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Revista mexicana de pediatría

Print version ISSN 0035-0052

Rev. mex. pediatr. vol.88 n.4 Ciudad de México Jul./Aug. 2021  Epub May 23, 2022

https://doi.org/10.35366/102783 

Historia de la medicina

El Hospital de la Caridad para Niños de Puebla, México

Hospital de la Caridad para Niños in Puebla, Mexico

Manuel Antonio Baeza-Bacab1  * 

1 Centro Médico de las Américas. Mérida, Yucatán, México.


Resumen:

Se presenta la historia del Hospital de la Caridad para Niños de Puebla, una de las instituciones que sentaron las bases de la pediatría en México. Fue el primer hospital para niños en la provincia mexicana, fundado gracias al Dr. Samuel Morales Pereyra y el Sr. Miguel Vargas el 5 de agosto de 1877 en la ciudad de Puebla, México. Este hospital contó con 30 camas para hospitalización y una sala de cirugía. Fue un sitio de referencia de atención para niños maltratados. Si bien, no fue un centro de formación, tuvo estudiantes de medicina y enfermería, ahí se realizaron algunas tesis y se establecieron sesiones clínicas para discutir los problemas de salud de los niños hospitalizados. En 1917 se cerró y fue incorporado al Hospital Civil Jesús Carranza.

Palabras clave: Historia; pediatría; hospital; Puebla

Abstract:

The history of the Hospital de la Caridad para Niños de Puebla is presented, one of the institutions that is an essential part of Mexican pediatrics. It was the first children’s hospital in the Mexican province, founded by Dr. Samuel Morales Pereyra and Mr. Miguel Vargas on August 5, 1877 in the city of Puebla, Mexico. This hospital had 30 beds for hospitalization and a surgery room. It was a reference center for abused children. Although it was not a training center, it had medical and nursing students. In addition, theses and clinical sessions were carried out to discuss the health problems of hospitalized children. In 1917 the hospital concluded its activities, when it was incorporated into the Jesús Carranza Civil Hospital.

Keywords: History; pediatrics; hospital; Puebla

Introducción

Durante la segunda mitad del siglo XIX, en el ámbito mundial se crearon las bases de la Pediatría. México no fue la excepción, en 1877 el Dr. Samuel Morales Pereyra y el Sr. Miguel Vargas, preocupados por la salud de los niños poblanos, fundaron el Hospital de la Caridad, el cual fue la primera institución hospitalaria para niños en la provincia mexicana.1,2

En este documento se presentan algunos aspectos de su fundación, construcción y mantenimiento, la participación de mujeres y hombres para su funcionamiento, así como el papel que desempeñó en los albores de la pediatría mexicana.

La fundación

En 1874 llegó a Puebla un joven médico de 26 años llamado Samuel Lauro Morales Pereyra, natural de Xalapa, Veracruz. En poco tiempo, se dio a conocer gracias a su vasta instrucción, sus maneras distinguidas y sus sentimientos nobles, circunstancia que le proporcionó una numerosa clientela.1 El Dr. Morales (Figura 1) se graduó de médico en la Escuela Nacional de Medicina en 1874, habiendo presentado la tesis Cuál es el mejor tratamiento de las heridas articulares complicadas.3,4 El fallecimiento de su madre, a finales de 1875, lo obligó a abandonar Puebla por un corto tiempo. Fue a su regreso que concibió la grandiosa idea de fundar un hospital para niños, en la ciudad de Puebla. Pero, ¿cómo realizar tan grande proyecto sin recursos y sólo con sus esfuerzos personales? Sin embargo, no vaciló y resolvió emprender la fundación de su hospital de niños, a pesar de las críticas.1,5,6

Figura 1: Dr. Samuel L. Morales Pereira, 1874. Imagen obtenida de: Boletín de Ciencias Médicas, 1912.5  

Dispuesto a poner en práctica sus planes, la mañana del 6 de abril de 1877 se entrevistó con el Sr. Luis Gago, a quien ya había comunicado sus ideas, pero esa vez le comentó: hoy empiezo la fundación del hospital de niños, ¿cuánto me da usted? Gago sin vacilar le contestó: dos pesos. El Dr. Morales se emocionó profundamente; en aquellas monedas vio brillar la luz del porvenir. Estrechándolas convulsamente se dirigió en busca de otro posible benefactor, el Sr. Joaquín Martínez, quien también conocía y aprobaba su proyecto, y le dio otros dos pesos.1 Con paso rápido, se dirigió a la Farmacia Francesa ubicada en la calle de la Carnicería (hoy Independencia) número 8, en busca de su propietario, el farmacéutico y médico Joaquín Ibáñez Saldaña, a la postre director de la Escuela de Medicina de Puebla. Le suplicó que se dignara aceptar el encargo de tesorero de los fondos con que pensaba fundar un hospital para niños, y al efecto le entregó los cuatro pesos. El Sr. Ibáñez creyendo que esto era una broma, la tomó como tal, abrió un cajón de su escritorio y depositó el dinero junto con una nota que decía: “Hospital de niños. Dr. Morales Pereyra”.1

Un hombre como Morales Pereyra necesitaba un colaborador del mismo temple de alma que él, y la providencia, que al parecer velaba por la niñez doliente de Puebla, se lo proporcionó en el Sr. Miguel Vargas, quien lo secundó con el ardor y la fe de un apóstol.1 Al poco tiempo, el 7 de mayo de 1877, Morales y Vargas se reunieron en la administración principal de correos y suscribieron un acta en el que manifestaron ser los fundadores del Hospital de la Caridad para Niños, comprometiéndose a emprender los trabajos necesarios para lograrlo.7 Por lo anterior, el Dr. Morales agradeció al Sr. Ibáñez sus servicios y le indicó entregarle al Sr. Vargas el efectivo y facturas, pues desde ese momento él sería administrador y colaborador de la obra.1 Quedó a cargo del Sr. Vargas buscar la casa para establecer el hospital, y del Dr. Morales reunir más fondos. La respuesta de la sociedad poblana no se hizo esperar, don Francisco de Ibarra Ramos, exgobernador del estado, les alquiló una casa por la módica suma de cuatro pesos que sólo cobró cuatro meses, con la condición de que la institución llevara el nombre de su tío, Miguel Ramos Arizpe.1,6 Unas semanas después, el hospital fue inaugurado por el gobernador del estado, Gral. Juan Crisóstomo Bonilla, levantando el acta inaugural que decía:1

En la ciudad de Puebla, a las nueve de la mañana del día cinco de agosto de mil ochocientos setenta y siete, reunidos en la casa número ocho de la calle de la Obligación, los Sres. presbítero D. Manuel Tamayo, D. Dionisio J. de Velasco, D. Juan Matienzo, D. Vicente de la Hidalga y Lic. D. José Antonio Pérez Marín, que apadrinaron el acto de bendición y presentes enseguida para la inauguración oficial, los CC. Gobernador del estado, jefe político, secretarios de gobierno, comisionados del patriótico ayuntamiento, de las varias sociedades establecidas en esta capital y los fundadores Samuel L. Morales y Miguel Vargas y demás personajes invitados, después de una breve reseña hecha por los expresados fundadores, el C. Gobernador hizo la siguiente declaración: declaro solemnemente inaugurado el Hospital de la Caridad para Niños y queda reconocido por el gobierno como casa de beneficencia.8

El acto inaugural tuvo una amplia cobertura en la prensa nacional, donde se señaló que la obra se debió a los esfuerzos y a la perseverancia de los Sres. Morales y Vargas. La nota de mayor relevancia la escribió Bernardo del Callejo en el siglo XIX, donde puede leerse: “Puebla prepara para el alivio de los males de los tiernos niños, el Hospital de Infancia, que con solicitud envidiable han fundado nuestros buenos y distinguidos amigos Samuel L. Morales y Miguel Vargas, apóstoles de la democracia y amigos del pueblo, la posteridad les hará justicia por tan heroico desempeño en bien de la humanidad”.9,10

El edificio

La casa estaba situada en la calle de la Obligación número 8 por calle de Cabecitas, hoy Av. 7 Poniente por calle 7 Sur (Figura 2).1,11 Después se compró la casa contigua ubicada sobre la calle de Cabecitas al Sr. Jorge Berkenbluch;12 más tarde, le compraron al padre de Aquiles Cerdán un terreno con algunas ruinas del convento de San Agustín, que se fueron incorporando al hospital.1,6

Figura 2: Plano de la ciudad de Puebla de 1883. 1. Catedral; 53. Oficina de Correos (calle del Deán No. 4); 56. Escuela de Medicina (calle de Morados); 61. Hospital de la Caridad (calle de la Obligación No. 8 por calle de las Cabecitas), y 65. Botica Francesa de Joaquín Ibáñez (calle de la Carnicería No. 8). Modificado de plano topográfico de la ciudad de Puebla levantado por Luis Careaga y Sanz, Ministerio de Fomento, 1883. Disponible en: https://www.fotosdepuebla.org/mapas/jpg/1883a.jpg [Consultado el 3 de mayo de 2021]. 

En 1878, un informe señaló que había cuatro departamentos, tres de los cuales recibían el nombre de los benefactores: “Miguel Ramos Arizpe”, “Francisco Ibarra y Ramos” y “Vicente de la Hidalga”, quien había suministrado los recursos necesarios para terminar su construcción, entre los tres tenían 19 catres. La dirección contaba con un consultorio adjunto, donde también se atendían pacientes adultos. Asimismo, el hospital contaba con una sala de operaciones y un anfiteatro para realizar autopsias, situación que resultó muy útil para entender la enfermedad y las causas de muerte.13,14

De conformidad con Carrión, para 1897, el hospital tenía seis enfermerías, dos para niños aislados, dos para enfermedades especiales, sala de operaciones y de curaciones, las cuales contaban con el equipo necesario. También había un comedor, cocina, guardarropa, baños, lavaderos, tres patios, un jardín con plantas frutales, un oratorio, sala para consultas, otra para visitas, un departamento para la administración, depósito de juguetes para los niños, anfiteatro y una botica. Para entonces, la entrada principal, adornada con vidrios de colores, se encontraba en la calle de Cabecitas.1

Un informe de 1915, elaborado por el administrador, Dr. Francisco Casián, señaló que las salas de hospitalización habían cambiado de nombre: “Dr. Samuel Morales Pereira”, “Miguel Vargas” y “Dr. Félix Beistegui Marín”.14

El mantenimiento

El hospital se sostuvo por donativos de varias familias de Puebla, de una subvención mensual de 300 pesos por parte del Ayuntamiento y otra aportación anual de 1,200 pesos del gobierno del estado, ya que desde su fundación era una Casa de Beneficencia, situación que se oficializó en diciembre de 1878, cuando la H. Legislatura del Estado emitió un decreto que lo confirmó como un establecimiento de la beneficencia pública. Asimismo, recibió el producto de multas que le dedicaron los juzgados del ramo penal, y se le concedió una lotería. También recibió el producto de rentas que producían las propiedades donadas al hospital, de eventos artísticos realizados en su beneficio (como la función lírica dramática organizada por la eminente artista Giacinta Pezzana en el Teatro de Guerrero [actualmente Teatro de la Ciudad], en septiembre de 1878), de kermeses e incluso corridas de toros, y por último, de los pagos por la atención a los pacientes, un concepto poco significativo que apenas alcanzaba para recuperar el costo de los medicamentos.

Hubo otros donativos especiales como un taller de carpintería donado por el Sr. José de Jesús Cano ubicado en la casa número 4 de la calle de san Pedro, así como la protección del Sr. Vicente de la Hidalga, quien al morir le dejó 3,000 pesos. Otro donante fue el Sr. Guillermo Prieto, quien aportó el producto de la venta de los ejemplares del discurso patriótico que pronunció el 5 de mayo de 1879 para celebrar el triunfo de la Batalla de Puebla. También hubo disposiciones testamentarias, y otras donaciones, como las realizadas por los Dres. Policarpo Díaz y Manuel Robredo, quienes legaron su instrumental quirúrgico y bibliotecas.13-17

En noviembre de 1890, a iniciativa de la Sra. Enedina García Rebollo, esposa del gobernador Rosendo Márquez, se fundó una institución de caridad denominada “Sociedad Protectora de la Beneficencia” con la finalidad de brindar alivio a los infelices que el infortunio lleva a los establecimientos de beneficencia, como el Hospital de la Caridad. La sociedad contribuyó con donativos periódicos de dinero, semillas, géneros y ropa. Sin embargo, en julio de 1894, se disolvió y sus fondos se distribuyeron entre las instituciones que apoyaban, correspondiendo al Hospital de Niños la cantidad de 125 pesos.1,18,19

Todas las costuras, hilos y vendajes estuvieron al cuidado de la esposa del Sr. Vargas, la Sra. Soledad Moreno, hasta su fallecimiento en mayo de 1896, quedando estos trabajos a cargo de las señoritas Juana y Adelaida Villalpando.1

Los pacientes

Los padecimientos que recurrentemente tenían un desenlace fatal para los niños incluían: tuberculosis, diarreas, heridas, quemaduras, viruela, alferecía y desnutrición, definida como “miseria fisiológica”. En su tesis La diarrea en los niños, el Dr. Jesús M. de la Fuente ofreció un panorama general sobre la mortalidad de los niños en Puebla, aclarando que sus observaciones las había obtenido de su práctica profesional en el consultorio del Hospital de la Caridad.15,20

Un informe de los primeros 10 años de funcionamiento, elaborado por el Sr. Vargas, señalaba que el hospital tenía un movimiento mensual de entre 14 y 20 enfermos, que en la consulta se expidieron 36,000 recetas, siendo el término medio 10 diarias, y que en la sala de cirugía se habían practicado 1,200 operaciones de pequeña cirugía y 376 de gran cirugía, operando de manera gratuita de cuatro a seis niños semanalmente.

Otro informe, presentado 19 años después de la fundación, mencionó que durante ese tiempo se habían internado 2,238 niños y que, en promedio, se habían dado 30 consultas diarias. Además, no se dio un solo caso de muerte por imprudencia o abandono, ni por impericia, ni podredumbre de hospital ni alguna afectación séptica.1,13

Cabe señalar que aunque la tarea principal del hospital era la atención de niños enfermos, la autoridad judicial le asignó la responsabilidad de calificar, para efectos legales, las lesiones corporales que se infringían a los niños, describiendo las lesiones y calificándolas en términos de peligro de muerte. La información se consignaba en los Libros de Esencias, en los cuales se dejó constancia del abuso físico y sexual que sufrían los menores a finales del siglo XIX.15

El personal

El Dr. Morales fue el primer director del hospital, y se debe destacar que todos los días ofrecía consulta gratuita y nunca cobró honorarios, como tampoco lo hicieron quienes lo sucedieron en el cargo.7

Con la finalidad de brindar una mejor atención a los niños, organizó reuniones de médicos y practicantes para discutir los padecimientos de los niños hospitalizados, las sesiones se efectuaban por la noche cada 15 días en la dirección del hospital. Entre los asistentes, se señala a Delfino Arrioja, Francisco Arrioja, José Díaz González, Antonio Domínguez, Gregorio Encinas, Lamadrid, Jesús Díaz Barriga, Pedro Blásquez, Francisco Calderón y José Ma. Calderón, Secundino Sosa. Algunos de los casos presentados fueron: el cólera esporádico, catarro intestinal, empleo de las peptonas en las diarreas catarrales de los niños y el tifo, enfermedad que se había convertido en un azote de la ciudad en 1884.14

A partir de 1886, el Dr. Morales inició su retiro paulatino del hospital hasta que en noviembre de 1888 cambió su residencia y trabajo a la Ciudad de México.21 Fue sustituido por el Dr. Ignacio Ramos, y posteriormente ocuparon el cargo los Dres. Agustín Pérez Salazar, Félix Beistegui Marín, Mucio Hernández y el Dr. Cornelio C. Tapia, quien fue el último director en el año 1915. También prestaron sus servicios a los niños enfermos los doctores Francisco Marín, Plácido Barriga, Gustavo O’Farril, Manuel de Rivadeneyra, Norberto Roldán, Eugenio de la Peña y Luis Zaragoza.2,14,22

Aunque el Hospital de la Caridad para Niños no llegó a convertirse en un espacio de enseñanza médica, como el Hospital de San Pedro, ahí terminaron su carrera tanto estudiantes de medicina como de enfermería. Como Pedro Blásquez y Jesús M. de la Fuente, quienes realizaron sus tesis en la institución. El primero obtuvo su título en 1883 con la tesis Apuntes sobre algunas enfermedades del aparato digestivo en los niños, y el segundo se graduó en 1885, con la tesis La diarrea en los niños.15,20,23

Con respecto a la administración, estuvo a cargo del Sr. Miguel Vargas desde la fundación hasta su fallecimiento en el año 1901. Posteriormente, ocuparon su cargo de manera sucesiva el Sr. Mucio Hernández, Sr. Francisco Casián, Sra. Soledad Castro y la última administradora fue la Srita. Clotilde Carreño.1,14,24

Con respecto al personal de enfermería, se incluye a las siguientes enfermeras: Adelaida Cerdio, Rosario F. de Paredes, Soledad P. de Flores, Soledad Gómez, Petra Ortiz, Ramona Arenas, Adela Ruiz, Concepción Cabrera, Antonia Ortiz, Teresa Sánchez, Luz Garcilaso, Guadalupe Fernández, Soledad Romero, María García, Concepción Vargas, Guadalupe Peredo, Guadalupe Lizarda, Ana Juárez, Felicitas Villegas y Ana María Patiño.7,14

La clausura

A pesar de su altruista labor, el hospital no logró sobrevivir al movimiento revolucionario de 1910 ni al recrudecimiento de la crisis económica de las instituciones de beneficencia en los albores del siglo XX.

No existe un documento que señale la fecha del cierre del hospital, pero se sabe que el 3 de julio de 1916 la administradora Srita. Clotilde Carreño entregó las instalaciones y un fondo de caja con 53 pesos al inspector de la beneficencia. Sin embargo, para octubre de ese año todavía se reportaba la existencia de pacientes y empleados.

Al parecer la clausura fue paulatina hasta el 5 de junio de 1917, cuando se inauguró el nuevo Hospital Civil Jesús Carranza, a donde fueron trasladados los pacientes del hospital,(14) con lo que culminaron 40 años de labor del Hospital de la Caridad en beneficio de la niñez poblana.

Agradecimientos

Susana Barajas Juárez y Guillermo Cerón Carrillo de la Hemeroteca Nacional de México por su invaluable apoyo para la obtención del material hemerográfico.

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Recibido: 10 de Marzo de 2021; Aprobado: 23 de Agosto de 2021

*Autor para correspondencia: Manuel Antonio Baeza-Bacab, E-mail: mbaezabacab@gmail.com

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