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Estudios demográficos y urbanos

On-line version ISSN 2448-6515Print version ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.21 n.3 Ciudad de México Sep./Dec. 2006

https://doi.org/10.24201/edu.v21i3.1243 

Artículos

Una transición en edades avanzadas: cambios en los arreglos residenciales de adultos mayores en siete ciudades latinoamericanas*

A Transition at Advanced Ages: Changes in Residential Arrangements of Senior Citizens in Seven Latin American Cities

Julieta Pérez Amador** 

Gilbert Brenes** 

** Universidad de Wisconsin, Madison. Correo electrónico: jperez@ssc.wisc.edu.


Resumen:

En este trabajo se presenta una visión preliminar y descriptiva de los cambios en los arreglos residenciales en la población de 60 años y más en siete ciudades latinoamericanas. Se exploran la intensidad del cambio, sus razones, la estructura familiar inicial, y el cambio de vivienda física. Los datos utilizados en este estudio provienen de las encuestas de Salud Bienestar y Envejecimiento en América Latina y el Caribe (Sabe) que fueron levantadas en las principales zonas urbanas de siete países de Latinoamérica. Se expone inicialmente un análisis comparativo entre países con datos sin estandarizar, y posteriormente se presentan modelos logitos multinomiales que controlan por variables explicativas o confusoras (edad, índice de artefactos). Entre los principales resultados se advierte que la población en edad avanzada cambia de arreglo residencial en proporciones importantes en las siete ciudades latinoamericanas aquí consideradas. El sexo y la edad del adulto mayor son diferenciales determinantes en la magnitud de la movilidad, pues los más viejos y las mujeres son los más propensos a cambiar su estructura familiar. Los cambios de estructura familiar sufridos por los adultos mayores entremezclan etapas del curso de vida de los individuos y de las familias; destacan la salida de los hijos del hogar por unión y la transición a la viudez. Los adultos mayores que residen con sus hijos y sin su cónyuge cambian de arreglo familiar en mayores proporciones. El cambio de arreglo residencial no conlleva necesariamente un cambio de vivienda física, lo que implica que no es siempre el adulto mayor quien se muda con otros (familiares o no). Dado que las ciudades seleccionadas reflejan distintas etapas de la transición demográfica, se esperaba que al controlar por variables demográficas disminuyeran las diferencias entre países; esto no sucedió, lo cual muestra que ciertas desigualdades culturales e institucionales pueden estar incidiendo en tales desemejanzas.

Palabras clave: arreglos residenciales; población en edades avanzadas; envejecimiento en América Latina y el Caribe; estructura familiar

Abtract:

This article presents a preliminary, descriptive view of the changes in residential arrangements of the population ages 60 and over in seven Latin American cities. It explores the intensity of the change, the reasons behind it, the initial family and the physical change of dwelling. The data used in this study are drawn from the surveys on Health, Well-being and Ageing in Latin America and the Caribbean (Sabe) taken in the main urban zones of seven Latin American urban zones. The article begins with a comparative analysis of countries with data without standardizing them and subsequently presents logit-multinomial models that control for explanatory or confusing variables (age, index of artifacts). The main results show that the population of advanced age changes its residential arrangements in significant proportions in the seven Latin American cities considered here. Senior citizens’ sex and age are determining differentials in the scope of mobility, since older adults and women arte the most likely to change their family structure. The changes in family structure undergone by senior citizens combine stages in the course of the lives of individuals and families: foremost among these are when their offspring leave home to form unions and the transition to widowhood. Senior citizens living with their children and without their spouses change their family arrangements more frequently. Changing one’s residential arrangements does not necessarily lead to a physical change of dwelling, meaning that it is not always the senior citizen who moves in with others (whether relatives or non-relatives). Given that the cities selected reflect different stages in the demographic transition, controlling for demographic variables was expected to reduce the differences between countries, which did not in fact happen. This proven that certain cultural and institutional inequalities may be influecing these dissimilarities.

Key words: residential arrangements; population of advanced age; ageing in Latin America and the Caribbean; family structure

Introducción

En la investigación demográfica sobre envejecimiento es un tema importante el relativo a con quién viven los adultos mayores debido al efecto que tiene sobre el bienestar de los hogares y sus miembros. Los arreglos residenciales no constituyen un fenómeno estático, sino que están en permanente cambio durante las distintas etapas del ciclo de vida familiar. De este modo la propensión de los padres a vivir con los hijos depende de las necesidades de corresidencia de los adultos mayores, así como del ciclo de vida en que se encuentran los hijos (Saad, 1998). Por consiguiente, el tipo de hogar en que reside un adulto mayor depende de un proceso de toma de decisiones suyo y de sus familiares.

Los arreglos residenciales pueden calificarse como la “expresión más inmediata de la red de relaciones sociales” con que cuenta el adulto mayor (Solís, 2001: 835). En algunos contextos la corresidencia de los adultos mayores con sus familiares puede considerarse una de la pocas alternativas que les aseguran un nivel de vida aceptable (Guzmán, 2002). Los arreglos residenciales también son importantes por su fuerte relación con las transferencias informales de apoyo a los adultos mayores, toda vez que los apoyos que demandan proximidad física, como la ayuda en las actividades funcionales e instrumentales de la vida diaria, se presentan con mayor frecuencia cuando el adulto mayor correside con sus hijos (Saad, 2003).

De acuerdo con Bongaarts y Zimmer (2002) los arreglos residenciales de los adultos mayores en los países en vías de desarrollo varían de acuerdo con el sexo y el nivel de instrucción de la población envejecida; existen además notables variantes regionales. Los autores resaltan que en América Latina, a diferencia de Asia y África, no hay grandes variaciones respecto al tamaño de los hogares en donde residen los adultos mayores, ni en la proporción de los que viven con sus hijos adultos. Bongaarts y Zimmer sugieren que esta falta de variación se debe al grado de similitud cultural en la región, donde varios países comparten la lengua y la religión.

En la mayor parte de América Latina y el Caribe, como en las sociedades menos desarrolladas de Asia, es bajo el número de adultos mayores que no viven en hogares, es decir, que viven en instituciones como asilos o casas de asistencia (Hakkert y Guzmán, 2004). Las personas de edad avanzada residen en mayor medida en arreglos familiares. Aunque en la actualidad sólo 8.4% de la población de América Latina y el Caribe tiene más de 60 años, la proporción de hogares urbanos que cuentan con al menos una persona adulta mayor varía de 21% en México a 49% en Uruguay (Hakkert y Guzmán, 2004). Asimismo, los porcentajes de residencia unipersonal de los adultos mayores en la región son relativamente pequeños, sobre todo si se les compara con los que se observan en los países desarrollados. Así para la década de los noventa las proporciones de hogares unipersonales compuestos por un adulto mayor variaban entre un mínimo de 4.9% en Colombia y un máximo de 16% en Uruguay (Hakkert y Guzmán, 2004).

De este modo, los niveles de corresidencia en América Latina son elevados. Varios autores han advertido una falta de convergencia en la región al no encontrar una tendencia hacia la disminución de la corresidencia en adultos mayores, o bien al no detectar una tendencia clara hacia el aumento de la proporción de los hogares unipersonales de adultos mayores, misma que todavía no se relaciona sistemáticamente con los niveles de desarrollo de los países (Hakkert y Guzmán, 2004). Solís (2001) muestra que para México estos patrones han permanecido sin cambios aparentes en las tres últimas décadas, a pesar de las grandes transformaciones que ha vivido el país.

Por el contrario, Saad (2003) asegura que los países latinoamericanos más avanzados en su transición demográfica presentan proporciones más altas de adultos mayores que viven solos, lo que considera indicio de que los demás países seguirán este patrón conforme avancen en su desarrollo. En el mismo sentido, otros autores aseguran que ciertas transformaciones que se están viviendo en algunos países de la región podrían desembocar en cambios en los arreglos residenciales del adulto mayor en dirección al aumento de los hogares unipersonales. Por ejemplo, Montes de Oca (1999, citado en Ham-Chande, Ybáñez y Torres, 2003) asegura que los hogares unipersonales podrían incrementarse debido a la reducción del tamaño de la familia, a la disminución de la descendencia y a una mayor tendencia a la ruptura matrimonial, factores que llevarían a la reorganización de las redes y los arreglos residenciales.

En tal contexto, el objetivo de este trabajo se ciñe a presentar una visión preliminar y descriptiva de los cambios en los arreglos residenciales de la población de 60 años y más en siete ciudades latinoamericanas. Para ello se utilizan datos de las encuestas de Salud, Bienestar y Envejecimiento en América Latina y el Caribe (Sabe) que fueron levantadas en las principales zonas urbanas de siete países de Latinoamérica: Buenos Aires, Argentina; Bridgetown, Barbados; São Paulo, Brasil; La Habana, Cuba; Montevideo, Uruguay; Santiago, Chile; y la Ciudad de México. Las encuestas incluyen cuestionarios comparables entre países y contienen una batería de preguntas sobre cambios de arreglo residencial en los últimos cinco años, y en su caso, preguntan con quién vivía el adulto mayor, y cuáles fueron las razones de su cambio de estructura familiar. Asimismo se inquiere si había cambiado de vivienda física.

Son varios los investigadores que han hecho uso de estas encuestas, y han puesto atención en los arreglos residenciales del adulto mayor (por ejemplo Saad, 2003; Ham-Chande et al., 2003; Palma, 2001), sin embargo la mayoría se centra en los factores asociados a la corresidencia vista de manera estática. Nosotros pretendemos tomar ventaja de la inclusión de las preguntas retrospectivas sobre el cambio de arreglo residencial en los cinco años previos a la encuesta. En el único trabajo que utiliza dicha información, Palma (2001) muestra que 85% de los adultos mayores residentes de la Ciudad de México en 1999 no modificó su arreglo residencial en los cinco años previos a la encuesta y el restante 15% cambió de composición del hogar, al tiempo que 8.1% modificó su residencia física. Estos datos indican que una parte considerable de la población adulta mayor transitó de un arreglo residencial a otro en el transcurso de unos pocos años. Nuestro objetivo en el presente trabajo es presentar una visión global de este fenómeno en América Latina usando las siete ciudades de manera comparativa. Además de describir el fenómeno (su intensidad, sus motivos, la estructura familiar inicial, y el cambio de vivienda física), se intenta observar si la región presenta similitudes una vez controlados los factores asociados al arreglo residencial del adulto mayor.

Antecedentes

Arreglos residenciales del adulto mayor en América Latina y el Caribe

En muchos países de Latinoamérica y el Caribe el apoyo y soporte hacia los adultos mayores se manifiesta mediante la corresid..encia (Palloni, De Vos y Peláez, 1999). La familia latinoamericana ha absorbido de manera primaria el impacto del envejecimiento poblacional al extenderse en su composición agrupando varias generaciones en el hogar (Saad, 2003). A pesar de las extremas limitaciones que le imponen a una parte significativa de la población los problemas derivados de la pobreza, la migración de generaciones jóvenes, etc., América Latina se caracteriza por su tradición, por los lazos de solidaridad intergeneracional, y por la falta de instituciones que pudieran asimilar al anciano (Alfonso, 1997; Ham-Chande, Ybáñez y Torres, 2003; Palloni et al., 1999). De acuerdo con Saad, gran parte de los adultos mayores en América Latina dependen de manera parcial o total del apoyo que les presten sus familias.

La cohabitación con la familia es considerada parte de la red de apoyo informal con que cuenta el adulto mayor (Guzmán, Huenchuán y Montes de Oca, 2003). Se ha documentado el hecho de que la corresidencia no implica necesariamente la existencia de apoyos (Montes de Oca y Gomes, 2004); por ejemplo, en México la población envejecida recibe apoyo monetario de los hijos corresidentes y no corresidentes en iguales proporciones. Sin embargo una parte sustancial de las transferencias se da entre miembros del hogar, y de este modo “la corresidencia puede ser considerada como un importante factor propulsor de las transferencias” (Saad, 2003: 180). Asimismo, la mayor parte de la ayuda monetaria e instrumental que reciben los adultos proviene de familiares, y más aún de familiares corresidentes (Huenchuán y Sosa, 2003). A su vez, los destinatarios primarios de los apoyos proporcionados por los adultos mayores son los corresidentes, por ello el corresidir con sus hijos coloca a los adultos mayores en una red de reciprocidad. De este modo, el hecho de compartir un espacio físico está muy relacionado con el de compartir otros recursos (De Vos y Holden, 1988).

La corresidencia, como una de las formas más comunes de solidaridad intergeneracional, reduce los gastos de vivienda, de compra y preparación de alimentos, y facilita el apoyo directo a los parientes con necesidades especiales (Hakkert y Guzmán, 2004). Así, la corresidencia de los adultos mayores con sus hijos adultos es movida por la carencia o necesidad de apoyos ascendentes o descendentes que pueden dar respuesta a problemas de salud o insuficiencia de recursos. Si bien es cierto que la tendencia a conformar hogares en los que corresiden varias generaciones no parece haber cambiado sustancialmente en las sociedades latinoamericanas (Hakkert y Guzmán, 2004; Solís, 2001), varios autores sugieren que este patrón podría modificarse en el futuro como resultado de los cambios en la fecundidad, la nupcialidad, la participación de las mujeres en el mercado laboral y el aumento de las necesidades de una creciente población envejecida y demandante de recursos médicos costosos (Guzmán et al., 2003; Montes de Oca y Gomes, 2004; Palloni et al., 1999).

Son numerosos los investigadores que se han dado a la tarea de encontrar factores asociados a la corresidencia del adulto mayor. El entender los factores relacionados con los arreglos residenciales es importante, toda vez que esto permite identificar las condiciones que al menos en teoría están relacionadas con el bienestar de los adultos mayores (Palloni, 2000). Con una visión de Latinoamérica como región, se ha documentado que existe una mayor propensión hacia arreglos residenciales independientes en los países que se encuentran en etapas más avanzadas de la transición demográfica, por lo que Saad (2003) sugiere que “independientemente de factores culturales, se podría esperar un incremento importante en la incidencia de adultos mayores viviendo solos, en la medida en que los países de la región que empezaron la transición demográfica más tarde avancen en el proceso” (p. 212). Asimismo Saad advierte que cuando las condiciones económicas y de salud de los adultos mayores lo permiten, existe una preferencia por los arreglos residenciales independientes en la región. En el mismo sentido, Palloni et al. (1999) apuntan que Uruguay es el país donde una mayor proporción de adultos mayores vive en hogares unipersonales, y suponen que a medida que los demás países latinoamericanos avancen en su proceso de envejecimiento seguirán sus pasos.

En cuanto a los atributos individuales de la población adulta mayor que propician la conformación de distintos arreglos residenciales destacan las características sociodemográficas, como el sexo, la edad y el estado conyugal. En primera instancia, el efecto diferencial por sexo de la mortalidad facilita que los varones tengan mayores posibilidades de estar acompañados en la vejez. Esta posibilidad se incrementa también por el hecho de que en Latinoamérica existe la tendencia a que las mujeres tengan menor edad que sus cónyuges (Guzmán et al., 2003). Esto resulta en una mayor proporción de mujeres en edad avanzada en comparación con los hombres, y con ello en una mayor proporción de mujeres viudas. Sin embargo, en iguales situaciones maritales son más los hombres que viven solos que las mujeres. El exceso de hogares unipersonales entre las mujeres se debe principalmente a las diferencias en la composición por estado conyugal (Solís, 2001).

De este modo, el estado conyugal de los adultos mayores es importante para la conformación de su arreglo residencial. Por ejemplo, Speare et al. (1991) encuentran que los adultos mayores que viven solos, en contraste con los que viven en pareja, son más propensos a cambiar su arreglo residencial a otro con corresidentes. Así, los adultos mayores que viven en pareja presentan cierta estabilidad en cuanto a la composición de sus hogares. Ham-Chande et al. (2003) argumentan que la convivencia en pareja ofrece beneficios sentimentales y psicológicos, brinda la posibilidad de atención y cuidados mutuos y la oportunidad de recibir apoyo material y moral. Asimismo consideran que la dependencia de otros miembros de la familia para los cuidados y el sustento no es tan constante ni tan confiable como la de la propia pareja.

En cuanto a la edad, se advierte que mientras ésta avanza, mayor es la probabilidad de vivir solo, y en las edades muy avanzadas se distingue una disminución de los arreglos unipersonales (Hakkert y Guzmán, 2004). Sin embargo, al considerar el estado conyugal no se encuentran grandes diferenciales por edad (Solís, 2001). Los hombres parecen más propensos que las mujeres a vivir solos o en pareja. Esta tendencia podría deberse a que ellos regularmente cuentan con más recursos económicos que las mujeres, o bien a que ellas se incorporan de manera más sencilla en los hogares de sus hijos, donde frecuentemente proporcionan apoyos, como el cuidado de los nietos.

Por lo que toca a la situación socioeconómica de los adultos mayores, se ha documentado que cuando disponen de recursos son más propensos a vivir solos o únicamente con su pareja. Es decir, la opción de vivir con los hijos o en otro arreglo residencial aparece cuando existe deterioro o imposibilidad económica para que sea de otra manera (Ham-Chande et al., 2003). Ham-Chande y sus colaboradores observan que cuando los adultos mayores disponen de recursos monetarios o de inmuebles disfrutan de una situación de ventaja para la corresidencia; en estos casos tienen la posibilidad de atraer nuevos miembros a su arreglo residencial.

Para el caso de México, Solís (2001) no encuentra diferencia alguna entre recibir ingresos provenientes de una pensión y no tener ninguna fuente monetaria de ingresos; ambas características se relacionan con la corresidencia del adulto mayor. En contraste, la participación del adulto mayor en el mercado laboral lo hace más propenso a vivir de manera independiente. Esto es también cierto para tres de los cuatro países considerados en el estudio de Hakkert y Guzmán (2004) . Así, el contar con un empleo está asociado tanto a vivir solo como a residir únicamente con la pareja. Asimismo los autores encuentran que la educación se relaciona positivamente con el hecho de vivir solo o con la pareja.

Es importante destacar que la corresidencia entre los hijos y los adultos mayores se convierte en una transferencia intergeneracional, y su dirección puede ser en ambos sentidos (Ham-Chande et al., 2003). Una investigación reciente ha resaltado que cuando cohabitan los adultos mayores con sus hijos adultos, en el mejor de los casos ambas generaciones se benefician de la corresidencia, ya que el adulto mayor no solamente recibe apoyo, sino que también participa del hogar; el respaldo que ofrece a sus familiares es sumamente importante, y algunas investigaciones en la región han sugerido que va en aumento (Saad, 2003).

Una idea frecuente es que los adultos mayores son sólo receptores de ayuda y respaldo económico de las generaciones más jóvenes. Sin embargo se encuentra que los mayores también brindan apoyo y recursos a los más jóvenes; por ejemplo, los hijos casados muchas veces disponen del tiempo libre de los padres para que cuiden a los nietos y a los enfermos o realicen el trabajo doméstico, entre otras tareas (Montes de Oca, 2001, en Ham-Chande et al., 2003). En Cuba, por ejemplo, se ha documentado que los adultos mayores fungen como cuidadores de los nietos y así facilitan la participación de las mujeres en el mercado laboral (Alfonso, 1997; Hernández, 1992). Por ello la corresidencia no sólo beneficia a las personas envejecidas, pues también los más jóvenes corresiden con sus padres para mejorar sus opciones.

Además de la situación en que los progenitores dependientes viven con los hijos, más común en la áreas urbanas de los países latinoamericanos, la dependencia de los hijos en relación con sus progenitores es también bastante común en América Latina (Hakkert y Guzmán, 2004). Los hijos solteros generalmente residen en el hogar paterno hasta el momento de su unión conyugal, por lo que en los contextos donde la fecundidad se extiende a lo largo del periodo reproductivo de la mujer, es probable que los hijos aún no hayan dejado el hogar paterno cuando sus padres ya se encuentren adentrados en la tercera edad.

La movilidad en los arreglos residenciales del adulto mayor

Con una aproximación diferente al estudio de los arreglos familiares, algunos investigadores han documentado la movilidad residencial del adulto mayor, ya sea el cambio de estructura en el interior de su hogar o su incorporación a otro. Davis et al. (1997) identifican en la sociedad estadunidense algunos factores que pueden estar asociados al cambio de arreglo residencial de los adultos mayores; entre ellos destacan la muerte del esposo o compañero, o de algún otro miembro de la familia; la separación o el divorcio; los cambios en la situación económica, en la salud, y en la discapacidad; las necesidades de los hijos u otros parientes, y las preferencias de la población en edades avanzadas.

Speare et al. (1991) afirman que una manera de enfrentar las dificultades de los adultos mayores para realizar las actividades de la vida diaria es recurrir a la ayuda de otras personas que residan en la misma vivienda. Al no tener la posibilidad de contar con corresidentes, el adulto mayor puede recurrir a modificar su arreglo residencial cambiando de vivienda física o incorporando nuevos miembros a la actual. El autor encuentra que 6.6% de los adultos mayores estadunidenses que en 1984 residían de manera independiente, para 1986 modificaron su arreglo a uno donde corresiden con otras personas, mientras 23.1% de quienes vivían con otros cambiaron su arreglo por uno independiente. Entre los factores asociados a dicha movilidad destaca la presencia de discapacidad; ésta implicaría un cambio en el arreglo familiar para los adultos mayores que no cuentan con otros residentes. Asimismo destaca el hecho de que los adultos mayores que viven únicamente con su cónyuge tienen menor propensión a modificar su arreglo residencial.

Un hallazgo notable de la investigación de Speare et al. es la poca importancia del ingreso monetario como factor asociado a la conformación de arreglos unipersonales. Una vez controladas las variables relacionadas con la salud del adulto mayor (discapacidad y facilidad para realizar actividades de la vida diaria), estos autores no encuentran relación alguna entre un ingreso precario y la movilidad en los arreglos residenciales.

En la misma línea en que se suscribe el presente trabajo, cuyo objetivo primordial es ofrecer una visión preliminar y descriptiva de los cambios en los arreglos residenciales de los adultos mayores en América Latina, compararemos los datos de siete de las principales concentraciones urbanas de la región. Después de esta somera revisión de la literatura presentaremos los aspectos metodológicos, y posteriormente un examen descriptivo de la información retrospectiva sobre el cambio de arreglo residencial, seguido de un análisis multivariado donde pretendemos incorporar los factores más destacados por la literatura aquí revisada asociados a la movilidad residencial de los adultos mayores. Concluiremos con algunas reflexiones que incluyen las limitaciones del trabajo.

Aspectos metodológicos

Fuente de información

Los datos provienen de las Encuestas sobre Salud, Bienestar y Envejecimiento, agrupadas en lo que se conoce como el proyecto Sabe. Su propósito es estudiar las condiciones socioeconómicas y de salud de las personas mayores de 60 años en siete ciudades de Latinoamérica y el Caribe: Buenos Aires (Argentina), Bridgetown (Barbados), La Habana (Cuba), México DF (México), Montevideo (Uruguay), São Paulo (Brasil) y Santiago (Chile). El proyecto fue auspiciado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Centro de Demografía y Ecología de la Universidad de Wisconsin-Madison, y un centro de investigación de cada país participante (Palloni y Peláez, 2004). El trabajo de campo en los distintos países fue realizado entre octubre de 1999 y diciembre de 2000 (Palloni y Peláez, 2004).

Las encuestas son transversales y sus cuestionarios comparables entre sí. El diseño muestral es estratificado y multietápico por conglomerados, según el cual en cada hogar se seleccionaba a uno o más individuos de acuerdo con ciertas probabilidades de selección determinadas. Así, mientras en México DF y São Paulo fueron entrevistadas todas las personas mayores de 60 años que se encontraran en el hogar, en el resto de las ciudades se seleccionó a un solo individuo por hogar; en La Habana y Bridgetown los cónyuges vivos también fueron entrevistados. Sus marcos muestrales están basados en actualizaciones censales de los años noventa en los marcos de las encuestas de hogares, o, en el caso de Barbados, en el registro nacional electoral (Saad, 2003; Palloni y Peláez, 2004).

Al unir todas las bases de datos de cada país en una sola, la muestra incluye en total 10 906 personas de 60 años o más. De este conjunto se excluyeron 45 casos: en uno de ellos se ignoraba el género, en cinco se ignoraba el factor de ponderación, en 43 casos no quedaba claro si habían experimentado una transición o no, y en un caso adicional se sabía que había experimentado una transición pero se desconocía el arreglo residencial de un lustro antes.

La información utilizada en el análisis procede fundamentalmente del módulo inicial de la encuesta, que indaga las características sociodemográficas de los entrevistados, y del cuestionario del hogar, que contiene los datos básicos de cada uno de sus miembros. Las variables dependientes que se estudiaron fueron construidas a partir de una serie de preguntas sobre si cinco años antes el individuo vivía con las mismas personas con quienes residía en el momento de la entrevista; si había ocurrido algún cambio en el arreglo residencial se le preguntó con quiénes vivía y las razones que motivaron el cambio. Los arreglos residenciales se agruparon en cinco tipos: 1) vive solo o sola, 2) únicamente con su cónyuge, 3) con su cónyuge e hijos, 4) con hijos pero sin cónyuge, y 5) otros arreglos. Los motivos fueron clasificados en siete categorías: 1) los hijos requerían apoyo (cuidado de los niños o separación conyugal), 2) motivos económicos de los hijos, 3) unión conyugal de los hijos, 4) motivos económicos del entrevistado, 5) el entrevistado requería apoyo (separación conyugal, se sentía solo, necesitaba ayuda, se enfermó), 6) fallecimiento de un miembro del hogar y, 7)motivo ignorado. Una pregunta adicional inquiere si además el individuo se mudó de vivienda en el transcurso de los últimos cinco años. Nótese que todas estas preguntas son retrospectivas, por lo que reflejan los cambios que experimentaron las personas vivas en el momento de la entrevista.

Entre las variables explicativas, la más importante es el país del entrevistado pues, como ya se explicó, el artículo tiene un enfoque comparativo. Se incorporaron al análisis variables como el género, la edad, la educación, un índice aditivo de artefactos (número de artefactos de una lista total de 10), número actual de miembros del hogar, celibato, si ha tenido más de una unión, número de hijos que tuvo (tanto biológicos como adoptivos), estado actual de salud (particularmente el número de enfermedades crónicas, como ataques al corazón, derrames cerebrales, diabetes, así como el número de actividades de la vida diaria que no puede realizar). La importancia de incluir estas variables no radica únicamente en la necesidad de explorar diferenciales o controlar por variables confusoras, sino que la mayoría de ellas refleja que los países en estudio se encuentran en distintas etapas de la transición demográfica, como observó Saad (2003) en su análisis de arreglos residenciales con los mismos datos. Así por ejemplo, la fecundidad descendió en Argentina, Cuba y Uruguay antes que en México, Brasil y Chile; por consiguiente los entrevistados de los primeros tres países tienen en promedio menos hijos, y esto afecta las opciones con que cuentan los adultos mayores de residir con sus hijos.

Métodos de análisis de los datos

El análisis de los datos se inicia con una descripción comparativa de las propensiones de los adultos mayores a transitar de un arreglo residencial a otro. Estas propensiones se pueden interpretar como tasas, aunque estrictamente se refieren a la proporción de personas vivas en el momento de la entrevista que durante los últimos cinco años experimentaron algún cambio en la composición de sus hogares. Seguidamente se utilizó una regresión logística binomial para analizar las variables que afectan la probabilidad de haber cambiado de arreglo residencial, y para estimar los diferenciales por país controlando por el efecto de las otras variables confusoras.

Se realizó también un análisis multivariado de estas proporciones mediante la técnica de la regresión logística multinomial, en la que la variable dependiente es el tipo de arreglo residencial en el momento de la entrevista, controlando por el tipo de arreglo residencial cinco años atrás. La regresión logística multinomial permite estimar conjuntamente cierto número de ecuaciones de acuerdo con el número de categorías de la variable dependiente. Ésta fue dividida en seis categorías: los cinco tipos de arreglos mencionados anteriormente y además la categoría base que corresponde a no haber experimentado ningún cambio en la composición del hogar. Nótese que la regresión logística univariable y la multinomial tienen la misma categoría de referencia (no cambiar de arreglo residencial). Aunque esta decisión reduce la variabilidad con la que se pueden detectar mayores diferenciales, brinda la oportunidad de comparar ambos análisis; en esta forma los coeficientes del modelo multinomial se pueden ver como una descomposición de los coeficientes del modelo logístico binomial. Con la misma técnica de la regresión logística multinomial se analizaron el cambio de residencia y el de la composición del hogar. La variable dependiente tiene entonces cuatro categorías: 1) misma vivienda, mismo arreglo; 2) cambio de vivienda, mismo arreglo; 3) misma vivienda, cambio de arreglo; y 4) cambio de arreglo y de vivienda. Todos los resultados de las técnicas estadísticas fueron estimados tomando en cuenta los ponderadores muestrales.

Resultados

Análisis descriptivo

Las proporciones de adultos mayores que modificaron su arreglo residencial en los cinco años previos a la encuesta en cada una de las ciudades consideradas se presentan en el cuadro 1. Los datos muestran que alrededor de uno de cada cinco adultos mayores en Latinoamérica cambió de arreglo residencial durante los cinco años previos a la encuesta. Se advierten importantes diferencias dentro de la región. En Argentina poco más de la cuarta parte de la población de 60 años y más cambió su estructura familiar, mientras en Barbados únicamente nueve de cada 100 adultos mayores lo hicieron. Cuba, Uruguay y Brasil presentan proporciones cercanas a 25%, mientras Chile y México tienen magnitudes del 18.9 y 15.4%, respectivamente.

Cuadro1 AméricaLatina (siete países). Proporción de población en edad avanzada que modificó su arreglo residencial en los últimos cinco años según sexo y grupos de edad 

Sexo y edad
Hombres Mujeres
País 60 60 a 74 75 y más 60 a 75 76 y más Total
Argentina 24.7 25.3 27.2 26.6 26.2
Brasil 21.3 19.1 30.0 22.1 23.9
Barbados 8.5 11.3 7.3 11.1 9.1
Chile 16.7 15.3 20.4 20.1 18.9
Cuba 28.5 21.5 24.3 21.6 24.9
México 13.4 15.3 16.5 16.7 15.4
Uruguay 17.9 19.5 30.2 24.0 24.7
Total 19.1 18.0 20.5 19.2 19.5

FUENTE: Sabe.

En general las mujeres en edades avanzadas cambian de arreglo familiar con mayor frecuencia que sus similares masculinos, probablemente como resultado del diferencial por sexo en la esperanza de vida. Destaca el caso de Uruguay, donde las proporciones difieren 12 puntos porcentuales entre hombres y mujeres del grupo de edad 60 a 74 años. Cuba aparece como una excepción, ya que los hombres, y notablemente los que tienen entre 60 y 74 años, presentan mayor movilidad.

Es interesante que a simple vista no exista en la región una tendencia sistemática a modificar el arreglo residencial de acuerdo con la edad del adulto mayor, al menos en los dos grupos de edad aquí considerados. Es decir, las magnitudes de los porcentajes en la mayoría de los países no varían considerablemente de acuerdo con la edad. Las excepciones más notables se presentan entre las mujeres brasileñas, uruguayas y cubanas, donde las menos envejecidas se mueven considerablemente más que sus similares mayores. Lo mismo ocurre con los hombres cubanos de 60 a 74 años, cuya proporción de cambio residencial es 7% mayor que la de sus símiles de 75 años y más.

Debido a que la movilidad del adulto mayor se da en mayores proporciones (cercanas a 25%) en los países que están más avanzados en su transición demográfica y por ello en su proceso de envejecimiento, como Cuba, Uruguay y Argentina, se podría suponer que existe alguna relación entre la fase de la transición y los cambios en los arreglos residenciales. Sin embargo hasta el momento estos datos no nos dejan ver qué tipo de arreglo se modificó. Destaca también la excepción de Brasil, cuyo estado en la transición es más parecido al que presentan por ejemplo México y Chile, y sin embargo muestra mayor nivel de movilidad en los arreglos residenciales.

En el cuadro 2 se presentan los arreglos residenciales en que convivía el adulto mayor los cinco años previos a la encuesta, y con ello el porcentaje de hombres y mujeres en edades avanzadas que modificaron su arreglo residencial según los dos grupos de edad aquí considerados. En general los adultos mayores que residían con sus hijos y sin cónyuge en los años previos a la encuesta presentan las mayores proporciones de cambios en el arreglo residencial. En la mayoría de los países estas proporciones superan 50% para ambos sexos y para todas las edades, como es el caso de Uruguay. Destaca también en Cuba y Argentina el caso de los varones de entre 60 y 74 que residiendo sólo con sus hijos modificaron su arreglo residencial en proporciones de alrededor de 75 y 90%, respectivamente. En México los que se mudaron en mayor proporción fueron los hombres más envejecidos que residían únicamente con sus hijos.

Cuadro2 AméricaLatina (siete países). Arreglos residenciales cinco años atrás y proporción de población en edades avanzadas que cambió de arregloen los últimos cinco años 

Arreglo residencial hace cinco años
País, sexo y edad Solo Solo con conyuge Conyuge e hijos Solo con hijos Con otros
Argentina
H 60 a 74 5.3 22.8 25.3 74.1 15.8
H 75 y más 5.0 27.9 33.3 25.0 40.0
M 60 a 74 9.2 33.3 36.4 49.2 17.5
M 75 y más 10.1 55.3 100.0 34.8 16.9
Barbados
H 60 a 74 16.2 10.3 1.3 20.7 3.5
H 75 y más 11.3 18.0 4.3 9.5 7.1
M 60 a 74 11.6 11.1 2.7 15.6 2.6
M 75 y más 14.8 15.1 11.1 12.5 5.7
Brasil
H 60 a 74 9.5 16.1 24.5 63.2 18.4
H 75 y más 8.1 24.1 14.7 19.0 19.0
M 60 a 74 16.1 30.7 36.6 46.2 23.3
M 75 y más 11.9 33.0 28.6 33.3 17.0
Chile
H 60 a 74 24.0 29.1 20.0 55.6 4.6
H 75 y más 23.5 11.5 26.3 55.6 3.8
M 60 a 74 20.0 27.5 38.5 44.7 10.3
M 75 y más 19.6 33.3 44.4 25.5 14.4
Cuba
H 60 a 74 10.0 52.8 44.8 88.7 56.2
H 75 y más 19.6 77.3 83.3 55.6 35.6
M 60 a 74 15.8 52.5 72.1 86.7 47.2
M 75 y más 12.5 58.8 66.7 100.0 39.2
México
H 60 a 74 0.0 18.0 16.4 59.3 2.6
H 75 y más 16.7 27.0 13.3 71.4 0.0
M 60 a 74 11.1 20.8 12.3 46.4 5.7
M 75 y más 17.4 34.8 12.5 34.0 4.1
Uruguay
H 60 a 74 15.8 25.3 28.6 68.2 27.1
H 75 y más 21.4 31.0 40.0 62.5 20.8
M 60 a 74 9.8 37.7 31.6 69.9 27.6
M 75 y más 12.5 60.4 42.9 50.0 14.1

FUENTE: Sabe

También destaca la movilidad de quienes vivían sólo con su cónyuge, y en este arreglo residencial los hombres cubanos modificaron más su estructura familiar. Así, poco más de 3 de cada 4 varones cubanos que vivían en pareja ya se encontraban en otro arreglo familiar en el momento de la encuesta. Los que viven con cónyuge e hijos también presentan importantes proporciones de cambio. De nuevo es Cuba el país que destaca en este rubro, ya que 8 de cada 10 varones de 75 años y más, y cerca de tres cuartas partes de las mujeres de 60 a 74 años modificaron su arreglo residencial. En este tipo de arreglo se advierte también movilidad importante entre las mujeres más viejas de Argentina y Uruguay, en proporciones de 55 y 60%, respectivamente.

Chile y Uruguay presentan las mayores proporciones de adultos mayores que cambiaron de un arreglo residencial en el que vivían solos a otro distinto. En el caso de Chile, las cifras son cercanas a 25% en el caso de los hombres y a 20% en el de las mujeres. En Uruguay son los hombres más viejos y que habitaban en hogares unipersonales los que más modifican su arreglo residencial. Lo anterior puede indicar que la sociedad chilena absorbe con mayor facilidad a sus adultos mayores cuando se quedan viviendo solos, o bien que los adultos mayores en este país no suelen optar por los arreglos unipersonales y por ello los modifican.

Una cuestión sumamente importante, y que fue destacada en la revisión de la literatura, es que los adultos mayores no son solamente receptores de la ayuda o el apoyo de sus descendientes. También contribuyen creando reciprocidad en los flujos intergeneracionales. Esto lo corroboran las proporciones de adultos mayores que mencionan que el prestar apoyo a los hijos fue la razón por la que modificaron su arreglo residencial (véase el cuadro 3). Por ejemplo, los varones mexicanos favorecieron más el dar apoyo que el recibirlo (15.5 frente a 5%) como explicación a su cambio de estructura familiar. Contra de lo esperado, no se percibe claramente que sean las mujeres las que más cambien de arreglo residencial externando como motivo el dar ayuda, aunque lo hacen las cubanas más viejas en mayor proporción que sus similares más jóvenes y que los varones. En este sentido es posible observar que en países como Argentina y Brasil son los adultos menos envejecidos, independientemente de su sexo, los que en mayores proporciones se mudan por dar apoyo.

CUADRO 3 América Latina (7 países). Distribución de la población en edades avanzadas según el motivo por el cual cambió su arreglo residencial (porcentajes)* 

Razones del cambio de arreglo residencial
País, sexo y edad Apoyar a hijos Separación de hijos Unión de hijos Necesitaba apoyo Separación Corresidente falleció
Argentina
H 60 a 74 6.9 8.3 47.2 5.6 2.8 27.8
H 75 y más 0.0 0.0 8.7 4.3 0.0 69.6
M 60 a 74 7.3 4.9 23.6 4.9 1.6 57.7
M 75 y más 1.8 0.0 7.3 16.4 0.0 70.9
Barbados
H 60 a 74 4.9 22.0 7.3 4.9 4.9 34.1
H 75 y más 3.1 0.0 0.0 9.4 6.3 62.5
M 60 a 74 2.1 0.0 10.4 2.0 6.0 30.0
M 75 y más 4.7 4.7 2.3 18.6 0.0 44.2
Brasil
H 60 a 74 9.7 10.8 45.2 7.5 6.5 20.4
H 75 y más 8.3 3.6 11.9 9.4 2.4 56.5
M 60 a 74 11.4 9.5 34.6 12.3 1.4 36.5
M 75 y más 6.5 6.5 12.9 20.0 0.8 43.2
Chile
H 60 a 74 1.9 3.7 27.8 5.6 3.7 33.3
H 75 y más 15.8 0.0 10.5 10.5 0.0 36.8
M 60 a 74 6.4 3.6 21.8 8.2 0.9 31.8
M 75 y más 3.1 1.6 7.8 21.9 0.0 39.1
Cuba
H 60 a 74 3.4 6.3 17.8 4.8 4.3 31.3
H 75 y más 1.0 3.0 9.0 20.0 1.0 39.0
M 60 a 74 3.3 3.3 11.5 7.4 5.7 31.1
M 75 y más 9.1 4.5 13.6 13.3 2.2 31.1
México
H 60 a 74 7.8 9.8 56.9 3.9 7.8 19.6
H 75 y más 15.8 0.0 10.5 5.0 5.0 55.0
M 60 a 74 7.9 1.1 43.8 12.2 2.2 23.3
M 75 y más 3.0 3.0 18.2 14.7 0.0 35.3
Uruguay
H 60 a 74 6.0 3.0 19.4 8.8 11.8 38.2
H 75 y más 0.0 0.0 16.7 10.0 3.3 56.7
M 60 a 74 5.2 2.6 29.2 9.3 3.6 43.0
M 75 y más 2.9 0.0 7.4 22.1 0.0 51.5

* Los renglones no suman 100 porque la pregunta permitía múltiples respuestas.

FUENTE: Sabe.

Sin duda las razones que más frecuentemente mencionaron los adultos mayores que cambiaron de residencia fueron el fallecimiento de alguno de los miembros del hogar y la unión de sus hijos. Esto nos habla de dos eventos que caracterizan dos momentos en el curso de vida de los individuos y las familias: la salida de los hijos del hogar y la transición a la viudez. El caso de Cuba es congruente con su avanzada transición demográfica, ya que los adultos mayores manifiestan en mayores proporciones el fallecimiento que la unión de los hijos como motivo para el cambio de arreglo residencial. Un aspecto a destacar y que también es congruente con el curso de vida de los individuos y las familias, es que los adultos de 60 a 74 años, independientemente de su sexo, son más propensos que sus similares más envejecidos a declarar que la unión de los hijos fue la razón de la movilidad. Por el contrario, la población de 75 y más expresa que el fallecimiento de un miembro de la familia fue la razón del cambio, con la excepción de las mujeres cubanas.

La necesidad de apoyo es la tercera razón en importancia expresada por los adultos mayores; evidentemente destaca el caso de las mujeres más viejas en todos los países, menos en Cuba. Aquí son los varones más viejos quienes manifiestan la necesidad de apoyo en mayores proporciones. También destacan los casos de Brasil y México, en donde las mujeres de ambos grupos de edad expresaron la necesidad de apoyo en proporciones bastante cercanas, si bien no iguales. Finalmente cabe mencionar que la separación de los hijos también se hace presente como motivo de modificación de la estructura familiar; destaca la situación de los varones más jóvenes en Barbados, Brasil, Cuba y México, sociedades que al parecer acogen a sus hijos después de una ruptura conyugal.

Como se mencionó anteriormente, una ventaja de la encuesta Sabe es que permite distinguir si el cambio de arreglo residencial ocurrió en el interior de la misma vivienda física o si el adulto mayor se incorporó a un hogar que reside en una vivienda diferente. En la gráfica 1 se ilustra esta situación. La mayor parte de los adultos mayores que cambiaron su arreglo residencial en los últimos cinco años permaneció en la misma vivienda física; probablemente las mujeres fueron más propensas que los hombres a moverse de domicilio, sobre todo en Brasil, Chile y Uruguay. Cuba es la excepción, ya que allí son los hombres quienes se mudan de vivienda con mayor frecuencia.

Fuente: Sabe

GRÁFICA 1. América Latina (siete países). Proporción de población en edad avanzada que modificó su arreglo residencial en los últimos cinco años por sexo y grupos de edad según cambio de vivienda física. 

En países como Barbados, Cuba y México la población de 75 años y más cambia con mayor frecuencia de vivienda, mientras en Chile y Uruguay sucede lo contrario: el grupo de 60 a 74 años se muda en mayor proporción que sus similares más viejos. Finalmente destaca la situación de Argentina, donde es menor la proporción de adultos mayores de ambos sexos y ambos grupos de edad que se mudan de vivienda física dado su cambio de arreglo residencial.

En los párrafos siguientes se presentan los resultados del análisis multivariado, donde pretendemos determinar si las diferencias entre países aquí destacadas permanecen después de controlar por los factores asociados al tipo de arreglo residencial y al cambio en el mismo.

Análisis multivariado

En el cuadro 4 se presenta un resumen de las variables explicativas que se van a utilizar en los modelos estadísticos. El cuadro muestra globalmente que Argentina, Cuba y Uruguay avanzaron más temprano en la transición demográfica que México y Chile, pues su promedio de edad es más alto, el porcentaje de varones es menor (excepto en Cuba) debido al diferencial por género en la mortalidad, el número promedio de hijos es menor, y el porcentaje de ancianos que viven solos es mayor. Brasil tiene un patrón mixto que se asemeja en algunos indicadores a Argentina y Uruguay (menos hijos, mayor proporción de ancianos que viven solos) y en otros a Chile y México (promedio de edad). Barbados es un caso particular porque tiene una edad promedio alta y un elevado porcentaje de personas que viven solas, esto último asociado con una alta proporción de célibes, pero a la vez un promedio de hijos también alto.

CUADRO 4 América Latina (siete países). Descripción de variables explicativas 

Variables explicativas Total Argentina Barbados Brasil Chile Cuba México Uruguay
Porcentaje de varones 43.2 38.3 42.7 41.3 40.2 59.1 43.7 36.2
Promedio de edad (durante entrevista) 71.7 70.7 72.1 69.3 70.2 71.1 69.7 70.9
Educación ignorada (%) 0.8 0.2 0.8 1.0 0.4 0.5 1.8 0.8
Con primaria o menos (%) 72.8 71.6 76.7 87.6 71.3 56.4 77.6 65.7
Célibe (%) 6.7 5.4 17.3 4.9 6.8 3.1 4.1 3.5
Con más de una unión (%) 16.6 10.6 11.0 10.2 14.7 38.2 10.7 17.1
Promedio de hijos tenidos* 3.5 2.3 3.7 3.4 3.8 3.0 5.1 2.8
Hijos ignorados (%) 0.5 0.1 1.3 0.2 0.3 0.0 1.3 0.5
Número promedio de artefactos 5.5 7.3 6. 6 6.1 6.4 0.9 6.1 6.7
Número promedio de enfermedades crónicas 1.5 1.5 1.4 1.5 1.5 1.6 1.2 1.5
Número promedio de ADV** que no puede realizar 2.6 2.5 1.6 2.6 3.0 2.6 3.1 2.4
Distribución porcentual de arreglos cinco años antes 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.00
Solo/a 13.0 15.5 18.3 10.7 7.0 8.5 7.6 13.3
Con cónyuge únicamente 21.5 32.0 25.2 23.5 15.1 13.6 15.3 30.7
Cónyuge e hijos 14.1 17.4 10.2 22.5 14.5 11.0 19.1 14.2
Hijos, no cónyuge 11.4 9.2 10.4 10.8 9.7 10.4 14.0 11.5
Otro tipo 40.0 25.9 35.9 32.5 53.7 56.5 44.0 30.3

** Incluye hijos biológicos e hijos adoptivos.

** Actividades del diario vivir.

FUENTE: Sabe.

En cuanto a variables que demuestran inversión social, se evidencia que en Argentina y Uruguay, así como en Barbados, ésta se empezó a dar más temprano que en países como México, Chile y Brasil, pues los habitantes de los tres primeros países tienen una menor probabilidad de contar con un nivel educativo de primaria o menos, y además tienen en promedio un número mayor de artefactos o bienes en el hogar. Cuba también cuenta con una alta proporción de personas con estudios superiores a la primaria, pero es el país con un menor número promedio de artefactos debido a las particulares circunstancias históricas que ha vivido después de la Revolución de 1959.

La primera técnica multivariable que se utilizó es la regresión logística múltiple para estimar las probabilidades de transición. Uno de los objetivos de este análisis es determinar si disminuirían las diferencias entre países después de controlar las diferencias en las variables explicativas. Los resultados al respecto fueron contrarios a lo que se esperaba. Como se puede observar en la gráfica 2 , al introducir las variables independientes al modelo logístico no se modificó significativamente la magnitud en las razones de momios estimadas con una ecuación que sólo incluye las variables dicotómicas que representan a los países. Esto puede ser resultado de dos fenómenos: a) las variables explicativas no son un buen reflejo de las diferentes etapas de la transición demográfica en que se encuentran las siete ciudades analizadas, o bien b) que las diferencias entre países se pueden deber a otros factores no incluidos en el análisis, tales como contextos institucionales o diferencias en el mercado habitacional. La gráfica sólo confirma lo expresado en páginas anteriores: los adultos mayores en Argentina, Cuba, Brasil y Uruguay son más propensos a experimentar un cambio en sus arreglos residenciales que sus congéneres de Chile y México. Los habitantes de Bridgetown tienen probabilidades aun más bajas de experimentar este tipo de transición.

GRÁFICA 2 América Latina (siete países). Razones de momios e intervalos de confianza de la regresión logística sobre la probabilidad de experimentar un cambio en la composición del hogar, por país 

En cuanto al modelo con todas las variables independientes, la dirección de los coeficientes es en la mayoría de los casos la esperada, aun cuando pocos son significativamente distintos de cero. Las personas con más de una unión en su historia personal son más propensas a experimentar cambios en la composición del hogar; asimismo, cuanto más enfermedades crónicas tenga la persona, mayores serán sus probabilidades de transitar hacia otro arreglo residencial. Además, mientras los hogares unipersonales son los que experimentan menos cambios, los adultos que residen en hogares con hijos y sin cónyuge tienen mayores probabilidades de modificar sus arreglos residenciales. El hecho de que la edad y el número de ADV (actividades del diario vivir) irrealizables tuvieran efectos negativos y no significativos fue inesperado, aunque esto puede deberse a que la ecuación incluye el efecto de las enfermedades (causantes de discapacidad y asociadas con cambios en edades más viejas). Por último, ninguna de las dos variables relacionadas con el nivel socioeconómico -el índice de artefactos y el nivel educativo- parecen tener efectos significativos en la probabilidad de que se modifique la composición del hogar.

El primer modelo multinomial, cuya variable dependiente es el tipo de arreglo al que se transita, brinda la posibilidad de profundizar un poco más sobre las dinámicas en los arreglos convivenciales. La gráfica 3 describe un comportamiento similar al exhibido en la gráfica 2: la inclusión de las variables explicativas no modificó las diferencias entre las ciudades que se encuentran con el modelo donde únicamente se incluyen las variables de país. El patrón en las razones de momios es similar también. Los adultos mayores argentinos y uruguayos tienen mayores probabilidades de experimentar cambios en la composición de sus hogares que sus congéneres mexicanos, excepto en la transición hacia hogares con cónyuge e hijos; este resultado posiblemente refleje que la tasa de unión entre adultos mayores es similar en estos países. Los brasileños también muestran un comportamiento similar al de los argentinos y uruguayos, aunque la principal diferencia con México (y con el resto de los países) es su mayor propensión a transitar hacia el tipo de hogar con hijos y sin cónyuge. Esto parece ser resultado de las tasas relativamente altas de mortalidad adulta en Brasil. Las razones de momios de Santiago de Chile son cercanas a uno, lo cual muestra nuevamente las similitudes entre los casos chileno y mexicano, mientras que en Barbados las razones de momios son consistentemente inferiores a uno.

Grafica 3 America Latina (siete países). Razones de momios estimadas con la regresión logística multinomial sobre el tipo de hogar al que se transita, por país (categoría de referencia : no experimentar cambios). 

El caso más interesante es el cubano, puesto que los coeficientes tienden a crecer (positivamente) después de que se incorporan las otras variables independientes, aunque estos cambios no son siempre estadísticamente significativos .1 Dado que en el estudio una de las mayores diferencias entre La Habana y las otras ciudades es la capacidad adquisitiva (aproximada mediante el número de artefactos en el hogar), cabe pensar que los cubanos experimentarían mayores tasas de transición, especialmente a hogares con cónyuge e hijos o a otros tipos de hogar, si dispusieran de mayores recursos económicos en sus hogares.

En cuanto al efecto de los otros factores sobre cada tipo de hogar, los varones tienen menor riesgo de que sus hogares cambien a hogares unipersonales o sólo con hijos, pero esto evidentemente se debe a las tasas de mortalidad más altas entre los hombres que entre las mujeres. Cuanto mayor sea el número de artefactos, menor será la probabilidad de que un adulto mayor se quede viviendo solo, y por el contrario, mayor será la de que transite hacia un hogar con cónyuge e hijos. Aunque los datos no permiten determinar exactamente qué persona es la que motiva el cambio, esta mayor propensión se puede deber a que los ancianos con mayores recursos pueden permitir que sus hijos se muden de la casa, o bien a que estos ancianos traten de unirse nuevamente. La primera explicación parece más plausible, puesto que las personas con más hijos son menos proclives a quedarse solas y más propensas a que el resultado del cambio sea un hogar con hijos (con cónyuge o sin cónyuge).

El número de enfermedades que padece un adulto mayor es otro de los principales motivos de cambio, aunque lo es tanto para transiciones hacia hogares con cónyuge e hijos, como hacia hogares sólo con cónyuge. Por último se advierte una estrecha relación entre el tipo de hogar que se tenía cinco años antes con el tipo de hogar actual. Aunque algunas de las relaciones son obvias (por ejemplo, que los hogares con cónyuge e hijos son menos propensos a transitar hacia hogares unipersonales que los hogares sólo con cónyuge), llama la atención que consistentemente los hogares con sólo hijos tienden a experimentar más cambios que los hogares con cónyuge e hijos (la categoría base en la regresión multinomial), y que las razones de momios más altas se dan con transiciones hacia hogares con sólo cónyuge u hogares con cónyuge e hijos. Probablemente este fenómeno represente cambios producidos por segundas uniones.

En el análisis donde se incorporan los cambios en el arreglo residencial o en la vivienda, nuevamente la inclusión de las variables explicativas modifica muy poco las razones de momios estimadas con el modelo más escueto. 2 Las diferencias entre países son iguales a las descritas previamente. En el cuadro 5 se puede observar que el tener más de una unión es el factor que mejor predice el cambio de vivienda, con cambio en la composición del hogar o no. Esto refuerza la idea de que las segundas uniones son estímulos importantes para las transiciones analizadas. Aunque las razones de momios para la variable género son consistentemente menores que uno en las tres ecuaciones, en la única donde la razón es significativamente distinta de uno es la transición hacia el cambio de vivienda y el arreglo residencial. Esto significa que los varones están menos expuestos a los cambios, particularmente a los que implican un cambio radical en la vivienda y en la composición del hogar. El número de enfermedades está positivamente asociado con la probabilidad de que los cambios en el arreglo residencial se den dentro de la misma vivienda. El análisis nuevamente confirma que los hogares con hijos y sin cónyuge experimentan una mayor propensión a cambios en la composición del hogar, tanto con mudanza como sin ella. Cabe mencionar además que cuanto mayor sea el número de artefactos poseídos, menor será la probabilidad de cambiar de vivienda, lo cual hace suponer que los ancianos con mayores recursos económicos tienen mayor capacidad económica o mayor autoridad para evitar mudarse a otra vivienda.

CUADRO 5 América Latina (siete países). Razones de momios de la regresión logística multinomial sobre cambios en arreglo residencial o vivienda (referencia: ningún cambio) 

Variables independientes Otro vivienda, mismo arreglo Misma vivienda, otro arreglo Otra vivienda, otro arreglo
Argentina 1.12 1.97*** 1.20
Barbados 0.56** 0.42*** 0.71
Brasil 2.05*** 1.86*** 2.62***
Chile 0.72 1.16 1.34
Cuba 0.66 2.30*** 1.34
Uruguay (referencia: México) 2.03*** 1.72*** 2.71***
Género = varón (referencia: mujer) 0.80 0.87 0.68**
Edad en años 0.97*** 0.99* 1.01
Educación ignorada 1.53 1.65 1.76
Primaria o menos (referencia: más de primaria) 1.08 0.99 1.03
Célibe 0.58 1.19 1.57
Más de una unión (referencia: sólo una unión) 2.00*** 1.15 1.89***
Total de hijos tenidosa 0.97 1.00 1.00
Número de hijos ignorado 0.39 0.88 1.67
Índice de artefactos 0.93** 1.01 0.92**
Número enfermedades crónicas 0.96 1.13*** 1.04
Número de ADV irrealizables 1.04 0.98 1.02
Vive solo 1.02 0.30*** 0.73
Cónyuge e hijos 1.12 1.24 0.86
Hijos, no cónyuge 1.25 3.67*** 2.96***
Otro (referencia: sólo cónyuge) 1.25 0.55*** 0.52***

a Incluye hijos biológicos e hijos adoptivos.

b Actividades del diario vivir.

*** Nivel de significancia p < .10.

*** Nivel de significancia p < .05.

*** Nivel de significancia p < .01.

FUENTE: Sabe.

Consideraciones finales

El análisis aquí realizado pone de manifiesto que en las siete ciudades latinoamericanas consideradas, la población en edad avanzada suele cambiar de arreglo residencial en proporciones importantes. El análisis descriptivo mostró que el sexo y la edad del adulto mayor son diferenciales que influyen fuertemente en la magnitud de la movilidad: los más viejos y las mujeres son los más propensos a cambiar su estructura familiar. Lo anterior marca diferencias entre países, y esto a su vez refleja de cierta manera, aunque no muy contundentemente, la etapa de la transición demográfica en que se encuentran las siete ciudades latinoamericanas.

Los cambios de estructura familiar sufridos por los adultos mayores entremezclan etapas del curso de vida de los individuos y sus familias, entre las cuales destacan la salida de los hijos del hogar por unión, y la transición a la viudez. Los adultos mayores que residen con sus hijos y sin su cónyuge presentan las mayores proporciones de cambio de arreglo familiar. En el mejor de los casos esto indicaría que los hijos aún están saliendo del hogar paterno, pero en otro escenario y debido a la ausencia del cónyuge, mostraría que la población mayor viuda o separada que reside con sus hijos carece de un arreglo familiar constante o permanente.

El cambio de arreglo residencial no conlleva necesariamente un cambio de vivienda física, lo que implica que no es siempre el adulto mayor quien se muda con otros (familiares o no), sino que es más propenso a permanecer en su vivienda. Asimismo las razones por las que estos adultos cambiaron de arreglo residencial reflejan que tales eventos ocurren más como una respuesta a etapas o fases en la vida familiar que a razones económicas.

El análisis multivariado mostró que una vez controladas ciertas variables sociodemográficas, económicas y de la salud del adulto mayor, permanecen las diferencias entre países. Así, los países más avanzados en su transición demográfica, como Cuba, Argentina y Uruguay, presentan mayor movilidad en los arreglos residenciales que los que no están tan adelantados, con la única excepción de Brasil, que siendo intermedio en la transición se asemeja más al primer grupo en cuanto a las transiciones residenciales de su población en edad avanzada. Por consiguiente, las diferencias entre países se pueden deber a los contextos institucionales y culturales en que viven los adultos mayores, más que a las distintas etapas de la transición demográfica en que se encuentran las siete ciudades analizadas.

Es importante recalcar que nuevamente el análisis multivariado arrojó como resultado que los adultos mayores que residen con sus hijos y sin cónyuge son los más propensos a cambiar de arreglo residencial, tanto dentro de su vivienda original como en una diferente. Tal resultado es digno de posteriores investigaciones, ya que da indicios de que si bien los hijos acogen a sus progenitores o se mudan con ellos para brindarles apoyo, la corresidencia de las generaciones dista de ser permanente.

La principal limitación de este análisis es que la información sobre cambios en arreglos residenciales se obtiene con preguntas retrospectivas. Esto causa problemas de selección si las personas que murieron en el transcurso de los cinco años tenían distintas propensiones a transitar hacia otras composiciones de hogar. Asimismo se produce un problema en los modelos estadísticos utilizados para el análisis debido a que algunas de las variables explicativas se refieren al momento de la encuesta y no a la situación vigente cinco años atrás (periodo de referencia para la pregunta sobre cambios en la composición del hogar); aunque es altamente probable que algunas de tales situaciones hayan permanecido sin cambio durante este periodo, los distintos momentos de las preguntas pueden generar dudas sobre las interpretaciones. Es evidente además que en el modelo multinomial sobre los tipos de hogares hacia los que se transita, las pruebas de hipótesis para los coeficientes de la ecuación tienen una baja potencia estadística debido sobre todo al tamaño reducido de la submuestra a la que le ocurren los cambios.

Por último, como en muchos análisis con datos empíricos, es probable que las estimaciones estén afectadas por el sesgo de variables omitidas, conocido también como el problema de identificación del modelo. Este problema es más palpable debido a que los coeficientes para el conjunto de variables dicotómicas de país mantuvieron similar magnitud pese a controlar por variables confusoras, ya que se esperaba que las diferencias por país se debieran a que las siete ciudades estaban en distintas etapas de la transición demográfica durante el siglo XX.

Aun en la presencia de tales limitaciones, este análisis deja espacio para sugerir la importancia de la cultura “regional” en Latinoamérica, toda vez que al controlar las variables sociodemográficas, de bienestar y de salud disponibles, los países aquí considerados presentan diferencias (aunque también algunas similitudes) respecto a las transiciones residenciales de los adultos mayores. Por ello sería aventurado asegurar que los países de América Latina y el Caribe forman un frente común en cuanto a su propensión a acoger al adulto mayor en el seno de las familias, en términos de la corresidencia intergeneracional.

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1Debido a una baja potencia de la prueba que surge por los pequeños tamaños de muestra.

2Por esta razón no presentamos ningún cuadro o gráfica con los cambios, dado que son nimios.

Anexo 1

América Latina (siete países). Coeficientes y razones de momios de la regresión logística para la probabilidad de cambiar de arreglo residencial en los últimos cinco años. 

Variables independientes Coeficiente E.E. Razón de momios
Argentina 0.593 0.123*** 1.81
Barbados -0.710 0.137*** 0.49
Brasil 0.648 0.109*** 1.91
Chile 0.202 0.128 1.22
Cuba 0.741 0.172*** 2.10
Uruguay (referencia: México) 0.606 0.118*** 1.83
Género = varón (referencia: mujer) -0.170 0.084** 0.84
Edad en años -0.003 0.005 1.00
Educación ignorada 0.508 0.406 1.66
Primaria o menos (referencia: más de primaria) -0.008 0.101 0.99
Célibe 0.269 0.234 1.31
Más de una unión (referencia: sólo una unión) 0.196 0.105* 1.22
Total de hijos tenidosa 0.001 0.016 1.00
Número de hijos ignorado 0.151 0.571 1.16
Índice de artefactos -0.007 0.023 0.99
Número de enfermedades crónicas 0.112 0.036*** 1.12
Número de ADVb irrealizables -0.014 0.017 0.99
Vive solo -0.926 0.170*** 0.40
Cónyuge e hijos 0.155 0.121 1.17
Hijos, no cónyuge 1.247 0.122*** 3.48
Otro (referencia: sólo cónyuge) -0.623 0.0117 0.54
Constante -1.493 0.427*** 0.22

a Incluye hijos biológicos e hijos adoptivos.

b Actividades del diario vivir.

*** Nivel de significancia p < .10.

*** Nivel de significancia p < .05.

*** Nivel de significancia p < .01.

FUENTE: Sabe.

ANEXO 2

América Latina (siete países). Razones de momios de la regresión logística multinomial sobre el tránsito a distintos tipos de hogares (referencia: no cambió de arreglo residencial) 

Variables independientes Vive solo Solo con su conyuge Conyuge e hijos Hijos no conyuge Otro
Argentina 1.67** 3.15*** 1.28 2.49*** 1.51**
Barbados 0.84 0.31*** 1.00 0.94 0.41**
Brasil 1.20 1.75* 1.92** 3.13** 2.16***
Chile 0.75 1.20 1.40 1.02 1.47**
Cuba 0.49** 0.86 1.92 1.89 4.70***
Uruguay (referencia: México) 1.93*** 1.47 1.32 1.61 2.02***
Género = varón (referencia: mujer) 0.63*** 1.49 1.73** 0.48 0.83
Edad en años 1.01 0.97* 0.89*** 1.02 1.00
Educación ignorada 1.26 0.01*** 0.71 1.68 2.22
Primaria o menos (referencia: más de primaria) 0.87 0.69 1.61 0.78 1.19
Célibe 0.83 0.00*** 0.00*** 0.000*** 1.53
Más de una unión (referencia: sólo una unión) 1.42* 1.68 1.23*** 1.07 1.10
Total de hijos tenidosa 0.89*** 0.96 0.00*** 1.12*** 1.02
Número de hijos ignorados 0.85 2.25 1.23 0.00*** 1.25
Índice de artefactos 0.84*** 1.08 1.31** 1.02 1.05
Número de enfermedades crónicas 1.10 1.35*** 0.96 1.00 1.08
Número de ADVb irrealizables 0.98 0.84*** 9.54*** 0.97 1.02
vive solo 1.00 7.04*** 0.13*** 0.63 0.88
Cónyuge e hijos 0.29*** 17.23*** 3.86*** 2.20*** 0.94
Hijos, no cónyuge 2.21*** 70.23 9.54*** 3.36*** 3.59***
Otro (referencia: sólo cónyuge) 0.35*** 4.12** 0.61 0.30*** 0.85

a Incluye hijos biológicos e hijos adoptivos.

b Actividades del diario vivir.

*** Nivel de significancia p < .10.

*** Nivel de significancia p < .05.

*** Nivel de significancia p < .01.

FUENTE: Sabe.

Recibido: 08 de Septiembre de 2005; Aprobado: 17 de Marzo de 2006

**

Este trabajo fue realizado con el financiamiento del National Institute of Health, Fogarty Centers, por medio del proyecto International Training in Population Health de la Universidad de Wisconsin, Madison (D43-TW001586)

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