Introducción
El uso de isquemia con mango neumático o elástico sigue muy arraigado en la práctica de la cirugía ortopédica, si bien es cierto que conlleva ventajas técnico-quirúrgicas como una mejora en la visión quirúrgica al mantener un campo operatorio más limpio y reduce el tiempo operatorio, (1) no es un procedimiento inocuo,(2),(3) ya que se le ha asociado a complicaciones trombóticas, vasculares, nerviosas, dolor intenso en el muslo, retardo en la cicatrización de la herida, cambios hemodinámicos inherentes al proceso de isquemia y reperfusión y disminución de rangos de movilidad.(4),(5),(6),(7),(8),(9)
La presión circunferencial sobre un miembro que impide por completo la macro y microcirculación provoca daño celular variable por debajo del torniquete. Se tiene evidencia del daño mitocondrial y otros organelos en biopsias musculares de pacientes que se sometieron a cirugías de rutina con isquemia. Estos cambios pueden ser transitorios con debilidad muscular o limitación de la movilidad por contractura, o permanentes por lesión de la placa neuromuscular en las lesiones nerviosas por isquemia y también pueden tener consecuencias fatales en caso de isquemia a alta presión por períodos prolongados, causando rabdomiolisis y falla renal aguda o edema pulmonar agudo secundarios.(10),(11),(12)
Las primeras 72 horas de postoperatorio en la artroplastía total de rodilla son cruciales para la percepción del paciente, la satisfacción con la cirugía y la posibilidad de iniciar ejercicios de rehabilitación. El dolor que presenta el paciente es el mayor impedimento para la realización de ejercicios de la rodilla intervenida en esta fase temprana.(13) El fortalecimiento y acondicionamiento cuadricipital es imprescindible durante la rehabilitación y se ha llegado a asociar la isquemia a efectos adversos que presentan anomalías en electromiografía de cuádriceps hasta cuatro semanas posteriores a la cirugía y fuerza muscular disminuida en 3-4 de 5 en la escala clínica de Daniels.
La artroplastía total de rodilla se asocia a pérdidas importantes de sangre, el sangrado durante la cirugía y el drenaje postoperatorio son los factores que más comúnmente se toman en cuenta; sin embargo, se obtiene en muchas ocasiones una hemoglobina de control menor a la esperada por el sangrado cuantificado, ya que con estos métodos no se tiene en consideración la extravasación tisular de sangre, la sangre contenida en la articulación ni la hemólisis.(14),(15),(16)
El objeto de este estudio es evaluar la diferencia en el resultado postoperatorio inmediato en los pacientes sometidos a artroplastía total primaria cementada de rodilla con o sin el uso de isquemia, utilizando como parámetros de medición la pérdida de sangre (sangrado quirúrgico/diferencial de hemoglobina), el dolor postoperatorio y la necesidad de transfusión de componentes hemáticos.
Material y métodos
Diseño del estudio: observacional, transversal, retrospectivo, analítico y unicéntrico. Se estudió a 180 pacientes operados de artroplastía total cementada de rodilla en el período de Marzo 2011 a Marzo 2014.
Se compara el sangrado operatorio mediante el conteo de gasas, compresas y contenedores de aspiración cotejado entre el equipo quirúrgico y el de anestesia, el diferencial de hemoglobina se obtiene restando la hemoglobina de control a las 24 horas de la cirugía a la hemoglobina obtenida durante la valoración preoperatoria, el dolor postoperatorio cuantificado y registrado mediante la escala visual análoga del dolor (17),(18),(19),(20),(21),(22),(23),(24) y la necesidad de transfusión sanguínea, siendo ésta necesaria con hemoglobinas por debajo de 10 acompañadas de sintomatología de bajo gasto, disnea, vértigo, náuseas, palidez tegumentaria y de mucosas como criterios de resultado en postoperatorio inmediato dentro de las primeras 72 horas.
El uso de isquemia durante la cirugía fue a elección del cirujano.
Se excluyeron los pacientes con antecedente de enfermedad sanguínea o manejo con medicamento anticoagulante por patología previa, pacientes con catéter peridural para manejo de dolor postoperatorio con intolerancia a los AINEs.
Análisis estadístico
Se evaluó la normalidad de variables cuantitativas mediante métodos tanto gráficos (histogramas de normalidad) como estadísticos (test de Kolmogorov-Smirnov).
Las variables cualitativas se expresarán en forma de frecuencias absolutas y relativas, su análisis se realizará en gráficas circulares.
Las variables cuantitativas se analizarán como medidas de tendencia central y desviación estándar expresadas en gráficas de barras.
La comparación variable cualitativa versus cuantitativa se analizará con la herramienta para comparación t de Student para Tablas cruzadas en caso de contar con normalidad, en caso de no contar con este criterio se hará con comparativa U de Mann-Whitney.
La comparación entre variables cualitativas se analizará con la herramienta χ2.
Los resultados obtenidos se consideran estadísticamente significativos con un valor de p menor a 0.05.
Resultados
La edad promedio de los pacientes sometidos a esta cirugía es de 70 años con una desviación estándar de ± 7 años en un rango entre 47 y 88 años de edad.
El género que más comúnmente requierió este manejo quirúrgico fue el femenino en 65% de los casos, dato que concuerda con la estadística mundial.
El lado que con mayor frecuencia se operó fue el derecho en 50.6% de todos los casos, habiendo una diferencia mínima con respecto al lado contralateral.
El tipo de anestesia que habitualmente se utilizó fue el bloqueo regional en 48% de los casos y en el que se presentó menor índice de dolor postoperatorio inmediato severo fue en el bloqueo regional mixto, con una diferencia mínima comparada con el sencillo sólo de 0.52%, por lo que no se estableció una diferencia significativa entre los dos procedimientos.
El sangrado promedio fue de 237 ml con una desviación estándar de ± 203 en un rango de 0 a 1,500 ml (Figura 1).
Se usó isquemia durante el procedimiento quirúrgico en 60 pacientes, lo que equivale a 33% del total.
El dolor reportado más común en el postoperatorio inmediato de los pacientes fue entre 0 y 3 en la escala de EVA, que corresponde a dolor de leve intensidad en 62.2% de los casos (Figura 2 y Tabla 1).
El diferencial de hemoglobina promedio se reportó en 3.7 con desviación estándar de ± 1.3 en un rango de 0 a 7.4.
Existe significancia estadística al comparar entre el uso o exclusión de isquemia en artroplastía total cementada de rodilla, presentando mejor control del dolor en aquéllos que cursaron sin uso de la misma (p = 0.026).
Por el contrario, en cuanto a diferencial de hemoglobina y sangrado operatorio fue menor cuando se asoció al uso de isquemia como era de esperarse y se documenta en la bibliografía internacional (p = .008).
Se requirió transfusión sanguínea en 32.8% del total de los casos (Figura 3) sin establecer una relación entre el uso o exclusión de isquemia con relevancia estadística, por lo que supone que no hay una diferencia significativa (p = 0.301) (Tabla 2 y Figura 4).
Discusión
La artroplastía total de rodilla es uno de los procedimientos quirúrgicos más comunes en los servicios de Cirugía Ortopédica y Traumatología, se ha observado un aumento considerable en el número de artroplastías de rodilla realizadas en los últimos años, pasando de 42 mil en 2011 a 70 mil en el transcurso de 2013, que corresponde a un incremento de 80%.
Este incremento se relaciona con la mayor longevidad de la población, el aumento en el diagnóstico de artrosis articular severa, el aumento en los factores de riesgo, los buenos resultados del reemplazo articular de rodilla, así como con la expansión de su indicación gracias al avance tecnológico de los implantes.
A pesar de estos buenos resultados y mejoras tecnológicas sigue siendo un procedimiento con alto riesgo de pérdida hemática y complicaciones importantes,(25) así como con limitación catastrófica de la extremidad en casos en los que no se cumplen los objetivos deseados de la misma. En la actualidad se han realizado incansables esfuerzos por disminuir la morbilidad y tasa de hemotransfusión y el consiguiente derroche de recursos que significa un paciente complicado para toda institución, pero sobre todo la limitación y disminución en la calidad de vida del paciente y su familia.
El uso de isquemia en la cirugía articular y en general en la cirugía ortopédica y traumatología es una práctica cotidiana(26),(27),(28),(29),(30) y se usa muchas veces de forma indiscriminada, por ello, diversos estudios y el nuestro propio cuestionan tanto la seguridad como la necesidad de su aplicación.(31),(32),(33) Desde 1996 Angus Stover(6) puso en tela de juicio la necesidad de la colocación de torniquete en la cirugía de reemplazo articular de rodilla, pues no encontró ventajas en el uso de isquemia y concluyó que es altamente cuestionable su uso de forma rutinaria. Yoshinori presentó en 2008 un sistema de torniquete "inteligente" de isquemia con el que sólo mejora la visualización del campo operatorio.(34) En 2009 Smith dirigió un metaanálisis a 849 artículos de cirugía de rodilla y el uso de torniquete, siendo la visualización operatoria el único rubro en el que se observó significancia.(35) Alcelik llevó a cabo en 2012 un metaanálisis del uso de torniquete de isquemia para artroplastía total de rodilla, el cual reveló un menor sangrado pero mayor número de complicaciones menores.(10)
En este estudio corroboramos estos datos teniendo como resultado una menor pérdida sanguínea y diferencial de hemoglobina tras el uso de isquemia.
En cuanto al dolor postoperatorio, Worland refiere dolor moderado el primer día postoperatorio en la artroplastía de rodilla en la mayor parte de los pacientes de su estudio.(36) Manén reportó en 2002 un aumento en la experiencia del dolor del paciente sometido a isquemia transoperatoria. Ejaz también reportó en 2014 menor dolor postoperatorio en el paciente que no fue expuesto al uso de isquemia, pero reportó dolor moderado el día posterior a la cirugía.(37) Este fenómeno también se observó en este estudio, puesto que los pacientes que no fueron expuestos a la presión del mango de isquemia refieren menor dolor después del procedimiento.
En cuanto a la pérdida hemática y control del sangrado en la artroplastía de rodilla, Harvey concluyó en su estudio en 1997 que hay diferencia entre el sangrado operatorio y el uso de isquemia,(14) por su parte Trueba-Davalillo concluyó en 2012 que el sangrado y hemoglobina postoperatoria tienen una diferencia significativa, siendo menores con el uso de isquemia,(38) lo que concuerda con lo descrito en los resultados del presente trabajo.
Conclusiones
Teniendo en cuenta los resultados de este estudio, se recomienda utilizar con cautela la isquemia y su uso queda a elección del cirujano.
Para la población general se recomienda la suspensión del uso de isquemia transoperatoria para disminuir la sensación de dolor y mejorar la movilidad temprana del paciente sin exponer a éste a un riesgo significativamente mayor por la pérdida hemática.