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Papeles de población

On-line version ISSN 2448-7147Print version ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.11 n.44 Toluca Apr./Jun. 2005

 

Escenarios de retorno de los emigrantes jubilados de la provincia de Jaén, España

 

Return sceneries of the retired migrants of the Jaén Province, Spain

 

Carmen Egea Jiménez y Vicente Rodríguez Rodríguez

 

Universidad de Granada/Consejo Superior de Investigaciones Científicas, España

 

Resumen

Uno de los objetivos de la investigación científica consiste en definir tipologías que muestren de una forma organizada los datos y que den a conocer con detalle las características de un fenómeno y su complejidad, lo que muchas veces se consigue de forma natural. Este es el caso de la migración de retorno y de la tipología que se establece aquí, producto de un estudio más amplio denominado Trayectorias de vida de los emigrantes jubilados de la provincia de Jaén. Determinantes y expectativas de retorno. Los diferentes tipos de retorno, en realidad, constituyen "escenarios" conformados por un conjunto de aspectos y circunstancias (personales y no personales), por medio de los cuales los emigrados toman la decisión de regresar. Esta pluralidad de circunstancias dificulta el ejercicio de discernir cuál de ellas actúa como determinante en la decisión del regreso.

Palabras clave: migración, migración de retorno, trayectorias de vida, emigrantes jubilados, provincia de Jaén, España.

 

Abstract

Return migration scenarios of retired migrants from the province of Jaen, Spain. One of the aims of social research is to create typologies in order to organize phenomena and analyze their complexity, which is commonly got through a 'natural' depiction of data. This is the case of the return migration and of the typology established here, as a result of a wide analysis on Life course of the retired emigrants of the province of Jaen. Factors and expectations of return. The different types of return described act as 'scenarios' shaped by a set of individual, family and social aspects and circumstances, leading the emigrants to take the decision to return. Sometimes it is not been sufficiently decisive to discern which aspect of them acts as a close factor in the decision of the return; in other cases, there is only one to trigger it.

Key words: migration, return migration, life course trajectories, retired emigrants, provincia de Jaén, Spain.

 

Introducción

La emigración española ha jugado, desde diferentes puntos de vista, un papel muy importante en la historia de la población española, pues ha actuado como válvula de escape de la población cuando el aparato gubernamental y las fuerzas económicas no han sabido encontrar a muchos españoles un lugar en el desarrollo del país, al tiempo que ha canalizando importantes recursos económicos en forma de divisas y de remesas enviadas por los emigrantes a sus familiares o traídas por ellos mismos cuando la emigración ha sido temporal. Pero la emigración no suele ser unidireccional y el ciclo migratorio puede no terminar en el lugar de destino, sino convertirse en un modelo de movilidad (Checa et al., 2002). El regreso existe no sólo en un sentido real1 en el caso de los que vuelven de alguna manera, sino también aparece como una posibilidad en la mente de los que siguen siendo emigrantes,2 lo que se denomina el 'mito del retorno' (Pascual, 1993) o la dificultad por identificar la dirección en la que seguirán una vez que están en la emigración (Bolzman et al., 1993; Serra, 2000: Schaeffer, 2001). Esto es así porque son muchos los casos en que la emigración se plantea como una estancia breve para ganar dinero extraordinario y resolver urgencias económicas limitadas, es decir, la idea del regreso forma parte del proyecto migratorio desde el momento de la salida. No obstante, algunos estudios demuestran que la realidad existente en el lugar de llegada ofrece oportunidades de desarrollo que superan las expectativas originales, por lo que con frecuencia los emigrados prolongan su estancia fuera de su lugar de origen más tiempo que el previsto inicialmente, e incluso de por vida.

No son pocos los intentos de enmarcar el retorno en ámbitos de investigación generales (Álvarez e Izquierdo, 1997; Egea et al., 2002), ya sea en valoraciones generales sobre la movilidad de la población (Cerase, 1974; Castillo, 1997; Martínez, 1999), o en el marco de la población mayor que se mueve por razones extraeconómicas (Dwyer, 2000; King, 2002; Warnes, 2003; Durand, 2005). Sin embargo, el retorno cede siempre ante la pujanza que los nuevos movimientos migratorios adquieren en los medios de comunicación y en los catálogos de problemas sociales actuales.

A pesar de la escasa atención que se le ha prestado a la corriente del retorno en el mundo científico y fuera de él, no deja de ser ésta un flujo importante, tanto por su abultado volumen y su presencia en los medios de comunicación, como por el hecho de que la actual corriente de retorno comporta más perfiles demográficos de los que en su momento tuvo la emigración de la cual procede (Rodríguez et al., 2002). A la postre, la decisión de regresar consumada por muchos emigrantes implica afrontar una nueva migración, tan compleja o más que la que en su momento supuso la primera, más aún cuando se trata de la vuelta de antiguos emigrantes, personas jubiladas, o cercanas a la edad de jubilación, que han permanecido en la emigración una importante parte de su vida esperando a tener la oportunidad del regreso, y que ahora tienen que tomar esa decisión tras una larga trayectoria fuera de su lugar de origen. Su familia se ha transformado y ampliado, se han hecho nuevos amigos, se han adquirido en mayor o menor medida otras costumbres, al tiempo que se ha ido transformado el lugar de partida. De esta manera, las motivaciones para retornar ahora tienen una significación destacada (Callea, 1986; Lillo, 2000) y, entre ellas, la familia aparece como un elemento de referencia fundamental a la hora de tomar la decisión (Dumon, 1986; Recaño, 1999; Ruiz, 2001; Bolzman et al., 2001).

Así, el conocimiento de esta corriente, no sólo en el caso de los que han retornado, como es el objetivo de esta investigación, sino también en el de los que no lo han hecho, supone conocer la vuelta de la emigración; en otras palabras, las características y circunstancias del regreso de muchas personas que con su emigración han formado parte importante de la historia reciente de la población española. Por no hablar de las características y circunstancias de los que desean regresar y de ninguna forma pueden afrontar este regreso o de los que, después de haber regresado, se encuentran con problemas generales de integración (Arawolo, 2000) o de exclusión social (Fernández, 2000).

Como se decía anteriormente, la atención prestada al fenómeno es menor en comparación con la importancia, no por ello no merecida, que se dan a otros fenómenos migratorios actuales. En este sentido, tampoco ayuda el concepto de retorno que maneja la administración, al ser en cierta medida excluyente en el sentido de considerar como persona retornada a la que ha sido emigrante fuera de España, no considerándose (o mejor, no valorándose) los que emigraron en las mismas condiciones y por los mismos motivos a Barcelona, Madrid, País Vasco, etc. Tampoco la información estadística es lo suficientemente consistente como para que los investigadores se hayan sentido necesitados de su análisis (Rodríguez et al., 2002). Pero de lo que no hay duda es de que el fenómeno en España ha tenido y tiene su importancia, de manera que existe ya un cuerpo de referencias científicas que así lo avalan. Así se pueden encontrar algunas aproximaciones con un carácter más general, verdaderamente pioneras (Castillo, 1980; Garmendia, 1981; Pascual, 1983; Cazorla, 1989), sin olvidar que en los ámbitos regional y local se ha marcado también una notable tradición investigadora (Azcárate, 1988; Valero, 1991; Álvarez, 1997; Gómez y Bel, 1999; Hernández, 2000; Rodríguez, 1998; Egea y Nieto, 2001; Rodríguez et al., 2002; Recaño, 2004). Y es que esta tendencia de valoración geográfica de la migración de retorno en España ha tenido y tiene un engarce claro con el Mediterráneo o el sur de Europa como el marco en el que se desenvuelven estos movimientos, de emigración y de retorno (King et al., 1986; Waldorf, 1997; Bolzman et al., 1999).

El trabajo que se plantea tiene por objeto conocer, además de los esquemas interpretativos clásicos, los diferentes escenarios en que se desarrolla el retorno de emigrantes de Jaén, es decir, personas jubiladas o próximas a la jubilación que preparan el regreso o que ya han regresado y que asumen en definitiva una nueva migración, esta vez al lugar que siempre han pensado volver, aunque no necesariamente coincida con el que dejaron años o décadas atrás.

 

Fuentes y método

La fuente principal de la investigación son documentos orales, obtenidos por medio de entrevistas en profundidad que se han realizado a un total de 64 emigrantes retornados a varios municipios de la provincia de Jaén3 (mapa 1) y con características diferentes en lo referente a género y provincia española o país de procedencia (cuadro 1), manteniéndose un mismo perfil en cuanto a ser emigrantes (hombres y mujeres), nacidos en municipios de dicha provincia, con una permanencia amplia en la emigración, y jubilados o próximos a la jubilación en el momento de la investigación. Aunque en la investigación inicial4 se ha entrevistado también a emigrantes no retornados, en este caso se considera básicamente la situación de los emigrantes retornados, esto es, los que vuelven a su lugar de nacimiento.

Desde el punto de vista geográfico, han sido seleccionados 22 municipios en total, elección que responde a criterios de tamaño demográfico y localización en el espacio provincial, partiendo de la hipótesis de que el regreso puede estar menos estimulado cuando se trata de municipios pequeños y aislados. Los municipios seleccionados (mapa 1) constituyen casi la cuarta parte del total de los existentes en la provincia giennense.5

Desde el punto de vista metodológico, la entrevista en profundidad es una de las formas de proceder dentro del método biográfico.6 En esta investigación, esta técnica de análisis cualitativo ha servido para conocer la multitud de condicionantes del retomo, al tiempo que para explicar de una forma distinta los movimientos migratorios, en este caso la corriente de retorno, a partir de recuperar la memoria de las personas que han protagonizado y siguen protagonizando la emigración desde Jaén.7 En ningún caso, esta técnica se debe de confundir con las encuestas, ya que éstas se conforman por una serie de preguntas cerradas y previamente codificadas; en cambio, la entrevista en profundidad permite la expresión libre del sujeto, el cual construye un argumento propio y personal con base en sus vivencias y existencia, obteniéndose así una riqueza informativa que no proporciona la encuesta (Ramírez, 1996). Se trata de que la persona entrevistada vaya relatando su propia vida a partir del planteamiento de diferentes temas, de manera que las intervenciones del entrevistador se reduzcan a la necesidad de reconducir el hilo del relato. El resultado es de gran valor desde el punto de vista vivencial, ya que constituye la valoración individual del entorno más inmediato, de su mundo, que en definitiva es la de todo un momento histórico, político, económico y social.

Las entrevistas se han llevado a cabo con un guión semiestructurado en el que se han planteado preguntas relativas a tres momentos de la emigración: la salida del lugar de origen, la llegada y estancia en el lugar de destino, y el momento del retorno como resultado de toda la experiencia emigratoria, a la que se unen las circunstancias previas e inmediatamente posteriores a la toma de decisión del regreso.

En esta forma de investigar se sugiere que el método de muestreo tenga el efecto de una snow ball o 'bola de nieve', iniciándose el proceso con una lista reducida de personas, o de terceras personas que puedan informar sobre la localización de las mismas, de manera que unas lleven a otras. El número definitivo de entrevistas llega en el momento en que la información dada por una persona no aporta nada al conjunto de la información ya conseguida, es decir, se produce una saturación informativa (Pujadas, 1992). Desde la experiencia de esta investigación, la saturación, como criterio para determinar el monto de entrevistas, no se consigue con facilidad, toda vez que cada una de las narraciones aporta aspectos diferentes relacionados con la experiencia de la emigración y del retorno. Cada experiencia de vida es distinta porque está conformada por vivencias particulares que la hacen casi exclusiva (Bazo, 1992).

Finalmente, el contenido de las entrevistas se ha analizado con un software basado en la gestión de textos. De las muchas ofertas en el mercado para esta investigación se ha hecho uso de ATLAS.ti (Rodríguez y Egea, 2003).

 

Factores condicionantes de la migración de retorno en Andalucía

Andalucía, como otras regiones españolas, ha tenido recientemente una historia demográfica marcada por dos fenómenos concomitantes, una alta natalidad y la emigración. La fecundidad, históricamente elevada, ha generado una estructura demográfica joven, mientras la economía se ha basado en la explotación de los recursos agrarios con una estructura de la propiedad muy concentrada en pocas manos. La consecuencia de ambos procesos, especialmente en la segunda mitad del siglo XX, fue la emigración de buena parte de la población joven hacia las áreas urbanas e industriales españolas y europeas. Se estima que, entre 1940 y 1970, 1.6 millones de andaluces salieron de la región, lo que representó más de una quinta parte de toda la población regional (Recaño, 1998).

Históricamente hablando, la población andaluza ha estado marcada por un crecimiento continuo de sus efectivos como consecuencia de un fuerte crecimiento natural, debido a unas pautas de fecundidad muy elevadas, que ni la emigración en sus momentos de mayor pujanza consiguió anular.

La emigración en Andalucía ha sido un fenómeno enraizado en el territorio y afectado por causas internas y externas. Entre las primeras se encuentran el débil desarrollo económico, históricamente basado en actividades agrícolas y mineras, con una escasa base industrial, y la abundancia de recursos demográficos. Ambos factores están directamente influidos por una disposición del relieve y una estructura del sistema de asentamientos que han propiciado una emigración singular.

El relieve andaluz, a grandes rasgos, se caracteriza por un conjunto de cadenas montañosas situadas al norte (Sierra Morena y sierras de Sevilla y Huelva) y al sur (cordilleras Bética y Penibética), entre las que abren el valle del Guadalquivir, y la depresión intrabética, quedando al sur la estrecha franja costera. Sobre esta orografía, la distribución del poblamiento tiene un carácter histórico, configurado ya en el siglo XV, para desarrollar hasta mitad del siglo XX un conjunto de ciudades de carácter agrario. Sólo la transformación económica reciente ha permitido diversificar el territorio según distintas unidades económicas, entre las que destaca una actividad agraria en la mayor parte del territorio, que convive con actividades industriales y de servicios en las ciudades, y con el turismo en el litoral.

Como es de suponer, los núcleos de población buscan los espacios más favorables para desarrollar su sistema económico y de relaciones, de manera que no es difícil apreciar la concentración de la población en las grandes ciudades y pueblos situados en los valles y las costas mediterránea y atlántica, donde las actividades económicas manifiestan mayor vigencia. Por el contrario, en las áreas montañosas, los núcleos de población son pequeños y las dificultades para la agricultura notables en muchos casos, derivadas de la fuerte erosión del suelo y del mantenimiento de prácticas agrícolas que han tendido a sobreexplotar el terreno para ofrecer recursos económicos a una población sobredimensionada en el territorio (Zoido y Caballero, 2001). En definitiva, una combinación de suelos débiles, fácilmente erosionables y con escasa capacidad agrícola, facilitaron históricamente la emigración en muchas áreas del interior de Andalucía. A esto hay que añadir la organización de la propiedad dominada por la yuxtaposición de minifundios y latifundios, y un sistema caciquil del que dependía la distribución del trabajo, la forma de pago de los jornales y el uso de las grandes explotaciones.

Todo lo señalado anteriormente ha dado lugar a un comportamiento emigratorio facilitado por la carencia de recursos económicos y que condicionó una demografía regresiva, con pérdidas de población superiores a uno por ciento anual desde la década de 1950. Es una regla comúnmente aceptada que la emigración andaluza ha echado sus raíces en los pequeños municipios del interior (serranías septentrionales e interiores), alejados de los centros de mayor potencialidad económica, con una base económica rural. Fuera de este ámbito aparece el litoral, las ciudades capitales de provincia o algunas cabeceras comarcales, con un dinamismo demográfico muy acentuado (Benabent, 1998; Parejo, 1998; Fernández, 2001).

Los rasgos demográficos de los emigrantes son muy definidos. Se trataba de una población joven, con una cierta mayoría de hombres, pero también familias con hijos, sin cualificación profesional, la clase obrera típica en la agricultura, y con escasa formación educativa (Cózar, 1987; Pedregal, 1998). Ese grupo de población, mayoritariamente asalariados y jornaleros, no tuvo otra salida que la emigración (Cazorla, 1978) y terminaron engrosando los barrios marginales de las ciudades (españolas y europeas). La emigración hacia los países europeos difiere en parte por ser más propia de hombres jóvenes, con un cierto carácter temporal, que posteriormente se vio afectada por un proceso de reunificación familiar y de formación de nuevas familias en el extranjero. En general, los emigrantes fueron considerados como una 'solución', porque contribuyeron a aliviar los problemas de superpoblación de Andalucía en la España del desarrollo de las décadas de 1960 y 1970, pero también como un 'problema', porque contribuyeron a generar riqueza económica en las regiones industriales españolas y europeas en detrimento del futuro desarrollo económico andaluz. Se considera a este proceso una de las razones de los desequilibrios económicos entre las regiones españolas (Cózar, 1987). La emigración andaluza es un ejemplo de transferencia de recursos desde la agricultura a la industria, primero, y a los servicios, después.

El País Vasco fue la primera región en recibir emigrantes andaluces, pero Cataluña y Madrid, por este orden, concentraron un mayor número hasta mediados de la década de 1970 (Recaño, 1998), momento a partir del cual Andalucía pierde en gran medida su función proveedora de emigrantes fuera de la región (García y Delgado, 1988). En cuanto a la emigración hacia Europa, Andalucía sigue siendo la primera suministradora en Alemania, Francia y Suiza como los principales países de acogida (IEA, 1993; Palazón, 1998). Las provincias orientales de Andalucía (Granada y Jaén),junto con Córdoba, fueron los principales centros emisores de emigrantes en las décadas de 1960 y 1970, siendo Jaén la provincia con una tasa emigratoria más alta, ya que casi 40 por ciento de su población emigró entre 1940 y 1970 (Recaño, 1998).

La reducción drástica de la salida de emigrantes andaluces a finales de la década de 1970 —debida a la caída de la demanda de empleo en regiones receptoras y las restricciones a la llegada de emigrantes en países europeos— permite constatar una incipiente presencia de emigrantes retornados en Andalucía. Esto no quiere decir que antes no hubiera existido esta corriente, sino que en estos años es más evidente ante el descenso de los grandes números de la emigración (Pascual, 1983). Desde la década de 1980, el retorno es una realidad en la dinámica demográfica andaluza, demostrable desde cualquier forma de aproximación, bien cuantitativa (IEA, 1993), bien cualitativa (Cazorla et al., 1979; Cazorla, 1989). Sin embargo, la inmigración a Andalucía de los nacionales de países europeos (jubilados) y de países en desarrollo (marroquíes) en busca de oportunidades de trabajo (Feria, 1998; Cohen y Reyes, 1998) es un componente importante en el crecimiento de la población andaluza actual.

 

Tipos de retorno

Trabajos sobre la migración de retorno, en los que se plantea una tipología de éste, ponen de manifiesto la manera en que ese esfuerzo clasificatorio se puede apoyar en cuestiones diferentes, siempre dependiendo de los objetivos de la investigación y de los datos utilizados.

Por un lado estarían los tipos que forman parte de los resultados de la investigación, centrándose en los aspectos y circunstancias de la emigración previos al retorno, e incidiendo menos en los aspectos y circunstancias de éste en sí. Son trabajos de una marcada metodología cualitativa. Y por otra parte, los que parten de una tipología previa de carácter geográfico, y en ocasiones como resultado de un conocimiento profundo de la fuente a utilizar. Suelen ser trabajos más de carácter cuantitativo.

Del primer grupo se pueden señalar los trabajos de Cerase (1974), Álvarez (1997) y Durand (2005). Cerase diferencia cuatro tipos de retorno:

1. Retorno del fracaso, el cual define una emigración desarrollada durante un breve tiempo, a lo largo del cual se ha realizado un trabajo en condiciones precarias y de baja cualificación. A esto se une una escasa adaptación de los implicados y el sentimiento de temor y malestar, aunque en la memoria se mantengan recuerdos positivos.

2. Retorno de conservadurismo, que identifica a emigrantes retornados que han dedicado el tiempo en la emigración, casi con exclusividad, a trabajar y ahorrar lo más posible elevar su nivel de vida original al regresar; esto los ha mantenido lejos de cualquier actividad o inversión que supusiese gastos extraordinarios. La idea del regreso explica que nunca hayan perdido el contacto con el lugar de origen, bien mediante visitas esporádicas, bien manteniendo bienes materiales.

3. Retorno de retiro: es el que se produce cuando se alcanza la jubilación, y según el autor la decisión está condicionada por la existencia o no de hijos.

4. Retorno de innovación, en el que se identifica a los emigrantes que aspiran, con el regreso, a elevar su nivel de vida, pero tomando como referencia las pautas de la sociedad donde han sido emigrantes.

De alguna manera, Álvarez (1997) plantea una clasificación similar, aunque distinguiendo tres tipos después de un análisis cualitativo elaborado con base en entrevistas a profundidad:

1. Retorno previsto, que identifica la situación de aquellos emigrantes que en el momento de la salida tenían planteados unos objetivos a conseguir y, una vez alcanzados, regresan. La emigración responde a una planificación oficial y el tiempo de duración es de 5 a 10 años.

2. Retorno forzado. En este caso los retornados son personas que emigraron con muy corta edad, y regresan ante la débil situación económica y la inestabilidad social de los países de acogida, Uruguay y Argentina en el primer caso, y Venezuela en el segundo.

3. Retorno por inadaptación, que es el que se produce tanto desde países europeos como de América Latina. En estos países el tiempo en la emigración estuvo rodeado de un sentimiento de no adaptación, en el que intervienen factores sociales y culturales.

La investigación de Durand (2005), basada en un importante trabajo de campo, conduce a cinco tipos de retorno, que coinciden en esencia con algunos de los ya apuntados previamente:

1. Retorno definitivo y voluntario, que es el que se realiza después de una larga estancia en el extranjero y el proyecto del regreso se aborda desde un planteamiento de un último movimiento.

2. Retorno de trabajadores temporales, que identifica los casos en que el retorno llega cuando expira el contrato de trabajo. La frase "no hay nada más permanente que un trabajador temporal" resulta bastante ilustrativa a este respecto.

3. Retorno transgeracional. Es el retorno de descendientes de emigrantes (hijos, nietos, bisnietos) y depende de la ley de inmigración correspondiente. Este tipo de retorno explica la llegada de un cierto número de latinoamericanos a España, y los intentos de tantos otros.

4. Retorno en condiciones forzadas, que incluyen a aquéllos que retornan por razones políticas y raciales. Seguramente en el momento de la emigración también se dieron unas circunstancias forzadas (refugiados, deportados, etcétera).

5. Retorno voluntario: el fracasado, que queda menos definido, apuntándose, para su perfil, las causas y razones que están detrás de la decisión de volver después de haber permanecido durante mucho tiempo en la emigración.

Desde un punto de vista más geográfico, en el sentido de localizar la dirección de la corriente, relacionando lugar de origen (lugar de salida del emigrante retornado) y lugar de destino (lugar de retorno identificado con el lugar de nacimiento) se puede mencionar el trabajo de Pascual (1993) y el de Egea et al. (2004). En el primero, la autora propone una tipología para el estudio de los "desplazamientos de retorno en el área metropolitana de Barcelona", considerando como retornadas a las personas de nacionalidad española, procedentes del extranjero y que regresan al área urbana de Barcelona, distinguiéndose dos tipos de retorno básicos según que el regreso se realice o no al lugar de nacimiento:

1. Retornos en sentido geográfico estricto: personas nacidas en el área metropolitana de Barcelona y que retornan a ella procedentes de Europa.

2. Retornos en sentido amplio: personas nacidas en España (excluida Cataluña) y que regresan al área metropolitana de Barcelona procedentes de Europa.

En el segundo caso, Egea et al. establecen una tipología basada en la estadística de variaciones residenciales (EVR) para estudiar "la migración de retorno en Andalucía" (2004). En este estudio se amplía el concepto de retorno al considerar como retornados no sólo a los emigrantes procedentes desde el extranjero, sino también a los que lo hacen desde el interior de la nación e incluso de Andalucía. Así se establecen dos tipos de retorno y dentro de cada uno tres subtipos:

1. Retorno desde el exterior de Andalucía: retorno al municipio de nacimiento (retorno estricto desde el exterior); retorno a la provincia de nacimiento, pero a un municipio diferente al de nacimiento (retorno amplio desde el exterior), y retorno a Andalucía, pero a una provincia diferente a la de nacimiento (retorno amplio desde el exterior).

2. Retorno desde el interior de Andalucía: retorno al municipio de nacimiento desde una provincia andaluza diferente a la de nacimiento (retorno estricto interprovincial); retorno a la provincia de nacimiento, pero a un municipio diferente (retorno amplio interprovincial), y retorno al municipio de nacimiento desde otro municipio de la misma provincia (retorno estricto intraprovincial). Como queda de manifiesto, esta amplia clasificación permite contabilizar el retorno a cualquier escala, siendo evidente que el retorno en "sentido estricto" es el que se produce desde cualquier lugar al municipio de nacimiento.

 

Escenarios de retorno de los emigrantes jubilados de Jaén

Las clasificaciones previas muestran las posibilidades y complejidad que tiene la investigación sobre el retorno. En la investigación desarrollada sobre los emigrantes jubilados de la provincia de Jaén se podrían establecer tantos grupos de retornos como motivos hay para regresar, pero si se acometiese describir no ya el motivo, sino el contexto del individuo que regresa por esa razón, resultaría prácticamente imposible llegar a una clasificación operativa porque esa causa, por muy importante o determinante que sea a la hora de decidir el regreso, no está aislada de otra serie de circunstancias y por lo tanto no es suficiente para explicar o conocer en profundidad la decisión que se toma.

No obstante, la acertada recogida de elementos que razonan el retorno permite apuntar un modelo explicativo de los factores que intervienen en el mismo.

Este esquema posibilita interpretar los fundamentos del retorno de acuerdo con cuestiones objetivas y subjetivas. Las primeras se vinculan a los motivos que en el lugar de la emigración —de destino— suponen un rechazo. En el cuadro 2 se puede observar la relación existente con la jubilación como un aspecto constatable de una situación sociolaboral. La jubilación significa que una persona activa deja de serlo al cumplir una edad determinada, lo cual no significa que, después de una buena parte de su vida trabajando, esta nueva etapa de inactividad económica ofrezca una calidad de vida adecuada: edad y enfermedad o deficiencias físicas van unidas, las cuales se pueden ver agravadas con un clima perjudicial; viviendas con problemas de habitabilidad, porque los inquilinos nunca quisieron invertir en destino más de lo estrictamente necesario, y pensando en el retorno prefirieron asegurarse una vivienda digna en el lugar de origen; dificultades económicas para vivir con la paga de jubilación, sobre todo cuando la emigración se ha producido en países extranjeros, donde aquélla no se ajusta a los precios del mercado; etcétera.

Los aspectos subjetivos están vinculados con la esfera individual y dentro de éstos podemos destacar dos niveles: el papel de la familia tanto en destino como en origen, y los vínculos que se han mantenido con el lugar de origen. Con respecto al primer nivel, la forma como la familia se ve implicada en la decisión de volver o afectada incluso por la misma es muy compleja. La deliberación suele ser consensuada y en ella intervienen desde los miembros de la pareja y los hijos hasta otros familiares. En cualquier caso, siempre es una persona la que pega el "tirón", que no necesariamente coincide con el jefe de familia.

En este contexto familiar es indudable el papel que juegan los hijos como factor limitante en la decisión del regreso, aunque también es muy cierto que cuando se tiene clara la vuelta ésta se produce al margen de aquéllos, siendo otros los motivos que imperan en dicha decisión (apoyo a familiares mayores, mejor calidad de vida, sencillamente volver, etc.). En estos casos no se puede argumentar que los padres prefieran estar cerca de los hijos con el fin de asegurarse un apoyo de cara a los riesgos que supone la edad, ya que bastantes son personas retornadas relativamente jóvenes, dentro del grupo de mayores al que pertenecen algunos jubilados anticipadamente, y al contrario, siguen ejerciendo de padres en la potestad y cuidado de alguno de los hijos, cuando no de los nietos (lo más frecuente).

El segundo nivel de motivos subjetivos significa que los emigrantes nunca se han desvinculado, ni sentimental ni físicamente, del lugar de origen, y seguramente en este mantenimiento de vínculos está el origen del retorno de los que nunca se han terminado de ir: vuelven en vacaciones y cuando pueden; lo hacen a la casa que dejaron, la cual han ido mejorando, o a la que han comprado en cuanto han podido como uno de los objetivos primordiales. La vivienda se convierte así en un testigo mudo, pero vivo de que los que se han ido siguen estando aquí; pero también mantienen amistades y contactos con familiares, y sobre todo, la añoranza y la nostalgia de la vuelta definitiva.

Como se ha mencionado antes, diferentes circunstancias en la vida de los emigrantes en destino dan como respuesta diferentes escenarios con respecto al retorno: retorno anticipado, reemigración, retorno fallido, retorno circular y retorno familiar. La disección de esos escenarios se realiza a continuación, utilizando algunas citas verbales que ayudan a su interpretación.

El retorno anticipado se define con las circunstancias en las que algunos emigrantes se plantearon la vuelta con bastante antelación a la jubilación, en ocasiones al principio del proceso emigratorio. No se trata de un retorno real en sentido estricto, sino de una idea que se hubiese convertido en realidad si las circunstancias, en ese preciso momento, lo hubiesen permitido. Esta anticipación no deja de ser, con frecuencia, la respuesta a un sentimiento fuerte de rechazo o frustración ante la nueva situación. Ello puede ser indicativo de un sentimiento de emigración "forzada" por las circunstancias y no de una libre elección tomada racionalmente.

Junto a la desesperanza, otro motivo ronda la idea del retorno en los primeros años o incluso en los primeros meses de la emigración; ese motivo es el tiempo que los emigrantes pensaban que iban a estar fuera. Se puede asegurar que la mayoría de ellos entienden la emigración como algo transitorio, que durará el tiempo necesario para resolver las cuestiones que han provocado la salida: la mayoría de las veces, tener trabajo y que éste sea mejor pagado que el mantenido antes de la salida. Es posible que de la idea de entender la emigración como una salida eventual arranque el sentimiento de retorno mantenido durante décadas, el 'mito del retorno'. En ocasiones, la idea del regreso se mantiene con más fuerza en los hijos que acompañan a los padres y cuando éstos tienen edad suficiente para ser parte activa del cambio que se realiza, pero sin terminar de asimilar la idea de alejarse de lo conocido y querido.

Frente a estas circunstancias, varios aspectos que se suceden como en cadena empiezan a frenar la realidad del retorno, aunque no el deseo. En primer lugar, hay una verdad rápidamente constatable: no es tan fácil ni tan rápido conseguir lo que se pretende cuando se afronta la emigración, como por ejemplo y con frecuencia, un trabajo que permita ganar dinero de forma inmediata. Tener un empleo no resulta tan complicado ni difícil en los años en que se produce esta salida (finales de los años cincuenta, sesenta e incluso principios de la década de 1970), más arduo es conseguir ingresos importantes y en poco tiempo. Si bien es cierto que las condiciones laborales en el medio urbano, y más en los países europeos que en España, respetan más los derechos de los trabajadores con la existencia de un salario más o menos reglado, en comparación con la precariedad vivida en el medio rural, lo cierto es que el lugar de destino también supone unos gastos más elevados que no permiten ahorrar todo lo que se gana. La alternativa a esta situación de no poder regresar inmediatamente ha sido invertir poco a poco en el lugar de origen asegurando una vivienda digna a la que se pueda regresar.

Junto a esta efectividad relacionada con el mundo laboral hay otra realidad para las personas que encararon la emigración vendiendo todos los bienes que tenían: casa y tierras, o peor aún, sin tener nada que vender tuvieron que pedir dinero prestado para esta salida e incluso dejaron deudas, principalmente de artículos de primera necesidad (medicamentos, pan, etc.). En estas circunstancias el regreso más que una idea es, en el buen sentido de la palabra, una fantasía, ya que hubiera sido necesario tener un fuerte respaldo económico para la vuelta y para recuperar lo vendido previamente. "Nosotros a los tres años no nos podíamos venir, no teníamos dónde vivir ni teníamos ná; teníamos la misma cosecha, había vendido la yunta, había vendido el carro... habíamos vendido los marranos, las cochinas de cría, todo..." (S. (m), Alcalá la Real; emigrante en Lausanne).

Pasados los primeros años, esa idea de regreso empieza a perder fuerza porque la situación empieza a cambiar y de forma palpable desde el punto de vista económico. La consecución de mayores niveles de ingresos, de derechos laborales y sociales asociados al puesto de trabajo, la posibilidad de sueldos dobles en la familia, al trabajar la mujer, etc., son factores que favorecen la valoración positiva de la emigración. Esto resulta más evidente cuando se mira hacia el lugar de origen y se constata cómo todo sigue girando en torno a las campañas agrícolas (la recogida de la aceituna, en el caso de la provincia de Jaén), cuyo tiempo de trabajo depende de la cosecha que a su vez depende de que el tiempo atmosférico haya sido favorable.

Junto a todo esto se va produciendo un proceso de cierto arraigamiento o adaptación, que llega sobre todo cuando los hijos empiezan a tener amigos o, llegado el momento, inician relaciones de noviazgo. El siguiente paso será que éstos formen una familia propia y lleguen los nietos. Esta evolución familiar, quizás más que ningún otro fenómeno externo, es lo que arraiga a los protagonistas de la emigración al lugar donde éstos instalan su residencia. "A los pocos años, pues sí me hubiera ido... cuando tenía los niños pequeños... pero ahora después se han casado, están aquí los nietos..." ( J.J. (h), emigrante de Mancha Real, en Valencia).

No obstante, esta transformación familiar no va a impedir el retorno de los emigrantes originarios, es decir, del padre y la madre, la primera generación, cuando llega la jubilación. El retorno se afronta con el dolor de lo que sentimentalmente va a suponer la distancia, pero la decisión del regreso ya estaba tomada desde la salida como emigrantes.

Cuando una vez producido el retorno se plantea la reemigración, es necesario preguntarse: "¿Estarían dispuestas las personas que han retornado a emigrar de nuevo? ¿En qué circunstancias?" Se trata de afrontar una nueva emigración después de haber regresado. Al igual que sucede en el caso anterior, este tipo de retorno no es fácil encontrarlo en la realidad, ya que es más el resultado de una expectativa o un deseo que, dadas determinadas circunstancias, se puede convertir en realidad. En estas circunstancias, el retorno no sería el final del proceso emigratorio del individuo o la familia, sino la reemigración definitiva, de la que ya no se va a volver al lugar de origen.

El planteamiento de esta reemigración no deja de mostrar cuestiones interesantes por la diversidad de circunstancias desde las que se plantea. Para algunas personas cuestionarse esta posibilidad no parece imposible, en parte porque el retorno ha sido algo casual, algo que no estaba previsto y que ha surgido a partir de la enfermedad de un familiar, o pensando en iniciar o retomar la vida en el pueblo como una forma de beneficiar a algún hijo.

En la idea de emigrar de nuevo juega un papel muy importante la posibilidad de estar cerca de los hijos como una estrategia residencial, casi siempre la última en el ciclo vital, en relación con los posibles problemas de salud asociados al proceso de degradación biológica por el paso de los años. Conservar la vivienda en el lugar de la emigración puede formar parte de esa estrategia, pero aun manteniendo esa vivienda, la emigración después del retorno sólo llegará por lo general cuando los problemas derivados de la edad obliguen a ello; y sólo entonces, cuestiones económicas, de disponibilidad de vivienda o de recursos económicos propios quedan en un segundo plano ante la necesidad ineludible del cuidado y atención en el ámbito familiar. La dependencia se plantea entonces como un problema a resolver de acuerdo con las normas sociales de la familia española, muy arraigada en el cuidado de los mayores por las mujeres (esposas e hijas): "Yo ya, si me fuera a Barcelona, es porque estuviera mala y yo no pudiera valerme por mí misma... Entonces me tengo que ir con mis hijas, ¿quién va a cuidar de mí?" (C. (m), Baños de la Encina; emigrante en Barcelona).

Pero al igual que el regreso efectivo no tiene lugar cuando éste se desea, el interés en una nueva emigración también es un sueño difícil de alcanzar. Varios aspectos limitan el hecho de que esa expectativa se convierta en realidad. Uno de ellos es la edad que tiraniza, sobre todo cuando se trata de un retorno bastante envejecido, y de alguna forma obliga a asegurarse un apoyo familiar, existente ahora en el lugar del retorno: "No pensaba volver pá quedarme... Es más, todavía iría yo, me iría si yo fuera más joven [a Buenos Aires]". (L. (h), Úbeda; emigrante en Buenos Aires).

Otro es el que se refiere a la existencia de un bien patrimonial tan enraizado en nuestra cultura como es la tenencia de una vivienda. Así, son frecuentes los casos de emigrantes que han vendido la vivienda conseguida durante su etapa de emigración para poder llevar a cabo el retorno. "No he pensado [¿en reemigrar?] porque he vendido yo la mejor casa que tenía... la vendí para venirme" (F. (h), Castellar de Santisteban; emigrante en Gerona).

Pero la opción de retornar no ha sido siempre la más indicada, en ocasiones existe, una vez consolidada la vuelta, un cierto sentimiento de decepción o equivocación. Es lo que se ha denominado retorno fallido. Las razones por las cuales se estima que esa vuelta no se debería de haberse producido son variadas y cada una reúne sus propias peculiaridades.

En este caso son varios los escenarios donde se puede contextualizar este retorno. Por un lado, los padres son los que retornan, lo cual repercute negativamente en la familia, principalmente en la vida de los hijos. El regreso no se planifica de acuerdo con una decisión familiar estudiada, sino de acuerdo con hechos perentorios o incluso coyunturales, como la enfermedad de algún familiar, problemas laborales, estar animado por personas en el lugar de origen, o por una situación más favorable en el mismo. El sentimiento de frustración o de culpabilidad, en algunos progenitores, lo provoca el constatar cómo, con la vuelta, se interrumpe un momento de prosperidad familiar manifiesta, en general, en la consecución de una estabilidad económica y laboral o de formación profesional y educativa de alguno de los hijos. El regreso en ese momento supone situaciones lamentables que llegan a atormentar a los que han tomado la decisión (los padres). Los textos que se reproducen a continuación son bastante ilustrativos de esta situación.

Si no hubiera sido por la enfermedad no nos venimos, porque el chiquitillo estudiaba bien, nosotros también estábamos bien colocados. Yo ya estaba en la casa y ya no trabajaba tanto; él estaba muy bien y no nos hubiéramos venido tan pronto. A lo mejor mi nena hubiera entrado a allí a estudiar ( M. (m), Rus, emigrante en París).

Lo que me he arrepentido de venirme, y por mi hija más... porque ella estaba en un fábrica allí, en la oficina; y además en sus estudios... Y al venirme aquí le he estropeado la marcha, yo..." (J. (h), Campillo de Arenas; emigrante en Tarrasa).

Pero no siempre la 'equivocación' está en los padres. A veces éstos han seguido a los hijos que son los que se han equivocado y seguramente han visto en el pueblo lo que muchos emigrantes quisieron ver en la emigración para luego comprobar que no era como se lo "habían pintado".

Lo peor que he hecho en mi vida ha sido venir... Mi hijo venía los veranos aquí, y a él le gustaba esto; y yo me he tirado años: "Pero ¿dónde vas tú hijo mío allí?..." Y ahora, pues no me lo ha dicho, pero que lo sé yo que está arrepentido (F. (h), Castellar de Santisteban; emigrante en Gerona).

En estos fragmentos resulta evidente que el error y el sentimiento de frustración asociado al regreso no parece tener una solución fácil y lamentablemente no está relacionado con el hecho de vivir en un municipio rural y pequeño. No obstante, el "arrepentimiento" del regreso puede provenir asimismo de una falta de adaptación a la vida en este tipo de localidades, aunque la vuelta suponga la añoranza y la nostalgia mantenida durante años en la emigración. La adaptación a la forma de vida (olvidada) de un núcleo rural pequeño, y después de tanto tiempo fuera, es más complicada cuando la decisión del retorno ha sido tomada por segundas o terceras personas.

Como se puede deducir, el retorno no estaría relacionado con el fracaso en la emigración, sino con otros condicionantes más de tipo familiar. Aunque esto no obvia reconocer casos en que son los logros alcanzados en la emigración los que pueden obligar en sí mismos a tomar esa decisión. Así, este retorno obligado, que posteriormente se va a convertir en un retorno fallido, lo va a provocar no haber podido adquirir en el lugar de la emigración una vivienda en propiedad, bien que en este caso se convierte en determinante, no sólo por lo que puede significar el disfrute de una propiedad privada, sino por la independencia que significa para personas mayores que no terminan de tener o encontrar un hueco en casa de los hijos cuando éstos ya tienen su propia familia. Ante esta situación, el retorno es una clara alternativa, sobre todo cuando la vivienda propia se encuentra en el lugar de origen. "Si yo hubiera tenido mi pisico allí, no me vengo. Me hubiera quedado allí en un piso al lado de mi hija, pero ya no podía comprar un piso" (C. (m), Baños de la Encina; emigrante en Barcelona).

El tercer retorno definido como retorno circular es la situación de la que desearían disfrutar bastantes de las personas retornadas y que, en efecto, sucede con muchas de ellas. Contar con lo bueno de ambos sitios y estar cerca de los familiares que se encuentran en origen y destino serían sus más favorables consecuencias. Para que se dé esta situación, tener vivienda en ambos sitios se convierte en una condición de gran protagonismo, y condiciona incluso más que otras cuestiones familiares. La vivienda da la libertad de ir y venir sin sentir o presentir que, después de un tiempo con los familiares, normalmente con los hijos, se hace necesaria la vuelta, y sobre todo estar en cada caso de acuerdo con la expresión "estar como en su casa".

La idea de mantener este movimiento de ida y vuelta es tal que algunos emigrantes invierten en la adquisición de una casa en el lugar de origen con la intención de pasar temporadas más largas que las estrictamente vacacionales, o cuando se aproxima lajubilación. De esta forma, son los referentes residenciales y familiares de los emigrantes, como la vivienda, los hijos, la familia partida en uno y otro lado, lo que los convierten en auténticos transeúntes, manteniendo este movimiento circular de retorno dentro de un periodo de reflexión para decidir cual será el sitio más adecuado para instalar de forma definitiva la residencia.

Estamos que si sí, que si no, pero también pienso que tengo allí enterrados a dos, tengo a mi marido y a mi hija. Tengo mis hijos, los otros, que tengo allí tres, y no, lo pienso y digo: "Me dan ganas, pero no". También es que me tira mucho la escuela... Así es que estoy ahora entre la espada y la pared, como mi hijo, que también está aquí... Me vengo tres meses, cuatro meses. El año pasado, como se casó mi nieto... pues me he estado casi un año (J. (m), Jaén; emigrante en Palma de Mallorca).

Aunque estemos aquí, estamos allí porque vamos y venimos, nosotros no estamos fijos aquí. P. (h), Arjona; emigrante en Toulouse).

En esta decisión juegan un papel muy importante otros aspectos relacionados con el disfrute de los derechos económicos y sociales conseguidos durante la emigración. Quizás el ejemplo más sintomático es el de la sanidad: muchos retornados aducen el tratamiento de determinados problemas de salud en el lugar donde han sido emigrantes como la razón fundamental para mantener ese movimiento circular.

Venirme de una vez no... porque hasta que no jubilen a mi marido no podemos tener residencia... Estamos yendo y viniendo hace tres años... Subimos, pasamos revisión y nos bajamos otros cuatro o cinco meses. Las medicinas, me dan por seis meses, pues, seis meses... Ahora tenemos que subir después de Navidad, pero ya tenemos que estar un poco más tiempo porque va mi marido de rematar la jubilación ya, total, para venirse, porque ya dice que tanto subir y tanto bajar que ya no... (D. (m), Baños de la Encina; emigrante en Lyon).

Como se ha podido observar a lo largo de todo el análisis, dos aspectos parecen estar presentes en los casos descritos previamente, la vivienda y los hijos. Pero, a pesar de lo determinante que puede ser la vivienda, la familia resulta ser, desde muchos puntos de vista, tan protagonista en la decisión de retornar que es posible hablar de un quinto tipo o escenario de retorno, el retorno familiar. Frecuentemente, el retorno de los emigrantes jubilados se encuadra en un "proceso de retorno familiar" iniciado por los hijos; así, lo que se produce es más bien un "proceso de reagrupamiento familiar" en el lugar de origen, como en su momento se pudo producir en el lugar de destino. En este caso, no cabe el planteamiento de que los padres, como jefes de familia y primeros emigrantes, retornen "al calor de los hijos", al menos inicialmente, ya que por un lado, y como se ha comentado anteriormente, se trata de personas jóvenes como jubiladas, que siguen a los hijos en su vuelta, manteniendo un compromiso de apoyo y ayuda en el lugar de origen, de la misma manera que lo hubieran mantenido en el lugar de destino. En todas estas circunstancias es fácil que el retorno se convierta en una obligación, y posteriormente en una decisión fallida.

Los hijos e hijas han mantenido a través de los padres el contacto con el pueblo, buscando o encontrando en los sucesivos viajes un hueco, desde donde han animado, posteriormente, a sus progenitores para que retornen, aportando no sólo razones sentimentales, sino, sobre todo, proyectos económicos que implican a la familia extensa, no sólo a la nuclear.

Su marido, que es oficial de albañilería, tenía mucha ilusión de comprar aquí un solar y hacerse una casa. Vendió el de Madrid y se decidió a comprar y hacerse la casa aquí... Nos animamos y compré yo también un solar ahí. Vendí el piso y me hice la casa... porque nosotros seguíamos allí, pero veníamos, y mi hija, las dos: "Papá, que vais a hacer allí? Veniros, que estamos aquí nosotras... los nietos" ...que nos animamos" ( J. (h), Campillo de Arenas; emigrante en Madrid).

Otras veces la vuelta está muy vinculada con que algún hijo haya desarrollado una relación de noviazgo con alguna persona del pueblo en los sucesivos viajes, terminando posteriormente en matrimonio. Así, el nuevo estado civil de un miembro de la familia (hijo o hija) es el que determina el retorno de toda o casi toda la familia.

El hecho de volver por aquí fue eso: L. fue el que movió la cosa, se vino aquí a hacer la licenciatura en lo de historia, conoció a la novia, y así se fue todo enlazando un poco. Nosotros, que también nos ha tirado siempre Úbeda, y estábamos deseando... ( L. (h), Úbeda; emigrante en Madrid).

La vuelta de personas jóvenes (los hijos) también surge de la búsqueda y deseo de disfrute de una mejor calidad de vida en el pueblo, resultado de una insatisfacción residencial en el lugar de la emigración o no haber conseguido aclimatarse suficientemente al mismo. Los padres, más conocedores del lugar de origen, se convierten en este contexto en el apoyo necesario para que los hijos tengan los menos problemas posibles en el proceso de una nueva adaptación. Es el apoyo, la ayuda mutua en familias que entienden ésta como un espacio de solidaridad.

Es más, el lazo con uno de los hijos puede llegar a ser tan fuerte que la decisión de retorno de éstos es suficiente como para que también los padres retornen, aunque en el destino queden otros hijos. La decisión en el entorno familiar es una cuestión específica, ya que no siempre es necesario, ni se convierte en una condición obligada, que estén todos los hijos en el lugar de retorno para que los padres asuman éste. Normalmente las familias quedan divididas entre el lugar de destino y el lugar de origen "Nos vinimos aquí a Martos, y aquí hace unos diez u once años que estamos, están aquí mis dos hijas casadas y otras dos que tengo allí [en Barcelona] casadas" (E. (m), Martos; emigrante en Barcelona).

En ocasiones, el proceso de retorno familiar se puede ver interrumpido cuando éste se realiza en varias etapas, las mismas en las que se desarrolla la emigración: del medio rural a una ciudad industrial española y posteriormente a una europea. Así se produce un primer movimiento de retorno de toda la familia a esa ciudad española como primer destino de la emigración, y un segundo, sólo de los padres, al lugar de origen.

Finalmente, otros familiares también permiten ampliar la caracterización de este último tipo de retorno: hermanos o padres (de los emigrantes de la primera generación), incluso una vez fallecidos. Asimismo, la familia en el lugar de origen supone una ayuda importante sobre todo al resolver problemas iniciales como disponer de una vivienda; es decir, los familiares pueden jugar un papel fundamental a la hora de reforzar y alentar el regreso, como en su momento lo pudieron haber jugado también en la decisión de emigrar.

Además de estas cuestiones, no hay que olvidar las casualidades que ofrece el destino. De manera que el proceso de retorno se inicia a raíz de cuestiones tan personales como un reencuentro sentimental después de muchos años en la emigración. "Yo vine a pasear con mi padre, que quería venir a ver las fiestas de Santa Lucía... Y me quedé tres meses; mi esposo, el que es ahora, lo conocía cuando éramos jovencitos, antes de irme a Buenos Aires" (V. (m), Campillo de Arenas; emigrante en Buenos Aires).

 

Conclusiones

La movilidad de la población es un fenómeno complejo en general, que supera las posibilidades de los métodos cuantitativos y los grandes modelos explicativos para su análisis de forma omnicomprensiva. Esta complejidad aparece magnificada cuando se analiza el fenómeno del retorno y más concretamente el de personas que han tenido una larga experiencia temporal y, por lo tanto, vivencial en la emigración.

El análisis cualitativo se revela casi imprescindible, y pone de manifiesto la necesidad y posibilidad de replantear esos grandes modelos explicativos, ya que la base de la investigación no es ahora de carácter estadístico, sino documentación de carácter personal, como el mismo testimonio hablado de las personas protagonistas del movimiento migratorio, o el testimonio expresado y reflejado por fotografías en relación con la migración.

Los resultados de la investigación ponen de manifiesto —como se apunta al principio— la complejidad del fenómeno y no sólo por los distintos escenarios en los que se desenvuelve el retorno, sino por las particularidades dentro de cada uno. No obstante, en todos ellos subyacen dos elementos: la familia y la vivienda. La familia se constituye como el escenario básico de decisión, por medio de cualesquiera de sus miembros, especialmente los padres, pero no exclusivamente, mediante procesos de decisión de base económica, y en etapas que implican retornos escalados en el tiempo, adecuados a la superación de las dificultades que representa una movilidad familiar.

La familia es una unidad de decisión tanto para la emigración como para el retorno. Aunque los momentos de ambos procesos son distintos, y también sus actores, la familia juega en cada caso un papel decisivo para favorecer o limitar los intereses de sus miembros, de manera que se puede considerar que las decisiones son menos autónomas para el retorno que como lo fueron para la emigración, aun cuando el retorno forme parte del proyecto emigratorio.

Por su parte, la vivienda es el elemento físico que decide la vuelta. De hecho, esta idea de regreso arraigada desde el principio justifica que una buena parte del ahorro se invierta en este proyecto residencial. La vivienda en propiedad es asimismo la que frena la reemigración, aun cuando se cuente con hijos en el lugar donde se ha estado residiendo como emigrante durante muchos años. Y es la que implicaría más casos consolidados de retorno circular.

En definitiva, se puede pensar que el retorno al lugar de origen se produce cuando esta vuelta significa mejorar la calidad de vida, identificada ésta con una vivienda que supera las condiciones de la existente en el lugar de destino y que se ha ido consolidando, durante el tiempo en la emigración, como una forma de invertir y disfrutar de lo ahorrado. En el mantenimiento de esta propiedad está la base del retorno, como elemento quizás más decisivo que la misma familia, y como una forma de no perder las raíces. Los escasos esfuerzos de los emigrantes por identificarse con el lugar de destino es muy posible que estén relacionados en esta idea permanente del regreso. Son contados los casos de personas que han aprendido el idioma, han participado en fiestas o realizado algún tipo de actividad cultural; aunque, desde este punto de vista, no hay que olvidar que son personas de origen social y culturalmente humilde, y con un único objetivo: trabajar y ahorrar para regresar lo antes posible y en mejores condiciones que en el momento de la salida.

 

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Notas

1 Según la Estadística de Variaciones Residenciales (INE) entre 1997 y 2001 retornaron a Andalucía, una de las provincias con una importante y crítica tradición emigratoria, 19.5 por ciento de emigrantes, porcentaje bastante similar al de los inmigrantes (19.1 por ciento). De ellos, cuatro por ciento regresan desde el extranjero y 44.4 por ciento lo hacen del resto de España.

2 Según el Censo Electoral de Residentes Ausentes (INE), en 2000 había 122 340 andaluces residiendo en el extranjero, principalmente en países europeos y de América Latina. Y según el Censo de Población de 1991 (INE) 1 740 000 se encontraban fuera de Andalucía en alguna de las provincias españolas, principalmente en Barcelona y Madrid.

3 La provincia de Jaén es una de las provincias españolas y de la región andaluza con más tradición emigratoria, sobre todo con posterioridad a la Guerra Civil Española (1939).

4 Este trabajo forma parte de la investigación sobre Trayectorias de vida de los emigrantes jubilados de la provincia de Jaén. Determinantes y expectativas de retorno, subvencionado por el Instituto de Estudios Giennenses (Diputación Provincial de Jaén).

5 En esta elección ha sido decisiva la colaboración de terceras personas a la hora de entrar en contacto con las personas a entrevistar: contactos personales, presidentes del Hogar del Jubilado, directores de centros de educación de adultos, los mismos emigrantes entrevistados y la respuesta de responsables del padrón municipal de habitantes y de trabajadores sociales a cuestionarios realizados por correo.

6 El método biográfico supone la convergencia entre "el testimonio subjetivo de un individuo a la luz de su trayectoria vital, de sus experiencias... y la plasmación de una vida que es el reflejo de una época, de unas normas sociales..." (Pujadas. 1992: 44). El resultado es la construcción de historias de vida, retatos que transmitón las formas de vida de una persona o colectivo en un momento histórico concreto (Santamarina y Marinas, 1994).

7 Desde hace algunas décadas, la aproximación cualitativa a los estudios migratorios está ganando pujanza ante la necesidad de los investigadores de ahondar en los fundamentos de la toma de decisión que decanta la migración (Ramírez, 1996; Labraga y García, 1997).

 

Información sobre los autores

Carmen Egea Jiménez. Doctora en Geografía e Historia por la Universidad de Granada. Profesora en el Departamento de Geografía Humana en la Universidad de Granada. Línea de investigación sobre migraciones: retorno, forzadas, identidades. Publicaciones recientes: "El estudio del retorno. Aproximación bibliográfica", en Migraciones y exilios, 2002, "Characteristics and determining factors of migration and return in Andalucía. The case of the province of Jaén", en Espace, Populations et sociétés espace, 2002, y La migración de retorno en Andalucía (1997-2001), Universidad de Granada, 2005. Correo electrónico: cegea@ugr.es

Vicente Rodríguez Rodríguez. Doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor de investigación, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Líneas de investigación sobre envejecimiento: envejecimiento, movilidad de la población mayor, migración de retirados. Publicaciones recientes: La migración de jubilados europeos, CSIC, 2005; "International retirement migration: europeans living on the Costa del Sol, Spain", en Population Review, 2004; "Características demográficas y sociales del envejecimiento de la población en España", CSIC, 2003. Correo electrónico: rodri@ieg.csic.es

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