Introducción
El turismo es reconocido como una actividad económica de relevancia (Brida, London, y Rojas, 2014); por ello, y al igual que cualquier actividad humana, la actividad turística afecta los lugares donde es llevada a cabo (Ryan, 2003); particularmente, se observan impactos en tres aspectos: económico, sociocultural y natural. Por ello, y a raíz del trabajo publicado por Jafari (2001) acerca de la “promoción del turismo y sus plataformas”, surgen investigaciones que advierten sobre los beneficios económicos de la industria turística.
En la actualidad, el impacto del turismo ha destacado como una de las áreas temáticas más importantes en el ámbito académico; pues su relevancia recae en tres temas principales: el primero, es evaluar los costos y beneficios que trae consigo la actividad turística (Lorenzo y Morales, 2014; Hernández, Mendoza y Rioja, 2018; Osorio et al., 2018; Ramírez, Serrano y Palmas, 2020); en segundo término, conocer la postura de la población local hacia el fenómeno turístico (Bagri y Kala, 2016; Cuevas, Moo, y Sauri, 2016; Akdu y Ödemiş, 2018; Monterrubio, 2019); en tercer lugar, generar propuestas para mitigar afectaciones y proponer estrategias para la gestión y planificación de los destinos turísticos (Cruz-Coria, Briones-Juárez, y Pacheco-Cocom, 2015; Rivera, 2015; Mendoza, Hernández y Osorio, 2018).
Además, a pesar del número elevado de investigaciones publicadas en torno a la temática de los impactos del turismo, muchas de ellas se quedan solo en el plano descriptivo, pues no realizan un análisis del porqué ocurren los costos y beneficios del turismo en los destinos (Osorio et al., 2018; Monterrubio, 2019; Ramírez et al., 2020). Por ello, es necesario realizar propuestas metodológicas o modelos que ayuden a identificar, analizar y explicar las percepciones, actitudes e impactos de la actividad turística (Hall y Lew, 2009; Zhang, Wong, y Lai, 2018; Ramírez et al., 2020).
Por lo anterior, en la literatura son reconocidos modelos que ayudan al estudio del impacto del turismo; dentro de los más reconocidos están las propuestas de Butler (1974, citado en Wall y Mathieson, 2006), Doxey (1976), Doǧan (1989), y Ap y Crompton (1993). Este último propuso un índice de irritación (Irridex), constituido por cinco etapas relacionadas con el desarrollo turístico y la afluencia de turistas en los destinos; así, Doxey (1976) argumentó que, a mayor cantidad de visitantes, las poblaciones residentes reaccionan con una creciente hostilidad hacia los turistas. Al respecto, Ramón (2012, p. 95) señala que la “población pasa por etapas que van de la euforia al antagonismo”.
Actualmente, el modelo ha sido citado una gran cantidad de ocasiones, pero se ha puesto a prueba de manera empírica pocas veces; además, las investigaciones que lo han utilizado a menudo tratan de encontrar evidencia para apoyar o contradecir la propuesta (Ryan, Scotland y Montgomery, 1998; Mason y Cheyne, 2000). Asimismo, el índice de irritación de Doxey ha sido blanco de diversas críticas, las cuales recaen en homogeneizar las actitudes de la comunidad local, la temporalidad y en su propuesta lineal y secuencial; sin embargo, también se destaca su utilidad para identificar las actitudes hacia el turismo (Ribeiro, Do Valle y Silva, 2013; Monterrubio, Josiam y Sosa, 2015; Zhang et al., 2018).
De esta manera, el objetivo de este artículo es realizar una propuesta para el análisis de las actitudes del residente local hacia el visitante, a través de una reconstrucción crítica del índice de irritación de Doxey. Para dar respuesta a éste, se realizó una búsqueda y análisis documental en distintos repositorios; después se elaboró una propuesta que incluye elementos que han sido criticados en el modelo de Doxey, entre los que se encuentran la temporalidad, las actitudes homogéneas y sus fases lineales. Finalmente, se exponen las limitantes de la investigación.
Impactos del turismo
Cualquier actividad turística tendrá repercusiones en el espacio donde es llevada a cabo (Ryan, 2003; Hall y Lew, 2009). En este sentido, Wall y Mathieson (2006) destacan un elemento consecuencial del turismo, a partir del resultado de las interacciones directas e indirectas entre los turistas con la comunidad local y sus elementos económicos, ambientales y sociales.
Bajo esta perspectiva, la literatura clasifica a los impactos del turismo en tres categorías: económicos, naturales1 y socioculturales (Hall, 2000; Mason, 2003; Wall y Mathieson, 2006; Hall y Lew, 2009; Monterrubio, 2011; Monterrubio, 2018). Los impactos económicos están relacionados con la demanda y oferta de bienes o servicios, donde se incluyen elementos como el desarrollo de infraestructura y súper estructura, inversión y la generación de empleos dependientes e independientes de la actividad turística (Quintero, 2004; Altamira y Muñoz, 2007; Ardahaey, 2011).
Mientras que los impactos naturales son aquellos que inciden concretamente en los elementos naturales; particularmente Ascanio (1994) menciona que la actividad turística influye en la calidad del agua, aire y hábitat para los seres vivos que habitan los destinos turísticos. En tercer lugar, se encuentran los impactos socioculturales, los cuales conllevan modificaciones en lo social y cultural de las poblaciones, como los valores, tradiciones, vestimenta, identidad, estructura social, entre otros (Picornell, 1993; Monterrubio, 2013).
A pesar del avance en el abordaje de los impactos del turismo, es imposible enumerarlos, pues en palabras de Monterrubio (2018) cualquier propuesta quedaría corta al no poder incorporar con toda precisión todos los componentes y las dimensiones en las que influye la actividad turística. Si bien, no es posible tener una definición concreta sobre impactos del turismo, algunos investigadores se han dado a la tarea de postular algunos elementos que afectan la actividad turística (Tabla 1).
Autores | Elementos |
---|---|
Inskeep (1991) | Sistemas de valores, actitudes hacia los extranjeros, tradiciones, estilos de vida, modelos de comportamiento, costumbres, creencias religiosas. |
Picornell (1993) | “Formas vida, sistemas de valores, comportamiento individual, relaciones familiares, estilos de vida colectivos, niveles de seguridad, conducta moral y política, expresiones creativas y cultura tradicional” (p. 75). |
Hall (2000) | Participación local en actividades turísticas, renovación comunitaria, valores, tradiciones, creación de espacios comunitarios, seguridad, promotor de paz, identidad, estructura social, delincuencia, autenticidad. |
Sancho (2005) | Mejora de infraestructura, valores, costumbres locales, artesanías, folklore, festivales, gastronomía, tolerancia social. |
Wall y Mathieson (2006) | Valores, comportamiento individual, relaciones familiares, estructura social, estilo de vida, seguridad, moral, tradiciones, organización y participación comunitaria. |
Monterrubio (2011; 2018) | Composición demográfica, congestionamiento vehicular, hacinamiento, basura, ruido, empleo, precios de bienes y servicios, costumbres, tradiciones, lenguaje, identidad, religión. |
Fuente: elaboración propia a partir de los autores citados.
Como es posible apreciar en la Tabla 1, los investigadores han propuesto un sinfín de elementos que la actividad turística puede afectar; esto se debe a que los impactos del turismo son complejos y se han abordado a partir de contextos específicos. Sin embargo, la literatura coincide en que los impactos realizados a estos elementos son de dos tipos: positivos (beneficios) o negativos (costos) (Monterrubio, 2013); y en algunos casos ambivalentes, es decir, no hay una tendencia clara sobre si la actividad turística ha modificado un elemento (Hernández, Cohen, y García, 1996; Ramírez et al., 2020).
Asimismo, otra situación en la que coinciden los autores de las investigaciones es que los impactos son evaluados a partir de la percepción de las poblaciones locales, debido principalmente a cinco razones (Wall y Mathieson, 2006):
El reconstruir o recrear el ambiente sociocultural antes de la llegada de la actividad turística;
El diferenciar los impactos de la actividad turística de procesos naturales y sociales de las comunidades;
La complejidad del fenómeno turístico y sus interacciones con otros elementos, lo que conlleva a que los impactos sean inesperados y lleven a provocar otros más;
Dificultades al establecer tiempo y espacio para el análisis de impactos en términos de causa y efecto;
Los diferentes procesos metodológicos y las variables específicas que influyen en el turismo.
Por lo anterior, los estudios son centrados en los habitantes de los destinos turísticos, debido a que éstos pueden identificar de manera específica los cambios ocasionados o atribuidos a la actividad turística; sin embargo, representa un reto teórico y metodológico, por lo que varios autores, han creado algunos modelos que intentan identificar, evaluar y analizar los impactos socioculturales.
Modelos para analizar los impactos del turismo
Los impactos del turismo se han consolidado como un tema recurrente en la investigación científica, y han alcanzado un grado de madurez como área específica de estudio (Deery, Jago y Fredline, 2012). Sin embargo, esta tarea no ha sido fácil, pues a pesar de la existencia de gran cantidad de estudios, son pocos los modelos realizados para explicar este tipo de impactos; entre ellos destacan:
Escala de adopción-retirada (Ap y Crompton, 1993). Este modelo establece que las comunidades locales toman cuatro tácticas específicas con respecto a los turistas, 1) acogida con entusiasmo, 2) tolerancia hacia las actividades realizadas por los visitantes, 3) adaptación al reprogramar las actividades diarias, y 4) aislamiento, centrada en buscar espacios sin turistas, pues es considerado molesto.
Ciclo de vida de un área turística (Butler, 1980). Esta propuesta está conformada de siete etapas (exploración, participación, desarrollo, consolidación, estancamiento, decadencia y rejuvenecimiento) las cuales se relacionan a la evolución del destino turístico, su afluencia turística y el crecimiento de la industria.
Matriz de actitudes y comportamiento hacia el turismo (Butler 1974, citado en Wall y Mathieson, 2006). Este modelo intenta explicar a partir de una matriz dinámica las actitudes y comportamientos de la comunidad local hacia el turismo, las cuales pueden ser positivas y negativas; en donde, las relaciones entre cada una de ellas resultan en cuatro posibles resultados.
Estrategias culturales de enfrentamiento local (Doǧan, 1989). Esta propuesta sugiere que la comunidad local puede desarrollar cinco estrategias como reacción al turismo: 1) resistencia, 2) rebelión, 3) demarcación de fronteras, 4) revitalización, y 5) adopción.
Índice de irritación (Doxey, 1976). Este modelo sugiere que la actividad turística provoca un grado de irritabilidad en la comunidad local, diferenciando cinco etapas (euforia, apatía, irritación, antagonismo, final).
Si bien, estos son algunos modelos reconocidos en la literatura, de ninguna manera constituyen a todos, pues actualmente, es posible encontrar otros postulados para abordar los impactos socioculturales (Long, Perdue y Allen, 1990; Lankford y Howard, 1993; Ivars, Rodríguez y Vera, 2013; Vargas-Sánchez, Porras-Bueno y Plaza-Mejía, 2013; Zhang et al., 2018). Adicionalmente, y a pesar del reconocido valor teórico de los modelos anteriormente citados, éstos surgieron en contextos específicos, ya que los creadores trataban de explicar una realidad particular; por ello, es necesario proponer un modelo y someterlo a pruebas empíricas en diversos espacios, para corroborar o modificar éste.
En este sentido, este artículo trata de reconstruir el índice de irritación postulado por Doxey (1976), el cual se ha constituido como uno de los más influyentes al explicar las relaciones entre el desarrollo turístico y la comunidad local (Mason y Cheyne, 2000).
El modelo de irritación
Uno de los modelos más citados en la literatura enfocada en los impactos turísticos es el índice de irritación turística, también conocido como Irridex (Doxey, 1976), el cual incentivó el incremento de trabajos sobre esta temática, pues relaciona las modificaciones de la actividad turística junto con las actitudes de la comunidad local (Mason y Cheyne, 2000; Deery et al., 2012). Asimismo, a pesar de que Doxey no proporciona una definición explícita sobre las actitudes, es posible inferir, a partir de su obra, que son aquellas reacciones y predisposiciones de los residentes hacia los turistas y las modificaciones provocadas por el turismo. La primera prueba empírica del modelo fue realizada en Niágara, Canadá, en donde son contempladas cinco etapas:
Euforia: Las personas son entusiastas y están contentas con el desarrollo turístico. Asimismo, la comunidad da la bienvenida a visitantes pues se obtiene un beneficio mutuo, en el que, por una parte, los foráneos conocen y disfrutan el espacio geográfico y, por otro lado, los locales aprovechan para ofertar servicios y generar derrama económica.
Apatía: El entusiasmo de los locales por recibir turistas va disminuyendo. Sin embargo, se presenta el crecimiento del destino, en cuanto a servicios y productos turísticos.
Irritación: A partir del incremento de turistas en el espacio geográfico, la comunidad local empieza a molestarse por su presencia. Esto es derivado de la saturación del lugar en temporadas altas, pues los servicios ofertados en el destino se ven sobrepasados; lo cual ocasiona que los locales se sientan presionados y consideren que los visitantes les están robando algo.
Antagonismo: la irritación de la etapa anterior se incrementa, hasta llegar a presentar (en algunos casos) hostilidad por parte de los locales hacia los turistas, en donde los últimos son vistos como los culpables de todos los problemas que acontecen en el lugar.
Adaptación: los locales tienen una idea real de lo que conlleva el turismo y son conscientes que su localidad no será la misma; así, los residentes aceptan y aprenden a vivir con la idea de que la actividad turística siempre estará vinculada con el destino.
En este sentido, el modelo propuesto por Doxey sugiere que los impactos de la actividad turística provocan actitudes de irritación en la comunidad; acciones determinadas por el número de visitantes y el nivel de desarrollo turístico del destino. Asimismo, el índice marca una tendencia lineal, es decir, menciona que las actitudes irán de la primera etapa a la última. Adicionalmente, el modelo constituye una opción para el análisis de las actitudes de los residentes de cualquier destino (Ramón, 2012).
El uso del modelo en la literatura
Para poder generar una propuesta para el análisis de las actitudes a partir de la reconstrucción del índice de irritación de Doxey, se realizó una investigación en tres etapas. La primera comprendió la búsqueda de literatura que haya puesto a prueba empíricamente el modelo de Doxey; ésta se realizó en diferentes repositorios y bases de datos como Taylor and Francis, Sciencedirect, Sage Journals, Redalyc, SciELO, entre otros; también se utilizó la búsqueda en Google, para acceder a otros trabajos que hayan utilizado el modelo.
La segunda etapa consistió en el análisis documental a través del procesamiento analítico de la literatura científica recopilada (Clauso, 1993). De esta forma, fue posible conocer cómo ha sido utilizado el modelo de Doxey e identificar el tipo de documento científico, área de estudio, afluencia turística, metodología y soporte al índice de irritación (Tabla 2). A partir de ello, se efectuó el análisis del modelo evidenciando sus ventajas y limitantes. Finalmente, en la etapa tres se realizó una nueva propuesta a partir de la reconstrucción del índice de irritación.
Autor y año | Lugar de la investigación/Documento | Tipo de turismo/ Afluencia turística | Metodología | Sustenta el índice de Doxey |
---|---|---|---|---|
Prentice (1988) | Isla de Man, Reino Unido/artículo | Turismo deportivo/ Alta | Cuantitativa/cuestionario | Sí |
Teo (1994) | Ocho comunidades de Singapur/artículo | Diferentes tipologías/Alta | Cuantitativa/cuestionario | Sí |
Wearing y Larsen (1996) | Santa Elena Monteverte, Costa Rica/artículo | Ecoturismo/Alta | Cuantitativa/cuestionario | Sí |
Hernández et al. (1996) | Isabela, Puerto Rico/artículo | Sol y playa/baja | Cuantitativa/cuestionarios | No |
Faulkner y Tideswell (1997) | The Gold Coast, Australia/ artículo | Sol y playa/Alta | Cuantitativa/cuestionario | No |
Ryan et al. (1998) | Rangitikei, Nueva Zelanda y Bakewell, Reino Unido/ artículo | Rural/ Alta y baja | Cuantitativa/cuestionario | Sí |
Mason y Cheyne (2000) | Pohangina Valley, Nueva Zelanda/artículo | Rural/ Baja | Cuantitativa/cuestionario | No |
Weaver y Lawton (2001) | The Gold Coast, Australia/ artículo | Sol y playa/ Alta | Cuantitativa/cuestionario | No |
Horn y Simmons (2002) | Rotorua and Kaikoura, Nueva Zelanda/ artículo | Sol y playa y cultural/Alta | Cualitativa/entrevistas y observación participante | Parcialmente |
Cavus y Tanrisevdi (2002) | Kusadasi, Turquía/ artículo | Cruceros y sol y playa/Alta | Cuantitativa/cuestionarios | Sí |
Shariff y Thair (2003) | Langkawi, Malasia/ artículo | Sol y playa/Alta | Cuantitativa/cuestionarios | No |
Irandu (2004) | Kenia/artículo | Naturaleza, Sol y playa y cultural/Alta | Cualitativa/entre- vistas | Parcialmente |
Valencia (2007) | San Blas, Cusco, Perú/ tesis de grado | Cultural/Alta | Cualitativa/entrevistas | Sí |
Lepp (2007) | Bigodi, Uganda/ artículo | Rural/ Baja | Cualitativa/entrevistas | No |
Lepp (2008) | Bigodi, Uganda/ artículo | Rural/ Baja | Cualitativa/entrevistas | No |
Kwon y Vogt (2009) | Tres condados, Estados Unidos/artículo | Urbano, cultural y rural/ Baja, Mediana y Alta | Cuantitativa/cuestionario | Sí |
Amuquandoh (2010) | Lake Bosomtwe Basin, Ghana/artículo | Rural/ Baja | Cuantitativa/cuestionarios | Sí |
Martins y Fortes (2011) | Ponta Negra (Natal-RN), Brasil/artículo | Sol y playa/ Alta | Cuantitativa/cuestionario | No |
Bonimy (2011) | Ciudad de Pigion Forge, tennesse, Estado Unidos/ artículo | Urbano/ Alta | Cuantitativa/cuestionario | Sí |
Zamani-Farahani y Musa (2012) | Sare’in y Masooleh, Iran/ artículo | Cultural/ Alta | Cuantitativa/cuestionario | Sí |
Gu y Ryan (2012) | Shi Cha Hai Beijing Hutong/artículo | Negocios/ Alto | Cuantitativo/cuestionario | No |
Vargas-Sánchez et al. (2013) | Huelva, Andalucía España/artículo | Sol y playa/ Baja y Mediana | Cuantitativa/cuestionarios | Parcialmente |
Ribeiro et al. (2013) | Cape Verde Islands/artículo | Sol y playa/ Alta | Cuantitativa/cuestionario | Sí |
Serratos (2014) | Huatulco, Oaxaca, México/tesis de grado | Sol y playa/Alta | Cualitativo/entrevista | Parcialmente |
Eker, Sengel y Zengín (2015) | Safranbolu, Turquía/conferencia | Cultural/ Alta | Cualitativa/entrevistas | Sí |
Monterrubio et al. (2015) | Cancún, México/artículo | Sol y playa/ Alta | Cualitativa/entrevistas | Sí |
Aznan e Isa (2015) | Taman Negara National Park (Kuala Tahan)/ capítulo de libro | Ecoturismo/ Media | Cualitativa/Análisis comparativo | Parcialmente |
Şanlıöz-Özgen y Günlü (2016) | Kundu y Denizyaka en Antalya Turquía/ artículo | Sol y playa/ Alta | Cualitativa/entrevistas | Parcialmente |
Bagri y Kala (2016) | Circuito turístico de Uttarakhand State, India/artículo | Rural/ Alta | Cuantitativa/cuestionario | Parcialmente |
Zhang et al. (2018) | Sheung Shui, China/artículo | Compras/ Alta | Cuantitativa/cuestionario | Parcialmente |
Akdu y Ödemiş (2018) | Gumushane, Turquía/ artículo | Cultural/ Alta | Cuantitativa/cuestionario | Sí |
Segovia (2018)m | Chigüilpe, Ecuador/ tesis de grado | Rural /Media | Mixta/cuestionario y entrevista | Sí |
Fuente: elaboración propia con base en la revisión de la literatura.
De esta forma, la Tabla 2 muestra que el modelo Irridex ha ganado valor teórico, pues ayuda a generar evidencia empírica con respecto a los impactos ocasionados por el turismo. A pesar de ello, el postulado de Doxey ha sido sometido a prueba pocas veces, en comparación al número de investigaciones que abordan los impactos del turismo y las actitudes de la población local (Faulkner y Tideswell, 1997; Zhang, Inbakaran y Jackson, 2006; Monterrubio, 2018; Zhang et al., 2018). En este sentido, a partir de una búsqueda y revisión bibliográfica se encontraron documentos que utilizan este modelo; la mayoría corresponden a artículos (27), mientras que los demás son capítulos de libros (uno), conferencias (uno) y trabajos de grado (tres).
Asimismo, los lugares turísticos en donde han sido desarrollados los estudios son diversos y no prevalece una tendencia específica, puesto que cada continente guarda un número similar a otro; por ejemplo, en América se han realizado nueve trabajos, en Asia y Europa siete; mientras que Oceanía y África fueron hallados cinco; además, cabe resaltar que la investigación de Ryan et al. (1998) fue realizada en dos comunidades, una europea y otra americana.
Por otro lado, prevalece la metodología cuantitativa, pues son 20 trabajos que utilizan un cuestionario cerrado para obtener información. En contraste, algunos estudios utilizan métodos cualitativos (once), específicamente la entrevista y la observación participante. También es importante subrayar que solo una de las investigaciones encontradas utiliza una postura mixta.
Adicionalmente, en cuanto al soporte y ratificación del modelo de irritación de Doxey, para 15 investigaciones fue totalmente funcional y pudieron corroborar lo que el índice postula; sin embargo, otras más (ocho) argumentan que el modelo sirve parcialmente, pues a pesar de identificar los impactos del turismo, este no ayuda al análisis de las actitudes. También, algunas investigaciones (nueve) demeritan el modelo, pues mencionan que su aplicabilidad es limitada y no concuerda con los resultados obtenidos por los investigadores. A partir de lo anterior, fue posible establecer limitantes en el uso del modelo de irritación para analizar los impactos y las actitudes hacia el turismo.
Análisis del modelo de Doxey
De forma general, el índice de irritación de Doxey ayuda a conocer los impactos y las actitudes de los residentes hacia la actividad turística (Ryan et al., 1998; Valencia, 2007; Kwon y Vogt, 2009; Amuquandoh, 2010; Bonimy, 2011; Zamani-Farahani y Musa, 2012; Ribeiro et al., 2013; Monterrubio et al., 2015); asimismo, se destaca su uso en destinos de reciente, mediano y consolidado desarrollo turístico (Kwon y Vogt, 2009). Sin embargo, a pesar de que algunos autores evidencian su utilidad, muchos de ellos lo han cuestionado, principalmente en cuatro sentidos:
1) Las actitudes de la población en los destinos no son homogéneas
El impacto que tiene la actividad turística es difícil de establecer, puesto que los habitantes de los destinos turísticos lo verán desde diferentes perspectivas. Por lo anterior, autores como Ap y Crompton (1993); Mason y Cheyne (2000); Beeton (2006); Monterrubio (2018); Ramírez et al. (2020), han podido demostrar la existencia de actitudes heterogéneas de la comunidad local hacia el desarrollo turístico. Akdu y Ödemiş (2018) argumentan que la actitud hacia las actividades turísticas cambia de acuerdo con su edad, ocupación y tiempo de residencia en el lugar. Aunado a esto, Zhang et al. (2018) mencionan que las diferencias en las actitudes de los anfitriones hacia los visitantes se deben, principalmente, al aspecto espacial, pues indican que en los destinos turísticos existen puntos geográficos con mayor densidad de turistas que otros.
Por otro lado, algunos autores expresan que un elemento que diferencia las opiniones es la tipología de turismo y el tipo de visitantes que llega a los destinos (Zerva et al., 2019; Ramírez et al., 2020); pues de acuerdo con Faulkner y Tideswell (1997) las actitudes positivas de los residentes se deben a las actividades específicas de los visitantes; por ejemplo, en el turismo deportivo, la comunidad ve con buenos ojos que sus habitantes realicen actividades deportivas al igual que los turistas (Ramírez et al., 2020).
Puntualizando en la heterogeneidad de las actitudes con respecto a la actividad turística, Ribeiro et al. (2013), destacan que los residentes de las Islas de Cabo Verde se agrupan en tres segmentos: optimistas, racionales e indiferentes. Lo anterior, sugiere que en un mismo destino es posible encontrar a personas eufóricas, molestas o adaptadas a la actividad turística, debido a que en los destinos turísticos las comunidades no necesariamente tienen intereses compartidos, sino que se componen de grupos e individuos con opiniones muy variadas.
Adicionalmente, un factor que influye directamente en las actitudes hacia el turismo es el tipo de interacción entre residentes y visitantes, pues dichos encuentros pueden afectar sus vidas personales, ya sea de forma positiva o negativa (Mason y Cheyne, 2000; Jurowski y Gursoy, 2004; Hall y Lew, 2009; Sroypetch, 2016). Además, Shariff y Thair (2003) argumentan que cuanto más dependientes (económicamente) son los residentes del turismo, sus actitudes serán favorables y apoyarán el desarrollo turístico.
2) Proceso lineal y secuencial de etapas
Otro de los elementos más cuestionados al índice de irritación de Doxey es que la propuesta es lineal, es decir, siempre va de la primera etapa (euforia) hasta la última (adaptación), lo cual establece que, al inicio del desarrollo turístico, los residentes se encuentran eufóricos por la actividad. En tal sentido, algunos autores respaldan esta situación; por ejemplo, Kwon y Vogt (2009), en su investigación corroboran que a mayor grado de desarrollo turístico las actitudes son negativas hacia éste. Asimismo, los autores evidencian que las actitudes positivas hacia el turismo se encuentran en destinos turísticos poco desarrollados. En el mismo tenor, Monterrubio et al. (2015) demuestran que los impactos percibidos del turismo pueden provocar irritación en un destino turístico consolidado, como sucede en Cancún, México.
A pesar de lo anterior, existen otros autores que mencionan que algunos destinos no inician con la etapa de euforia; un ejemplo de ello es el trabajo de Lepp (2008), quien argumenta que en el caso de los residentes de Bigodi, Uganda, éstos demuestran ansiedad, desconfianza y miedo, como una de las primeras actitudes hacia el turismo. De igual forma, Mason y Cheyene (2000) aluden que los residentes del Valle de Pohangina, Nueva Zelanda, no muestran actitudes positivas a pesar de que el desarrollo turístico se encuentra apenas iniciando.
En el mismo sentido, Şanlıöz-Özgen y Günlü (2016) mencionan que los aldeanos de las Villas de Kundu y Denizyaka, Turquía, se encuentran irritados y decepcionados, más allá que el destino se encuentra en la etapa incipiente de desarrollo turístico pues los autores relatan que se han presentado incidentes de violencia contra los turistas. Así, los investigadores exponen que la posible razón de esta situación es debido al crecimiento acelerado del turismo, gracias a la creación de grandes hoteles y establecimientos de empresas turísticas.
De la misma forma, Martins y Frotes (2011) mencionan que el modelo de irritación de Doxey postula que en los destinos turísticos altamente desarrollados, los residentes deben estar en etapa de irritación o antagonismo; situación que no coincide con su estudio realizado en Ponta Negra, Brasil, donde los autores demuestran que los habitantes ven con buenos ojos al turista a pesar de que se identifican impactos negativos en el lugar, ya que las personas están conscientes que no todo es culpa del turismo ni de sus visitantes.
Por otro lado, otro elemento criticado en el índice de irritación de Doxey es que este modelo no incorpora una fase de “predesarrollo”, pues de acuerdo con Hernández et al. (1996) algunos destinos turísticos se encuentran en la fase de planificación o descubrimiento del lugar, en donde los residentes muestran actitudes ambivalentes con respecto a las actividades turísticas realizadas; lo cual, sugiere que el índice se adecua específicamente a destinos con una actividad turística establecida (Lankford y Howard, 1993).
3) Temporalidad
El último punto criticado del índice de irritación de Doxey es la temporalidad, el cual, hace referencia a que este modelo ofrece una visión a corto plazo. Así, Şanlıöz-Özgen y Günlü (2016) recomiendan que el uso de la propuesta de Doxey debe de usarse para estudios longitudinales y no transversales, pues las actitudes de los residentes dependen de la historia local, las estructuras de poder y otros elementos contextuales en donde influye la actividad turística, las cuales están sujetas a la evolución y al cambio (Horn y Simmons, 2002; Akdu y Ödemiş, 2018; Zhang et al., 2018).
En el mismo sentido, Vargas-Sánchez et al. (2013) mencionan que otro elemento relacionado a la temporalidad, es la estacionalidad de la actividad turística, pues evidencian que los residentes actúan de manera diferente durante las temporadas bajas y altas. Estos autores sostienen que, en la región de Huelva, España, en el periodo donde hay menor afluencia de turistas, los residentes perciben más los beneficios del turismo que los costos y observan a los visitantes de forma más favorable.
De igual manera, Aznan e Isa (2015) mencionan que en el Parque Nacional Taman Negra, ubicado en Malasia, las actitudes de los anfitriones con respecto a los turistas varían de acuerdo a la temporalidad; en cuanto a los denominados “estacionales” (los que llegan en temporada baja) no son vistos como un problema, sino todo lo contrario, ya que este tipo de visitantes consumen lo que los habitantes ofertan, generando beneficios; situación distinta de los que arriban en temporadas altas, quienes adquieren paquetes de empresas encontradas fuera del destino.
4) Metodología empleada
En cuanto al proceso metodológico de los estudios revisados, la mayoría utilizan un enfoque cuantitativo, utilizando un cuestionario con preguntas cerradas y realizando análisis estadístico. Lo anterior es debido a que las investigaciones intentan generalizar los resultados a partir de la correlación de variables (Ribeiro et al., 2013). Así se pretende demostrar o refutar empíricamente el modelo de Doxey. En contraparte, la minoría de los trabajos se basan en una metodología cualitativa, de acuerdo con Monterrubio et al. (2015) y Şanlıöz-Özgen y Günlü (2016) esta metodología ha sido poco usada en el análisis de las actitudes y percepciones del turismo, sin embargo, cuenta con potencial para entender el punto de vista de las personas, principalmente, debido a que indaga sobre su punto de vista y sentimientos hacia la actividad turística.
Por otro lado, solo un documento realiza una aproximación mixta, en donde utiliza un cuestionario y un guion de entrevista como instrumentos. De igual forma, todos los trabajos son transversales y la mayoría presenta estudios en un solo destino turístico, mientras que otras tres investigaciones realizan estudios comparativos entre dos o tres lugares (Kwon y Vogt, 2009; Zamani-Farahani y Musa, 2012; Şanlıöz-Özgen y Günlü, 2016).
Propuesta a partir del modelo de Doxey
El anterior apartado muestra las ventajas y limitantes del índice de irritación, por lo que, a partir de éstas, se realizó una propuesta que reconstruye el modelo de Doxey (Figura 1).
De acuerdo con la Figura 1, existen agentes internos que, al relacionarse, influyen en mayor o menor medida en las actitudes. Específicamente, los que inciden en dichas actitudes son seis:
Desarrollo turístico: los destinos turísticos pueden estar ubicados en seis diferentes etapas: 1) planificación, 2) inicial, 3) desarrollo, 4) consolidado, 5) declive, y 6) rejuvenecimiento; situación determinada por la gestión turística del sitio (pública, privada o social), la oferta de productos y servicios, instalaciones turísticas y la afluencia total de visitantes en un lugar; en donde el número de éstos determina el nivel en donde se ubica.
Temporalidad: establecida por las temporadas bajas y altas en de la actividad turística, la cual es determinada por las fechas o periodos donde el número de visitantes en el destino incrementa o disminuye (Vargas-Sánchez et al., 2013).
Densidad de visitantes: es el número de turistas que llega a un determinado punto geográfico, ya sea atractivo turístico o espacio público (Zhang et al., 2018).
Tipología de turismo: contempla los diferentes tipos de turismo y turistas, de acuerdo con los recursos del destino (por ejemplo, rural, sol y playa, cultural, entre otras); específicamente, los visitantes presentarán actitudes en el destino a partir de características sociodemográficas, demográficas, económicas, psicológicas, culturales, entre otras.
Dependencia: es el vínculo creado hacia la actividad turística; mayormente es económico; así, en caso de que el turismo sea la principal actividad productiva para la población, hay la tendencia hacia una actitud favorable hacia ésta (Shariff y Thair, 2003).
Tipo de interacción: se refiere a la relación que tienen los turistas con la comunidad local, en donde puede ser directa, cuando los dos sujetos están en constante comunicación; o también indirecta, en la que las personas tienen nulos o escasos encuentros entre sí. Asimismo, estará influenciada por las diferencias y similitudes (culturales, sociales, políticas, entre otras) entre turistas y locales.
De esta forma, a partir de la interacción de los elementos podrán presentarse diferentes actitudes que podrán verse afectadas por los costos y beneficios del turismo; los cuales estarán estrechamente ligados a las actitudes de la comunidad local, en donde a mayores beneficios se tendrá euforia; mientras que, cuando existen más costos, prevalecerá la irritación o antagonismo entre los residentes. Es importante destacar que cuando el turismo no influya de manera significativa en el destino podrán encontrarse impactos ambivalentes; es decir, sin una postura clara sobre la actividad turística.
A pesar de que la propuesta generada mantiene los niveles de irritación de Doxey (euforia, apatía, irritación, antagonismo y adaptación); una diferencia se establece en que los residentes pueden encontrarse en distintas etapas, es decir, mientras algunos se encuentren eufóricos, otros pueden ser antagónicos hacia las actividades turísticas; pues las actitudes hacia el turismo son heterogéneas.
Del mismo modo, otro elemento diferenciador al índice de irritación de Doxey es que la etapa de adaptación no es considerada como la última, sino que ésta puede presentarse en cualquier momento, no importando si son impactos positivos o negativos, ya que las personas, al verse inmersas en un destino turístico, pueden tener actitudes resilientes (Luthe y Wyss, 2014; Cheer y Lew, 2018); pues ha sido demostrado que los residentes tienen esta capacidad, la cual les otorga facultades para cambiar de actitud de acuerdo con las experiencias relacionadas con el turismo (Filimonau y Coteau, 2020); es decir, pueden ir del antagonismo a la euforia, dejando a un lado la situación lineal y secuencial del índice de irritación.
Por otro lado, existen agentes externos al destino los cuales afectarán los elementos que inciden en los impactos y, subsecuentemente, a las actitudes de la comunidad local; por ejemplo, motivaciones de la demanda, la cercanía de los mercados, políticas nacionales e internacionales, crisis económicas, pandemias, desastres naturales, guerras, competencia con otros destinos, entre otras (Soares, Gandara e Ivars, 2012; Tirado, 2017; Gössling, Scott y Hall, 2020).
Por último, el uso de esta propuesta sugiere que sea en un primer momento transversal y posteriormente longitudinal, es decir, que sea puesta a prueba empírica en repetidas ocasiones en un mismo destino, para identificar la evolución de las actitudes hacia el turismo y los turistas que arriban al destino; además, es recomendable el uso de métodos cualitativos y cuantitativos para su aplicación, pues utilizarlos constituye “una herramienta de descripción, comprensión y explicación de los fenómenos” (Moscoso, 2017, p. 647).
Conclusiones
A pesar del avance en el estudio de los impactos del turismo, gran parte de la literatura enfocada en esta temática no propone elementos para analizar sus impactos. Algunos trabajos utilizan modelos con el fin de explicar los costos y beneficios generados por las actividades turísticas; dentro de las propuestas más conocidas y utilizadas se encuentran las de Butler (1974, citado en Wall y Mathieson, 2006), Doxey (1976), Doǧan (1989), y Ap y Crompton (1993), y; existen otras propuestas ad hoc para analizar destinos específicos (Long et al., 1990; Lankford y Howard, 1993; Ivars et al., 2013; Vargas-Sánchez et al., 2013; Zhang et al., 2018).
Además, gran parte de estos estudios han sido generados en países desarrollados, entre los que destacan Estados Unidos y Reino Unido. Estas propuestas se han probado de forma empírica en distintos contextos, en algunas ocasiones de manera exitosa; mientras que, en otras han sido severamente criticados. Particularmente, sobre el índice de irritación de Doxey (1976), algunas investigaciones resaltan su utilidad, ya que contribuye al estudio de las actitudes hacia el turismo; sin embargo, algunos autores argumentan que las características lineales, secuenciales, temporales y las actitudes homogéneas de los residentes, son limitantes en su uso y aplicación.
Por lo anterior, Getz (1994) afirma que el modelo de irritación no debe interpretarse como determinista; se deben tomar en cuenta otros factores que inciden en las actitudes hacia el turismo. Por ello, la principal aportación de este artículo fue realizar una propuesta tratando de mitigar las limitaciones del índice de irritación de Doxey, con la integración de elementos como el nivel de desarrollo turístico, la temporalidad, la densidad de visitantes, la tipología de turismo, la dependencia hacia la actividad y el tipo de interacción entre locales y turistas; pues se ha demostrado que éstos inciden en los impactos y actitudes hacia el turismo (Hernández et al., 1996; Amuquandoh, 2010; Deery et al., 2012; Ribeiro et al., 2013; Şanlıöz-Özgen y Günlü, 2016; Zhang et al., 2018). Adicionalmente, este documento no solo contribuye al debate existente sobre la utilidad del índice de irritación de Doxey, sino también propone una nueva posibilidad para explicar y analizar las actitudes del residente, pues la propuesta ayuda a identificar con mayor objetividad los impactos del turismo, no solo desde el punto de vista cuantitativo y transversal, sino también desde el enfoque cualitativo y longitudinal (Aref, 2010; Ribeiro et al., 2013; Slak, 2018; Ramírez et al., 2020).
Por último, la principal limitante del estudio es su prueba empírica, pues al ser una propuesta, deberá ser validada en diferentes destinos; no solo para dar una validez práctica, sino a partir de ella, generar estrategias para mitigar los impactos negativos y ayudar a forjar una planificación turística participativa en la comunidad local; la cual beneficie las actitudes hacia el turismo (Ribeiro et al., 2013; Şanlıöz-Özgen y Günlü, 2016; Zhang et al., 2018). Asimismo, este documento sienta las bases para futuras investigaciones sobre el tema y, al mismo tiempo, proporciona un marco conceptual para su aplicación general en los estudios de turismo.