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Agricultura, sociedad y desarrollo

Print version ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.6 n.2 Texcoco  2009

 

Diferencias de género en la dirección de las explotaciones agrícolas del sur de Europa

 

Gender differences in top management of agricultural operations in the south of Europe

 

Natividad Guadalajara-Olmeda1, Elena De la Poza-Plaza2, María Caballer-Tarazona3

 

1, 2 Centro de Ingeniería Económica, Universidad Politécnica de Valencia. Edificio 7J, 3a Planta. Campus de Vera s/n. 46022-Valencia, España. (nguadala@omp.upv.es) (elpopla@esp.upv.es).

3 Facoltà di Economia. Università di Bologna. Piazza Scaravilli 2. 46126-Bologna, Italia. (maria.caballer@unibo.it).

 

Resumen

La igualdad de género está contemplada en las distintas políticas sociales de la Unión Europea, así como en las Leyes de paridad de cada país. No obstante, existen todavía grandes diferencias en el medio rural agrícola, tanto en Italia como en España, y especialmente en lo que se refiere a la dirección de las explotaciones agrarias. En Italia 30% de las explotaciones son dirigidas por mujeres versus 19% en España. En este ensayo se analizan estas diferencias de género en la gestión de empresas según la edad de las directoras, su relación familiar con el titular de la explotación, el tamaño de la misma y la tipología de actividad. No se observaron diferencias en la edad, pero sí en la relación familiar y la dimensión de las empresas. Las mujeres dirigen, en mayor grado que los hombres, empresas de dimensiones reducidas, sobre todo en Italia; aunque se observa una tendencia en los últimos años a aumentar su tamaño, lo cual guarda relación con una mayor orientación de la mujer hacia la actividad de autoconsumo.

Palabras clave: Desigualdad de género, edad, gestión de empresas, tamaño de las explotaciones.

 

Abstract

Gender equity is contemplated in various social policies in the European Union, as well as in gender equity laws in each country. However, there are still relevant differences in rural areas both in Italy and Spain; and particularly, differences are found in top management positions of agricultural operations. In Italy, 30% of farms are run by women versus 19% in Spain. In this study, these gender differences in business management are analyzed by sex, age of women directors, their family relation to the operation's owner, size of the farm and type of activity. No differences were observed for age, but they were relevant for family relation and size of the farms. Women head more small businesses than men, especially in Italy, although data show a tendency over the past few years of increasing farm size, which is related to a greater move by women towards activities for self-consumption.

Key words: Gender inequity, age, farm management, size of operations.

 

Introducción

Las diferencias de género en el medio rural han sido estudiadas en los distintos continentes, con ^resultados similares: Meares (1996) en los EE. UU., Pini et al., (2004) en Australia; Egharevba e Iweze, (2004) en Nigeria; Massolo (2006) en Latinoamérica; y Paulino (2006) en Brasil, señalan el importante papel que realiza la mujer rural en las actividades agrarias y su escaso reconocimiento institucional. Se afirma la necesidad de eliminar las desigualdades de género en el ámbito agrícola, como por ejemplo la limitación de la mujer a heredar la titularidad de la tierra en Brasil, lo que ha generado la creación de movimientos feministas para impulsar la igualdad.

Los primeros estudios en Europa se realizaron en los años 70. Destaca el trabajo de Oldrup (1999) en Dinamarca, los de Prados (1995, 1996a, 1996b, 1998) sobre la situación de la mujer rural del sur de Europa, basándose en el papel de la mujer andaluza; y Margaride (1996) realiza un estudio análogo en Portugal.

En España, los estudios han sido relativamente abundantes. Algunos se limitan a un área geográfica reducida (García-Ramón y Monk, 1996; Guadalajara y Guijarro, 2001). A nivel nacional, García Bartolomé (1992) analiza el trabajo de la mujer agricultora en las explotaciones agrarias familiares en España durante 1989 y 1990; Navarro (1999) y Camarero y Sampedro (2008) señalan la emigración de la mujer rural española a los núcleos urbanos en busca de mejores oportunidades de empleo, generando una diferencia de género; la baja tasa de emprendedoras en el medio rural en diversas regiones españolas fue estudiado por Driga et al., (2009).

En Italia, la literatura relacionada es escasa. Giampaolo (2005) y Di Gregorio y Licari (2006) han elaborado diversos informes para el Instituto Nacional de Estadistica (ISTAT). Schirinzi (1999) analiza las diferencias de género en la dirección de explotaciones agrarias, observando cómo la participación de la mujer en la actividad profesional remunerada se inicia a partir de la década de los 70, mientras que en la dirección de empresas agrarias es prácticamente inexistente hasta principios de los años 90.

Recientemente, el organismo responsable de la paridad e igualdad de oportunidades de la provincia de Trento, ha realizado un exhaustivo trabajo sobre las diferencias de género en el sector agrícola en dicha localidad, respecto del conjunto de Italia y Europa, así como sobre las iniciativas empresariales que están llevando a cabo las mujeres en las áreas rurales a través de las distintas vías de financiación (Alioli, 2008).

 

La cobertura legal, política y social

En los últimos años se está produciendo en Europa un renovado interés político-institucional por las cuestiones relacionadas con la contribución y la presencia de la mujer en el sector agrario.

La Constitución española vigente reconoce el principio de igualdad de género y, desde su aprobación, se han desarrollado distintas normas para ponerla en práctica. En concreto, destaca la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad de mujeres y hombres, tanto en el ámbito nacional como autonómico, que recoge diferentes políticas sectoriales, destacando la de desarrollo rural. En su artículo 30, se contemplan medidas que pueden favorecer la situación de las mujeres que viven en el medio rural, impulsando el reconocimiento de la titularidad compartida (mujer y cónyuge) de las explotaciones agrarias. También promueve la formación adecuada que permita a las mujeres acceder al mercado de trabajo en buenas condiciones, con el fin de eliminar la diferencia que aún existe en la tasa de actividad de las mujeres en los municipios rurales con respecto a los urbanos.

En Italia también existen medidas de discriminación positiva, que tienen como finalidad promover la igualdad de oportunidades de empleo para la mujer con fondos públicos. En particular, la Ley 125 de 1991, corregida por el Decreto Ley 1996 del año 2000. Su implementación es controlada por el Comité Nacional para la Igualdad de Oportunidades, que actúa dentro del Ministerio de Trabajo italiano. También la ley provincial de 28 de marzo 2003 recoge la normativa para el desarrollo rural.

Paralelamente, dentro del Ministerio de Política Agraria y Forestal, se creó en 1997 el Observatorio Nacional para emprendedoras y trabajo agrario de la mujer (ONILFA)4. Sus objetivos principales fueron: llevar a cabo la selección y análisis de datos para el estudio de la realidad de la mujer en el medio rural; analizar la normativa relativa al trabajo de la mujer y su evolución, y dar a conocer las oportunidades y recursos previstos por las distintas instituciones públicas en la promoción del trabajo de la mujer en el sector agrario y rural.

Desde la Unión Europea también se impulsan distintas políticas relacionadas con el desarrollo rural y, en especial, con la problemática de la mujer. Entre ellas se encuentra el programa LEADER+ para la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, con un apoyo prioritario a las estrategias que tengan por objeto las oportunidades de empleo; el programa EQUAL para la creación de nuevas formas de organización del trabajo que permitan conciliar la vida laboral y familiar, reducir las desigualdades de género y eliminar la segregación del empleo. Entre sus beneficiarias se encuentran las Asociaciones de Desarrollo (AD), que están formadas por agrupaciones públicas, entidades territoriales, servicios públicos de empleo, organizaciones no gubernamentales (ONG), pequeñas y medianas empresas (PYME) e interlocutores sociales. Por último el programa NOW, cuyo objetivo era dinamizar la actividad de las mujeres rurales, promoviendo el crecimiento de empleo. Dichas iniciativas han propiciado la puesta en marcha de proyectos en España e Italia para la mejora de las condiciones y la calidad de vida de las mujeres rurales, con el fin de alcanzar un desarrollo rural sostenible (Sayadi y Calatrava Requena, 2008).

En efecto, el desarrollo profesional ya no se produce por la simple "transmisión hereditaria", sino que requiere un proceso formativo específico, de manera que la formación y cualificación profesional, adecuada y de fácil accesibilidad, son de vital importancia. Sobre todo en un sector como el agrario, en el que la mujer, después de la jornada laboral en la empresa familiar y el hogar dispone de poco tiempo para la formación, y donde la conciliación trabajo-hogar resulta más difícil que en otros ámbitos. Así, en Italia, ONILFA (2002) ha estimado la jornada laboral de una mujer en el sector agrícola (trabajadora independiente) en 65 horas semanales, entre trabajo extra-doméstico y familiar, mientras que la jornada laboral de una mujer en otros sectores es de 59 horas semanales.

Además, la mujer trabajadora en el sector agrícola debe afrontar un doble desafío, ya que la agricultura es un sector que se debate entre los valores tradicionales y las perspectivas de innovación. En este contexto hace un doble esfuerzo, ya que no renuncia a su papel de esposa y madre (es el sector de actividad con mayor porcentaje de matrimonios y número de hijos) y, además, apuesta por la introducción de tecnologías avanzadas o por actividades innovadoras, lo que requiere formación y dinamismo.

Todo ello ha conducido, tanto en España como en Italia, a la necesidad de crear numerosas asociaciones de mujeres agrarias que tienen como finalidad promover y difundir los derechos de la mujer y su papel en el entorno rural. Así, según ONILFA (2002), en Italia el 48% de las directoras de explotación agrarias acuden a las asociaciones por diferentes motivos: 36.5% para asistencia de gestión, 26.5% por asistencia técnica, 10.4% para valoración y comercialización de la producción y 6.7% para el aprovisionamiento de medios técnicos.

Por otro lado, en los últimos años se ha apreciado en el sector agrario un evidente cambio en el papel de la mujer emprendedora, no sólo en el tamaño de la empresa agrícola, como se verá a continuación, sino también en relación con la demanda de nuevos productos agrícolas.

Así, en muchos casos, la empresa agrícola femenina se caracteriza por una diversificación de la actividad productiva (agroturismo, trasformación de productos agrícolas, artesanía, etcétera), desde una óptica no sólo de mercado, sino también de conservación del medio ambiente y del desarrollo de las áreas rurales (Fortini, 2006).

La empresa agrícola actual se enfrenta a un contexto de mercado en el que los consumidores demandan cada vez más productos de calidad. En Italia, 2.4% de las empresas dirigidas por mujeres responden a este hecho, aplicando a sus cultivos un sistema de producción ecológico, frente 1.9% en el caso de los hombres. Ésto evidencia la mayor adaptación y capacidad de respuesta de la mujer a la evolución de los mercados agrícolas.

Dado el apoyo legal y político para la incorporación de la mujer al trabajo en el medio rural, y la problemática de la conciliación trabajo-familia y su ruptura con los aspectos tradicionales en el medio rural, el principal objetivo del presente trabajo es analizar las diferencias de género en la dirección de las explotaciones agrícolas situadas en el sur de Europa, especificamente en España e Italia.

El estudio se justifica porque, si bien se ha constatado la abundancia de estudios sobre el trabajo de la mujer en el mundo rural, los trabajos sobre su posición como jefa de explotación y sus diferencias con el varón son prácticamente inexistentes. Las similitudes culturales, sociales y agrícolas de España e Italia, ambos pertenecientes la Unión Europea, permiten comparar la evolución de los resultados de las políticas europeas y nacionales.

 

Fuentes de información

La información utilizada en el análisis procede fundamentalmente de las estadísticas oficiales publicadas en España e Italia, Instituto Nacional de Estadística (INE) y L' Istituto Nazionale di Statistica (ISTAT), respectivamente.

Debido a que la información en ambas fuentes no está elaborada con el mismo nivel de desagregación, en algunos aspectos no ha sido posible realizar una comparación más detallada.

 

La participación de la mujer en el trabajo agrícola

El rol social y económico de la agricultura está atravesando un complejo proceso de trasformación y redefinición. El mantenimiento y la preservación del paisaje, la protección del ambiente natural y la gestión sostenible de los recursos, son los nuevos objetivos a perseguir.

En la actualidad, la agricultura se ha convertido en un componente más amplio del sistema agrícola-alimenticio, y evoluciona hacia una mayor competitividad, en un mercado único europeo que se va ampliando y abriendo hacia el exterior.

En este nuevo contexto, en el que la agricultura debe desarrollar diferentes roles sociales a favor de la sociedad y de una mejora de la calidad de vida, la presencia de la mujer se llena de nuevos significados económico-sociales y demográfico-ambientales.

El porcentaje de ocupación de la mujer en el sector agrícola es muy similar en España e Italia (5.5% y 4.4% (Di Gregorio y Licari, 2006)), pero su participación es bastante diferente, tanto en lo que respecta a la mano de obra agrícola como a la dirección de explotaciones.

Como se observa en el Cuadro 1, en el periodo 1990-2005 la fuerza de trabajo total en el sector agrícola ha disminuido en los dos países, pero el porcentaje de mano de obra femenina en cada país se mantiene constante, en 39.6% en Italia y 31.7% en España.

En otros países europeos, este porcentaje de mano de obra femenina es notablemente inferior, como en Francia (21.4%) o Reino Unido (16.57%). Sin embargo, la media es mucho más elevada (40.8%) y próxima a la de Italia, como consecuencia de la reciente incorporación a la Unión Europea (UE) de países de Europa del este, como Polonia y Rumanía.

En lo que respecta a los jefes de explotación, en el año 2005 en Italia el porcentaje de mujeres (27.9%) es superior a la media europea (25.6%), al contrario de lo que ocurre en España, con un porcentaje de 19% (Cuadro 2).

Más recientemente, según ONILFA en Italia, en el año 2008, las empresas agrícolas dirigidas por mujeres suponen el 30% mientras que en España (INE) el porcentaje para el año 2007, fue de 18.84%, lo cual evidencia, de nuevo, la diferencia entre ambos países. Además, en ambos países se aprecia cómo el porcentaje de empresas agrícolas dirigidas por mujeres ha aumentado en los últimos años de 24% en 1990 a 27.9% en 2005 para el caso de Italia, y de 16.6% a 19% para España.

Uno de los factores que puede haber motivado dicho incremento es la evolución del mercado de trabajo hacia un sistema que ve en el trabajo autónomo la posibilidad de entrar en el mundo laboral, por lo que, consecuentemente, las mujeres también han optado por iniciar una actividad empresarial.

 

El perfil de la mujer jefa de explotación

El perfil de la mujer como jefa de explotación se puede definir desde diversas ópticas: las relaciones familiares con el titular, la edad, el tamaño de la explotación y el tipo de actividad.

En el Cuadro 3 se recogen las diferencias de género en las relaciones familiares con el jefe de explotación en España, y su evolución.

De 2003 a 2007, se observan diferentes tendencias: se reduce el número total de titulares de empresas agrarias pero aumenta ligeramente el porcentaje de mujeres titulares de explotación, de 27.96% en 2003 a 28.81% en 2007; y en lo que respecta a la dirección de explotaciones también disminuye su número total, así como la participación de la mujer (19.02% a 18.84%), aunque de forma apenas perceptible.

Se reduce igualmente el peso de mujeres jefes de explotación que son cónyuges o familiares del titular, pero aumenta suavemente el porcentaje de mujeres que son a la vez titulares y jefes de explotación y en mayor medida el de mujeres asalariadas que dirigen las empresas (6.98% a 7.98%). Ello indica una tímida emancipación de la mujer respecto del núcleo familiar y también una mayor profesionalización, posiblemente derivada de un aumento de su formación.

En lo que respecta a la distribución por grupos de edad de las jefas de explotación, en la Figura 1 se muestra una distribución muy similar en ambos países. En ambos 10% de las mujeres jefas de explotación tienen menos de 40 años, 40 a 45% tienen entre 40 y 59 y el porcentaje restante (44 a 50%) tienen más de 60. Ello refleja un cierto envejecimiento de las mujeres directoras de explotación.

No obstante, un análisis más detallado entre ambos sexos en España, por edad y relación con el titular de la explotación (Cuadro 4), muestra un comportamiento similar para los varones, debido a la tendencia general de abandono del campo en busca de una mejora de la calidad de vida en núcleos urbanos.

Sin embargo, sí se observan comportamientos diferentes entre ambos sexos, según la relación con el titular. Hay más mujeres que hombres (7.4 puntos porcentuales) que son jefas de explotación y cónyuges del titular en el grupo de edad intermedia, y también en el grupo más joven (1.4 puntos), al contrario de lo que ocurre con el grupo de mayor edad, donde la presencia de las mujeres es de 8.8 puntos menor que los hombres.

También se observan grandes diferencias en el grupo de las asalariadas fijas, especialmente en las de edad intermedia, 40 a 59 años, donde hay una menor presencia (12.1 puntos) de mujeres jefes de explotación asalariadas que hombres, al contrario de lo que ocurre con otros grupos de edad.

Finalmente, destaca la presencia de mujeres familiares del titular (hijas o hermanas), la cual es mayor que en el varón en el grupo de edad más joven (4 puntos) y se reduce con la edad, llegando a ser de 2.9 puntos menor que los hombres en el grupo de mayor edad.

En lo que respecta a la dimensión de las explotaciones, en los Cuadros 5 y 6 se muestran las diferencias de género para Italia y España.

Se puede observar cómo las empresas agrícolas dirigidas por mujeres en Italia en el año 2003 tienen en su mayoría (82.5%) una superficie menor de 5 hectáreas, factor que caracteriza también a las empresas dirigidas por hombres (74.5%).

Es evidente que la mujer emprendedora en el sector agrario encuentra dificultades en iniciar o desarrollar empresas de medio y gran tamaño, ya que tan sólo 3.3% de las explotaciones que dirigen superan las 20 hectáreas.

La explicación a este fenómeno se debe, en parte, a la actividad extra-empresarial (de tipo familiar, que ningún empresario agrícola hombre de ese nivel realiza) que desarrolla la mujer, lo cual limita la iniciativa emprendedora femenina en grandes empresas.

Analizando la tendencia general en el trienio 20002003, en las empresas de menos de 20 hectáreas se observan descensos similares en ambos sexos. Los hombres tienen aumentos más significativos que las mujeres en las explotaciones de dimensión superior a 20 hectáreas, pero en el intervalo de empresas de grandes superficies (más de 100 hectáreas), el número de empresas dirigidas por mujeres ha aumentado considerablemente y en mayor grado que los hombres (30.7% frente a 12%), a pesar de que sólo representan el 0.3% del número total de empresas, y un 8.7% en volumen de hectáreas, lo que indica que la mujer empieza también a ocupar la dirección de las grandes empresas agrícolas.

Algo similar se puede decir de España, aunque de manera menos acentuada (Cuadro 6). En el año 2003, 60% de las empresas agrícolas dirigidas por mujeres, tenían menos de 5 hectáreas, y 30% entre 5 y 20, mientras que en el caso de los hombres estos valores se reducían a 54% y 27%, respectivamente.

No obstante, respecto al año 2007, se incrementó en dos puntos porcentuales el número de explotaciones, con superficies entre 20 y 50 hectáreas, dirigidas por mujeres y se redujo el de menos de 20 hectáreas. Se aprecia, por tanto, una tendencia a la paridad de género en el número de explotaciones.

De la comparación entre ambos países, Italia muestra para el año 2003 una mayor concentración de empresas pequeñas bajo la dirección de mujeres que en España, produciéndose una mayor diferencia de género en el tamaño de las explotaciones que dirigen. Un análisis detallado por grupos de edad de los jefes de explotación en España, en el año 2007, se muestra en el Cuadro 7.

Se observa cómo tanto las mujeres (50.9%) como los hombres (41.04%) más jóvenes (<40 años) dirigen un menor porcentaje de explotaciones pequeñas (< 1 ha) que los de mayor edad (>60 años), 50% frente a 68% en las mujeres y 41% frente a 58% en los hombres. En cambio, en las explotaciones de entre 5 y 20 hectáreas, ocurre lo contrario, las mujeres más jóvenes dirigen una mayor número de empresas (29.75%) que las mujeres de más de 60 años (21.35%), lo que no ocurre en los hombres, en donde prácticamente se mantienen los mismos porcentajes en todos los grupos de edad (26 a 27%).

En general, en las explotaciones de menos de 20 hectáreas la mujer tiene una mayor presencia que los hombres, en casi todos los grupos de edad, al contrario de lo que ocurre con las explotaciones de más de 20.

Resulta también interesante observar las diferencias en lo que respecta al tipo de actividad productiva (Cuadro 8). Aquí se aprecia que las actividades de autoconsumo interesan principalmente a empresas cuyos ingresos medios de explotación no superan los 2,400 (menos de 2 UDE), tanto en las mujeres como en los hombres, pero en el conjunto de las empresas las mujeres apuestan más por el autoconsumo en 19.9% frente a 16.8%, lo que no ocurre con el resto de actividades.

En este sentido se dan algunas excepciones, como ocurre en las empresas de más de 100 UDE en las que la mujer participa más que el hombre en las actividades multifuncionales (34.6% frente a 22.7%) y en las agrícolas y para el mercado (25.6% frente a 20.9%).

 

Conclusiones

Las diferencias de género en el medio rural, en concreto en Italia y España, están recogidas en los diferentes trabajos realizados hasta el momento, aunque son escasos los relativos a la dirección de las explotaciones agrarias.

El papel de la mujer en la agricultura es fundamental para garantizar el principio de paridad de oportunidades entre hombre y mujer. Para ello se han desarrollado, en los últimos años, distintas políticas sociales en la Unión Europea y cada país ha publicado leyes de igualdad.

A pesar de ello, debido a los arraigados valores tradicionales que prevalecen en el medio rural, así como a las dificultades que presenta la conciliación de la vida familiar y laboral, el paso hacia la igualdad de género se realiza lentamente y, de manera especial, en la dirección de explotaciones, aunque en los últimos años se ha podido apreciar cambios significativos en la participación de la mujer como empresaria agrícola.

Aunque la presencia de la mujer en el total de la mano de obra agrícola en el año 2005 es cerca de 40% en Italia y de 32% en España, sólo 28% de los jefes de explotación en Italia son mujeres y 19% en España, a pesar de que se ha producido un aumento de 3% en el periodo de 1990 a 2005.

No obstante se observa en España, en los años de 2003 a 2007, un aumento de mujeres asalariadas directoras de explotaciones y una pequeña reducción de mujeres cónyuges del titular, lo que indica una tendencia de la mujer a emanciparse del núcleo familiar.

Por grupos de edad, tanto en los hombres como en las mujeres jefes de explotación, se aprecia un claro envejecimiento debido al abandono generalizado del campo. No obstante, los datos en España muestran una mayor presencia de la mujer cónyuge del titular en los grupos de menos de 59 años de edad, y también de la mujer asalariada en el grupo de menos de 40 y de más de 60.

En lo que respecta al tamaño de las explotaciones que dirigen, las mujeres tienen mayor presencia que los hombres en las explotaciones pequeñas, de menos de 20 hectáreas en ambos países, pero fundamentalmente en Italia, en donde en el año 2003, 82.5% de las mujeres jefas de explotación dirigían empresas de menos de 5 hectáreas frente a 74.5% de hombres. Pero un análisis de los años 2003 a 2007 muestra, en España, un aumento de la presencia de la mujer en las explotaciones de 20 a 50 hectáreas, en detrimento de las explotaciones de 5 a 20 hectáreas, con una tendencia clara hacia la paridad en este ámbito.

Por grupos de edad, las mujeres tienen una ventaja positiva en edades de menos de 60 años en el grupo de explotaciones entre 5 a 20 hectáreas, y también en todas las edades en las explotaciones de menos de 5 hectáreas.

Todo ello nos permite dibujar un perfil de la mujer directora de empresa agraria como mujeres más cualificadas que en el pasado, que se centran en las explotaciones de tamaño reducido, pero que tienden a dirigir empresas más grandes, y esta tendencia es especialmente significativa entre las mujeres más jóvenes. Posiblemente como respuesta a las nuevas demandas del mercado, prestando especial atención a la calidad y a la diversificación, como es el turismo rural, cultivos biológicos y venta directa de productos elaborados.

 

Literatura Citada

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Notas

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