Introducción
A lo largo de nuestras vidas, cada uno de nosotros construye significados basados en los valores interpersonales y familiares sobre la representación de la familia. La Constitución de la República Portuguesa, en su artículo 69, considera la familia como un componente esencial de la sociedad, otorgándola el derecho a la protección del estado y de la propia sociedad, proporcionando todas las condiciones que permitan la realización personal de sus miembros. La familia, como organización social, es la unidad más accesible para las intervenciones preventivas y terapéuticas para propiciar un entorno social favorable al crecimiento natural y completo de todos sus elementos. Hoy más que nunca, hay un reconocimiento generalizado sobre el rol central de la familia en la atención informal y de su fuerte influencia en la preservación de la salud de todos sus miembros. En el espacio doméstico, cotidiano, se caracteriza por satisfacer las necesidades físicas, psicológicas, emocionales y sociales de los diferentes miembros de la familia. Autores como Biroli1 y Burton Jeangros.2 en sus estudios, ponen especial énfasis en estos aspectos, destacando la familia como agente de socialización que juega un papel esencial en la transmisión de un sistema de valores que influyen en el comportamiento de sus miembros. La familia es un sistema complejo ubicado en un contexto social más amplio. La familia es una entidad de construcción de proyectos y directrices que dan un sentido a los caminos personales.
Lo parental (parentalidad) remite a funciones procreativas, de crianza, educativas y de transmisión de la identidad, que corresponden al estatus de padres.3 En este sentido, la familia es fuente principal de creencias y de pautas de comportamiento relacionadas con la salud, así como recurso valioso y fuente de apoyo para el adecuado tratamiento de la enfermedad.4 Por ello, se torna necesario su estudio así como el proceso de formación y construcción, destacando la importancia de resaltar las motivaciones que llevan a buscar unos modelos u otros, y del ajuste entre el modelo idealizado con el modelo que se alcanza, así como el necesario conocimiento y consideración por parte de los profesionales de la salud.
La fecundidad en Portugal ha disminuido desde el final del siglo pasado. La persistente tendencia de disminución de la fecundidad, más aguda a partir de 2010, pone a Portugal entre los países de la UE en los niveles más bajos del Índice Sintético de Fecundidad con 1,35 hijos por mujer en 2011 y 1,23 en 2014. Según los resultados de la Encuesta sobre Fecundidad,5 las mujeres de 18 a 49 años de edad y los hombres de 18 a 54 años de edad, residentes en Portugal, tienen un promedio de 1,03 hijos, aunque ambicionen a alcanzar 1,77 niños y desearan tener 2,31 hijos.
A partir de la idea de que el sentido que los actores sociales imponen en la vida familiar ayuda a su producción, se pueden plantear varias preguntas: ¿existe un cambio en los ideales de extensión de la familia?, ¿cuáles son las circunstancias que se presentan en el contexto de la vida de las familias? De esta manera, examinar las distintas formas de «ser» familia y que predominan en esos contextos sociales tan diferentes que van desde el ámbito rural al urbano. Preguntarse sobre el significado de “ser familia” es penetrar en un mundo de realidad, de imaginario y de sueños. Es recordar el pasado, vivir el presente y pensar en el futuro, lo que permite comprender mejor cómo el “ayer” se interpone en el “hoy” y como condiciona el mañana. La noción de familia es atemporal. Toda la historia, vista desde una perspectiva social, tiene siempre subyacente la familia como célula nuclear de la sociedad. Al dirigir la mirada hacia el interior de la vida familiar, pretendemos saber cuáles fueron los objetivos que guiaron a la mujer en la construcción de su nueva familia, es decir, cómo se desarrolló el modelo de referencia familiar.
Materiales y métodos
La metodología ocupa un espacio fundamental en la investigación sociológica, en tanto que es parte intrínseca de la visión social llevada a cabo en la teoría6. En este trabajo, se dio prioridad a las técnicas de investigación cualitativa, que son cada vez más utilizadas en el campo de la salud, especialmente en el ámbito de las ciencias de enfermería. Son particularmente ventajosas para el estudio de temas relacionados con la vida de las personas y los significados que atribuyen al contexto social que les rodea. De hecho, el enfoque cualitativo trabaja con el universo de significados, motivos, aspiraciones, creencias, valores y actitudes, es decir, con un conjunto de fenómenos que forman parte de la realidad social7.
El instrumento de recogida de datos fue la entrevista semi- estructurada. Este instrumento permite la comprensión del significado que los participantes dan a sus prácticas y a los acontecimientos que van surgiendo, facilitando de nuevo la reconstitución de experiencias o eventos del pasado. Las entrevistas se realizaron a 50 mujeres, durante la 36a semana de embarazo. Todas eran residentes del Concejo de Braga en el norte de Portugal y su embarazo fue vigilado en los centros de salud de su área de residencia.
Las investigaciones constituyen algún tipo de intrusión en la vida privada de los individuos, y por lo tanto, para mitigar los efectos adversos de esta invasión, las actividades del investigador deben tener en cuenta un conjunto de principios éticos y deontológicos. Las mujeres embarazadas fueron invitadas a participar en la investigación, siendo informadas de antemano sobre los objetivos de la misma. Antes de la participación en la recolección de datos, las mujeres embarazadas firmaron un consentimiento informado, libre y voluntariamente, según las normas éticas establecidas en la declaración de Helsinki. Los nombres presentados en los informes son, por razones obvias, ficticios.
La guía de entrevista fue sometida a una prueba piloto para su validación. La aplicación de la misma se realizó con cuatro mujeres que formaban parte del área geográfica del estudio, para que las características socioeconómicas y culturales fueran similares a las de la población. Las preguntas estaban dirigidas a tres temas: i) Salud Reproductiva, Maternidad y Familia; ii) Conocimientos y embarazo; iii) Posicionamiento de la embarazada sobre las prácticas educativas. En este estudio, nos centramos sólo en el primer tema, constituido por seis cuestiones ¿Dónde pasó su infancia? ¿Con quién pasó su infancia? ¿Con quién vivió? Pensando en su infancia, ¿qué recuerdos le dejó esta etapa de su vida? ¿Cómo imaginaba (o soñaba) esa familia antes de constituirla? ¿Su sueño era diferente de la experiencia de familia que vivió en su infancia?
Las entrevistas se realizaron individualmente con una duración promedio de 30 minutos. El número de entrevistas se basó en el criterio de saturación de datos, es decir, la recolección de datos se completó cuando las respuestas eran repetitivas y, no agregaban información significativa a los objetivos de la investigación.
Los datos recogidos fueron sometidos a análisis de contenido, técnica que asume que, detrás del aparente discurso, simbólico y polisémico, se oculta un sentido que conviene desentrañar8- 9 10. Como informa Minayo7, el análisis de contenido tiene como referencia las palabras, los testimonios y los documentos, para tratar de alcanzar un nivel profundo de comprensión más allá del sentido literal manifiesto en los discursos. Para esta autora, el análisis de contenido relaciona estructuras semánticas (significativas) con estructuras sociológicas (significados) de los enunciados. Empezamos este proceso de análisis de la información, con la transcripción completa de las entrevistas, su cuidadosa lectura y revisión de las mismas, seguido por la codificación de los contenidos y la organización de las unidades de significado relacionadas con los objetivos de la investigación. Se establecieron las temáticas ilustrativas de las ideas centrales.
Resultados
Basado en los relatos obtenidos a través de las entrevistas, identificamos una categoría que denominamos “Modelo de referencia familiar”, en la cual se señalan dos subcategorías: el sueño sobre la construcción de una nueva familia y el sueño hecho realidad. Estos resultados coinciden con el estudio de Cunha11 y la idea de las aspiraciones (idea inicial) y representaciones (ideal abstracto). En la tabla 1, presentamos los datos obtenidos a través del análisis de contenido de las entrevistas realizadas.
En nuestro estudio, se encontró que el 100% de las mujeres entrevistadas tenían como proyecto ser madres. Como proyecto inicial, el 58% (n = 29) de las mujeres deseaban tener dos hijos, el 20% (n = 10) tres hijos, un 10% (n = 5) cuatro niños y el 6% (n = 3) cinco hijos. También el 6% (n = 3) de las mujeres dijeron desear tener sólo un hijo. En término medio, las mujeres manifestaban querer tener 2,52 hijos. Sin embargo, este ideal ha cambiado significativamente con el tiempo. De hecho, cuando fueron cuestionadas sobre el número de hijos que, efectivamente querían tener, alrededor del 82% (n = 41) de las mujeres dijo que deseaba tener dos hijos, una pareja preferentemente, el 12% (n = 6), dijo querer tener tres hijos y el 6% (n = 3) quería tener sólo un hijo. El ideal de tener cuatro o cinco hijos ahora no es referido por las madres. Tras estos resultados, la media está en 2,06 niños.
Señalar que el 62% (n = 31) de las mujeres entrevistadas estaban frente a su primera gestación, el 32% (n = 16) en la segunda gestación, el 2% (n = 1) en la tercera vez y, sólo el 4% (n = 1) 2) se encontraba en la cuarta gestación.
A pesar que, la mayoría de las entrevistadas procure realizar sus proyectos de fecundidad, algunas señalan que la realidad vivida les hace tener una fecundidad muy diferente a la fecundidad idealizada. Las principales razones señaladas por las mujeres para no querer más hijos son principalmente de naturaleza económica. En este sentido, las Estadísticas sobre Fertilidad y Familia de 1997 del Instituto Nacional de Estadística, las principales causas que llevaban a las parejas a optar por no tener más hijos eran, en primer lugar, razones económicas, seguidas por la dificultad en darles una educación decente y, en tercer lugar, la mayor dificultad de las madres en la obtención de empleo. En 2013 y como ya se ha mencionado, las cuestiones económicas fueron las más invocadas como justificación para no tener más hijos. También aquí se refiere, entre otras, la dificultad de conciliar la familia con el trabajo y el hecho que los hijos consumen una gran cantidad de tiempo para la pareja, el tiempo, este indispensable para experimentar otras ocasiones importantes en la vida. Así lo manifiestan las siguientes participantes:
Deseaba tener muchos hijos. Muchos, que es tres o cuatro. Pero justo ahora solo quiero uno o dos, porque en términos financieros... el trabajo no es seguro, y una quiere dar todo lo que pueda al bebé y para dar a muchos...ya sabes... es complicado (Daniela, 30 años de edad, casada, 12° año de escolaridad - título de bachillerato, 1er embarazo).
Me gustaría tener tres, pero hoy es difícil, porque la manera como está la vida es demasiado cara y complicada. Y tener hijos... (Camila, 29 años, casada, 12° año de escolaridad, 1er embarazo).
Dos elementos importantes de la modernización de los comportamientos reproductivos tuvieron un papel importante en los relatos de estas mujeres en particular: el éxito de la planificación familiar y el aplazamiento a la transición a la paternidad. Parece haber una solución de compromiso entre el deseo de tener hijos y las condiciones que las parejas tienen para comenzar con las aspiraciones de tener hijos.
El sueño sobre la construcción de una familia
Se recogen tres dimensiones, cuando las mujeres embarazadas son preguntadas acerca de las proyecciones que formulaban sobre la familia, antes de constituirlas: casarse y tener hijos, tener un hogar e invertir en una profesión y nunca habían soñado con formar una familia. Aceptar la premisa de Aboim12, nos permite confirmar que las dos primeras dimensiones contempladas se refieren a valores llamados valores instrumentales de la vida en común centradas en el espacio doméstico, valores de cooperación o reciprocidad ajustados en la vida profesional y en los aspectos reproductivos. Por lo tanto, construir una familia se basa, ante todo, en un acto simple y formal que es el matrimonio y representa el comienzo de la formación de una familia. Se confirma, lo que señala Torres13 cuando expone que los términos familia y matrimonio casi siempre aparecen asociados. Como si la familia y el matrimonio fuesen realidades empiricas inseparables y remitiesen para conceptos operativos, dificiles de disociar en el plano de la matriz teórica disciplinar. Aparecen varias razones para casarse como, por ejemplo, dar visibilidad a su relación afectiva; encontrar cierta estabilidad económica y social, o simplemente formar una familia. Encontramos que no hay grandes diferencias en los motivos señalados por el conjunto de mujeres entrevistadas en cualquiera de los tres municipios objeto de estudio.
Con respecto a los aspectos reproductivos, “casarse y tener hijos» fue identificado como el “sueño” de veintiuna mujeres. Casarse y tener hijos se entiende como el trayecto de la vida natural que deberá ocurrir a partir de cierta edad.
Sí, pensamos todas, un poco, a partir de una determinada edad... Empezamos a pensar en el futuro, en tener una familia, una casa e hijos, por lo menos dos. Uno es poco, dos es ideal. Es verdad los niños son una parte esencial de la vida (Joanna, 27 años de edad, casada, 12° año de escolaridad, 2° embarazo).
El matrimonio se entiende, en este caso, como un camino para llegar a la procreación. «Casarse y tener una casa” era la segunda dimensión identificada. La casa es el lugar donde se realiza el proyecto de formar una familia. Incluso hay un aforismo popular que dice: “quién casa quiere casa”. Dentro de esta linea de pensamiento, formar una familia es situarla en un nuevo entorno donde el espacio doméstico es, sin duda, un factor estructurante en la medida en que revela las relaciones, los principios, las funciones y los cambios en el seno de un grupo familiar1. Podemos destacar el hecho de que “tener una casa” se convierte, cada vez más, en un objetivo muy valorizado, incluso antes de pensar en tener un bebé, ya que, es una forma de consolidar el proyecto conyugal y familiar. Esta autora indica que el espacio doméstico entrelaza un conjunto de relaciones materiales y simbólicas, de hábitos y de prácticas domésticas, asi como de lazos afectivos entre los diferentes elementos. Casa y familia, como hombres y mujeres, constituyen un par complementario, además de jerárquico. La familia está compuesta por la casa, la casa se encuentra, por lo tanto, en la familia14.
Ah, no pensaba mucho en este. (...) En aquel momento, pensaba hacer un curso, trabajando los fines de semana, y sólo al final pensaba en casarme. Tenía tiempo para tener hijos., pero ahora, no, no pienso en nada de eso. Si estuviera pensando así, no me hubiera quedado embarazada todavía. Entonces surgen preguntas como: ¿dónde vas a dejar a tu hijo cuando comiences a trabajar?", porque mi esposo es militar y solo viene los fines de semana (...) Luego se resuelve todo. Si se pone más caro, paciencia (Adélia, 23 años de edad, casada, 12° año de escolaridad, 1er embarazo).
En este sentido, es importante destacar que el proyecto de “construir familia” está asociado con el proyecto de casamiento que va más allá de tener casa, siendo indisociable de tener hijos. Sarti14 consideraba que es inconcebible formar una familia sin el deseo de tener hijos. La idea de familia se componía, entonces, de tres piezas: la boda (un hombre y una mujer), la casa y los niños.
Sin embargo, observamos que cuatro de las mujeres entrevistadas mencionaron no haber soñado nunca con formar una familia, por qué simplemente querían vivir el día a día sin preocupaciones. Cabe señalar que tres de estas mujeres tienen título universitario de licenciatura y residen en áreas predominantes urbanas.
Acostumbro a vivir más el día a día. Desde que conocí a mi novio, actual marido, pensé que, era la persona adecuada para constituir una familia. Sin embargo, tener una familia, hijos, nunca lo pensé mucho. No acostumbro a hacer planes en ese sentido (Cecilia, 28 años de edad, casada, licenciada, 1er embarazo).
En su relato, una de las mujeres señaló haber tenido miedo construir una familia, por haber vivido en su infancia graves problemas familiares, debido a la presencia de alcoholismo y violencia doméstica:
Tenía miedo de tener una pareja, de casarme y todas esas cosas [haciendo referencia a su infancia]. Porque he vivido tantas cosas y era un poco difícil...Así fue siempre, desde niña hasta ahora (...) (Adelaida, 27 años de edad, casada, 12° año de escolaridad, 1er embarazo).
Las vivencias en el seno de la familia de origen pueden condicionar los sueños de las mujeres y limitar, de alguna manera, la construcción de la nueva familia, así como influir en gran parte de sus comportamientos. Encontramos que algunas mujeres fueron modificando sus opiniones en cuento al “momento” de construir su propia familia. No hay diferencias importantes en la manera de pensar y vivir la familia, según la mujer resida en zonas rurales o urbanas.
Cuando el sueño se hace realidad
Debido a la diversidad de sus manifestaciones doméstico- familiares, la parentalidad presenta una dimensión intergeneracional que es necesario incorporar para un análisis y comprensión completa del ámbito parental4. Del análisis de relatos de las entrevistas, observamos que, en algunos casos, la experiencia de la construcción de la propia familia es muy similar a la familia de origen y, en otros casos, esta vivencia es absolutamente diferente. En la primera situación, los motivos que se evidencian son, principalmente, la unión, las relaciones saludables, la ausencia de conflictos, la felicidad y cohesión familiar.
(...) es muy similar. Mis padres siempre se llevaron bien hasta hoy, han hecho ya 25 años de matrimonio. Y todo está bien. Mi hermano, en este momento, también está aún con mis padres. Está todo bien. Siempre nos llevamos bien. En este momento, incluso, estamos todos juntos porque mi mamá vino a vivir conmigo (...) después del parto va a estar conmigo y se hará cargo de mi hijo (Amelia, 25 años de edad, casada, 9° año de educación-3° ESO-, 1er embarazo).
A pesar de estos testimonios, diecisiete mujeres informaron que su experiencia de la formación de la familia es diferente de la que vivió con su familia de origen. De estas diecisiete mujeres, diez han insistido en que la experiencia actual es incluso mejor que cuando vivían con su familia. De hecho, no hay que olvidar que la familia se considera como un espacio al mismo tiempo físico, relacional y simbólico, revelándose como uno de los lugares privilegiados de construcción social de la realidad, desde la construcción social de relaciones y eventos15. Al caracterizar mejor estas diez mujeres embarazadas, encontramos que siete están viviendo su primer embarazo y que, también siete, residen en las zonas urbanas. En relación con el nivel de educación, encontramos que cuatro tienen educación secundaria, tres el segundo ciclo de educación básica, una el tercer ciclo de esta enseñanza y dos tienen licenciatura. En el análisis de los resultados, parece que los niveles de la educación no ejerzan ninguna influencia sobre las opiniones acerca de la familia.
Hoy en día, tengo lo que nunca tuve. Felicidad. Imaginé siempre tener dos hijos, porque se hacen compañía, el uno al otro. Es importante. (...) Se enseñan a compartir, relacionase, a hacer amistades, creo que los hijos únicos se convierten en más egoístas. Los niños traen al matrimonio más unión, y una felicidad al 100% (Flavia, 22 años de edad, casada, 12° grado de educación, 1er embarazo).
Discusión
La fecundidad portuguesa es actualmente una de las más bajas de Europa. La familia constituye el pilar estructural sobre el que se edifica el crecimiento de cada individuo. A su vez, una de las instituciones sociales más antiguas de la humanidad, lo que supone, que, a lo largo de los tiempos, han surgido una diversidad de formas distintas. Todas estas formas se definen a partir de un modelo de familia que ha reducido sus dimensiones a partir de la tasa de natalidad Oración larga y mal estructurada. Adiar este nascimento passou a ser um comportamento reprodutivo comum, em parte responsável pela visibilidade das descendencias de filho único16.
Los resultados encontrados van de encuentro a estudios realizados en Portugal, en particular Cunha7-16. El proyecto de tener hijos parece haber ganado destaque debido a la reducción de la tasa de natalidad y del aplazamiento de la parentalidad. Las decisiones sobre tener un hijo son más complejas que en el pasado. Destacar que los escenarios que hemos encontrado en este estudio, revelan una transformación hacia una modernización de la estructura de la familia. Se aprecia, en parte, al contexto socio- cultural donde se ha realizado el estudio, que los modelos de familia encontrados mantienen matices tradicionales. La influencia de diferentes aspectos tales como la religión sigue teniendo, en estas regiones, un peso específico en este tipo de concepciones.
En la sociedad portuguesa, hasta hace unas pocas décadas, tener hijos era considerado una prioridad. Sin embargo, actualmente, este objetivo no se impone con tanta evidencia, cada vez más, se aprecia la presencia de un proceso que abarca diferentes decisiones, así como la negociación entre el tener o no tener hijos11. Tener o no hijos es, sin duda, un proceso de elección.
En los contextos sociales del estudio, la familia de origen sigue desempeñando un papel importante en la construcción de una nueva familia. En el sentido, la familia infunde en sus miembros formas de sentir, pensar y actuar, lo que los hace seres sociales. Así, entre sus miembros, la familia cumple diversas funciones que permiten garantizar la estabilidad y la salud mental y física. Además, la familia ocupa una posición importante en la transición a la paternidad, siendo un soporte clave de la nueva familia en formación. No hay que olvidar que la embarazada muestra, por un lado, todo un conjunto de relaciones socio-culturales fabricadas en el entorno familiar y, por otra parte, expresa la influencia del entorno social donde vive, acumulando un conjunto de conocimientos, costumbres, actitudes y prácticas relacionadas con el proceso grávido- puerperal.
La implicación que la familia tiene sobre los procesos de salud y enfermedad, así como lo que los profesionales alcanzan a vislumbrar sobre cada una de ellas, hace más necesario que nunca este tipo de estudios que tratan de entender las motivaciones sobre el proceso de formación de las familias. El presente estudio revela la realidad en Portugal antes de la crisis económica y social que es todavía más notoria en el año 2015. Urge realizar investigaciones que midan los cambios y cómo la situación de crisis podría cambiar las percepciones y los comportamientos de las mujeres con respecto a la familia.
Conclusión
Los resultados apuntan a unos ideales orientados a la familia y muestran una disminución en el número de hijos por mujer consecuencia también de un cálculo en el cual son ponderados los costos asociados con esta decisión. Se puede concluir que el modelo de familia caracterizado por un número de hijos tendencialmente grande se alteró, manteniendo la percepción de que los hijos son un valor para la familia. Hay una multiplicidad de significados para "construir familia" en la mujer embarazada. Del universo de las aspiraciones, se impone la evocación del deseo de tener hijos, pues fueron realmente pocas las encuestadas que diseñaron un proyecto de vida sin hijos. Sin duda, la dimensión de la elección del número de hijos presenta implicaciones para la propia familia y para la sociedad en general.
Este estudio presenta algunas limitaciones relacionadas con el tipo de estudio utilizado, tratándose de un estudio de caso y las conclusiones representan una realidad muy específica, no pudiéndose generalizar los resultados. Se cree que la investigación, a pesar de las limitaciones, puede ayudar a los profesionales de la salud que deseen atender a la embarazada basada en un modelo holístico esencialmente a la hora de planificar su embarazo. En futuras investigaciones se hace necesario analizar más municipios y comparar con la población de otras regiones, como el sur del país.