Introducción
En los últimos años, el sector agrícola en México ha presentado cambios significativos en la superficie dedicada a cultivos tradicionales (maíz y frijol), principalmente en la agricultura de pequeña escala, debido a diversas razones como: los factores climáticos, el desgaste del uso del suelo, la falta de ingresos, desventajas competitivas por importaciones, entre otros (López & Hernández, 2016). Por tanto, las familias campesinas están introduciendo nuevos cultivos en asociación a los tradicionales, los cuales han permitido tener mejores opciones económicas y sostenibles (Ramírez, 2014). Jiménez (2013) plantea que la agricultura de pequeñas unidades rurales podría mejorarse con el impulso de los cultivos tradicionales y con cultivos que en los últimos años han presentado altos índices económicos para las familias. Uno de estos cultivos es la chía (Salvia hispanica L.), que en los últimos siete años ha reportado ingresos importantes en estados como Jalisco y Puebla, pudiendo representar una alternativa complementaria a los cultivos tradicionales de maíz y frijol para pequeños agricultores (Xingú et al., 2017).
En México, la chía se siembra principalmente en Jalisco y Puebla. En 2017 se cosecharon aproximadamente 5223.74 t a nivel nacional (Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera [SIAP], 2017a). El estado de Puebla ocupa el segundo lugar en producción nacional de chía, misma que se cultiva en más de 400 ha por año (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación [Sagarpa], 2013). Para 2013, la superficie total de chía reportada particularmente para los municipios de Atzitzihuacán y Tochimilco fue de 130.75 ha, una R B/C de 4.93 y un rendimiento promedio de 529 kg ha-1 (Muñoz et al., 2017).
Sánchez, Zagoya & Leal (2015) señalan que los productores de esta zona cuentan con un sistema de cultivos tradicionales, maíz, frijol y calabaza a los que han incorporado amaranto y chía. Este último es una opción que parece tener buenas perspectivas en el ámbito social y económico, principalmente para unidades de producción familiar (UPF) (Vera, 2012).
En la caracterización de la agricultura familiar son importantes la superficie del predio, la mano de obra familiar, la fuente de ingreso y la comercialización del producto (Acosta & Rodríguez, 2005). Un elemento estratégico de las UPF no es solo la capacidad de producción de alimentos o las tierras que proporcionan sustento a una familia, sino el empleo familiar que se da dentro de la dinámica socioeconómica de la población (Carmagnani, 2008; Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], 2013).
Dada la complejidad de la agricultura familiar, para su análisis se recomienda realizar tipologías con la finalidad de conocer los diferentes niveles que la caracterizan, tanto en productividad como en ingresos (Luna-Méndez et al., 2013). Las tipologías de productores en sistema familiar realizadas recientemente retoman dos perspectivas teóricas: la económica y la sociológica. El mayor número de variables son económicas porque “muestran mayor variación que los factores socioculturales” (Bidogeza, Berentsen, de Graaff & Oude Lansink, 2009; Righi, Pacini, Dogliotti, Aguerre & Rossing, 2009), pero también se utilizan variables sociales. Entre las tipologías de productores en agricultura familiar de América Latina se encuentran la de Shejtman (Comisión Económica para América Latina [CEPAL], 1982), la de Echenique (2006) y la de FAO (2012), siendo esta última la que se utilizó para esta investigación.
De acuerdo con la clasificación de la FAO (2012), en México se identifican mayormente tres estratos (E1, E2 y E3). El primero agrupa a las unidades económicas rurales (UER) de tipo familiar de subsistencia, el segundo a las de tipo familiar de subsistencia con vinculación al mercado y el tercero al grupo de unidades en transición. Estos tres estratos son los que conforman el segmento de agricultura familiar en México, los cuales representan el 81.3% de las UER existentes en el país, estimadas entre 5.3 millones y 5.4 millones (FAO & Sagarpa, 2014).
En México, la pequeña unidad de producción es predominante, se reportan 4 069 938 unidades de producción familiar (UPF) con actividad agropecuaria o forestal, 70% son menores o iguales a 5.0 ha y generan 40% de la producción agropecuaria nacional (Robles, 2013). En el país, el 70% del sector agrícola son pequeños productores que pertenecen a algún estrato de las UER, con limitadas extensiones de tierra, ingresos bajos y productores que no pueden acceder a un mejor nivel de vida (FAO, 2012).
No obstante, diversos estudios (Ayala-Garay et al., 2014; Cruz, Ocampo, Juárez, Argumedo & Castañeda, 2018; Jiménez, 2013; Muñoz et al., 2017; Sánchez-Olarte, Argumedo-Macías, Álvarez-Gaxiola, Méndez-Espinoza & Ortiz-Espejel, 2016; Sagarpa, 2014; Steffen & Echánove, 2003; Vera, 2012; Xingú et al., 2017) han demostrado que la incorporación de cultivos que se consideran de nueva introducción en las distintas regiones de México, y diferentes a los tradicionales (maíz y frijol), están mejorando significativamente los ingresos de los productores con pequeñas unidades de producción.
Ante los escasos recursos de las familias campesinas, se ven forzados a buscar cultivos más rentables con el objetivo de mejorar sus ingresos. Uno de estos cultivos es la chía (Salvia hispanica L.), que hasta antes del año de estudio (2014) mostró un incremento en su precio, resultando estratégico económicamente para las unidades familiares campesinas. Sin embargo, en chía no existen trabajos que muestren las aportaciones económicas en función a la cantidad de tierra disponible por cada unidad familiar y mostrar que genera más ingresos que otros cultivos.
Con base en lo anterior, se planteó como objetivo caracterizar social y económicamente las unidades de producción familiar y determinar la importancia del cultivo de chía (Salvia hispanica L.) en los municipios de Atzitzihuacán y Tochimilco, Puebla, México. La hipótesis es que la chía es el cultivo con mayor aportación económica a las unidades familiares, en relación con los demás cultivos que siembra el productor en su unidad de producción.
Materiales y Métodos
El estudio se realizó en los municipios de Atzitzihuacán y Tochimilco, Puebla, México, localizados en la parte centro oeste del estado de Puebla. Se ubican en una zona de transición, entre los climas templados y cálidos del Valle de Atlixco, a los templados del Valle de Puebla; su altitud oscila entre los 1900 m snm y 2100 m snm (Figura 1). Para 2016, para Atzitzihuacán se reportó una población de 12 230 habitantes y para Tochimilco, 17 956 (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2016). Para ambos municipios su principal actividad económica es la agrícola, y alrededor del 40% de la producción se consume localmente, los excedentes son comercializados en los tianguis locales y regionales (Ayuntamiento de Atzitzihuacán, 2015; Ayuntamiento de Tochimilco, 2015).
Se seleccionaron nueve comunidades, cinco de Atzitzihuacán (Santiago Atzitzihuacán, San Juan Amecac, San Mateo Coatepec, San Francisco Xochiteopan y San Pedro Ixhuatepec) y cuatro de Tochimilco (Tochimilco, La Magdalena Yancuitlalpan, San Lucas Tulcingo y Santiago Tochimizolco).
Técnicas de investigación
Para conocer las características socioeconómicas de los productores de chía y la importancia de este cultivo, se aplicó la encuesta estructurada que se emplea en diversas disciplinas, tanto sociales como en otras áreas para realizar estudios de carácter exploratorio, ya que permite captar información abundante y básica sobre un problema (Rojas, 2002). La encuesta consideró una muestra representativa de 101 productores a los que se aplicó un cuestionario para registrar las características socioeconómicas de las familias, la tecnología y los costos de producción de los diversos cultivos. El cuestionario se aplicó durante abril y mayo de 2014.
La población objetivo fueron los productores que en su sistema de producción figura el cultivo de chía. Se tomaron datos del ciclo agrícola P-V 2013. Para calcular el tamaño de muestra se utilizó el muestreo simple aleatorio mediante la siguiente ecuación (Myers, 1966):
donde N = Tamaño de la población (N = 150 productores), Z2 = Confiabilidad (1.96), S2n = Varianza (1.81), d2 = Nivel de precisión deseado (0.15), n = tamaño de muestra (101). Los 101 productores entrevistados fueron elegidos en forma aleatoria, y se distribuyeron 51 en Atzitzihuacán y 50 en Tochimilco.
Estratificación
Tomando como base la clasificación de la FAO (2012), misma que considera rangos de superficie, se identificaron los integrantes de cada uno de los estratos que reporta dicha fuente para el caso de agricultura de temporal: a) E1 Agricultura Familiar de Subsistencia (AFS), conformado por productores cuya superficie es entre 0.1 ha a 2.3 ha; b) E2 Agricultura Familiar con Vinculación al Mercado (AFVM), superficies que van de 2.4 ha a 4.5 ha; y c) E3 Agricultura Familiar en Transición (AFT), con límites de superficie de 4.6 ha a 9.3 ha. Con ello se logró tipificar a los productores de chía.
Conformados los estratos, se estimaron para cada uno de los indicadores económicos como producción, rendimientos, costos e ingresos medios y relación beneficio-costo. Se tomó como ingreso el valor de la producción y los costos se estimaron a precios de mercado; es decir, los que declararon los productores al ser entrevistados, referidos a semilla, productos agroquímicos (fertilizantes e insecticidas), mano de obra (jornales), abono y renta de maquinaria.
La información se organizó en hojas de cálculo de Microsoft Excel versión 2013 y los datos se analizaron con el programa IBM Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 19.0 (Nie, Dale & Hull, 1968). Los datos se agruparon en los estratos (AFS, AFVM y AFT) según la clasificación de la FAO (2012), estratificando de acuerdo con la superficie. Para los tres estratos se analizaron variables sociales y económicas con medidas de tendencia central.
Resultados y Discusión
Características sociales de los productores
En la muestra de productores entrevistados (101) (Tabla 1) se aprecia que predominan los hombres (85.15%); a pesar de ello, las mujeres también tienen una participación (14.85%), generalmente esta intervención se ve mayormente (34.5%) en el estrato de AFS y, en la medida que aumenta la superficie de los estratos, es menor la tendencia de la participación de las mujeres (AFVM, 7.5% y AFT, 5.3%). La unidad de producción es donde la familia proporciona la mayor parte de la fuerza de trabajo (Van der Ploeg, 2014), donde la mujer juega un papel muy importante; sin embargo, en este estudio se observa que entre mayor es la superficie, menor es la participación de la mujer. En algunas ocasiones, las mujeres tienden a participar en menor medida, debido a que, al incrementar la superficie de las unidades de producción, tienen la posibilidad de incrementar ingresos y, con ello, permanecer en las labores del hogar, al cuidado de los hijos y ayudar en la crianza de animales de traspatio (CEPAL, 2011).
Datos del productor | E1 (AFS)* | E2 (AFVM)** | E3 (AFT)*** | Total |
Sexo: % en cada estrato | ||||
Femenino | 34.5 | 7.5 | 5.3 | 14.85 |
Masculino | 65.5 | 92.5 | 94.7 | 85.15 |
Edad: % en cada estrato | ||||
<30 años | 10.3 | 7.5 | 10.5 | 8.92 |
30-60 años | 75.9 | 54.7 | 52.7 | 60.39 |
>60 años | 13.8 | 37.8 | 36.8 | 30.69 |
Edad promedio (años) | 47.48 | 56.32 | 52.32 | 52.04 |
Escolaridad | ||||
Asistieron a la escuela (%) | 100.0 | 88.7 | 87.5 | 92.08 |
No asistieron a la escuela (%) | 0.0 | 11.3 | 12.5 | 7.92 |
Prom. Integrantes familia Hijos hombres | 2.26 | 3.20 | 3.00 | 2.69 |
Hijas mujeres | 2.00 | 2.18 | 2.72 | 2.08 |
Total de hijos/hijas | 4.26 | 5.39 | 5.72 | 2.39 |
*AFS (Agricultura Familiar de Subsistencia); (0.1 ha-2.3 ha).
**AFVM (Agricultura Familiar con Vinculación al Mercado); (2.4 ha-4.5 ha).
***AFT (Agricultura Familiar en Transición); (4.6 ha-9.3 ha).
Fuente: Elaboración propia con datos de campo, ciclo agrícola PV-2013.
La edad promedio de los productores fue de 52.04 años; son pocos con edad menor a 30 años, representando solo el 8.92%, y la mayoría en promedio son de edad adulta: 60.39% tienen entre 30 y 60 años y 30.69% son mayores a 60 años. La mayor parte de los productores (92.5%) del rango entre 30 y 60 años se ubican en el estrato de AFVM, con edad promedio de 56.32 años. De acuerdo con Ayala-Garay, González-González & Limón-Ortega (2016), en la región centro de México, los productores tienen entre 48 y 52 años, muy cercano a lo encontrado en el estudio. El 92.08% acudió a la escuela y cursaron algún grado de educación primaria (en promedio segundo grado). En el estrato de AFS todos tuvieron acceso a educación primaria (asistieron en algún grado). Según Vargas, García, Sánchez & Castro (2000), en Puebla, en la agricultura de pequeña escala los productores tienen un bajo nivel educativo, regularmente entre uno y cuatro años de educación primaria. Las familias tienen en promedio entre cuatro y cinco hijos, indicando ser familias numerosas; existe una tendencia a un mayor número de hijos en la medida en que aumenta la superficie en cada estrato. Al respecto, Ramírez (2003) señala que, en el Valle de Puebla, productores de pequeñas unidades familiares en promedio cuentan con 4.9 hijos por familia, siendo similar a lo encontrado. De acuerdo con la estratificación, la AFVM posee un número mayor de hijos hombres (3.2) y el total de hijos(as) es mayor (5.7) en la AFT.
Para conocer si existen diferencias significativas entre estratos de productores respecto a las características sociales, se realizó una comparación de grupos para datos independientes, utilizando la prueba no paramétrica de Kruskall-Wallis, con un intervalo de confianza de 95%. El análisis mostró los resultados siguientes: sexo (p > 0.05), edad promedio total (p > 0.05), escolaridad (asistencia a la escuela) (p > 0.05) y total de hijos (p > 0.05). La decisión fue: si p > 0.05, no se rechaza la hipótesis Ho: No existen diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de los tres estratos. Los resultados muestran que no existen diferencias significativas entre los grupos de las variables entre la superficie (estratos AFS, AFVM y AFT) y las variables sociales (sexo, edad, escolaridad y total de hijos).
Actividades agrícolas
En ambos municipios, el sistema de producción es diverso en cuanto a su composición por especie; generalmente producen: durazno (Prunus persica), aguacate (Persea americana), cacahuate (Arachys hypogaea), amaranto (Amaranthus hypochondriacus L.), maíz (Zea mays), sorgo (Sorghum bicolor L. Moench), frijol (Phaseolus vulgaris), chía (Salvia hispanica L.), chile (Capsicum spp.), calabaza (Cucurbita sp.), hortalizas, entre otros.
Según Osorio-García, López-Sánchez, Ramírez-Valverde, Gil-Muñoz & Gutiérrez-Rángel (2015), en el Valle de Puebla, las pequeñas unidades de producción rural se caracterizan por producir en pequeña escala cultivos tradicionales como maíz y frijol. Se estima que, en promedio, cada productor maneja simultáneamente entre tres y siete especies, distribuidas en diferentes predios (Ramírez, 2003). En el municipio de Tochimilco cada unidad de producción maneja entre 18 y 20 especies (Cruz et al., 2018). Los productores que constituyeron la muestra en los municipios de estudio sembraron en total 333.05 ha en 415 predios, lo que en promedio significa que cada uno manejó 3.3 ha y el tamaño del predio fue de 0.80 ha. Estos datos indican que se trata de una agricultura familiar, minifundista y de baja escala. En la Tabla 2 se observa que los estratos de AFVM y AFT son los que tuvieron una mayor superficie (3.21 ha y 5.91 ha, respectivamente) y con predios de mayor tamaño (0.79 ha y 1.32 ha, respectivamente).
Concepto | E1 AFS* | E2 AFVM** | E3 AFT*** | Total |
Superficie total (ha) | 50.3 | 170.5 | 112.25 | 333.05 |
Nº de productores | 29 | 53 | 19 | 101 |
Nº total de predios | 114 | 216 | 85 | 415 |
Sup. Por productor | 1.73 | 3.21 | 5.91 | 3.29 |
Sup. por predio | 0.44 | 0.79 | 1.32 | 0.80 |
*AFS (Agricultura Familiar de Subsistencia); (0.1 ha-2.3 ha).
**AFVM (Agricultura Familiar con Vinculación al Mercado); (2.4 ha-4.5 ha).
***AFT (Agricultura Familiar en Transición); (4.6 ha-9.3 ha).
Fuente: Elaboración propia con datos de campo, ciclo agrícola PV-2013.
La mayor cantidad de productores se localiza en el estrato de AFVM, el cual sugiere que este estrato tiene mejores oportunidades. La unidad de explotación familiar es en promedio de 3.29 ha, y en promedio tuvieron cuatro predios por productor. Al respecto, Artís (1997) menciona que Puebla es uno de los estados con minifundio extremo, puesto que la superficie promedio de los productores es menor de 5.0 ha. De acuerdo con Ávila, Castañeda, Massieu, Noreiro & González (2014) son características típicas de una agricultura campesina, en donde se producen en condiciones de temporal, con superficie mayor a 2.0 ha, pero menor a 10.0 ha; utilizan mano de obra familiar y tecnología tradicional y siembran cultivos tradicionales.
Resultados económicos de la actividad agrícola
En relación con los resultados económicos del ciclo agrícola P-V 2013, se estimaron: a) su ingreso agrícola total; b) la aportación de cada cultivo al ingreso neto, así como la importancia relativa de la chía en este concepto; y c) el comportamiento general que tuvieron los cultivos en función de su producción, costos, ingresos y beneficios.
En la Tabla 3 se observa que la AFT obtuvo los mayores ingresos netos derivados de la actividad agrícola ($116 345.00), resultado lógico por la mayor cantidad de recursos que poseen, principalmente tierra cultivable. El promedio fue de $61 864.46 por productor, el cual se considera admisible para este tipo de agricultura, bajo el criterio que es suficiente para la manutención de una familia promedio de cinco integrantes característica de la zona de estudio. Este ingreso neto promedio es equivalente a dos salarios mínimos anuales vigentes antes del aumento registrado a finales de 2018 ($71.62 diarios).
Estrato (ha) | Rango ($ pesos M/n) | Ingreso Neto |
Frecuencia (número de productores) |
% |
E1 | Menos de 10 000 | 3392.50 | 6 | 5.94 |
(AFS)* | 10 001-20 000 | 13 888.00 | 5 | 4.95 |
20 001-30 000 | 25 955.00 | 2 | 1.98 | |
30 001-40 000 | 34 043.33 | 6 | 5.94 | |
40 001-50 000 | 47 763.33 | 3 | 2.97 | |
Más de 50 000 | 64 560.57 | 7 | 6.93 | |
Total | 32 454.45 | 29 | 28.71 | |
E2 | Menos de 10 000 | 4480.00 | 1 | 0.99 |
(AFVM)** | 10 001-20 000 | 16 389.67 | 3 | 2.97 |
20 001-30 000 | 25 420.67 | 6 | 5.94 | |
30 001-40 000 | 34 918.63 | 8 | 7.92 | |
40 001-50 000 | 44 798.75 | 4 | 3.96 | |
Más de 50 000 | 78 447.06 | 31 | 30.70 | |
Total | 58 425.96 | 53 | 52.48 | |
E3 | Menos de 10 000 | 0 | 0 | 0 |
(AFT)*** | 10 001-20 000 | 0 | 0 | 0 |
20 001-30 000 | 0 | 0 | 0 | |
30 001-40 000 | 35 695.00 | 1 | 0.99 | |
40 001-50 000 | 47 865.00 | 1 | 0.99 | |
Más de 50 000 | 125 117.35 | 17 | 16.83 | |
Total | 116 345.00 | 19 | 18.81 | |
Total | 101 | 100 |
*AFS (Agricultura Familiar de Subsistencia); (0.1 ha-2.3 ha).
**AFVM (Agricultura Familiar con Vinculación al Mercado); (2.4 ha-4.5 ha).
***AFT (Agricultura Familiar en Transición); (4.6 ha-9.3 ha).
Fuente: Elaboración propia a partir de información de campo, 2013.
Es notable señalar que más de la mitad de los productores (54.5%) de los tres estratos obtuvieron ingresos mayores a $50 000.00 y, en el otro extremo, solo 14.9% de ellos obtuvieron menos de $20 000.00, la mayoría pertenecen al estrato AFS. De acuerdo con Robles (2013), en el estado de Puebla, los pequeños productores que cuentan con unidades de producción menores a 5.0 ha obtienen anualmente ingresos agrícolas menores a $50 000.00, siendo una cantidad insuficiente para el sustento familiar. Esto coincide con lo expuesto por Yúnez, Cisneros & Meza (2013), quienes afirman que en México la agricultura familiar que produce cultivos tradicionales tiene un ingreso bruto anual menor a los $50 000.00.
Cabe mencionar que en el 2014 el ingreso neto generado por la chía disminuyó significativamente en relación con 2013, año en que se estimó en $42 673.00 por tonelada. Esta caída se estima en poco más del 50% ocasionada por la disminución en los precios; sin embargo, aun en estas condiciones la actividad sigue siendo rentable (Sagarpa, 2014). La misma institución reportó que en los municipios de Acatzingo, Tochimilco, Tepemaxalco y Atzitzihuacán, para el ciclo agrícola P-V 2013 y P-V 2014, se reportaron precios promedios de $65.00 kg. Para finales de 2014 en el estado de Puebla los precios comenzaron a disminuir, pero el descenso en los precios fue mayor de 2015 a 2017 reportando precios promedio entre los $20.00 kg a $25.00 kg (SIAP, 2017b). Según Piñon, Zagoya & Aguilar (2015), en el Valle de Atlixco los ingresos netos percibidos por los pequeños productores con UER de subsistencia son mínimos, es decir, por debajo de los $35 000.00 anuales.
La contribución de cada cultivo a los ingresos de los productores para el ciclo agrícola P-V 2013 mostró los siguientes resultados (Tabla 4): de los cultivos tradicionales maíz y frijol, solo el segundo presentó ingreso positivo; en tanto, maíz, siendo el cultivo básico en la alimentación, se produce con ligeras pérdidas, desde el punto de vista económico. Aun en esta situación, los productores continuarán sembrando debido al rol social que juega el cultivo, pues representa la seguridad alimentaria de la familia campesina. Respecto a la chía, en el estrato de AFS, presenta una aportación relativa mayor ($30 207.02), en relación con los estratos AFVM ($9670.40) y AFT ($2796.04), debido a que en este estrato existe una distribución más proporcional entre los cultivos. En el estrato AFVM, el aporte de chía aumenta y disminuye la aportación de amaranto y, finalmente, en el estrato de AFT el total lo aporta la chía, por tratarse de un estrato más comercial donde predominan las actividades que generan ingreso. La diferenciación en ingresos se debe exclusivamente a superficie; es decir, a mayor superficie mayor ingreso. Para toda la muestra, el ingreso promedio neto total fue de $61 760.89 por familia, cantidad que satisface las necesidades en este tipo de agricultura.
Estrato (ha) | Cultivo | Aportación promedio ($) al ingreso agrícola |
% |
E1 (AFS)* | Chía | 30 207.02 | 62.92 |
Amaranto | 18 583.51 | 38.71 | |
Maíz | -2729.89 | -5.69 | |
Sorgo | -524.85 | -1.09 | |
Frijol | 2574.60 | 5.36 | |
Chile | -21.88 | -0.04 | |
Calabaza | -81.68 | -0.17 | |
Total | 48 006.83 | 100 | |
E2 (AFVM)** | Chía | 9670.40 | 88.25 |
Amaranto | 1287.62 | 11.75 | |
Maíz | 0.00 | 0 | |
Sorgo | 0.00 | 0 | |
Frijol | 0.00 | 0 | |
Chile | 0.00 | 0 | |
Calabaza | 0.00 | 0 | |
Total | 10 958.02 | 100 | |
E3 (AFT)*** | Chía | 2796.04 | 100 |
Amaranto | 0.00 | 0 | |
Maíz | 0.00 | 0 | |
Sorgo | 0.00 | 0 | |
Frijol | 0.00 | 0 | |
Chile | 0.00 | 0 | |
Calabaza | 0.00 | 0 | |
Total | 2796.04 | 100 | |
Total | Chía | 42 673.46 | 69.09 |
Amaranto | 19 871.14 | 32.17 | |
Maíz | -2729.89 | -4.42 | |
Sorgo | -524.85 | -0.85 | |
Frijol | 2574.60 | 4.17 | |
Chile | -21.88 | -0.03 | |
Calabaza | -81.68 | -0.13 | |
61 760.89 | 100 |
*AFS (Agricultura Familiar de Subsistencia); (0.1 ha-2.3 ha)
**AFVM (Agricultura Familiar con Vinculación al Mercado); (2.4 ha-4.5 ha)
***AFT (Agricultura Familiar en Transición); (4.6 ha-9.3 ha).
Fuente: Elaboración propia a partir de información de campo, 2013.
Conociendo la aportación de los cultivos, con la finalidad de indagar otros aspectos productivos y económicos, se calcularon los costos, ingresos y beneficios por cultivo y por estrato, así como superficie y número de predios (Tabla 5).
Promedio total de los cultivos de los productores | E1 (AFS)* |
E2 (AFVM)** |
E3 (AFT)*** |
Promedio |
Valor total de la producción | 53 228.62 | 90 652.15 | 166 415.26 | 94 159.25 |
Costos totales de producción | 20 774.17 | 32 423.55 | 50 070.26 | 32 398.36 |
Ganancia total neta | 32 454.45 | 58 228.60 | 116 345.00 | 61 760.89 |
Sup./productor (ha) | 1.73 | 3.22 | 5.91 | 3.30 |
Relación B/C | 2.56 | 2.79 | 3.32 | 2.90 |
Ingreso neto ha-1 | 18 759.17 | 18 083.00 | 19 686.42 | 18 715.06 |
Nº de productores % | 28.71 | 52.48 | 18.81 | 100 |
*AFS (Agricultura Familiar de Subsistencia); (0.1 ha-2.3 ha).
**AFVM (Agricultura Familiar con Vinculación al Mercado); (2.4 ha-4.5 ha).
***AFT (Agricultura Familiar en Transición); (4.6 ha-9.3 ha).
Fuente: Elaboración propia a partir de información de campo, 2013.
El valor de la producción (VP), estimado por la sumatoria del volumen producido multiplicado por su precio, aumenta constantemente desde el estrato AFS hasta AFT, lo que se explica por el tamaño de explotación familiar. Lo mismo ocurre, por la misma razón, con los otros conceptos estimados. Los índices de rentabilidad (relación beneficio/costo) de los diferentes estratos es muy parecida al promedio (2.90), aunque destaca nuevamente el estrato AFT (3.32), mientras que el ingreso neto de los estratos por unidad de superficie es prácticamente igual al promedio general, lo que indica niveles de eficiencia económica parecida entre estratos; es decir, independientemente del estrato en que se ubica, un productor busca maximizar el producto de sus escasos recursos.
Caracterización económica de la chía
Para el ciclo P-V 2013 los integrantes de la muestra produjeron 69 125 kg de chía, casi exclusivamente para la venta; el rendimiento promedio fue de 521 kg ha-1. El consumo interno es limitado; en promedio cada familia llega a consumir 7 kg anuales, de los cuales incluyen 3 kilogramos destinados para semilla. De acuerdo con Sagarpa & INIFAP (2015), para semilla se destinan 4 kg para siembra manual, similar a lo encontrado.
De acuerdo con Muñoz et al. (2017) en los municipios de Atzitzihuacán y Tochimilco, en términos económicos, el cultivo de chía tuvo un impacto importante. En este estudio, para el ciclo agrícola P-V 2013 los resultados fueron positivos. Se encontró un costo de producción (CP) por hectárea promedio de $7191.00; el valor de la producción (VP) fue de $30 541.00; consecuentemente, la utilidad media por unidad de superficie fue de $24 350.00 y con una relación beneficio/costo (R B/C) de 4.93. El segundo cultivo con resultados positivos fue el amaranto con una R B/C de 3.52. Vera (2012) menciona que, en Atzitzihuacán, los CP de chía oscilan en $10 500.00 por ha, con utilidad de $25 000.00 por ha y R B/C de 3.25. La Sagarpa (2014) registró en Puebla un CP de $11 370.00 por ha, rendimientos de 600 kg ha-1, utilidad de $27 630.00 y una R B/C de 3.43.
Dada la importancia económica de la chía en términos de su contribución al ingreso agrícola total, se planteó estimar por separado los aspectos económicos de este cultivo, mismos que se presentan en la Tabla 6. Se encontró que la AFT tiene los mayores indicadores económicos en cuanto a ingresos y ganancias netas; sin embargo, la AFVM y la AFS presentan mejores niveles de rentabilidad. Es importante considerar la cuestión de escala, pues aun cuando haya mayor rentabilidad en un determinado estrato, si la escala de producción es muy pequeña, no es lo deseable. Además, se debe tomar en cuenta que el número de productores que se ubican en el estrato de AFT, es mínima (solo dos casos con chía). La AFS resultó con el ingreso medio más alto y una R B/C menor que la AFVM, pero mayor que la AFT. Dentro de la escala de AFVM, solo se encuentran nueve productores de chía. A pesar que en el estrato de AFS se ubicó la mayor cantidad de productores (noventa) con superficie solo de chía, resultó con índices más bajos en la mayoría de sus indicadores por la superficie disponible que en escala es menor a 2.3 ha, imposibilitando que tengan la oportunidad de generar mayores ingresos.
Promedio de la actividad agrícola total obtenida solo del cultivo de chía ciclo PV-2013 por productor | E1 (AFS)* |
E2 (AFVM)** |
E3 (AFT)*** |
Promedio |
Valor de producción ($ ha) | 42 709.44 | 132 777.78 | 183 500.00 | 53 523.27 |
Costo de producción ($ ha) | 8810.45 | 24 254.44 | 42 300.00 | 10 849.81 |
Ganancia neta total ($ ha) | 33 898.99 | 108 523.33 | 141 200.00 | 42 673.45 |
Producción total (t) | 524.72 | 1861.11 | 2575.00 | 684.40 |
Ingreso medio total ha ($) | 81.66 | 74.44 | 70.00 | 80.79 |
Relación total B/C | 4.95 | 5.86 | 4.29 | 5.02 |
Superficie total (ha) | 1.01 | 3.16 | 5.50 | 1.30 |
Rendimiento total (kg ha-1) | 517.00 | 575.00 | 478.00 | 521.00 |
Nº de predios | 1.72 | 1.89 | 2.50 | 1.75 |
*AFS (Agricultura Familiar de Subsistencia); (0.1 ha-2.3 ha).
**AFVM (Agricultura Familiar con Vinculación al Mercado); (2.4 ha-4.5 ha).
***AFT (Agricultura Familiar en Transición); (4.6 ha-9.3 ha).
Fuente: Elaboración propia a partir de información de campo, 2013.
Conclusiones
Con base en la estratificación de las unidades de producción, la AFT es la más eficiente en cuanto al uso de los recursos en relación a los otros estratos, considerando que generó el mayor ingreso neto por hectárea ($19 686.42) y obtuvo la mayor R B/C, 3.32 de la actividad agrícola.
El estrato de AFS, el que menos tierra tiene, presentó una mayor diversidad de cultivos, lo que indica una mayor preocupación por asegurar principalmente maíz y frijol, base de la alimentación familiar, en tanto, los dos estratos restantes van más orientados a cultivos que generan mayor ingreso. Aun así, la eficiencia (R B/C e ingreso neto) medida por unidad de superficie para el conjunto de actividades agrícolas no es muy diferente entre estratos. Lo anterior puede significar que quienes tienen menos tierra hacen un uso de este recurso más racional, desde el punto de vista social y económico (alimentación e ingreso).
Por otro lado, se confirmó que el cultivo de la chía es el que mayor aportación hace al ingreso familiar agrícola, con promedio de 69.09%, representando para ese ciclo el cultivo con mejores aportaciones económicas para los productores de pequeñas unidades de producción. Si bien, la producción de chía es importante en los tres estratos, el de AFVM presentó la mejor R B/C, 5.86, y el mejor rendimiento, 575 kg ha-1. Aun cuando actualmente las condiciones de precio se han deteriorado significativamente, la producción de chía sigue siendo alternativa para este tipo de productores. Con estos resultados se acepta la hipótesis planteada, referente a que la chía es la que más aportación económica hace a las unidades familiares.