Introducción
El 31 de diciembre de 2019, China notificó a las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) un brote ocasionado por un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2. El primer caso fue reportado en Wuhan, China.1 El virus se propagó por el mundo y el 11 de marzo de 2020 la OMS definió a esta enfermedad como COVID-19, declarándola como pandemia.2 Después de China, Italia ha sido el segundo país con mayor incremento en el número de casos reportados y muertes por COVID-19 en los últimos días, seguido de España y Estados Unidos.
En México, el 29 de febrero se activó la fase 1 de la contingencia y el 24 de marzo la fase 2 de esta pandemia. Como era previsible, los casos han ido en aumento en nuestro país, por lo que el reto real es que nuestro sistema de salud y la comunidad médica actúen conforme a los protocolos internacionales. Es indiscutible el papel de diversos profesionales de la salud, como infectológos, epidemiólogos, internistas, intensivistas, enfermeras, químicos, técnicos, etcétera. Pero, ¿los urólogos pueden tener algún papel durante esta contigencia? ¿Sabemos cómo actuar? Debido a que muchos colegas tuvieron estas mismas interrogantes nos dimos a la tarea de desarrollar una encuesta electrónica para evaluar el conocimiento que los urólogos mexicanos tenían sobre la enfermedad COVID-19.
Materiales y métodos
La encuesta se realizó con la aplicación SURVIO® y se distribuyó entre el 16 y 22 de marzo de 2020 a través de redes sociales (Facebook y Twitter) y plataformas digitales de la Sociedad Mexicana de Urología Colegio de Profesionistas A.C., para que fuera respondida electrónicamente por urólogos y residentes de urología de todo el país. Se recibieron las respuestas completas de un total de 374 encuestados.
Resultados
El 48% de los participantes indicaron que su práctica médica era tanto privada como en instituciones públicas. Señalaron como su principal fuente de información el internet a través de periódicos digitales y canales informativos, y en segundo lugar televisión y radio. Más de la mitad (66%) respondió que el hospital en el que laboran ya había emitido un protocolo de manejo para pacientes con COVID-19 antes de que hubiera recomendaciones publicadas por las autoridades de salud federales o locales; sin embargo, el 39% no conocía dicho documento. El 80% negó que la consulta de urología hubiese sido reprogramada o cancelada en sus centros de trabajo (ver Figura 1); el 42% desconocía qué cirugías tendrían que ser prioritarias y cuáles tendrían que ser suspendidas con base en la etapa de la contingencia (ver Figura 2).
También se preguntó sobre la presencia del virus SARS-CoV-2 en la orina de pacientes infectados, con un 35% de participantes que desconocía esta informacion y 14% que respondieron erróneamente, ya que este virus no se ha aislado en orina (ver Figura 3).3 Finalmente, indicaron que las herramientas que más ocuparán para sustituir la consulta presencial incluyen aplicaciones digitales como FaceTime y Whatsapp, así como llamadas telefónicas (ver Tabla 1).
Preguntas | Respuestas (n=374) % | |
1. Su práctica urológica es privada o institucional | Privada | 41% |
Institucional | 11% | |
Ambas | 48% | |
2. ¿Cuál es su principal fuente de información sobre COVID-19? | Televisión y radio | 17% |
Internet | 72% | |
Facebook/Twitter | 11% | |
3. ¿Su hospital ya emitió un protocolo de manejo para pacientes con COVID-19? | Sí | 66% |
No | 23% | |
No sé | 11% | |
4. ¿Conoce el protocolo de su institución acerca del manejo de pacientes con COVID-19? | Sí | 61% |
No | 39% | |
5. En su hospital (privado/público) ¿ya se suspendió la consulta de urología programada? | Sí | 20% |
No | 80% | |
6. ¿El SARS-CoV-2 se encuentra en la orina de pacientes infectados? | Sí | 14% |
No | 51% | |
No sé | 35% | |
7. ¿Conoce las cirugías que debe suspender con base en la etapa de la contingencia de COVID-19? | Sí | 58% |
No | 42% | |
8. ¿Con qué herramienta piensa sustituir la consulta de sus pacientes? | Llamada telefónica | 40% |
FaceTime, WhatsApp | 48% | |
Otras aplicaciones | 12% |
Discusión
En vista del aumento de enfermedades emergentes como COVID-19 y su impacto social, es imprescindible que todos los profesionales de la salud, incluyendo a los urólogos, conozcan las recomendaciones y medidas para evitar su propagación entre la población y prevenir el contagio del personal de salud. Asimismo, es necesario destacar que un gran porcentaje de los pacientes con patologías urológicas son personas mayores de 60 años, muchos de ellos con comorbilidades como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial sistémica, obesidad y enfermedades pulmonares que incrementan el riesgo para desarrollar complicaciones, incluida la necesidad de ventilación mecánica, estancia en unidades de cuidados intensivos y muerte por COVID-19.
En tiempos de contingencia y aislamiento nuestro rol como urólogos debe adaptarse a la etapa de la emergencia epidemiológica. El uso de la telemedicina y de aplicaciones electrónicas puede ser de gran utilidad para sustituir las consultas presenciales, optimizando el tiempo de los pacientes y evitando que se trasladen a centros hospitalarios en los que podrían estar expuestos a enfermos contagiados. Lamentablemente, en México, el Proyecto de Norma Oficial Mexicana PROY-NOM-036-SSA3-2015 para la regulación de la atención médica a distancia se encuentra cancelado desde 2015.4
Por otro lado, muchos colegas ejercen puestos de mando como jefes de departamento o de áreas quirúrgicas, razón por la que es imperativo conocer los cambios en las fases de la contingencia, las actualizaciones emitidas por los organismos oficiales y las recomendaciones para llevar a cabo cirugías o proecedimientos en pacientes infectados, junto con las maniobras de desinfección de instalaciones y equipos, así como las recomendaciones para reducir el riesgo de contagio del grupo médico, de enfermería, técnicos, químicos y personal de limpieza. De particular relevancia para este fin es conocer la presencia del patógeno en distintos especímenes clínicos.3 Simultáneamente, se debe contar con la capacidad de gestionar eficazmente la reprogramación de consultas médicas no urgentes junto con la correcta jerarquización de los procedimientos quirúrgicos de acuerdo con su nivel de apremio para mitigar la saturación de los servicios.
La selección de cirugías y procedimientos urológicos urgentes o de emergencia que aún deben ser llevados a cabo durante una contingencia dependerán de la capacidad de cada institución, así como de la demanda, pero debe ser ponderada contra los riesgos e inconvenientes de retrasar cierto tipo de cirugías. Esto es particularmente relevante para pacientes con cánceres urológicos y cálculos complicados. La correcta programación de las cirugías puede contribuir a disminuir la demanda de ventiladores mecánicos, equipos de protección personal y otros recursos críticos hospitalarios y humanos.
Es por ello que, durante esta y cualquier otra emergencia sanitaria, se justifica la cancelación de la mayoría de las cirugías electivas. Las siguientes son algunas recomendaciones para la programación de cirugías durante la emergencia de COVID-19: en la 1 fase valorar la cancelación de cistoscopia, circuncisión, prostatectomía radical (en cáncer de próstata de riesgo bajo e intermedio), biopsias, nefrectomía simple, nefrectomía parcial, resección transuretral (RTU) de próstata y enucleación prostática (por ejemplo, HOLeP). En la fase 2 se sugiere la cancelación de cistectomía y RTU de tumores vesicales (cáncer vesical de bajo riesgo). Durante la fase 3 las últimas cirugías a cancelar serán las cistectomías para cáncer vesical de alto riesgo, nefrectomías radicales y orquiectomías radicales. Durante la fase 4 se sugiere resolver únicamente padecimientos de urgencia como retención aguda de orina, torsión testicular, fractura de pene y trauma.5,6
Por otro lado, dependiendo de la magnitud de la contingencia se debe contemplar la posibilidad de que los urólogos desempeñen labores de apoyo para la atención de pacientes con COVID-19, como ha sucedido en otros países. No obstante, no debemos olvidar a quienes requieran de atencion urológica urgente para padecimientos litiásicos, obstructivos y neoplásicos. Ante tal situación será crucial considerar la protección de pacientes inmunocomprometidos para reducir la posibilidad de contagio por COVID-19.
Paralelamente, esta pandemia no solo afectará la salud pública global y nacional. También impactará el proceso educativo de un sinnúmero de residentes quienes, ante la cancelación masiva de cirugías y procedimientos, verán mermadas sus oportunidades de aprendizaje, circunstancia que representará un reto adicional para las instituciones educativas y de salud.3
El transcurrir de la pandemia nos permitirá identificar con mayor precisión las necesidades reales de nuestros pacientes y medir el impacto que haya tenido en nuestra práctica cotidiana para poder reaccionar de manera más efectiva en contingencias futuras.
Conclusiones
La pandemia por COVID-19 representa un reto para todo nuestro sistema de salud. La práctica urológica enfrentará, durante la contingencia y en el futuro, cambios sin precedentes que obligarán al gremio a utilizar nuevas tecnologías para mejorar la práctica diaria. No obstante, el aprendizaje que esta emergencia dejará nos permitirá priorizar los recursos y mejorar la toma de decisiones.