Introducción
La salud sexual es un aspecto fundamental para la salud y el bienestar general de las personas, las familias y las parejas, así como para el desarrollo económico y social de las comunidades y países. Por consiguiente, en la actualidad es necesario fomentar el respeto a la sexualidad, con un enfoque positivo, en el que las experiencias sexuales sean libres de discriminación, violencia, presión o intimidación y que las personas puedan tener relacione sexuales placenteras y seguras1. Sin embargo, en la sociedad actual existen diversos problemas relacionados con la salud sexual y reproductiva que son de amplio alcance y que tienen repercusiones a nivel individual, familiar y social. Entre estos fenómenos se encuentran las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), incluido el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). De acuerdo con datos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA2, 39 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo, de los cuales las personas de 13 a 24 años en el 2018 representaron el 21% de todos los nuevos diagnósticos de la infección por el VIH3. En México, de acuerdo con el Centro Nacional Para la Prevención y Control del VIH y SIDA, al final del 2022 se estimó que 227,378 mil personas vivían con el VIH, desde el inicio de la epidemia y hasta el primer trimestre del 2023 se notificaron 134,012 casos del VIH en adolescentes y jóvenes entre 15 y 29 años. En el estado de Chihuahua solo en el 2022 se diagnosticaron 254 casos4.
Por lo anterior, es necesario identificar factores de tipo personal y sociocultural que influyen para que los jóvenes tengan una conducta sexual segura, misma que puede prevenir ITS, VIH/ Sida entre estos se encuentran el empoderamiento sexual y reproductivo y el conocimiento sobre los derechos sexuales. El empoderamiento hace referencia al acceso del poder, la participación y el control en las decisiones que afectan la vida propia5, es una expansión en la capacidad de las personas para tomar decisiones estratégicas para su vida en un contexto en el cual anteriormente no lo podían hacer6. Específicamente, el empoderamiento sexual y reproductivo se refiere a la capacidad percibida para el ejercicio informado, libre y responsable de su propia sexualidad e incluye aspectos como el poder de negociación, poder de decisión, participación, autonomía, ausencia de violencia y autoeficacia7.
Frecuentemente los jóvenes presentan dificultades para evitar relaciones sexuales no deseadas o matrimonio, embarazo no deseado, o conductas sexuales de riesgo, la capacidad para enfrentar estas dificultades puede depender de un nivel de empoderamiento sexual y reproductivo8. En este sentido, algunos estudios permiten indicar en los jóvenes que, a mayores niveles de empoderamiento, menores riesgos de recibir y ejercer violencia en el noviazgo, mayor uso consistente del condón y reducción en el riesgo del embarazo no deseado9,10,11,12,13. En este mismo contexto, los derechos sexuales son una condición necesaria para la salud sexual de los jóvenes debido a que, mediante el conocimiento de estos, ellos podrán satisfacer y expresar su sexualidad14. También les permitirá tener relaciones sexuales sin presión, discriminación, ni violencia, ya que existe evidencia que los jóvenes en ocasiones son presionados para tener relaciones sexuales o siguen patrones culturales que limitan el ejercicio de la sexualidad, lo cual puede persistir por la falta de conciencia o conocimiento de sus derechos, lo que genera que no busquen ayuda o atención cuando la necesitan15,16.
El conocimiento sobre derechos sexuales permite que los jóvenes tengan mayor accesibilidad a los servicios de salud reproductiva17. Sin embargo, se ha observado que el nivel de conocimiento sobre derechos sexuales en este grupo poblacional es bajo18,19,20. Hasta el momento, los estudios que permiten documentar el conocimiento sobre derechos sexuales en jóvenes se han desarrollado en algunos países como Colombia, Pakistan, Etiopia y se encuentran a nivel descriptivo, mientras que, en México, la información es escasa. De acuerdo con lo descrito, en la educación sexual y reproductiva de los jóvenes, los profesionales de la salud tienen un rol fundamental para la promoción de conductas sexuales seguras, que se refiere a la toma de decisiones que las personas toman para la prevención de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), VIH-SIDA21, entre las que se incluyen el uso sostenido del preservativo durante las relaciones sexuales, abstinencia de relaciones sexuales bajo la influencia de drogas, entre otras22.
Existe una necesidad de realizar un mayor número de estudios que analicen aspectos que pueden ayudar a explicar los factores que están asociados a la transmisión de ITS, específicamente del VIH23,24. Los esfuerzos actuales para contener la propagación de las ITS no son suficientes, esto podría ser debido a que los cambios de comportamiento en las personas son complejos25. Es necesario contar con información confiable y actualizada sobre el tema, que permita focalizar y evaluar los programas gubernamentales para que tengan mayor impacto sobre la población. De igual forma, es relevante generar conocimiento que proporcione las bases en el diseño de intervenciones de enfermería innovadoras y sostenibles, enfocadas a reducir las conductas sexuales de riesgo en los jóvenes de México, en un marco de respeto a los derechos sexuales y reproductivos. En este sentido el objetivo general fue determinar la relación entre el empoderamiento sexual y reproductivo, el conocimiento sobre derechos sexuales con la conducta sexual segura en jóvenes mexicanos. Los objetivos específicos fueron: 1) Describir las características sociodemográficas y de la conducta sexual de los jóvenes mexicanos, 2) Comparar el empoderamiento sexual y reproductivo, el conocimiento sobre derechos sexuales y la conducta sexual segura por sexo.
Material y métodos
El estudio fue de tipo cuantitativo, descriptivo, correlacional y transversal. La población de estudio fueron jóvenes universitarios de la ciudad de Chihuahua, México. La muestra final se conformó por 111 participantes, que corresponde al total de los cuestionarios recabados en el periodo de tiempo (marzo-junio del año 2022), estos se seleccionaron a conveniencia, debido a los criterios de inclusión: 1) Jóvenes con edad entre los 18 a 28 años, 2) Jóvenes que indicaron haber iniciado vida sexual activa y 3) Aceptaran a contestar la encuesta.
Las mediciones consistieron en la aplicación de una encuesta en línea. Se empleó una cédula de datos sociodemográficos y de sexualidad, la cual permitió identificar la edad, sexo, tipo de relaciones sexuales que ha tenido, número de parejas sexuales, entre otras.
El empoderamiento sexual y reproductivo se midió mediante la escala de empoderamiento sexual y reproductivo8, este instrumento está conformado por 23 preguntas las cuales tienen opciones de respuesta tipo Likert que van de: 1= nada cierto a 5= extremadamente siempre. La escala tiene puntuación mínima de 23 y máxima de 115, a mayor puntuación, mayor empoderamiento sexual y reproductivo. Esta escala ha mostrado validez y confiabilidad aceptable en su versión original (α = 0,70)8, al igual que en este estudio (α = 0.90).
Para determinar el conocimiento sobre derechos sexuales se empleó la Escala de Conciencia de Derechos Sexuales26, la escala consta de 17 preguntas con respuesta tipo Likert que va de: 1= totalmente en desacuerdo a 5 = totalmente de acuerdo. La puntuación mínima es de 17 y máxima de 85, a mayor puntuación, mayor conocimiento sobre derechos sexuales. La validez de contenido de la escala original se realizó a través de análisis factorial, el cual indica que las preguntas explican un 63.3% de la varianza y mostró confiabilidad aceptable (α = 0.84), al igual que en este estudio (α = 0.95), este se ha empleado en población mexicana27.
Para medir la conducta sexual segura se empleó la subescala uso del condón y sexo seguro del cuestionario de conducta sexual segura28. Estas subescalas forman en total 15 reactivos con opciones de respuesta tipo Likert que van de: 1= nunca a 4 = siempre. En total las subescalas tienen puntuación mínima de 15 y máxima de 60, a mayor puntuación, mayor conducta sexual segura. Estas subescalas de manera general han mostrado confiabilidad aceptable (α = 0.91) al igual que en este estudio (α = 0.75), ha sido validado en idioma español y en jóvenes29.
Los instrumentos de medición se capturaron en Google Formularios, la liga de acceso se compartió en redes sociales como Facebook, Instagram y WhatsApp. Se realizó un folleto en donde se hacia la invitación para participar en el estudio, así como la liga de acceso. Al ingresar primero aparecía el consentimiento informado que explicaba el objetivo del estudio, así como otros aspectos éticos, una vez que el participante daba clic a la opción “acepto a participar”, podía acceder a las preguntas, dentro de estas primero se encontraban preguntas filtro relacionadas con los criterios de inclusión, si contestaba de amanera afirmativa a estas, podía continuar para completar la cédula de datos y los instrumentos. Los enlaces de acceso se estuvieron compartiendo cada 8 días durante 3 meses. Una vez que se completó el número de muestra deseado, la información se exportó al paquete estadístico IBM SPSS (Statistical Package for the Social Sciences).
La información se analizó en el paquete estadístico IBM SPSS versión 20. Se empleó estadística descriptiva, para las variables numéricas se calcularon medidas tendencia central y dispersión, y para las variables categóricas se calcularon frecuencias y proporciones. Debido a que la prueba de Kolmogorov Smirnov con corrección de Lilliefors no mostró normalidad de las variables, se empleó la prueba U de Man Whitney para realizar las comparaciones y correlación de Spearman para las variables del estudio.
Resultados
En primer lugar, se presentan las características sociodemográficas y de sexualidad de los jóvenes. La edad promedio de los participantes fue de 22.12 años (± 2,48), se presentó una edad mínima de 18 años y una edad máxima de 28 años. El 83.8% eran mujeres y 16.2% hombres. La religión que en su mayoría profesaban era católica con un 70.3%. El estado civil que más predominó fue el soltero (85.6%), seguido de casado y unión libre con 8.1% y 6,3% respectivamente. El 81.1% de los participantes pertenecían al área de estudio de ciencias biológicas/salud y 18.9% de otras áreas.
Los jóvenes reportaron que el 91% habían recibido algún tipo de orientación relacionada a ITS, por otra parte, 91% manifestó no haber tenido alguna ITS. Adicionalmente, en la Tabla 1 se muestran las características relacionadas a la conducta sexual de los participantes. El 100% de los participantes refirieron haber tenido una relación de tipo vaginal, un 96.4% oral y 52.3% de tipo anal. Con relación al uso de condón, se observó que en la primera relación sexual se utilizó una mayor proporción comparada con la última relación 83.8% y 48.6% respectivamente.
Características | Si | No | |||
---|---|---|---|---|---|
Tipo de relación sexual | f | % | f | % | |
Vaginal | 111 | 100 | - | - | |
Anal | 58 | 52,3 | 53 | 47,7 | |
Oral | 107 | 96,4 | 4 | 3,6 | |
Uso de condón | |||||
Primera relación sexual | 93 | 83,8 | 18 | 16,2 | |
Última relación sexual | 54 | 48,6 | 57 | 51,4 | |
Tipo de pareja | f | % | |||
Estable | 70 | 63,1 | |||
Ocasional | 20 | 18,0 | |||
Estable y ocasional | 21 | 18,9 | |||
Edad | M | DE | Min | Max | n |
Edad de la primera relación sexual vaginal | 17,10 | 2,28 | 9 | 28 | 111 |
Edad de la primera relación sexual oral | 17,47 | 2,05 | 13 | 22 | 107 |
Edad de la primera relación sexual anal | 18,67 | 2,49 | 14 | 25 | 58 |
Número de parejas sexuales en el último año | 2,17 | 3,35 | 0 | 32 | 111 |
Nota: n= 111, M= Media, DE= Desviación Estándar, Min = Valor mínimo, Max = Valor máximo. f= Frecuencia, %=Porcentaje. Fuente: cédula de datos.
El tipo de pareja sexual que se reportó en su mayoría en este grupo fue la estable con 63.1%, seguida de ambas (estable y ocasional) con un 18.9%. En promedio los participantes tuvieron su primera relación sexual vaginal a los 17.1 años (± 2.28), la primera relación sexual oral a los 17.4 años (± 2.05) y la primera relación sexual anal a los 18.6 años (± 2.49). En promedio los jóvenes habían tenido dos parejas sexuales en el último año (Tabla 1).
En la Tabla 2, se presentan las medias de los índices obtenidos de las variables empoderamiento sexual y reproductivo (M= 81.74, ± 13.04), conocimiento sobre derechos sexuales (M= 94.67, ±11.36) y la conducta sexual segura (M= 59.73, ± 14.23) que los participantes presentaron. En cuanto al análisis comparativo de las variables por sexo, se encontró una diferencia significativa entre hombres y mujeres y el empoderamiento sexual y reproductivo (p < 0.001), los hombres fueron quienes presentaron puntajes más altos (Mdn= 92.39), comparados con las mujeres (Mdn= 79.34).
Variable | Mdn | M | DE | Min | Max | U | p |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Empoderamiento sexual y reproductivo | |||||||
General | 81,52 | 81,74 | 13,04 | 50,00 | 100 | ||
Hombre | 92,39 | 91,18 | 7,47 | 76,09 | 100 | 408,00 | 0,001 |
Mujer | 79,34 | 79,92 | 13,12 | 50,00 | 100 | ||
Conocimiento derechos sexuales | |||||||
General | 98,52 | 94,67 | 11,36 | 11,76 | 100 | ||
Hombre | 100 | 97,22 | 5,94 | 75,00 | 100 | 721,50 | 0,325 |
Mujer | 98,52 | 94,18 | 12,09 | 11,76 | 100 | ||
Conducta sexual segura | |||||||
General | 60,00 | 59,73 | 14,23 | 31,11 | 91,11 | ||
Hombre | 60,00 | 59,87 | 14,14 | 35,56 | 91,11 | 829,00 | 0,949 |
Mujer | 57,77 | 59,71 | 14,32 | 31,11 | 88,89 |
Nota: n = 18 hombres n = 93 mujeres. Fuente: Cédula de datos, Escala de Empoderamiento sexual y reproductivo, Subescala uso del condón y sexo seguro del cuestionario de conducta sexual segura, Escala de Conciencia de Derechos Sexuales.
En cuanto a la religión con la que se identificaron principalmente los participantes fue la católica, lo que coincide con lo reportado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía33, en donde se indica que en México predomina el catolicismo, así mismo, es un país que se caracteriza por tener un nivel de religiosidad alto comparado con otros en el mundo34. El estado civil que predominó en este estudio fue soltero, situación que concuerda con lo reportado por el INEGI35, quien señala que más de la mitad de los jóvenes de 20 a 24 años se encuentran en este estado, lo que evidencia nuevamente la transformación social en México, en donde las mujeres prefieren estar presentes en actividades que sean remuneradas e incrementen su nivel de escolaridad, anteponiendo las relaciones de pareja y/o matrimonio, en general los jóvenes deciden no tener responsabilidades adicionales a las que ya tienen como estudiantes36.
Respecto a la relación entre el empoderamiento sexual y reproductivo, conocimiento de derechos sexuales, y la conducta sexual segura, en la Tabla 3, se observa que las variables no mostraron relaciones significativas.
Variable | Conducta sexual segura |
---|---|
1. Empoderamiento sexual y reproductivo | 0,601 |
2. Conocimiento de derechos sexuales | 0,269 |
Nota: n = 111. Fuente: Cédula de datos, Escala de Empoderamiento sexual y reproductivo, Subescala uso del condón y sexo seguro del cuestionario de conducta sexual segura, Escala de Conciencia de Derechos Sexuales
Discusión
Este estudio revela que el promedio de edad de los participantes fue de 22 años, en su mayoría eran mujeres, estudiantes del área de ciencias biológicas/salud, lo anterior coindice con Micin et al.31, quienes realizaron un estudio en el que perfilaron a la población de estudiantes de las carreras de ciencias de la salud en Chile. Es importante señalar que, estas características encontradas pueden estar influenciadas por modificaciones en los roles de género y estereotipos, así como el proceso de feminización que se vive en los últimos años en México en el sector de la salud32, cada vez más las mujeres tienen mayor presencia e incluso sobrepasan en número a los hombres en carreras que se consideraban masculinas, lo que podría indicar una ruptura en las brechas de género de la formación académica de nivel universitario.
Por otra parte, se encontró que el conocimiento sobre los derechos sexuales fue alto, lo que coincide con Gómez et al.27, cabe mencionar que la evidencia disponible de estudios cualitativos refiere que para los jóvenes el tema sobre derechos sexuales es poco o nada conocido37,20. Existe evidencia que los adolescentes que han iniciado actividad sexual refieren tener mayor conocimiento de los derechos sexuales27. Al comparar por género se observó que los jóvenes mostraron mayor conocimiento sobre los derechos sexuales y reproductivos lo cual difiere con los hallazgos de TorresOspina et al.38 quienes mencionan que las mujeres tenían mayor conocimiento sobre derechos sexuales. No obstante, en este estudio no se encontró diferencia significativa de acuerdo con el sexo.
Con relación a la conducta sexual segura no presentó diferencias significativas por sexo, sin embargo, las medias que se obtuvieron fueron menores a las que se han presentado en poblaciones similares39, lo que indica que en esta población prevalece la no percepción de riesgo de ITS, VIHSIDA o bien un embarazo no planeado. Adicionalmente, es probable que esta conducta se relacione a que la mayoría de los participantes indicaron que su tipo de pareja era estable, lo cual pudiera influir para que se desestime el uso correcto y sostenido del condón. Los jóvenes en esta etapa tienden a buscar establecer vínculos afectivos perdurables, así como sentimientos de unión con su pareja, por lo que una forma de demostrar la confianza que tienen con su pareja es no utilizando el condón en sus relaciones sexuales, lo que posiblemente prevaleció en este estudio.
Respecto a la relación entre el empoderamiento sexual, reproductivo y la conducta sexual segura, no se encontró relación en las variables. Este resultado difiere de lo encontrado por Castro Lopes et al.40, quienes identificaron que los jóvenes que presentaban empoderamiento para el control de la salud sexual y el sexo seguro en un rango de nivel medio a alto incrementaron su probabilidad de utilizar métodos anticonceptivos, incluido el uso del condón, así como también se relacionó con usarlo por períodos más prolongados, dicho estudio realizado en Mozambique. Los resultados en el presente estudio pudieran ser atribuidos a que independientemente de que los participantes presentaron un nivel alto de empoderamiento sexual y reproductivo, al comparar por sexo, los hombres fueron los que tuvieron mayor nivel de empoderamiento.
En esta misma línea, en el estudio se incluyeron ambos sexos, lo cual difiere a otras investigaciones en donde solo se abordó población de mujeres41,42y en los cuales se encontraron relaciones significativas entre el empoderamiento sexual y reproductivo y la conducta sexual segura. Dicha situación es entendible debido a que el enfoque del empoderamiento sexual y reproductivo se ha centralizado principalmente a la mujer debido a que la reproducción está localizada en los cuerpos de estas. En este sentido, en el contexto mexicano prevalecen relaciones desiguales entre los géneros, las construcciones sociales de la sexualidad asignan a la mujer un rol pasivo y dejan las decisiones sexuales en manos de los hombres. Por tanto, el empoderamiento podría identificarse como una necesidad más específica para las mujeres que para los hombres.
De igual forma no se identificó relación entre el conocimiento sobre derechos sexuales, y la conducta sexual segura en esta muestra. Este resultado difiere a lo encontrado en otros estudios similares43,44en donde encontraron relación entre dichas variables. Las personas que poseen información que les permite disfrutar de su sexualidad con libertad, igualdad y equidad se relaciona con el uso del condón y la evasión de prácticas sexuales de riesgo. En tal sentido Rohrbach et al.45 refieren que a mayor conocimiento de derechos sexuales, los jóvenes buscaran más atención para su salud sexual y reproductiva y presentan conductas que disminuyen el riesgo de adquirir ITS o embarazos no deseados, así como llevar consigo un condón. Los hallazgos en este estudio podrían deberse y reflejar lo que señala Robles Montijo et al.46, que, si bien los conocimientos son un componente importante en los aspectos conductuales, no son un elemento suficiente tener una conducta sexual segura en los jóvenes.
Dentro de las limitaciones de la presente investigación, se encuentra que la muestra fue pequeña y con un muestreo a conveniencia, por lo tanto, no puede representar en su totalidad a la población de interés. Se recomienda realizar estudios en una población diferente a la del área de la salud, ya que los jóvenes pudieron haber recibido información sobre sexualidad, sería interesante determinar el comportamiento que tienen otras poblaciones.
También que la recolección solo se realizó en línea, esto debido a la pandemia por el COVID 19, lo que pudo ocasionar que no todos los jóvenes tuvieran acceso al formulario en caso de no disponer de un dispositivo electrónico. Se recomienda continuar con estudios sobre estas variables debido a los escasos estudios en el contexto mexicano.
Conclusiones
A partir de los resultados obtenidos se concluye que, la mayoría de los jóvenes pertenecían al área de ciencias biológicas/salud, tenían sexo femenino, predominó la religión católica y el estado civil soltero. Un alto porcentaje de los participantes había recibido una orientación sobre las ITS. Sin embargo, se identificó que no sostenían una conducta sexual segura, ya que el uso del condón no prevaleció en su última relación sexual y tenían más de una pareja en el último año. Específicamente los hombres presentaron mayor empoderamiento sexual y reproductivo, así como un nivel alto de conocimiento sobre los derechos sexuales que las mujeres. Con relación, a la conducta sexual segura fue menor a la presentada en otros estudios en poblaciones similares, no se observaron diferencias significativas por sexo. Si bien en este estudio no se encontró relación entre el empoderamiento sexual y reproductivo, y el conocimiento sobre derechos sexuales con la conducta sexual segura de estos jóvenes, es necesario realizar otros estudios que generen más evidencia, debido a que en México ha sido escasa la investigación desde la perspectiva de empoderamiento y el abordaje de los derechos sexuales. A su vez, es preciso señalar que es importante realizar investigaciones con las variables exploradas en el presente estudio, dado a la literatura y a los resultados de otros estudios apuntan a estas variables como factores de protección hacia las conductas sexuales de riesgo en los jóvenes. Así mismo, pudieran incluirse otras variables que pudieran influir en el fenómeno de estudio.