreo (UPM) seleccionadas del resto de las UPM en el estrato (cada UPM urbana es un área conformada por un conjunto de manzanas); 2) la vivienda dentro de la UPM (ambas selecciones son aleatorias) y 3) la persona dentro de la vivienda. Para garantizar la aleatoriedad de esta última etapa, el adulto que se selecciona es aquel en el hogar más próximo a cumplir años. Es importante señalar que la muestra está calculada para soportar hasta la quinta parte de entrevistas no logradas por dominio; es decir, ya sea a nivel nacional o por entidad federativa (INEGI, 2015).
Análisis de los datos
Para los análisis de datos, se seleccionó a aquellos mexicanos que respondieron sí a la pregunta dicotómica ¿Usted habla una lengua originaria de México? Posteriormente se tomó como referencia la pregunta ¿Qué tan satisfecho estás con tu vida en general? Para generar 2 grupos extremos: satisfechos e insatisfechos. A las personas cuyas respuestas fueron igual o menor que 3 se les denominó como insatisfechas y a aquellas con puntuación de 7 o más como satisfechas, porque es el grupo que percibió mayor satisfacción. Posteriormente, se realizó análisis de estadística descriptiva para detectar los valores extremos o casos de anomalía estadística y se encontró que los 2,759 eran viables para realizar análisis de pruebas estadísticas. Se realizaron análisis discriminantes y regresiones logísticas a través del SPSS 23.
Resultados
Análisis descriptivos
Se realizó análisis descriptivo y de frecuencia para la variable satisfacción con la vida actual y se encontró que, en general, los HLI en México están satisfechos (M = 7.65; DE = 1.93). La respuesta de los HLI con respecto a la percepción que tienen sobre su satisfacción con la vida fue la siguiente: entre el más bajo y el valor de 4 tenemos al 5.69%, de 5 a 7 al 26.79% y de 8 a 10 al 67.53%.
En la Tabla 1 se presentan los porcentajes de la muestra total general y la muestra de población indígena en la dimensión recursos económicos. Además de los valores de χ2 para préstamos de recursos económicos y se compara a los satisfechos e insatisfechos, pero en la muestra de indígenas. Así, hubo una mayor proporción de los HLI que solicitaron préstamos de recursos económicos para cubrir gastos en alimentos, teléfono, gas y luz, mientras que para aquellos relacionados con las colegiaturas, uniformes y útiles escolares la proporción de la población general fue mayor.
Variable | Muestra total (%) | Indígena (%) | Comparación con-sin satisfacción indígena χ2 |
El integrante del hogar pidió prestado o solicitó ayuda para pagar alimentos | 24.2 | 29.2 | 76.48* |
El integrante del hogar pidió prestado o solicitó ayuda para pagar luz, gas, teléfono | 16.6 | 17.4 | 39.18* |
El integrante del hogar pidió prestado o solicitó ayuda para pagar colegiaturas, uniformes, útiles | 11.4 | 10.6 | 37.34* |
El integrante del hogar pidió prestado o solicitó ayuda para pagar medicinas o servicios médicos | 13.6 | 19.5 | 47.96* |
El integrante del hogar se quedó sin empleo o tuvo que cerrar un negocio propio | 15.2 | 12.8 | 12.33* |
* p < 0.05.
Por otro lado, en la columna que muestra la comparación χ2 para satisfechos e insatisfechos, dentro de la muestra indígena se observa que el valor de diferencia más alto corresponde a la solicitud de préstamo para alimentos (χ2 = 76.48, p = .05) y medicinas (χ2 = 47.96, p = .05).
En la Tabla 2 se observan las proporciones entre la población indígena y la muestra total entre los diferentes tipos de maltrato y aspectos negativos. Existe una mayor proporción de población general de México en el rompimiento con la pareja, la agresión física y las situaciones que ocasionan frustración que en el grupo indígena. En contraste, existe un mayor porcentaje del grupo indígena que reportó maltrato por edad, por sexo, por clase social y por maltrato discriminatorio. En la comparación entre grupo de satisfechos e insatisfechos en la muestra indígena se puede observar que el maltrato discriminatorio, por clase social, sexo, edad, además de la frustración, amenazas y rompimiento con la pareja establecen las mayores diferencias significativas entre los grupos de satisfacción.
Variable | Muestra general (%) | Indígenas (%) | Comparación con-sin satisfacción indígena χ2 |
El integrante del hogar rompió con su pareja | 6.2 | 2.7 | 19.27* |
El integrante del hogar sufrió algún tipo de agresión física o recibió alguna amenaza | 6.8 | 5.2 | 17.22* |
El integrante del hogar tuvo que enfrentar alguna otra situación que le ocasionara frustración | 11.9 | 7.6 | 22.37* |
El integrante del hogar sufrió maltrato por la edad | 7.1 | 8.2 | 14.68* |
El integrante del hogar sufrió maltrato por su sexo | 4.2 | 4.6 | 12.70* |
El integrante del hogar sufrió maltrato por su clase social | 3.1 | 3.7 | 18.57* |
El integrante del hogar sufrió maltrato discriminatorio por los últimos 12 meses | 7.1 | 7.2 | 13.24* |
* p < 0.05.
En relación con los aspectos de salud, si bien existen diferencias significativas entre la población general y los indígenas, estas diferencias son sutiles y están asociadas a las dispersiones más que a los porcentajes, siempre con un porcentaje menor de percepción de buena salud (78.9% en la población total frente al 76.8% en población indígena y un porcentaje mayor de personas que sufren alcoholismo en la familia (4.7% para población general y 7.9% para población indígena). Sin embargo, en la comparación entre satisfechos e insatisfechos indígenas, las diferencias se encuentran en los parámetros de buena salud (χ2 = 25.18, p = 000) y el consumo de alcohol (χ2 = 17.22, p = 000).
En la Tabla 3, se pueden observar las diferencias entre los aspectos vinculados con la convivencia social en general. El grupo de personas indígenas tienen diferencias estadísticas con la población general: este último grupo es más sociable, ya sea en relación con las amistades, con los familiares o en la interacción cara a cara para charlar de cosas importantes en la vida. Esto mismo resulta en los contrastes de grupos extremos de satisfacción de la submuestra de personas indígenas.
Variable | Muestra general (%) | Indígenas (%) | Comparación con-sin satisfacción indígena χ2 |
El integrante del hogar tuvo reuniones con amistades más de una vez en los últimos 30 días | 68.1 | 59.6 | 28.05* |
El integrante del hogar tuvo reuniones con familiares que no viven en el hogar | 76.6 | 69.8 | 23.30* |
El integrante del hogar tuvo una buena charla con alguien sobre cosas importantes de la vida | 62.2 | 47.7 | 21.43* |
* p < 0.05.
Análisis discriminante
Después de los análisis descriptivos, se estableció si las variables de satisfacción por dominios, eudemonía y estados afectivos diferencian a satisfechos e insatisfechos en hablantes de una lengua originaria de México a través de un análisis discriminante.
Las variables que discriminaron entre satisfechos e insatisfechos según la satisfacción por dominios fueron 8: una correlación canónica de 0.421 (moderadamente baja) y valor de λ de Wilks de 0.823 (moderadamente alta), lo cual quiere decir que existe solapamiento entre los grupos, pero con el valor transformado a χ2 = 443. 92 (p = 0.00 y gl = 8) permite concluir que existen diferencias entre los grupos.
Además, la matriz de coeficientes estandarizados permite estudiar qué variables son más influyentes en las funciones discriminantes. En este caso, el haber estado satisfecho hace 5 años, estar satisfecho con la salud, con uno mismo y con la vida tienen mayor importancia al momento de predecir la pertenencia a los grupos de satisfechos e insatisfechos. La matriz de estructuras representa las correlaciones entre la función discriminante y las variables. Por ejemplo, estar satisfecho con la vivienda correlaciona mucho con la función discriminante, aunque el aporte sea menor para diferenciar a los grupos. Además, la función discriminante clasificó el 95.3% de los casos agrupados originales de manera correcta y es más eficaz para clasificar a los satisfechos que a los insatisfechos.
En el caso de eudemonía y estados afectivos, para discriminar entre satisfechos e insatisfechos, se obtuvieron valores de correlación canónica de 0.273 y 0.205 y valor de λ de Wilks de 0.995 y 0.958, con el valor transformado a χ2 = 176.91 (p = 0.00 y gl = 4) y χ2 = 97.78 (p = 0.00 y gl = 4), respectivamente, lo que permite rechazar la hipótesis de igualdad de media entre los grupos.
Según la matriz de coeficientes estandarizados, el hecho de ser optimista con respecto al futuro y tener logros en la vida en el análisis de eudemonía y tristeza o abatimiento y energía o vitalidad para los estados afectivos tiene mayor importancia al momento de predecir la pertenencia a los grupos de satisfechos e insatisfechos (ver Tabla 4). La función discriminante clasificó el 94.8% de casos agrupados originales de manera correcta en el caso de eudemonía y el 95.4% para el estado afectivo.
Coeficientes de función discriminante canónica estandarizada | Matriz de estructura | |
Perspectiva de futuro | Función 1 | Función 1 |
Persona optimista respecto a su futuro | 0.558 | 0.804 |
Logros en la vida | 0.557 | 0.829 |
Persona afortunada | 0.281 | 0.661 |
Gusto por aprender cosas nuevas | −0.298 | 0.322 |
Balance afectivo | ||
Tristeza o abatimiento | −0.558 | 0.699 |
Con energía o vitalidad | 0.519 | 0.818 |
Con alegría y satisfacción | 0.352 | 0.743 |
Con mal humor | 0.299 | 0.250 |
Análisis de regresión logística
En la Tabla 5 se aprecia que las variables predictoras correlacionan de manera moderada y de forma significativa con los grupos de personas satisfechas e insatisfechas con la vida, siendo una valoración global de la vida en general. La variable que está más asociada con la satisfacción con la vida es la satisfacción de vida hace 5 años. Por el contrario, la variable que menos correlacionada está con la satisfacción global con la vida es la tristeza o abatimiento. Lo importante aquí es que la potencia de la relación es considerable para incluirse en un modelo de regresión logística y su orientación teórica negativa se presenta en el dato empírico.
Variables | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |
1. Satisfechos | __ | ||||
2. Satisfacción de vida hace 5 años | 0.457* | __ | |||
3. Satisfacción con su salud | 0.399* | 0.356* | __ | ||
4. Satisfacción de los logros en su vida | 0.402* | 0.330* | 0.463* | __ | |
5. Tristeza o abatimiento | −0.311* | −0.253* | −0.305* | −0.392* | __ |
* La correlación es significativa en el nivel 0.01.
El valor de r2 es de 0.50, que da muestra de que las variables predictoras integran un modelo con un poder predictivo adecuado. Todos los valores de los coeficientes β fueron significativamente positivos, excepto con la variable tristeza, lo que implica que la probabilidad de pertenecer al grupo de satisfechos se incrementa en la medida en que presentan satisfacción con la vida en los últimos 5 años, satisfacción con la salud y la satisfacción de los logros con la vida. Se encontró que la mayor probabilidad de pertenencia al grupo de satisfechos está dada por la condición de estar satisfecho con los últimos 5 años de vida de la persona (ver Tabla 6).
Variable | B | SE | OR | IC 95% | Wald statistic | p |
Satisfacción de vida hace 5 años | 0.36 | 0.07 | 1.44 | [1.24-1.66] | 78.78 | 0.000 |
Satisfacción con su salud | 0.26 | 0.08 | 1.30 | [1.10-1.54] | 10.70 | 0.002 |
Satisfacción de los logros en su vida | 0.20 | 0.08 | 1.22 | [1.03-1.45] | 6.11 | 0.018 |
Tristeza o abatimiento | −0.13 | 0.06 | 0.87 | [0.77-0.98] | 5.26 | 0.024 |
IC = intervalo de confianza para el odds ratio (OR).
Al tratarse de un modelo predictivo, se tiene que reducir el error de la adecuación del resultado de la regresión logística, lo que se puede lograr mediante las tablas de clasificación, en las que se consignan las frecuencias en las categorías de satisfechos e insatisfechos según lo observado y lo pronosticado en el modelo. Así, las variables predictoras del modelo permitieron clasificar de forma global al 81% de los indígenas en los grupos de satisfechos e insatisfechos, lo que se considera aceptable para un análisis de este tipo (Ho, 2014). Cabe señalar que, ligeramente, se pueden encasillar mejor e identificar a los insatisfechos (85.18%) que a los satisfechos (76.85%).
Discusión y conclusión
En los comparativos entre población general e indígena, se observa que el préstamo para alimentos y medicamentos es un rasgo peculiar y pronunciado de las personas indígenas. Además, en el comparativo entre los mexicanos indígenas definidos como satisfechos e insatisfechos con la vida en general, el valor de significación estadística es mayor para el préstamo en alimentos y el préstamo para medicinas. Resultados similares se pueden observar en un estudio sobre el significado de satisfacción con la vida en jornaleros agrícolas migrantes, en una región agrícola del estado de Sonora, donde la familia y el cuidado de ella son el elemento de mayor importancia (Tánori, Laborín y Vera, 2006).
Lo anterior se asocia con los datos actuales sobre la alimentación y nutrición en zonas rurales e indígenas. Por ejemplo, la proporción de hogares con percepción de seguridad alimentaria en el ámbito nacional es del 30%. En cambio, en el ámbito rural, el 80.8% de los hogares se clasificaron en algún nivel de inseguridad alimentaria: 45.2, 22.4 y 13.0% en inseguridad leve, moderada y severa, respectivamente. La mayor prevalencia de percepción de inseguridad alimentaria en hogares fue en la región sur (76.2%): 42.1, 21.5 y 12.4% con inseguridad leve, moderada y severa, respectivamente.
Por su parte, la región con menor prevalencia de percepción de inseguridad alimentaria fue la zona norte (65.2%): 40.0, 15.3 y 9.7 con inseguridad leve, moderada y severa, respectivamente. El indicador de inseguridad alimentaria moderada y severa ha sido incorporado en la medición de la pobreza en México porque permite definir los grupos de población que se encuentran en pobreza de ingresos y que además se perciben como carentes en el cumplimiento de uno de sus derechos sociales fundamentales: la alimentación (Gutiérrez et al., 2012).
Estas diferencias en el acceso a los alimentos en las zonas indígenas de México influyen en la satisfacción con la vida y señalan la ineficiencia de las políticas públicas implementadas por la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), relacionada con estrategias erróneas y falta de articulación intersecretarial (Cogco, Rodríguez y Perez, 2010).
Por otro lado, el maltrato por sexo, edad, clase social y la discriminación se reportan con mayor frecuencia en la muestra indígena que en la muestra general y se presentan como estadísticamente significativos para diferenciar entre indígenas satisfechos e insatisfechos. En esta comparación, el romper con la pareja y la frustración son las de mayor significación estadística.
Los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, 2010) indican que 6 de cada 10 personas insultan a otra por su color de piel en la calle con una frecuencia alta y media. Es importante hacer notar que, según datos de la ENADIS, el 15% de la población ha sentido que sus derechos no han sido respetados debido a su color de piel, porque evidencia un rechazo hacia personas que son discriminadas y excluidas del ejercicio de sus derechos por motivos relacionados con prejuicios basados en una visión injustificada de superioridad de unas razas sobre otras. Este rechazo se hace más evidente si se considera que el 23% de las personas entrevistadas no estarían dispuestas a permitir que en su casa vivieran personas de otra raza.
En este contexto, la política de no discriminación impulsada por el CONAPRED y la ley 2014 para la prevención del maltrato, respeto a la dignidad y derechos humanos no parecen ser suficientes para lograr que los grupos originarios se sientan satisfechos (García, 2010).
En cuanto a la condición de salud, los no indígenas reportan con mayor frecuencia problemas de salud respecto a los indígenas en ambos años; 10 frente a 12% en 2006 y 11 frente a 15% en 2012. (Gutiérrez et al., 2012). Por otra parte, en ambos años la utilización de servicios ambulatorios de salud fue menor en los indígenas que en los no indígenas. La percepción de salud es un elemento fundamental para diferenciar entre la muestra indígena a aquellos satisfechos de los que no lo están.
Veenhoven (2008) reporta en sus estudios pruebas de que la salud es un elemento causal de felicidad. Sería más pertinente llevar a cabo una aproximación al estudio de estas variables de manera que pudieran realizarse pruebas de causalidad y, principalmente, cuidar que los programas tendientes al mejoramiento de la salud no descuiden el aspecto psicológico que en el corto plazo puede llevar al individuo a reducir sus niveles de felicidad.
Asimismo, la relación con las amistades y familiares resulta ser una variable fundamental asociada a sentirse satisfecho con la vida. Vera, Velasco, Grubits y Salazar (2016) realizaron un análisis de comparación entre índices bajos y altos de satisfacción en población general utilizando los datos del módulo de BIARE Básico y encontraron que unos de los aspectos definitorios para el establecimiento de una característica que diferencie a los felices de los infelices es la comunicación y los vínculos con otros, una característica que define la psicología del mexicano (Díaz-Guerrero, 2003).
Esta forma de comparar entre población HLI y población general habría sido un camino que hasta el momento se ajusta a la forma tradicional de analizar la carencia social, la situación de pobreza (CONEVAL, 2014) y la satisfacción con la vida, ya sea como un componente del bienestar subjetivo (Arita, 2005), la calidad de vida o el progreso social (Informe de la Comisión sobre la Medición del Rendimiento Económico y Progreso Social, 2009). Pero como se ha manifestado en otras ocasiones, es preciso ir más allá para ver las diferencias al interior de la población indígena y analizarla como un colectivo heterogéneo, expresado por la lengua, la región, el sexo y la edad (González et al., 2015). Para ello, será necesario que las instituciones como el INEGI registren datos más específicos sobre los pueblos indígenas que, hasta el momento, son considerados como un colectivo homogéneo.
Estos matices permiten una evaluación específica sobre las diferencias que se construyen al interior de los pueblos indígenas y que se reflejan en su percepción de satisfacción e insatisfacción vinculada con aspectos más proximales o personales, mientras que se relegan los aspectos distales. Una hipótesis podría ser que ser indígena y estar satisfecho con la vida se relaciona con un esfuerzo personal frente a la situación de carencia social, pobreza y discriminación en la que se desarrolla la población indígena de México (CONAPRED-UNAM, 2010, CONEVAL, 2014).
Se hacen necesarias nuevas opciones analíticas del BIARE, en las que se incluya la variable de ingreso y se garantice una muestra estadística con representación indígena, así como un diseño que permita la conformación de un estudio de panel en el tiempo. Sería una herramienta que ayudaría a darles seguimiento a los resultados aquí obtenidos, así como a plantear hipótesis más concretas y específicas que permitieran estudiar los cambios en los patrones de satisfacción de los indígenas en el tiempo, así como a utilizar esta medida como elemento de apoyo a la evaluación de política pública social en México.