Introducción
Las estructuras de la desigualdad económica y social a nivel global han generado importantes flujos migratorios internacionales, visibilizando una feminización de las migraciones en América Latina y el Caribe, particularmente vinculadas a la creciente demanda de servicios de cuidado, base invisible del sistema económico (Pérez Orozco, 2010). Considerando que las mujeres constituyen el 50.1% de la población nicaragüense residiendo en Costa Rica (INEC, 2000), el grupo poblacional extranjero más importante a nivel nacional, resulta relevante generar estudios que permitan un acercamiento a sus realidades, ya que la feminización de la pobreza y de la migración...
... demandan una observación pormenorizada en tanto denotan cambios fundamentales para la supervivencia de quienes se ven afectadas y en la necesidad de movilizarse geográfica y socialmente (Loría, 2007: 221).
Siguiendo esta línea, el presente artículo recoge los hallazgos de la primera fase de una investigación cualitativa, realizada desde el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica, titulada “Organización comunitaria de mujeres migrantes: el caso de la Asociación Enlaces Nicaragüenses de la comunidad de Río Azul”. La investigación se plantea en dos momentos, donde el primero corresponde al trabajo de campo realizado durante el año 2017 con cinco de las diez mujeres que integran la Asociación Enlaces Nicaragüenses, una organización civil sin fines de lucro, cuya comunidad de base es Río Azul, en la provincia de Cartago. La segunda fase se está desarrollando en el presente año 2018 con las cinco integrantes más nuevas de la agrupación. Durante las entrevistas se abordan temas diversos como los motivos que las llevaron a migrar, sus experiencias laborales en Costa Rica, la maternidad binacional, y el por qué y para qué se integraron a la Asociación Enlaces Nicaragüenses. Además, se indagó sobre qué problemáticas las convocan a participar en una organización de mujeres migrantes, cuáles transformaciones desean lograr como colectivo y cómo entienden la participación política desde el quehacer de la asociación. Todas las entrevistas realizadas se basaron en una guía de preguntas previamente elaborada y fueron grabadas en audio con el consentimiento de las mujeres participantes, para posteriormente ser transcritas y analizadas a la luz de discusiones teóricas feministas.
Además de las actividades anteriormente mencionadas, durante el año 2017 se realizaron sesiones de observación participante en las reuniones de la Asociación Enlaces Nicaragüenses, así como en actividades públicas tanto dentro como fuera de la comunidad de Río Azul, entre ellas la celebración del Día de la Madre, la conmemoración del Día de la Mujer y la participación anual de la asociación cada primero de mayo en la marcha del Día Internacional del Trabajo, entre otras fechas de importancia para las mujeres de la asociación. Así, la investigación se enmarca en un modelo metodológico de corte etnográfico, entendido como el estudio directo de personas y grupos durante un cierto periodo de tiempo para conocer su comportamiento social (Giddens, 1994).
La migración nicaragüense en Costa Rica
Costa Rica es un lugar de origen y tránsito de la migración laboral, sin embargo, ha sido concebida históricamente como uno de los más importantes países receptores de la región centroamericana (Voorend, 2013), particularmente de personas nicaragüenses, quienes representan el 74.6% del total de migrantes residiendo en Costa Rica, es decir, 9% de la población total según datos del Censo poblacional realizado en el año 2000 (INEC, 2000). Entre los orígenes estructurales de la migración nicaragüense hacia Costa Rica se encuentran: un largo período de recesión en la economía nicaragüense que se agravó a mediados de la década de los ochenta (producto del agotamiento del sector formal de la economía), la reducción del Estado durante los años noventa, el desarme de la resistencia nicaragüense, el desempleo y la saturación del Sector Informal Urbano de la economía (Salazar, 2001).
El caso de las mujeres nicaragüenses que se movilizan a territorio costarricense toma fuerza a partir de los años 1990, cuando se detecta un ingreso mayor y más frecuente de mujeres provenientes de las zonas más pobres de Nicaragua (Loría, 2007). Las razones por las que migran las mujeres son muchas, de acuerdo a Lerussi (2007); entre ellas están la búsqueda de una mejora económica, oportunidades de estudio, el deseo de gozar de una mayor independencia, la reunificación familiar, el deseo de conocer otras realidades y experiencias, el amor, y la necesidad de huir de la violencia, aunque como señala Loría (2007), la migración también puede desencadenar condiciones de peligrosidad, aislamiento social, exclusión, violencia y discriminación.
De acuerdo a Paiewonsky (2007), una de las características más notables de la migración femenina es cómo esta se sustenta en la reproducción y la explotación de las desigualdades de género, en el que muchas mujeres que cruzan las fronteras realizan “trabajos de mujeres” desempeñándose, principalmente, como niñeras, trabajadoras domésticas y trabajadoras sexuales; este hecho las coloca en nichos laborales de desprotección legal y escasa remuneración. En concordancia con esta tendencia, las mujeres migrantes nicaragüenses en Costa Rica suelen insertarse laboralmente en el sector de trabajo doméstico remunerado que, como apunta Lerussi (2007), es un tipo de labor cuya historia colonial nos remite directamente a antiguas modalidades de servidumbre, vinculadas con las jerarquizaciones étnicas que se encuentran arraigadas en la sociedad costarricense y en el resto de América Latina. Así, el trabajo doméstico ha sido considerado como un ejercicio de dominación económica, cultural y simbólica (Lerussi, 2007), y una de las actividades económicas más precarias y desprotegidas a nivel jurídico y social (Bonnie, 2010).
Ante este panorama, surgen diversas organizaciones que luchan por los derechos de las personas migrantes en Costa Rica, como son: el Centro de Derechos Sociales del Migrante (CENDEROS), el Servicio Jesuíta para Migrantes Costa Rica, el Centro Internacional para los Derechos Humanos de los Migrantes (CIDEHUM), la Pastoral Social Caritas de Costa Rica, el Centro Sindical del Migrante, el Sindicato Unitario de Trabajadores de la Construcción, la Red de Jóvenes sin Fronteras, entre otras (Sandoval et al., 2012). Sin embargo, las organizaciones integradas mayoritariamente por personas migrantes son pocas; entre ellas Sandoval et al. (2012) enlista la Asociación de Trabajadores Nicaragüenses Unidos (ATNU), la Confederación Solidaridad, La Asociación Nicaragüenses Sin Fronteras, la Asociación Misquitos Nicaragüenses en Costa Rica, la Red de Mujeres Nicaragüenses y la Asociación Enlaces Nicaragüenses, sobre la cual se realiza el estudio en cuestión. Ahora bien, ¿cuáles son las transformaciones que propone la Asociación Enlaces Nicaragüenses?
La Asociación Enlaces Nicaragüenses: mujeres migrantes organizadas en la comunidad de Río Azul
Las primeras visitas a Río Azul las realicé en el año 2015 a partir de proyectos de acción social, igualmente realizados desde la Universidad de Costa Rica, para dar acompañamiento a procesos de aprendizaje y acciones colectivas de la Asociación Enlaces Nicaragüenses, entre otras agrupaciones que trabajan por el respeto de los derechos de las personas migrantes en Costa Rica (Azofeifa, A., Caamaño, C. y Matteucci, A., 2015). Es hasta el 2017 que me acerco a Enlaces desde un proyecto de investigación etnográfica, entendida como...
... una estrategia metodológica que permite obtener información empírica en el espacio en donde se desenvuelven los acontecimientos estudiados, documentar lo no documentado, permitiendo así una elaboración cualitativa del contexto estudiado” (Murillo y Martínez, 2010: 9).
Adentrarme en los espacios vitales de las mujeres que integran la asociación, conocer sus casas y sus familias, asistir a sus celebraciones, compartir a la hora de la comida, sentarme en las gradas del barrio con los niños y las niñas y, sobre todo, escuchar a estas mujeres, me ha permitido profundizar en su historia de lucha antes y después de integrarse a la asociación, lo personal es político.
Varela (2015:147) afirma que las luchas migrantes “deben ser comprendidas como un nuevo campo de acción y de análisis para las ciencias sociales que piensan el disenso”. El caso de la Asociación Enlaces Nicaragüenses en Costa Rica es una expresión de esta lucha protagonizada por mujeres, migrantes, madres, trabajadoras domésticas remuneradas y no remuneradas, que decidieron unirse con la misión de ser...
... la expresión organizada de las y los migrantes para la movilización y capacitación en la defensa de sus derechos laborales, gestión en la documentación nicaragüense y costarricense, y constituirse como un centro de información y de encuentro (Enlaces Nicaragüenses, 2009).
Desde su concepción, Enlaces se plantea como parte de los movimientos sociales protagonizados por migrantes que, según Varela, (2015) representan un novedoso tipo de movimiento social, ya que se trata de construir nuevas formas de ciudadanía, a pesar de que sus integrantes carecen de reconocimiento jurídico como sujetos de derecho.
Enlaces surge desde la informalidad, entre conversaciones de personas nicaragüenses y costarricenses preocupadas por la fuerte estigmatización por parte de los medios de comunicación hacia nicaragüenses viviendo en Costa Rica (véase Campos y Tristán, 2009), las persecuciones policiales a migrantes que culminaron en la detención masiva que se llevó a cabo en la comunidad de la Carpio en el año 2003 (véase Sandoval, 2005; Sandoval et al., 2010), así como la explotación laboral (véase Paniagua, 2007). Quxabel, co-fundadora y actual coordinadora de la Asociación Enlaces Nicaragüenses, explica:
Nosotros, amigos nicaragüenses y costarricenses, nos preocupamos de la situación que se vivía, sostuvimos unas dos reuniones en Managua y a partir de ahí quedamos reuniéndonos en San José, y definimos actividades de intervención pública en plazas como la Merced, visitas a Carpio, visitas a trabajadores bananeros en articulación con sindicatos... eran los tiempos del nacimiento de la Red Nicaragüense para las migraciones. (Quxabel, comunicación personal, 12 de agosto de 2017)
Después de años de reunirse y organizarse bajo el nombre: Comité Migrantes de la Merced, para luchar y denunciar las múltiples violaciones de los derechos de las personas migrantes, se formaliza la Asociación Enlaces Nicaragüenses en el año 2008 mediante su inscripción legal en Costa Rica. Retomando a Varela (2015), las luchas migrantes pueden considerarse movilizaciones políticas ciudadanas protagonizadas por “no-ciudadanos”, o por personas que permanecen en la clandestinidad debido a las leyes que extranjerizan a las personas “no nacionales”; en este sentido, inscribir una asociación integrada por mujeres migrantes en Costa Rica fue un reto para Enlaces. En primer lugar, debían estar regularizadas en el país para poder inscribir legalmente la asociación, pagar los servicios notariales y cumplir con la paridad de género que en su caso, tenía que garantizar la participación del 50% de hombres en la asociación, según el párrafo primero del artículo 10 de la Ley de Asociaciones que dispone:
El organismo directivo cuyo nombre se establecerá en los estatutos, se integrará con un mínimo de cinco personas y deberá garantizar la representación paritaria de ambos sexos, entre ellos se nombrarán personas para la presidencia, la secretaría y la tesorería; todas ellas mayores de edad. En toda nómina u órgano impar la diferencia entre el total de hombres y mujeres no podrá ser superior a uno (Ley de Asociaciones, N° 8901, Artículo 10).
Si bien la Asociación Enlaces Nicaragüenses cuenta con el apoyo de hombres migrantes en la comunidad, asisten poco a las reuniones y actividades colectivas, por lo que la organización, en esencia, está constituida por mujeres. Los retos de una organización migrante ante la legalidad, son espejo de los retos que viven diariamente las personas migrantes ante los múltiples conceptos jurídicos que las colocan en el lugar de “no-ciudadanas”, como escribe Varela (2015), quien además plantea que, lo novedoso de los movimientos sociales protagonizados por migrantes, es que constituyen nuevas formas de ciudadanía a pesar de que sus integrantes carezcan de reconocimiento jurídico.
Una vez legalizada la asociación, Enlaces consigue el apoyo financiero de la Fundación Rosa Luxemburgo desde el año 2008 hasta el 2015, y del Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM) desde el año siguiente hasta el presente, y logra articularse con la Red Nacional para las Migraciones en Costa Rica, la Red Nicaragüense de Organizaciones de Sociedad Civil en Nicaragua, ambas pertenecientes a la Red Regional de Organizaciones Civiles para las Migraciones, lo cual las ha insertado en diálogos regionales sobre el estado de los derechos de las personas migrantes tanto en Costa Rica como en la Región Centroamericana. “La ciudadanía de las mujeres se construye en movimiento”, escribe Sánchez Olvera (2006) y, desde Enlaces, mujeres migrantes nicaragüenses han logrado el ejercicio político de organizarse y asumirse como sujeto de derechos, con o sin documentos.
Río Azul es un territorio montañoso y frío ubicado en la provincia de Cartago. En esta comunidad habitan 12 010 personas, de las cuales 6 045 son mujeres (INEC, 2011). El territorio de Río Azul funcionó como relleno sanitario durante 34 años (desde el año 1973 hasta el 2007), para la recepción de alrededor de 700 toneladas de basura generadas por 12 cantones del Gran Área Metropolitana (Suárez y Zúñiga, 2013). Posteriormente, el relleno fue cubierto por una amplia zona verde; sin embargo, persisten problemas de basura, contaminación y escasez de agua, hacinamiento y violencia generada por el enfrentamiento entre grupos de crimen organizado vinculados a la venta de drogas. Las mujeres de Enlaces se reúnen como mínimo una vez al mes en un espacio que alquilan en el segundo piso de una casa en Río Azul. El espacio es bastante pequeño, por lo que hay que ingeniárselas para trabajar. Cuenta con una bodega donde se almacenan documentos y materiales de trabajo, una sala donde se realizan las reuniones en la que se encuentran las sillas dispuestas en forma circular, una pizarra, dos computadoras que no funcionan y una pila donde se preparan los alimentos, aunque por lo general no hay agua.
Actualmente, Enlaces está integrada por 10 mujeres nicaragüenses en edades entre los 27 y los 63 años, la mayoría indocumentadas, viviendo de trabajos temporales como empleadas domésticas en casas o fábricas, con parejas que trabajan como albañiles (construcción), ventas informales o seguridad privada. Además, algunas de estas mujeres se encargan por cuenta propia de sus hijos e hijas. En promedio, las mujeres de Enlaces tienen de tres a cuatro hijos de nacionalidad nicaragüense y costarricense, por lo que se consideran familias binacionales; cabe destacar que la organización intenta siempre tomar en cuenta esa parte del contexto, de manera que sea posible que las mujeres lleguen con sus hijos e hijas más pequeñas, considerando la gran dificultad que enfrentan para resolver el tema del cuidado. Sobre este punto, una de las mujeres entrevistadas comenta que:
En la guardería siempre ponían pretextos por la cédula, porque ahí sin cédula no entran. Peormente Jairo y Luis que son extranjeros y sin papeles, yo también, bueno yo con el pasaporte, pero no tenía lo principal que era la cédula. Entonces hasta que ya gracias a Dios. Porque ahí me fue mal, porque hasta lloré me acuerdo, cuando fui a la segunda cita de IMAS , la señora agarró un documento, lo hizo así y lo echó a la basura, lo hizo una pelota y lo echó a la basura. (Rosa, comunicación personal, junio 2017).
Ahora bien, Enlaces se organiza bajo el liderazgo de una mujer hondureña, nacionalizada nicaragüense y residente en Costa Rica, Quxabel, que desde su juventud ha sido parte de importantes luchas sociales en la Región Centroamericana, como en el proceso contra la dictadura de Somosa durante los años setenta en Nicaragua. Además de Quxabel, la organización se estructura en torno al “comité”, el cual se conforma de las cinco mujeres entrevistadas durante el 2017, y a quien corresponde dividir las tareas para las actividades agendadas. Las decisiones se toman en colectivo durante las reuniones, aunque muchas de las iniciativas son propuestas desde el liderazgo de Quxabel, quién es la única integrante de la organización con una formación universitaria en el área de Economía.
Durante un tiempo existió la conducción de un programa radial llamado Buscando Vida en Costa Rica, conducido por la coordinadora de la asociación Quxabel Cárdenas. Todos los martes compartía noticias sobre Nicaragua, daba seguimiento a las noticias sobre trámites migratorios y de documentación que acontecían en Costa Rica, para presentar proyectos que estaban en desarrollo en el país en pro de las personas migrantes; no obstante, el financiamiento que se recibía por parte de la Fundación Rosa Luxemburgo para sostener ese espacio cesó, y el último programa fue transmitido en diciembre del 2015.
De las entrevistas realizadas, se desprenden dos preocupaciones fundamentales de la Asociación Enlaces Nicaragüenses: la regularización como garantía de múltiples derechos, y la integración social como el reconocimiento de los derechos elementales de las personas no documentadas. Sobre la Ley General de Migración y Extranjería (Ley N° 8764), la asociación plantea que los costos de regularización deben estar en concordancia con los salarios que devengan las personas migrantes según sus sectores laborales; por otro lado, Enlaces demanda que el Ministerio de Trabajo y la Caja Costarricense del Seguro Social asuma un liderazgo real que vele por el cumplimiento de los empleadores y empleadoras, en el aseguramiento de las personas migrantes que contratan. Lo anterior es clave en el acceso a servicios de las personas migrantes en Costa Rica, ya que se requiere que estén al día con el pago del seguro social del Estado para poder regularizarse.
La asociación busca constituirse como un espacio de empoderamiento social de los y las migrantes nicaragüenses para el ejercicio de los derechos ciudadanos en ambos países; de allí que su participación en expresiones públicas como la marcha del Día Internacional del Trabajo sea una de las actividades más importantes en su agenda todos los años, lo cual tiene resonancia con otros movimientos de migrantes sin documentos en Estados Unidos que desde el año 2006 se movilizan esta misma fecha (véase Johnson y Ong Hing, 2007). Esta característica de Enlaces remite a las tendencias planteadas por Varela (2015) sobre las redes de migrantes que se componen de núcleos organizativos que, según la coyuntura, participan en grandes movilizaciones de personas migrantes y no migrantes. Ahora bien, ¿qué motiva a las mujeres de Enlaces a trabajar en la organización?
¿Organizarse para qué?
Siempre hay grupos que necesitan seguir escribiendo su propia historia y el tema de esta organización es completamente válido (Quxabel, comunicación personal, abril 2017).
La participación de las mujeres en América Latina y el Caribe en el reconocimiento y ampliación de sus derechos ha sido fundamental, según Bareiro y Torres (2010: 11); el ejercicio activo de su igualdad ha puesto signos de interrogación política y ha demandado una adecuación social e institucional cada vez más acelerada, la cual afecta tanto a las relaciones entre el Estado y la sociedad, como a la creación de normas, a las políticas públicas y a la administración de justicia. Como se mencionó anteriormente, la Asociación Enlaces Nicaragüenses está entre las pocas organizaciones integradas casi exclusivamente por sociedad civil nicaragüense, específicamente por mujeres migrantes documentadas e indocumentadas. Entre las principales preocupaciones de la asociación están el acceso a la documentación en Costa Rica y la defensa de los derechos laborales, y no necesariamente se suscriben a una agenda feminista por tratarse de un colectivo de mujeres.
Tomando en cuenta lo anterior, cabe hacer la distinción entre los grupos organizados de mujeres en general, y los grupos feministas; De Barbieri (1986) explica que los movimientos de mujeres son acciones colectivas que se constituyen alrededor de identidades femeninas, pero que no necesariamente se constituyen en torno a demandas de género. En este sentido, Valdés (1993: 6) entiende el movimiento de mujeres como un proceso social amplio que involucra a innumerables actoras, individuales y colectivas, dando origen a un actor social a partir de un conflicto, una identidad y una voluntad de acción transformadora que porta un proyecto cultural y que busca “negar la negación de que es objeto cotidianamente”.
Las diferentes maneras en que se han aliado personas migrantes en territorio costarricense han sido fundamentales para que, frente a las condiciones adversas y la constante discriminación, haya un mayor acceso al conocimiento en materia de derechos y cómo hacerlos valer, especialmente en el ámbito laboral. Para la realización de esta investigación fue fundamental comprender desde la escucha y documentar a través de entrevistas, conversatorios y videos el “para qué organizarse”, según las propias palabras de Enlaces, ya que si bien existe amplia teoría en torno a los movimientos de mujeres, los espacios de escucha existentes para mujeres nicaragüenses en Costa Rica son limitados.
Las mujeres de Enlaces han sido reconocidas como sujetos de derechos en la práctica, en el quehacer social que realizan desde Río Azul convocando, tocando puertas, informando y exigiendo todos los días que se respeten sus derechos en el lugar de trabajo en los centros de salud, en los centros educativos y de cuidado de sus hijos e hijas, en la Dirección General de Migración y Extranjería y en la Embajada o Consulado de Nicaragua en Costa Rica; es decir, siempre que tengan que enfrentar trabas, negaciones, xenofobia, exclusión, y siempre que tengan que hacer valer y exigir sus derechos para sobrevivir, lo cual pueden hacer con mayor eficacia gracias a la formación que la organización les ha facilitado. En este sentido, algunas entrevistadas apuntan que
No es lo mismo estar organizada que estar desorganizada, para mí sobre todo por la información sobre documentación. (Noemí, comunicación personal, julio 2017)
Me gusta porque me identifico con todo lo que hace Enlaces Nicaragüenses; todo; entiendo en absoluto todo. Si hablamos de trámites migratorios, derechos de leyes, o sea, cuando yo vine aquí yo no sabía qué era violentar mis derechos; inclusive yo le trabajé a la patrona y ella estaba violentando mis derechos y yo no sabía eso; y siempre supe para mi forma de pensar que lo que ella hacía era malo, no me agradaba, pero ella estaba violentando mis derechos, pero yo no lo supe. Yo empecé a enterarme que ella estaba violentando mis derechos cuando yo me empecé a meter en Enlaces Nicaragüenses y a través de talleres yo vine a conocer muchas cosas… (Patricia, comunicación personal, junio 2017)
Enlaces me ha ayudado porque yo antes me quedaba callada, y las charlas que hemos recibido sobre las mujeres, verdad, sí me han servido para soltarme, y yo ya no me quedo callada. (Rosa, comunicación personal, junio 2017)
Las mujeres del comité de Enlaces Nicaragüenses toman en cuenta tres razones importantes para organizarse. La primera y la más relevante para todas las entrevistadas es la información que logran adquirir sobre procesos migratorios; este conocimiento lo reconocen como una fortaleza que les permite ayudar y aportar a las personas que están en situaciones similares a las que ellas han vivido por falta de documentación. Esto coincide con los resultados de la investigación de Selva (2011), quien encuentra que las organizaciones se convierten en un espacio para la catarsis, lo que permite compartir las experiencias migratorias, las pérdidas, los duelos y la melancolía, y además, permite reconstruir a partir de estas rupturas. Sobre este punto, Patricia, una entrevistada plantea que
... lo principal que hay en Enlaces es que escuchamos a las mujeres; todas las mujeres que se nos arriman a Enlaces es con una pregunta, con una consulta, con algún problema, entonces escuchamos a esas mujeres, y aparte de eso, tratar de ayudarlas, a informarlas, porque en Enlaces no damos cédula; damos la información exacta, entonces luego motivamos con charlas y tratamos de hacer entender a nuestras mujeres, con hijos, sin hijos, personas que llegan, la importancia de la documentación para poder estar estable (Patricia, comunicación personal, junio 2017).
Otro aspecto organizativo que destaca una de las mujeres entrevistadas, es el de que participar en las reuniones y actividades permite crear un lazo cultural entre las mujeres nicaragüenses en Río Azul, ya que de este modo comparten sus festividades, sus comidas tradicionales, recreando así un espacio cultural donde es “seguro” expresar la identidad nicaragüense en un contexto que tiende a discriminarlas. Ejemplo de esto es que la asociación celebra el Día de las Madres en dos fechas, una en mayo, que corresponde con la celebración nicaragüense, y otra en agosto, mes en que se conmemora a las madres en Costa Rica. Según conversaciones con Quxabel, se trata de integrar la cultura nicaragüense en los espacios colectivos, sin negar la cultura costarricense que es en la que están inmersos los niños y las niñas que nacieron en Costa Rica. Noemí, una de las mujeres del comité, comenta:
... ya uno siente como que se identifica, como que estamos allá, y yo siento, pues, que Enlaces nos hace sentir un rato como que si estuviéramos en nuestras tierras (Noemí, comunicación personal, julio 2017).
Además de la construcción de un territorio transnacional (Carcedo et al., 2009) que les permite el estar “aquí” y “allá”, como cuenta Noemí, a las mujeres de Enlaces las convoca también el poder que sienten a través de los aprendizajes adquiridos en el quehacer de la organización, ya que según las entrevistadas, participar en la asociación les permite tener más habilidad para expresarse, hablar, opinar, decir, reclamar, y no quedarse calladas como antes, cuando desconocían que eran sujeto de derechos. Sobre este aspecto, Sánchez Olvera (2006) escribe que uno de los desafíos más importantes en la construcción de ciudadanía de las mujeres, es que muchas de ellas todavía no se autoperciben como sujeto de derechos, una limitación asociada a carencias en los procesos de individuación de las mujeres, un proceso de base para el ejercicio real de la ciudadanía en las sociedades modernas. Persiste así “la falta de habilidades y entrenamiento de las mujeres para el ejercicio del poder y de la ciudadanía, condición que se sitúa en un tipo de socialización no política en sus orígenes” (Sánchez Olvera 2006: 2), y que llega a ser solventada en la organización.
Ciudadanas con o sin documentos
Jelin (1996: 6) escribe que la diferencia se considera inherente a las personas, pero se vuelve significativa cuando se relaciona con la inferioridad: “Las personas diferentes no pueden entonces ser portadoras de los mismos derechos, y son vistas (inclusive jurídicamente) como ‘dependientes’ o ‘no ciudadanas plenas’ ”. Los movimientos de migrantes remiten a esta jerarquización ciudadana donde son “no ciudadanos” quienes reclaman el derecho a tener derechos y a la libre circulación, como lo hacen los sans-papiers en Europa, la Caravana de Madres Centroamericanas y el Movimiento Migrante Mesoamericano en México y Estados Unidos, la Asociación de Mujeres Unidas, Migrantes y Refugiadas en Argentina (AMUMRA), entre otros.
En este análisis no se puede perder de vista que a las mujeres se les ha restringido el ejercicio de ciudadanía y el derecho a la participación política a lo largo de la historia. En este sentido Carcedo (1995), citada por Herrera (2000: 10-11), plantea que en Costa Rica las mujeres participan activamente en el espacio público por medio de organizaciones de base en sus comunidades, movimientos de mujeres e incluso en partidos políticos; sin embargo su participación y sus reivindicaciones se encuentran situados al margen del Estado. Cabe preguntarse entonces qué sucede con las mujeres nicaragüenses en Costa Rica: ¿se encuentran al margen del Estado? ¿Cómo construyen ciudadanía cuando no son consideradas “ciudadanas plenas”, como escribe Jelin (1996)?
Un eje central de la organización de la Asociación Enlaces Nicaragüenses es su participación en la marcha del Día Internacional del Trabajo, cada 1° de mayo. Desde que comienza su agenda anual se plantean iniciativas en torno a esta actividad para decidir las fechas en las que se reunirán para hablar sobre las consignas que se llevarán, si se quedan con las que tenían el año anterior o si hay nuevos emergentes que deben ser abordados, si se harán camisetas, quiénes se encargarán de convocar, quiénes se encargarán de buscar financiamiento para los pasajes de bus y alimentación después de la marcha. Ese día también expresan enfáticamente su nacionalidad, ya que algunas mujeres se ponen trajes típicos nicaragüenses y desfilan con ellos como una acción política inscrita en la identidad otra, como escribe Rincón (2011).
El 1° de mayo es el día en que no solo expresan públicamente el reclamo de sus derechos laborales como nicaragüenses al lado de personas trabajadoras costarricenses, sino que además es la actividad más grande del año para Enlaces, convocando alrededor de 60 personas entre las parejas de las mujeres, sus familiares, niños, niñas, adolescentes, jóvenes y demás personas de la comunidad de Río Azul que ese día en específico salen a la calle a poner el cuerpo como parte de la asociación. Patricia expresa:
Nosotras salimos a celebrar el día del trabajador, porque somos trabajadoras, pero también es el día de la libertad en mi forma de expresarlo; porque es el día en que todas las personas migrantes pueden salir a la marcha sin temor de represalia, sin temor de que haya una redada, que se lleven a toda esta gente porque andan haciendo locuras en las calles (Patricia, comunicación personal, mayo 2017).
Siguiendo a Lerussi (2007: 184), la comprensión normativa del espacio público es el de ciudadanía pública, la cual se basa en la división entre lo público y lo privado, que corresponde a una oposición entre la razón-cultura, asociada a atributos viriles, y por el otro el cuerpo, el afecto, el deseo y la naturaleza, dimensiones consideradas femeninas. Sin embargo, la importancia de repensar el poder, como apunta Rauber (2000: 2), tiene que ver con el replanteamiento de las relaciones entre la sociedad civil y la sociedad política, además de los múltiples nexos que existen o pueden existir entre ambas dimensiones.
El poder desde abajo es un concepto que recoge experiencias en que hay un ejercicio de ciudadanía de grupos que desde su espacio de acción relativamente “pequeño”, apuntan a lograr grandes transformaciones en pro de una vida digna. En este sentido, Rauber (2000: 5) escribe que...
... no es lo mismo ser espectador de los hechos que ser protagonista, y de lo que se trata es de que el pueblo, en sus diversos sectores, sea protagonista. Porque el proceso de lucha es, a la vez, un proceso de formación de conciencia, de constitución de actores-sujetos, de construcción, acumulación y consolidación de organización, de poder.
Al entrevistar a las mujeres del comité de Enlaces Nicaragüenses, les pregunté si ellas consideran que su trabajo en la organización es político. Algunas manifestaron que:
Tal vez no he pensado que sea algo como político, pero por el solo hecho de presentarse en un lugar y tener una reunión con varios grupos y tener la facilidad de poder hablar y expresarte y querer motivar a otras personas, yo digo que ya eso es (Patricia, comunicación personal, junio 2017).
Quiera o no quiera uno, siempre tiene que estar en eso, aunque no se vea así, pero sí, está uno metiéndose en la política, aunque uno no lo quiera ver de esa manera, pero de que es política, es política (María, comunicación personal, julio 2017).
Si bien algunas entrevistadas reconocen el carácter político de Enlaces y sus acciones, no todas parecen sentirse cómodas con el término, ya que lo asocian con personajes específicos de la política tradicional:
Nosotras no tenemos ningún político en la organización...que los políticos ni siquiera saben a veces lo que hablan, porque para poder hablar hay que ponerse en los zapatos de aquella persona, ellos se están ganando su buen salario, tienen sus documentos bien, no tienen ningún problema, en cambio la persona que no tiene documento ¿qué?, ellos no piensan en eso (Rosa, comunicación personal, julio 2017).
Sin embargo, las mujeres entrevistadas reconocen los logros de Enlaces como la movilización de una parte importante de personas de la comunidad nicaragüense y costarricense en Río Azul para participar en la marcha del 1° de mayo, la visita de la Dirección General de Migración y Extranjería (la Migra-Móvil) al gimnasio en Río Azul, los talleres sobre violencia contra las mujeres, y las visitas de casa en casa para ofrecer información migratoria, entre otras incidencias que han gestionado ejerciendo así una ciudadanía que se construye en la práctica social, como plantea Sánchez Olvera (2006) al referirse a la construcción de ciudadanía de las mujeres mexicanas.
Finalmente, cabe preguntarse también qué es lo que se genera en términos afectivos a partir de los lazos que han sostenido a lo largo de los años siendo que ellas, además de migrantes, nicaragüenses, madres, trabajadoras, vecinas, son un colectivo de mujeres que decidieron enlazar sus historias y sus luchas. Lagarde (2006:25) habla sobre los pactos que se generan entre mujeres ante un sistema patriarcal que limita sus posibilidades de participación en la esfera pública: “La sororidad emerge como alternativa a la política que impide a las mujeres la identificación positiva de género, el reconocimiento, la agregación en sintonía y la alianza”. La relación entre estas mujeres se fundamenta en la confianza y en relaciones sinceras basadas en preocupaciones compartidas. Durante las entrevistas, algunas hablan sobre los vínculos que se forman entre ellas como mujeres:
Yo siento que Enlaces es una familia; una familia que ha venido a sufrir, nos identificamos con lo que hemos vivido, y solo nosotras sabemos, podría hablarte de mi persona, que tal vez es el caso de mucha gente, solo nosotras como mujeres sabemos lo que hemos pasado y lo que nos ha costado llegar hasta donde hemos llegado... (Patricia, comunicación personal, mayo 2017).
Fassler (2007: 12-13) explica que las mujeres buscan acciones que privilegien la solidaridad por encima de la competencia, y destaca que las evaluaciones de algunas experiencias de participación local revelan que promueven la autoestima de las personas y se convierten en un espacio de empoderamiento, concluyendo que:
La participación de las mujeres a nivel local es una experiencia necesaria para avanzar en la construcción de una identidad propia en la medida que fortalece a las mujeres como personas y las legitima como actores sociales.
Enlaces Nicaragüenses puede considerarse, entonces, como una de estas experiencias de las que habla Fassler (2007), ya que las mujeres que integran la asociación marcan claramente un antes y un después en sus vidas definidos por su trabajo en la organización, y no sólo por la utilidad de la información sobre trámites y documentos migratorios, sino también por la experiencia de movilizar personas en lo local, en Río Azul, de marcar una diferencia en las posibilidades de alguien con el conocimiento que ellas tienen, conocimiento que, además, les ha permitido desenvolverse fuera del espacio privado con un grado de poder y autonomía que quizás no hubieran desarrollado si no fuera por su trabajo como integrantes de la Asociación Enlaces Nicaragüenses.