Judith Butler, filósofa estadounidense y figura clave para comprender el pensamiento feminista contemporáneo, es profesora-investigadora de la Universidad de California en Berkeley, donde ocupa la cátedra Maxine Elliot de retórica, estudios de la mujer y literatura comparada. Re/conocida por haber suscitado una interesante disputa en la reflexión de los estudios de género por su propuesta, aglutinada en las páginas finales de su Feminismo y subversión de la identidad,“de la parodia a la política”, donde exponía su conclusión de la performatividad del género al aseverar que“no hay una ontología de género sobre la que podamos elaborar una política”(^{Butler, 2016, p. 287}). Sin embargo, en los últimos años (principalmente tras la publicación de Deshacer el género y Vida precaria, ambos de 2006 en su traducción al español) ocurrió un quiebre en su pensamiento cuando reformuló su pregunta sobre la agencia singular y colectiva al reflexionar no sólo en los modos singulares de subjetivación, sino más extensamente sobre la vida y los escenarios (empíricos/de pensamiento) en los que una vida cobra ese estatus ontológico.

En este contexto se empotran las reflexiones contenidas en Resistencias (2018), de Paradiso Editores, donde se reúnen dos escritos trascendentales para pensar la violencia contemporánea y nuestra conjunta e incipiente ontología vulnerable. El primer texto se trata de la versión actualizada de Repensar la vulnerabilidad y la resistencia, conferencia magistral ofrecida por Butler el 23 de marzo de 2015 en la Sala Nezahualcóyotl de la Universidad Nacional Autónoma de México. Así, quienes escuchamos atentamente (presencial/virtualmente) la reflexión de la filósofa pudimos darnos cuenta del interés genuino por interpelar/nos de nuevo en lo relacionado con la cuestión de la“libertad”ceñida a un conjunto de políticas de resistencia, de agencia y vulneración social, y la necesaria urgencia no sólo de la academia sino también del activismo político para tejer alianzas y, justamente, resistir la violencia contemporánea.

En 2015 México experimentaba un crudo duelo social por la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa tras la tempestuosa noticia emitida a finales de septiembre de 2014. Fue un recrudecimiento de la violencia estatal y policial anclada en el fenómeno del narcotráfico que no sólo ocasionó (y sigue haciéndolo) un terror social compartido, sino que nos condujo a repensar nuestro cuerpo como intersticio entre la vulnerabilidad y la resistencia. Con este acontecimiento (sobre la libertad de reunión, la desaparición forzada y la in/justicia política) empezó la conferencia Butler: “Sabemos que quienes se reúnen en la calle o en los dominios públicos donde la policía está presente siempre corren el riesgo de ser detenidos y arrestados, de ser maltratados, de resultar heridos, de morir”(^{Butler, 2018, p. 22}). Al accionar recuerdos sobre nuestra memoria histórica, se posiciona esta reflexión y se coloca el afecto de la rabia como un vínculo potente y necesario de exigencia política. La indignación transformada en rabia“para la exigencia de justicia y para el futuro político de la libertad”(^{Butler, 2018, p. 23}).

La aparición de los cuerpos en la calle supone, por lo tanto, una dimensión expresiva de sus mismos límites y alcances materiales. De tal forma, pensar que la vulnerabilidad aparece posteriormente a la exposición de nosotros (de nuestros cuerpos) en el asfalto sería una secuencia lógica errónea, ya que esto ocurre antes. Sin embargo,“esa condición de precariedad indica una vulnerabilidad que precede a la que las personas encuentran bastante gráficamente en la calle” (^{Butler, 2018, p. 25}). Así, se privilegia la figura de la resistencia corporal en la calle al mostrar cómo los cuerpos (en tanto expuestos al daño) se posicionan en un mapa ontológico de la reflexión política. En este sentido, Butler aclara que: “la condición de lo político es uno de los bienes por los cuales tienen lugar reuniones políticas: éste podría ser el doble significado de lo ‘infraestructural’ bajo unas condiciones en las que los bienes públicos se ven progresivamente desmantelados por la privatización, por el neoliberalismo […], por formas cada vez más aceleradas de desigualdad económica […], por tácticas antidemocráticas de lo autoritario […], por la violenta combinación de los intereses del gobierno y los cárteles”(^{Butler, 2018, p. 28}).

De tal forma el hilo argumentativo de la reflexión muestra que la resistencia pública de los cuerpos (colectivos) conduce a un registro vulnerable, y esa misma vulnerabilidad, en su sentido de exposición al daño, conduce a la resistencia. En efecto, la vulnerabilidad (como potencia política movilizadora) no es una condición sustancialmente existencial, sino una condición inducida socialmente, que inviste y afecta (precariza) aún más a determinados sujetos.

Así, Butler explica cómo nuestra vulnerabilidad originaria produce nuestra exposición y relacionalidad social, por lo que nuestra existencia se sostiene a partir de condiciones infraestructurales (casa, alimento, seguridad), y también de una particular situación en que unos dependen de otros. Lo anterior ayuda a entender la noción ontológica de los sujetos corporeizados. Por último, parece que no se puede pensar la vulnerabilidad sujeta y entrelazada con la conceptualización de la resistencia, “al pensar en la resistencia ya estamos empezando a desmantelar la resistencia a la vulnerabilidad con el fin -precisamente- de resistir”(^{Butler, 2018, p. 51}).

En el segundo texto, Los placeres de la repetición (1990), Butler se muestra interesada en desmembrar la teoría psicoanalítica y en dialogar con la fenomenología. De esta manera, analiza fenomenológicamente uno de los textos más importantes del psicoanálisis: Más allá del principio del placer, un ensayo especulativo y sombrío en el que Freud revisa la concepción del aparato anímico (sobre su función) y los principios que lo regulan. Es decir, es un análisis metapsicológico que vuelca la reflexión, de nueva cuenta, sobre los mecanismos y las sensaciones de placer-dis/placer. Hasta este momento, Freud sostenía que los registros anímicos estaban regidos por el principio del placer: las acciones e intencionalidades humanas se conducían por la vía del placer tratando de evitar sensaciones dolo(ro)sas.

Al comienzo de su ensayo, ^{Freud (1992, p. 7)} afirma que“ en la teoría psicoanalítica [se adopta] sin reservas el supuesto de que el decurso de los principios anímicos es regulado automáticamente por el principio de placer”. Esta tesis sobre dicho principio se argumenta con el supuesto de que siempre se interrumpe por una pulsión desafiante: la pulsión de muerte (Tánatos). Así, adquieren un distinto giro conceptual la clínica y la teoría psicoanalítica, ya que, hasta este punto, las acciones de los sujetos estaban regidas en tanto pulsiones sexuales suscritas solamente por el principio del placer. En ese orden de ideas, Freud busca ejemplos de repetición coordinados por el placer, y de estos mismos echa mano Butler para trazar su recorrido.

Al enfocar desde una óptica fenomenológica la compulsión de la repetición, Butler se pregunta: “¿Cómo explicar entonces los placeres de la repetición propiamente dichos, los placeres compulsivos y derrotados que no sólo acompañan varias formas de neurosis, sino que también las nutren y las sostienen?”(^{Butler, 2018, p. 56}). Mediante un diálogo constante con Edmund Husserl, Jean-Paul Sartre y Maurice Merleau-Ponty, Butler entiende en qué formas la repetición es importante para comprender las tramas del placer. Es decir, “el principio de placer parece estar directamente al servicio de las pulsiones de muerte; es verdad que también monta guardia en relación con los estímulos de afuera, apreciados como peligros por las dos clases de pulsiones, pero muy en particular con los incrementos de estímulo procedentes de adentro, que apuntan a dificultar la tarea de vivir” (^{Butler, 2018, p. 61}).

Es así como los textos convocados en Resistencias permiten vislumbrar no sólo los giros y las preocupaciones conceptuales de Judith Butler, sino también las lecturas de reflexión sobre las diversas posiciones-sujeto en el entramado vulnerabilidad-repetición-resistencia.