Preámbulo
Como director del Centro de Estudios Sociológicos (CES) de El Colegio de México (Colmex), me correspondió el privilegio de fundar la revista Estudios Sociológicos, cuyo primer número apareció a principios de 1983, diez años después de la fundación del CES.
Arturo Alvarado, director actual del Centro, me ha pedido que escriba un breve artículo con motivo de la aparición del número 100 de la Revista, hecho que de antemano celebro.
Antecedentes
Primero expondré algunas palabras con respecto al contexto en el que surge la iniciativa de la fundación de la Revista.
Para la década de los años ochenta del siglo XX, la sociología se encontraba ya consolidada como disciplina científica tanto en México como en otros países latinoamericanos, después de haberse desprendido de las disciplinas del derecho y de la filosofía a finales de los años cincuenta; de haberse definido como una disciplina autónoma entre las varias ciencias sociales hacia finales de los años sesenta; y de haber dejado atrás, en buena medida, su carácter fundamentalmente ideológico y antiempírico durante los años setenta.
Desde su fundación en 1973, el CES se caracterizó por buscar un equilibrio entre la investigación teórica y la empírica, por una parte, y entre la reflexión sobre los grandes problemas sociales de la región y su investigación rigurosa, por otra.
Una década después de fundado, el CES pudo contar con una planta bien nutrida y preparada de profesores-investigadores de carrera, que permitió la consolidación de sus programas de investigación y de docencia y que, frente a la escasez de medios para la difusión de los resultados de sus trabajos de investigación, incentivó la creación de una revista propia (dado que en el país existía únicamente como órgano de difusión de la disciplina, la Revista Mexicana de Sociología, publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México desde los años treinta).
Fue en dicho contexto que don Víctor Urquidi, entonces presidente del Colmex, me sugirió a principios de 1982, como director del CES, la creación de una revista especializada que pudiera dar cauce a la producción del Centro y estuviera a la vez abierta a contribuciones de otros investigadores tanto de países de la región como de otras latitudes.
Además de estos propósitos, y frente a la crisis de los paradigmas de la sociología europea y de la norteamericana, la Revista se presentó como un lugar de encuentro de los esfuerzos por desarrollar una sociología específicamente dedicada al análisis de los problemas de esta región del mundo.
Objetivo
Lo que pretendo en este breve trabajo es hacer un análisis somero y preliminar que permita responder algunas de las siguientes preguntas que pueden hacerse para explorar si Estudios Sociológicos ha mantenido o cambiado sus propósitos originales, explícitos e implícitos:
¿Los temas abordados en los artículos recientes son semejantes o diferentes de aquéllos de hace más de tres décadas? ¿Reflejan la problemática social actual de la realidad del país y del continente?
¿Reflejan avances en el desarrollo teórico y metodológico de las ciencias sociales y particularmente de la sociología?
¿Pueden identificarse problemáticas actuales relevantes para el análisis sociológico que no estén reflejadas en los números recientes de la Revista?
¿Ha cambiado el perfil de los autores que han colaborado en los primeros y en los últimos números de la Revista, o son semejantes?
¿El formato de la Revista y la organización de su contenido se han mantenido o han sufrido cambios? En caso de haber sufrido cambios, ¿han sido positivos?
No pretendo hacer un análisis exhaustivo de los 101 números de la revista publicados hasta el momento de escribir estas notas (99 más dos números extraordinarios), ni mucho menos de su contenido. Dejo la tarea a algún joven investigador que tenga interés en llevarla a cabo.2 Lo que pretendo es tender una mirada a los artículos contenidos en los primeros números de la Revista y a los últimos, para tratar de responder algunas de las preguntas mencionadas.
Notas aclaratorias
1. Mi intención original era comparar los primeros 10 números de la revista con los últimos diez. Sin embargo, una vez iniciado el proceso de recolección de la información pertinente para el artículo, me percaté de que en el último periodo se publicaron, además de los diez números seriados, dos números extraordinarios, que decidí incluir para el análisis, lo cual llevó a incrementar el número de volúmenes a 12.
Posteriormente, al revisar los ejemplares de los primeros diez números, me percaté de que tenían un número de páginas significativamente menor que los más recientes (aproximadamente 200 páginas frente a las más de 300 de estos últimos), además del hecho de que los números 5-6 constituyen un solo volumen, por lo que decidí agregar cuatro números a los diez iniciales; dos para “compensar” los dos volúmenes extraordinarios de los últimos años y otros dos para hacer más equilibrada la comparación entre los dos periodos.
Ya avanzado el ejercicio de comparación y tomando en cuenta también que no tuve acceso a los dos últimos números de la Revista, decidí no incluirlos, ya que el número de artículos contenidos en los últimos números y en los dos volúmenes extraordinarios, es mucho mayor que el de los primeros.
En resumen, estaremos comparando los primeros 14 números de la Revista (13 volúmenes, publicados en 1983, 1984, 1985, 1986 y parte de 1987) con los números 90 al 97 (publicados en 2012, 2013, 2014 y el primer cuatrimestre del 2015) más los dos volúmenes extraordinarios (publicados en 2012 y 2013). Los volúmenes mencionados incluyen, en el primer periodo, 81 artículos, y en el segundo, 90.
2. Dado el carácter preliminar de la pequeña investigación que me propuse hacer para los objetivos de este artículo, no tuve el tiempo ni la dedicación necesarios para leer y analizar cada uno de los artículos publicados en los 23 números de la revista mencionados. En muchos casos los clasifiqué con base en los títulos correspondientes; en un número menor, consulté por internet la base de datos de la biblioteca del Colmex, para leer el o los párrafos correspondientes a los objetivos de los trabajos; y cuando aún después de ello tuve dudas sobre dónde ubicarlos, le eché un vistazo al contenido de los artículos mismos.3
3. Con respecto a la titulación de los temas, me basé en mi experiencia, conocimientos e intuición. Para poder realizar la comparación decidí, después de una primera clasificación, más numerosa, reducir los temas a un número manejable (12). Incluí un rubro de “Otros temas” para ubicar los artículos que, en mi opinión, no eran clasificables con suficiente congruencia bajo los temas definidos (véase el Cuadro 1).
4. Por otra parte, cuando el número de artículos de algún tema “definible” era muy reducido (de uno a dos artículos) decidí subsumirlos bajo alguno de los rubros donde también podían caber o bajo el de “Otros temas”. Tal fue el caso, por ejemplo, de los temas de “Urbanización” y “Economía política”, sobre los cuales había dos trabajos en los primeros números de la revista y ninguno entre los últimos.
5. Un aspecto para el cual no utilicé un criterio sistemático es en la inclusión, o no, entre los demás artículos, de aquellos trabajos que aparecen como “Notas de investigación”, como “Notas críticas”, como “Coyuntura”, o como “Debate”. La clasificación de los editores de la Revista bajo estos rubros no me pareció sistemática (en algunos casos ni siquiera se separan unos de otros en los índices y/o en la portada o contraportada). Decidí incluir algunos cuyo contenido y extensión me parecieron más “sustanciosos” que el de los otros, y comparables a los de los artículos propiamente dichos, pero no realicé una revisión detallada al respecto.
Análisis comparativo
En el Cuadro 1 puede verse la distribución de los artículos por temas entre los primeros y los últimos números de Estudios Sociológicos, en un periodo de aproximadamente 30 años, que equivale más o menos a una generación.
En seguida se destacan algunos de los elementos principales que sobresalen de la comparación entre ambos periodos.4
1. Los temas que fueron más socorridos en los primeros que en los últimos números de la Revista son:
“Política interna y políticas públicas”, sobre el cual hubo 16 artículos en el primer periodo y 11 en el segundo;
“Movimientos sociales”, con seis artículos en el primer periodo y ninguno en el segundo;
“Sindicalismo, trabajo”, con nueve trabajos en el primer periodo y tres en el segundo;
“Migración interna”, con tres trabajos en el primer periodo y ninguno en el segundo y;
“Minorías étnicas”, con cinco trabajos en el primer periodo y ninguno en el segundo.
2. Los temas que fueron más socorridos en el segundo periodo que en el primero son:
“Elecciones”, sobre el cual hubo cinco artículos en el segundo periodo y uno en el primero;
“Desigualdad, pobreza”, con 14 artículos en el segundo periodo y ninguno en el primero;
“Criminalidad y violencia”, con seis artículos en el segundo periodo y ninguno en el primero y;
“Género”, con 10 artículos en el segundo periodo y dos en el primero.
3. Los temas sobre los cuales hubo un número similar de artículos en ambos periodos son:
“Teoría, teóricos, metodología”, sobre el cual hubo 22 artículos en el primer periodo y 20 en el segundo;
“Migración internacional”, con dos artículos en el primer periodo y cuatro en el segundo;
“Ecología, medio ambiente”, con tres artículos en el primer periodo y dos en el segundo y;
“Temas varios”, con 11 artículos en cada periodo.
Entre las preguntas que me planteé al principio (véase supra) me interesaba saber si había o no diferencias significativas entre ambos periodos. Después de la comparación que acabamos de hacer, la respuesta es, obviamente, que sí las hay.
¿A qué pueden deberse estas diferencias? Pensamos que para “explicarlas” pueden invocarse elementos de diferente naturaleza, entre los cuales estarían:
cambios en la política editorial, incluyendo las preferencias de los directores de la revista en ambos periodos en términos de los temas incluidos;
cambios en la accesibilidad que tuvieron los editores a diferentes audiencias de posibles contribuyentes a la Revista;
cambios en el número de científicos sociales existentes en el país y en América Latina, o en su perfil profesional y;
cambios en la importancia relativa que los científicos sociales atribuyen a ciertos problemas sociales sobre otros entre ambos periodos.
Pensamos que pueden invocarse todos estos elementos. Veamos:
a) Los dos investigadores del CES que estuvieron a cargo de la Revista durante el primer periodo analizado (1983-1987, Francisco Zapata y Viviane Brachet) se dedicaban a investigar algunos de los temas cuyo número de artículos fue más abundante entonces, como “Políticas públicas”, “Movimientos sociales” y “Sindicalismo”.
En otros casos, como los de los temas “Migración interna” y “Minorías étnicas”, cuyo número de artículos, aunque reducido, fue también más abundante en el primer periodo que en el segundo, la diferencia puede deberse a que dichos temas estaban siendo trabajados por otros de los investigadores del CES (Orlandina de Oliveira y Claudio Stern, en el primer caso, y Rodolfo Stavenhagen y Lourdes Arizpe, en el segundo) que, por tanto, estaban muy accesibles como posibles contribuyentes a la Revista.
b) Lo que quizá resulta más interesante es constatar que en el caso inverso, o sea el de los temas cuyo número de artículos publicados fue significativamente mayor en el segundo periodo que en el primero -“Elecciones”, “Desigualdad y pobreza”, “Criminalidad y violencia”, y “Género”- puede invocarse, sin lugar a dudas, a la mayor importancia relativa que adquirieron como problemas sociales, tanto en México como en el resto de la región latinoamericana.5
c) El incremento en el número de investigadores de las ciencias sociales, en México y en América Latina en general, ha sido muy elevado en las últimas tres décadas. Si al principio de los años ochenta podría estimarse en menos de un centenar, en la actualidad pueden contarse por miles.
Por otra parte, el perfil de estos investigadores y su grado y nivel de especialización se han diversificado notablemente, lo cual también se ve reflejado en los cambios que ha sufrido la Revista: en los primeros números la mayoría de los artículos eran trabajos muy breves y del tipo ensayo, mientras que en los últimos se trata, en su mayor parte, de artículos extensos, resultado de investigaciones empíricas sofisticadas.6
En cuanto a la nacionalidad y ubicación territorial de la institución en la que se encontraban trabajando los autores de los artículos (véase el Cuadro 2), pueden observarse algunas continuidades, pero también cambios importantes, habiéndose diversificado el número de países de inserción institucional de los investigadores, así como la localización de sus centros de trabajo en los países respectivos. Veamos:
Como sería de esperar, en ambos periodos el mayor número de contribuciones proviene de autores que trabajaban o trabajan en instituciones mexicanas, en su mayoría del propio CES -21 durante el primer periodo analizado y 22 durante el segundo-, de otros centros del Colmex -11 durante el primer periodo y 8 en el segundo-, y de otras instituciones mexicanas -19 en el primer periodo y 23 en el segundo-. Obsérvese que en el caso mexicano no han ocurrido grandes cambios entre ambos periodos en términos de la ubicación de las instituciones de adscripción de los investigadores.7
Sin embargo, no ocurre lo mismo con otros países: en el primer periodo analizado, el número de contribuyentes provenientes de Estados Unidos de América (EUA) y de países europeos, particularmente de Francia, era significativamente mayor que en el último periodo. Provenientes de EUA hubo ocho artículos durante el primer periodo y ninguno en el segundo; de Francia hubo seis en el primer periodo y dos en el segundo.
En los años recientes han colaborado en la Revista un número considerable de autores de Argentina y Brasil, y se han multiplicado las contribuciones de autores que trabajan en instituciones de las provincias de dichos países. De Argentina hubo una contribución en el primer periodo, mientras que hubo 17 durante el segundo, muchas de ellas de instituciones ubicadas en las provincias del interior de ese país. De Brasil hubo dos contribuciones durante el primer periodo y 12 durante el segundo, estas últimas también en su mayoría del interior del país.8 9
Diseño de la revista
Por último, nos referiremos brevemente a algunos aspectos editoriales de la Revista. En términos de su diseño, la portada y contraportada de Estudios Sociológicos no han sufrido modificaciones que valga la pena mencionar en los 33 años transcurridos desde su fundación. En dichas portada y contraportada aparece una relación del contenido del número correspondiente, con letra grande, muy legible. La periodicidad cuatrimestral no se ha modificado.10
Valdría la pena que los editores revisaran la manera como se definen ciertas secciones de la Revista distintas de los artículos propiamente dichos. Me refiero a las “Notas críticas”, “Notas de investigación”, “Debates”, etc. Como se mencionó arriba, no parece haber criterios claros para definir cada una de ellas, y en algunas ocasiones el título respectivo aparece como una sección independiente en la contraportada, mientras en otras aparecen en seguida de los artículos, sin un título que las identifique como tales.
Por otra parte, algunos de los números revisados para escribir estas líneas contienen secciones especiales, como homenajes a ciertos autores (José Medina Echavarría, Max Weber, por ejemplo), sin que sean identificadas debidamente y de manera homogénea.
Los tres “debates” que aparecen entre los números revisados son, a mi parecer, muy interesantes, ya que permiten contrastar puntos de vista. Sugiero que los editores los incentiven.
Colofón
Como fundador de Estudios Sociológicos hace más de tres décadas, me da un enorme gusto ser testigo de que la Revista esté llegando a su número 100, habiendo no sólo mantenido, sino posiblemente mejorado su calidad editorial. Considero que vale la pena reconocer el mérito de quienes han dirigido el CES en todos estos años -Orlandina de Oliveira, Francisco Zapata, Fernando Cortés, Gustavo Verduzco, Roberto Blancarte y Arturo Alvarado-, y particularmente a quienes han sido directores de la Revista -Francisco Zapata, Viviane Brachet, Nelson Minello, Vânia Salles, Jorge Padua, José Luis Reyna, Willibald Sonnleitner y Marco Estrada-, por la continuidad y calidad de la misma. Estoy seguro de que no ha sido fácil llegar sin interrupción al número 100 de Estudios Sociológicos y extiendo mis mejores deseos de éxito de la Revista en los siguientes 100.