Femenino de 28 años, con un año de evolución de dolor en la rodilla izquierda, que se exacerbó en el último mes, incapacitándola para subir y bajar escaleras. En la exploración, marcha claudicante a expensas de rodilla izquierda en semiflexión; paciente con hiperelasticidad moderada de todas las articulaciones; valgo de rodillas (izquierda de 22o, derecha 20o), con presencia de aumento de volumen y temperatura en la rodilla izquierda; hipotrofia ipsolateral de cuádriceps, con mediciones de menos dos centímetros a 20 y 30 cm por arriba de la tuberosidad tibial al compararla con el muslo contralateral; dolor ante la presión anteroposterior y lateralización de la rótula con sensación de crepitación; arco de movimiento completo doloroso; reflejos osteotendinosos, sensibilidad y llenado capilar normales; fuerza muscular del cuádriceps ipsolateral 3/5, contralateral 5/5. Con diagnóstico clínico de síndrome del compartimento femoropatelar, se solicitó una radiografía axial de la rótula con flexión de 45o y resonancia magnética de la rodilla izquierda (Figuras 1, 2, 3 y 4). Se diagnosticó condromalacia patelar grado IV. Se sometió a un programa de rehabilitación preoperatorio por ocho semanas dividido en dos etapas. La etapa 1 (siete días) consistió en a) aplicación de crioterapia por lapsos de 20 minutos cinco veces/día, b) apoyo parcial con muletas axilares, c) meloxicam 15 mg/día. La etapa 2 (siete semanas), en a) electroestimulaciones funcionales al cuádriceps ipsolateral; b) ejercicios isométricos de cuádriceps, isquiotibiales, aductores y abductores de la cadera y glúteo mayor; c) cada sesión finalizó con crioterapia por 20 minutos. Se logró el fortalecimiento del cuádriceps 4/5 y aumento del diámetro del muslo semejante al contralateral. Al término del programa de rehabilitación, se realizó una cirugía de Fulkerson (técnica que combina la medialización y anteriorización del tubérculo tibial, disminuyendo de esta manera las fuerzas de contacto patelofemoral). El programa de rehabilitación se reanudó a los 10 días postcirugía; se permitió apoyo total a las cuatro semanas; se dio de alta a los tres meses, con arcos de movilidad de la rodilla completos, sin dolor, con fuerza muscular del cuádriceps 5/5.
![](/img/revistas/amga/v17n1//1870-7203-amga-17-01-72-gf1.jpg)
Figura 1: Radiografía axial a 45o de flexión de la rodilla izquierda, que muestra la basculación y lateralización patelar.
![](/img/revistas/amga/v17n1//1870-7203-amga-17-01-72-gf2.jpg)
Figura 2: Clasificación de severidad de la condromalacia patelar y su correlación entre las imágenes de resonancia magnética y artroscópica. Imagen en el plano coronal de la cara posterior de la rótula.
![](/img/revistas/amga/v17n1//1870-7203-amga-17-01-72-gf3.jpg)
Figura 3: Imágenes de resonancia magnética ponderadas en T2, en cortes sagital central (A) y parasagital lateral (B), que muestran daño severo del cartílago rotuliano, con afección de hueso subcondral (condromalacia grado IV).
![](/img/revistas/amga/v17n1//1870-7203-amga-17-01-72-gf4.jpg)
Figura 4: Imagen de resonancia magnética ponderada en T1, en corte axial, que muestra pérdida del cartílago articular (central y de la faceta externa de la rótula izquierda, con afección del hueso subcondral (condromalacia grado IV).
La condromalacia rotuliana es una afección frecuente que produce síndrome doloroso del compartimento femoropatelar1 (reblandecimiento del cartílago articular de la rótula); fue descrita inicialmente por Büdinger en 1906 y por Koenig en 1924. Su incidencia es de 22/1,000 personas por año. Su origen es multifactorial; se ha relacionado con antecedentes traumáticos, alteraciones de mala alineación rotuliana, plica mediopatelar y procesos de tipo degenerativo. Se presenta sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes, con mayor incidencia en el género femenino y corredores. Respecto a la sintomatología,2 la mayor parte de los pacientes con condromalacia describen una molestia continua y sorda localizada en la región anterior de la rodilla, que aumenta al encontrarse sentado en la misma posición, con sensación de bloqueo o de falta de fuerza; el dolor y la inestabilidad se incrementan al bajar y subir escaleras; puede detectarse crepitación y sinovitis con tumefacción. Usualmente, se solicitan estudios radiográficos en proyecciones AP con apoyo para descubrir el cierre de los compartimentos articulares, lateral a 30o para realizar las mediciones de Insall y de Blummensat, y axiales a 45o para describir el ángulo de Merchant y la basculación patelar. En la actualidad, la resonancia magnética permite una valoración integral de la rodilla, así como evaluar la magnitud del daño del cartílago articular3 y su comparación con los hallazgos de artroscopia. La clasificación de Outerbridge indica cuatro grados diferentes: grado I, reblandecimiento y edema; grado II, fragmentación y fisuras en zonas de 1.25 cm o menos; grado III, zona afectada mayor de 1.25 cm; grado IV, erosión del cartílago que llega hasta el hueso. El diagnóstico diferencial es amplio, debe efectuarse con dolor referido de inicio en la cadera, síndrome de Osgood-Schlatter, síndrome de Sinding-Larsen-Johansson, neuroma, tendinitis patelar, síndrome de plica, síndrome de compresión radicular, infección de rodilla, tumores, artritis patelofemoral, bursitis prepatelar y bursitis de la bolsa de Hoffa.
El tratamiento de la condromalacia patelar depende de las alteraciones de la superficie articular y debe dirigirse a la causa (no a sus consecuencias); suele constar de medidas conservadoras como fármacos antiinflamatorios, ejercicios de cuádriceps y estiramientos de los músculos isquiotibiales.4 El tratamiento quirúrgico5 está indicado cuando han fracasado los intentos de tratamiento médico conservador. Éste se puede dividir en dos fases: 1) tratamiento quirúrgico dirigido a la desalineación incorrecta y otras anomalías del mecanismo extensor y la articulación patelofemoral; 2) tratamiento del cartílago enfermo mediante rasurado o radiofrecuencia artroscópica.6