Introducción
Las aberraciones en el color del plumaje de las aves generalmente presentan una base genética y son causadas por mutaciones que afectan la expresión fenotípica de los pigmentos que dan color a las plumas (van Grouw 2006). Sin embargo, los patrones de coloración anormal pueden estar influidos por factores externos, tales como deficiencias nutricionales, decoloración por la radiación lumínica o enfermedades (Phillips 1954, van Grouw 2006, Guay et al. 2012). El leucismo es una anomalía de origen genético caracterizada por la pérdida total o parcial de melanina en el plumaje, como consecuencia de un desorden hereditario en el depósito de estos pigmentos a nivel celular, lo cual provoca la pérdida del color natural de las especies en ciertas regiones o la totalidad del cuerpo a excepción de los ojos (Bensch et al. 2000, Nogueira y Alves 2011, Urcola 2011).
A pesar de que el leucismo es la anomalía cromática reportada con mayor frecuencia en aves (Cook et al. 2012, Zilio 2013, González-Arrieta y Zuria 2015), a menudo es incorrectamente clasificado como albinismo parcial (e.g.Michener y Michener 1936, Sage 1962, Ross 1963, Gross 1965, Bensch et al. 2000, Møller y Moussaeu 2001, Torres y Franke 2008, Tinajero y Rodríguez-Estrella 2010, 2014). El albinismo se define como la ausencia total de pigmentos en el plumaje y la piel, resultado de un trastorno hereditario en el depósito de la melanina debido a la inhibición de la enzima tirosinasa (Urcola 2011, Guay et al. 2012). Las aves con albinismo tienen el plumaje incoloro y la piel y los ojos rosados a causa de la interacción del color de la sangre con los tejidos no pigmentados (Cook et al. 2012), a diferencia de los individuos con leucismo que tienen el plumaje parcial o totalmente blanco y los ojos de coloración normal (van Grouw 2006, Guay et al. 2012).
En México, registros recientes de aberraciones cromáticas (leucismo y albinismo) en aves han sido reportadas en diferentes familias como: Podicipedidae, Procellariidae, Ardeidae, Accipitridae, Recurvirostridae, Scolopacinae, Larinae, Columbidae, Falconidae, Turdidae, Mimidae, Emberizidae, Icteridae, Fringillidae y Passeridae (e.g.Tinajero y Rodríguez-Estrella 2010, 2014, Carbó-Ramírez et al. 2011, Contreras-Balderas y Ruiz-Campos 2011, Ayala-Pérez et al. 2013, 2014, 2015, Cortinas-Salazar y Contreras-Balderas 2014, González-Arrieta y Zuria 2015, Rodríguez-Ruiz et al. 2015, Reséndiz-Cruz y Caballero-Jiménez 2016). Hasta ahora no se tienen reportes de la presencia de coloración aberrante en especies de la familia Tyrannidae en México.
El tirano tijereta rosado (Tyrannus forficatus) se reproduce en la costa Atlántica, desde el sureste de Estados Unidos de América hasta el norte de Coahuila y Tamaulipas; durante el periodo migratorio se mueve hacia el sur en la costa del Golfo de México y la costa del Pacífico, desde Guerrero hasta Panamá (Howell y Webb 1995, Dunn y Alderfer 2011, Alderfer et al. 2014). El plumaje de T. forficatus muestra una coloración gris en el dorso, blanco con naranja débil en el vientre, rosa salmón y tonos rojizos bajo las alas y hombros, mientras que las plumas de vuelo son oscuras con los extremos blancos (Pyle 1997, Sibley 2000, Dunn y Alderfer 2011) (Figura 1a).
El 13 de noviembre de 2015 observé un individuo de T. forficatus con leucismo total (Figura 1b). El registro se realizó en un camino rural a 2 km al noroeste del poblado de La Ventosa, Juchitán, Oaxaca (16°34'6.76"N y 94°57'46.76"O; 41 msnm), en los campos de cultivo de maíz y sorgo del ejido. El ejemplar tenía el plumaje completamente blanco, con el pico y patas rosadas, el color de los ojos era café oscuro, que corresponde a los de un individuo sin aberraciones en el plumaje, por lo que fue descartada la posibilidad de estar ante un espécimen con albinismo (Figura 1b). Por el tamaño relativo de la cola respecto a su cuerpo se trataba de un individuo juvenil (Sibley 2000, Dunn y Alderfer 2011). Observé al ave por 15 minutos, durante los cuales permaneció perchada en un cable de energía eléctrica, acicalando su plumaje y pico; forrajeó de manera normal junto a otros individuos de T. forficatus con plumaje normal.
Discusión
La presencia de plumajes aberrantes en la familia Tyrannidae es común y ha sido documentada en numerosas ocasiones. Por ejemplo, Gross (1965) reportó 11 especies, con esa anormalidad, en Estados Unidos de América; por su parte, Torres y Frank (2008) describieron tres casos de "albinismo parcial" (leucismo) en los tiránidos de Perú. Asimismo, se han reportado casos de albinismo para T. tyrannus y leucismo en T. verticalis en Estados Unidos de América (Ross 1963); T. caudifasciatus en Florida (Kratter 2010) y T. savanna en Piratini, Brasil (Zilio 2013). Se conoce un único registro de T. forficatus con "albinismo" (leucismo parcial), el ejemplar fue observado y colectado el 10 de julio de 1961 cerca de Mead, Oklahoma y se depositó en la colección de la University of Oklahoma Museum of Zoology con el número de espécimen 5248, el individuo colectado tenía las patas rosadas, pico blanco y ojos oscuros, el plumaje era completamente blanco, a excepción de dos plumas cobertoras primarias, cuatro primarias y cuatro rectrices que presentaban la coloración normal de la especie (Lingon 1964).
Los reportes sobre la frecuencia de coloraciones anormales en animales silvestres son importantes para incrementar nuestro conocimiento acerca de su ocurrencia en diferentes poblaciones de especies (Vargas-Masís y Arguedas-Rodríguez 2014), dado que constituyen evidencia indirecta de su variabilidad genética subyacente, ya que los reportes de especies con anomalías en su coloración pueden proveer información relativa a su variabilidad, adecuación y de la estructura de sus poblaciones (Jehl 1985, Acevedo y Aguayo 2008). A pesar de que la interpretación biológica de los patrones atípicos de coloración es aún incierta (Guevara et al. 2011), en México se ha documentado una fuerte relación entre anormalidades en la coloración del plumaje y las zonas urbanas (López-Ortega y Carbó-Ramírez 2010, Tinajero y Rodríguez-Estrella 2010, 2014, Carbó-Ramírez et al. 2011, Contreras-Balderas y Ruiz-Campos 2011, Rodríguez-Ruiz et al. 2014, Ayala-Pérez et al. 2014, Cortinas-Salazar y Contreras-Balderas 2014, Ayala-Pérez et al. 2015), que puede deberse a variados factores como la contaminación (Møller y Mousseau 2001, Møller et al. 2007), la modificación de la dieta (Guay et al. 2012), a los reducidos tamaños poblacionales que favorecen la endogamia, lo cual permite que los alelos recesivos se expresen (Bensch et al. 2000), así como las diferencias en las tasas de depredación, que generalmente son más bajas que en sitios no urbanizados (Rivera-López y MacGregor-Fors 2016). Algunos autores sugieren que los animales con anomalías en la coloración pueden ser más susceptibles a la depredación que sus congéneres con coloración normal (Sage 1962, Jehl 1985, Acevedo y Aguayo 2008, Torres y Franke 2008, Ayala-Pérez et al. 2014).
Debe destacarse que es difícil cuantificar la frecuencia de reportes sobre aberraciones del plumaje en la naturaleza, pues se depende de las características del ave, del uso de hábitat y de la probabilidad de detectar individuos con esta anomalía (Zilo 2013), por lo que es necesario señalar que el incremento de observadores -actualmente con mayor experiencia- de aves en México, particularmente en las zonas urbanas (e.g. Gómez de Silva y Alvarado-Reyes 2010, Aguilar-Gómez et al. 2014), pudo haber favorecido la frecuencia en los reportes de individuos con aberraciones cromáticas en las inmediaciones de áreas alteradas antropogénicamente.