Introducción
Los murciélagos son el segundo grupo más diverso de mamíferos con más de 1,116 especies en el mundo (Simmons 2005). México se posiciona como el quinto país con mayor riqueza de especies de murciélagos en el mundo con 138 especies (Medellín et al. 2008). Por su parte, los estados de Coahuila y Nuevo León albergan el 31 % de la quiropterofauna mexicana (43 especies en total; Baker 1956; Easterla y Baccus 1973; Wilson et al. 1985; Moreno-Valdez 1996; Jiménez-Guzmán et al. 1999; Contreras-Balderas et al. 2007).
A nivel mundial, los quirópteros representan uno de los grupos de mamíferos más amenazados (Mickleburgh et al. 2002). En la misma tendencia, más de la cuarta parte de las especies de murciélagos presentes en México se encuentran en alguna categoría de riesgo bajo la norma oficial mexicana de protección de especies nativas del país (NOM-059-SEMARNAT-2010; SEMARNAT 2010). Entre la quiropterofauna mexicana, la tribu Glossophagini (Phyllostomidae: Glossophaginae) son particularmente vulnerables al riesgo de extinción, dado que presentan hábitos alimenticios muy específicos (nectarívoros-polinívoros), además de que son sensibles a disturbios en las cuevas donde se refugian (Arita y Santos-del-Prado 1999). Entre los murciélagos cavernícolas del norte de México incluidos en la NOM-059-SEMARNAT con categoría de amenazados se encuentran las especies nectarívoras Leptonycteris nivalis y Choeronycteris mexicana. Estas dos especies presentan un amplio rango de distribución que abarca una porción considerable del territorio de México y parte del sur de Estados Unidos. Globalmente, L. nivalis es clasificado como en peligro (Arroyo-Cabrales et al. 2008) y C. mexicana como casi amenazado (Arroyo-Cabrales y Pérez 2008) por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) debido a que se estima una disminución en sus poblaciones del 50 y 30 por ciento respectivamente, en los últimos diez años. Estas especies de murciélagos nectarívoros juegan un rol ecológico muy importante para los ecosistemas Áridos y semiáridos de México al polinizar plantas clave como los agaves y las cactáceas.
La presencia de refugios y el hábitat disponible en el norte de México son de especial relevancia para ambas especies. Para el caso de C. mexicana, se han documentado hembras con crías durante los meses de verano en varios sitios de Coahuila y Nuevo León. A pesar de que C. mexicana presenta una amplia distribución, parece ser una constante la baja abundancia de individuos en los refugios donde ha sido reportada (Baker 1956; Jiménez-Guzmán et al. 1999). En el caso de L. nivalis, dentro de su amplio rango de distribución (i. e. desde el centro de México hasta el Sur de Estados Unidos de América) solamente se reconocen dos cuevas de maternidad (i. e. donde se han encontrado hembras preñadas o con crías) ubicadas en la parte norte de su distribución; una en el estado de Nuevo León, México y la otra en el estado de Texas, Estados Unidos (Easterla 1972; Medellín 1994). Además hay evidencia que sugiere que las hembras preñadas migran al norte cada primavera siguiendo los eventos de floración de plantas del género Agave (Moreno-Valdez et al. 2000). Lo anterior hace resaltar la importancia de proteger refugios y el hábitat de estas especies de filostómidos en riesgo de extinción, particularmente en los estados de Coahuila y Nuevo León.
A pesar de que los quirópteros se distinguen como uno de los grupos de mamíferos más amenazados en el mundo y en nuestro país, pocas publicaciones hablan de los esfuerzos de conservación para favorecer a las especies de murciélagos cavernícolas en riesgo. Ejemplos concretos son las acciones realizadas por el Programa de Conservación de Murciélagos de México (PCMM) en cuevas de los estados de Morelos y Campeche (López-Segurajauregui et al. 2006; Vargas-Contreras et al. 2012). Particularmente para el noreste de México, destacan los esfuerzos desarrollados por Arnulfo Moreno Valdez en el monitoreo, educación y conservación de los murciélagos cavernícolas de esta región (Tuttle y Moreno 2005), así como los esfuerzos para la protección como Santuario Natural a la Cueva de la Boca, Nuevo León, por parte de Pronatura Noreste (Pronatura Noreste 2006).
Una de las limitantes para definir acciones de conservación es la escasa disponibilidad de información sobre la biología y ecología de las especies en riesgo. En el caso de los murciélagos nectarívoros L. nivalis y C. mexicana, su sobrevivencia depende de la disponibilidad de alimento (i. e. principalmente néctar de flores para ambas especies), y de sitios de refugio (i. e. cuevas) que reúnen las características requeridas por cada especie. Además del conocimiento ecológico, la adecuada implementación de estrategias de conservación requiere considerar el componente social e incluir a las comunidades locales (Brosius et al. 1998). La educación ambiental puede ser un elemento clave para fortalecer la comunicación entre las partes locales interesadas con profesionales de conservación y permitir que se aplique la información científica en acciones de conservación (Bizerril et al. 2011; Vargas-Contreras et al. 2012).
Los programas de posgrado diseñados para integrar perspectivas sociales y biológicas pueden servir de catalizadores al reforzar redes de actores claves requeridas para acciones de conservación (Packard y Schmidly 1991; Fitzgerald y Stronza 2009). En este artículo, describimos un caso de estudio en el que las alianzas entre una organización no gubernamental local y científicos académicos (estudiantes de licenciatura y posgrado) reforzaron la participación de comunidades locales en la protección de cuevas usadas por murciélagos en riesgo.
Con la intención de contribuir a la generación de información ecológica de murciélagos nectarívoros amenazados, a partir del 2012 se iniciaron actividades de monitoreo para identificar sitios prioritarios para su conservación en los estados de Coahuila y Nuevo León (EPGR y TEL datos no publicados). Posteriormente, en 2013 se realizaron actividades de educación ambiental y talleres participativos con las comunidades que residen en la cercanía a las cuevas identificadas como refugio de L. nivalis y/o C. mexicana, con el fin de informarlas sobre la importancia del rol ecológico de estos mamíferos e involucrarlas en acciones de conservación (CJ y JMP datos no publicados; ESHAC-CONANP 2013). Los objetivos del presente artículo son: 1) documentar los refugios identificados para L. nivalis y C. mexicana, 2) diseñar estrategias sociales que vinculen a actores clave (comunidades locales, científicos, educadores, organizaciones no gubernamentales, entidades gubernamentales), resultando en una red de conservación, y 3) proponer estrategias para reforzar los ví nculos entre los actores clave de la red de conservación de murciélagos de manera que se mantenga a largo plazo.
Métodos
Para documentar cuevas usadas por L. nivalis y C. mexicana en Coahuila y Nuevo León, combinamos la búsqueda de refugios conocidos para ambas especies en la literatura disponible (Baker 1956; Easterla y Baccus 1973; Wilson et al. 1985; Arroyo-Cabrales et al. 1987; Arita y Humphrey 1988; Hensley y Wilkins 1988; Moreno-Valdez 1996; Jimenéz-Guzmán et al. 1999; Moreno-Valdez et al. 2000; Contreras-Balderas et al. 2007) y trabajo de campo para identificar sitios no documentados previamente, el cuál consistió en contactar a comunidades locales en zonas previamente identificadas como hábitat potencial (EPGR y TEL datos no publicados) y obtener información sobre cuevas mediante entrevistas, a manera de diálogo semi-estructurado con informantes clave (residentes de la comunidad con conocimiento de cuevas en la zona; Geilfus 2002). Visitamos las cuevas identificadas entre los meses de mayo y agosto del 2012 y 2013, en al menos dos ocasiones cada año. En cada visita se colocaron redes de niebla cerca de la entrada a las cuevas para capturar murciélagos y documentar las especies que utilizan el sitio. Finalmente, consolidamos un listado de especies de murciélagos reportados para cada cueva en la literatura y como resultado de nuestros muestreos.
Posteriormente, implementamos estrategias de conservación basadas en la comunidad con las poblaciones ubicadas en la cercanía de las cuevas identificadas a través de talleres participativos. Además aplicamos encuestas cerradas para obtener indicadores del conocimiento y percepción de los murciélagos por parte de los miembros de las comunidades. Las preguntas de las encuestas desarrolladas buscaron identificar aspectos sobre el conocimiento previo de los participantes sobre qué son los murciélagos y cuál es su función, asimismo cuál es la percepción social sobre este grupo de mamíferos. Finalmente, se indagó sobre eventos previos de capacitación y sensibilización sobre murciélagos.
Resultados
Los refugios identificados corresponden a un total de seis cuevas que se ubican dentro de tres Áreas naturales protegidas a nivel nacional (en Nuevo León, el Parque Nacional Cumbres de Monterrey, y en Coahuila, el Área de Protección de los Recursos Naturales CADNR004 Cuenca Don Martín y el Área de Protección de los Recursos Naturales CADNR026 Sierra de Arteaga; Figura 1). Estos refugios, albergan poblaciones de por lo menos 12 especies de murciélagos, de las cuales solo dos especies (L. nivalis y C. mexicana) están consideradas en riesgo (Tabla 1).
IUCN= Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; A=Amenazada, NT= Casi amenazado (Near threatened), EN= En peligro (Endangered), LC= Preocupación menor (Least concern)
Al hablar de la riqueza de murciélagos para cada refugio, las cuevas El Infierno y Rosillo 1 resultaron ser las más diversas con un total de nueve y siete especies, respectivamente. En contraparte, la menor riqueza fue observada para la Cueva del Guano en Rayones, Nuevo León, con solo una especie, C. mexicana; sin embargo en esta cueva se observó la mayor abundancia de esta especie amenazada (siete individuos). De acuerdo con Arita (1993), el 80 % de las 215 cuevas incluidas en su estudio cuentan con una baja riqueza de especies de murciélagos (tres o menos) mientras que solo el 10 % sirve de refugio para seis especies o más, y concluye que un adecuado plan de conservación de cuevas de murciélagos no debe basarse solamente en el criterio de riqueza pues muy pocas de las especies vulnerables se refugian en cuevas con alta diversidad taxonómica. En el caso de las cuevas más diversas (El Infierno y Rosillo 1), combinan tanto una alta riqueza específica con la presencia de especies vulnerables. La diversidad relativamente alta encontrada en estas dos cuevas puede deberse a que son los refugios de mayor tamaño dentro de los sitios estudiados; Rosillo 1 mide cerca de un kilómetro de profundidad horizontal con techos de hasta 40.0 m, mientras que El Infierno es una cueva vertical que mide 80 m de profundidad, con una entrada de 43.0 m de largo por 20.5 m de ancho. Finalmente, la especie mejor representada dentro de este grupo de cuevas fue C. mexicana, especie común pero con abundancias bajas.
Hasta la fecha, solo en dos de los seis refugios mencionados se ha registrado al murciélago magueyero mayor (L. nivalis), en la cueva El Infierno y la cueva El Rosillo 1. La cueva El Infierno ha sido reportada como una de las dos cuevas de maternidad conocidas para esta especie, por lo que es un refugio prioritario (Moreno-Valdez et al. 2004; Ammerman et al. 2009). En la cueva El Rosillo 1, se ha registrado la presencia de hembras de L. nivalis, lo que sugiere que este refugio pudiera fungir como otro sitio de maternidad para la especie dentro de su Ámbito de distribución. Por otra parte, la cueva El Rosillo 1 es utilizada como refugio por poblaciones del murciélago migratorio e. g. Tadarida brasiliensis.
Las estrategias de conservación basada en la comunidad que implementamos se describen en la siguiente sección, en cuatro fases: información, comunicación, educación, y capacitación. En suma se ha trabajado con 52 comunidades con un total de 574 participantes en los talleres de educación ambiental. Como parte de los talleres, realizamos encuestas a los participantes encuestas a los participantes para obtener indicadores de las diferencias en el conocimiento de murciélagos previo y posterior al taller, así como diferencia en la percepción hacia los murciélagos y documentar el interés en conocer más sobre estos mamíferos. Los resultados de las encuestas previas al taller indican que más del 60 % de los encuestados, respondieron no saber a qué grupo pertenecen los murciélagos (considerándolos principalmente como ratones con alas). Por su parte, el 80 % de los encuestados, respondió no conocer las funciones ecológicas de los murciélagos y un 71 %, consideraron que los murciélagos son animales que generan miedo. Esto denota el grado de desconocimiento de la población de estudio hacia este grupo de mamíferos.
Red de Conservación de Murciélagos. La integración de aspectos ecológicos y sociales es fundamental en la implementación de cualquier estrategia de conservación (Mascia et al. 2003; Knight et al. 2010; Ardoin y Heimlich 2013). Diversos trabajos argumentan que las estrategias sociales que se enfocan en promover la conexión de las personas con la naturaleza, construir conocimiento y promover el cuidado del ambiente, pueden y deben jugar un papel central en los programas de conservación (Jacobson y McDuff 1998; Mascia et al. 2003). A su vez, se ha descrito un continuo de estrategias sociales necesarias para la conservación (Ardoin y Heimlich 2013). A continuación describimos dichas estrategias presentándolas a manera de fases en el desarrollo de una red de conservación de murciélagos, la cual vincula a comunidades locales con científicos, educadores, y entidades gubernamentales.
Fase 1 Información: Esta fase se refiere a la información ecológica que poseen tanto las comunidades locales como los científicos. La apropiada difusión de dicha información conlleva a aumentar el entendimiento de las especies en riesgo y su hábitat, y así se concientiza a la sociedad sobre su entorno ambiental. En la primera sección de este artículo presentamos la información sobre los refugios que se identificaron para las especies de murciélagos en riesgo en el Área de estudio. Esto fue resultado de análisis de hábitat y muestreos de campo llevados a cabo por científicos académicos y de información proporcionada por residentes locales sobre ubicación de cuevas potenciales. Particularmente, esta información recopilada, se obtuvo mediante diálogos semi-estructurados (Geilfus 2002), y posteriormente el recorrido hacia las Áreas con guías locales.
Fase 2 Comunicación: La fase de comunicación implica establecer un diálogo entre las audiencias clave del programa de conservación. A través del desarrollo de proyectos en los que se benefician las comunidades, las organizaciones no gubernamentales (ONG) locales desarrollan un vínculo con los residentes locales. De esta manera, las ONG funcionan como facilitadoras en el establecimiento del diálogo entre los diferentes actores clave en la red de conservación.
La organización no gubernamental Especies, Sociedad y Hábitat, A. C. (ESHAC) ha venido trabajando con las comunidades de Coahuila y Nuevo León desde 2011 en diversos proyectos de manejo sustentable de los recursos naturales. ESHAC facilitó el contacto de los investigadores académicos con las comunidades para obtener información sobre ubicación de cuevas y sitios potenciales de forrajeo (i. e. zonas con agaves paniculados en floración). Asimismo, la información resultante de los muestreos de murciélagos y su hábitat, regresó a la comunidad a través de talleres coordinados por ESHAC (descritos en la fase 3 y 4).
Fase 3 Educación: La fase de educación se refiere a promover conocimientos que motiven a actuar en beneficio a la conservación. Primeramente investigadores académicos desarrollaron un estudio piloto de educación ambiental en donde se evaluó la pertinencia de actividades y materiales educativos de diversas características comunicativas (videos, manualidades, obras de teatro). Considerando como parámetros de evaluación: 1) con qué eficacia los materiales existentes de conservación de murciélagos abordan los conocimientos y habilidades consideradas esenciales por los educadores, 2) cuál de las estrategias interactivas es más asequible: videos, manualidades, u obras y, 3) el nivel de participación de los estudiantes dentro de cada actividad. Como primer paso para recopilar los materiales se contactó una red de organizaciones con conocimientos sobre educación ambiental, empezando con actores clave de Bat Conservation International (BCI), siguiendo con otros recomendados por efecto domino (e. g. Bat World Sanctuary, Organization for Bat Conservation, Texas Parks and Wildlife, el Programa para la Conservación de Murciélagos de México, etc.). Posteriormente, se estructuró un taller educativo con el siguiente formato: (1) la presentación de material videográfico, (2) el desarrollo de manualidades, y (3) la presentación de obras de teatro y cuentos. Los resultados de este estudio piloto, obtenidos por medio de cuestionarios y observaciones realizadas por el educador, muestran que los estudiantes retuvieron los conocimientos presentados dentro del formato de este taller, y las actividades que tuvieron mayor participación fueron los videos y manualidades. Al utilizar diversos métodos de enseñanza interactivos se incrementa la retención y recolección de información, y facilita la transmisión de conocimientos hacia los estudiantes, ya que participan no solo mentalmente, sino también físicamente en el proceso (Haury y Rillero 1994; Johnson et al. 1997).
Finalmente, estos materiales fueron compartidos con la organización no gubernamental ESHAC, la cual llevó a cabo talleres de educación ambiental dirigidos a niños de 6 a 12 años. Además ESHAC trabajó directamente con personal del Consejo Nacional para el Fomento Educativo (CONAFE) en el estado de Nuevo León, para iniciar una red de educadores locales, la cual inicialmente incluye un poco más de 45 comunidades rurales dentro del rango de distribución de los murciélagos nectarívoros C. mexicana y L. nivalis. Por otra parte, el proyecto de conservación de las especies de murciélagos y sus refugios fue socializado con los pobladores locales a través del desarrollo de talleres de información donde se habló de la importancia, el rol ecológico y aspectos de conservación de los murciélagos en riesgo.
Fase 4 Capacitación: La fase de capacitación conlleva formar capacidades de la sociedad civil para apoyar y trabajar en beneficio de la conservación. Como parte de esta estrategia social, ESHAC coordinó reuniones con residentes de las comunidades locales para conformar comités de vigilancia certificados por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA). El rol de los comités de vigilancia es procurar la protección de los refugios de murciélagos amenazados. Adicionalmente, considerando el marco de estos comités comunitarios formalizados, se pretende como siguiente paso fortalecer las capacidades comunitarias en el desarrollo de acciones concretas de caracterización y monitoreo de hábitat (e. g. documentar el estado fenológico de agaves), además de documentar la presencia de murciélagos nectarívoros utilizando métodos que no requieran su captura (e. g. uso de trampas-cámaras e inventarios con detectores acústicos). Al involucrar a las comunidades locales en el monitoreo se refuerza el conocimiento ecológico local y se enriquece el conocimiento científico con lo que se favorece una mejor planificación de los esfuerzos de conservación.
La implementación de estas cuatro fases tiene como resultado la vinculación de comunidades locales con científicos, educadores y entidades gubernamentales, lo que conforma una red de conservación de murciélagos. En la Figura 2 presentamos un modelo que resume los componentes de la red de conservación. El modelo se basa en un enfoque multidisciplinario mencionado en diversas publicaciones sobre biología de la conservación (Meffe et al. 2006; Primack 2010). Los actores participantes se representan en diferentes círculos. En la parte superior colocamos a los organismos que son fuentes de financiamiento para las actividades de conservación. Esto es un aspecto fundamental para que tanto la academia como las organizaciones no gubernamentales (ONG) desarrollen acciones de educación, conservación e investigación y este sea utilizado como parte de programas de conservación colaborando con comunidades locales. El siguiente grupo de actores es la academia, en donde consideramos a las universidades y centros de investigación como generadores del conocimiento científico de diversas disciplinas, desde biológico (Ecología, Botánica, Zoología, Genética, Evolución, etc.) hasta social (Antropología, Economía, Psicología, Pedagogía, etc.). Los académicos pueden interactuar directamente con las comunidades locales, a quienes se contacta para acceder al conocimiento ecológico local (e. g. preguntar sobre ubicación de cuevas con murciélagos, y de zonas con presencia de magueyes como recurso de forrajeo para los murciélagos nectarívoros). Asimismo, los académicos pueden interactuar con las ONG locales quienes, por lo general, tienen una relación más cercana con las comunidades. Las ONG funcionan como facilitadores y coordinadores de las actividades de conservación (e. g. capacitación de miembros de la comunidad para realizar monitoreo biológico, coordinar talleres de educación ambiental y sobre uso sustentable de los recursos naturales). Finalmente las comunidades se benefician de los proyectos de conservación al recibir capacitación sobre el manejo sustentable de los recursos naturales en sus terrenos que les permitirá garantizar el mantenimiento de dichos recursos para el futuro de su comunidad.
Estrategias para reforzar los vínculos de la red de conservación de murciélagos. La red de conservación que describimos se mantiene a través de los vínculos entre los diversos actores clave, en donde el conocimiento ecológico de las especies proviene tanto de los científicos como de las comunidades locales. Este conocimiento se comparte entre los actores a través de vínculos y una estrategia para reforzarlos es procurar la comunicación bidireccional. Es decir, al implementar estrategias que involucran a las comunidades en el monitoreo de las especies amenazadas y su hábitat, los científicos obtienen datos de manera continua y con mayor frecuencia de lo habitual dadas las restricciones logísticas de trasladarse a los sitios de monitoreo. La obtención de estos datos permite analizar e identificar tendencias de cambio que afectan a las especies de interés. A su vez, las conclusiones a las que lleguen los científicos con los datos recabados por los residentes locales deben regresar a la comunidad para motivarlos a continuar participando en el monitoreo. Las ONG llevan a cabo un papel muy importante al tener mayor cercanía con las comunidades y ser gestores que refuerzan los vínculos entre los académicos y las comunidades. Finalmente, el recabar datos que documentan el Éxito de las acciones de conservación puede favorecer a que las instituciones financiadoras continúen invirtiendo en estos proyectos. De esta forma, el involucramiento social puede repercutir de manera positiva en las actividades de monitoreo y conservación de las especies y su hábitat.
Conclusiones
Los esfuerzos de conservación que presentamos en este documento se fundamentan en aspectos ecológicos de las especies de murciélagos amenazadas para los estados de Coahuila y Nuevo León al identificar refugios y sitios de forrajeo prioritarios. Además, se consideran aspectos sociales que involucran a las comunidades que tienen influencia directa en el hábitat de estos murciélagos. La red de conservación que describimos, identificando a los actores clave y sus vínculos, es un modelo que puede ser transferible a otras Áreas y otras especies de interés a conservar. Por otra parte, dada la carencia de ejercicios similares al contexto ecológico y social al presente estudio, sugerimos considerar Éste modelo como un ejercicio de planificación para la conservación de estas especies y puede ser tomado como una línea base que permita evaluar el Éxito del mismo en el mediano y largo plazo. La adecuada planificación de estrategias de conservación que integren aspectos ecológicos y sociales puede resultar en beneficios para las especies en riesgo y las comunidades humanas.